Semillas de Ansiedad (Completa)

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Edición original: Fuan no Tane, Akita Shoten 2004.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones, 2016.
Guión: Masaaki Nakayama.
Dibujo: Masaaki Nakayama.
Formato: Tomo A5, rústica con sobrecubierta, 136 páginas.
Precio: 8,95€.

 

Cuando mencionamos el concepto de “horror japonés” dentro del mundo del manga es imposible no pensar inmediatamente en grandes del género, autores del calibre de Junji Ito, Shintaro Kago o Suehiro Maruo. Autores que, con su estilo personal y a su particular manera, han conseguido arrancar escalofríos a más de medio mundo con sus relatos y adaptaciones de historias de todo tipo. Pero hay vida más allá de los grandes, hay más autores capaces de provocar que la piel del lector se ponga de gallina y comience a mirar con más frecuencia por encima del hombro. Uno de ellos es Masaaki Nakayama, que con Semillas de Ansiedad pretende acercarse a las sensaciones de malestar y placer por el terror que provocan este tipo de relatos.

Masaaki Nakayama comenzó su andadura en el mundo del manga a mediados de los años 90 como ilustrador de varios autores de seinen dramático y de misterio. No sería hasta 2002 que se convertiría en guionista de sus propias obras, con el tomo único de Renegade. Dos años más tarde, en 2004, saldría al mercado su primera gran serie, Semillas de Ansiedad, una colección de tres tomos que supone una antología de relatos cortos de terror de diversa índole donde también desempeña la labor artística. Hace un año ECC comenzó la edición de este particular manga que destaca desde su portada y posee sus propias señas de identidad.

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Semillas de Ansiedad adopta el formato que mejor le sienta al terror nipón, una recopilación de relatos e historias cortas que van de lleno a la acción, sin vaselina para el lector, al que mete de lleno en la espiral de mal rollo desde la primera página. Esta obra supone la primera incursión de Nakayama en el mercado manga español, y supone una buena tarjeta de presentación con su reinterpretación de leyendas urbanas y supersticiones nacidas del rico folklore japonés. Nakayama, como buen autor de horror, triunfa en el relato corto, y al igual que Ito, se aleja de lo sobrenatural para centrar sus historias en un ambiente más cotidiano, más cercano al lector, lo que permite que la inmersión del mismo sea mayor y más rápida.

Pese a las similitudes que Nakayama comparte con sus compañeros más habituales en el género, también se separa de los mismos con su particular estilo, sobre todo a la hora de estructurar y narrar las historias. Cada tomo de Semillas de Ansiedad se divide en bloques, de varios capítulos cada uno, que parece responder a una misma estructura temática. De esta manera en el primer tomo encontramos un primer bloque basado en historias de escuela, otro de visitantes inesperados, sensaciones de que alguien te persigue, para pasar a un segundo tomo en el que hay relatos sobre alucinaciones, historias caseras, encuentros más paranormales… Y por último, un tercer tomo en el que podemos leer acerca de gente con poderes extrasensoriales, relatos más basados en la naturaleza e incluso las propias vivencias del autor que sirvieron como motivación para escribir la obra.

Así, todos los bloques comienzan con una portada en la que Nakayama actúa a modo de narrador, soltando una frase, un párrafo o unas pocas palabras para comenzar la inmersión del lector en la agrupación de relatos que viene a continuación, como si fuese un cuentacuentos de terror que introduce una historia a un público que le escucha con atención. Es interesante esta manera de conseguir el ambiente, ya que por desgracia Nakayama no consigue con su estilo esa poderosa ambientación o esos diseños que calan en el lector que otros como Ito o Kago si logran con aparente facilidad. Por el contrario, el estilo de Nakayama es estándar, con reminiscencias a esos autores pero mucho más genérico, y que por sí solo no es capaz de generar sensaciones poderosas, por lo que se tiene que ayudar de otros medios para llegar a unos niveles similares.

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Por desgracia, salvo algunas excepciones, las historias de Nakayama dejan algo frío y palidecen en la comparación con las de otros mangakas. Su gran acierto está sobre todo en esa manera de introducirlas y de agruparlas en bloques, pero a su vez se vuelven algo repetitivas y pierden fuerza a medida que avanzamos por los tres tomos que componen la obra. Evidentemente hay excepciones, la obra cuenta con un excepcional arranque y algunas historias hacen que merezca la pena la compra y lectura de la misma. Pero queda la sensación de que personajes, sensaciones y atmósferas son siempre las mismas, y todo lo que gana en un primer momento lo pierde al caer en la repetición de esquemas. El terror necesita sorpresa, necesita imprevisibilidad y retorcer la realidad más cotidiana para convertirla en una pesadilla. Nakayama lo logra en un primer momento para terminar convirtiéndose en previsible, lo que debería ser excepcional y terrorífico se convierte en cotidiano y obvio en su obra. Si decíamos que la corta longitud de sus obras era un punto destacable a favor, es también algo negativo, ya que la abundancia de relatos (la mayoría de 4/5 páginas, relatos directos, cortos y al pie) provoca el caer en esa cotidianeidad que tan mal sienta al horror. El miedo tiene su génesis en lo desconocido, y el perder eso hace que la sensación final que genera se resienta.

La manera de narrar de Nakayama es otro de los elementos que intenta ayudar a dar a la obra una atmósfera opresiva, y que al menos logra dar algo de misterio a la misma. Es una narración evidentemente asiática, que recuerda y mucho a otras obras de terror nipón y a las famosas visual novels de terror coreanas, por la manera de presentar a los personajes, por el tipo de historias y por los ambientes en los que les coloca. Sin embargo, el mayor parecido que se puede encontrar a los tres tomos de Semillas de Ansiedad, es al anime Yami Shibai, también con relatos de terror muy cortos (unos 5 min por capítulo), basados en leyendas urbanas en lugares cotidianos y narrados con un estilo de cuentacuentos y que también adolece de esa pérdida de capacidad de sorprender. Por ello se podría decir que las historias en las que más brilla y más se luce Nakayama son en aquellas más simbólicas, que no tienen diálogo y dejan a la mente del lector trabajar y entender todo por sí mismo, ya que en ese simbolismo el estilo del autor si alcanza una fuerza mayor. Mencionar también que la obra tiene en algunos pasajes ciertos amagos de humor, que no funcionan precisamente bien y no encajan con el espíritu de la serie. Y también hay un par de historias algo más esperanzadoras (aunque con su toque inquietante) e incluso referencias a otros clásicos, como a Doraemon. Además, algunos capítulos cuentan con ciertos elementos experimentales, como usar el punto de vista del “malo”, que resultan interesantes, aunque son escasos.

Quizá lo más curioso en el caso de Semillas de Ansiedad es que, mientras en el resto de terror asiático del que hemos hablado, en su mayor parte tenemos fantasmas, apariciones, maldiciones y demás temática espiritista, en la obra de Nakayama hay un cierto componente cósmico, la aparición de entes que no sabemos de dónde pueden venir, que pueden no ser siquiera de este planeta, muy en la línea de las narraciones de H. P. Lovecraft. No es la primera vez que Lovecraft se relaciona con este tipo de obras, pero mientras que en autores como Ito es una simple referencia en ciertos temas y, sobre todo, en la ambientación, Nakayama es en la manera de narrar donde muestra ese paralelismo por el gran referente del terror gótico, así como en la manera de presentar los peligros, como una presencia siempre presente y a la vez imprevisible, de los que nunca sabes cuándo van a actuar, pero indudablemente sabes que al hacerlo las consecuencias serán funestas, paralizando a la víctima de horror por ello. Es una manera de narrar fluida, directa y casi a modo de testimonio en primera persona, la clásica historia de terror que le cuentas a un amigo o que interpretas en una reunión y que deja un ambiente tenso durante unos momentos.

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Pasando a comentar la parte artística, Nakayama tiene un estilo bastante estándar, que salvo en algún diseño no termina de ofrecer una personalidad propias. Hay reminiscencias a autores como Ito en los fondos y en el conjunto, a Kago en algunos diseños y a muchos relatos de folklore japonés, pero un peldaño por debajo de todos ellos. Podemos destacar la línea, muy orgánica y fluida, dando un toque artesanal y profundamente asiático a la obra, aunque es bastante irregular en las técnicas y los materiales utilizados, lo cual desconcierta en ocasiones. Además, salvo en el diseño de los personajes pesadillescos, no existe una buena integración del dibujo con lo que se nos cuenta, algo que si bien no saca al lector del ambiente, si que provoca el aumento de esa sensación de frialdad y generalidad que desprende toda la obra. Un aspecto del arte que si se agradece, y que da apoyo a ese intento de conseguir que todo parezca basado en algo real, como buenas leyendas urbanas, es que el autor incluye fotografías reales de los sitios en los que sitúa a los personajes en la mayor parte de los capítulos. Y por supuesto, destacar, y mucho, las portadas, auténticas obras de arte del horror que utilizan de manera genial el color, y que, junto a las primeras páginas de cada tomo, quizá sean la mayor seña de personalidad de la obra, ya que la sobrecubierta entra por los ojos desde el primer momento y genera una incomodidad interesante en la estantería.

No por todo ello estamos ante una mala obra de terror, ya que cumple con lo que promete en un primer momento. El primer tomo es genial, el mejor en muchos aspectos, ya que aparte de tener buenas historias, estas aun mantienen la frescura. Además en este primer tomo las historias parecen seguir una especie de orden temático, comenzando en la escuela, de la escuela pasando al camino de la misma hasta casa, luego historias dentro de la casa… A partir del segundo tomo todo se vuelve más caótico y se convierte en una amalgama de leyendas sin conexión entre sí. El tercer tomo recupera un poco el espíritu del primero, con bloques muy buenos como el de las personas con poderes extrasensoriales o el capítulo final narrado directamente por el autor, y es además el que más toque “lovecraftiano” tiene, pero en general el manga va de más a menos.

Semillas de Ansiedad es un buen manga de terror, ya que sigue al pie de la letra todos los preceptos necesarios para ello. Pero quizá lo hace demasiado, o más bien repite demasiado esos pasos a seguir, provocando una sensación de frialdad al finalizar su lectura. Nakayama es un excelente narrador de microrrelatos de terror, capaz de reinterpretar escenas típicas del folklore nipón y adaptarlas a los nuevos tiempos, pero que se queda en la superficie, se repite en exceso y carece de un potente apartado artístico capaz de subsanar sus carencias, sobre todo a nivel de atmósfera. Pese a todo, Semillas de Ansiedad cumple para el fanático del horror japonés medio, y si bien sus historias no son obras maestras, ni crean escuela, ni son memorables, son suficientemente buenas como para pasar un mal rato de esos que cualquier amante del miedo disfruta. La serie completa consta de tres tomos, de pocas páginas e independientes entre sí, por lo que el lector puede entrar sin miedo en cualquier punto de la obra. Semillas de Ansiedad es un buen punto de partida para todos aquellos que quieran iniciarse en los mangas de terror, pero que no aguanta la comparación con otras obras del mismo corte anteriormente publicadas.

  Edición original: Fuan no Tane, Akita Shoten 2004. Edición nacional/ España: ECC Ediciones, 2016. Guión: Masaaki Nakayama. Dibujo: Masaaki Nakayama. Formato: Tomo A5, rústica con sobrecubierta, 136 páginas. Precio: 8,95€.   Cuando mencionamos el concepto de “horror japonés” dentro del mundo del manga es imposible no pensar inmediatamente en…

Valoración Final

Guión - 6
Dibujo - 7
Interés - 7

6.7

Esta recopilación de relatos de terror cortos de Nakayama tiene una parte conservadora y una parte experimental. Con aciertos en la narrativa y desaciertos en la estructura, Semillas de Ansiedad es una gran serie de terror que satisfará a los incondicionales del terror japonés y las leyendas urbanas y supone una buena elección para los novatos en el género.

Vosotros puntuáis: 8.86 ( 5 votos)
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