Parece que fue ayer, pero han pasado casi seis años desde que reseñara por estos pagos
La primera temporada de esta nueva generación, presenta al equipo del laboratorio criminalístico de la ciudad de Las Vegas que va a protagonizar esa nueva entrega. Siguiendo la pauta de las cuatro series anteriores, tenemos a un variopinto grupo de profesionales de la investigación, cada uno de los cuales tiene sus propios asuntos privados, los cuales pueden servir para algún sub-argumento o argumento principal. Como es uso y costumbre en la franquicia, tenemos delitos que investigar y a los que aplicar la tecnología derivada de los avances científicos que, en estos cuatro años, han seguido incorporando procedimientos a clásicos como la prueba del PCR. Tenemos una nueva jefa en el laboratorio, diversos subalternos con distintas especialidades y un peculiar médico forense, pero, para captar la atención de la audiencia del pasado, nada mejor que tirar de caras y nombres conocidos. En este caso, Gill Grissom (William Petersen) y Sara Sidle (Jorja Fox) vuelven al servicio activo, justificándose su regreso en un importante caso cuya resolución podría afectar al prestigio de la criminalística en Las Vegas y al prestigioso legado que ambos dejaron tras de sí. Como en algunas de las temporadas centrales del CSI original, un misterio ocupará una parte importante de las investigaciones, a lo largo de la decena de episodios que componen esta nueva entrega y, como se ha indicado, implica al antiguo equipo y, más concretamente, a uno de sus miembros menos populares, David Hodges (Wallace Langham).
La afición a la serie original recordará a Hodges, un secundario que acabó tomando cierto protagonismo, empezando desde una posición un tanto detestable. Pedante y engreído, representaba al típico compañero de curro que causa rechazo y que, con el tiempo, puede llegar a resultar agradable… hasta que dice la inevitable palabra de más. Un ataque a otro de los miembros del equipo original, Jim Brass (Paul Guilfoyle) abrirá la puerta a una investigación en la que Hodges es acusado de falsificar pruebas en diversos casos en los que participó. Una sentencia condenadora no solamente llevaría a David a la cárcel, sino que abriría las puertas de las mismas a varios miles de criminales convictos, al haber sido declarados reos con resoluciones basadas en evidencias contaminadas. Sidle y Grissom retornan para ayudar a alguien a quien han llegado a considerar amigo y, también, para evitar que el trabajo de tantos años se vaya por el sumidero.
La presencia de estos tres personajes de la vieja guardia -Brass hace poco más que un cameo, justificado por el hecho de estar prácticamente ciego- sirve para que conozcamos a quienes están llamados a tomar el relevo de la alineación original que, a saber, son:
Maxine «Max» Roby (Paula Newsome) jefa del laboratorio criminalístico, que debe resolver el problema generado por la acusación a Hodges, mientras desarrolla las tareas habituales de su puesto. Tiene un hijo adolescente cuyo futuro académico parece preocuparla sobremanera.
Joshua «Josh» Folsom (Matt Lauria) un investigador de nivel 3 que suele actuar como jefe de campo.
Ahalya «Allie» Rajan (Mandeep Dhillon) una investigadora de nivel 2 que ha llegado a los Estados Unidos desde su nativa India para ampliar su formación y ha descubierto su talento y su gusto por la investigación criminalística.
Hugo Ramírez (Mel Rodríguez) el jefe médico, que abandonó un lucrativo puesto en una multinacional para abordar una labor que considera más gratificante y cercana.
Junto a ellos hay un número equivalente de secundarios cuyo papel e importancia, como en la serie original, está por desarrollarse. Ya veremos cuántos y cuáles acaban subiendo de nivel en el elenco protagónico, pero, a pesar de las lógicas diferencias, derivadas de la composición de la nueva alineación, se pueden ver algunos detalles de los nuevos personajes que evocan a los clásicos. Así, la preocupación familiar de Roby recuerda a las de Horatio Caine o D. B. Russell; la forma en la que Folsom aborda el trabajo de campo trae a la mente las labores de Eric Delko o Warrick Brown; el deseo de Rajan de avanzar y prosperar en su carrera también se encuentra también en Greg Sanders o Lyndsay Monroe. A su vez, existe cierta atracción mutua entre uno y otra que plantea la posibilidad de una relación sentimental, como las que hubo tanto en la serie madre como en sus dos primeros esquejes. Tal parece que han tomado aquellos elementos que resultaron exitosos en la franquicia y los han presentado, bajo la forma de un nuevo reparto que tiene ante sí el desafío de ganarse el favor del público veterano, ganándose de paso a las nuevas generaciones.
Más allá de las diferencias de reparto, hay que decir que CSI: Vegas es una continuación de CSI. La música de The Who y, más concretamente, el tema Who are you? que sirviera para las cortinillas de entrada y salida de la serie original, deja patente la intención de traer nuevos delitos para este nuevo equipo, pero sin renunciar a la estructura y a la estética de siempre. Puede ser que la fórmula estuviera gastada, pero, desde luego, no está rota. Así pues, si no están ustedes cansados de la franquicia o ya se saben de memoria los quinientos episodios que suman las distintas series, aquí tienen nuevos crímenes.
Esta primera temporada, limitada a diez episodios, ha servido para que una franquicia que se consideraba agotada haya tenido un retorno bastante temprano y, ciertamente, exitoso, si se considera tal la renovación para una segunda que, además, tendrá más entregas. Sin embargo, soy de la opinión de que una parte de sus positivos resultados ha venido dada por el hecho de haber jugado la baza de la nostalgia, trayendo de vuelta a dos de los personajes más populares de la serie original. Durante buena parte de su historia, la historia de CSI tuvo como elemento preponderante la relación entre Grissom y Sidle. Recuperarla en la película de cierre fue un acierto y hacerlo aquí lo ha vuelto a ser. De nuevo, se usa el truco de los problemas que padece o puede haber generado un personaje del variado elenco de la franquicia y, de nuevo, funciona. Por eso, la decisión de Petersen y Fox de no continuar, de cara a la segunda temporada, ha generado ciertas suspicacias de cara a la supervivencia de la serie. La ausencia de Grissom supone también la de Sidle pues, en palabras de la actriz que interpreta a ésta, CSI era, en buena medida, su historia de amor y no tiene sentido que una permanezca si no está el otro (al contrario de lo que aconteció en las últimas temporadas). Afortunadamente, el movimiento realizado por los responsables de esta nueva versión vegana garantiza la continuidad del factor nostalgia, con la recuperación de Catherine Willows (Marge Helgenberger) la carismática investigadora del equipo original. Junto a ella tendremos a su hija Lindsay, a la que vimos crecer a lo largo de quince temporadas, para verla convertida en