Magazine DC – junio 2024

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INTRODUCCIÓN

Junio empieza con el mercurio en alza, muchas ferias del libro repartidas por la geografía española y la amenaza de la entrada del verano. Un panorama que es ideal para hablar de las novedades de DC del mes, que son, de nuevo, pocas, solo dos, como tal. Pero no nos desanimamos y revisando las novedades de junio hemos encontrado la forma de poder hablaros de material diverso, sin dejar de lado nuestro propio ADN.

Nos convertimos en ornitólogos, mientras que hablaremos de uno de los guionistas de corte clásico más queridos por los aficionados, al tiempo que nos sumergimos en toda la vida editorial del Escuadrón Suicida y os narramos las peripecias de Blue Devil en su 40 aniversario.

Así que os dejamos ya con el Magazine de junio para que disfrutéis del calorcito que ya asoma por el horizonte.

TITULARES

ECC

En el sello DC, dos esperados regresos. Por un lado, el del aclamado guionista Tom King con El Pingüino, donde reinventa al mítico villano con motivo de El Amanecer de DC, en colaboración con Rafael De LaTorre. Por otro, el de Joshua Williamson. Tras Crisis Oscura y Green Arrow, turno para Batman y Robin, una nueva etapa de esta ya clásica cabecera, esta vez con Simone Di Meo completando el equipo creativo.

BATMAN Y ROBIN #01

junio

El italiano Simone di Meo se une al amigo de los niños Joshua Williamson para crear una nueva serie. Batman y Robin. Padre e hijo. Bruce y Damian. Se unen para enfrentarse a una nueva villana.

Serie apetecible, dinámica, trepidante y burbujeante que podríamos incluir en el clásico género de tebeo para captar al público joven. Y es que la fórmula para atraer a los lectores adolescentes se aplica en todo su esplendor. Personaje joven (Robin), aventuras trepidantes y con 0 poso, dibujo pegadizo como un chicle, al más puro estilo amerimanga, o italomanga (nadie mejor que los italianos para imitar y apropiarse de estilos), relación paterno filial compleja con la figura de Batman como cascarrabias, rígido e inflexible con el contrapunto del hijo rebelde y contestatario.

La serie tiene todos los elementos clave al dente, solo falta ver si Williamson es capaz de dar con la tecla. El ilustrador italiano (puede gustar más o menos su estilo) pero cumple perfectamente su función.

Lo que hemos leído hasta el momento es prometedor. Siempre y cuando el lector acepte lo que está leyendo. Adrenalina, línea cinética, movimiento. El guion funciona a golpes de efecto. El Williamson más palomitero, el que sembró de controversia al fandom de Flash con sus hiperadrenalínicas tramas, se lanza aquí con toda una serie de gadgets de guionista con giros tremendos, cliffhangers de manual e impactos contundentes, inmediatos con cero desarrollos introspectivos. Hay que quererlo así. Algunos lo consideran un genio, otros un autor precipitado.

A pesar de la relación entre los personajes y los galones de Williamson, no creo que debamos esperar cambios determinantes en la continuidad ni en la mitología. El arquitecto de Dark Crisis se caracteriza por ideas epatantes, por el impacto directo, dejando de lado la profundidad y la resaca emocional en los personajes.

Sin embargo, vista la sequía de novedades DC, la mente del lector suele caer en trampas del estilo “Ah, sí apenas hay colecciones nuevas, las pocas que lleguen deben ser muy buenas. ECC irá a asegurar el tiro”. Bueno, es cierto que ECC suele traer cosas que “huelen” a calidad y más lo parece cuando el mercado está tan restreñido como ahora. Pero en este caso el factor clave es Batman. Y es que el murciélago es el top ventas de DC con mucha diferencia. Algo que se agudiza en el mercado español, ya que el porcentaje de bat-productos es mayor que en Estados Unidos.

Pero para resolver dudas, lo mejor y más aconsejable es sumarse a los Wayne y saltar por los tejados de Gotham, dejarse llevar y disfrutar del viaje. Sin complejos ni pretensiones.

Fue un 16 de septiembre de 1960 cuando llegó al mundo Kurt Busiek en la ciudad de Boston, para luego vivir en varias ciudades el estado de Massachusetts. Tuvo una infancia alejada de los comics, pues sus padres no aprobaban eso de leer historietas de humanos vestidos en mallas con poderes. Sin embargo, el destino tiene sus propios planes y fue a los 14 años cuando llegó a sus manos su primer cómic, el Daredevil #120, que era de una historia en cuatro partes. Aquello fue relevante, porque fue precisamente lo que atrajo al joven Busiek. Esa historia, inconclusa, era una parte de algo más grande, de una trama que además estaba dentro de una mucho mayor que se cruzaba con otras series y otros personajes. Aquello fue el germen del tipo de guionista en el que se iba a convertir, preocupado por la continuidad, por las historias entretejidas, de mundo abierto y conectado, con una mirada siempre a lo clásico, sin despreciar el presente.

Sus primeros intentos por dedicarse profesionalmente a eso de escribir comics fueron cuando envío muestras de su trabajo a Dick Giordano en DC. Giordano ignoró a Busiek, pero si pasó su trabajo a otros editores de DC, que si le abrieron las puertas siendo su primer trabajo una historia de complemento en el Green Lantern #162 de 1983. Fue en esa época cuando se pudo ver, también, uno de sus primeros trabajos en una serie regular, Liberty Project, en la editorial Eclipse Comics, con una solvente historia de un grupo de inadaptados que trabajaban para el gobierno.

Simultáneamente pudo debutar en Marvel en la serie Power Man e Iron Fist, donde firmó un total de 11 números, aunque solo 8 fueron consecutivos. En esta serie buscó emular el tono de Mary Jo Duffy, aportado el mismo tono humorístico y desenfadado que su predecesora, sin saber que en Marvel no querían mantener ese tono y por eso habían prescindido de Duffy… lo que pasó es que también prescindieron de Busiek.

También durante los años 80 escribió una miniserie de Tornado Rojo para DC.

En la casa de las ideas firmó numerosos trabajos, pero si hubiera que encontrar tres que haya dejado una profunda huella en el tiempo y a un nutrido grupo de aficionados más que satisfechos, estas son Marvels, los Thunderbolts y Las Las Historias Jamás Contadas de Spiderman, duarte los años 90. Sin embargo, el que escribe se atreve también a añadir su etapa en Los Vengadores con George Pérez y la etapa que escribió para Iron Man.

Pero si hubiera que buscar una serie, en este caso maxiserie, en la que se conjugaron los astros para dejar en lo más alto a su tándem creativo, esta es Vengadores Forever. Allí su pluma se conjugó con el talento de Carlos Pacheco, para regalar al mundo una obra de profundo conocimiento Marvel.

En 2003 volvió a unir fuerzas con Pérez, para dar vida al proyecto maldito entre DC y Marvel, el famoso Vengadores/JLA.

Pero el trabajo de Busiek en DC tampoco se queda atrás en calidad.

Por un lado, tenemos AstroCity, que no vio la luz en DC, pero si acabó siendo editado por DC cuando en 2013 fue relanzada dentro del sello Vertigo. Una serie donde Busiek tomó todo su conocimiento del medio y lo volcó en la construcción de su propio universo superhéroico. Una delicia para todos los sentidos. La serie experimentó serios retrasos debido al delicado estado de salud de Busiek por sufrir un envenenamiento por mercurio.

Otro de sus trabajos destacados en la editorial de Burbank, fue el que lo unió de nuevo al talento de Pacheco en el año 2006 en Superman, donde crearon una de las sagas más recordadas por los aficionados, La Caída de Camelot. Este trabajo, como los que citaremos a continuación, fueron realizados tras la firma de un contrato en exclusiva con DC por dos años en 2005.

Durante ese tiempo se hizo cargo de Aquaman: Sword of Atlantis entre los números 40 a 49 y guionizó la serie semanal, Trinity, con Mark Bagley en los lápices. Otros trabajos en DC son Power Company y el laureado Superman: Identidad Secreta, al que le siguió una obra de las mismas características, pero centrada en Batman, con el título de Criatura de la Noche.

Y como no podía ser de otra forma, también se encargó de escribir varias historias de complemento para la JLA, aunque fue escritor de algunos números completos también en la década de los años 80.

De nuevo con Pacheco crearían Arrowsmith, que llegó a tener dos miniseries, y en 2004 fue el nuevo guionista de la serie de Conan para Dark Horse.

Busiek, un guionista clásico en toda su extensión, que entiende el medio y al género como pocos, capaz de construir densas tramas que perfilan a sus personajes de manera clara y directa, para mostrar esa magia que un día le sorprendió cuando contaba con tan solo 14 años.



“Tal vez los caminos de Batman y El Pingüino se crucen de nuevo”.

Con esta frase tan manida concluía el Detective Comics #58, de 1941, de Bill Finger y Bob Kane, y primera aparición de uno de los villanos más peculiares de la trayectoria del Cruzado de la Capa, Oswald Cobbelpot. Del encuentro inicial extraemos parte de las características inalterables en las siguientes décadas, así como el perfil de historia que sería repetida al extremo en años venideros. Sin demasiada introducción previa o conocimiento de su vida, el Pingüino, acompañado de sus secuaces, robaba un cuadro valorado en 250.000 dolares (aproximadamente 5.332.448,98 ajustado a la inflación en 2024). Valiéndose de su pericia, conseguía atrapar además a Batman, estando cerca de acabar con él hasta que Robin acudía al rescate.

Durante los siguientes años, la fórmula de historia clásica de fuga de prisión, empresa criminal corta (a menudo involucrando estafa o extorsión) y derrota final funcionó para el Pingüino. El principal interés historiográfico de la Edad de Oro para este villano está en el fundamento estético. Una apariencia peculiar que, a diferencia de otros rivales de Batman, es física y humana, sin depender de máscara, pintura o elementos monstruosos y mutantes. El Pingüino era sencillamente un hombre feo, con una nariz alargada hasta el paroxismo, un sombrero de copa, calvicie casi completa y un paraguas que, estéticamente, completaba su carácter. A primera vista, se comprende que el recurso fundamental en el argumento será su inteligencia.

En la Edad de Plata, su apariencia permanecerá prácticamente igual. Gana un poco de peso, lo cual hace que se asemeje más a la imagen que el lector actual tiene del personaje. En las distintas colecciones vinculadas a Batman, tenemos al inefable Oswald fracasando en distintas oportunidades, desde secuestros hasta tentativa de homicidio.

Lejos de vivir un esplendor inicial y renovado después de Crisis en Tierras infinitas, el personaje permaneció años a la sombra dentro de la oscuridad creciente de Gotham, hasta que dos genios como Alan Grant y Norm Breyfogle le trajeron de vuelta y a plena potencia. Se dio un giro a lo que funcionaba con anterioridad ya comentado, con un lenguaje distinto, más adulto.

En las siguientes décadas, mucho del Pingüino tendría que ver con un reimaginado origen aristocrático y su doble personalidad; el animal y el humano batallando en el cerebro criminal casi perfecto. En fundamento, las historias que le involucraban eran siempre mejores cuando el conflicto físico pertenecía a otros mientras a él le correspondía trazar el camino y gobernar desde la cabeza y emociones a Batman.

Todo ello fue culminando en que se dejara de ver ese carácter más clásico, de traje desfasado y objetivos de criminal arquetípico, para ser cada vez más mafioso, más poderoso, acercando su mundo al de la política local. La entrada del nuevo siglo y posterior redefinición con los Nuevos 52 traería debate, sobre todo por el papel que tiene el personaje en Death of the family y la visión de Scott Snyder, polémica cuanto menos.

Tom King, actual responsable de una colección individual del villano junto a Rafael de Latorre, llevaría al personaje a Shakespeare, a la poesía, a la belleza en la catástrofe, a los rotos, en algunos de los mejores números de su colección individual. En síntesis, más vulnerable, más consecuencia que desencadenante del fracaso como sociedad de la ciudad de Gotham. Inmediatamente, Tynion IV rebajaría el tono, acercándolo a los Nuevos 52, una decisión que ahora veremos confrontada con el regreso del siempre controvertido King.

No podemos concluir sin antes hacer mención a las apariciones del Pingüino en cine y televisión, pues todas y cada una de ellas son muestra fundamental de su espíritu de la película o serie. Nada mejor que la interpretación de Burgess Meredith, tan paródica y exagerada como inolvidable, para comprender lo que hizo grande Batman (1966-1968). Tampoco, a la representación en la serie animada, brutal, simple, con un punto terrorífico.

Y cómo olvidarnos de Danny DeVito en la secuela del Batman de Tim Burton. Con mucho de lo que luego ha sido repetido al exceso en el cómic, en el origen familiar, la carrera de alcalde y su relación con los animales, y un enfoque puro de gótico mezclado con tragedia griega.

Y ya en la última década, tenemos dos interpretaciones notables. Robin Lord Taylor elevando el cuestionable guion de Gotham y Colin Farrell culminando el enfoque mafioso del Pingüino, para la próxima década que tendrá su continuación en televisión.

En resumen, independientemente de la época, sus recursos, peso dominante en la dualidad mafioso-criminal común pero sofisticado, tenemos un villano sin el que sería imposible concebir a Batman.

Tarea difícil para King y LaTorre en la primera serie como protagonista para Oswald y que leeremos con atención en los próximos meses.

ENCUESTA DEL PINGÜINO

Y ha llegado la hora de la verdad…

¿Consideras al Pingüino relevante dentro de la galería de villanos de Batman?

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ESCUADRÓN SUICIDA POST NUEVOS 52

El Escuadrón Suicida fue una de esas 52 líneas elegidas en este reinicio de universo, aunque Geoff Johns diga que nunca ha sido un reinicio. En esta nueva versión del equipo de villanos y antihéroes se tomaron muchos de los elementos de Ostrander sobre la configuración y de los seis secretos de Gail Simone. Como gran plato principal Adam Glass jugo la carta de Harley Quinn, quien ya había amagado su pertenencia a los seis secretos y que dejó al lector por entonces de ver a la payasa del crimen interactuar más con este tipo de encarnaciones. El equipo estaría formado por Deadshot, el clásico de los clásicos, Harley ya mencionada, King Shark y El Diablo más alguno que se muere rápido. Tras unos pocos números se sumaría Capitán Boomerang y conformaría la alineación principal y continua, ya sabemos que la mayoría no duran mucho en esta colección, salvo Waller claro.

Con toda la fiesta montada, el sinfín de líneas en New 52, Escuadrón Suicida llegó a conseguir abrirse hueco y llegar a nuestras tierras y ser reeditado al poco tiempo debido al éxito que estaba teniendo. Tras dos años y más de veinte números, llegaría Maldad Eterna, un evento que ponía a los villanos en el papel protagónico. Esto llegó con un pequeño cambio en el equipo creativo, que Adam Glass se fue dos números antes, en el veinte dejando paso a Ales Kot para un pequeño arco de dos numeritos y luego llegaría Matt Kindt para quedarse hasta el final, quien venía de hacer Frankenstein agente de S.H.A.D.E. para DC y tropecientas líneas en Valiant todo con bastante éxito.

A los treinta números y debido a las consecuencias de Maldad Eterna, se reiniciaría la cabecera con el título de Nuevo Escuadrón Suicida. El autor encargado de esta etapa sería Sean Ryan y se centraría en las consecuencias de tener un Escuadrón Suicida que ya era más público. Este equipo estuvo protagonizado por Harley, Manta Negra, Boomerang y con apariciones muy frecuentes de Deadshot y durante bastante tiempo del nuevo Flash Reverso, también hizo sus apariciones Deathstroke que parecía que se iba a quedar, pero se quedo en anécdota. Tras unos buenos veintidós números la cabecera llegó a su fin, así como esta etapa de los New 52, dando paso a la siguiente era en DC, algo que coincidió con la película recién estrenada protagonizada por Margot Robbie como Harley Quinn y Will Smith como Deadshot.

Para la salida de la película de Suicide Squad de 2016, se sacaron unos cómics presentando cada uno de los integrantes denominado Suicide Squad: Most Wanted que llegaron en forma de grapa aquí junto con el New Suicide Squad #24 y la serie de Katana. Con la película, la expectación de Renacimiento y el auge de Harley Quinn, ECC tomo la decisión de sacar Escuadrón Suicida directamente en grapa, algo que se veía arriesgado cuando no tomaban decisiones así con cosas como Wonder Woman.

La etapa de Renacimiento empezó fuerte, con un Rob Williams muy acertado con el tono de la película, una película que tampoco funcionó muy bien. Fue a raíz del largometraje que se decidió a los integrantes, siendo Harley Quinn, Deadshot, Katana, Killer Croc, Boomerang, Encantandora, El Diablo y, de regreso tras mucho tiempo, Rick Flag Jr. No es la etapa más laureada, pero si funcionó durante cincuenta números, donde se mantuvo constante Rob Williams al guion y el dibujo tuvo demasiados artistas y muy poca estabilidad en ese sentido, siendo Bagera el que más números ocupaba, pero con muchas ayudas. Waller tomaba cada vez más protagonismo en el universo, por lo que el escuadrón se vio envuelto desde el principio en bastantes crossovers, destacando el evento Justice League vs Suicide Squad. También hubo unos pocos números de Spurrier que revitalizaron bastante la trama durante un tiempo, respirando de la acción y viendo algo un poco más introspectivo. Tras cincuenta números, llegó a su fin esta encarnación que se fue desinflando, pero se acabó para dar paso a un equipo creativo de infarto. En la publicación de ECC, los tres últimos números fueron recopilados en un tomo para poder llegar cuanto antes a la siguiente etapa, siendo el resto de los más de cuarenta números en grapa, formato que se respetaría en la siguiente encarnación.

Tom Taylor y Bruno Redondo son un equipo que transmite calidad, siendo un tándem multipremiado y que está, ahora mismo con Nightwing, en uno de los niveles más grandes del tebeo. Aunque corto, de solo once números, este cómic nos presentó un montón de personajes de calidad y que supo darle una vuelta a los conceptos que llevábamos viendo establecidos en estos diez años ininterrumpidos de historias del superequipo. Durante su paso editorial se presentaron a un montón de personajes maravillosos, algunos se han quedado en cabeceras como Superman como en el caso de Wink. Del equipo original se mantuvieron Harley Quinn y Deadshot. Ahora que estamos en el mes del orgullo, hay que reivindicar esta colección, una etapa que fue divertida, diversa y con un arte increíble.

El último volumen con sin ser serie limitado es el que comienza con la renumeración de Frontera Infinita, con Robbie Thompson y Eduardo Pansica en el timón, duro tan solo quince números y se centró mucho en Peacemaker y Superboy (Conner/Match). En este escuadrón se intentó llevar un poco más el tono de la película The Suicide Squad de James Gunn que había salido hace poco. Entre sus personajes más allá de los mencionados tenemos a Ambush Bug y Garra, quien tuvo también un papel fundamental desde el comienzo. Tuvo dos croosovers importantes con Teen Titans Academy de Tim Sheridan, uno solo entre los dos y luego el de Guerra de Tierra-3. Una etapa que se quedó en poco y que supuso una cancelación de la que aún no se ha recuperado.

En tiempos modernos solo hemos tenido dos miniseries, la de Dream Team y la relacionada con el videojuego de Rocksteady, Destuir el asilo Arkham. Ambas acaban este mismo mes y es el motivo de que le rindamos homenaje a este superequipo. La cabecera precuela del videojuego Kill The Justice League si que nos ha llegado con ECC en formato grapa y conteniendo DLCs por su compra. Mientras que la serie de Dream Team es de Nicole Maynes, guionista más novel, y de Eddy Barrows, artista clásico; Escadrón Suicida: Destruir el asilo Arkham tiene en los créditos a John Layman al guion y Jesús Harvás al dibujo, dos autores que cambian los roles de veteranía con la otra cabecera, siendo un guionista con mucho recorrido y el dibujante más novel, pero no por ello un artista increíble.

ANIVERSARIOS

40 AÑOS DE BLUE DEVIL

La primera aparición del personaje se produjo en las páginas de la serie The Fury of Firestorm #24, como historia de complemento, en junio de 1984. Una historia de 16 páginas que se insertó en el primer número de la serie regular del personaje, obra de Gary Cohn y Dan Mishkin, a los guiones y el dibujo de Paris Cullins.

El alter ego de Blue Devil es Dan Cassidy, un especialista de efectos especiales, que crea un traje a modo de exoesqueleto con el poder interpretar a este diablo azul para la nueva producción de los Verner Brothers Studios (en un claro guiño a la Warner). Durante el rodaje de la cinta, el demonio, Nebiros, se manifiesta en un antiguo templo y pensando que Cassidy, vestido con el traje de Blue Devil, se trata de un verdadero demonio, lo ataca con la intención de drenar sus poderes. Con estos ataques lo que consigue es fusionar el traje con Cassidy, que se ve atrapado entre una mezcla de magia y ciencia, que lo convierte en un faro para atraer a los más variopintos problemas a su alrededor.
Con unas habilidades que van desde tener una fuerza superior a la humana, factor de curación, protección adicional a impactos, acrobacias, mejoras auditivas y visuales, así como la posibilidad de respirar bajo el agua, Blue Devil, además, porta un tridente con el que puede disparar rayos de energía explosiva. No estamos ante un prodigio de la imaginación a la hora de concebir a este nuevo héroe en DC, pero el destino de este no se iba quedar en algo tan simple como un traje fusionado con un hombre.

Dan Mishkin (1953) es uno de los dos creadores del personaje. Sus aportaciones a DC no solo se quedaron en esta serie, ya que también está detrás de la creación de Mundo Gema, hogar de Amatista, un mundo de magia, de otra dimensión, que también obtuvo serie propia en 1983, junto al dibujante Ernie Colan y contó como editora con Karen Berger. Duró tan solo doce números. Mishkin fue también el escritor de la serie de Wonder Woman entre 1982 a 1985, continuando con los guiones de la serie de comics de la Dragonlance y Dragones & Mazmorras.

La historia de Mishkin y Cohn (1952) está estrechamente relacionada, pues ambos entraron en la industria del cómic a la vez tras cruzarse correspondencia con el editor de DC, Jack H. Harris. El primer trabajo de Cohn fue una historia de tres páginas para Time Warp #03 en 1980, con dibujos de Steve Ditko. Su mayor aportación a la editorial son las ya citadas Amatista y Blue Devil, para trabajar de forma regular en la serie de fichas Who´s Who, Jonah Hex y en Warlord creó, junto al dibujante Ron Randall, a Barren Earth, que acabaría siendo publicado también como una miniserie de cinco entregas. Ha escrito varias novelas, pero su actividad principal ha sido la de docente en un instituto como profesor de historia y en la actualidad está ya jubilado.

Dave Manak era el editor de ambos escritores y les comunicó que Steve Ditko había visto su trabajo y estaba interesado en hacer algo con ellos si eran capaces de presentarle algo que pudiera resultarle interesante. Ambos escritores se pusieron a trabajar duro, pues ante ellos estaba la posibilidad de poder hacer algo con el creador del Doctor Extraño, Spiderman, Halcón y Paloma y Shade, entre otros tantos personajes. Así que tomaron un poco de sus personajes favoritos y lo plasmaron en un tipo que quedaba atrapado en un traje de alta tecnología. Como Dan era fan de los Blue Devils de Carolina del Norte, no se lo pensaron dos veces y bautizaron a su nueva creación con el mismo apelativo. A la semana siguiente se lo llevaron a las oficinas de DC para que Ditko pudiera leer lo que habían preparado. Ditko lo miró y de forma taxativa comentó que si era necesario lo haría pero que para nada era algo de su estilo. El jarro de agua fría fue tremendo, pero a Manak si le gustó lo que Dan y Gary había perpetrado y dio luz verde para una nueva serie regular a la que se unió el artista Paris Cullins, un espíritu inquieto que supo plasmar a la perfección el tono que los guionistas perseguían con el personaje. Se trataba de hacer una serie distendida, con una fuerte carga humorística que lograron mantener hasta el número 6, momento en el que Cullins dejó la serie. Con su salida, ambos escritores prosiguieron su andadura, pero sin ser capaces de plasmar de la misma forma ese tono alegre de los primeros números.

El futuro del personaje tras la cancelación de su serie regular pasó por las filas de la Liga de La Justica y con la llegada del evento Underworld (Escrito por Mark Waid y dibujado por Howard Porter) Blue Devil recibía la promesa de Nerón de tener éxito como actor con la condición de que atacara una subestación eléctrica aparentemente desierta. Pero sus acciones conllevaron la muerte de Marla Bloom, lo que hizo que Cassidy se volviera contra Nerón, logrando detener sus planes parcialmente, muriendo en el proceso. Una muerte breve ya que resucitaría para regresar como un verdadero diablo azul. Y será en este estado en el que acabaría formando parte del grupo conocido como Shadowpact.

En España no se ha publicado nada del volumen uno de la serie original, pudiéndose tan solo ver al personaje como secundario en sus distintas apariciones, hasta que Planeta publicó en el año 2008 cuatro tomos que recopilaban la serie de Shadowpact, escrita por Bill Willingham, en la que Encantadora, Detective Chimpancé, Ragman, Nightmaster, Nightshade y el propio Blue Devil conformaban el grupo del Universo DC más extraño para hacer frente a las amenazas más extrañas.

ESCUADRÓN SUICIDA POST CRISIS

Y seguimos exprimiendo la publicación de la última serie del Escuadrón. Hoy en los Clásicos DC nos proponemos cantar alabanzas a toda la singladura del Escuadrón Suicida que surgió tras la reestructuración del Universo DC hasta los Nuevos 52, lo que se conoce como Nueva Tierra. Por tanto, parecía que nos íbamos a limitar prácticamente al Escuadrón por excelencia, el de John Ostrander y Luke McDonell. Como si no hubiéramos tenido suficiente con esa reseña kilométrica que hice cuando me encerré un monasterio. Y algo habrá, of course, pero lo que me ha alucinado es descubrir que hubo Suicidas para dar y tomar, aunque la mayoría no nos llegaron por estos lares, y por tanto es curioso y digno de esta sección.

Pero empecemos en todo caso por el que subió al estrellato en los 80, el que surgió de las Leyendas (guiño guiño). En todo caso, conste en acta que retrospectivamente se le supo unir con sus antecesores pre-Crisis. Ostrander recoge la denominación de unos añejos Star-Spangled War Stories (de los 60, pero ambientados en la WWII) de Robert Kanigher y Ross Andru a los que añade un personaje de nuevo cuño, Rick Flag (padre). Para rematar la retro-continuidad, a este Flag Sr. lo emparenta con Jeb Stuart, el del Tanque Embrujado. Pero no contento con eso enlaza los Brave and the Bold de finales de los 50 (y ambientados en la misma época), también de Kanigher y Andru, donde se presentaba un Escuadrón Suicida civil, pero con misiones más fantásticas (muy parecido a los Challengers). Estos si estaban liderados por Rick Flag (hijo), y sus componentes tendrán un protagonismo puntual en el Escuadrón que nos importa.

Y éste es el surgido en Legends, de la mano de Ostrander y el gran John Byrne. A Amanda Waller, la inolvidable (me refería a que es un personaje de los que marcan, pero también porque ahora nos la meten hasta en la sopa) líder del Escuadrón ya la vemos aparecer desde el primer número de la saga, pero el equipo como tal se asoma en el segundo, para aparecer de pleno en el epiquísimo número 3. Es un número de los que marcaron mi infancia, admito, pero aún sin nostalgia se puede leer en la actualidad sin sonrojo por el dominio de personajes, ritmo envidiable (a lo que también ayuda un Byrne pletórico) e impacto argumental.

Esta entrada facilita la concesión de la serie, ya con McDonell a los lápices. Con ella podemos detenernos a comentar de qué va todo esto. Se trata de un grupo de supervillanos a los que se ofrece eliminar cargos a cambio de realizar misiones cuestionables para el gobierno de los USA. Los mencionados Waller y Flag son la que lleva el cotarro y el jefe de campo, respectivamente, mientras que los principales miembros del equipo son el Capitán Boomerang, Deadshot, Tigre de Bronce, Conde Vertigo, Nightshade y Encantadora. A estos se les unirán decenas de villanos que morirán, se traicionarán, mutilarán… mientras se nos hace extrañamente entrañables. Acompañados por una serie de civiles que también conquistarán nuestro corazoncito.

Esa es la clave de los absorbentes 66 números más especiales que nos brindó el guionista de Norwak, los personajes. Si no fuera suficiente con unas tramas sucias en las que siempre domina el gris, la acción explosiva que se espera de una serie de estas características y esa capacidad del autor de mantener la tensión in crescendo, todos y cada uno de estos perdedores, asesinos y gente de mala calaña en general tienen su oportunidad de brillar, no precisamente por su heroicidad, pero al menos para demostrar que son seres humanos.


McDonell supo acompañar con un estilo anguloso pero expresivo, con unas figuras desgarbadas y algo rígidas para la acción pero una narrativa brutal, con un dominio de sombras que lo convertían en un noir de superhéroes. Su principal substituto en la segunda mitad de la serie, Geof Isherwood, nunca llegaría a ese nivel de calidad, aunque si supo adueñarse de los personajes y darles las expresiones necesarias.

Durante su primer volumen, el Escuadrón tuvo tiempo de crearse un enemigo a medida (la Jihad), pelearse con Firestorm, Batman y la Liga al completo, liarla en Rusia, Nicaragua y Japón, participar en sagas clave como Millenium o Invasión, explorar hasta dos dimensiones paralelas, meterse en política, jugar a espías, disolverse y volverse a crear, ¡viajar a Apokolips! ayudar a un héroe olvidado y hasta combatir a unos imitadores de pacotilla.

El grupo estaba aparentemente disuelto y Ostrander había contado todo lo que quería contar, pero el caramelo era demasiado jugoso para dejarlo estar. El primero que se atreve a utilizarlos de secundarios es un viejo conocido del grupo, Karl Kesel, el cual había entintado sus primeras andanzas tanto con Byrne como con McDonell. En su serie de Superboy, dibujada por Tom Grummett, muestra a Waller reagrupando un mini escuadrón (aunque no faltan Deadshot y Boomerang) para una misión contra el cartel de Hawaii.

Otro interesante cameo es en la desconocida (en España) serie de Hawk and Dove del inclasificable Mike Baron y Dean Zachary, que hicieron una nueva versión de la pareja como agentes del gobierno. Estos Halcón y Paloma se juntan con otra ex-suicida, Vixen, y la nueva Vigilante nacida bajo el paraguas de Deathstroke (lo que quedaba de Checkmate). Todos ellos se enfrentaron a una nueva agrupación con el imprescindible Deadshot, Vértigo, Tigre de Bronce y otros más. Aunque en esta ocasión están bajo el mando de la CIA, terminan de nuevo bajo el manto de Waller.

La siguiente propuesta sí que la vimos en tomito de Planeta y es más que digna, hablamos de la serie Chase, escrita por Dan Curtis Johnson y maravillosamente dibujada por J.H. Williams III, que de hecho venía a cubrir ese hueco más civil del mundo superheroico. La pobre agente que da nombre a la serie se ve en la tesitura de liderar un sub-escuadrón, por petición de Waller, que termina rebelándose (como es costumbre en el equipo, para que nos vamos a engañar).

Pero esa alianza Task Force X (la estructura por encima del Escuadrón) D.E.O. (la agencia del Dr Bones, jefe de Chase) es algo que funciona y se aprovecha para la siguiente saga, Our Worlds at War. Aunque el entonces Presidente Luthor pone al General Lane a las riendas del Escuadrón y a cargo de las misiones al mismísimo Sargento Rock (ya General). Es un equipo de pesos pesados, como Chemo, Steel o Mongul, que igualmente terminarían para el arrastre y con pérdidas, como manda la tradición, cortesía de Joe Casey y Mike Wieringo.

Queda por ahí perdida alguna historia suelta pero la idea de Rock le gusta a nada menos que Keith Giffen, que con ayuda de un entregadísimo Paco Medina lanzan el segundo volumen de Suicide Squad. Una serie de 12 números que nunca hemos catado por estos lares pero que, pese al inevitable humor de su añorado guionista, sabe entregarnos las traiciones, muertes y el juego sucio habitual. Efectivamente, el dibujo tampoco es que sea oscuro, pero ambos autores lo dan todo y no decepciona.

Lo único que no deja claro es quien era ese supuesto Rock (¿quizá el Soldado Desconocido?) y su jefe de operaciones, otro veterano de la Compañía Easy, Bulldozer, en todo caso imposíblemente jóvenes para la época en la que se ambienta. Por esta encarnación pasarán La Liga de la Injusticia (imaginad el tono), Killer Frost, Deadshot (cómo no)… y nuevas creaciones de civiles como Havana y Modem. Aparte de la sempiterna Amanda Waller, que en manos de Medina resulta refrescante aunque igualmente imponente.

De nuevo sin serie propia, el Escuadrón se pasea por la estupenda serie 52, dónde vemos a Waller jugar a mosca cojonera con el supremo líder de Kahndaq, a través de su excompañero Atom Smasher junto con otros clásicos como Boomerang, Vértigo y Plastique (que, aunque no la he nombrado hasta ahora, siempre ha estado también liada con el equipo de antihéroes). Pero nuestra jefaza no tendría suficiente y de nuevo intentaría quitarse del medio a Black Adam durante el spin-off de 52, World War III, donde cae una bomba; Flag sigue vivo.

El taciturno líder del Escuadrón había caído en la serie original, demostrando que absolutamente nadie estaba a salvo. Su rescate y “reconciliación” con Waller la veremos en el excepcional segundo volumen de Checkmate, donde Greg Rucka supo devolvernos el mundillo geopolítico al mundo de las mallas como sólo él puede hacerlo. Suponemos por tanto que en la multiautoral 52 fue dicho guionista el que colocó las piezas necesarias para la vuelta del equipo de operaciones encubiertas.

En dicha serie irrepetible vemos a Waller moverse en las sombras de las sombras para mantener en activo a su equipo. Lo que aprovechará un año después nada menos que el autor original, Ostrander, para el tercer volumen de Suicide Squad. Esta miniserie, magnificamente dibujada Javier Piña, es un puro disfrute en el que las traiciones, las muertes y la tensión son manejadas con mano maestra, demostrando mejor que nunca que el que tuvo, retuvo. También aprovechará Ostrander para darle sentido a la vuelta de Flag y coquetear con su pasado para hacernos más insufrible, si cabe, a un viejo conocido de la editorial y de la propia Fuerza X, el general Wade Eiling.

Antes del nuevo retconeo del Universo DC, aún tendríamos tiempo de ver al Escuadrón Suicida y su rotunda líder mezclados en las maquinaciones que nos llevarían al evento de Salvation Run, que nos relataron Bill Willingham y Lilah Sturges. Y el último retazo sería la participación del equipo en La Noche Más Oscura, con de nuevo Ostrander y Gail Simone, la creadora del segundo mejor equipo de villanos de DC: Los Seis Secretos. Precisamente, ambos equipos se enfrentarían a sus propios muertos (que no son pocos) bajo el doble mando de la sempiterna y manipuladora Amanda Waller.

junioHubo un antes. Un antes de aterrizar de manera estrepitosa y atómica en el “sector”. Antes de ser el guionista que acumula controversias y Eisners por igual. Antes de ser el autor del que tan bien hablan sus compinches (dibujantes) habituales (damos fe).

En 2012, Tom King no era un novato en el sector, aunque sí en su rol de guionista. Había sido becario en las oficinas de DC y Marvel. Se hizo espía… o agente de la CIA (que es peor). Luego volvió y aterrizó con una novela plagada de “malas” intenciones. Una novela de género fantástico, subsección superhéroes.

Fue como una carta de presentación, un casting, una prueba para entrar en el sector. Hablamos de Once Crowded Sky. En la novela King juega con el metalenguaje, mezcla comic y literatura, con la estructura de los medios. A veces, como bien conocemos sus lectores, de manera puramente lúdica, para probar costuras y explorar límites.

Lo novedoso de King es mezclar elementos característicos del comic, del sector incluso, como recursos narrativos para explicar una historia. Una breve parte de la trama se explica mediante viñetas ilustradas por el canadiense Tom Fowler (Green Arrow).

La novela trata sobre un grupo de superhéroes que habitan la ciudad de Arcadia. Una ciudad que recibe amenazas de peligro de toda índole. King sitúa elementos prototípicos del comic superheroico para hacernos su propuesta y hablarnos de los temas que durante un tiempo le han preocupado y han ocupado el subtexto (más o menos disimulado) habitual en él: el peligro del poder de los Estados Unidos.

La trama se centra en una amenaza global llamada Blue. Los héroes de Arcadia renuncian a sus poderes para cedérselos a Ultimate, El hombre de la Cara de Metal de manera que éste pueda vencer a la amenaza. Sin embargo, PenUltimate, el compañero de Ultimate no cede sus poderes.

La trama introspectiva y deudora de la tradición que tanto homenajea King (Watchmen), se centra no en unos superhéores realistas, si no en unos exsuperhéroes. No solo se han quedado sin poderes, si no que también sin enemigos ya que los villanos se han estado suicidando debido a la influencia de Blue. Sin embargo, en los cómics de Arcadia aún se publican sus aventuras por lo que King aprovecha para reflexionar sobre el efecto de los tebeos en nuestra manera de entender el mundo.

Se trata pues de una aprovechable novela inédita en español en la que podemos ver a un King fogueándose, probándose, testando cosas, jugando con el medio (con los medios) y mostrando sus inquietudes. Lo bueno de la novela como medio es que nos permita una visión más cercana, más “desde dentro” y ver el mundo como lo ven los personajes. Algo que es mucho más difícil en cómic.

La obra es fácil de encontrar en papel o en formato digital. Solo es preciso un buen nivel de inglés.

Aprovechamos para hacer un guiño a las editoriales españolas y para ver si nos traen esta obra tan peculiar.

Nos vemos en 30 días en un nuevo Magazine DC y disfrutar del mes de junio.