Un pequeño asesinato

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Edición original: A small Killing.
Edición nacional/ España: Planeta DeAgostini.
Guión: Alan Moore.
Dibujo y Color: Oscar Zárate.
Formato: Novela Gráfica.
Precio: 15€

 

Damas y caballeros, tengo el privilegio de acercar a los lectores de Zona Negativa el esfuerzo conjunto de dos monstruos del cómic, uno de ellos considerado casi por unanimidad como el mejor guionista vivo en habla inglesa. Frecuentemente hablamos de Alan Moore como de un genio, un talento casi sobrehumano capaz de libar preciados néctares donde otros cultivan hiedras. Y la sola repetición de esta idea ha generado un cliché, una moda a la que se adhieren incluso quienes no han mantenido con su obra sino un contacto superficial. Pero Alan Moore es, en efecto, una voz única y magnífica, rica en tonalidades, que rebasa ampliamente sus trabajos más conocidos para derramarse en un legado excepcional. Su habilidad llega tan lejos que, desnudado de sus obras más ambiciosas, aún guarda gratas sorpresas bajo la manga, como la semidesconocida Un pequeño asesinato (A small killing, en el original), publicada en 2002 por Planeta DeAgostini en su colección Trazado, especializada en dar a conocer títulos valiosos ajenos a modas y adscripciones genéricas superficiales: bajo este paraguas vieron la luz por primera vez en castellano el Adolf de Osamu Tezuka o el Gorazde de Joe Sacco, entre otros nombres ilustres.

Hija de su tiempo

Volvamos, siquiera por un momento, a los ‘80. Alan Moore, un barbudo escritor inglés con ganas de comerse el mundo, era el nombre más celebrado del panorama USA. Gracias a sus trabajos en La Cosa del Pantano, V de Vendetta, Watchmen y La broma asesina, parecía no haber bastantes premios en la industria para recompensar sus méritos. Dueño de una potente narrativa, con oído singular para la musicalidad del diálogo y un talento sobrenatural para la estructuración del material en distintos niveles de significación, su acercamiento decididamente innovador y adulto a temas en apariencia agostados había abierto brecha en el mainstream, convenciéndonos a todos de que un futuro brillante nos aguardaba a la vuelta de la esquina. No estaba solo. Frank Miller, con apenas 30 años, revitaliza Batman, gracias a una visión cruda y apocalíptica que se convierte en paradigma crítico de los tiempos, permeando a otros cruzados enmascarados, como el Green Arrow de Mike Grell. Howard Chaykin, que ya venía dando guerra desde los ’70, se suma con Blackhawk, La Sombra o American Flagg.

Saltemos ahora a los ’90. Centenares de maromos hipertrofiados aprietan los dientes desde las cabeceras más representativas, presumiendo de impartir justicia a sangre y fuego, mientras barbies de labios entreabiertos se contorsionan al fondo. La industria, incapaz de satisfacer a los espíritus inquietos, pervierte su legado y los expulsa, obligándolos a tomar derroteros distintos a los que apuntaba la década anterior. Desencantado del trato recibido en DC (compañía propietaria de sus mejores creaciones hasta esa fecha), nuestro hombre, lejos de desanimarse, busca otras vías, nuevas formas de expresarse y de impulsar el medio que tanto ama. Pronto salen los nombres de los cuatro proyectos sobre los que pretende cimentar su futuro inmediato. Uno se convertirá en fulgurante obra maestra (From Hell); otro acabará en agua de borrajas (Big Numbers); un controvertido relato erótico con personajes de la literatura infantil y juvenil será el tercero en discordia (Lost Girls); y el que hoy nos ocupa, una sentida fábula sobre los peligros de la maduración en una sociedad enferma y la posibilidad de redención vía remordimiento (Un pequeño asesinato).

Esta gema para degustadores atentos nace de la sorprendente colaboración entre el Moore desencantado con las convenciones de la industria y el dibujante argentino Oscar Zárate, un artista a medio camino entre Beroy y Mattotti (si ello es posible), conocido en Gran Bretaña por sus ilustraciones para las obras Geoffrey the Tube Train and the Fat Comedian y Introducing Freud. En esencia, se trata de una novela gráfica de casi cien páginas, con trazas de falso slice of life, a caballo entre la literatura de viajes y la introspección psicológica de ribetes psicoanalíticos, con unos toques de misterio (más debidos a su estructura formal que a la trama). Su protagonista Timothy Hole (Hole es “agujero”, en inglés, pero aquí se pronuncia Holly, como “sagrado”) es un profesional de éxito del mundo de la publicidad. Pero desde su propia imagen ya intuimos que algo no cuadra, porque se ve más cercano a un desnutrido “repelente niño Vicente” que a la común estampa del triunfador. Zárate, muy alejado -como se ha dicho- de lo que asociamos tradicionalmente a la escuela argentina (Salinas, Zanotto, Altuna, Olivera, etc. maestros en la figura de canon clásico), aprisiona en su trazo, más que delinea, la carne del personaje, acorralándolo en una humanidad sucia y caricaturesca, rebelando sus flaquezas físicas y psicológicas. Las palabras y pensamientos que Moore le atribuye lo describen como una persona confusa, artificial, en el sentido de que aplasta, consciente o inconscientemente, su naturaleza. Recordemos: es publicista de una firma importante, vive de lo que las cosas aparentan, no de lo que son, de las necesidades que se crean, no de las que se satisfacen. Una evidente tensión que a los creadores interesa señalar. Timothy es tan ajeno a la sencilla realidad de las cosas, a su belleza intrínseca, que para describirse un cielo bonito “casi perfecto” afirma “casi parece pintado con aerógrafo”, en una chocante inversión de valores, que nos deja definitivamente establecido al personaje en su enajenación. Y esto ya en la tercera página del tebeo, mientras espera nervioso la salida de su avión, antes siquiera de que la trama haya empezado a andar.

Aparentemente, a Timothy le acucia la campaña publicitaria que le han confiado para introducir un refresco en la Rusia postcomunista. Pero este es sólo el McGuffin que ocupa su mente, porque preocupaciones más profundas están esperando salir.

Odisea en dos direcciones

La repentina aparición de un crío misterioso, fantasmal, en situaciones que trocan con su sola presencia la cotidianidad en amenaza, rasga la intrincada tela de recuerdos, experiencias y frustraciones que Timothy había ido tejiendo con los años. Timothy, a la vez que sigue nominalmente hacia delante, buscando soluciones a su problema profesional, viajando hacia su destino, empieza a bucear en las indecisiones, renuncias y pequeñas traiciones que le han llevado hasta allí. Para lograr este efecto simultáneo, centrífugo y centrípeto, como si dijéramos, Moore y Zárate juegan con ciertos elementos en distribución concéntrica, como las ondas de un estanque alcanzado por una piedra, donde el centro sería el clímax del relato: la colección de huevos de ave, la dosificación en la información sobre su divorcio, etc. Pero el más significativo es el medio de transporte (avión, tren, coche, bicicleta… obsérvese la progresión descendente) que delimita cada capítulo.

La narración se divide en cuatro partes, cada una un anillo más profundo, es decir, más alejado en el tiempo. Y así, la primera parte, titulada Nueva York (1985-1989), plantea las bases de la intriga (¿Quién es el niño? ¿Por qué acosa al protagonista?) al mismo tiempo que establece el marco básico profesional y anticipa un problema emocional derivado de un adulterio. Son particularmente reseñables la fiesta en casa de Timothy, donde Moore se burla despiadadamente de la tendencia de la publicidad a vulgarizar iconos reconocibles (la escalera de Odessa, la esfinge) con fines comerciales, y el extraño sueño en que un rayo cae sobre un adulto y un niño, que merece consideración gráfica especial (Zárate lo deja al carboncillo), dado que ahí se anticipa y condensa la metáfora principal del relato. En general, las piezas están dispuestas para retratar una sensación de vacío, que Timothy se encarga de verbalizar: “Si reúno todos los recuerdos que tengo de hoy, me da para treinta minutos. ¿Adónde va a parar el resto del tiempo?”, que viene a ser una reformulación de la gran frase de Lennon: “La vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”. El capítulo se abre con Timothy esperando la salida del avión y se cierra con el aparato en vuelo, rumbo a Inglaterra. La historia despega.

En la segunda parte, titulada Londres (1979-1985), se empiezan a aclarar los puntos oscuros: más apariciones del niño (con reminiscencias del modélico thriller Amenaza en la sombra, dirigido por Nicolas Roeg con Donald Sutherland y Julie Christie en los papeles principales), aflora la relación con Sylvia (la amante), se conocen sus inicios profesionales en una modesta agencia londinense y, sobre todo, se acentúa la debilidad de carácter que le impide ser él mismo, decidir y comprometerse con la vida, más allá de lo prescrito por la sociedad de consumo o “aparente”. O sea, casa, trabajo, esposa, amante, etc. Igual que en la serie Mad Men, aunque sin el glamour. Un eficiente montaje que combina la acción presente (en viñetas panorámicas) con el flashback (secuencias de tres viñetas reminiscentes de tiras de celuloide) alumbra al lector sobre el abismo moral de Timothy, incapaz de implicarse con una mujer, presto a abandonar a un amigo mientras recita palabras tópicas de consuelo (pág. 48 y 49, edición española). Planea la sombra de Thatcher y Reagan, acusados implícitamente como “responsables civiles subsidiarios” de los azares de nuestro protagonista en una sociedad desestructurada. Una trifulca grotesca entre pendencieros salidos de un bar y agentes del orden deshumanizados se convierte en una especie de opresivo ¿Dónde está Wally? por obra del tratamiento gráfico (pág. 51). Fragmentos azarosos de conversaciones en la calle, el metro, un pub salpican a menudo las páginas. En esta parte, el medio de transporte es el tren, donde, como buen argentino, Zárate no puede evitar hacer un guiño a Mafalda (la inmortal creación de Quino) en una de las pasajeras.

Las partes tercera y cuarta se titulan Sheffield (1964-1979) y Los viejos edificios (1954-1964), respectivamente. Acompañando en su viaje a Timothy, a la vez físico e introspectivo, nada descubro si digo que las incógnitas se van despejando poco a poco, con precisión, pero se me permitirá que no abunde más para no destripar al lector posible los hallazgos de Moore y Zárate. Acaso ya he dado información suficiente para, atendiendo a las peculiaridades de la estructura, anticipar alguna de las claves. Timothy recupera el viejo coche de su padre, lo sustituirá por una bicicleta y acabará a pie enfrentándose a esa presencia incómoda que le ha llevado a cuestionarse por entero. Una bellísima página cierra y resume los distintos leitmotiv, revalidando la capacidad de Moore para los finales redondos.

Una dinámica inusual

Sabido es el gusto de Moore por imprimir a sus guiones un detallismo extremo que le permita controlar el resultado final. Ello no implica que anule la creatividad del dibujante, que le prive de su espacio o lo desautorice, relegándole a la mecánica tarea de verter sus palabras en imágenes; bien al contrario, Moore se precia de atender sus sugerencias, de buscar sus puntos fuertes y escribir pensando en ellos para que el resultado final sea superior a la suma de las partes. Y sus colaboradores, en general, no lo niegan. Pero este tête a tête debe producirse antes de la redacción del texto definitivo para no impedir la creación de las estructuras típicamente férreas del inglés. Es una cuestión práctica. Alguien tiene que ser el capitán del barco.

Un pequeño asesinato tiene, en muchos aspectos, esa puntillosa intención, solo que esta vez Moore hubo de amoldarse a las ideas, conceptos y diagramación de otro. Esta vez (y sin que sirva de precedente) Oscar Zárate fue el motor del proyecto. Suyas son las ideas básicas: el niño, la alienación, la estructura de viaje (él mismo indicó a Moore qué medios de transporte debían usarse en cada capítulo), la cuestión del aborto, etc. Esta vez, fue el dibujante quien quiso que su guionista se sintiese cómodo y convirtió Sheffield (cuna de Timothy) en un trasunto de Northampton, la localidad natal de Moore. Incluso el storytelling obedecía a los intereses de Zárate. ¿Significa esto que aquí el guionista estrella se limitó a cumplir como un asalariado más, como un escriba cualquiera a las órdenes de su editor? En absoluto. Moore ha demostrado casi en cada trabajo una fabulosa capacidad para integrar los elementos más dispares en un todo coherente. Y, de seguro, más difícil que en Captain Britain no lo tenía esta vez. Moore aportó esos detalles que respiran verdad (como el tubo relleno de bichos, catalizador importante en la recta final del periplo), concibió el tono preciso a cada uno de los pasajes (incluida la voz interior del protagonista) y decidió el final, tanto en forma como en fondo. Ambos autores coincidían en las abstracciones generales (la principal: la sociedad moderna occidental ahoga al individuo) y cada uno confía en sus habilidades respectivas para plasmarlas: Zárate varía sus registros para lograr que la inserción de fotografías, etiquetas o mapas potencien la narración, sin producir extrañeza por su procedencia. Moore aglutina diálogos, monólogo interior, ensoñaciones, palabras cazadas al vuelo de una conversación intrascendente para retratar, con Timothy, la falsedad de los valores del consumismo. En un momento, acorralado por su falta de inspiración para encarar adecuadamente su compromiso publicitario, Timothy explota y piensa: “¿Para qué darle más vuelta a sus necesidades? Les vendemos las nuestras. Nuestra cultura, nuestros apetitos, nuestro…” Se puede decir más alto pero no más claro.

No quiero despedirme sin aplaudir la edición española, responsabilidad de Jaime Rodríguez para Planeta DeAgostini. Más de cien páginas, tapa dura con sobrecubierta, formato álbum, reproducción impecable, papel del gramaje adecuado, traducción inspirada, prólogo del escritor Carlos Sampayo y revelador apéndice con comentarios exclusivos de Alan Moore y Oscar Zárate. Todo por 15 euros. Y aún en catálogo.

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Mr. X
Mr. X
Lector
10 diciembre, 2012 10:36

 No es, desde luego, una novedad, pero es un gran, tremendo, cómic y una estupenda reseña.

Mr. X
Mr. X
Lector
10 diciembre, 2012 10:39

 «otro acabará en agua de borrajas (Big Numbers

Por cierto, en ese otro mundo en el que Stanley Kubrick adaptó Watchmen, Alan terminó Big Numbers.

Jordi T. Pardo
Autor
10 diciembre, 2012 11:00

 Espectacular reseña, Javier. Has puesto el listón muy alto en tu estreno 😉

El mejor cumplido que puedo hacer en este caso es que inmediatamente después de leer tu reseña he estado mirando a ver si podía conseguir el cómic que ya me llamaba la atención antes y ahora más pero ni siquiera lo había intentado conseguir porque pensaba que llevaría descatalogado años… A ver si hay suerte sino tendré que matarte por ponerme la miel en los labios xD

Yo con Alan Moore lo tengo claro, el mejor guionista del cómic internacional, por el simple hecho de que aunque ya hubo muy buenos autores antes que él para mí fue quién de verdad demostró todas las posibilidades reales del cómic, y en su origen desde el género superheroico, y encima su lista de obras a destacar es impresionante.

Luis Javier Capote Pérez
Autor
10 diciembre, 2012 11:41

 Bienvenido, Javier. Y felicitaciones por esta reseña tan prolija.

Reverend Dust
Lector
10 diciembre, 2012 13:27

El mejor cumplido que puedo hacer en este caso es que inmediatamente
después de leer tu reseña he estado mirando a ver si podía conseguir el
cómic

En mi casa ya se ha adelantado el auto-regalo de navidades, y en ese pack está esta obra gracias a tan espectacular reseña. Bienvenidísimo y gracias, Javier.

José Torralba
10 diciembre, 2012 13:35

 Una reseña cojonuda, sí señor. Además, me alegra que se haya publicado, porque generalmente la producción de Moore durante esta época –a excepción de From Hell– se suele ignorar. Los aficionados a la ciencia ficción suelen preferir su etapa británica, la inicial, la de IPC, Marvel UK y Warrior. Los aficionados a los superhéroes o, en general, cualquier lector casual, suele empezar por una de sus dos etapas en el mainstream americano (DC o Image/ABC), si descontamos V de Vendetta, claro (que aun así está a caballo). Sin embargo, el período al que pertenece esta obra está repleto de pequeñas joyitas que ni siquiera han conocido edición española; obras personales, bastante inhóspitas para un primer acercamiento pero agradecidas cuando se comprende la personalidad de su autor. Por cierto, ¿he dicho ya lo que me gusta la reseña? Es extensa y muy equilibrada: conjuga a la perfección una inspirada disección de la obra, muy personal, con un análisis muy lúcido; todo sazonado con abundante documentación. ¡Felicidades, Javier! No te doy la bienvenida porque tengo la impresión, a juzgar por ese avatar, de que ya nos conocemos. Pero te felicito por el debut 😉

Javié
Javié
Lector
10 diciembre, 2012 14:32

 Me sumo a las felicitaciones de mis compañeros, una reseña brutal, leyéndola detenidamente me he percatado de que no tenía la perspectiva adecuada sobe esta obra, tenía la idea, vaya usted a saber porqué, que era un relato menor, un encargo editorial con el único fin de pagarles las facturas al barbas, gran error, a partir de hoy mismo queda apuntaba a mi lista de futuras compras, si me gusta una décima parte de lo que me gustó LOST GIRL, la compra estará amortizada de sobra.

Reverend Dust
Lector
10 diciembre, 2012 14:44

Pues que ya que estáis, a mí me encantaría una «Guía de lectura» de Alan Moore, porque viendo catálogos y demás encuentro que hay un porrón de obras de las que yo no tenía constancia ni de oídas y, a priori, me parecen interesantes (¿»El lagarto hipotético»? WTF?), sobre todo si se es fan de su modo de narrar. Hace poco manché el pantalón con El universo DC de Alan Moore, pequeñas perlas de genialidad pura (alrededor de, sí, historias míticas del mundo del cómic).

Y como bien dices, no, Torralba, nosotros no olvidamos 😛

P.D. Por cierto, señor Torralba. Siendo como es usted fan de mi labor filológica (¿¿??), estoy orgulloso de anunciar que esta semana pasada publiqué mi primer artículo crítico ever en una revista literaria online: «La ciudad poliédrica de Oliverio Girondo». Y como bonus, también realicé mi aportación para su sección literario-musical donde a partir de un tema se escogen canciones con vídeos que inspiren esos temas y se pueda realizar una creación (literaria o no) inspirada y, a ratos, lisérgica. Mi elección fue «City Of Delusion», de Muse, para mi «Ciudad de engaños en blanco y negro». Que usted lo disfrute 😀

Alejandro Ugartondo
Autor
10 diciembre, 2012 15:34

Leí esta obra cuando la publicó Planeta en el 2002 cuando hacía poco que se había publicado From Hell. En aquella época Un Pequeño Asesinato me pareció que estaba muy por debajo del nivel de From Hell, que me parece una obra maestra, y desde entonces no la he vuelto a revisar. Creo que después de esta reseña la obra se merece una segunda lectura, como toda obra del genial Alan Moore

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
10 diciembre, 2012 16:57

Yo soy de los que dejó pasar este cómic en su momento, pero este pedazo de reseña me ha metido en el cuerpo las ganas de ir corriendo a la librería más cercana a reparar mi error.

José Torralba
10 diciembre, 2012 17:17

 Señor Reverend, me quito el cráneo… especialmente por La ciudad poliédrica de Oliverio Girondo. Pocas plumas ofrecen hoy día un análisis tan capaz. Yo, que valoro el formalismo por encima de todas las cosas, en tanto en cuanto es capaz de describir el hecho apropiadamente sin perderse en cuestiones fenomenológicas, aplaudo sobre todo ese arranque tan audaz, que parece decir «miren, aquí hemos venido a hablar de cómo es esta obra de este hombre, para biografías y demás miren aquí y aquí». Debe usted de ser filólogo. Ah, y me apunto la revista.

Sobre Moore en Image, sólo diré algo: 1963. Y punto pelota, por desgracia, porque el resto es más bien anodino, incluyendo su Supreme, que me decepcionó profundamente. Ahí va una cita del buen hombre sobre esta época: «Pasé un buen tiempo intentando averiguar lo
que demandaban estos nuevos lectores. Fue una completa estupidez. Debí perder
mi arrogancia por alguna parte. Porque, en realidad, mi trabajo no consiste en
averiguar lo que quieren, sino en decirles lo que quieren».

Y ese análisis… ¡ay! Me ponen la cara colorada. Tengo tan poco tiempo que me resulta imposible ponerme. Pero todo llegará, aunque sea tarde.

Reverend Dust
Lector
10 diciembre, 2012 17:19

Javier, primero de todo, ¡gracias!

Y segundo, ¡vago! Que no te digo un análisis completo, pero sí un compendio con su minisinopsis crítica de qué coño va cada obra. Sois una obra social. Por tanto, debéis atender a lo que el pueblo os diga, porque el pueblo es soberano, y yo pago mis impuestos, y tu sueldo, y… (¡Haz lo que te salga del p…otencial interés que tengas! xD)

Reverend Dust
Lector
10 diciembre, 2012 17:28

Joder, señor Torralba, qué agradecimiento más efusivo 😀 Pero debo ser sincero y tirarme piedras sobre mi propio tejado para decir que no es para tanto porque:
1) Ese artículo es el resultado de una síntesis de un trabajo previo que realicé para la asignatura «Ciudad, pensamiento crítico y modernidad artística» durante el máster, con lo cual tiene muchas horas de biblioteca chupadas
2) Por no hablar de que la síntesis es de la introducción y de las conclusiones que saqué, de ahí la concisión que puede transmitir, sin entrar en demasiados detalles (que es en los que entraba el cuerpo del trabajo en sí).
3) La introducción tan «audaz» que me destacas no deja de ser una tontería: el editor me pidió que, al ser adaptación de un trabajo académico, le diera un aire más divulgativo, algo que me daba suma pereza y que me parecía que ya estaba incorporado en mi manera de hacer el trabajo (tiendo a adaptarme a las características del autor que trabajo, y Girondo es muy políticamente incorrecto), por lo que construí esa breve introducción y les dije: «Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros». Sorprendentemente pasó la criba, imagino por la voluntad moderna y actual de la revista, pero en otra publicación más seria me habrían colgado por los pulgares.

En cualquier caso, no quiero alargarme más ni extender la discusión (no esperaba esta reacción y de ahí este comentario) porque este debut de Javier es espectacular y no quiero empañarlo con comentarios que se salgan del tema.

¡Javier, te queremos! ¡Reséñanos una obra por día!

P.D. En resumen, gracias a los dos pero no es para tanto.

Ocioso
Ocioso
Lector
10 diciembre, 2012 17:32
Spirit
Spirit
Lector
10 diciembre, 2012 18:24

¿Al final acabó 1963 o la dejó inconclusa?

Porque si la acabó yo la quiero!

Enhorabuena por la reseña, Reverent! Yo me compré la obra en su momento y es una delicia, aunque un trabajo «menor» de Moore al fin y al cabo….Es que este tío tiene tantas cosas!

Reverend Dust
Lector
10 diciembre, 2012 18:26

Enhorabuena por la reseña, Reverent!
Creo que aquí ha habido un malentendido y de los gordos. Para que luego digas, Javier, que ese offtopic no perjudicaba al hilo. 😀

Spirit
Spirit
Lector
10 diciembre, 2012 19:52

Javier Agrafojo (y de rebote Reverent); disculpas mil a ambos; en mi estado de inopia habitual, y tras quemarme los ojos leyendo los doscientos y pico comentarios del post sobre las estanterías, me había parecido entender que la había escrito Reverent, cuyo nombre real era ese…..si es que explicáis mal las cosas, leñe! (Vale, que yo también puedo leer con atención, pero ya lo he dicho…entre que estoy empanado y que ando sobre saturado de lectura…)

Ocioso
Ocioso
Lector
10 diciembre, 2012 20:07

A todo esto Javier, ¿qué temas te toca tratar?

Reverend Dust
Lector
10 diciembre, 2012 20:27

Señoras que tienen «muebles favoritos». ¿Pero esto qué es?

P.D. Spirit, estoy súperofendido porque me hayas atribuido una crítica tan cojonuda como ésta. Pero ofendido de verdad 😛 Eso sí, procura terminar mi nick en «d», gracias xD

Reverend Dust
Lector
11 diciembre, 2012 11:54

Javier, por tu culpa la gente ha ido a comprar en masa Un pequeño asesinato y, a pesar de que en PlanetaComic.net ayer estaba disponible y yo lo pedí, me acaban de mandar un e-mail de que mi pedido está retenido porque ahora mismo no les quedan. Cabrones todos 🙁 Estas cosas pasan por hacer buenas reseñas.

Reverend Dust
Lector
11 diciembre, 2012 12:11

No quiero saberlo. Seguro que implicaba muchos testículos de diversos animales bípedos y estacas con punta en forma de corazón. Quita, quita. Yo quiero mi pequeño asesinato 🙁

Reverend Dust
Lector
11 diciembre, 2012 13:37

No es cuestión de inmediatez, sino de posibilidad de descatalogación. No me importa que llegue tarde, me importa que llegue 😛

Goto Dengo
Goto Dengo
Lector
11 diciembre, 2012 23:14

Felicidades por la reseña.

Empecé a leerla y… me entraron unas ganas tremendas de volver a recuperar esta historia que compré y lei hace años, y que en principio no me gustó demasiado; y menos con las espectativas de leer una obra de Moore, que siempre, pero especial en la época en la que compré esta historia, era toda una experiecia.

Así que como es un relato relativamente corto, me he saltado la gigantesca pila de comics pendientes y me he decidido a darle otra oportunidad antes de seguir con la reseña.

Para ser sincero, he encontrado más detalles y me ha gustado y dejado un mejor sabor de boca que la primera vez, pero sigo encontrándola una obra muy por debajo de casi todo lo anterior. Y el casi lo digo por si acaso, porque ahora mismo soy incapaz de citar una obra suya anterior a esta que me gustase menos.

Es diferente al resto que había hecho, pero eso no implica que mejore mi percepción.

Coincido contigo en el guiño a Quino; estaba leyendo y dije: Esa mujer de atrás es igual a Mafalda.

En cuanto a la edición, es muy buena tanto físicamente como los textos al incio y al final de la obra, que le dan un valor añadido muy importante.

Y también coincido en lo del estante entero de mi biblioteca dedicado a Moore… Es el estante del que más orgulloso estoy… a ver si supero la pereza y envío alguna foto de mi «comiteca».

Por cierto, yo de la época Image yo salvo el Supreme; me pareció muy entretenido. Algunos otros (WildCats, Día del Juicio…) son entretenidos, y algunos (sobretodo Spawn) me parecen muy pobres.

Y no entiendo como no se llegó a publicar aquí 1963, aunque estuviera inconclusa.

Tiegel
Tiegel
Lector
12 diciembre, 2012 1:09

 ¡Reseña de Un Pequeño Asesinato! Gran reseña y gran final. ¡Qué finalazo! 

Según lo leía iba pensando que no parecía obra de Moore, con ese toque ochentero en las conversaciones. Hasta el final, igual no el más original del mundo, pero con una fuerza que mete miedo.

Ya que sale el tema, El Lagarto Hipotético para mí no pasa de interesantillo (nota: obviar totalmente el resumen de la contraportada del libro, el que la escribió no sólo es imposible que se lo leyera, además me jugaría el sueldo de un año a que había consumido hectolitros de cazalla). Es mucho mejor La Voz del Fuego. Moore (todavía) no es un gran escritor de libros, pero aquí ya empieza a apuntar maneras, sobretodo con la inquietante historia del hombre pájaro y la del romano que va a buscar monedas falsificadas. A ver cómo sale Jerusalén.

Por cierto, el otro día me daban envidia algunas fotos de las estanterías de la gente, pero hoy me he dado cuenta de que tengo una enterita dedicada al tío Alan: From Hell, Future Shocks, DR & Quinch, La Cosa del Pantano, la Liga (Black Dossier incluido), los Wildcats, Un Pequeño Asesinato, Promethea, Watchmen, V de Vendetta, Time Twisters, la Balada de Halo Jones, Capitán Britania, Top Ten, La Broma Asesina, ¿Qué le ocurrió al Hombre del Mañana?, la antología aquella de ABC… que ya no os tengo tanta envidia, vaya!

Javié
Javié
Lector
12 diciembre, 2012 1:17

 Por cierto, el otro día me daban envidia algunas fotos de las estanterías de la gente, pero hoy me he dado cuenta de que tengo una enterita dedicada al tío Alan: From Hell, Future Shocks, DR & Quinch, La Cosa del Pantano, la Liga (Black Dossier incluido), los Wildcats, Un Pequeño Asesinato, Promethea, Watchmen, V de Vendetta, Time Twisters, la Balada de Halo Jones, Capitán Britania, Top Ten, La Broma Asesina, ¿Qué le ocurrió al Hombre del Mañana?, la antología aquella de ABC… que ya no os tengo tanta envidia, vaya!

Ten en cuenta que si en esa estantería no vemos colgadas un par de bragas se nos caerá el mito de la mujer que leía tebeos.

Tiegel
Tiegel
Lector
12 diciembre, 2012 1:53

 Las bragas las guardo en la caja que daban con Lost Girls! XD

Tiegel
Tiegel
Lector
12 diciembre, 2012 2:02

Darth Vader a tamaño natural… y yo que estaba encantada con la figurina de plomo del Turista del Mundodisco que me regalaron una vez (sin pintar y de unos 3 cm de alto o así)

Tiegel
Tiegel
Lector
12 diciembre, 2012 2:21

 Yuyu tiene que dar, pero al menos al despertar no tienes que ver a Jar Jar Binks… brrrrrrr

Javié
Javié
Lector
12 diciembre, 2012 16:19

 Tiegel

ha comentado 

 Las bragas las guardo en la caja que daban con Lost Girls! XD

Con erótico resulto…Creo.

Tiegel
ha comentado 

Darth Vader a tamaño natural… y yo que estaba encantada con la figurina de plomo del Turista del Mundodisco que me regalaron una vez (sin pintar y de unos 3 cm de alto o así)

Llevo un montón de meses rastreando todo Zona en busca de un 7D7N en el que Pedro Monje colgó una foto de una figurita de unos 25-30 cm de La cosa del pantano, pues bien, sufrí tal flechazo que no paro de buscarla para comprármela y horror.. !! No encuentro el post!!!

Javié
Javié
Lector
12 diciembre, 2012 17:03

 Muchas gracias Javier, son una chulada las dos, la que estoy buscando era muy similar a la primera que has colgado pero ya estaba pintada de serie y a no ser que la memoria me esté jugando una mala pasada o que yo la tenga idealizada, era la figura mas molona que me he echado a la cara, aunque si, perfectamente podría ser la de tu primera foto ya pintada o a color.

Pedro Monje
12 diciembre, 2012 17:11

Llevo un montón de meses rastreando todo Zona en busca de un 7D7N en el que Pedro Monje colgó una foto de una figurita de unos 25-30 cm de La cosa del pantano, pues bien, sufrí tal flechazo que no paro de buscarla para comprármela y horror.. !! No encuentro el post!!!

Tus deseos son órdenes, Javie (editado: llego tarde). Aquí tienes el post en cuestión con una imagen preliminar de la figurita de Eaglemoss de La Cosa del Pantano (que yo tengo ya en mi estantería, por cierto). Aquí tienes un vistazo a la versión final. Y hombre, estas dudas me las puedes preguntar en mi cuenta de twitter, hombre 😉 Siento el off-topic.

Javié
Javié
Lector
12 diciembre, 2012 18:32

 mmmm, vale, lo primero muchísimas gracias tanto a Javier como  Pedro, tengo que reconocer que aunque dé otra impresión, soy mas tímido de lo que aparento y lo de preguntar temas personales por Twitter lo llevo un poco mal, aun así muchas gracias. 😉

Sobre las figuras que decir, son obras maestras, efectivamente esa en color es la que llevo tanto tiempo buscando, aunque la que ha colgado Javier con Los frutos alucinógenos no se queda atrás en absoluto, soy un poco inútil en cuestiones de internet, ¿Como puedo comprarlas?

Javié
Javié
Lector
12 diciembre, 2012 18:58

 A ver, la que tenéis ustedes, la que llevo tiempo buscando que imagino que será mas reciente que la chulada que tu has adjuntado luego, ¿Esa ya no la hay?

Javié
Javié
Lector
12 diciembre, 2012 19:18

Vale, pues aquí dejo el tema, muchísimas gracias de verdad Javier, y perdón por el Off topic , que viniendo de mi, ademas de ser, imagino inoportuno, es reiterado porque controlo bastante poco el tema compras on line, pero con tus enlaces ya creo que algo podremos hacer (o sugerir), para reyes.

Un saludo. 😉

Ocioso
Ocioso
Lector
12 diciembre, 2012 19:56

Que leais tebeos a vuestra edad pase, pero que os gasteis el dinero en muñequitos, ¿no os da verguenza?

Ocioso
Ocioso
Lector
12 diciembre, 2012 23:27

Esa mano cerrada con un agujero.

Javié
Javié
Lector
13 diciembre, 2012 1:01

 Ocioso

ha comentado 

Que leais tebeos a vuestra edad pase, pero que os gasteis el dinero en muñequitos, ¿no os da verguenza?

Yo estoy empezando ahora a mis 28 años y todo porque leí un comentario tuyo en el post de las estanterías donde comentabas la genial idea de colocar cada figura ante su correspondiente colección de tebeos.

Javié
Javié
Lector
13 diciembre, 2012 1:23

 Bueno, que los Pokemon los hayan fabricado en Asia es lo normal, lo ridículo sería haber comprado Pokemon Españoles, ahí comenzarían los chistes, después de «Coño, un negro en Asgard» y Mami que será lo que tiene el Kingpin» Nos llegaría el Pokemon Castizo.

Reverend Dust
Lector
2 octubre, 2013 8:08

Anoche por fin cayó. Hasta ahora no había encontrado «el momento», teniendo en cuenta que estas obras, de pocas páginas pero muy concentradas, me gusta leerlas del tirón. (De hecho, por eso leva FROM HELL más de un año en la estantería sin leer, porque es muy extensa y requiere de una concentración prolongada que ahora no puedo darle).

No tengo nada que decir, Javier, salvo gracias, gracias y gracias por descubrirme esta maravillosa experiencia. Gracias. Gracias. Y gracias. Perfecta. Nada más que decir.

Reverend Dust
Lector
7 octubre, 2013 12:06

FATALE, esa serie que me hacer dudar tanto de si comprarla en tomos USA o en tomos Panini. Algún día caerá. Pero antes FROM HELL xD

Y gracias otra vez.

Lemmytico
Lemmytico
Lector
31 mayo, 2014 12:48

Desde que te leí esta reseña, siendo fan fatal del Barbas, sentí que algo faltaba en mi estantería y bagaje. No la conocía, ¿cómo no podía conocer esto? Y lo busqué, y finalmente lo encontré, el Día del Libro (encima con descuento, ja). Y no pude esperar mucho para leerlo.

Gracias una vez más Javier por otro descubrimiento acojonante. Con todos mis respetos y agradecimientos a todos los redactores de ZN, es usted el que más ha hecho por ampliar mi cultura comiquera. Dentro de nada seguro que encuentras otro mensaje similar en otro post olvidado. 😉