Batgirl: la vuelta al manto de Barbara Gordon

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A pesar de ser uno de los personajes más populares, en sus distintas encarnaciones (Batgirl y Oráculo), del Universo DC, la verdad es que Barbara Gordon no había disfrutado de su propia serie regular desde su creación, a punto de llegar al medio siglo. Cassandra Cain primero durante seis años consecutivos y Stephanie Brown durante otros dos habían sido las protagonistas de la cabecera Batgirl desde el año 2000, mientras una todavía paralítica Bárbara esperaba su turno junto a Canario Negro en Birds of Prey, primero en las eficaces manos de Chuck Dixon y luego en las apasionadas de Gail Simone. Precisamente, en las manos de esta última y con la incorporación al elenco de protagonistas de La Cazadora, la popularidad de este título (pocos lo recuerdan, pero Warner Bros llegó a producir una lamentable adaptación televisiva de 13 capítulos) subió por las nubes, y el binomio entre guionista-protagonista (pelirrojas ambas) trascendía claramente entre el imaginario colectivo de los lectores de DC, animado por la propia autora en entrevistas y redes sociales.

Así pues, cuando Dan Didio, Bob Harras y Jim Lee decidieron de la noche a la mañana resetear el Universo DC con 52 nuevos títulos, Gail Simone fue la elegida para guionizar el primer volumen de Batgirl/Barbara Gordon. ¿El cambio más significativo? Barbara volvería a andar, 25 años después de que Alan Moore la despojara del uso de sus piernas en un golpe de efecto histórico en La Broma Asesina, del cual curiosamente años más tarde se arrepentiría. Los deseos de los aficionados se iban cumpliendo uno tras otro y cualquier noticia (nuevo uniforme, portadas de Adam Hughes…) elevaba las expectativas al máximo. Nada podía salir mal. O sí. Porque la etapa de Gail Simone al frente de Batgirl puede definirse, sin riesgo a equivocarse, como decepcionante.

Batgirl bajo Gail Simone y Mike Marts
Batgirl bajo Gail Simone y Mike Marts

Muchas son las casusas de este fracaso creativo. Por un lado, una menor inspiración creativa de Gail Simone, que dejaba atrás sus buenos años (donde triunfaba simultáneamente con Wonder Woman, Secret Six y la mencionada Birds of Prey). Sus otras series de LosNuevos52 (la breve y olvidada Fury of Firstorm: The Nuclear Men, de la que salió espantada) o la sosita The Movement son buena muestra de ello. Por otro lado, no ayudaron nada las clásicas imposiciones editoriales de Didio y compañía durante los tres primeros años post-reboot, sumado a una inmersión continua en los bat-crossovers de turno. No en vano, Gail Simone llegó a estar despedida durante un mes de la serie a finales del 2012, un año de puertas giratorias en la casa de Didio. Unos secundarios y unos villanos sin carisma, un desaprovechamiento del James Gordon Jr. de Scott Synder y el baile de dibujantes tampoco ayudaron nada. La serie necesitaba un relanzamiento cuanto antes y el primero en verlo fue Mark Doyle, editor de la bat-franquicia desde la (afortunada) marcha de Mike Marts a Marvel. En palabras de los autores, “todo ha sido gracias a Mark. No puedo imaginarme la de veces que los autores le habrán propuesto a DC hacer algo similar con Batgirl. Quizá hasta veinte años. Pero ha sido Mark quien ha tenido la visión y las fuerzas para hacerlo. Nos dijo que quería hacer esta versión de Hogwarts hipster con Batgirl.“ Así pues, Doyle, amigo personal de Scott Snyder y una de las figuras claves de la actual DC, puso en marcha un plan que daría sus frutos. ¡Y qué golosos!

Relanzando Batgirl, que es gerundio

“La vida de Batgirl ha sido un sufrimiento constante durante los últimos años y no debería ser siempre así. Porque Barbara también quiere tener la oportunidad de poder hacer cosas divertidas y poder vivir la vida de una adolescente soltera en Gotham City.”, comentaba Cameron Stewart, el nuevo guionista de la serie durante al anuncio del relanzamiento, añadiendo a continuación: “Durante nuestra etapa, Barbara se merece un respiro y en esta nueva etapa pondrá un punto y aparte en su vida, dejando atrás toda esta oscuridad y miseria en busca de un cambio. Llevará sus cosas al distrito cool de Burnside, para centrarse en su posgrado.” Toda una declaración de intenciones, donde además prometía sustituir el anterior «grim & gritty” por un tono más alegre. Con esta serie, Stewart, el más conocido del nuevo equipo creativo, asumiría el rol guionista por primera vez en su carrera. Reconocido por sus numerosas colaboraciones junto a Grant Morrison (Seaguy, Batman and Robin, Seven Soldiers) o incluso la ya lejana Catwoman de Ed Brubaker. Sin embargo, tras algún pinito esporádico, nunca había sido el encargado de guionizar una serie regular, aunque demostradas sus habilidades, queda claro que ha aprendido bien de los mejores, aplicando ese ritmo condensado de Morrison (la serie está estructurada en torno a capítulos autoconclusivos) y unos diálogos excelentes made in Brubaker, apoyándose en referencias culturales y un uso de las redes sociales dentro de los cómics que hacen empatizar a Barbara con los lectores de hoy en día.

Pero estos no serían los únicos cambios, porque si uno de los principales problemas de la etapa Simone eran las continuas interferencias dentro de una férrea continuidad, la nueva etapa de Batgirl irá por libre, ajena al crossover de turno de los bat-títulos. Brenden Fletcher (cuyos únicos créditos como escritor corresponden a una historia de Wednesday Comics), co-guionista de la serie, afirmaba que “las historias se cuentan por sí mismas, ciertamente están dentro de la continuidad oficial, pero no directamente influenciada por eventos de otros cómics. Nuestro primer número es perfecto para que puedan engancharse nuevos lectores”. Consiguiendo una mezcla perfecta entre el Girls de Lena Dunham o, ¿por qué negarlo?, el Ojo de Halcón de Matt Fraction y David Aja, pero manteniendo la esencia de Batgirl debajo de la capa de maquillaje, el título cosecharía críticas notables y alabanzas desde el primer número. Tampoco tardarían en llegar las comparaciones con Peter Parker (en su filtro Ultimate). Novio policía que ama a Barbara pero desprecia a Batgirl, aunque, curiosamente, esa misma dinámica impregnaba los primeros números de The Flash en LosNuevos52, con Patty Spivot de novia de Barry Allen. Es decir, realmente, la dinámica Clark/Lois/Superman clásica (pre-reboots 1, 2 y 3).

Batgirl bajo Stewart, Fletcher, Tarr y Mark Doyle
Batgirl bajo Stewart, Fletcher, Tarr y Mark Doyle

Al tándem Stewart-Fletcher se le uniría, en el apartado gráfico de la serie, Babs Tarr, una novata en el mercado del noveno arte que firmaría sus primeros cómics en la serie y que, con bocetos del mucho más experimentado Stewart, marcaría un nuevo estilo visual rupturista con LosNuevos52 en particular y con el resto de producción USA en general. Ante ese reto, Tarr comentaba que “Batgirl será mi primer cómic, y no podría estar honrada y animada con este desafío. Estoy tratando de dejar mi sello en esta historia, aunque sé que tengo unos zapatos muy grandes para rellenar”. Y, no adelantaremos acontecimientos pero Tarr ha conseguido marcar un nuevo estilo visual que ha salpicado significativamente el estilo reinante en la DC post-Convergencia. No en vano, los autores aprovechan el tercer número de la serie para introducir una meta-crítica al medio. El villano de turno intenta acabar con la buena reputación de Batgirl, y para ello hace una exposición, donde vemos a una Batgirl posando como una modelo-objeto cualquiera, donde lo importante es enseñar carne y curvas, y no el propio personaje femenino, algo aún tan popular en este medio. Alysia, amiga de Barbara y ajena a la identidad civil de Batgirl, saca su lado más activista para criticar la exposición: “No sé quién es más narcisista, si el autor o la sujeto”. La falta de responsabilidad social, aprovechando algo que llega a tantos ojos, enerva a la ex-compañera de piso de Barbara. Esta, mientras tanto, se siente violada al verse expuesta así, para el disfrute de su amiga Dinah Lance, mientras que su nueva compañera de piso Frankie es atraída por una obra en la que se ve una Batgirl envuelta en oscuridad, anclada en una silla de ruedas. Subliminalmente, los autores nos demuestran que una obra no solo se puede vender o a través del sexo o de la oscuridad, siendo esta nueva etapa es una buena muestra de ello. Barbara ya no va por las esquinas lamentándose de no estar en una silla de ruedas, sino que lo que le pasó fluye en la trama de forma totalmente orgánica, para hacer evolucionar al personaje. Barbara puede ser Batgirl, sin que el hecho que haya dejado de ser Oráculo haya sido un lastre.

Protagonista rejuvenecida, secundarios carismáticos

Pero, espera un momento: ¿Hemos dicho Dinah Lance? Pues sí. Porque Stewart aprovecha para rescatar de la mediocridad absoluta en la que había sido sumida Canario Negro durante LosNuevos52. Si la etapa de Gail Simone era muy criticable, al menos la acompañaban las ventas, y un intento de hacer algo con Babs, aunque provocara una opinión muy polarizada entre los aficionados. Pero Canario Negro había sido borrada de cualquier relación anterior conocida, más allá de las integrantes de las Aves de Presa. Aunque los primeros números del tándem Duane Swierczynski/Jesús Saiz no estuvieron nada mal (nótese la eufemística forma de evaluar el resto de producción inicial de LosNuevos52), la calidad del título enseguida cayó en picado para desgracia de los seguidores de Canario Negro. Con la cancelación de la cabecera las protagonistas encontraron refugio en otras series: Batgirl en su serie propia, Katana la llegó a tener a la vez que formaba parte de la primera Justice League of America y Poison Ivy, en su condición de villana de Batman, lo tenía fácil para reaparecer. Dinah, sin embargo (y pese a su supuesto tirón comercial a raíz de su importancia en la serie de televisión Arrow) no encontraba su sitio en los títulos DC. Al menos, Stewart ha sabido reutilizarla en la serie, presentándola como una insufrible pero adorable compañera de piso a la fuerza, ganándose a fuerza el apodo de Bitchy Canary (Canario Perra), puesto que tras todas sus desgracias recientes su actitud recuerda en ciertos momentos a la de la mejor Emma Frost o Cersei Lannister. No en vano, esta (re)interpretación de Dinah ha sido tan popular que DC ha tenido a bien darla su propia serie regular tras Convergencia (segunda regular de toda su historia, tras la de 1993), escrita por el propio Brenden Fletcher (en su tercera serie en DC tras Gotham Academy) y con dibujos de Annie Wu (Hawkeye). Este pseudo-spin-off de Batgirl es una muestra más de la nueva línea a seguir adoptada por DC Comics, buscando canalizar el éxito de público de esta serie en el resto de su catálogo.

Además de las mencionadas Alysia Yeoh (creada por Gail Simone y el primer personaje transexual de cómics), Dinah Lance o la nueva compañera de piso Frankie, quien vive pegada a un teléfono móvil, también adquieren importancia los nuevos y particulares ¿villanos? de la serie, con un filtro Ultimate y moderno bastante significativo, rupturista con lo visto anteriormente. A ello ayuda claramente el aspecto gráfico general de la serie, menos deprimente y oscuro que lo anterior, pero es sin duda gracias a la motivación de estas nuevas “némesis” por lo que los personajes desprenden carisma. Villanos de usar y tirar (dado que la serie está estructurada en capítulos autoconclusivos) pero con un aspecto liviano, nombres campy/hipster y reivindicaciones sociales distorsionadas. Desde el blanco que va de rapero-gánster con rastras y sobredosis de piercings y tatuajes, propenso a la extorsión vía redes sociales hasta unas gemelas motoristas con katanas salidas de una serie japonesa, pasando por el absurdo Dagger Type y su gusto por un transformismo con un desequilibrio moral lleno de intereses totalmente materialistas, egocéntricos y engañosos con su público. Villanos estudiados que sirven para explotar puntos fuertes de Barbara, quien por arte de magia recupera la inteligencia que la hizo famosa, rasgo apartado y abandonado durante la etapa Simone en favor de una protagonista Mary Sue desesperante, algo que Stewart ha sabido identificar posiblemente leyendo un par de foros de Internet. Metáforas y críticas sociales se dan cita de forma nada pretenciosa en todos los capítulos, como en el episodio donde el daño visual se impone al daño físico y en el que Batgirl tendrá que encontrar la manera de encerrar a Jordan Barberi, prepotente hijo de ladrón de bancos y protagonista del nuevo Gotham Shore… digo… Gotham Heights de turno, moviéndose por encima de la ley en base a talonario y cara bonita.

Sin polémicas no hay paraíso

Otra marca de identidad de la serie muy agradecida por los lectores ha sido el alejarse de la sombra del murciélago y su asfixiante continuidad. La primera referencia al murciélago la encontramos, casi de pasada, en el cuarto número del primer arco argumental (de seis números y una historia corta en Secret Origins #10). Y la referencia es tajante, como si la figura de Batman fuera DC Comics, con los guionistas dejando claro que no iban a recibir interferencias externas, aunque fueran conscientes de su existencia. No en vano, cuando ha llegado la hora de cruzar a Batgirl con un nuevo crossover, desde la editorial optaron por sacar un número especial ajeno a la serie mensual, facilitando la vida a autores y lectores a partes iguales. Aunque no todo han sido aciertos y halagos, porque la bipolarización on-line en torno a la reacción de Barbara ante una enemiga que resultó ser en realidad “un enemigo” duró días en las webs americanas. Una mala interpretación de palabras, la aparente amnesia puntual de Barbara respecto a que ya tenía una amiga transexual y algunas mentalidades ancladas en el pasada fueron la excusa para atacar a la serie y los creadores. Cameron Stewart pidió disculpas, la gente molesta afortunadamente las aceptó, y pudo terminar la etapa sin más problemas….

La polémica portada. ¿Acertaron no publicándola?
La polémica portada. ¿Acertaron no publicándola?

Al menos hasta la siguiente polémica, esta vez entre autores y originada por el departamento de marketing de DC Comics. Una portada alternativa, homenaje a La Broma Asesina por parte del dibujante Rafael Albuquerque, encendía las iras de aquellos que veían reflejada todo lo negativo de esa obra, así como un retroceso hacia la etapa de Gail Simone. Cameron Stewart se puso nuevamente del lado de las protestas de Internet, y derivó en que el portadista original retiró la portada ante la división de opiniones. Si el guionista quería control sobre qué y cómo se publicaba, pues no habría nada que publicar, y tras la vuelta de Convergencia carecerá la serie de portadas alternativas temáticas. Y es que los reality shows no sólo están en las páginas de la nueva etapa, hay cosas que parece que la serie es incapaz de dejar atrás. Porque bastante tuvieron que aguantar ya los autores por arrancar su etapa mostrando a Barbara de resaca sin recordar “nada” y habiéndose liado con un desconocido, si bien al final del número la cosa no había sido para tanto. O que parezca ahora que tenga 16 años, como si no viviéramos en una sociedad donde el cine y la televisión usan actores y actrices de veintitantos, para hacer papeles de adolescentes. O los intentos filtrados de los autores por inducir a DC Comics a relanzar la serie desde un nuevo número uno, mucho más atractivo (y remunerado), aunque a nivel de recopilatorio si han obtenido un número uno, para diferenciar su etapa con la de Simone. Por momentos la serie parece que vive de polémica en polémica, aunque al menos ha servido para mantenerla en el ojo del huracán y elevar sus ventas, algo de lo que realmente la serie nunca anduvo mal. Porque a pesar del desastre creativo de etapa de Gail Simone, las ventas siempre acompañaron al título durante los tres años y 34 números en los que estuvo al frente. Es cierto que los 81000 ejemplares de la primera entrega (Septiembre 2011, puesto 12 de ventas) quedaban lejos, pero, picos puntuales por el crossover de turno aparte, antes del segundo año la serie se estabilizó en torno a unas aceptables 34000 unidades (puesto 60 de ventas, 20 entre las series de DC) y con esas cifras concluyó la etapa Simone. Con la llegada del nuevo rumbo, los aficionados apoyaron la serie, situándola en el Top20 con 62000 unidades, que irían descendiendo hasta los 40.000 con el parón durante Convergencia. Queda por ver la evolución de la serie en futuros meses.

La “Batgirl-ización” DC

Si hay algo que ha quedado claro durante este primer medio año del relanzamiento es que Batgirl está en buenas manos. El tándem Stewart/Fletcher/Tarr, protegidos y animados por el editor Mark Doyle, tienen ideas para rato y ya insinúan con confianza cruces entre las cabeceras de Batgirl y Black Canary para finales de año. Durante los meses de Abril y Mayo la serie se toma un descanso mientras DC Comics traslada de su sede histórica de Nueva York a la mucho más hollywoodiense sede en Burbank. Durante estos dos meses, el prescindible evento semanal Convergencia les toma el relevo, con miniserie de dos números de Batgirl incluida a cargo de Alisa Kwitney (antigua editora de algunos títulos Vertigo) y el añorado Rick Leonardi, donde se recupera a Stephanie Brown y Cassandra Cain en el manto de Batgirl. A la vuelta de la mudanza, DC Comics da oficialmente por finalizado la etapa LosNuevos52 (Septiembre 2011-Mayo 2015) y aunque la continuidad se mantiene esta vez (les habrá costado resistirse a sus impulsos más básicos), la mentalidad en el catálogo editorial ha cambiado. De la noche a la mañana y a la sombra del éxito entre crítica y público de Batgirl (algunos dirían que en realidad la precursora de este cambio de modelo viene a raíz de la popularidad de Harley Quinn), los editores han apostado por acercamientos similares, donde lo “hipster” y “luminoso” sustituyen al “grim & gritty” o a las rayitas made in Jim Lee y donde autores semi-desconocidos brotan entre los créditos de los títulos, sustituyendo a la vieja guardia de DC. Títulos como Bizarro (por Heath Corson y Gustavo Duarte), Martian Manhunter (Rob Williams y Eddy Barrows), Midnighter (Steve Orlando y ACO), Prez (Mark Russell & Ben Caldwell), Starfire (Amanda Conner & Emanuela Lupacchino) o We Are Robin (Lee Bermejo y Rob Haynes) se cuentan entre los más esperados. De lo que no cabe duda es que Batgirl ha sentado un precedente y si hay alguien que va a salir ganando, serán los aficionados de DC Comics.

La portada del Batgirl #50 mostrando la evolución tras año y medio
La portada del Batgirl #50 mostrando la evolución tras año y medio

Texto publicado originalmente en la revista Dolmen 239

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