Voces de Chimalpopoca, de Shu Otero

Reseña de Voces de Chimalpopoca la novela gráfica en la que Shu Otero nos narra en formato periodístico el terremoto de Ciudad de México de 2017. Edita Astiberri.

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Edición original: Voces de Chimalpopoca (Astiberri, 2021)
Guion: Shu Otero
Dibujo: Shu Otero
Realización técnica: Alba Diethelm
Formato: Cartoné. 244 páginas. 16€

Cuando un fenómeno natural deja a la vista los desastres humanos.

«Cuando pensamos en lo que pasó en la ciudad después del temblor creo que tenemos que reflexionar sobre qué es el desastre y qué es lo cotidiano.»

El 19 de septiembre de 2017, un terremoto de 7,1 grados en la escala Richter golpeo la Ciudad de México dejando un rastro de destrucción y víctimas mortales que despertó los recuerdos del que ya había sufrido la ciudad 32 años antes en el mismo día. Entre las personas que sufrieron el sismo estaba Shu Otero, nacida en 1995 en Sunbilla (Navarra), que en ese momento estaba viviendo en el país azteca. Tras el shock inicial provocado por la catástrofe decidió al igual que miles de mexicanos salir a ver en donde podía ayudar a auxiliar a las víctimas. Por puro azar acabó en la Colonia Obrera, delante de un edificio que se derrumbó entras las calles de Bolívar y Chimalpopoca. Allí se ubicaba una fábrica de costureras donde trabajaban cientos de mujeres en situación irregular, tanto que algunas eran mano de obra esclava. Los voluntarios que trataban de rescatar a las víctimas se encontraron con la oposición de fuerzas de seguridad corruptas que pretendían de que no se conociese las condiciones laborales en las que estaban las mujeres, además de estar más preocupadas de salvar la maquinaria y evitar los robos antes que salvar a las personas o rescatar sus cuerpos, algo similar a lo que sucedió en el barrio en el terremoto de 1985 donde también fallecieron cientos de mujeres que trabajaban en condiciones irregulares. Con Voces de Chimalpopoca, una novela gráfica a caballo entre la crónica periodística y el documental editada por Astiberri, Shu Otero trata de esclarecer los hechos y descubrir los motivos y consecuencias del terremoto que vivió en primera persona, además de servir de homenaje y recuerdo a las víctimas.

Siguiendo la estela de los cómics periodísticos de Joe Sacco, Shu Otero mezcla la narración en primera persona con varios testimonios de personas que vivieron tanto el terremoto de 1985 como el de 2017. Dos sucesos de un enorme paralelismo que marcaron a fuego a la sociedad mexicana, aunque la forma de encararlos por la población civil fue distinta por las diferencias socio-culturales entre ambas generaciones. Gracias a esos testimonios, más centrados en los momentos posteriores al temblor, conocemos como afecto el terremoto a los habitantes de México en unos días de locura, miedo e incertidumbre. En ambos casos vemos el mismo miedo a que el gobierno y las autoridades les abandonen a su suerte, pero también vemos como el país se ha paralizado en muchos aspectos por la violencia que lo ha dominado en las últimas décadas comprobando el papel tan oscuro y tibio que ha tenido el gobierno en su erradicación. Hay que recordar que el temblor sucedió poco después de los sucesos de los 43 de Ayotzinapa, algo que también está muy presente en la novela gráfica.

Con el paso de las páginas vemos como algunas de las desgracias que se produjeron hubieran podido ser mucho menores si no se hubieran producido muchas irregularidades que ya se habían denunciado en el terremoto del 1985. Esta desgracia fue un punto de inflexión que sirvió para que surgieran movimientos vecinales y sindicales ajenos al poder establecido que ponían en valor la unidad de acción de las personas por encima de las instituciones corruptas. Que de nuevo se convierten más en enemigos de la población civil porque está más preocupados en para tapar sus chanchullos y su incompetencia que en una ayudarles. En la obra se cuestionan sobre la importancia de cómo habitamos la tierra, puesto que el mismo temblor en otros países como Japón no hubiera significado una desgracia similar porque las estructuras están mucho más preparadas para la realidad de su territorio.

Gracias a los testimonios de los supervivientes del 85 conocemos los días posteriores y vemos el levantamiento de las mujeres obreras formando un sindicato para exigir rescates, información y soluciones. Una conciencia de género que se vuelve a dar de nuevo puesto que entre las personas que salieron para ayudar en los rescates había brigadas feministas. Sin embargo, ambos movimientos se encontraron con la oposición de los sectores más machistas de la sociedad mexicana que les pusieron todas las trabas posibles.

Voces de Chimalpopoca es una obra de crónica y denuncia, de supervivencia y solidaridad, que, gracias a los testimonios que recoge, busca ayudar en la construcción de una memoria colectiva de los hechos alejada de la que han proporcionado los medios oficiales, que como vemos en la novela gráfica distan mucho de ser los que nos trataron de vender. No hay que olvidar que hoy en día todavía hay familias peleando porque se les haga justicia a los seres queridos que perdieron en el derrumbe.

Quizás la parte que menos llame la atención de la obra es el dibujo de Shu Otero, pero no hay que olvidar que se trata de su primer trabajo largo. Un dibujo feísta y de trazo algo rudo, deudor del underground americano y con algunas reminiscencias de algunos autores de manga, pero efectivo y claro, aunque la similitud entre las caras de algunos personajes puede llevar a la confusión en algunos momentos. El uso del blanco y negro permite apreciar la atmósfera de destrucción y pánico que se vivió durante el sismo. El recurso narrativo más interesante es el uso de las cartas que forman parte de la lotería mexicana para separar los distintos capítulos de la obra que sirven para recordarnos lo azaroso de la vida.

Astiberri hace una edición con un diseño precioso, de un tamaño cuadrado que le va muy bien al trabajo de Shu Otero y un precio bastante ajustado.

Con Voces de Chimalpopoca Shu Otero nos enseña la causas y consecuencias de un suceso que desde Europa vivimos desde la distancia, con una información sesgada y que dejo de ser de interés a los pocos días. Un trabajo periodístico lleno de humanidad que puede compararse sin ningún tipo de rubor con algunos de los mejores cómics que ha dado ese género.

Lo mejor

• Un testimonio de primera mano que nos permite conocer una catástrofe que vivimos en la lejanía.
• La sinceridad y crudeza de cada uno de los testimonios que componen la obra.

Lo peor

• El estilo feísta del dibujo puede alejar a algunos lectores potenciales de la obra, que estarán cometiendo un error.

Edición original: Voces de Chimalpopoca (Astiberri, 2021) Guion: Shu Otero Dibujo: Shu Otero Realización técnica: Alba Diethelm Formato: Cartoné. 244 páginas. 16€ Cuando un fenómeno natural deja a la vista los desastres humanos. "Cuando pensamos en lo que pasó en la ciudad después del temblor creo que tenemos que reflexionar…
Guión - 8.5
Dibujo - 7
Interés - 9

8.2

Peridiodismo

Los testimonios recogidos por Shu Otero nos permiten conocer la realidad del terremoto de 2017 y realidad de México en un cómic fantástico.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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