Jiletta o el caos frenético, de TEZUKA Osamu

La psicodelia según Tezuka

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2037

Edición original: Ue wo Shita e no Jiretta (上を下へのジレッタ) (Jitsugyou no Nihonsha, 1971)
Edición nacional/España: Jiletta o el caos frenético (Planeta Cómic, 2021)
Guion: TEZUKA Osamu
Dibujo: TEZUKA Osamu
Traducción: Marc Bernabé
Formato: Tapa dura. 400 páginas
Precio: 25,00€

La frontera entre el sueño y la ilusión

«Me dijeron que prefieren a artistas que sepan dibujar a chicas vitales y atractivas»

Durante los años 60 tuvo su auge la contracultura de la psicodelia, considerada como una verdadera manifestación del alma mediante la adopción de una actitud sinestésica, que estimulaba los sentidos hasta el punto permitir el acceso a nuevas vías sensoriales, las cuales se traducían en una alteración del espacio y el tiempo gracias al consumo de sustancias alucinógenas. Esta filosofía de vida, que surgió como consecuencia de diferentes episodios bélicos y movimientos en favor de los derechos humanos, no tardó en tener su reflejo en las diferentes disciplinas de la cultura popular, encontrando a sus precursores en los beatniks, representados por los escritores Allen Ginsberg, Jack Kerouac o William S. Burroughs, cuyas obras tendrían un gran impacto social que influyó a otros escritores, artistas, dibujantes, cineastas y músicos.

A pesar de ser una de las figuras fundamentales para el establecimiento en Japón de un nuevo orden social, económico y político tras el fin de la II Guerra Mundial a través de sus mangas, TEZUKA Osamu no permaneció ajeno a este movimiento artístico y cultural, más aún cuando su adorada Disney había hecho sus pinitos en este terreno incluso antes de que el propio término fuera acuñado, como se puede observar en diferentes escenas de películas como Fantasía, Dumbo,La Cenicienta o Alicia en el país de las maravillas. La innegable influencia del apartado artístico de estas obras, así como la permeabilidad que un genio de su calibre debía mantener hacia las corrientes artísticas imperantes en cada momento, lo llevaron a experimentar con un enfoque psicodélico, tanto a nivel argumental como en el aspecto gráfico, en la obra que nos ocupa.

En el año 1971, ya inmerso en su etapa más madura e interesante como mangaka, Tezuka comenzó a trabajar en esta serie, concebida como una sátira a la política de la época, el poder que estaban alcanzando los medios de comunicación, especialmente la televisión, y la cultura de la imagen, que además llama rápidamente la atención por estar protagonizada por tres personajes muy poco convencionales. El primero de ellos es Ichirô Monzen, un revolucionario productor televisivo y musical, tan vanguardista que sus creaciones no son comprendidas por los directivos de los medios para los que trabaja, a los que sorprende el éxito de sus propios programas. De esta manera, situaba como eje de la historia en sus primeros compases a un personaje ruin y sin escrúpulos, que solo busca la fama y el éxito personal a costa de quienes tenga que utilizar y sacrificar para alcanzar la consecución de sus inmorales planes, despertando en los lectores repulsión por el protagonista, al mismo tiempo que despertaba el interés por saber qué le ocurriría a continuación y si algún día encontraría la horma de su zapato.

El segundo personaje principal que aparece en la historia es Kimiko Echigo, una prometedora cantante con unos rasgos faciales poco agraciados, motivo por el que su productora la escondía como cantante enmascarada, una situación que la llevó a abandonarla para perseguir su sueño y convertirse en una estrella de la música, para lo cual se reúne con el afamado Monzen, quien le sugiere que debería hacerse la cirugía estética para ello. Sin embargo, cuando accede a hacerle una prueba, descubre que los rasgos faciales de Echigo se transforman cuando tiene un hambre mortal, convirtiéndose en una mujer de gran belleza. Tras hacerla firmar un abusivo contrato, comienza a planificar su carrera como cantante bajo el nombre de Chie Sayuri y lleva a cabo los pasos para que se convierta en una gran estrella internacional, maltratándola con una crueldad extrema, obligándola a pasar hambre y disponiendo de su cuerpo para ello.

El último de los personajes que conforma el trío protagonista es más convencional y recurrente en los mangas de aquellos años. Otohiko Yamabe es un prometedor dibujante de manga al que la suerte no sonríe, ya que tiene un talento que solo es percibido por su adorada Kimiko, ya que ambos se conocen al proceder del mismo pueblo y están enamorados el uno del otro. Yamabe trabaja como asistente de un reputado autor de mangas, que se aprovecha de sus ideas y habilidades para hacer pasar como suyo el trabajo de este desgraciado. Yamabe representará un obstáculo para Monzen, ya que advierte las tretas y manipulaciones con las que utiliza a Kimiko, oponiéndose a él firmemente.

Una vez presentados los tres personajes sobre los que gira la historia, Tezuka reconduce la trama introduciendo un novedoso elemento, que desde ese momento pasará a ser esencial en el devenir de la historia. Cuando Yamabe queda sepultado durante semanas bajo los cimientos de un edificio, adquiere la capacidad de acceder a Jiletta, una suerte de realidad alternativa que permite experimentar las ilusiones como si fueran reales, y cuando es encontrado, el médico que lo ausculta es transportado a este plano de ensoñación, sirviendo como prueba de que el torturado dibujante es ahora un catalizador que permite al resto de personas acceder a Jilleta, lo cual lo pondrá en una delicada situación de la que Monzen intentará aprovecharse una vez más en su beneficio.

Una vez más podemos comprobar cómo Tezuka establecía pequeñas conexiones con el contexto sociopolítico en el que surgió la obra, como la importancia adquirida por la televisión durante la década de los 60, el boom de múltiples formatos de programas para dicho medio, o el reflejo de las revueltas estudiantiles y la presencia de la extrema izquierda en el convulso panorama político de la época. Sus famosas píldoras de realidad se entrelazan sutilmente con los hechos fantásticos del argumento, enriqueciéndolo y dotándolo de mayor verosimilitud. A través de estas dosis de realidad, planteaba una crítica tanto a los dirigentes políticos como a las furibundas masas que asistían a las protestas, a la presencia de los medios de comunicación en la vida de las personas y su creciente poder o al culto y obsesión con la belleza.

En el dibujo, encontramos a un Tezuka que utiliza multitud de viñetas pequeñas, en contraste con las de otros trabajos, como si mostrara la historia a través de las televisiones que habían poblado los hogares de los japoneses. Además, acompaña el marcado trasfondo psicodélico de la obra con formas retorcidas y divertidas soluciones gráficas en las que todo está permitido para dar rienda suelta a las ilusiones que experimentan aquellos que acceden a Jiletta.

Jiletta o el caos frenético vio la luz por primera vez en las páginas de la revista Manga Sunday, de la editorial Jitsugyou no Nihonsha. Las dos primeras veces que fue recopilada en tomo, se hizo en un único volumen, para lo que hubo que suprimir muchas páginas de la segunda mitad de la obra, lo cual lastraba la experiencia lectora y contribuía a que el público tuviese una imagen pobre de la misma. No obstante, a la tercera va la vencida, viéndose publicada finalmente como el autor la había concebido, eliminando solo algunas páginas en pos de un mayor dinamismo narrativo, siendo esta la versión que ha llegado a nuestro mercado. Este título se presenta siguiendo los estándares establecidos por la editorial para la Biblioteca Tezuka, manteniendo el mismo formato y la misma estética que el resto de volúmenes. Así, nos encontramos ante un tomo de tamaño superior al estándar A5 (150×230 mm), en tapa dura sin sobrecubiertas y con un total de 400 páginas, que recopilan la obra en su totalidad y un breve epílogo firmado por el propio autor. De esta manera, Planeta Cómic continúa ampliando esta imprescindible colección, haciendo justicia a la importancia de este autor y permitiendo acceder a obras que hasta la fecha permanecían inéditas en nuestro país, dejándonos a la espera de los nuevos títulos que publicarán en los próximos meses.

Lo mejor

• La experimentación formal y la influencia de la corriente psicodélica.
• El uso de personajes poco convencionales.
• El giro argumental que se produce a mitad de la obra.

Lo peor

• El argumento podría ser algo más conciso.
• El vejatorio trato hacia los personajes femeninos de la obra y la falta de profundidad de los mismos.

Edición original: Ue wo Shita e no Jiretta (上を下へのジレッタ) (Jitsugyou no Nihonsha, 1971) Edición nacional/España: Jiletta o el caos frenético (Planeta Cómic, 2021) Guion: TEZUKA Osamu Dibujo: TEZUKA Osamu Traducción: Marc Bernabé Formato: Tapa dura. 400 páginas Precio: 25,00€ La frontera entre el sueño y la ilusión "Me dijeron que…
Guión - 7.6
Dibujo - 7.8
Interés - 7.2

7.5

Diletta o el caos frenético es un divertido y poco convencional trabajo del Dios del manga, una ácida historia conectada con la realidad política y social del momento ejecutada mediante interesantes y llamativos recursos gráficos, que nos permiten conocer una faceta distinta de este gran autor.

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Fer García
Abandoné la Logia Negra y llegué a la ciudad de Málaga en 1984. Mis primeras lecturas fueron los clásicos francobelgas y los cómics de un ratón y unos patos que, años más tarde, gobernarían un vasto imperio. Devoré tiras de prensa, hasta que un niño con cola de mono apareció en mi televisor buscando unas bolas mágicas y el manga me atrapó. Pasé años en blanco y negro, pero los superhéroes llenaron mi vida de mallas y capas de colores. Sobreviví a la Era Hiboria en compañía de un bárbaro y su espada salvaje. A finales de los 90 sentí vértigo, el arenero me llevó al mundo de los sueños y caí en los oscuros abismos del underground. Viajé en el tiempo a través de la banda de Moebius, desde el salvaje Oeste al Largo Mañana. Un mago de Northampton me contó grandes historias y su hijo calvo me dio setas alucinógenas. En Italia probé el fumetto y un marinero maltés me llevó hasta la Pampa argentina, donde tuve mi último recreo antes de conocer al hombre eterno. He estado en Camelot en los días del Rey Arturo, en el planeta Mongo y en las letras del Oceáno Atlántico. En mis aventuras siempre estuve acompañado por un asombroso grupo de profesionales españoles. Los escritos del maestro Eisner me revelaron los secretos de un nuevo lenguaje y ahora solo veo el mundo en viñetas... Cómic camina conmigo.
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