AIDP tomo 3: Una Plaga de Ranas

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1290
 

Edición original:.
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guión: Mike Mignola.
Dibujo: Guy Davis.
Entintado: Guy Davis.
Color: Dave Stewart.
Formato: 144 págs..
Precio: 16€.

La Naturaleza de la Bestia

Hellboy es Mike Mignola. Y no, esto no se refiere a una especie de identidad secreta bizarra. Tiene más que ver con la unión indisoluble que hay entre un autor y su obra. El demonio rojo de cuernos afeitados que le suelta un “que le den” al destino (aunque éste no parezca dejarlo en paz) es un personaje creado a partir de miles de ingredientes que de alguna forma han marcado profundamente al artista californiano. Esas criaturas lovecraftnianas, ese arte paleocristiano, esas proporciones a lo Kirby… Todo cobra sentido bajo las solidas tintas del autor, aun con unos elementos tan diferentes que mezclar. Por ello, es imposible retratar a Hellboy sin la característica idiosincrasia de Mignola; los demás artistas solo pueden imitarlo.

O al menos, eso es lo que uno piensa cuando se aproxima a A.I.D.P. (B.P.R.D. en el original) y ve que otros autores se ocupan de expandir el mundo de Hellboy. El primero de los arcos argumentales, Las Tierras Huecas, aun poniendo los pilares para lo que está por venir, no consigue quitarle a uno el sabor agridulce por pensar que la parte gráfica no deja de ser eso, un calco más de Mignola. A esto último habría que sumar que la historia, sin estar mal y respetando religiosamente el carácter pulp de la serie “madre”, parecía ser una reunión de clichés antes que algo con personalidad propia. Hubo que esperar a que, tras la interesantísima recopilación de autores e historias que resultó ser A.I.D.P.: El Alma de Venecia y otras historias y el arranque de A.I.D.P.: Plaga de Ranas, por fin la serie cogiera la carrerilla que necesitaba para convertirse en una auténtica colección regular. Todo gracias a que John Arcudi y Guy Davis entraron en escena.

Redefiniendo lo Paranormal

Ahora, todas esas dudas y prejuicios aparecidos con el nacimiento de la serie acaban por completo. Con A.I.D.P.: Los Muertos, la serie deja de ser un spin-off que viviera a la sombra del demonio escarlata y se convierte en una entidad propia. La historia es retomada donde lo dejó Plaga de Ranas, pero esta vez se incluyen nuevos personajes y cambios de escenario para hacer avanzar el argumento. Aunque en un principio el cómic parezca que de nuevo depende de lo asentado ya por Mignola para poder tomar cuerpo, lo cierto es que Arcudi se centra ante todo en definir bien los personajes de los que dispone, para que sean ellos los que de verdad guíen al lector. El anfibio Abe Sapien se separa de la trama principal y comienza a descubrir pistas sobre su origen, Roger el homúnculo intenta hacerse cada vez más humano y Johann sufre aún más las consecuencias de ser una entidad ectoplásmica. Esto sin olvidarnos de la nueva aportación a la serie, el supuestamente fallecido Benjamin Daimio, un soldado no-muerto lleno de escandalosas cicatrices que tiene muchos misterios por explicar. Los Muertos contiene una gran dosis de drama y misterio paranormal, pero ni las historias de fantasmas, ni las confabulaciones nazis que se encuentran en sus páginas son capaces de quitarles brillo a los protagonistas. Y ése es uno de los mayores aciertos de la serie: volvemos a tener personajes interesantes de los que preocuparnos, olvidándonos por primera vez de echar de menos a Hellboy.

El Arte Ignoto

A.I.D.P. entra así en un mundo más cercano al nuestro, en el que los personajes reaccionan de una forma más humana ante los extraños hechos que acontecen ante ellos, aunque resulte que casi ninguno de ellos sea “humano” per se. Guy Davis aquí se maneja con maestría, alejándose de la belleza plástica más escultural de Mignola para definir con un trazo suelto y vivo las acciones y gestos de los personajes. La narrativa que acompaña al guion es memorable, y no solo en la parte de acción o terror propia de este universo, sino que también maneja intercambios humorísticos con soltura y ligereza. Como ejemplo, la escena de Roger y sus pantalones de uniforme es un episodio que siempre hace esbozar una sonrisa. Pero Davis no se frena en lo que le corresponde en cuanto a personajes. Los entornos cobran un sentido diferente también, con líneas más finas y rotas que definen los espacios, sin sombras monolíticas ni el minimalismo propio de Hellboy. Al contrario, el detalle llena de vida multitud de ambientes diferentes, desde localizaciones de ciudades reales a entornos naturales. Y qué decir de los monstruos de Davis… Si Mignola era un claro deudor de la parte más pop de Lovecraft, aquí Davis abraza su lado más pesadillesco sin temor alguno e incluso se permite darle un toque a lo Clive Barker al asunto. Niños, mejor alejaros de esta serie.

Lo que está por venir

Como un rayo que impacta al lector tras leer la espléndida obra que es A.I.D.P.: Los Muertos, la idea de que esto solo es el principio aflora en la cabeza. No solo se queda uno con un estupendo sabor de boca, sino que encima sabe que el festín va más allá que los entrantes y el primer plato de los que ya se ha disfrutado. Y lo maravilloso de todo esto es que el equipo Arcudi-Davis aún tiene más alegrías que darnos tras este tomo, por lo que el plato fuerte aún está por llegar. Puede que A.I.D.P. pareciera que en un principio fuera a ser un compendio de historias independientes que no iban a introducir tramas reveladoras para no chocar con el aún inacabado destino de Hellboy. Pero a partir de Los Muertos, sabemos que éste no va a ser el caso. Arcudi ha demostrado (por supuesto, con la guía de Mignola) que sabiendo que Hellboy es ya no solo un cómic, sino un universo, que A.I.D.P. no solo puede estar en contacto íntimo con la serie que lo originó todo, sino que también es capaz de trastocar su mundo sin reparos. Y Davis no solo ha dado más personalidad que nunca a los comparsas del demonio rojo cuando antes eran simples peones. También ha sido capaz de imponer su propio sello gráfico donde estaba demasiado asentado el estilo de un autor con tanto reconocimiento como Mignola. A.I.D.P. tiene mucho futuro por delante y, aunque los autores vienen y van, tanto los que recojan el relevo para futuras historias de esta particular colección como para nosotros sus lectores, seguramente tendremos en la cabeza una cosa: John Arcudi y Guy Davis son A.I.D.P.

Firma Invitada: Carlos Perez Valderrama

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Mr. X
Mr. X
Lector
13 noviembre, 2012 10:17

 Una reseña excelente de un cómic excelente. Enhorabuena.

Llevo unos meses leyendo el Universo Hellboy y le da sopa con ondas al 95% de lo que publican DC o Marvel, tanto en guión como en arte.

Javier Agrafojo
13 noviembre, 2012 14:51

Magnífico texto, sí señor. 

Ganas tengo de hincarle el diente a la obra. Recuerdo a Arcudi de uno de esos placeres culpables que era Gen 13, en comandita con Gary Frank, en una etapa muy disfrutable. Luego llegó Scott Lobdell y… ¡en fin! ¿desea saber más?

Pedro Monje
13 noviembre, 2012 15:55

Magnífico texto, sí señor.

Completamente de acuerdo. Y el que publicaremos mañana (10:00) no es menos bueno, Mixmerik. De hecho, acabo de leer un email… Hmmm…

Javier Agrafojo
13 noviembre, 2012 18:23

Habrá que estar al tanto.