100% Marvel HC. Capitán América: Operación Renacimiento

Panini reedita diez años después la primera saga de Mark Waid y Ron Garney en la serie del Capitán América.

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Edición original: Captain America 444-448 USA (Marvel Comics, 1995-96)
Edición nacional/España: 100% Marvel HC. Capitán América: Operación Renacimiento (Panini Cómics, 2019)
Guion: Mark Waid
Dibujo: Ron Garney
Entintado: Mike Sellers, Scott Koblish, Denis Rodier, Mike Manley
Color: John Kalisz, Paul Becton
Traducción: Uriel López
Realización técnica: Forja Digital y Estudio Din&Mita
Formato: Tapa Dura. 144 páginas. 18,00€

¡Vuelta a las esencias!

«En el Olimpo, medimos la sabiduría con Atenea, la velocidad con Hermes, el poder con Zeus. Y medimos el valor con el Capitán América»

Muchos de los que nacimos en los 80 y nos aficionamos al cómic en los 90 solemos cometer el “pecado” de ver con buenos ojos una gran cantidad de cómics horribles publicados en aquella nefanda década. La nostalgia puede ser un arma poderosa; un arma creativa pero también una manera de cegarnos e impedirnos emitir un juicio objetivo. Hoy en día, la nostalgia se ha convertido, casi diríamos, en un arma de destrucción masiva (sí, Disney, te miro a ti) y es difícil ser benévolo ante una obra de la cultura popular, ya sea película, serie de televisión o cómic, que la utilice sin ningún tipo de miramiento. Pero hubo una época en la que la nostalgia era nuestra única (¿última?) esperanza. Los 90 fueron los años de la explosión del mercado directo y de cómo la burbuja especulativa que se creó estuvo a punto de acabar con la industria del cómic tal y como la conocemos. Fueron también los años donde más se sintió la moda del grim and gritty, con superhéroes duros e implacables, justicieros que disparaban primero y preguntaban después. Fueron, por último, los años donde el dibujo, la parte gráfica de un cómic, casi fagocitó la parte literaria; los años de la prevalencia del dibujante sobre el guionista, los años de Image. Había que ser moderno y transgresor. Había que mirar al futuro y prepararse para el siglo XXI. Había que comprar 12 colecciones del universo X-Men y sentir que no habías tirado el dinero.

Algunos de los personajes más antiguos e icónicos de Marvel se encontraban en serios problemas. Thor llevaba años dando tumbos tras la salida de Tom DeFalco y Ron Frenz. Iron Man languidecía en manos de Len Kaminski y Tom Morgan. La colección de los 4 Fantásticos daba señales de agotamiento. Por su parte, en Capitán América, Mark Gruenwald abandonada la colección después de 10 años escribiendo las aventuras de Steve Rogers. 137 números en total. Un par de generaciones de lectores que no habían conocido otra cosa. La etapa de Gruenwald es una parte fundamental por derecho propio del mito del Capitán América pero en sus últimos años la colección había perdido el rumbo mientras se enredaba en una larguísima saga en la que el héroe descubría que el suero del supersoldado estaba desapareciendo de su torrente sanguíneo lo que acabaría causando su muerte. Y así terminaba el último número escrito por Gruenwald, con el Capitán América muerto. ¿Y ahora qué?

El editor en jefe de Marvel en aquellos días, Bob Harras, decidió efectuar cambios. Grandes cambios. En Iron Man, preparó junto con Terry Kavanagh la sustitución de Tony Stark por su versión adolescente. Para El Poderoso Thor reclamó los servicios de Warren Ellis y Mike Deodato. En el caso del Capitán América, Harras creía tener a la pareja perfecta para el trabajo. Mark Waid se había labrado una reputación como escritor en DC, principalmente gracias a su trabajo en Flash y distintas versiones de la Legión, antes de ser reclutado por la oficina X. Waid era un guionista que había demostrado, sobre todo en DC, ser capaz de mezclar con gran habilidad elementos modernos junto con un gran respeto por la continuidad e historia de los personajes que escribía. En su trabajo para Masacre o La Patrulla X no tenía la libertad que deseaba pero con Capitán América eso iba a cambiar. En cuanto a la parte gráfica, el elegido para acompañar a Waid sería Ron Garney. Garney, recién salido de El Motorista Fantasma, poseía dos cualidades fundamentales para el trabajo: había mostrado ser un excelente narrador y cumplía siempre sus fechas de entrega.

Podríamos argumentar que Capitán América es el primer trabajo abiertamente nostálgico de Waid, una etiqueta que, sobre todo después de la publicación de Kingdom Come, le ha acompañado el resto de su carrera. Y este es un ejemplo de cómo se puede utilizar la nostalgia para hacer buenas historias y buenos cómics. El final de la etapa de Gruenwald había dejado al personaje en una situación complicada al, aparentemente, haber muerto. Waid decide continuar directamente la historia y el #444 es un número del Capitán América sin el Capitán América. En su lugar, presenciaremos cómo varios de sus compañeros y amigos recuerdan su figura y lo que simbolizaba. Pero el espectáculo debe continuar y el lector se verá inmerso en la Operación Renacimiento que da título a este tomo cuando descubra que Steve Rogers ha sido revivido por Craneo Rojo con la ayuda, nada menos, que de Sharon Carter, la Agente 13. Craneo necesita la ayuda del Capi para detener a una secta que está utilizando tecnología de IMA para “recargar” el cubo cósmico y poder, así, rehacer la realidad a su voluntad. Lo que es peor, dentro del cubo se encuentra la conciencia de Adolf Hitler (puesto ahí por Craneo) lo que completa la lista de elementos que nos retrotraen a las historias clásicas del Capitán América. Waid mezcla a Craneo Rojo, Hitler, Bucky (su espíritu, al menos. Brubaker, haz como que no miras), Sharon Carter, el Capi atrapado en hielo, Steve Rogers sin suero del supersoldado… y aún así la historia se siente y se lee como algo fresco y novedoso.

Waid y Garney tuvieron manos libres para hacer lo que quisieran dentro de la colección. Lo que no sabían es que esa libertad era consecuencia de la idea que tenían las altas esferas de cerrar la colección o reiniciarla como finalmente hicieron un año después con Heroes Reborn. Waid ha manifestado en varias entrevistas cómo Marvel les avisó de la cancelación del título solo dos meses antes de la misma. En definitiva, en la Marvel de la época, una de las pocas ocasiones en las que los creadores podían tener libertad absoluta era si los jefazos no tenían confianza alguna en la supervivencia del título. Leyendo las palabras de Waid (“Todo el mundo nos apoyaba porque no era una colección en la nadie tuviera confianza en la editorial”) es difícil no recordar lo expresado en otros foros por Peter David en lo referente a sus inicios como guionista en El Increíble Hulk.

Aunque Waid utiliza elementos sociopolíticos junto con traiciones y agentes dobles, sería un error pensar que estos cómics tienen un estilo parecido a los escritos una década después por Ed Brubaker. Esta es una aventura canónica del personaje, con mucha acción, en la que Waid demuestra lo mucho y lo bien que conoce al Capitán, permitiéndole además cumplir lo que la portada de su primer número allá por 1941 anunciaba pero nunca cumplió: Derrotar a Hitler. Estos cómics muestran también que el Capitán no necesitaba ningún truco para atraer a nuevos lectores. Lo que Steve Rogers necesitaba no era una armadura o transformarse en hombre lobo, sino buenas historias. Historias que recordaran a los lectores quién es el Capitán América y lo que simboliza (como hace Hércules en el primer número que abre el tomo). Además, leyendo Operación Renacimiento vemos cómo se puede utilizar la historia de un personaje para contar historias con una sensibilidad moderna. Quizás, el elemento menos conseguido de la saga sea la figura de Sharon Carter. La Agente 13, “resucitada”, es presentada por Waid como un personaje cínico y un poco de vuelta de todo, que se siente abandonada no solo por Steve sino por los propios EE.UU. (descripción que recuerda mucho a la versión del personaje que aparece en la reciente serie televisiva Falcon y el Soldado de Invierno) y que necesita recuperar la confianza en los valores que representa el Capitán América. Por su parte, Garney hace un excelente trabajo, lejos todavía de la maestría que demostraría en encargos posteriores, pero más que suficiente para plasmar con gran sentido del espectáculo y del drama los guiones de Waid.

El mismo mes que se ponía a la venta en EE.UU. el primer número de Waid y Garney en Capitán América, Bob Harras y Terry Kavanagh preparaban la saga que, según ellos, iba a modernizar Los Vengadores. Se llamaba La Encrucijada y, como hemos comentado anteriormente, iba a terminar con la muerte de Tony Stark y su sustitución por un Tony adolescente traído del pasado. ¿Quién se acuerda hoy del joven Tony Stark? ¿Y de aquellos cómics, nunca reeditados en España? Mientras tanto, Operación Renacimiento tiene en este tomo su segunda edición por parte de Panini (tras un Marvel Gold en 2009) y siguen siendo considerados un clásico moderno. Nostalgia, no como arma sino como inspiración.

Lo mejor

• La casi perfecta conjunción entre Waid y Garney
• La mezcla entre tradición y modernidad

Lo peor

• Que la estancia de guionista y dibujante fuera interrumpida por mandato editorial

Edición original: Captain America 444-448 USA (Marvel Comics, 1995-96) Edición nacional/España: 100% Marvel HC. Capitán América: Operación Renacimiento (Panini Cómics, 2019) Guion: Mark Waid Dibujo: Ron Garney Entintado: Mike Sellers, Scott Koblish, Denis Rodier, Mike Manley Color: John Kalisz, Paul Becton Traducción: Uriel López Realización técnica: Forja Digital y Estudio…
Guion - 8.5
Dibujo - 7.8
Interés - 8.6

8.3

Clásico

Brillante reinvención que todavía hoy es considerada como el inicio de las mejores etapas del personaje

Vosotros puntuáis: 8.84 ( 8 votos)
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Kubik
Kubik
Lector
21 junio, 2021 20:08

Iron man no languidecía en absoluto, los guiones de Len Kaminsky eran magníficos. En cuanto a esta incomprensiblemente laureada etapa, aparte de la falta de respeto al lector que supuso pasar de un plumazo de todo lo establecido por su predecesor (incluido un romance con Iguana, que acababa de jugarse la vida para salvar a Steve), la única «idea» que exhibió fue… que el Capitán América, enfadado con el gobierno, renunciaba a su traje y se vestía de negro. En su día no daba crédito (era la trama principal de la larga etapa Gruenwald, que, a su vez, copió de Steve Englehart). Waid no tenía absolutamente nada nuevo que contar. Desapareció la caracterización de personajes y, de hecho, casi, los diálogos, reducidos a telegramas. Una auténtica basura.

Ignacio
Ignacio
Lector
22 junio, 2021 0:44

¿Que los guiones de Len Kaminski eran magníficos? Madre mía, aún me entra la risa floja cada vez que recuerdo al Tecnóvoro. Y ya ni hablemos de los dibujantes. Para mear y no echar gota.

Por otro lado, totalmente de acuerdo con lo sobrevalorada que está esta etapa. Supongo que en medio de la horrendous Marvel de los 90, esta mediocridad podía sonar a algo medio decente, pero de ahí a sobrevalorarla tanto…