Edición original: BOOM! Studios.
Guión: Chondra Echert y Claudio Sanchez.
Dibujo: Daniel Bayliss.
Entintado: Daniel Bayliss.
Color: Adam Metcalfe.
Formato: Grapa.
Precio: 3,99$.
El mayor problema de una buena idea es que tropieces al contarla.
No es un buen comentario para empezar a hablar de un cómic y ya, igual, a partir de aquí dejéis de leer, pero como he dicho, ha sido sólo un tropiezo. Ese tipo de fallos que cometes al lanzarte de golpe a la piscina sin haber visto primero que el agua estaba congelada. Pasado un tiempo y tras un par de brazadas entras en calor y ahora lo que te da frío es salir de la piscina. A Translucid le ha pasado lo mismo.
Pero vamos a poner un poco de orden.
Translucid. Si sois de esas personas a los que le gusten los colorines y que los dibujos en cualquier momento os produzcan ataques de epilepsia, este es vuestro cómic. Bayliss hace un gran trabajo a la hora de representar los miedos de nuestro protagonista: Cornelius dibujándolos a modo de una caricatura agresiva.
Ojo aquí, que es donde vienen las turbulencias: en nuestro primer número parece saltar en dos distintas diégesis: en la primera tenemos a The Horse y Navigator, un villano y un héroe. Siempre que les vemos parecen tener esas últimas palabras épicas de toda película de acción en donde el villano intenta justificar sus acto, llevándolo a su lado. En la segunda diégesis, tenemos a Cornelius. Un niño de infancia traumática de padre borracho, madre despreocupada y hermano mayor que se va de casa, para dejarle sólo soñando con ser mayor de edad y poder huir de ahí. Contar estas dos historias es lo que le hace tropezar. La voz del narrador aunque parece dar una unidad a la historia no ayuda mucho, es más, confunden. Cuesta saber si se tratan de historias paralelas o se está contando el pasado de uno de los dos protagonistas – llamémoslo- adultos, es todo un sueño, una metáfora… A esto se le suma que muchas de las conversaciones The Horse y Navigator son iniciadas in medias res, pero van en acorde a la hora de contar la infancia del chico. Esto sí queda resuelto.
Ahora que sabéis dónde está la piedra, ya sabéis donde no podéis pisar. Estád atento por si me dejé algo.
¿De qué quiere hablar el cómic? Bien, Echert y Sanchez intentan hablar de la relación entre el héroe y el villano. Es el mismo discurso: ¿son los malos los villanos? ¿cómo el héroe sabe que obedece a ‘los buenos’? Son tramas que ya se han planteado en otros cómics de superhéroes. Translucid parte de una buena idea, interesante, lanzando preguntas a través de su narrador, como por ejemplo:
What if it was the hero who needed a hero?
… casi que puedo resumir la trama de Translucid a partir de esa frase, contestando con la canción de Regina Spektor de Hero: I’m the hero of the story, don’t need to be saved. Porque ¿qué te hace ser héroe? Me refiero: el impulso de decir «voy a interponer mi bien al tuyo», pero ¿qué hay detrás? (super)Héroes como Batman que decidieron ser lo que fueron por un trauma, un vacío en su infancia… algo que no terminaron de llenar, que usan su máscara como el rostro de aquellos chavales que fueron y que con ella matan a sus fantasmas ahora con su cuerpo adulto. Obedecen a la Ley y actúan como ella como si la identifican como algo paterno y así ser «un buen chico, estamos orgullosos de ti, hijo»
Una cosa es cierta: no hay que hacer caso a los padres (bueno, casi nunca) Si el héroe sigue encerrado en esa mentalidad de ‘agradar a los papás’ ¿cómo es capaz de ver el mal? ¿quién es el villano entonces? El villano es aquel chaval con quien tus padres no quieres que te juntes. Pero sin él no hay héroe.
Esto, aunque parezca una ida de pinza mientras me preparo la cena, es algo que se puede ver en el cómic. Igual yo le estoy dando una lectura superior a la que se merece, que soy de esas personas que ven un simbolismo escondido en todo, pero para justificarme, diré que hay partes del cómic que sí hablan de «un vacío-madre» y «un amigo-villano» ahí ya tenéis que ver a qué me refiero.
Volviendo a la parte técnica del cómic Bayliss soluciona los patinazos que da el guión de vez en cuando: para ello crea una visión infantil de toda la ciudad, sobre todo cuando usa su imaginación para huir de la realidad. Muestra así los horrores de nuestro pequeño protagonista, los resalta como caricatura y los potencia luego en un horror psicodélico. Algo así como un mal viaje. Lo único que me pareció desaprovechado fue el uso del color para diferenciar las diégesis de la historia ayudando así a diferenciarlas.
Translucid es un cómic al que le ha costado arrancar, pero para aquellos que extrañen en algo el género del superhéroe, aquí tenéis su trama ya que pretende analizar qué decisiones son las que se ha de tomar para ser un héroe. Si es que existen.
Es curioso, habia leido muy buenos reviews de esta serie. Este fin de semana le pego un vistazo.
Bueno, pues la crítica me reafirma en apuntarla en la lista de posibles adquisiciones. Siempre que alguna editorial la publique por aquí, claro.