Grandes Autores de Vertigo: Richard Corben

 

Edición original: Weird War Tales 1, Gangland 2, Heartthrobs 3, Strange Adventures 3, Just Imagine Stan Lee With Walter Simonson Creating Sandman, Swamp Thing 7, 8 y 20, MASKS Too hot For TV!, SOLO núm. 2 USA, American Splendor núm. 2 USA, House of Mystery núm. 16 USA, Men of War núm. 6 USA , Flinch núm. 1 USA
Edición nacional / España: Grandes Autores de Vertigo: Richard Corben, Colección Grandes Autores de Vertigo. Diciembre 2015, ECC Ediciones.
Guión: Bill Willingham, Bruce Jones, Harvey Pekar, Joe R. Lansdale, John Arcudi, Joshua Dysart, Mark Andreyko, Michael Uslan, Richard Corben, Simon Revelstroke, Will Pfeiffer.
Dibujo y tinta: Richard Corben.
color: Ted McKeever, Grant Goleash, Lee Loughridge, Martín Breccia, Darlene Royer, Wendy Fouts-Broome, Dave Stewart, Jose Villarrubia.
Formato: 200 páginas a color y blanco y negro editadas en cartoné.
Precio: 19,95 € .

 

Aparece en tiendas un nuevo título de Richard Corben y todos debemos callar, correr a por un ejemplar y disfrutar de sus virtudes como un parroquiano absorto en el sermón de su sacerdote de toda la vida. Por eso hay que aplaudir la iniciativa de ECC de haber creado una línea que dedicada a confeccionar antologías de relatos publicados en las múltiples series de Vertigo y aledaños. Porque, es obvio, permite recuperar y a veces disfrutar por primera vez de narraciones pérdidas en series corales o números sueltos de otros títulos que quizá no hayas seguido. Esto crea quizá una sensación de ensalada agridulce, de dulce -poco-, salado -bastante- y agrio -lo que más-, donde desfilan bajo el mismo lomo historias bélicas, del oeste y de terror. De mucho terror. Y si esta iniciativa sirve para recuperar sus números para Swamp Thing, pues tanto mejor. Es que entrando en materia, su visión de la Cosa del Pantano es una de las más sobrecogedoras que servidor recuerda, de tal manera que unos guiones quizá del montón, obra de Will Pfeifer, se convierten en dos tebeos que resultan un carnaval para la vista. Pasado por el filtro agresivo y rotundo de Corben, la criatura posee una fuerza telúrica de la que rara vez podemos disfrutar. Hay más madera que nunca, sin tener que verla. Hay mayor solidez, al tiempo que el personaje, paradójicamente, desciende por aspectos metafísicos que lo desanclan de la realidad. Corben refuerza la aureola inquietante, inhumana, del ser del pantano, buceando en lo más ultraterreno del mismo. Paradoja, ya digo, al conjugar lo terrenal con auténtica fantasmagoría, dejando para la posteridad una Cosa del Pantano antológica. Ojalá algún día una serie limitada del personaje a cargo de Corben. Sería oro puro.
Más mitos del terror aparecen por aquí. Zombis, fantasmas, lobos, hombres-lobo, extraterrestres, el abanico común en este tipo de antologías y lo común a los satélites de Vertigo, vaya. Y claro, siendo un producto DC, no faltan los superhéroes, desde su perspectiva más satírica, en relatos como Máscaras, demasiado fuerte para la TV o, el mejor de todos, aquel dedicado a El Espectro, la fantástica creación de Jerry Siegel y Bernard Baily, que vivió sus mejores momentos de la mano del nunca demasiado ponderado Jim Aparo. Corben, brutal y terrorífico, nos presenta, como era de esperar, una de las mejores visualizaciones del personaje hasta la fecha, en un relato escrito por el muy solvente John Arcudi y aparecido en su antología Solo, que hará las delicias del aficionado más exquisito del personaje. Es precisamente en este título donde brilla Corben de manera evidente. Campo de juegos ideal para explayarse con sus filias, algo hay aquí de auto-homenaje, como ese relato llamado ¡Cíclopes! protagonizado por personajes que bien podrían haber deambulado por el mundo de Den y Mundo Mutante. No solo por su visceralidad y evidente erotismo, sino por ese uso del color que recuerda su labor en las revistas. Es que, llevando él mismo el timón del tebeo y lejos de encargos mercenarios, el norteamericano recupera cierta solvencia setentera en el uso del color, de modo que las páginas explotan con su peculiar universo cromático, recordando aquellas texturas imposibles de su época dorada, cuando se convirtió, a base de muy controlados experimentos con los fotolitos, al parecer imposibles de reproducir hoy día, en el rey de las revistas de tebeos para adultos.

Sorprende al tiempo que a pesar de la disparidad de guionistas, el producto final resulte tan bien hilado, como si estas historias hubiesen sido pensadas para ser recopiladas en el mismo volumen. Nada más lejos de la realidad. Esto es una muestra más de la personalidad rampante de Corben que convierte en propio hasta el encargo menos cercano. Un must para cualquier seguidor del autor.