Ranciofacts nº 3: Rancio no, lo siguiente

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Edición España: Astiberri Ediciones / ¡Caramba! – 2016
Guión: Pedro Vera
Dibujo: Pedro Vera
Entintado: Pedro Vera
Color: Pedro Vera
Portada: Pedro Vera
Precio: 18 euros (tomo en tapa blanda de 112 páginas)

 

No hay dos sin tres, y después del éxito de los dos tomos anteriores –y de haber convertido la palabra «ranciofact» en término de uso corriente- don Pedro Vera y Astiberri Ediciones presentaron a finales del pasado año la tercera entrega recopiladora de las demoledoras páginas publicadas originalmente en la revista El Jueves. Rancio no, lo siguiente es una ocasión para repasar la inmisericorde crónica que el autor hace de los aspectos más variopintos de la vida, o bien para acercarse a ella por primera vez. En todo caso, las carcajadas, la vergüenza ajena y, sí, el estupor propio al verse uno identificado en más pasajes de los que hubiera podido pensar en un principio. Sea todo el mundo bienvenido al tercer asalto en el combate de lo rancio.

El tomo recupera de forma corregida y ampliada algunas alusiones que en el primer tomo aparecían de forma fugaz. Así, nuevamente se presenta –en versión montaje de la dirección- el desfile de los horrores por bares y restaurantes, como bienvenida contundente a la feligresía lectora. De ahí pasamos a los electrodomésticos que juntan polvo en las cocinas y al contenido de las neveras –recuperando para la causa aparatos y viandas largo tiempo olvidados… salvo para Vera-. Algunos monográficos abarcan varias páginas, en tanto que otros se consumen en una sola. Mucho o poco, maese Pedro no se corta ni medio pelo a la hora de presentar con su estilo –que el prologuista de esta ocasión, Santiago Segura, define acertadamente como tosco y grosero- las vergonzantes tradiciones que pueblan los más variados aspectos de la vida cotidiana.

En esta segunda visita al averno de los hechos rancios, debo confesar que, originalmente, me repelía profundamente el trabajo de Pedro Vera. Ortega y Pacheco me parecían profundamente repulsivos, pero con los años –y por esa encendida defensa del legado de Terence Hill y Bud Spencer- he alcanzado el estado mental necesario para valorar objetivamente una labor que entronca con la mejor tradición de la publicación que sale los miércoles: la incorrección política (entiéndase como la antítesis de lo políticamente correcto). Primero con los garrulos ya citados y luego con su estudio de la ranciedad celtibérica, Vera hace una aproximación feroz, despiadada e inmisericorde de personas, personajes, prácticas y costumbres que, como todo aspecto de la condición humana, pueden –y deben- ser objeto de crítica. Sin embargo, vivimos en unos tiempos en los que la auto-mordida de lengua es la regla general. La auto-censura campa por sus respetos en el seno de una época –la blandita que adjetivara el venerable Clint Eastwood- en la que los silencios no se producen por la consideración empática hacia la otra persona, sino por el medio a una reacción negativa –magnificada en las redes que, como el papel, lo aguantan todo-. En el otro extremo, la finura del pellejo hace que su titular asuma como ataque personal cualquier comentario o aseveración que resulte de disgusto. Vera abjura de lo primero y asume de buena gana lo segundo, llevando a cabo un ejercicio muy necesario. Por eso, al contrario que el autor del prólogo, considero que su dibujo no es grosero: simplemente da un trazo más grueso a situaciones que son las que son las merecedoras de ser consideradas albergue de groserías. Por citar un ejemplo del propio Segura, puede que Torrente sea un personaje zafio, basto, cutre e impresentable, pero las películas que protagoniza son técnicamente impecables. En el mismo sentido, podemos encontrar ranciedades vergonzosas, tremebundas o asquerosas (la reseña de las cosas del vicio solitario –ranciofact-), pero ninguno de esos calificativos es atribuible al trabajo de Vera.

Dicho lo anterior, tengo que decir que me he reído con ganas a lo largo de la lectura y relectura del tomo, pero si tuviere que destacar ciertos capítulos de este tercer tomo, me quedaría con dos: por un lado, el dedicado a TeleCinco; desde los orígenes de la pantalla amiga hasta la máquina de hacer espacios de telerrealidad de la actualidad. Por otro, el repaso a las distintas facetas de la trola paranormal. En ambos casos, el autor llama por sus merecidos nombres –telebasura y maguferío- a la interminable colección de espacios, personajes y prácticas englobables bajo ambas etiquetas. Por citar otro refrán que ya se hace rancio, al pan, pan y al vino, vino.

Ficha del tomo en la página de la editorial (con páginas de muestra)

P. S. Tampoco puedo resistirme a mencionar las referencias a Alberto Chicote, la recreación de un hipotético parque manzanero o los recortables encartados en la parte central del tomo.

  Edición España: Astiberri Ediciones / ¡Caramba! - 2016 Guión: Pedro Vera Dibujo: Pedro Vera Entintado: Pedro Vera Color: Pedro Vera Portada: Pedro Vera Precio: 18 euros (tomo en tapa blanda de 112 páginas)   No hay dos sin tres, y después del éxito de los dos tomos anteriores –y…
Guión - 9
Dibujo - 8
Interés - 9.5

8.8

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