Parker vol. 1: El Cazador

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Edición original: Parker: The Hunter; IDW Publishing (julio de 2009).
Edición España: febrero de 2010; Astiberri Ediciones (Colección Sillón Orejero).
Guión: Darwyn Cooke, adaptando la novela de Richard Stark.
Dibujo, entintado y color (bitono): Darwyn Cooke.
Formato: tomo de 144 págs. encuadernado en cartoné.
Precio: 18,00 €.

Introducción

Tipos duros, mujeres fatales, robos, asesinatos, planes frustrados, venganza, redención, miedo, expiación, sexo, poder, traición, farsa, corrupción, engaño, chantaje, cinismo, peleas, alcohol, chivatos, polis, matones, desencanto, sospecha, ambición… Elementos, situaciones y personajes que nos hacen pensar de forma casi inmediata en el género negro, ese pequeño gran rincón de la ficción que, bien sea a través del metraje de una película o las páginas de un libro, revista o tebeo, ha servido para indagar en los recovecos más oscuros del comportamiento humano. «Realismo» crítico amparado por determinados convencionalismos, arquetipos y lugares comunes que facilitan la narración del relato en cuestión.

Pese a su popularidad, y a la incontestable calidad de algunas de las obras surgidas al amparo de sus claves, el género negro ha cargado con la pesada losa de ser considerada en ámbitos académicos y supuestamente rigurosos como un hijo bastardo de la literatura “seria”. Afortunadamente el tiempo, ese juez implacable que da y quita razones, ha puesto en el lugar que corresponde a novelistas como Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle y Agatha Christie, precursores de infinidad de escritores; Raymond Chandler, Dashiell Hammett o James M. Cain, máximos exponentes de la tradición norteamericana; o John Huston, Fritz Lang, Samuel Fuller o Alfred Hitchcock: tan solo algunos de los realizadores encargados de filmar clásicos cinematográficos imperecederos. Todos ellos abrieron el camino a nuevas generaciones que no solo han contribuido de forma decisiva a mantener vivo este a género, sino a sacudirle algunos de los complejos que venía arrastrando desde hace décadas. Dentro de los de esta tradición es ineludible el nombre del prolífico y polifacético Donald Westlake, quien bajo el seudónimo de Richard Stark creó a Parker, un inolvidable personaje que encandiló a numerosos lectores, entre los que se encontraba un joven llamado Darwyn Cooke

Darwyn Cooke: una atípica y exitosa carrera

Nacido en Toronto en 1962, Darwyn Cooke protagonizó un tímido acercamiento al mundo del cómic a través de la cabecera New Talent Showcase. Corría el año 1985, y aunque el dibujante canadiense apuntaba maneras, sus credenciales no bastaron para convencer a los editores de turno. Resignado a explorar otros derroteros profesionales, terminaría decantándose por el competitivo mundo de la publicidad, pero no tardó en hacer valer su pasión por la animación, fundando su propio estudio: Brotherhood Animation Company, con el que realizó animaciones y diseños de producción para sus clientes. Pero el punto de inflexión llegaría cuando respondió a una oferta de empleo de Warner Bros. Animation, pasando a trabajar a la órdenes de Bruce Timm en dos producciones tan míticas como Batman y Superman: The animated series, trabajos a los que le seguirían la dirección de la serie animada de Men in Black –en la que también colaboró el gallego Miguelanxo Prado–, o la realización de la cabecera de Batman Beyond.


Batman: The animated series, un punto de inflexión

Ya en las inmediaciones del nuevo milenio, Cooke hizo acopio de ilusión y talento para embarcarse en su primer gran proyecto del mundo del cómic: Batman: Ego (2000), historia en formato prestigio que representó su primera aportación al universo de ficción del Caballero Oscuro, ofreciendo su particular versión de la identidad dicotómica Bruce Wayne/Batman. De este modo, el canadiense se sacudió la timidez y las dudas mostradas 15 años atrás, para reaparecer con fuerza en la industria del cómic norteamericano. A éste le seguirían nuevos proyectos, como X-Force o la serie limitada Lobezno/Doop, para nuevamente convencer a lectores y medios especializados con el relanzamiento de Catwoman, emprendido junto a Ed Brubaker. Tras La búsqueda de Selina –publicada en la cabecera Detective Comics–, El gran golpe –realizada en solitario– y las cuatro primeras entregas de la nueva serie regular protagonizada por Mrs. Kyle (2002), Cooke firmó diferentes one-shot, para posteriormente dar salida a uno de sus proyectos más ambiciosos: la miniserie DC: The New Frontier (2004), que además de arrasar en los Premios Eisner, Harvey y Shuster, fue adaptada en forma de película animada, producida por Bruce Timm.


Portadas de Batman: Ego and other tails, Catwoman y DC: The New Frontier

Ya consolidado como una estrella indiscutida del mainstream, Cooke participó en la antología Solo (2005), que sirvió para que una impresionante selección de autores –Paul Pope, Scott Hampton, Richard Corben, Teddy Kristiansen, etc.– aprovecharan entregas de 48 páginas para narrar todo tipo de historias cortas, con total libertad. Durante un ajetreado año 2006, tuvo tiempo para sacar adelante el relanzamiento de The Spirit y colaborar con el dibujante Tim Sale en la miniserie de seis entregas Superman: Confidencial.

No cabe duda de que la última década ha sido sumamente provechosa para Cooke, no en vano, durante los últimos diez años este talentoso historietista ha construído una interesantísima bibliografía, alcanzando de paso un privilegiado estatus que, sumado al respeto de las editoriales, le permitió echar la vista atrás y plantearse la posibilidad de retomar un proyecto largamente anhelado, relacionado con un personaje muy especial…

Parker, ese despreciable bastardo

Durante sus 75 años de vida, Donald Edwin Westlake (Nueva York. EE.UU; 1933- 2008) se las ingenió para publicar casi un centenar de libros, diversificando sus incursiones en los más variados géneros: western, ciencia-ficción, biografía, parodia, erotismo, guiones cinematográficos… nada escapaba a la máquina de escribir de este incansable creador, aunque con toda probabilidad será recordado por su aportación al género criminal. En una época en la que la mayor parte de las editoriales evitaban publicar demasiadas obras de un mismo autor, Westlake se las ingenió para sortear dicha política, firmando sus novelas con hasta 13 seudónimos, de entre los cuales destacó el de Richard Stark. Con esta identidad fue con la que creó una saga de libros protagonizada por un auténtico indeseable llamado Parker.

Enmarcadas dentro del hard-boiled más puro, estas novelas sumergían al lector en el mundo de un ladrón profesional carente de escrúpulos, alejado de encarnaciones más suaves, que convertían a malhechores, timadores y ladrones de guante blanco en tipos encantadores, cargados de ingenio y carisma. En las antípodas de dicha concepción, Westlake/Stark presentaba a Parker como un auténtico cabronazo sin escrúpulos, rudo, violento, contundente y agresivo, acreedor de un misterioso pasado, y dispuesto a todo con tal de llevar a buen término el golpe turno. Casinos, estadios de fútbol, pueblos enteros… cualquier objetivo era asequible para este criminal, que entre un plan maestro y el siguiente, se permitía retiros acompañado de su pareja recurrente: Claire Carroll.


Portadas de tres de las novelas protagonizadas por Parker

El propio novelista definió a su más célebre creación como “un tipo complicado y desagradable, sin cualidades de redención, embarcado en una venganza.. Todo lo que se suponía que el personaje principal de una novela no debía ser.”. Pero la combinación fascinó a numerosos lectores, de forma que Westlake, escritor prolífico como pocos, articuló una extensísima saga, integrada por 24 libros, publicados entre 1962 (The Hunter) y 2008 (Dirty Money). Aunque a este respecto, es de recibo reconocer parte del mérito a Bucklyn Moon, avezado editor de Pocket Book que, vislumbrando el posible éxito de una hipotética saga, instó a Westlake a que alterara el final del primer libro con la intención de dejarlo abierto a posibles continuaciones.

Por si ello no fuera suficiente, de la “franquicia Parker” surgió un spin-off, protagonizado por un personaje secundario llamado Alan Grofield; y a medio camino entre el crossover y la broma privada compartida con el novelista Joe Gores, ambos autores hicieron coincidir a sus respectivos personajes en escenas de libros como Plunder Squad, Dead Skip, 31 Cadillacs, o Drowned Hopes. Además, de diferentes borradores de novelas de Parker terminó surgiendo la saga de John Dortmunder, creado a imagen y semejanza de su “hijo predilecto” de Westlake, pero dotado de una caracterización más cómica y desenfadada.


Posters de tres adaptaciones cinematográficas

Un bagaje realmente significativo… pero que no piense el lector que ahí terminan las andanzas de Parker: además de haber fascinado e inspirado a diferentes generaciones de novelistas, el personaje creado por Westlake sirvió de base a siete adaptaciones cinematográficas de desigual calidad, repercusión y “legalidad”: comenzando por Made in the U.S.A. (Jean-Luc Godard; Francia, 1966), que tomando The Jugger como material de referencia desató la ira del novelista por tratarse de una adaptación no autorizada que convertía al protagonista en una mujer interpretada por Anna Karina; Mise á sac (Alain Cavalier; Francia, 1967), titulada en algunos países como Pillaged y basada en el libro The Score; The Split (Gordon Flemyng; EE.UU., 1968), adaptación de The Seventh en la que hicieron acto de presencia algún que otro ilustre, de la talla de Gene Hackman o Donald Sutherland; The Outfit (John Flynn; EEUU, 1973), protagonizada por Robert Duvall, adaptando la novela homónima; y Slayground (Terry Bedford; EE.UU., 1984), protagonizada por Peter Coyote. Llegados a este punto, resulta evidente que de las siete adaptaciones a las que hicimos referencia, tan solo hemos señalado cinco. Una omisión deliberada, que trataremos en el siguiente apartado de este artículo, centrado en la novela gráfica de Darwyn Cooke. Y es que al igual que el historietista canadiense, dos cineastas llamados John Boorman y Brian Helgeland tomaron The Hunter (El Cazador) -primera entrega de la saga de Parker- como punto de partida para crear sus propias adaptaciones…

El Cazador: del libro a la novela gráfica, pasando por el celuloide

Apuntábamos con anterioridad que fue en 1962 cuando Westlake –empleando el seudónimo Richard Stark– publicó El Cazador, novela que inauguraba toda una saga y construía los primeros cimientos de un personaje icónico dentro de la novela negra americana. La trama no era precisamente un ejemplo de desbordante imaginación. Más bien al contrario: Stark recurrió a no pocos clichés del género, gestionados, eso sí, de forma magistral gracias a una vigorosa prosa, acreditativa de su habilidad y talento. En las páginas de dicha novela se narraba la historia de venganza de Parker, ladrón profesional que, tras ser traicionado por sus compinches y su propia pareja, busca satisfacer una sed de venganza aparentemente inagotable. Una historia sencilla, entretenida y perfectamente desarrollada; y un protagonista poseedor de un extraño carisma que, pese a la práctica imposibilidad de suscitar lazos empáticos con los lectores –debido a la extrema brutalidad y crueldad de sus actos–, derivó en un innegable magnetismo, en la necesidad de conocer más aventuras protagonizadas por este indeseable.

El gancho, el potencial de esta primera novela, derivó en las más célebres adaptaciones a la gran pantalla de las vivencias de Parker: A quemarropa (Point Blank; John Boorman; EEUU, 1967), protagonizada por Lee Marvin, y Payback (Brian Helgeland; EEUU, 1999), con Mel Gibson en el papel principal. Dos películas que, pese a partir del mismo material de origen, se confirmaron como versiones muy diferentes, aunque ambas igualmente reivindicables y recomendables. En este sentido, resulta tremendamente ilustrativo este excelente artículo publicado por Óscar Palmer en Cultura Impopular, blog de Es Pop Ediciones.


La novela original, y las dos célebres adaptaciones

Y llegamos al punto en el que Darwyn Cooke se anima a dar salida a su propia versión de la ya mítica novela… Un proyecto que para llegar a buen término tuvo que superar no pocos obstáculos, comenzando por la reticencia inicial del propio Westlake. Comentó Scott Dunbier, editor de IDW Publishing, que se tuvo que afanar en convencer al novelista de que Cooke pondría todo su empeño en ofrecer una versión fidedigna y totalmente respetuosa con el material original, pero no fue hasta que tuvo en sus manos las primeras páginas realizadas por el dibujante canadiense cuando dio el visto bueno definitivo, autorizando a la editorial y al historietista a utilizar el nombre del protagonista. No es esta una cuestión menor, ni muchísimo menos. Lo cierto es que, hasta entonces, en ninguna de la adaptaciones relacionadas con la saga de Westlake el personaje principal había llevado el nombre de Parker, siendo necesario recurrir a cambios más o menos disimulados: Paula Nelson en Made in the U.S.A., Walker en A quemarropa, Georges en Mise a sác, McClain en The Split, Earl Macklin en The Outfit, Stone en Slayground y Porter en Payback. A lo largo de las últimas décadas se han barajado diferentes razones para explicar la inflexibilidad de Westlake en relación a esta cuestión –como la posible adquisición de los derechos del nombre del personaje por parte de una productora–, pero la teoría que más se ajustaba a la realidad parecía ser aquella según la cual el autor tan solo estaría dispuesto a ceder en su condición aparentemente innegociable cuando tuviera la certeza de que los impulsores de la adaptación de turno tuvieran vocación de continuidad, a modo de saga. Dicho y hecho, ya que esa era la intención de un Cooke que llevaba acariciando este proyecto desde hacía años.


Páginas interiores de Parker: El cazador
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Buena muestra del empeño y la vocación de ser fiel al texto original es la siguiente afirmación del historietista: “El concepto es, simplemente, editar la novela para extraer los pasajes visualmente descriptivos, así como los narrativos que puedan expresarse a través de dibujos… Espero mantener intacta cada palabra de los diálogos de Westlake/Stark, haciendo cambios menores solo cuando el proceso de adaptación lo requiera.”. El entusiasmo del dibujante y guionista contagió al novelista, hasta el punto de propiciar un insospechado interés en el proceso creativo, materializado en un intercambio de correos electrónicos sumamente clarificador respecto a la caracterización y motivaciones de un personaje tan “retraído e interno” como Parker. Y para comenzar la saga historietística, nada mejor que adaptar la novela original. En palabras de Cooke: “Una novela seminal en la ficción criminal que abofeteó a los lectores con la historia de un personaje amoral y emocionalmente inclinado hacia lo criminal en busca de venganza (…) Lo que realmente engancha a los lectores es la presentación de un tipo un tanto reprensible como un protagonista efectivo. La prosa es tan limpia y desarmada como una historia se puede permitir. Westlake trataba de evitar explicaciones narrativas de los sentimientos del personaje, centrándose en su lugar en estímulos físicos externos que cargaran con el peso emocional de la historia.”.


The man with the getaway face: futuro inmediato de una saga

Con la intención de cumplir su promesa, y a buen seguro que espoleado por la excelente acogida de El Cazador, Darwyn Cooke ya ha manifestado su voluntad de realizar al menos otras tres novelas gráficas protagonizadas por este personaje, siendo la más inmediata The Outfit, cuyo lanzamiento está previsto para el próximo mes de octubre. Pero ante el éxito de su predecesora, desde IDW han optado por poner toda la carne en el asador, promoviendo una curiosa iniciativa publicitaria: con motivo de la WonderCon de San Francisco, y a modo de primicia, pusieron a la venta un capítulo entero de este tebeo, bajo el nombre The man with the getaway face. Un título idéntico al de la segunda novela de Parker, definido por Cooke como un “libro puente en el que, tras recibir la petición del editor de construir una serie, Westlake trataba de descubrir lo que iba a hacer. Algo que realmente cuaja en The Outfit.”.

Pocos detalles más conocemos acerca de la continuación de la saga, salvo que el bitono tan característico de la primera novela gráfica se mantendrá en cada uno de los libros que continuarán la saga, pero alterando la combinación cromática. A expensas de comprobar el resultado final de las inminentes secuelas, parece que el autor natural de Toronto ha encontrado el marco perfecto en el que poner de manifiesto su talento, reconfortando de paso tanto a sus numerosos fans como a los lectores ávidos de género negro de calidad.

Valoración personal

Seguidor de la trayectoria de Darwyn Cooke y lector de género negro: a buen seguro ese es el target del tebeo que hoy nos ocupa. Y lo cierto es que, partiendo de la base de que quien escribe estas líneas cumple con ambos condicionantes, no es necesario un alarde de imaginación para aventurar cuál será mi opinión acerca de Parker: El Cazador. Pero más allá del comentario meramente superficial –este tebeo mola, y mucho–, si algún lector ha tenido la paciencia de llegar hasta este punto del artículo, qué menos que agradecérselo con una opinión mínimamente argumentada…

El valor estético de las páginas firmadas por Cooke para los diferentes proyectos en los que se ha involucrado durante la última década es casi incuestionable: desde Batman: Ego, hasta DC: The New Frontier, pasando por Catwoman –por citar tres de los títulos más representativos de su bibliografía–, han servido para que el dibujante canadiense demostrara la poderosa influencia estilística ejercida por Bruce Timm, filtrada a través de una serie de referentes adicionales no necesariamente circunscritos al mundo del tebeo, entre los que destacan Jack Kirby, Alex Toth y Will Eisner, pero también Howard Hawks, John Ford, o John Woo. El resultado: una extraña mezcla, de fuerte componente clásico, y marcado acento cartoon, tremendamente elegante. Pero si algo se le ha reprochado a Cooke es precisamente preocuparse en demasía por el aspecto puramente estético de sus páginas, por perderse en composiciones preciosistas o efectistas, descuidando el elemento característico de este medio: el narrativo / secuencial.


La contundencia habitual del personaje creado por Donald Westlake


No seré yo quien niegue la mayor –la imprescindible toma en consideración de este aspecto a la hora de valorar el trabajo de un dibujante– y bien es cierto que en determinados trabajos del canadiense pueden apreciarse ciertas carencias, en buena medida relacionadas con la reincidencia a la hora de aplicar recursos visuales más propios del cine o la animación a un medio tan diferente como el cómic; recursos que en esa traslación pierden buena parte de su sentido y efectividad. Pero aunque en ocasiones justificadas, no puedo evitar pensar que dichas críticas son un tanto exageradas, por no decir injustas, y muy probablemente relacionadas con dos circunstancias que no juegan a favor del canadiense: su meteórico ascenso al estrellato, y su tendencia a meterse en camisas de once varas, como la titánica, disfrutable, pero irregular DC: The New Frontier, o el relanzamiento de The Spirit, de Will Eisner. Sea como fuere, la historia tiende a repetirse, de modo que entre el aplauso predominante, también se alzan voces que señalan alguna que otra pega relacionada con el “qué” –la historia ideada por Donald Westlake–, y el “cómo” –el modo en el que Cooke la adapta al lenguaje propio del cómic– de esta obra. Comentemos posibles tesis y antítesis:

Puede sacarse a colación que Parker: El Cazador no es precisamente un relato original, que poco o nada aporta a una tradición tan longeva como la del género negro, en la que todo parece inventado desde hace décadas. Siguiendo esta premisa, ¿porqué esforzarse en adaptar una historia manida a un medio diferente, más aún cuando existen un par de precedentes cinematográficos ilustres? En primer lugar, a la hora de poner en tela de juicio la posible originalidad de la novela que sirve de base, sería necesario hacerlo en base a su propio contexto “histórico”, no en base a una óptica anclada en perspectivas contemporáneas. Efectivamente, The Hunter reincide en tópicos del género negro, dentro del cual han emergido infinidad de personajes duros como el acero, inflexibles y contundentes. Pero si algo diferenció esta propuesta de otras análogas, fue precisamente el hecho de llevar la inmoralidad de un personaje como Parker hasta extremos insospechados, ubicándolo exactamente entre la delgada línea que separa la atracción del rechazo. Un viaje del que, a juzgar por la respuesta de los lectores, regresó consagrado como un icono del género, y protagonista indiscutido de una saga cuyo origen data de hace 48 años. Casi medio siglo más tarde, resulta inevitable que determinados conceptos parezcan redundantes… pero sería un error obviar que Westlake fue precisamente uno de los referentes para generaciones continuadoras de la tradición del género negro.

En cuanto a la necesidad de embarcarse en una nueva adaptación, baste esgrimir la voluntad e interés del autor y el resultado final como argumentos de peso. A través de unas páginas que se encuentran entre lo mejor que ha dibujado a lo largo de su carrera, Cooke demuestra sobradamente su cariño y profunda admiración hacia el trabajo de Donald Westlake, marcándose de paso la que bien podría ser considerada como versión definitiva del personaje. Tanto A quemarropa como Payback son dos películas meritorias, pero lo cierto es que introdujeron modificaciones en cuanto al tono y la caracterización de Parker que no son consideradas como menores por los expertos. Por otra parte, siempre resulta positivo poner a disposición de las nuevas generaciones clásicos del género negro, reivindicando de este modo el trabajo de autores que en su tiempo fueron denostados dentro de ámbitos “serios”.


Parker al acecho


Respecto al “cómo”, podría esgrimirse que la multiplicidad de enfoques, planos, perspectivas y encuadres a los que recurre Cooke son innecesarios para narrar una historia alejada de complicaciones; también podría argumentarse el carácter innecesario o arbitrario del bitono, en base a que el blanco y negro más tradicional se habría ajustado como un guante al tipo de historia a la que nos enfrentamos. Otro posible reproche, circunscrito a lo puramente narrativo: la variedad de recursos empleados, que van desde páginas en las que las palabras brillan por su ausencia, hasta largas conversaciones, pasando por splash pages en las que abundan los pasajes en prosa… ¿podría derivar en la confusión del lector?

Casi imposible responder de forma individualizada, pues todas las cuestiones comentadas en el párrafo precedente están íntimamente relacionadas con un aspecto concreto: el narrativo. Comenzando por la secuencia inicial, en la que ya se puede apreciar esa multiplicidad de planos, traslada a la perfección el sentimiento de urgencia que asola a Parker, la sed de venganza, lo acuciante de su misión, y por encima de todo, su caracterización. Apenas una frase, escueta, directa y seca, sirve de introducción a más de una decena de páginas mudas que logran presentar al protagonista a la perfección, enganchando al lector de forma irremisible. El bitono puede ser una cuestión menor, y quizás gratuita, pero estéticamente efectiva, diferenciadora y atractiva. En cuanto a las variantes narrativas, decir que alejadas de la gratuidad, están perfectamente integradazas dentro de la historia, proporcionando las claves estéticas y rítmicas que permiten una estructuración clara, una perfecta distinción de las líneas temporales abarcadas, y la adecuada dosificación de la información puesta al alcance del lector.

Se intuía al principio de este apartado, pero por si queda algún género de duda, me encargo de ratificarlo: sostengo cada una de las antítesis enunciadas, hasta el punto de que apenas aprecio fisuras en un tebeo sumamente entretenido, tremendamente representativo de las claves del género negro, y del talento de dos autores más que interesantes –Westlake y Cooke– cuya inesperada unión ha resultado sumamente gratificante. Tebeo muy recomendable, y obra de madurez de un historietista que con este título marca un antes y un después en su carrera profesional.

Enlaces de interés

Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)

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Carlos Martí
10 abril, 2010 8:59

He leído todo el artículo, David, y me ha parecido excelente. La saga de Stark (Parker) es una de esas que han creado escuela y que, en España,permanecen inéditas salvo su primer volúmen, que se publicó en el Club del Misterio como A quemarropa (no El cazador). Y lo sé porque he estado buscándolas sin éxito. Espero que alguien se decida a publicarlas en España, porque me encantaría echarles el guante. Y sobre el cómic en sí, ni qué decir tiene que tengo intención de echarle la mano encima. En su día me gustó mucho la película de Gibson, aunque ignoraba que se basase en una novela. Investigando descubrí su origen… y me quedé con las ganas de poderlas leer.
No puedo opinar acerca del trabajo de Cooke, pero siempre me ha parecido un artista que pone toda la carne en el asador entusiasmado con sus respectivos proyectos, y eso se nota. Que tengamos Parker para rato.
(Y al que le guste el género negro, creo que debería conocer No hay bestia tan feroz, de Bunker. REcomendadas por todos, incluido (si eso es positivo o no, es otra cosa) por Tarantino).

Mt
Mt
10 abril, 2010 9:42

¿De este cómic no habíais pubicado ya una (excelente) reseña?

curioso
curioso
Lector
10 abril, 2010 10:19

me HA GUSTADO mucho el articulos!
la obra es muy interesante, y un gran acierto a mi modo de ver.

la peli de Mel GIbson también me gustó, el tipo era detestable, un cabron auténtico, y sin
embargo despertaba cierta simpatía, pese a que uno pensara que si al final moría quizás se lo merecía.

quike102
quike102
10 abril, 2010 10:50

Gran artículo David, da gusto levantarse por las mañanas y meterse entre pecho y espalda un texto así de trabajado y con el que además estoy completamente de acuerdo.
Un saludo

Miki
Miki
Lector
10 abril, 2010 11:21

 Magnífico artículo, desde el principio hasta el final. Carlos Martí, hay alguna novela más de Parker  traducida al castellano como son The man with the getaway face (en Júcar, cuyo título en traducido no recuerdo exactamente) y La luna de los asesinos (en Júcar y en Espasa) y juraría, aunque no puedo asegurarlo ahora mismo, que al catalán también. Las dos que te he puesto, junto con la mayor parte de las otras que publicó Júcar de Westlake y alguna de Bruguera en libroamigo puedes encontrarlas en las librerías Estudio en escarlata o Negra y criminal (te recomiendo la primera librería por el precio más asequible, porque al ser descatalogadas en Negra y criminal las cobran casi al doble).

Jamonero
Jamonero
10 abril, 2010 12:30

«Siete años más tarde, la productora permitió a Helgeland sacar adelante una nueva edición bajo el título de “Payback: Straight Up: The Director’s Cut”, que supuestamente es mucho mas fiel al material original. Tengo curiosidad por verla…»
Casi un 80% mas fiel.
Yo la vi pocas horas antes de leerme esta adaptacion grafica y no me sorprendia lo que se contaba pagina tras paginamal tener tran fresco el visionado de la peli.Mejor verla despues 😛

Héctor
10 abril, 2010 12:55

Darwyn Cooke me parece uno de los mejores dibujantes «retro» (si no es el mejor) de cuantos recuerdo: Catwoman (genial su recuparecion de Sam Bradley) y The New Frontier son increíbles. Esas impresionantes viñetas en blanco y negro me recuerdan a las de Steranko en «Red Tide» -lo tengo en una edición de Kaleidoscope de hace lustros, y no tiene desperdicio- por la composición, la estética noir y los marcados claroscuros… pero es que además, Cooke aprovecha la estética cartoon y utiliza la paleta de colores de manera envidiable

gran reseña 🙂

edgarion
edgarion
10 abril, 2010 13:23

Sin duda junto a POPE mi dibujante favorito, el cazador me pareció un cómic de los que en seguida te quedas clavado y luego te crees que eres uno de los protagonistas, fantástico!

John Space
John Space
10 abril, 2010 13:57

» A quemarropa (Point Blank; John Boorman; EEUU, 1967), protagonizada por Lee Marvin, y Payback (Brian Helgeland; EEUU, 1999), con Mel Gibson en el papel principal. Dos películas que, pese a partir del mismo material de origen, se confirmaron como versiones muy diferentes, aunque ambas igualmente reivindicables y recomendables

Gibson es una nena al lado de Marvin. Y además no es actor.

José Torralba
10 abril, 2010 14:18

Un artículo excepcional, David… me lo he leído tomándome un zumo (los fines de semana me permito el lujo de levantarme MUY tarde xD) y ha sido una auténtica delicia. Excepcionalmente documentado, escrito y argumentado.

Lo único que te reprocho –¡maldito!– es que las pegas que le iba a poner a este El Cazador de Cooke –las que comentamos en su momento– ya las has incluido en el artículo. Baste decir que en lo relativo a la adaptación estoy con Alberto García Marcos (la frase que lo resume todo sería suya: «El dibujo de Cooke, esa especie de reformulación de Bruce Timm ‘estilosa’, sí que me convence en el plano meramente ilustrativo, no así sus habilidades narrativas, donde creo que naufraga estrepitosamente»), pero es que también voy más allá: la novela original de Westlake tampoco me parece gran cosa. Argumentalmente resulta mecánica, previsible y simple. Y, además, tiene muy malas triangulaciones, basadas en unos arquetipos que no por ser actualizados en cuanto a maneras dejan de serlo y que fallan, por su carácter plano y desdibujado, a la hora de constituir personajes con entidad.

Y si bien es cierto, como comentas, que las cosas hay que evaluarlas en su contexto, no menos cierto resulta el hecho de que las verdaderas obras maestras, los materiales perdurables, son inmortales y conservan vigencia siempre. Por ser polémico: lo que hizo el escritor con Parker –crear un cabrón– no es distinto de muchas propuestas actuales que se basan en cargar las tintas a nivel de violencia con el fin de llamar la atención e imprimir un mal llamado «sello adulto». Desprovisto de una buena historia, se desfasa con facilidad.

John Space
John Space
10 abril, 2010 14:54

Opiniones, ya sabemos lo que dijo en su día Harry el Sucio…
Que «las opiniones son como los culos: terminan con una huella de mi zapato». Creo.

José Torralba
10 abril, 2010 14:56

Sí, pero tú por ejemplo coges El sueño eterno o L.A. Confidential –malos ejemplos, desde luego xD– y ahí tienes que los personajes tienen cuerpo por encima de un arquetipo del que tampoco pretenden escapar. No hablo de innovación, hablo de construcción del personaje a partir del arquetipo… para mí, la mera presencia de arquetipos, sin tridimensionalidad, no es satisfactoria. Criminal no me chifla precisamente por eso; me parece un tebeo que, a diferencia de Scalped, es frío; vacío, en cuanto a construcción de personajes. Y la producción superheroica yanki trasciende precisamente cuando consigue elevar a los personajes por encima de lo superheroico; cuando hay un algo más que está ausente en la novelas de Westlake (y por ende, en la adaptación).

Respecto a la narrativa… yo diría que Cooke ilustra del copón pero no narra. Alberto ponía de ejemplo tanto la alternancia de pasajes mudos con otros sustentados en exceso en la narración descriptiva (cuyo abuso personalmente considero un fracaso) como la poca sustentación que tiene el plano subjetivo o la falta de fundamento en la variación de planos. Y, además, ofrecía una página que me parece enormemente ilustrativa. Y es que esa conversación, en concreto, también llamó mucho mi atención: si te fijas los planos empleados en cada viñeta no están correlacionados; no hay narratividad en la conversación y ni siquiera hay correlación entre la evolución de la misma y las expresiones que vamos viendo. Cooke parece darse a una suerte de arbitrariedad para escapar del típico plano/contraplano e ignora que, en realidad, no está escapando… sólo lo está complicando en un alarde de virtuosismo sin fundamento. Nuevamente en palabras de Alberto «[Cooke] está tan pendiente de ofrecer la imagen más hermosa, la composición más inteligente y original, que se olvida de dotar de un ritmo coherente a su historia». Pero vaya, admito que puedo estar siendo un poco puntilloso… la plasticidad del dibujo del autor (al que, como a Sale, tenía ganas de ver fuera del ámbito en el que habitualmente se mueve) ya paga la obra.

zape
Lector
10 abril, 2010 15:37

Ese fue el acierto principal de Boorman, reducir todavía más el original y convertirlo en pura abstracción tipológica ¡qué obra maestra!. Curiosamente tanto A quemarropa (colocarla en el mismo párrafo con la de Gibson es como mínimo peliagudo) como El silencio de un hombre de Melville y Branded to kill de Seijun Suzuki son del mismo mágico año de 1967 y las tres resultan las piezas claves desde las que se construyo esa soberbia reconstrucción post-moderna que fue Ghost Dog.

zape
Lector
10 abril, 2010 15:54

No me parece que la de Gibson (o Helgeland, como sea) esté al altura en ningún sentido: es una patochada al borde de la parodia.
En cuanto a montajes del director…eso es algo qeu solo contemplo como reconstrucciones de obras perdidas tipo Pat Garret & Billy the Kid (que sin su montaje original y esa peculiar sincronía temporal casi termina por perder su verdadero sentido) o El cuarto mandamiento, una obra maestra tan poderos qeu ni ssu edición troceada pudo alterar esto. Por lo demás esas operaciones no son más qeu espureas movidas comerciales, si Paybackd fue cortada  se hizo con el objetivo de volver ultracomercial lo que ya era muy comercial, lo que ocurrió es qeu aquella cosa informe no interesaba de una manera o de la otra.

Carlos Martí
10 abril, 2010 16:01

Gracias por tu información, Miki. He estado buscando en las distintas librerías que me has dado, pero no he podido más que encontrar la primera novela, traducida como A quemarropa, por 8 euros más gastos de envío. Por desgracia, esas otras que mencionabas no las he encontrado. ¿Estás seguro de que están aún? sospecho que han quedado descatalogadas, desfasadas y desperdigadas en el tiempo. como muchos otros, doy mi esperanza para que las reediten.
Creo que el personaje de Parker es un cabrón, sí, pero nos cae bien. Igual que hay algunos que caen mal siempre (como Sentry, ya puestos, o Jar Jar), éste puede reunir tópicos, pero gusta. Empecé a ver la peli de Marvil a quemarropa, pero no pasé de los 5 minutos, porque parecía un cacao de cuidado. Quizás me faltó paciencia. En cambio, la de Gibson me gustó y bastante. Un tono agrio, ácido, del tipo que sabe lo que quiere y que, sin embargo (al menos en la peli, que no puedo decirlo en la novela), guarda su propio código de honor, de cierto respeto (su empeño en recuperar su PARTE del botín, no todo, el que no liquidase de buenas primera a su mujer y muestra cierta preocupación, etc. Lo dicho, que se editen.

José Torralba
10 abril, 2010 16:01

David, precisamente especificaba en mi comentario que no me refería a innovación/originalidad –por supuesto que el protagonista de Scalped no la tiene– sino a tridimensionalidad; a la profundidad que se le puede otorgar a un personaje tomando como punto de partida un arquetipo (una tipología) sin dejar de participar en ella.

Respecto a las afirmaciones tajantes… bueno, es una forma de decir que estoy bastante seguro de mis apreciaciones aún admitiendo que pueden no ser compartidas con idéntica seguridad. Pero nada más lejos de mi intención que pretender sentar cátedra… de hecho, precisamente por eso he hecho algo que nunca suelo hacer: complementar dichas afirmaciones con «personalmente», «me parece», etc. Y repito argumentos de Alberto porque participo de ellos y paso de elaborar la misma exposición con palabras propias xD

Respecto a la correlación, más allá de ese artificioso y e innecesario abuso del cambio de plano –a mí sí me resulta molesto ese virtuosismo compositivo y efectista… bajo mi punto de vista incluso incoherente, especialmente en una obra tan pretendidamente sobria– yo diría que si intercambias la 2ª viñeta y la 7ª, la cosa se queda más o menos igual, incluso puede que más coherente por la posición previa del cigarrillo en la boca. Además, creo que el tono frío y provocador de la 7ª pega mucho más con el diálogo de la 2ª («coge lo que quieras y vete»). Ya digo, a mi gusto, arbitrario.

José Torralba
10 abril, 2010 16:05

Y efectivamente, Zape… el gran acierto de Boorman fue la reducción a la abstracción tipológica. En concreto lo que consiguió fue que dejara de entender al personaje como una construcción plana para pasar a ser una abstracción pura, dura y totalmente consciente. Le quitó las (fallidas) coartadas… y así lo mejoró. Respecto a Payback… mí me parece que es muy parecido a lo que le habría salido a Millar en un mal día si hubiese sido el encargado de esta adaptación, en lugar de Cooke. Rompe totalmente la sobriedad del original y «acidula» la amarga sequedad de la violencia con una comicidad paródica y consciente, apoyada en un Gibson sobreactuado y lleno de tics, que abarata el conjunto.

Respecto a las «versiones del director»… a mí me parecen una aberración –jamás he comprado ninguna– excepto en un caso muy determinado: cuando el director afirma que el montaje de la copia que se exhibió en cines escapó a su control y pasó al del estudio, en aras de tornarla en un producto que originalmente no debía ser así. Por poner un ejemplo, compraría con gusto la versión del director de Gangs of New York.

zape
Lector
10 abril, 2010 16:29

Es que se ha transfoprmado lo que nació como un «serivicio» de restauración de material maltratado/alterado/perdido en una operación comercial descarada que encima quitá cualquier valor al producto final y provoca caso tan lamentables como Apocalipsis Now Redux o Blade Runner, este ya directamente para ponerse a llorar por lo que soctt ha sido capaz de perpetrar sobre un material tan justamente mítico, hasta dejarlo no solo irreconocible sino totalmente desprovisto de magia.
Scorsese ha declarado ya en bastantes ocasiones que se niega a editar algo similar con gangs of new Yor, acepta la dolorosa derrota que fue ese film y prefiere dejarlo como está quizás como una muestra precisamente de un intento hermoso pero fallido, pero también como uan muestra de reafirmación autoral al permitir qeu los Wenstein no se aprovechen dos veces de él.

José Torralba
10 abril, 2010 16:36

Sí, entiendo las razones por las que no saca un director’s cut y me parecen coherentes… pero si algún día decidiera montar un metraje nuevo, lo vería gustoso. Ya digo… si cogen lo que tú querías hacer y lo descuartizan creo que tienes pleno derecho a intentarlo de nuevo; a decir lo que tú querías decir de la forma en que querías hacerlo. Lo que no incluye lo que está haciendo Scott claro; que es como los cuentos esos de «escoge tu final» que leíamos de chicos. Una perversión.

John Space
John Space
10 abril, 2010 16:37

«Respecto a Payback… mí me parece que es muy parecido a lo que le habría salido a Millar en un mal día»
Gracias por el apunte. Ahora me mantendré a una distancia de 100 metros de esa peli.

«caso tan lamentables como Apocalipsis Now Redux o Blade Runner, este ya directamente para ponerse a llorar»
Con Redux estoy de acuerdo; y mi copia en VHS de la versión anterior opina lo mismo. Con BR ya no; tengo The Final Cut y me ha convencido, sobre todo hoy en día, que ya me gusta cada vez más el final original.

José Torralba
10 abril, 2010 16:40

Pues a mí lo de BR me parece, en el mejor de los casos, un sacacuartos y, en el peor, una indecisión autoral de tres pares de cojo***. Si no tienes medios para hacer lo que quieres te esperas, como Cameron con su Avatar, pero no alteras después un documento que, entre otras cosas, es testimonio de su época. Ni tampoco empiezas a probar finales a ver a la gente cuál le gusta más. Eso es convertir una señora película en un pasatiempo desnaturalizado y titubeante.

zape
Lector
10 abril, 2010 16:43

Mira John un tiparraco que coge una imagen de otra película (el unicornio del demonio) y la mete en una dos años anterior no tiene ninguna credibilidad. Blade Runner ha sido destruida, las imposiciones fueron imposiciones en su día, luego el tiempo la volvión un clasico y transformo la ambigüedad y el tono de hard -boiled reinventado en un perfecto homenaje/recreación del noir de los años cuaren con el añadido de todo tipo de sugerencias metafísicas y existencialistas. Scott vovió todo eso pasta masticada, laminado la contraposición entre la humanización de la máquina y la maquinización del hombre unidos por semejante sentimiento de finitud y encima retocó digitalmente, no me jodas.

John Space
John Space
10 abril, 2010 16:43

Bueno, me lo regalaron en Navidades… 😉 Y a ver si un día encuentro ese libro sobre la película, Future Noir.

«Si no tienes medios para hacer lo que quieres te esperas, como Cameron con su Avatar, pero no alteras después un documento que, entre otras cosas, es testimonio de su época.»
Que no te oigan los jedis…

John Space
John Space
10 abril, 2010 16:57

Me temo, zape, que no conozco la historia de BR tanto como debería; lo del unicornio no sé cuándo se rodó. ?Tantas diferencias hay entre versiones? ?Cuáles son? O ?dónde puedo consultarlas?

José Torralba
10 abril, 2010 17:01

Lo del unicornio… jejejejej ¿recuerdas una peli fantástica de Scott con Tom Cruise? ¿Recuerdas Legend? Pues ata cabos…

Respecto a las versiones… http://en.wikipedia.org/wiki/Versions_of_Blade_Runner

JAVIE
JAVIE
Lector
10 abril, 2010 17:20

B.R es una pelicula cuya maxima valoración solo la ha logrado con el paso de los años,en su epoca fue una peli de ciencia ficción mas y no lo digo por mí,ya que por edad no pude vivirla en su epoca,pero aun recuerdo a mi tio,persona de unos 50 años,amante del cine y ex propietario de videoclub,el día que le dije que BR estaba considera una pelicula de culto,su cara fue como ¿¿ REALLY??? A mi personalmente me aburrio a mas no poder la he visto como 3 veces por la terquedad de algunos que se empeñan en seguir diciendome» pero hombre tienes que verla otra vez » y sigue pareciendome lo mismo,una buena idea respaldada con un buen guion pero aniquilada por un pésimo HARRISON FORD en el que recae el mayor peso en pantalla y el cual no cumple ( como de costumbre) con lo que podria haber sido.

Si querian hacer el papel de un ex policia retirado al cual obligan a volver al servicio para cazar bichos,una mejor eleccion hubiera sido el bueno de BRUCE WILLIS que ya bordo el papel en EL QUINTO ELEMENTO.

zape
Lector
10 abril, 2010 17:29

Bruce Willis, sin duda alguna…en 1982, una gran elección.
Blade Runner fue un fracaso taquillero en su día, pero en ningún caso se tomo como un film más y el impacto de su estética retrofuturista de neon y edificios construidos unos sobre otros fue inmediato, que se lo pregunten a William Gibson o a Terry Gilliam, incluso a Michael crchton de la (esta si) muy reivindicable Runaway. Lo que pasa es que era un cuerpo extraño incluso apra la época un film deusbucado qeu era, al mismo tiempo pasado (ético) y futuro (estético) de uno o varios géneros.

zape
Lector
10 abril, 2010 17:31

¡Coño, perdón!…Además evidentemente es una película con la consideración de culto y de clásico por el paso del tiempo, que es lo que da estas cualidades y lo que hace perdurar logros.

JAVIE
JAVIE
Lector
10 abril, 2010 17:37

A ver ZAPE,se que WILLIS no era una opción en esa epoca,me refiero a que el tipo duro, retirado por principios eticos o morales que es obligado a volver es un papel que un actor mediocre y sobrevalorado como FORD no estaba capacitado para interpretar,FORD era un guaperas de la epoca, de ahi que brillara tanto a los mandos del halcon milenario,ahi su rol fue el del ligon malote/adorable  que le tira los trastos a la princesa y eso si lo borda.

A WILLYS lo cité como ejemplo perfecto de actor que en un papel similar supo recojer los matizes necesarios para empatizar con el publico,cosas que no hizo el sosainas por exelencia.

José Torralba
10 abril, 2010 18:43

Jjjajajaj… no nos vamos a poner de acuerdo, no xD Si te digo que el listón lo ponía en el Ciudad de Cristal de Mazzucchelli, que Cooke me parece un ilustrador impresionante pero un narrador con carencias, que el material de partida no me parecía especialmente excepcional, y que esperaba mucho más que un simple tebeo de género negro mecánico y en ocasiones artificial ¿entonces me comprendes? Por jugar un poco, además diré que si me dicen Cooke y género negro, me imaginaba algo más cerca de Harper que de Parker; sinestésicamente, más tirando a Iturralde o Marsalis que a Miles Davis.

John Space
John Space
10 abril, 2010 19:20

Vaya, salgo y al volver veo a JAVIE hablando de BR. Vergüenza.

«muy reivindicable Runaway»
Como serie B, supongo.

zape
Lector
10 abril, 2010 21:12

Pues Javie, la opción inicial era nada menos que Dustin Hoffman. Ford me parece un actor mediano pero carismático y habitualmente solvente, Bruce Willis… también pero con un punto demasiado socarrón y autoconsciente para el personaje de Rick Deckard. En la época Ford fue una buena opción porque se necesitaba un actor con tirón que garantizara la para la financiación pero qeu no fuese tan estrella que mediatizara el resultado o disparara un presupuesto que era bastante ajustado. Además hace aquí su mejor interpretación y no opaca al verdadero protagonista indirecto que es un descomunal Rutger Hauer como ese inolvidable androide existencialista Roy Batty (todavía más impresionante con la voz de Constantino Romero, aunque qeude feo decirlo).

zape
Lector
10 abril, 2010 21:29

Hombre David, la pega es la desnaturalización de los originales y la profunda sensación de tomadura de pelo que flota en el aire.
Además, Helgeland no tenía ni tendrá ni voz ni voto, ni en Payback ni en ninguna otra película, es un asalariado que dirige un film de Mel Gibson y obra en consecuencia. La película resultó un bodrio y no gustó a casi nadie, razón por la que no funcionó en taquilla, no  por culpa de ningún tipo de ingerencia anti-autoral en un film que no es «de autor» en ningún caso. La manera de rentabilizar la inversión es volver a comercializar el mismo perro con otro collar, en definitiva: un timo manifiesto amparado en un noción confusa de la política de autores.
Scorsese contó con poca o ninguná libertad en Gangs of New York , tragó con todas las imposiciones por culpa de el deseo de llevar al cine un material que hacía décadas que manejaba, eso le cegó y permitió todo lo que permitió, la manera de mostrar su arrepentimiento no es volver a vender o rehacer el producto sino dejarlo como está para dar testimonio de su propia derrota.
Sobre Scott y Blade Runner pues…hay que ponerse en 1982 y ver quien era el director y que créditos tenía, de cara a la taquilla eran Alien básicamente. De acuerdo a los logros estéticos de esta y que había manejado mejor que bien un presupuesto relativamente modesto le acabaron dando el guión de Hampton Fantcher, que llevaba años dando tumbos. Es decir a Scott le encargaron Blade Runner, no fue una película que él generara porque ni entonces era un autor (ni lo es ahora) ni tenía la capacidad de maniobra necesaria.

John Space
John Space
10 abril, 2010 21:47

todavía más impresionante con la voz de Constantino Romero, aunque qeude feo decirlo
Queda, queda.

zape
Lector
10 abril, 2010 21:53

Si….en aquella época el VHS no era dual precisamente y una voz así y un parlamento semejante, pues marcan, marcan mucho sobre mentes facilmente impresionables.

John Space
John Space
10 abril, 2010 21:55

Y a la mente de Eastwood, no lo olvidemos.

zape
Lector
10 abril, 2010 21:58

Es que Eastwood sin Constantino es un poco menos Eastwood, no nos engañemos.

JAVIE
JAVIE
Lector
10 abril, 2010 22:04

Y ante tanta mediocridrad de medio pelo,aparecio,nadie sabe de donde llegó,en el ambiente se respiraban aires de cambio,algo se estaba acercando y lo hacia con animo de cambiar el cine de ciencía ficción para siempre,nunca antes hubo algo de tal magnitud y nunca despues de aquello volvio a haberlo.

!!!!!I LOVE GEORGE!!!!!!

0ciOs0
0ciOs0
10 abril, 2010 22:12

JAVIE ha dicho: !!!!!I LOVE GEORGE!!!!!!

¿Ya toca otra vez día del orgullo gay? Joder, como pasa el tiempo.

Supongo que te refieres a Star Wars. ¿Como va a llegar ante tal mediocridad de medio pelo si es anterior a todas las películas de las que estamos hablando?

JAVIE
JAVIE
Lector
11 abril, 2010 0:08

Es el dia del orgullo JEDI y obviamnete me refiero a STAR WARS como trilogia,y repito para aquellas persona que no tuvieran posibilidad de acceso a la educación,trilogia se refiere a 3 peliculas,la unicas 3 pelicula de STAR WARS  que se han hecho,nunca existio nada despues de EL RETORNO DEL JEDI.

John Space
John Space
11 abril, 2010 1:39

«Nunca existio nada despues de EL RETORNO DEL JEDI.»
Porque aquel judío se lo cargó todo. Mata jedis en las Cíes, aaah…

JAVIE
JAVIE
Lector
11 abril, 2010 2:02

Bueno,es un material extra de 9 horas,yo me lo imagino así,como un extra de la edicion colecionista en el que te narran durante unas 9 horas como hubiera sido la infancia de DARTH VADER,ahora bien,no podemos negar que ver a NATALIE PORTMAN metida en ese traje no fue una pasada…

John Space
John Space
11 abril, 2010 2:25

No hemos visto Closer, ?eh?

JAVIE
JAVIE
Lector
11 abril, 2010 2:45

No hemos visto Closer, ?eh?

?¡¿?¿?¿?¿?¿?¿

John Space
John Space
11 abril, 2010 2:45

Ya veo que no.

JAVIE
JAVIE
Lector
11 abril, 2010 2:59

Dios SPACE que tipo de degenErados eres tu??? me has hecho buscar la peliculita y ahora tendre que sacarme los ojos,para vuestar informacion esa no es mi NATALIE es un doble,NATALIE o NATI como le gusta que la llame, es dulce,casta e inocente,todo eso sin contar que es la madre de LUKE!!!

John Space
John Space
11 abril, 2010 3:49

Algo así le bailó a Anakin en su noche de bodas.

JAVIE
JAVIE
Lector
11 abril, 2010 3:54

ANAKIN uso la fuerza para poder tener hijos,los jedi no sienten dolor,los jedi no sienten miedo los jedi no sienten tristeza,el mas minimo descuido en tu conducta te acerca peligrosamente al reverso tenebroso de la fuerza a la par que te conviertes en presa para el lado oscuro.

0ciOs0
0ciOs0
11 abril, 2010 10:19

JAVIE ha dicho: no podemos negar que ver a NATALIE PORTMAN metida en ese traje no fue una pasada…

Embutirle el pandero en esos pantaloncitos debió ser una gesta similar a vestir a Falete de torero.

Raúl Martin
Lector
11 abril, 2010 11:42

Muy buena reseña, David. Con su acostumbrado alto nivel de siempre.
Respecto a El Cazador, me ha parecido una historia que, aparte de sus clichés y tópicos, está muy bien conducida. Le encuentro sin embargo algunas lagunas en su argumento, así como ciertos comportamientos poco creíbles de sus actores.
Para mí, El Cazador está bastante mejor que el Criminal de Bru, por poner comparaciones actuales. Además, pienso que la historia se ha conservado bastante actual, hasta el punto de poder ser disfrutada por cualquier lecto a parte del acostumbrado al género negro.
En ciertos momentos me ha recordado al Filthy Rich de Azzarello y Santos (Vertigo Crime), a nivel de guión y también bastante a nivel de dibujo. Aunque he de decir que me gustó más la labor de Santos, porque a Cooke en ocasiones le encuentro una narrativa algo confusa y unas ilustraciones que no cumplen como deberían a la hora de describir lo que sucede.
Pese a todo, la obra me ha gustado mucho y la encuentro una firme candidata a los Eisner de este año. Un poco flojos en algunas categorías, por cierto.

WWfan!
WWfan!
11 abril, 2010 12:45

Hace poco en Dolmen leí en la revista de este mes dos artículos.
En uno decían de la buena labor con su trazo limpio de los hermanos Luna en Spiderwoman.
A poca distancia decían de Jiro Tanigushi que era un dibujante «cumplidor».

Ver criticar a Cooke por Parker me produce los mismos revoltijos en las tripas.