Relatos Héroes: El paseo por Juan Manuel Ruíz

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Pero el dos no ha sido nunca un número
porque es una angustia y su sombra…
(Federico García Lorca, Pequeño poema infinito)


“Volvió a por mí. Siempre que sucede, recuerdo que volvió a por mí y no tenía por qué haberlo hecho. Me salvó la vida.”


AMALIA Y LUIS – CUENCA (ESPAÑA)
MARZO DE 1939

Lo que más recuerdo es el barro. Dos días lloviendo sin parar, y los nacionales allí, que parecía que se iban a quedar toda la vida. Y, en cierto sentido, así fue, pero no es de eso de lo que quiero hablar. Le dije que no se preocupara, “tranquila, esto es cosa de dos ratos”, o algo así. Y, para que no perdiera la ilusión, para que tuviera fuerza, le dije otra cosa:

– Amalia, mi vida, te juro por mi padre que en cuanto se vayan vuelvo aquí y nos casamos.

Le cogí las manos (estas cosas tienen que decirse cogiéndole las manos… si alguna vez os declaráis a una mujer, acordaos de eso), y ella me miró. Me miró que me hizo sentir más hombre que cuando llevaba el fusil al hombro.

– Luis, Luisito, no jures, que yo sé que los rojos no hacéis esas cosas- me dijo, y los ojos le brillaban-. Anda, corre, y no te muevas del monte, por tu madre, hasta que éstos se hayan largao.

Le brillaban los ojos, le brillaba el pelo y le brillaban los labios. Habría matado por darle un beso, pero un tiro a lo lejos hizo que me empujase lejos de sí.

– ¡Corre, y no se te ocurra morirte!- así, como si fuera tan fácil. Y yo corrí, porque sabía que, si me cogían, me darían el paseo.

***

Me metí en la cueva de Casiano. La había descubierto él, hacía un par de años, y la usaba para llevarse a las muchachas por las tardes, cuando hacía buen tiempo. Sólo me lo había contado a mí, “porque sé que tú sólo tienes ojos pa’ la Amalia, y por más ateo que seas, te conozco y no le vas a tocar un pelo hasta que pases por la vicaría”. Más razón que un santo, pero claro, eran otros tiempos. El caso es que me escondí en su cueva, y cuando empezó la tromba de agua los nacionales aún no se habían ido y yo aún estaba metido allí dentro. Y dos días después, igual. De agua y de fascistas.

Así que, como iba diciendo, lo que más recuerdo es el barro. Estaba embadurnado hasta las cejas, sobre todo de pasar dos noches tumbado. Me consolaba pensando que así les sería más difícil verme.

Pero, de todas formas, me vieron.

***

Al tercer día estaba a punto de salir de la cueva, a ver si podía acercarme al pueblo. Se había oído jaleo y motores por la noche, y tenía la esperanza de que se hubieran marchado ya y nos hubieran dejado en paz. No sé de dónde salieron. El cansancio me tuvo que volver descuidado, porque si no, por fuerza les tendría que haber oído llegar. Pero lo primero que les oí fue gritar.

– ¡Arriba las manos!

Eran cuatro. No recuerdo nada más, ni antes ni después del tiro. Diría que me morí, si no fuera porque estoy aquí ahora. Y aún estando.

Lo siguiente que me viene a la cabeza es la mirada de Amalia, vista desde abajo. Me contó que abrí los ojos y le dije “¿has venío a casarte conmigo? Va a tener que ser ya, porque creo que me muero”. Yo de eso no me acuerdo. Sólo me acuerdo de que lloraba. Me tenía cogido como a un Cristo, ella de rodillas, yo boca arriba, sin poder ni querer moverme ni una cuarta.

– ¡Luis, Luis, Luisito! ¡Estás vivo! ¡Estás vivo, mi amor! ¿Qué te han hecho, mi Luisito?- seguía llorando. Y fue de esas ocasiones en que (apuntáos esto también), ya puedes estar con un pie en el infierno, que si la quieres de verdad, sonríela y hazla sentir bien.

– Anda, no me llores tanto, que me vas a empapar la camisa nueva – y, para recalcar la broma (aunque creo que ella, en ese momento, no le vio mucha gracia), bajé la vista, mirando lo que esperaba que fuera mi camisa vieja y embarrada. Pero en vez de ver una mancha marrón, todo lo que vi fue rojo. Mi Amalia me había abierto la camisa, y se ve que el tiro me había alcanzado en el pecho, porque estaba empapado en sangre. La miré a los ojos.

– Si me muero, ¿por qué no me duele?

Y era verdad. Sólo notaba frío donde caían las lágrimas de ella. Volví a mirarme el pecho. Esta vez vi el tiro. Tenía que ser el tiro, porque no se me ocurrían muchas razones para tener un agujero en la pechera. Pero no me dolía, y era demasiado pequeño. Había visto heridas de bala de fusil. Había hecho algunas, yo tampoco fui un santo aquellos años. Pero esta era muy pequeña. Y seguía haciéndose más pequeña. Poco a poco, dejaba de salir la sangre, y las lágrimas de Amalia, que no eran pocas, se mezclaban con la que quedaba.

No sé quién de los dos estaba más asustado, o quién más sorprendido. Nos abrazamos, como dos críos y, esta vez sí, la besé, la besé por primera vez como si fuera la última.

– Te he rezao, Luisito, no sabía qué más hacer, así que te he rezao. Me perdonas, ¿verdad?

No me dio tiempo a contestarle nada, porque el ruido de ramitas al partirse bajo una bota nos hizo girarnos a los dos.

– Mira la roja, pidiendo perdón por rezar – dijo una voz de hombre, que estuvo a punto de matarme. Acababa de recuperar mi vida y a mi Amalia, que para el caso eran la misma cosa, y me las iban a quitar de golpe. El soldado levantó el fusil.

Amalia gritó.

El soldado la insultó, y le apuntó a la cara.

Estiré la mano hacia aquél malnacido que la apuntaba.

Y el disparó.

En aquél momento no supe cómo, y no fue hasta mucho después que pude aprender a controlarlo. El caso es que lo hice.

Estiré la mano hacia aquél malnacido que la apuntaba. Y la bala se detuvo.

En el aire. Juro por mi padre que se paró en el aire, y no me digáis que los rojos no creen en Dios, porque no he tenido redaños para decir que soy ateo después de lo que vi en ese momento. La bala se paró en el aire, y luego cayó, inofensiva.

Luego, todo pasó muy deprisa. Ciego de rabia, me levanté y fui hacia él. Hice un gesto de la mano hacia su arma, y ésta salió despedida de sus dedos, chocó contra un árbol y cayó allí, en el suelo. Luego fue él, el soldado, quien salió volando y chocó contra una roca de tamaño considerable. Aterrorizado, se levantó como pudo y, medio corriendo, medio arrastrándose, huyó de allí. No me molesté en perseguirlo: tenía cosas más importantes de qué preocuparme. Me giré hacia Amalia.

***

– Estaba asustada. Me alegré cuando oí que se iban a marchar, pero entonces vi que se iban por el monte. Esperé un rato, pero se oyeron tiros y no me pude aguantar.

Estábamos abrazados en la cueva. Había dejado de llover, y entre las nubes incluso amenazaba con salir algún rayo de sol de invierno.

– Y entonces te encontré aquí tirado, y te estabas desangrando, y te juro que estabas muerto, te…

– Fuiste tú, mi vida- le dije, y lo supe según se lo decía- fuiste tú al llorarme. Mira, la herida se cerró justo cuando me empapaste de lágrimas. Y hasta aquí- me señalé el costado-, según me mojaste, se me ha borrado la cicatriz del tajo que me dio el Casiano jugando de niños. Las lágrimas, Amalia. Me salvaste la vida.

– Y tú – me besó en el pecho, donde había estado la herida – me salvaste después. Empujaste la bala, el fusil, y a ese animal. Pero esto… si se entera alguien de lo que hemos hecho… de lo que puedes hacer…

– Podemos, mi niña. Tú y yo… pero tienes razón. Esto no tiene que salir de aquí.

Me miró fijamente.

– ¿Me lo prometes?

La besé otra vez y, desde entonces, la he besado cada vez como si fuera la última.

***

“Así que siempre que sucede, recuerdo que volvió a por mí y no tenía por qué haberlo hecho. Me salvó la vida y sólo me pidió que lo mantuviésemos en secreto. Y no me malinterpretéis, han sido casi setenta años de felicidad absoluta a su lado. Y no lo he utilizado nunca para bajar gatos de los árboles, o alcanzar la mantequilla de un estante demasiado alto. Pero a veces, cuando ella no me ve, salgo a dar un paseo, y con un pequeño toque en el momento justo (darle un empujoncito a un ciclista para alejarlo de un coche que viene demasiado rápido, pararle las manos a un viajero del metro con demasiado interés en las pertenencias ajenas) puedo sentir que pago mi deuda. Igual que ella me salvó a mí. Y, qué demonios, para un viejo de noventa años, también me ayuda a sentirme vivo.”

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Jr.Vincent
Jr.Vincent
13 noviembre, 2007 16:52

Buenas.
La verdad es que si que creo que este relato esta a la altura. Aunque los poderes no son superoriginales lo compensas y sobradamente con la trama y la forma en que la narras. Me gusto mucho. De verdad.
La historia, la situacion, son muy completitos.
Pero, bueno sigo pidiendo que colgueis todos me parece interesante.(comentarios del anterior relato).
El anterior relato, tenia muchas carencias, muchas.
Menos mal que lei este, porque…
Saludos.

El Killer
Lector
13 noviembre, 2007 17:19

Me gusto pa’ que, muy buena narracion y uso del dialogo. La ventaja con el anterior es que este tiene un final feliz, detalle que a mi me gusta mucho.

Chemari-Wan
13 noviembre, 2007 17:32

Yo tambiñen creo que es un relato más cerrado y correcto. Es cierto que el tepa sobrenatural no es especialemnte original, pero sí su contexto. El final feliz es típica de un alma romántica. A mí me ha gustado mucho, y por sacarle una falta, creo que los diálogos son un pelín artificiales.

Gran pieza amigo! Felicidades!

Ric
Ric
13 noviembre, 2007 17:51

Ahí está el cerebro que reclamaba en la crítica del anterior relato.

La originalidad es subjetiva de cada uno (en este mundo todo está inventado, simplemente se trata de contarlo de maneras diferentes), pero la narración, los textos, el entorno en que sitúa la trama, la manera de descubrir los poderes de ambos, el buen gusto, enfín ESTO ES UN RELATO.

Felicidades Juan Manuel

CHESIRE
13 noviembre, 2007 20:05

Un gran relato. Muy bien narrado y muy bien llevado. Está claro que se merece el premio justamente.

Alberto Benavente
13 noviembre, 2007 20:52

Mi preferido de los 33 relatos.

Felicidades de nuevo al autor. Y un consejo.Dedícate a esto.

José Torralba
13 noviembre, 2007 21:43

De todos los relatos que leí, este era el que mejor usaba las técnicas de la narrativa clásica y por eso lo voté. Las construcciones son ideales, el uso de las pausas es muy efectista y el desarrollo de los acontecimientos muy adecuado. El autor cuenta lo que quiere contar, y usa los medios necesarios para hacerlo sin recurrir a complicadas piruetas más forzadas que otra cosa. Tampoco hay divagaciones innecesarias que busquen demostrar que se sabe escribir. El único pero, como han dicho por ahí, es que los diálogos estaban un poco forzados; pero da igual porque tampoco perjudica tanto a la historia. En definitiva: una gozada que se lee de un tirón.

Y reitero el consejo de Alberto. Si este relato es una expresión de una pasión que busca expresarse, y no sólo está redactado para ganar los DVDs, dedícate a esto.

Gab
Gab
13 noviembre, 2007 23:09

Me parece un relato genial.No tengo ninguna pega que ponerle.Me parece que incluso está genialmente documentado con lo de «el paseo».Aunque tampoco puedo decir menos porque lo ha hecho mi novio..jeje
¡¡¡Un saludo a todos y gracias!!!

jose
jose
13 noviembre, 2007 23:33

Hola, yo participé en el concurso y me gustaría, si puede ser, saber la opinión del equipo de ZN, si no es mucha molestia.
Un saludo.

Oldtimer
Oldtimer
Lector
13 noviembre, 2007 23:46

Muy bueno. Con una atmosfera bien construida, destacando el ritmo del relato: directo e intenso,sin rodeos innecesarios, que parece que son muy del gusto de muchos guionistas\escritores actuales.Cierto que algunos dialogos chirrian un poco por artificiales, pero en conjunto me parece merecedor del premio (a falta de leer el resto de relatos)

Un aplauso Juan Manuel

Conner Kent
13 noviembre, 2007 23:49

joder me encanta como ha podido situarnos y hacernos creer en los personajes en tan poco tiempo, realmente bueno, sí señor.

AmhShere
AmhShere
14 noviembre, 2007 0:56

Este sí que sí. Me encanta. La redacción correctísima. Y tampoco pienso que los diálogos resulten forzados. Simplemente, son de otra época. Hoy en día igual parecen extraños, pero no tanto forzados. Y si bien no es original en los poderes, pues la trama lo compensa con creces.
Sobre el relato anterior, yo valoro muy positivamente el trabajo. Pero no así el resultado. Vale, yo presenté un relato, y no ganó. Resultaría muy obvio decir que creo que el mío era mejor. Tanto en el desarrollo de la historia, como en la trama. Y sobre todo en la redacción.
Leí ayer que alguien comparaba el estilo con el de Saramago. Sólo se parece en el uso de las comas. Pero para sacarle provecho al estilo, tendría que haber situado las comas de forma correcta. Al menos de forma que tuvieran sentido las frases que acotaban. Un buen ejercicio de evaluación es leer el texto en voz alta, marcando las pausas.
Pero bueno, para gustos los colores. Felicidades a los ganadores, sobre todo a Juan Manuel Ruíz que se ha llevado un premio, para mí, más que merecido.
Saludos!!

Kúbik
Kúbik
Lector
14 noviembre, 2007 3:40

Sí, señor. Añado mi voto a lo de que te dediques a esto. Aunque ya comentaban por ahí que eres «guionista y director» (supondremos que de cortos).Excelente relato, tío…

Chemari-Wan
14 noviembre, 2007 10:22

Ole, ole y ole!

jonny
14 noviembre, 2007 13:32

Me ha gustado mucho este relato, está muy bien, un aplauso a su autor.

juan-man
juan-man
Lector
14 noviembre, 2007 23:16

Juer… no sé qué decir… me tenéis colorao como un tomate. A falta de leer el relato de Las Entidades, eso sí, creo que son imposibles las comparaciones con La noche más larga… directamente porque son planteamientos opuestos; son relatos (literal y metafóricamente) como la noche y el día. Y eso es lo mejor de un concurso como este: a mí me ha gustado ver en el relato de Juan cómo se puede partir de una premisa común y hacer algo completamente distinto.

Kúbik, sí, por ahora todo lo que me dejan hacer (además de relatitos) son cortos. Lo de los diálogos forzados, igual viene de ahí… mi medio natural es el audiovisual, y cuando escribí el relato trataba de visualizarlo como un corto. Tomo nota de ello, en cualquier caso… estaré más atento a la próxima 😀

En fin, que gracias otra vez a los que os habéis tomado la molestia de leer mi parrafada superheroica interminable.

P.D.: José y Alberto, lo de dedicarme a escribir, qué más quisiera yo… ¿se puede mandar currículum a ZN? Jurl jurl jurl…

jonny
14 noviembre, 2007 23:48

Gracias a ti amigo por ofrecernos una lectura tan amena y entretenida.