Astro City: La Edad Oscura I

Astro City o como alcanzar el olimpo del comic mundial.

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Edición original: Astro City: The Dark Ages Book I, Astro City: The Dark Ages Book II
Edición nacional/ España: Astro City: La Edad Oscura I (ECC Ediciones).
Guión: Kurt Busiek
Dibujo: Brent Anderson
Color: Alex Sinclair
Formato: 256 pags. A color. Cartoné.
Precio:25.00€.

Es una verdad universalmente reconocida que una época se muere cuando se agotan sus ilusiones básicas.
Resulta natural que una nación tan obsesionada por los símbolos como la americana sienta una pulsión tan potente por su destrucción. Es muy indicativo que la propia dramaturgia cinematográfica norteamericana se base casi por entero en la idea de que la catarsis redentora solo puede alcanzarse a través del sufrimiento y la aniquilación. Por tanto, en Estados Unidos el magnicidio se ha convertido en una cuestión diríase cósmica: el devenir de los tiempos convertido en símbolo.

Unos cuantos antecedentes. Tal y como señala Grant Morrison en su seminal libro Supergods, el momento en el que los comics de superhéroes empezaron a volverse «adultos» fue en el primer número de Green Latern/Green Arrow de O`Neil y Adams, cuando un hombre de color le preguntó a Hal Jordan porque había salvado a hombres de colores por todo el espacio y no había hecho nada por los hombres negros.

A partir de entonces, una nueva generación de autores (O´Neil, Adams, Starlin, Gerber, Englehart y otros) comenzó a poblar los tebeos de superhéroes de problemáticas sociales, drogas, luchadores por los derechos civiles, viajes psicodélicos y demás parafernalia. Esta dinámica no era más que una respuesta al creciente y desesperado grito que América lanzaba al mundo: Vietnam, Watergate, magnicidios, teleñecos, asesinos seriales…

Llegamos así a un lugar (todavía más) interesante en este recorrido por Astro City. Es bien sabido que la historia del comic de superhéroes es en cierto modo una historia de oscuridad progresiva y constante. Busiek y Anderson revisitan en esta ocasión el punto álgido de esta historia de tristeza y oscuridad. Desde prácticamente el primer número Busiek ha ido sembrado pequeñas semillas, pequeños anzuelos, para fomentar el interés acerca de la historia de El Agente de Plata, el magnicidio por excelencia en el mundo de Astro City.

Podrían llenarse libros enteros con lo que esta imagen significa.

La técnica y la estructura es la misma de siempre por lo menos desde Marvels, pero no por ello su utilización deja de ser magistral. El exterior (una ciudad asediada por el caos y el crimen) es un reflejo del interior (dos hermanos arrastrados por el odio). El pasado (una jornada en la que de niños los protagonistas conocieron a un superhéroe y luego vieron como sus padres eran asesinados) es un reflejo de presente (la luz del día que se acaba con el crepúsculo de los superhéroes). El héroe (un caballero de plata ejecutado) es un reflejo de una sociedad a punto de volverse loca.

La caracterización es impecable, como siempre y Busiek consigue sacarse de la manga momentos de genuino escalofrío, como ese Viejo Soldado luchando contra las tropas norteamericanas en Vietnam, o esos criminales preocupados por su más que posible muerte a manos de un vigilante enmascarado.

¿Por qué nos atrae tanto la oscuridad? Resulta que no solo la mayoría de las mejores obras de la historia del comic de superhéroes son particularmente oscuras (Watchmen, El regreso del caballero oscuro, The Spirit), sí no que esta circunstancia se da en todas las principales manifestaciones artísticas del siglo XX. Pensadlo por un momento. ¿Cuántas de vuestras películas, libros o canciones favoritas son alegres y optimistas?

El sueño se ha acabado.

Creo que la respuesta a la primera pregunta está en eso que Roberto Bolaño y James Ellroy llaman el secreto del mal: la irresistible pulsión destructora que todo ser humano lleva en su corazón.

Las máscaras que nos ponemos en sociedad nos ayudan a integrarnos, a ser felices y a conseguir, si la suerte nos es propicia, nuestros objetivos. Son tremendamente útiles, pero no dejan de ser eso: simples máscaras. Por debajo de las caretas, somos cazadores nómadas. Nuestros impulsos atávicos y primarios son demasiado fuertes como para simplemente reprimirlos.

El terror aprendió está lección hace tiempo, y Kurt Busiek también la tiene muy presente (incluso desde el primer capítulo de Astro City, con ese Samaritano consumido por la ansiedad). La catarsis de esta pulsión es el motor de este género. No obstante, una pregunta con respuesta (¿Nos posee la oscuridad? La oscuridad nos posee.) no es materia prima para la construcción literaria. Una pregunta sin respuesta (¿Por qué nos atrae la posesión de la oscuridad?) debe ser el motor de nuestras reflexiones más profundas.

Lee Harvey Oswald sentía simpatía por JFK. Consideraba que era un buen presidente. Demasiado bueno, de hecho. Como todo buen nihilista destructor sabe, el mundo debe arder antes de mejorar. De nuevo la catarsis a través del sufrimiento y la oscuridad. Un sueño de oscuridad invade los corazones y las almas de los protagonistas de este volumen de Astro City. ¿Y quién puede decir que ese sueño de oscuridad no es parte de nuestro propio sueño? Theodore Dreiser ya se apropió del título hace casi un siglo, pero es una verdad universalmente reconocida que cualquier gran obra del pasado siglo (Astro City entre ellas) podría llevar por nombre Una tragedia americana.

Pero siempre hay esperanza.

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Guts
Guts
Lector
25 septiembre, 2019 6:35

Que grande es pablo menendez, nada mas entre: visiones peligrosas (obra maestra de articulos), DC noir, flash john broome, el flash de mark waid, plastic man de jack cole, la jsa de geoff johns y estas reseñas de astro city, para mi ya es mi redactor favorito de zona negativa y el que considero que mejor escribe. Es increible todo los temas y autores que es capaz de tocar en un simple articulo/reseña, y me ha enseñado cosas sobre el mundo del comic de las que yo ni sabia e incluso, me ha ayudado a desaserme de ciertos preijuicios que tenia contra los comics mas de la silver age con palabras como: «Vivimos en unos tiempos en lo que se impone la necesidad, personal y social, de mantener una opinión sobre todo y sobre todos; una opinión que ha de ser siempre inmutable y experta. Desde la aparición de la novela gráfica, el mundo del comic no ha sido ajeno a este fenómeno. Los “nuevos entendidos” desprecian y despachan las obras de la Edad de Oro y la Edad de Plata con una ligereza alarmante, como si los comics de aquella época no tuvieran las mismas tripas, las mismas ganas y el mismo talento que las supuestas “obras maestras” contemporáneas (quizá incluso más) y como si no fuera el esfuerzo y la voluntad de figuras como Will Eisner o Milton Caniff el motivo de que estemos todos aquí, hablando y debatiendo sobre cómic». Que genio, sigue asi crack.