Cuando un fenómeno natural deja a la vista los desastres humanos.
«Cuando pensamos en lo que pasó en la ciudad después del temblor creo que tenemos que reflexionar sobre qué es el desastre y qué es lo cotidiano.»
El 19 de septiembre de 2017, un terremoto de 7,1 grados en la escala Richter golpeo la Ciudad de México dejando un rastro de destrucción y víctimas mortales que despertó los recuerdos del que ya había sufrido la ciudad 32 años antes en el mismo día. Entre las personas que sufrieron el sismo estaba
Siguiendo la estela de los cómics periodísticos de Joe Sacco, Shu Otero mezcla la narración en primera persona con varios testimonios de personas que vivieron tanto el terremoto de 1985 como el de 2017. Dos sucesos de un enorme paralelismo que marcaron a fuego a la sociedad mexicana, aunque la forma de encararlos por la población civil fue distinta por las diferencias socio-culturales entre ambas generaciones. Gracias a esos testimonios, más centrados en los momentos posteriores al temblor, conocemos como afecto el terremoto a los habitantes de México en unos días de locura, miedo e incertidumbre. En ambos casos vemos el mismo miedo a que el gobierno y las autoridades les abandonen a su suerte, pero también vemos como el país se ha paralizado en muchos aspectos por la violencia que lo ha dominado en las últimas décadas comprobando el papel tan oscuro y tibio que ha tenido el gobierno en su erradicación. Hay que recordar que el temblor sucedió poco después de los sucesos de los 43 de Ayotzinapa, algo que también está muy presente en la novela gráfica.
Con el paso de las páginas vemos como algunas de las desgracias que se produjeron hubieran podido ser mucho menores si no se hubieran producido muchas irregularidades que ya se habían denunciado en el terremoto del 1985. Esta desgracia fue un punto de inflexión que sirvió para que surgieran movimientos vecinales y sindicales ajenos al poder establecido que ponían en valor la unidad de acción de las personas por encima de las instituciones corruptas. Que de nuevo se convierten más en enemigos de la población civil porque está más preocupados en para tapar sus chanchullos y su incompetencia que en una ayudarles. En la obra se cuestionan sobre la importancia de cómo habitamos la tierra, puesto que el mismo temblor en otros países como Japón no hubiera significado una desgracia similar porque las estructuras están mucho más preparadas para la realidad de su territorio.
Gracias a los testimonios de los supervivientes del 85 conocemos los días posteriores y vemos el levantamiento de las mujeres obreras formando un sindicato para exigir rescates, información y soluciones. Una conciencia de género que se vuelve a dar de nuevo puesto que entre las personas que salieron para ayudar en los rescates había brigadas feministas. Sin embargo, ambos movimientos se encontraron con la oposición de los sectores más machistas de la sociedad mexicana que les pusieron todas las trabas posibles.
Voces de Chimalpopoca es una obra de crónica y denuncia, de supervivencia y solidaridad, que, gracias a los testimonios que recoge, busca ayudar en la construcción de una memoria colectiva de los hechos alejada de la que han proporcionado los medios oficiales, que como vemos en la novela gráfica distan mucho de ser los que nos trataron de vender. No hay que olvidar que hoy en día todavía hay familias peleando porque se les haga justicia a los seres queridos que perdieron en el derrumbe.
Quizás la parte que menos llame la atención de la obra es el dibujo de Shu Otero, pero no hay que olvidar que se trata de su primer trabajo largo. Un dibujo feísta y de trazo algo rudo, deudor del underground americano y con algunas reminiscencias de algunos autores de manga, pero efectivo y claro, aunque la similitud entre las caras de algunos personajes puede llevar a la confusión en algunos momentos. El uso del blanco y negro permite apreciar la atmósfera de destrucción y pánico que se vivió durante el sismo. El recurso narrativo más interesante es el uso de las cartas que forman parte de la lotería mexicana para separar los distintos capítulos de la obra que sirven para recordarnos lo azaroso de la vida.
Astiberri hace una edición con un diseño precioso, de un tamaño cuadrado que le va muy bien al trabajo de Shu Otero y un precio bastante ajustado.
Con Voces de Chimalpopoca Shu Otero nos enseña la causas y consecuencias de un suceso que desde Europa vivimos desde la distancia, con una información sesgada y que dejo de ser de interés a los pocos días. Un trabajo periodístico lleno de humanidad que puede compararse sin ningún tipo de rubor con algunos de los mejores cómics que ha dado ese género.
Lo mejor
• Un testimonio de primera mano que nos permite conocer una catástrofe que vivimos en la lejanía.
• La sinceridad y crudeza de cada uno de los testimonios que componen la obra.
Lo peor
• El estilo feísta del dibujo puede alejar a algunos lectores potenciales de la obra, que estarán cometiendo un error.
Guión - 8.5
Dibujo - 7
Interés - 9
8.2
Peridiodismo
Los testimonios recogidos por Shu Otero nos permiten conocer la realidad del terremoto de 2017 y realidad de México en un cómic fantástico.