Avatar: El destino de Tsu’tey, de Smith, Duursema y Dzioba

Un repaso a los sucesos de la primera película desde los ojos de Tsu’tey.

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Edición original: Season of the Bruja (Dark Horse, 2019)
Edición nacional/España: Avatar: Tsu’tey’s Path (Panini Cómics, 2021)
Guion: Sherri L. Smith
Dibujo: Jan Duursema
Color: Wes Dzioba
Formato: Tapa dura. 144 páginas. 19,00 €

CUANDO PANDORA DEJA DE SER ESPECTACULAR

La primera película de Avatar causó furor entre el público cuando se estrenó, hace ya más de una década. Su espectacular acabado visual y el reclamo del 3D atrajeron de forma masiva al público hasta convertirla en la película más taquillera de la historia. Ahora, cuando ese 2009 nos parece ya una recuerdo lejano, James Cameron quiere recuperar la saga por todo lo alto, con un total de cuatro secuelas en forma de largometraje que expandan el universo de Avatar (la primera de ellas estrenada el pasado diciembre, como seguramente recordaréis) y unos bastante menos mediáticos cómics que se empezaron a publicar en 2019 en el mercado norteamericano. Hace unas semanas os trajimos la novedad del momento: Avatar: La próxima sombra. Hoy, retrocedemos algo más en el tiempo para hablaros de esos primeros cómics de Avatar que comenzaron a publicarse hace cuatro años.

Avatar: El destino de Tsu’tey promete llevarnos por un recorrido que repase los sucesos de la primera película desde un punto de vista distinto. En sus páginas veremos cómo Tsu’tey, uno de los personajes más importantes de la cinta, vivió todo lo ocurrido. El objetivo es entender algo mejor los cambios que atraviesa, ya que no se les pudo dedicar tanto metraje como seguramente le hubiera gustado a Cameron en la cinta original. Editada originalmente por Dark Horse Comics a modo de miniserie de 6 números, Panini Comics la trajo a España en forma de tomo recopilatorio en 2021.

Hablemos primero de las autoras, pues es posible que a muchos no os suenen sus nombres. En el apartado del guion tenemos a Sherri L. Smith, una escritora estadounidense que es conocida principalmente por sus novelas para jóvenes adultos. Aunque son novelas que han tenido buena acogida más allá del charco, su repercusión no es muy elevada por estos lares. Su trabajo en cuanto a cómics se centra principalmente en licencias, destacando por curiosa su participación en algunos cómics de Los Simpson y por reciente su trabajo en un cómic del universo del videojuego Cyberpunk 2077.

En el apartado del dibujo tenemos a Jan Duursema, una artista con una carrera mucho más dilatada en cuanto a cómics se refiere. Ha participado en proyectos para Marvel, DC y prácticamente cualquier editorial norteamericana que podáis pensar. Sus trabajos se centran igualmente en adaptaciones de licencias, contando entre su obra también, curiosamente, con cómics de Los Simpson (aunque no los mismos que los de Smith) y sobre todo con cómics de Star Wars, franquicia en la que ha participado de forma muy activa.

Un dato curioso para los amantes de la saga intergaláctica de George Lucas: Duursema es la cocreadora de Aayla Secura, una jedi que se ganó su aparición en la trilogía de precuelas. Secura es una Twi’lek, es decir, pertenece a una especie alienígena de aspecto humanoide y piel azul que se caracteriza por una suerte de coletas que cuelgan de sus cabezas. Alienígenas de aspecto humanoide, piel azul, coletas… ¿será pura casualidad que Duursema, después de haber creado a un personaje así, haya acabado trabajando en la franquicia Avatar? Decidan ustedes la respuesta.

Vale, hablemos del cómic en sí, empezando por el guion. Una vez más, esta obra parte de la premisa de contarnos la historia de la primera Avatar desde la perspectiva de otro personaje. Hasta ahí no encontramos nada extraño, sino una propuesta que seguramente sirva como reclamo para muchos lectores potenciales. La cosa, sin embargo, comienza a torcerse cuando se lleva a la práctica.

Para empezar, vamos con algo que era esperable de partida: este cómic necesita que tengáis la historia de la película en la cabeza. En sus páginas no se teje una unidad narrativa autofuncional, sino que estamos ante una experiencia más parecida a ver distintas escenas eliminadas de una película a modo de extra. Personalmente, tuve que volver a verme la primera película para enterarme un poco de lo que estaba pasando porque me estaba sintiendo muy perdido. Mi sorpresa, no obstante, se disparó cuando ni siquiera esto me sirvió para entender bien lo que estaba leyendo.

Ojo, no me refiero a que no pueda entender la lista de sucesos que van aconteciendo en el cómic, sino más bien a que no entiendo la historia en su conjunto. Ese símil de que leer este cómic es un poco como ver escenas eliminadas a modo de extra me parece una forma bastante conveniente de explicar cómo me he sentido durante esta lectura. Más allá de entender los sucesos en sí mismos o no, o de recordar bien la primera peli o no, el asunto es que esta obra parece una sucesión de escenas que carece de un hilo narrativo sólido. Durante las páginas de este cómic descubrimos más detalles sobre el día a día de los Na’vi, además de sobre la personalidad y el pasado de algunos personajes; pero estos descubrimientos son algo más bien anecdótico, como una nota curiosa a pie de página. En ningún caso me parecen suficientes para sostener una historia por sí mismos.

Esto no significa que no haya ninguna escena más memorable, que haga vibrar más al lector, que sea más relevante para la trama y los personajes, con diálogos mucho más cargados de conflicto. Estas escenas existen, pero traen consigo otro problema: todas son calcadas de la peli. Esta ha sido, de hecho, una parte muy curiosa de mi experiencia al leer este tomo. Recuerdo que, cada una de las veces que empezaba a pensar que una escena me estaba gustando un poco, no tardaba mucho en percatarme de la cruda realidad: en efecto, se trataba de una escena directamente adaptada de la película. Y esto, desde luego, no dice muchas cosas buenas de este cómic como entidad propia.

Hay un elemento más anecdótico del que considero que la obra abusa: el uso de términos Na’vi en medio de los diálogos. Entiendo que con ello se pretendía sumergir más a los lectores en el multimillonario mundo de Cameron, pero creo que es un recurso del que se abusa hasta el punto de generar confusión en la lectura. La utilización más moderada de estos términos habría ayudado, al igual que la inclusión de algún glosario con traducciones. Eso es lo que pensé durante toda la lectura del tomo, mientras trataba de sobreponerme a la confusión. Y de pronto, cuando termino de leer el último número y paso a los extras… ¡me topo con ese ansiado glosario! La cara que se me quedó tuvo que ser digna de ver. Lo que habría dado por saber que estaba ahí desde el comienzo de la lectura. Al menos ahora puedo dejar un aviso para aquellos lectores insensatos que decidan ignorar las advertencias de esta reseña y adentrarse en las selvas de Pandora igualmente.

En cuanto al dibujo, la verdad es que tampoco he encontrado muchas virtudes que celebrar. Debo decir que Duursema no hace un mal trabajo a la hora de transmitir la sensación de que estamos ante el mundo único de Pandora. Sin embargo, a nivel narrativo roza lo apenas funcional.

La elección de planos genera continuamente estampas confusas y poco interesantes a nivel visual. Luego hay aspectos todavía más básicos, como eso de intentar no romper el eje sin motivo en medio de un diálogo entre dos personajes, que generan gazapos con frecuencia. Podría mencionar también algún que otro momento en el que las proporciones de los cuerpos de los personajes vuelan libres cual dibujo de Rob Liefeld, pero esas son cosas que pueden llegar a perdonarse si se consigue dar en la tecla con otros aspectos más fundamentales. Por desgracia, este no es el caso.

De entre sus diversas deficiencias, el mayor fracaso de este dibujo reside en la caracterización de los personajes: todos los Na’vi son demasiado parecidos entre sí y es muy habitual que no tengamos ni idea de quién está haciendo qué. Si hay una dificultad que debería superarse con éxito en un cómic de Avatar, es precisamente esa; y el resultado de esta obra es una muestra de por qué. En definitiva, no es solo que los lectores se vean obligados a hacer un esfuerzo extra por conectar los sucesos de cada viñeta, sino que encima no hay muchas razones que los motiven a hacer dicho esfuerzo.

Avatar: El destino de Tsu’tey repasa los sucesos de la primera película de Avatar desde otra perspectiva: una perspectiva que me ha resultado insustancial y poco funcional. Es un cómic con poco que ofrecer, tanto como entidad narrativa propia como para quien quiera profundizar en el mundo de la franquicia. Sus puntos álgidos son las escenas que calca de la película… y aun así, son escenas que se disfrutan más en su medio original.

Lo mejor

• Las escenas que se calcan de la película.

Lo peor

• Que las escenas que se calcan de la película sean lo mejor.
• Narrativa confusa e insustancial.
• El dibujo no suma.

Edición original: Season of the Bruja (Dark Horse, 2019) Edición nacional/España: Avatar: Tsu'tey's Path (Panini Cómics, 2021) Guion: Sherri L. Smith Dibujo: Jan Duursema Color: Wes Dzioba Formato: Tapa dura. 144 páginas. 19,00 € CUANDO PANDORA DEJA DE SER ESPECTACULAR La primera película de Avatar causó furor entre el público…
Guion - 4.5
Dibujo - 5
Interés - 3

4.2

Sin gracia

Una obra insustancial y poco funcional. Solo para absolutos fanáticos de Avatar.

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