LOBO: El Asunto Qigly

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Edición original: Lobo núms. 1 a 6, Lobo Annual núm. 1 USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Alan Grant
Dibujo: Val Semeiks, Christian Alamy
Entintado: John Dell
Color: Gloria Vasquez, Carla Feeny, Gene DÁngelo, Stuart Chaifetz
Formato: Cartoné, 216 págs. A color.
Precio:21,50 euros

 

Abrir un cómic de Lobo, de los que se hicieron en los años noventa, es como recibir un bofetón en plena cara. Un personaje que nació como un antihéroe, sin mucha gracia, descafeinado, con un uniforme horrendo, resurge como un ave Fénix para hacer suya la primera mitad de la década de los noventa. Su éxito, rotundo y severo, tal y como fue enfocado por Keith Giffen y Alan Grant, con una nueva imagen, fruto del dibujante Simon Bisley, con cuero, tachuelas, calaveras, cadenas y mucha, pero mucha, mala leche. Una segunda juventud que hizo que Lobo pasara a ser el personaje estrella de la editorial. Las miniseries se sucedían una detrás de otra, Lobo, Lobo´s Back, Lobo Infanticidio, Lobocop, Lobo la Ardiente Cadena del Amor… todas con el mismo denominador común: la falta de respeto por todo y todos.

Con semejante concatenación de éxitos tan solo era cuestión de tiempo que Lobo acabara por disfrutar de su propia serie regular, algo que ocurrió en el año 1993. Con los guiones de Alan Grant y los dibujos de Val Semeiks el personaje no hizo sino regularizar su presencia mensual en las tiendas y seguir añadiendo violencia en una serie interminable de historias en las que poco o nada se profundizaba en el personaje. No se puede negar que la serie era fiel a sí misma, sin dobleces y honesta a la hora de venderse. Se trata de Lobo, no pidas más de lo que el personaje puede dar.

Y es ahora de manos de ECC, cuando regresa el gamberro, el último Czarniano, el hombre, el único caza recompensas capaz de hacernos sonreír en mitad de una orgía de violencia.

¿Pero funciona ahora de igual manera que en los años 90 la fórmula de destrucción masiva de Lobo?

Sinceramente, no.

El problema no es otro que ahora nos hemos sofisticado a la hora de mostrar la violencia y en Lobo tan solo hay eso, violencia e historias que la justifiquen, humor negro que ya no hace gracia y una sucesiva repetición de conceptos que hace mucho dejaron de ser eficaces.

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El principal problema de este primer tomo que recopila los seis primeros números de la serie y el primer anual de la colección, es el trabajo que desarrolla Alan Grant en solitario. Se añora la sutil, pero elegante, mano de Keith Giffen para suavizar este festival de puñetazos, disparos, sangre y vísceras, porque no se trata de soltar tacos, fumar puros y beber alcohol, Lobo es más que eso y Grant no es capaz de salir de esa simple interpretación del personaje.

En este tomo tenemos dos historias. La primera es la que podemos leer en el anual donde Lobo debe formar parte de un grupo de agentes de L.E.G.I.O.N e ir a investigar una extraña nave que ha aparecido en las cercanías de una singularidad espacial, al tiempo que, casualidades del destino, se le brinda la oportunidad de poder vengarse de una banda de piratas a los que se la tiene jurada.

Una vez superado este escollo, llegamos de lleno al despegue de su serie regular donde Lobo se dedica a ir a cazar criminales buscados en los que el dinero es lo único que importa. Un objetivo perseguido por muchos que obligarán a Lobo a enfrentarse con cientos de engendros alienígenas si quiere poder disfrutar de su merecida recompensa.

El trabajo de Grant se limita a generar una serie de situaciones en las que poder dar rienda suelta al Lobo misógino, mal hablando, grosero, traidor, rastrero y ultra violento. Sin unos personajes secundarios sólidos que respalden el argumento uno acaba borracho de tanto Lobo y aburrido de tantas viñetas cargadas de escenas de violencia. Es cierto que la serie no engaña, estamos ante un producto que magnifica al Lobo superventas y no avanza, al menos en los seis primeros números incluidos en el tomo, y que deja patente que la mejor forma de explotar al personaje no era mediante una serie regular, sino mediante mini series que permitieran quitarle el bozal y dejar suelto en el universo a esta bestia parda de piel pálida.

Las portadas venden una y otra vez lo mismo.
Las portadas venden una y otra vez lo mismo.

El humor resulta forzado, carente de gusto, siendo en algunos casos soez. Nunca está de más un buen chiste sobre cualquiera de las secreciones y desperdicios que un cuerpo genera, pero siempre y cuando el chiste esté bien contextualizado y no simplemente metido porque toca soltar alguno, generando una aburrida irregularidad de conjunto que acaba por sacar de la historia al lector.

La serie peca de querer ser demasiado fiel al personaje. Tal vez un enfoque diferente, menos encorsetado a lo que se había visto de Lobo hasta el momento, hubiera dado un mejor resultado. Pero claro, las ventas dejaban claro que la gente quería más del Lobo bruto, loco, salvaje y aniquilador y eso es lo que les dieron a los lectores.

Hay que matizar, y mucho, que la serie regular dista mucho de ser tan violenta como las dos primeras miniseries. El dibujo de Val Semeiks, aunque atractivo, no es capaz de desgarrar las retinas del lector como si lo conseguía el trazo duro y agresivo de Simon Bisley. Eso resta también enteros a la colección, ya que la violencia que se muestra se ve descolorida, carente de fuerza bruta y agresividad.

Y otra vez más.
Y otra vez más.

Semeiks cumple y cumple bien, aporta una narrativa superior a la de Bisley u otros dibujantes que se habían enfrentado a Lobo, pero su trazo más suave, su dibujo más limpio, dinámico y una más que carente capacidad para el diseño de tecnología alienígena lastran el conjunto, en los que los textos de Grant embarrancan estrepitosamente.

Un cómic irregular, carente de interés, proclive a los bostezos y que deja patente que este estilo y este personaje cubrió su cupo de palabras malsonantes en los noventa. Producto de la nerviosa última década del siglo, Lobo representa un estilo y unas formas que hoy en día precisan de algo más que chistes malos, puros y violencia. Los tiempos han cambiado, pero Lobo no y ese es precisamente el problema de esta colección que se esfuerza por llegar de nuevo a un público que ya no tiene ni volverá a tener.

  > Edición original: Lobo núms. 1 a 6, Lobo Annual núm. 1 USA Edición nacional/ España: ECC Ediciones Guión: Alan Grant Dibujo: Val Semeiks, Christian Alamy Entintado: John Dell Color: Gloria Vasquez, Carla Feeny, Gene DÁngelo, Stuart Chaifetz Formato: Cartoné, 216 págs. A color. Precio:21,50 euros   Abrir un…
Guion - 6.5
Dibujo - 7.5
Interés - 6.5

6.8

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Vosotros puntuáis: 8.86 ( 4 votos)
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Miki
Miki
Lector
19 septiembre, 2015 9:14

La primera miniserie de Lobo estaba muy bien, la segunda nunca me hizo gracia (aunque hay mucha gente que dice que le encanta) y a partir de ahí leí un poco más pero poco porque era todo cuesta abajo. Mierda grapada, hasta donde yo sé (y admito que sé poco porque pasé de la gran mayoría de historias).
Dicho ésto, me extraña mucho que a una historia a la que se pone a parir a lo largo de la reseña se le de un 6,5 de guión, sólo porque cumple con hacer una mierda porque se espera que de Lobo sólo salgan historias mierdas a mí no me da para aprobar un guión, mucho menos para puntuarla casi de notable, si no todos los hijos de la medianoche noventeros serían un sobresaliente y, aunque cumplen con lo que se pedía de ellos, son una mierda. Ya sé que este tema se ha hablado y es intransferible la valoración que hace un redactor y tal y cual pero oye, leyendo el texto esto no da ni para un 5, suena a incoherencia o a que se ha dado al botón que no era a la hora de poner la nota numérica.

Miki
Miki
Lector
En respuesta a  Gustavo Higuero
22 septiembre, 2015 22:54

No me suelo meter en los charcos estos de las valoraciones, sobre todo porque ya se ha hablado mucho del tema, pero es que en este caso concreto me ha parecido incongruente una vez que me he leído la reseña y he llegado a la nota de guión. A ver, desde mi punto de vista lo pones a parir (cosa que, por lo que recuerdo de estos números, es lo propio) y, aunque efectivamente vi la parte esta del público objetivo, me chirrió mucho. Los destellos (Grant es un buen guionista con mucho oficio, que no se me entienda mal) no suelen hacer que se perdone un comic malo en otros casos y de ahí que en éste precisamente, que lo recuerdo como una mierda, haya saltado en el comentario.
Entiendo que es tu opinión y que lo has motivado pero aun así he saltado.

Jack Knight
Jack Knight
Lector
19 septiembre, 2015 9:33

La verdad es que con la cantidad de series interesantes que hay para reeditar, ya podía ECC haberse decantado por otra cosa.
Yo disfruté como un enano de las miniseries iniciales de Lobo.

Pero sin Giffen y Bisley la cosa pierde su gracia. Lo que en principio era una parodia con muy mala leche de lo peor de los cómics de los 90 se convierte en lo mismo que intentaba parodiar.

frankbanner49
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Lector
19 septiembre, 2015 10:27

me ha parecido un analisís acertadisimo.incluso(para variar) estoy totalmente de acuerdo con la puntuación.

y,sí,es cierto,el territorio natural de LOBO son las miniseries,y no una serie regular.

y lo mismo para MARSHALL LAW.

muy buen trabajo,gustavo.

flashpoint
flashpoint
Lector
20 septiembre, 2015 3:09

Lobo fue inmenso. Incluso más que jesucristo jajajaja.
Hablando en serio. La serie de Grant no era mala solo que al estar inmersa dentro del universo DC estaba muy cuartada y limitada a las desiciones editoriales.
Es mas Levitz odiaba a Lobo y lo primero que hizo al convertirse en editor en jefe fue sacarlo casi por completo de la empresa. Lo enterró.
Estos no son malos cómics es solo que mostraron el espíritu de una época marcas por John Woo y Stallone.
Si viviste en los noventas y leíste estos cómics los encuentras muy buenos.
De todas maneras yo los recomiendo porque tienen su gracia.
No son peores que muchas de las historias que hacen hoy de Masacre.
Yo igual los tengo y los sigo disfrutando.