Batman: El Nacimiento del Demonio

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Variación sobre la portado original de BreyfogleEn el segundo número del coleccionable sobre Ra’s al Ghul que nos está ofertando Planeta DeAgostini, y que va junto con el número 3, aparece una aventura especialmente reseñable: Batman; El Nacimiento del Demonio. Es ésta la mejor historia que he leído de este complejo personaje. La narración que con mayor habilidad le he visto dibujar a Norm Breyfogle. Y una de los relatos donde Dennis O’Neil demuestra con más claridad la maestría que algunos le atribuyen y que no siempre consigue traducir en sus guiones.
La historia trata, como su título ya señala, el origen Ra’s al Ghul tal como hoy día lo conocemos. Con los contrapuntos, al principio y al final, del enfrentamiento de rigor entre él y el Señor de la Noche. El corazón del relato da mucho de sí y se hace patente que tanto guionista como dibujante lo acometen con todo su empeño.
Breyfogle es un dibujante extraño para los estándares del mainstream, con un dibujo esquemático y expresionista no del todo de mi agrado. Su Batman tiene algo de la interpretación de Bill Sienkiewicz entrecruzada con la de Neal Adams. Es un Batman estilizado y más icónico que realista en muchos momentos. Aún así, en esta obra Breyfogle asume la autoría total de la parte gráfica y llega a ofrecer un más que meritorio trabajo. Con hábiles y arriesgados hallazgos en cuanto a narrativa y composición de página, un acabado a color atractivo y harmonioso y algunos dibujos realmente preciosos. Falla alguna vez en la sobreactuación con la que retrata a los personajes, pero son momentos puntuales que no desvirtúan apenas lo conseguido del apartado gráfico en su conjunto.
Pero si los logros de Breyfogle al dibujo son notables, aún lo son más los de O’Neil al guión. Ra’s al Ghul es uno de esos personajes con carisma, de pasado misterioso, al estilo de lo que habían sido Lobezno y el Joker, por poner sólo dos ejemplos. Y cabe decirse que en el Nacimiento del demonio, tal como pasaba en La Broma asesina, lo contado no desmerece para nada de lo previamente sugerido e imaginado acerca del personaje protagonista a partir de sus historias anteriores.
O’Neil construye para Ra’s Al Ghul una biografía repleta de contrastes donde nobleza, venganza y crueldad se dan la mano y componen el perfil de una figura sobre la cual resulta difícil emitir un juicio unánime y sencillo. La aversión a la muerte, el deseo de conocimientos, el amor por su mujer, la compasión hacia los débiles, la fidelidad para con sus amigos, son algunos de los elementos que le retratan en la primera mitad de la obra y hacen que lleguemos a sentir respeto por el personaje. Pero el choque y la desmesura con la que esos mismos elementos se entrelazan e interaccionan con el desenlace de la trama, derivan en el Ra’s al Ghul que conocemos; alguien que se sitúa más allá de los convencionalismos del bien y del mal y que ha perdido la perspectiva de las cosas hasta el punto de acabar destruyendo parte de lo que antes había sido y amado. Y es ésta, su misma tragedia, lo que hace que a pesar de su crueldad presente, aún podamos contemplarlo con una cierta comprensión.
Y con todo ello O’Neil y Breyfogle nos ofrecen una obra, sin duda, compleja y a la vez entretenida. Poética y dura al mismo tiempo. Que merece ocupar un puesto de honor en cualquier coleccionable sobre el universo batmaniano que se precie.

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