Magazine DC España – junio 2023

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INTRODUCCIÓN

El mes de junio implica cambios. Cambiamos de estación. Finaliza un nuevo curso. Empieza el periodo vacacional para muchos. Arranca la temporada de estrenos cinematográficos más potentes… Junio es un mes de cambios, de principios y de finales, de decisiones, de pruebas, de retos, de mirar al cielo para ver si el Sol quiera dar algo de tregua y mirar los bolsillos con escalofríos porque cada vez es más caro poder leer cómics. Junio es el mes del Orgullo y cada vez se grita más fuerte y más alto. Junio es agotador y al mismo tiempo es un mes que también sirve para el renacimiento.

Como el que va a tener el Universo DC cinematográfico con el estreno de la película de Flash, una cinta de cambios, de principios y finales, de muerte y resurrección y es por eso por lo que le hemos dedicado la sección del personaje del mes al Velocista Escarlata. Estamos muy emocionados con este proyecto y estaremos a pie de taquillas para verla el mismo día del estreno.

Por otro lado, también en junio hemos publicado un podcast hablando de Superman que ha cumplido 85 años porque Action Comics llevaba en la portada el mes de junio de 1938. Y por eso también le hacemos un hueco en el Magazine al precursor de que hoy estemos hoy hablando de personajes vestidos de licra ajustada.

Y hablamos de la serie clásica The Brave and the Bold fuente de inagotables ideas que han perdurado en el tiempo y serie de vital importancia en la historia del Universo DC. Y sin dejar los clásicos también tenemos una recomendación de nuestro redactor Tristán Cardona, que nos lleva de la mano al mundo perdido de Skartaris con Mike Grell de maestro de ceremonias y su Warlord. Un clásico indiscutible.

Junio viste de clásicos este Magazine, mientras también hablamos de algunas de las obras más destacadas de este mes publicadas por ECC. Esperamos que os agrade el contenido de este nuevo Magazine y esperamos vuestros comentarios.

TITULARES

    Versus
    Listado Novedades ECC
    Autora del mes
    Personaje del mes
    Novedades DC
    Este mes debes saber
    Aniversarios
    Libros
    Clásicos DC
    Recomendaciones DC

    JIM LEE ARTISTA vs. JIM LEE DIRECTOR DC

    JIM LEE ARTISTA

    A ver, vamos a dejar las cosas claras. Mucha bede, mucha bede, mucha novela gráfica, mucha novela gráfica, pero los que decís que Jim Lee es mal dibujante (¡o qué es mejor editor que dibujante!) no tenéis ni idea y/o sois unos pedantes.

    Jack Kirby encarna el espíritu de los sesenta, del mismo modo que Byrne representa a los setenta y Miller o Simonson los ochenta. Siguiendo esta lógica, el dibujante más representativo de los noventa es Jim Lee.

    ¿Y qué fueron los noventa? Nuevo orden mundial. Grunge. Excesos. Vanilla Ice. ¡Aznar y Pujol! Tetas, culos, armas y poses imposibles en una época más sencilla e inocente. Una época denostada durante muchos años, pero que en nuestro tiempo increíblemente (un indicativo de lo mal que están las cosas) comenzamos a echar de menos.

    Jim Lee es puro espectáculo blockbuster al estilo Michael Bay. Y eso vende y da dinero. Que se lo pregunten a los grandes guionistas que han escrito historias para el coreano: Jeph Loeb, Frank Miller, Geoff Johns, Grant Morrison, Brian Azzarello, Scott Snyder.

    Una lista de cerebros impresionante. Unos intelectos que han sabido aunar fuerzas con Jim Lee, en lugar de criticarle, como hacéis vosotros, snobs.

    JIM LEE DIRECTOR

    Que sí, que sí. Que Jim Lee dibuja que da gusto, que nos masajeamos dulcemente las partes nobles mirando sus páginas, que Lobezno bla, bla, bla. Jim Lee es mucho mejor empresario que dibujante. Sus aportaciones a la industria no solo han engordado sus bolsillos, si no también (y esto no es muy frecuente) el acervo del cómic estadounidense.

    Jim Lee se licenció en medicina antes de dedicarse profesionalmente al cómic. No tenía (y no tiene) ni un pelo de tonto. Lo demostró dejando los guiones de sus cómics de Wildstorm en manos de Brandon Choi (lo que un lector comparaba muy acertadamente con el proceso de escritura de El Indomable Will Hunting ). Lo volvió a demostrar, después, dejando el propio sello en manos de Warren Ellis y Alan Moore. Finalmente, dio el pelotazo vendiendo Wildstorm a DC…¡y consiguió que Moore no se marchará dando un portazo!

    Ya en DC, su firma ha aparecido en obras de calidad ciertamente cuestionable, pero todas ellas auténticos best-sellers apalabrados con guionistas de renombre: Silencio con Jeph Loeb, Por el mañana con Brian Azzarello, All-Star Batman & Robin con Frank Miller, La Liga de la Justicia con Geoff Johns

    Imparable en su ascenso por la pirámide empresarial, Jim Lee se convirtió en co-editor junto a Dan Didio, y nos regaló los Nuevos 52. Y escribo «nos regaló» sin un ápice de ironía.

    Por muy denostada que este esa etapa de DC, lo cierto es que fue un revulsivo más que necesario para la editorial que nos dejó un buen puñado de títulos míticos: Batman de Scott Snyder y Greg Capullo, Green Arrow de Jeff Lemire y Andrea Sorrentino, Wonder Woman de Brian Azzarello y Cliff Chiang, Action Comics de Grant Morrison, Aquaman de Geoff Johns e Ivan Reis, por mencionar solo unos pocos.

    No me cabe duda de que, con todos estos antecedentes, DC está en buenas manos.

    Hora de mojarse…

    ECC

    Laura Allred, de soltera Laura Martin, comenzó su carrera en la década de los noventa, trabajando principalmente en Marvel Comics. Durante ese tiempo, colaboró con Joe Quesada, Mark Bagley o John Romita Jr. Trabajando en series como Los Vengadores y X-Men.

    A lo largo de los años, Laura ha trabajado con varios personajes y franquicias emblemáticas de Marvel, como Spider-Man, Daredevil, Hulk y Captain America.

    Además de su trabajo en la Casa de la Ideas, Laura también ha dejado su huella en DC Comics. Ha colaborado en títulos como Batman, Superman, Wonder Woman y Green Lantern.

    Sin embargo, su colaboración más destacada ha sido con su marido, Mike Allred. Juntos crearon la legendaria cabecera Madman una serie que combina elementos de superhéroes, ciencia ficción y surrealismo.

    Desde entonces ha sido la colorista de Mike en casi todos sus trabajos dando el punto idóneo y el toque preciso al estilo agradable, bello, algo ingenuo y naif del dibujante.

    El estilo de Laura se caracteriza por resaltar los detalles y la acción en las viñetas. Sus elecciones de color reflejan el estado de ánimo de las escenas. Su dominio del color también se extiende a la elección de paletas para representar diferentes ambientes y épocas, desde escenas urbanas modernas hasta paisajes futuristas y entornos mágicos.

    Mike Allred, por su parte, es el dibujante del dúo. Destaca por su estilo pop de línea clara y sobre todo por la belleza de los rostros. Es difícil encontrar caras tan detalladas y sencillas a la vez, tan expresivas y bonitas.

    Se le conoce también por su capacidad para combinar elementos de la cultura pop (principalmente vinculadas a la música y al rock) con técnicas narrativas convencionales y elementos pulp y surrealistas.

    Mike Allred comenzó su carrera en la industria del cómic a principios de los 90. Impactó muy pronto con su estilo pop-art, su enfoque innovador y su capacidad para el diseño de personajes.

    Su creación más famosa es al ya mencionado Madman, un superhéroe con una apariencia distintiva y un toque “loco”. Mike era el dibujante y guionista de la serie que debutó en 1990. Su idea era limitarla a 100 números. Sin embargo, la ambición se fue recortando al verse difícilmente capaz de escribir tramas y arcos argumentales durante una década sobre los mismos personajes.

    Además de Madman, Mike Allred ha trabajado en numerosos proyectos de primer nivel a lo largo de su carrera. Ha colaborado con Marvel Comics, DC Comics, Dark Horse Comics e Image Comics. Algunos de los títulos en los que ha dejado su marca han sido la legendaria X-Force/X-Statix con el gran Peter Milligan, Silver Surfer con Dan Slott, The Atomics con sus propios guiones y Batman ’66 con Jeff Parker donde su estilo pop encajó como nunca con la estética de la serie de televisión.

    Destacan también la historia vinculada a su banda de Rock, un cómic apaisado lleno de referencias pop y musicales, mezclando elementos de ciencia ficción con la bandas más famosas de la historias. Se trata de, la algo incomprendida, Red Rocket 7, donde Mike da rienda suelta a todas sus filias y manías.

    Por otra parte, participó del legendario sello Vertigo con iZombie junto con el guionista Chris Robertson. Ambos autores ganaron el Eisner por esta serie que mezcla ciencia ficción y comedia romántica y que fue llevada a la televisión por CW, llegando a durar 5 temporadas, lo que la hizo célebre y famosa en el mundo entero.

    Su estilo pop, alegre, bello y naïf ha recibido varios premios como tres Eisners y el reconocimiento de la industria por sus características únicas, lo que le han convertido en uno de los autores de referencia y que aseguran ventas de manera casi automática.

    El primer Flash, Jay Garrick, vio la luz en 1940 en el cómic cabecera Flash Comic número 1. Sus creadores fueron el guionista Gardner Fox y el dibujante Harry Lambert. Jay adquiría poderes al quedar expuesto a una combinación de vapores químicos y agua pesada, lo que le confirió la conocida habilidad de correr, pensar y moverse a velocidades sobrehumanas. Su creación fue tan solo dos años después de la de Superman y un año posterior a la de Batman, es decir que Flash puede ser incluido en la primera oleada de personajes superhéroicos de la conocida Edad de Oro del Cómic. No está nada mal. Hay que señalar que la colección Flash Comics no estaba dedicada en exclusiva al personaje de Flash, sino que en sus páginas también verían la luz héroes de la talla de Hawkman, Johnny Thunder y heroínas tan importantes como Canario Negro, villanos como el Monóculo, Espina, El Violinista y Zafiro Estelar. La colección terminó siendo cancelada en el número 104 debido a la dura crisis que sufrieron los comics en los años 50.

    Saltamos al año 1956. La Edad de Oro es solo un recuerdo de tiempos mejores y los comics de superhéroes parecen haber quedado en el olvido, hasta la llegada de la publicación del número 4 de la serie Showcase. Su portada, una de las más famosas de la historia, nos presentaba al nuevo Flash de manos de Robert Kanigher al guion y los lápices de la leyenda Carmine Infantino. El personaje no solo cambiaba de uniforme (el nuevo diseño de Infantino puede y debe ser considerado como uno de los mejores diseños de la historia del cómic), sino que la persona detrás la máscara no era Jay Garrick, sino Barry Allen. Se trataba de hacer volver a los grandes modernizando el concepto. Y la fórmula funcionó. Flash seguiría apareciendo en la cabecera Showcase (en el número 8, por citar un ejemplo, se presentaría a una de sus mayores némesis, el Capitán Frío), hasta que se decidieron a darle serie propia retomando la numeración de la serie madre Flash Comics y fue renombrada simplemente Flash en marzo de 1959. John Broome al guion y Carmine Infantino a los lápices nos presentaron en ese mítico número 105 al que se ha convertido, por derecho propio, en un villano recurrente dentro de la mitología del personaje: El Amo de los Espejos.

    No tardarían en seguir añadiendo villanos al personaje de nuevo cuño y en el número 106 ya hacían acto de presencia personajes tan relevantes como Gorila Grood y el Flautista.

    Y la Edad de Plata queda oficialmente inaugurada con la llegada de Flash a los kioscos.

    En el número 110 de la serie, con fecha de 1959, aparece por primera vez Wally West, adquiriendo poderes de la misma forma que Barry al ser bañado por un coctel de productos químicos electrificados por un relámpago, para acabar colaborando con Barry bajo el nombre de Kid Flash.

    En 1960 nace la serie regular de la Liga de la Justica, en la que entre sus miembros fundadores está Flash. Un claro ejemplo de cómo editorialmente ya se le consideraba uno de los personajes más relevantes de DC.

    En 1961 se producía un nuevo acontecimiento, de tal importancia, que el Universo DC ya no sería el mismo nunca más.

    Ese año, en el mítico número 123 de la serie de Flash se publica la historia “El Flash de Dos Mundos”. En dicha historia se dan a conocer a los lectores la existencia de otra Tierra, por lo que podría decirse que asistimos al nacimiento oficial del Multiverso DC. Gardner Fox y Carmine Infantino son los encargados de golpear los cimientos de Universo DC y lo expanden tanto que hoy en día seguimos a vueltas con el concepto que ellos mismos crearon en un simple cuadernillo de 24 páginas hace 54 años.

    Por lo tanto, podemos decir que Flash nació en la Edad de Oro, a la sombra de Batman y Superman; suya es la responsabilidad de la llegada de la Edad de Plata, sin estar a la sombra de nadie y también en solitario es el encargado de presentar un primer vistazo a lo que luego sería conocido como Tierras Infinitas. No está nada mal. Si bien las dos primeras pueden ser consideradas más temas editoriales, la tercera, la del Multiverso, es sin lugar a duda de una importancia tal dentro del Universo DC que, solo de pensarlo y ser consciente de ello, abruma.

    En 1962, en el número 128 de Flash conoceremos a AbraKadabra salido directamente de la mente de John Broome y los lápices de Infantino, pareja que tan solo nueve números más tarde crearán al mayor enemigo del personaje, su villano perfecto, el que definirá de manera definitiva al personaje, el Flash Reverso. Eobard Thawne, pronto deja claro que es el espejo en el que Barry se mira, su contrapartida maligna, todo cuanto no quiere ser Barry lo encarna el Flash Reverso y su importancia para el personaje de Flash será de máxima relevancia con el paso del tiempo.

    En el número 135, de 1963, Kid Flash modifica su uniforme y se distancia del que lleva Barry, permitiendo a los lectores diferenciarlo más fácilmente. Se invierten los colores y se le da un aspecto más juvenil y desenfadado, ya que se trata del personaje con el que los lectores jóvenes deben sentirse más identificados y se remarca su aspecto joven y moderno.

    En noviembre de 1966, en el número 165, tiene lugar la esperada boda de Barry Allen e Iris West. Boda orquestada por los habituales John Broome y Carmine Infantino, que nos contaron como Iris está a punto de acabar casada con el Flash Reverso mientras Barry estaba atrapado en el siglo XXV.

    Ese mismo año ve la luz el primer número de los Titanes y entre sus filas, como no podía ser de otra forma, esta Kid Flash. Sus autores son Bob Haney al guion y Nick Cardy en él, fueron los encargados de plantar la semilla que años más tarde Mark Wolfman y George Perez harían germinar en lo que hoy por hoy sigue siendo una de las mejores series de DC de toda su historia. Flash en la Liga de la Justica y Kid Flash en los Titanes.

    Otro número importante dentro de la historia de DC y del personaje es el 179 de 1968. Aquí Cary Bates y Ross Andru dan una nueva vuelta de tuerca al concepto de multitierras cuando Flash llega a Tierra Prima, donde Barry debe recurrir a la ayuda del editor Julius Schwartz que le permita construir una nueva rueda cósmica con la que retornar a Tierra-1.

    En 1979, en el número 275 muere Iris West en una historia firmada por Cary Bates y dibujada por Alex Saviuk. El perpetuador de tal crimen no puede ser otro que el Flash Reverso, lo que denota la importancia de este villano en la historia interna del personaje.

    En 1983, en el número 324, Barry se va a volver a casar. Esta vez su prometida es Fiona Weeb y de nuevo aparece el Flash Reverso para frustrar sus nuevos planes de boda. Barry en su afán por salvar a su novia termina por matar al Flash Reverso rompiéndole el cuello, violando su juramento de no matar. No solo pierde de esta forma a su amor, sino que también rompe su código y norma más importante.

    Llegados a este punto nos plantamos en 1985 y en la maxiserie de 12 números denominada Crisis en Tierras Infinitas y más concretamente en su número 8. Ahí vamos a poder asistir a la muerte más heroica de cuantas se hayan podido ver en el mundo del cómic. Anteriormente, en la misma serie, mueren otros muchos personajes, entre ellos Supergirl, pero la muerte de Barry resulta ir mucho más lejos que caer luchando. Su muerte es un sacrificio, un esfuerzo por ser más rápido, ser más veloz que el rayo que eliminará a cientos de miles de millones de seres vivos del universo. La última carrera de Barry Allen se nos presenta dolorosa, extenuante, llena de agonía y desesperación con el personaje corriendo en pos de su propia muerte, sin desfallecer, sin rendirse, para salvarnos a todos de la oscuridad. Y algo así no se volverá a ver en un cómic nunca más, ni siquiera cuando Superman cae a manos de Doomsday. Puede que no se trate de Superman vencido por un enemigo de proporciones bíblicas, pero Flash con esta forma de morir, de apartarse de la continuidad, nos deja otro regalo y es el del concepto de Legado con mayúscula, algo muy ligado a todos los velocistas del Universo DC y que terminará por contagiar también a otras series y personajes de la editorial.

    Ha llegado el momento de la verdad para Wally West. Suya es la responsabilidad de portar el manto de Barry Allen y llevar el uniforme rojo. El peso del Legado es grande, pero solo hay una forma de honrar a Barry y es que alguien vuelva a correr llevando su traje.

    En 1987 le llega el turno de la renovación a Flash y tras las Crisis la serie se lanza renumerada desde un nuevo número 1. Con Wally West como protagonista absoluto, con Mike Baron a los mandos y Jackson Guice al dibujo nos traen una serie que no consigue del todo arrancar pero que es lo suficientemente buena como para que el personaje se mantenga en el kiosco (con la ayuda de otros guionistas y dibujantes que aportaron mucho al personaje, todo hay que decirlo, y que merecen más tiempo del que tenemos ahora por el peculiar enfoque de Wally) hasta la llegada de Mark Waid.

    Waid lo cambia todo. Aparta las impuestas limitaciones físicas de Wally con la aparición de la Fuerza de la Velocidad, lo perfila más como personaje, madura como persona, define a los secundarios, crea villanos nuevos, actualiza a otros ya algo añejos… en definitiva Waid hace suya la serie y consigue que Wally West sea el Flash de toda una generación de lectores. Sagas como, Rápido y Mortal, Calor Muerto o Velocidad Terminal son verdaderos clásicos dentro del género que merecen ser redescubiertos por todo buen aficionado al séptimo arte.

    Hay añadir que junto a Waid la serie experimenta una enorme mejora gráfica con Wieringo, Pacheco, Larroca y Jiménez alternándose a los lápices. Todos ellos dibujantes que supieron plasmar con mucho acierto la invisible Fuerza de la Velocidad.

    Tan profunda es la labor de Waid en la serie que se puede hablar del Flash definitivo, por encima de la figura de Barry Allen, lo que sin duda es fuente inagotable de debates entre los lectores del velocista.

    En los años noventa Flash gozaba del favor del público y por tanto DC decide expandir la franquicia y se concede serie regular a Impulso, nieto de Barry Allen, venido del futuro y criado mediante realidad virtual. Su tutor, Max Mercury, maestro Zen de la velocidad (una de las maravillosas incorporaciones de Waid a la serie) es el encargado de aportar algo de sosiego a un joven Bart Allen que cree que todo en la vida es como un videojuego. Los guiones corrieron a cargo del propio Mark Waid, mientras que el lápiz le correspondió a Humberto Ramos, dibujante de exageradas proporciones, que supo dotar de frescura al personaje y darle de una fuerte imagen personal.

    El ya mencionado Max Mercury, personaje que nació el 1940 con el nombre Quicksilver en la editorial Quality Comics y que Waid rescató del olvido renombrándolo a Mercury, con el fin de evitar confusiones con cierto mutante de Marvel. El trabajo del guionista con este personaje es tan profundo y detallado que su papel dentro de la serie se hace imprescindible y no se puede entender su etapa al frente de la serie sin la presencia de Max Mercury.

    Y en 1998, Wally West, se casa con Linda en el número 142 de mano de Brian Augustyn ,Waid y el dibujante Pop Mhan. El concepto de familia se vuelve a arraigar en la colección de Flash.

    Pero Waid dejó la serie tras más de 100 números y cedió el testigo a un alumno aventajado en esto de saber sacar lo mejor de cada personaje: Geoff Johns.

    Johns supo mantener a Wally en lo alto centrando su atención en sus villanos. Su caracterización de estos aporta tridimensionalidad al conjunto y hace que la figura de Flash evolucione. Sus sagas parecían más interesadas en profundizar en la psique de sus enemigos que en el propio Wally, llegando incluso a dedicar números enteros a narrarnos el pasado de ciertos villanos clásicos como el Capitán Frío. Su trabajo con Wally resultó ser extraordinario, pero Johns llevaba algo en mente desde hacía mucho tiempo y no dejó escapar la oportunidad de hacerlo realidad en el año 2008 en el tercer número de Crisis Final.

    Barry vuelve de la muerte tras 22 años muerto. Una apuesta arriesgada por parte del guionista que decide devolver a la palestra al que fue el segundo Flash de la editorial. Para hacerle espacio editorialmente en 2009 se publica Flash Rebirth con los dibujos de un espectacular Ethan Van Sciver en un trabajo brillante en todos los sentidos. La labor de traer de vuelta a Barry no era sencilla. Muchos aficionados ya sentían a Wally West como su único Flash y reintroducir a Barry en el Universo DC actual no dejaba de ser un ejercicio de ingeniería bastante escabroso. Pero Johns demostró talento al hacer posible, no solo la reinserción de Barry, sino a toda la familia velocista al completo unida de nuevo contra una amenaza común.

    Pero aún quedaba un último clavo que demuestra la importancia de Flash en el Universo DC. Fue en 2011 cuando se publicó el primer número de la miniserie Flashpoint guionizada por el propio Geoff Johns y dibujada por Andy Kubert. La realidad había cambiado y Barry luchaba por devolverla a la normalidad… normalidad que terminaría por cambiar por completo todo cuanto sabíamos del Universo DC.

    En el Nuevo Universo DC sus aventuras, ahora centradas en Barry, pasaron a manos de Francis Manapul y Steve Buccellato que supieron asumir ese legado del que eran receptores y estar a la altura de lo que se esperaba de ellos. Suya fue una etapa que destacó especialmente por su dinamismo, frescura, sencillez y espectacular puesta en escena, aunque no por su duración. Atrás quedaron esos guionistas y dibujantes que suman números y más números a su currículo, mientras que hoy los aficionados vemos como los autores van y vienen en las series y terminamos suspirando por algo más de estabilidad que permita elaborar más y mejores tramas de nuestro personaje favorito.

    Flash continuó quemando la goma de sus botas en manos de un nuevo equipo creativo. Una nueva etapa en la que Robert Venditti y Van Jensen fueron capaces de afrontar un gran reto y es la de insertar a Wally West en el Nuevo Universo DC. A la inversa que Johns, debieron encontrar la forma de traer de vuelta a uno de los grandes personajes de la editorial que inverosímilmente quedó fuera cuando todo se relanzó.

    Porque tras Flashpoint la familia de Flash no fue especialmente bien tratada. De un plumazo derrumbaron todos los cimientos que con los años habían crecido alrededor, no ya del personaje sino de todo su mundo cuyo epicentro es la Fuerza de la Velocidad. Perder personajes tan interesantes como Max, Jesse o Bart, han contraído la serie demasiado y la falta de Wally, por espacio de tres años, se convirtió en un maratón por el desierto.

    Y no podemos pasar a su última etapa sin nombra l trabajo desarrollado por Joshua Williamson, con todo un largo elenco de dibujantes a sus espaldas, en la etapa más larga escrita por un guionista del Velocista Escarlata… Sin embargo, estamos ante una etapa que se esfuerza pr aportar, pero que queda incrustada en lo intrascendente, salvo un par de arcos, como Año Uno.

    Puede que hoy estemos de nuevo con Wally en escena, con el trabajo desarrollado por Jeremy Adams y del que queda por leer una de sus sagas más interesantes en nuestro país, a Guerra del Minuto, cuando ya se sabe que tendremos nueva serie del Velocista Escarlata con Simon Spurrier y Mike Deodato Jr.

    Sea como sea, las actuales aventuras de Flash están a la altura de lo que se espera de un personaje de tanto calibre y se pueden perdonar los lapsus, por llamarlos de alguna forma, que sufre la serie con el rico pasado del personaje y que se van solventado de manera progresiva. Flash ha aportado al Universo DC una nueva era en los cómics; un Multiverso con el que cientos de guionistas han podido contar cientos de miles de historias; creó el legado del símbolo y no como concepto, sino como herramienta para seguir contando historias y redefinió, de nuevo, todo el Universo DC cambiándolo de arriba abajo en una de las maniobras editoriales más arriesgadas de los últimos años.

    Y por eso Flash es más importante que Batman o Superman. Y por eso nunca dejará de correr.

    ENCUESTA FLASH

    Y ha llegado la hora de la verdad… manifestaros abiertamente.

    ¿Quién es vuestro Flash favorito?

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    BATMAN UN MAL DÍA – BANE

    Bane es hijo de los noventa, una década recordada (entre otras cosas) por la popularidad de los “reflejos oscuros”: Veneno, Matanza, Dientes de Sable, Superman Cyborg, etc. Ojo, el concepto de “reflejo oscuro” es muy distinto al de “supervillano”, aunque muchos supervillanos sean de hecho reflejos oscuros.

    Una némesis no nace para conquistar objetivos banales. Su misión no es matar al héroe. Es derrotar al héroe, convertirse en él y demostrar que es más duro, mejor. El modelo es el Kraven de la La Última Cacería (quien, curiosamente, nació como un supervillano).

    Bane nació (gracias al talento de Chuck Dixon, Graham Nolan y Eduardo Barreto) para ser la némesis física e intelectual de Batman. Subrayo la cuestión intelectual porque, gracias a las películas y los videojuegos, el público tiende a considerar a Bane una mera mole de músculos, cuando es mucho más que eso.

    Las penalidades que Bane vivió en la prisión de Santa Prisca (donde cumplía condena desde su nacimiento por los crímenes de su padre) llevaron su cuerpo hasta la perfección, pero también su mente. De hecho, el plan mediante el cual quebró al murciélago en Knightfall se llevó a cabo mediante una complicada operación. Una estrategia que pretendía doblegar el espíritu de Batman, antes que su cuerpo.

    La dimensión de Bane como “cerebro criminal” fue recuperara (de forma muy acertada) por Tom King en su larga etapa en Batman. En esta ocasión, el plan maestro de Bane se orquestó durante más de ochenta números y finalizó con uno de los golpes más duros jamás vividos por El Caballero Oscuro.

    Pero si algo nos han enseñado los antihéroes a lo largo de los años es que nadie está demasiado lejos de la redención. Es más, cuanto más depravado sea el villano y más horrendos sus crímenes, más disfrutamos viendo cómo se redime. Al fin y al cabo, un buen malo siempre se equivoca por los motivos correctos.

    Joshua Williamson (Flash, Crisis Oscura, Muerdeuñas) lo entiende muy bien, y también entiende que lo único que separa a Batman de Bane es la creencia de que el fin justifica los medios.

    El actual guionista de Superman repite una jugada que ya ensayó en Rogues: escribir una historia ambientada en un futuro cercano, protagonizada por villanos. En este caso, por un Bane que después de acabar con Batman sobrevive como profesional de la lucha libre.

    Esto ya de por sí constituye una novedad entre los relatos que hemos podido leer en One Bad Day. El “mal día” de Bane no es su origen desgraciado. Es su mayor triunfo.

    Howard Porter (Torre de Babel, Flash) ofrece un recital a los lápices, con trazos rotos y sucios, muy adecuados para la historia que Williamson está contando.

    Quizás esta entrega no sea la mejor de la línea One Bad Day (ahí esta la historia de King y Gerads nominada al Eisner, o las historias de Clayface y Ra´s al Ghul, oro puro de próxima publicación en ECC), pero sigue siendo una joya: una relato crepuscular que el lector (especialmente aquel que todavía no esté familiarizado con Bane) tardará mucho tiempo en olvidar.

    BATMAN – DUO MORTÍFERO

    Canela en rama. Tralla de la buena. Miel de romero. Cortos se quedan los calificativos para valorar el trabajazo que se marca Mark Silvestri… siempre y cuando te guste su trabajo, claro.

    No se vosotros, pero yo tengo la sensación de que me paso el día hablando de los 90, del pelotazo de Marvel con la especulación desbocada, de la fuga de … eh… uh… talentos (¿Gustavo?) a Image, de la influencia en la industria y de la muy mala interpretación que las editoriales hicieron de lo que le gustaba al público. No les gustaba a ellos, no lo entendían por tanto llegaron a la conclusión de que la gente quería m***da y saturaron el mercado de cómics pésimos llenos de reinterpretaciones bochornosas de los personajes de toda la vida. Los quioscos y las librerías estaban hasta los topes de dientes apretados, tachuelas, pinchos, cuero, cadenas, pistolones, más dientes apretados, crestas, tangas y toda una serie de tópicos que etiquetaron la década y la convirtieron en una auténtica prueba de fuego para fans.

    Solo hace falta ver cómo os ha gustado el último Novedades USA DC recordando algunas de las perlas noventeras de la editorial en su particular obsesión para “estar al día” sin miedo al ridículo.

    Sin embargo, más allá de filias y fobias hay autores con estilo propio, depurado, eficaz y que tiene un público determinado. Hay aspectos objetivos del dibujo que podemos valorar pero lo que no se puede negar es que si un autor consigue su objetivo: explicar su historias, gustar a los fans… ha hecho un buen trabajo… aunque no sea de nuestro agrado, aunque ironicemos sobre él.

    Mark Silvestri saltó al estrellato en la dichosa década. Dibujó el título de los títulos, el autèntico superventas de la época, X-Men. Silvestri extremó su estilo hasta niveles de una intensidad difícil de resistir. Maravilloso para sus fans, insoportable para los críticos. Fue uno de los siete [pon el adjetivo que más te guste] que dejaron Marvel para fundar Image. ¿Su objetivo? querían una mayor parte del pastel, se creían con el derecho legítimo de ganar más dinero con su trabajo. Se les dijo de todo bastante injustamente.
    Pero eso… es otra historia. Vayamos a los que nos ocupa…

    Silvestri es un autor que se define por unas características muy determinadas. Su estilo es puro años noventa, sin embargo no se trata de un dibujo chapucero y descuidado. Cree en lo que hace, pone su corazón y muestra un nivel de ilustración muy potente… a su manera.

    En lo suyo, a su estilo, es bueno. No, no es Rob.

    El dibujante californiano tiene querencia por la estética oscura y satánica, disfruta y se regodea con demonios dentados y garras ensangrentadas, todo es intenso, todo ocurre de noche. Todo es dolor, sufrimiento, tensión…

    El guion de Deadly Duo es eficaz por sencillo y simple, pero sirve al propósito de mostrarnos el Batman más duro y oscuro, al Joker más histriónico e hiperbólico y a mezclar la Gotham más tópica con una trama demoníaca y presuntamente terrorífica.

    En Gotham se están cometiendo unos asesinatos brutales y el Joker se siente amenazado por el ser que los está perpetrando. Batman es su único recurso. Al estilo de la buddy movie más clásica ( o sea, de El Quijote), el autor pretende crear una historia de dos personajes antagónicos (¿los hay más opuestos en DC?). La premisa que suele anteceder grandes comedias es aquí la excusa para una historia testosterónica, machorra, chulesca, sin sentido del humor y con la profundidad de un plato de ducha.

    Pero es lo que pretende.

    No es una obra de literatura que vaya a cambiar la historia, los diálogos no son afilados ni ocurrentes, es la versión más Steven Seagal de Batman, por inexpresivo y tocho, sin embargo el cómic es un akelarre de acción, un divertimento palomitero, para evadirse, para pasar el rato. Claramente orientado a un tipo de público que merece el mayor de los respetos y que tiene la inmensa suerte de poder gozarlo a tope.

    BATMAN – ALEGRÍA

    Antes de la serie regular, antes de El Caballero, mucho antes, dios mío, de que Jorge Jiménez iluminara nuestras vidas con el poder del misterio muscular, Chip Zdarsky tuvo un primer contacto con el mundo de Gotham. Sucedió en los primeros seis números de la antología Batman: Leyendas Urbanas. Ahora ECC recupera este serial en un bonito tomo.

    El título (Cheer en el original) no es el mejor del mundo, pero lo cierto es que quien se anime a leerlo se encontrará una historia muy sólida, una prueba que demuestra por qué Chip Zdarsky es uno de los mejores guionistas contemporáneos (este año repite nominación al Eisner).

    Batman: Alegría explora la compleja relación paterno-filial de Jason Todd y Batman, con un tono y un estilo muy próximos a Tres Jokers. De hecho, al arte del principal dibujante, Eddy Barrows, recuerda muchísimo al de Jason Fabok en la mencionada obra de Geoff Johns.

    No esperéis encontrar una obra trascendente o especialmente ambiciosa, pero sí un relato muy emotivo y efectivo, impagables los momentos de Jason con su nuevo “pupilo”, una perla rescatada de aquellos tiempos en los que a Zdarsky no le había dado por hacer locuras y cosas raras con Bruce Wayne.

    Sin que sirva de precedente, ECC no ha impuesto un precio demasiado elevado a este recopilatorio, de modo que ya no tenéis excusa para dejarlo pasar. Es, además, un complemento perfecto a la serie regular del guardián de Gotham.

    Todo empezó en con una redada. Aquella noche se encendió la mecha de las marchas del Orgullo. Fue el 28 de junio de 1969 cuando se produjo una intervención policial en el pub Stonewall Inn, en Nueva York, lo que generó manifestaciones violentas por la persecución sistemática de los homosexuales. Tres noches de disturbios que hicieron historia y marcaron una fecha en el calendario, una triste, pero que sirvió para poner en marcha un movimiento que ha llegado hasta nuestros días.

    Aquellos disturbios, junto con otros hechos acontecidos más tarde, son considerados como el germen de las actuales marchas del orgullo. Desde aquel día el colectivo ha luchado de forma reivindicativa por la visibilización y el respeto a la diversidad sexual con el objetivo de reivindicar que las personas puedan vivir con libertad su orientación sexual e identidad de género, sin temor a discriminaciones ni represalias. Se han logrado avances, pero queda mucho por hacer y por eso cualquier iniciativa suma y aporta a un día tan importante para todes.

    Siempre se critica que las empresas se sumen a este movimiento más con interés mercantilistas que sociales y la de DC no es distinta, pues el objetivo final es el que es, vender cómics. Sin embargo, es un paso que antes no existía, un movimiento que era ignorado desde todo tipo de empresas e incluso se despreciaba abiertamente. Hoy la tendencia ha cambiado y todo cambio, aunque este introducido debajo del paraguas del marketing y el beneficio económico, es un cambio que sirve al propósito de visibilizar. Ahora la diversidad se abraza abiertamente porque hay cambios que hay que forzarlos para que se consoliden y avancen, hasta ese día en que ya no sea necesario un Día del Orgullo, donde el amor propio y la estima de cada persona sean el camino a la dignidad intrínseca a cada ser humano de este planeta.

    DC publica desde hace solo tres años un especial en el que reúne a un nutrido grupo de artistas para conformar un número donde dar voz a una reivindicación cada vez más atronadora. Este año ECC, que ya publicó el especial el año pasado correspondiente al 2021, nos trae el del 2022, por lo que continuamos viendo un año más tarde una iniciativa que evoluciona, año a año, en USA. Entendemos que se trata de un tema de tiempos de maquetación, traducción e imprenta, lo que nos permite centrarnos en lo que realmente importa y que es que esta iniciativa se publique también en nuestro país.

    Este 2022, como viene siendo habitual, el listado está conformado por una selección de autores vinculados al movimiento, con experiencia y obras representativas, que hacen uso de los personajes del Universo DC para plasmar historias de todo tipo alrededor de la figura de todes elles. DC no se ha quedado en un solo cómic un solo mes, sino que ha ido ampliando la visibilización de esto personajes en el Universo DC con el valor de no ser secundarios, sino personajes de peso y de primera línea, como la Green Lantern, JO Mullein, Jon Kent, Tim Drake, Nubia, Harley Quinn, Hiedra venenosa, Batwoman, Jackson hyde (Aquaman)…

    EFÉMERIDES Y CUMPLEAÑOS…

    DAN MORA (5 de junio de 1987 – Cumple 37 años)
    Nació en Costa Rica y su nombre completo es Dan Mora Chávez. Su formación académica comenzó muy pronto, a la tierna edad de 3 años, cuando asistía a las clases de dibujo que impartía su madre. Su familia y el arte siempre han estado unidos. Fue su padre el que le daba cómics de Spiderman y Batman y pronto mostró interés por el dibujo. Sus influencias directas son Bruce Timm, Simone Di Meo, Ryan Ottley, Mark Bagley, Chris Samnee y Greg Capullo. Su carrera dentro del mundo del cómic es relativamente corta. No fue hasta el 2017 que firmó su primer trabajo. Sus lápices se pueden ver en la editorial BOOM! Comics, en series como los Power Rangers, así como en el cruce entre el Planeta de los Simios y Green Lantern, pero pronto fue diversificando de manera progresiva y meteórica, hasta poder trabajar en Marvel y DC, en series de lo más punteras, en ambas editoriales, pero sin dejar de lado trabajos en independientes como Once and Future. En la actualidad se puede disfrutar de su trabajo en dos colecciones de DC, ambas escritas por Mark Waid, Shazam y Los Mejores del Mundo.

    WAYNE BORING (5 de junio de 1905 – 20 de febrero de 1987 / Hubiera cumplido 118 años)

    Se formó en la Escuela de Arte de Minnesota y el Instituto de Arte de Chicago. Cuando contaba con 32 años se puso a trabajar, en 1937, para una primigenia DC, con personajes como Dr. Occult y Slam Bradley sin acreditar dentro del estudio que tenían montado Jerry Siegel y Joe Shuster. Tras la publicación del Action Comics #01, Boring se encargó, de nuevo sin acreditar, de realizar las tiras de periódico de Superman. No fue hasta el año 1942 cuando pasó a ser dibujante oficial de National Comics (la futura DC) donde conoció y empezó a trabajar con el entintador Stan Kaye, con el que mantuvo una estrecha relación profesional durante más de veinte años.

    En 1948 los creadores de Superman, Siegel y Shuster, dejaron la editorial por los problemas derivados con los derechos del Superman. Fue entonces cuando Mort Weisinger lo incorporó a la serie junto a Curt Swan y Al Plastino, para convertirse en el principal dibujante de Superman durante la década de los años 50, aunque regresaría de forma esporádica a lo largo de los años 60, cubriendo el trabajo realizado por Curt Swan.

    Su trabajo en la década de los 50 definió por completo el aspecto del personaje. Definió elementos claves en su figura, haciendo que pareciera más robusto, más poderoso e imponente, acercándose más que nunca a un realismo fresco y elegante, sin dejar de lado los aspectos asociados a la ciencia ficción adscritos al personaje.

    En 1967, tras solicitar junto con otros dibujantes y escritores de la editorial DC, beneficios para la jubilación y cobertura sanitaria, fue despedido y pasó a trabajar cuatro años distorsionando los fondos de las tiras del Príncipe Valiente de Harold Foster. Tras esa experiencia, realizó algunos trabajos en Marvel y se acabó por retirar del medio para trabajar como guardia de seguridad de un banco, sin dejar nunca de realizar trabajos por encargo como los realizados en la década de los años 80 en DC, en series como Superman, Action Comics y All Star Squadron, antes de fallecer por un ataque al corazón.

    SCOTT McCLOUD (10 de junio de 1960 – cumple 63 años)
    Nació en Boston en 1960 y ya mientras cursaba secundaria, en 1975, creó un cómic con su amigo Kurt Busiek, dejando claro que quería dedicarse a dibujar cómics, algo que consiguió en 1982 cuando acabó su licenciatura en Bellas Artes y encaminó su futuro al noveno arte.

    Mientras trabajaba en DC en el departamento de producción, creó su personaje más representativo, Zot! (publicado en Eclipse Comics en sus inicios, para luego llegar a publicar otros 27 números en Kitchen Sink Press) en 1984, reaccionando al carácter cada vez más sombrío que empezaba a verse en los cómics de aquella década y que llegaría a su máxima expresión tras la publicación de Watchmen, El Regreso del Caballero Oscuro, Question, Batman Año Uno… Tal vez por eso acabó escribiendo, a finales de la década de los 90, 12 entregas de la serie de Las Aventuras de Superman, en esa búsqueda de historias que captaran ala esencia pura y más divertida de los cómics de superhéroes. En 2005 se encargó de la miniserie Superman: Fuerza y en 2015 publicó la novela gráfica El Escultor.

    Pero hay otra faceta relevante en McCloud, más allá de la de guionista y dibujante, y es la de teórico del cómic. Fue a principios de 1993 cuando comenzó a escribir el primer libro de su trilogía teórica sobre el medio y el mercado del cómic. Entender el Cómic, Reinventar el Cómic y Haciendo Comics, son los títulos de estos tres libros, editados en España, en los que disecciona múltiples aspectos de los cómics, desde su historia, su vocabulario, métodos del medio, así como explicar 12 revoluciones claves para el crecimiento y el éxito de los cómics como medio popular, para terminar haciendo foco en los aspectos técnicos de su realización, permitiendo tener un clara imagen fija de lo que implica este arte a nivel cultural y como industria.

    También es un activo defensor de los derechos de los autores, siendo el principal autor en 1988 de la Declaración de los Derechos de Autor con el objetivo de proteger dichos derechos dentro de una industria voraz.

    Suya es también la iniciativa de un cómic en 24 horas y ha recibido múltiples veces el premio Eisner y el Harvey por sus trabajos.

    NEAL ADAMS (15 de junio de1941 – 28 de abril 2022 / Hubiera cumplido 82 años)
    Un 15 de junio de 1941, en Governons Island, en Nueva York, nació Neal Adams. Su talento era tal que ya en 1962, con tan solo 21 años, era el dibujante de la tira que adaptaba el éxito del drama televisivo (de temática médica producida por la ABC entre 1961 y 1966), Ben Casey. Por su forma de ser y entender su trabajo, nunca fue un dibujante de largas temporadas en las colecciones en las que trabajó, pues su inconformismo le llevaba a no dejar de estar buscando nuevas formas de romper con los cánones establecidos. Cánones que finalmente acabó por establecer él mismo en la industria con sus planos arriesgados, con enfoques en los que el personaje rompía la viñeta, con escorzos tremendamente afilados en unas perspectivas en las que Adams intentaba mostrar el mundo real en esas páginas. El estilo de cada dibujante no es sino las imperfecciones de cada dibujante intentado mostrar la realidad. Sin duda, su trabajo lo dejó perfectamente claro.

    Tras su paso por la publicidad, en 1966, trabajó algunas semanas como un anónimo asistente en varias series de prensa (Rip Kirby, Juliet Jones, o Peter Scratch), que llenaron su vida artística hasta 1968, no sin antes producirse uno de los puntos de inflexión más relevantes de su carrera. Fue en el año 1967 cuando su carrera da un cambio y comienza a trabajar para revistas en blanco y negro de terror de la Warren. Su trabajo como dibujante y entintador se pudo ver la historia Curse of the Vampire, publicada en abril de 1967 en Creepy #14.

    Ese mismo año ficha por DC Comics, centrando su trabajo en portadas para las distintas series de la editorial. Y de nuevo su trabajo rasga lo establecido para marcar nuevos caminos en lo que planificación de escena se refiere en una portada. Sus composiciones y el color que aplicaba a las figuras era algo atípico para lo que se estaba haciendo en ese momento, no solo en DC, sino en Marvel o en cualquier otra editorial americana dedicada a publicar superhéroes.

    Fue a finales de 1967 cuando el trabajo de Adams en DC toca a las grandes figuras de la editorial, pues comienza a publicar portadas en Action Comics y Superman Girl Friend, hasta que de la mano del escritor Gardner Fox, publica su primera historia complemento, dedicada a Elongated Man, en Detective Comics #369. Fue en enero de 1968 año cuando pudo dibujar por primera vez a Batman, con el Espectro en la portada, pues solo tuvo acceso a realizar ese trabajo en The Brave and the Bold #75.

    En Marvel recaló en la serie de X-Men #56 (1969), escrita por Roy Thomas, que estaba al borde de la cancelación. Se mantuvo en la misma hasta el número 65, siendo la primera vez que colaboró con Tom Palmer como entintador, en lo que fue el inicio de un largo periodo de trabajo conjunto que les reportó premios a lo largo de su vida profesional a ambos. Entre 1971 y 1972 se produce uno de los momentos más importantes para la serie de los Vengadores. Para muchos expertos es uno de los dos momentos más relevantes de la Marvel de aquellos años, cuando de nuevo con Roy Thomas en los guiones, Adams se encargó de firmar una de las historias más relevantes de los héroes más poderosos, la conocida Guerra Kree-Skrull (Avengers #93-97).

    Como nunca había dejado de trabajar en DC, fue en 1970 cuando se produce el cambio definitivo en su carrera dentro de la editorial. Su trabajo se cruza con el talento de Dennis O´Neil, que bajo la atenta mirada del editor Julius Schwartz, revitalizaron a Batman en las viñetas, alejándolo de la imagen que había tenido en la pequeña pantalla en la serie emitida entre 1966 y 1968 de la ABC. Su primer trabajo juntos fue en Detective Comic #359 (enero de 1970), para pasar ambos a Batman #219 (febrero de 1970) y a Detective Comics #360 (marzo de 1970) … En Detective Comics #400 Adams introdujo a Man-Bat, un cocreación junto con Frank Robbins. Pero su creación más presentativa y con más peso dentro de la mitología del Hombre Murciélago es sin duda la del villano Ras Al´Ghul, un ecoterrorista que debutó en las páginas de Batman #232 (junio de 1971) en una historia titulada Hija del Demonio.

    En abril de 1970, al tiempo que comenzaban a forjar los primeros pasos de su paso por las cabeceras de Batman, en la serie rebautizada como Green Lantern/Green Arrow, unieron dos personajes muy distintos, con el color como punto de unión entre ambos, y los lanzaron un periplo social a lo largo de los Estados Unidos, con el fin de tratar temas que no se estaban desarrollando en los comics de superhéroes. La superpoblación, el racismo, las drogas son algunos de los que se expusieron ante los lectores, con historias tan impactantes como en la que sus protagonistas descubren que el pupilo de Green Arrow, Speedy, era adicto a la heroína. Fue en el número 86 (tras diez entregas fascinantes) en la que ambos dieron por cerrada esta etapa, no sin antes hacer historia en lo que concierne a realizar una obra comprometida con la realidad que imperaba ya en los Estados Unidos. Es curioso como una etapa hoy considerada fundamental dentro de la editorial DC, fue muy aplaudida a nivel de crítica en su momento, pero ignorada a nivel de ventas.

    Su último trabajo en DC, y del que él mismo opina es su mejor obra, es el cruce imposible entre Superman y el boxeador Muhammad Ali en 1978, donde, junto O´Neil, firma un demencial combate entre el boxeador y el último hijo de Kriptón con altas dosis de ciencia ficción y todo un despliegue visual marca de la casa.

    Una de las facetas de Adams más importantes dentro de la industria, la de ferviente defensor y luchador de los derechos de los dibujantes. No era empezar de cero, pues ya durante la década de los años 70 ya se había manifestado abiertamente al respecto, intentando sindicalizar a la comunidad creativa del momento. Sus primeros pasos fueron encaminados para que las editoriales devolvieran los originales a los dibujantes que podrían, de esta forma, sacar beneficios adicionales con la venta de estos a los coleccionistas de arte. Fue una larga y ardua batalla que logró consumarse en 1987 cuando Marvel le devolvió a él y a Jack Kirby, entre otros autores, todos sus originales.

    Su figura también es fundamental en el litigio entre Jerry Siegel y Joe Shuster, por los derechos de Superman. Finalmente, tras superar una inmensa cantidad de burocracia impertinente, se logró que se les concediera el crédito merecido a ambos y una remuneración por todo el trabajo aportado a DC desde que les vendieran el personaje en 1938.

    Otro de los pasos que emprendió Adams para continuar sacudiendo a la industria, fue la creación de su propia empresa, Continuity Associates en 1971, centrada en producir los guiones gráficos para producciones audiovisuales, así como medios publicitarios, animaciones, diseños en 3D y diseño conceptual. Pero no solo se limitó a ejercer tareas empresariales, sino que sirvió como plataforma para lanzar la carrera de muchos autores que trabajan como colectivo y eran acreditados como Crusty Bunkers.

    Adams, cuyo trabajo va más allá de lo meramente artístico dejó, con su muerte, un legado imborrable, del que el noveno arte nunca podrá recuperarse.

    ESTE MES ES EL ANIVERSARIO DE… ACTION COMICS #01

    ACTION COMICS #01 – 85 ANIVERSARIO

    Acabamos de dedicarle un podcast (que vais a flipar) a nuestro Hombre de Acero favorito por sus 85 añazos, pero aquel mítico Action Comics #1 tenía fecha de portada de junio (en realidad salió en abril), así que nos parece una excusa estupenda para dedicarle un pedazo de aniversario.

    El comienzo…

    Y la verdad es que es una gran responsabilidad, porque hablamos de la serie más longeva de DC Comics (por entonces National Allied Publications) y una de las que ha tenido más números seguidos ininterrumpidos de la historia del cómic (si no fuera por su compañera, Detective Comics).

    La serie por excelencia de Superman, a la cual acompañó en portada desde su mismísimo primer número. Aunque un reticente Harry Donenfeld (el por entonces dueño de la compañía), impidió que saliera de nuevo ese ridículo personaje en portada hasta el número 19, donde por razones obvias se quedó ya para casi siempre (¿la única excepción? Cuando se hizo semanal).

    Decimos la acompañó, porque al menos al principio era una serie contenedor (más o menos como Detective, que terminaría fagocitada por Batman). En ese mítico número uno encontramos de todo, desde los posteriormente también famosos Zatara el mago (de Fred Guardineer), o no tan famoso Tex Thomson (creación de Ken Fitch y Bernard Baily que puede os suene más como Mr. America ¿no? y Americommando ¿tampoco? Es que…), hasta las aventuras de Marco Polo (por Sven Elven).

    Pero vamos, el premio indiscutible se lo lleva aquella creación de Jerry Siegel y Joe Shuster, con el fabuloso título de “Campeón de los oprimidos”. A falta de internet y hasta correos del lector, fueron las cifras de ventas (más bien falta de devoluciones) muy a posteriori y el murmullo general lo que hizo darse cuenta a la editorial de que tenían un indiscutible éxito entre manos. Y ahí siguieron ellos, además de otros clásicos de talento indiscutible como Don Cameron, Wayne Boring, Otto Binder, Al Plastino

    Otros tiempos

    En todo caso la serie siguió conteniendo aventuras de otros personajes como Vigilante (que apareció en el #42 gracias a, atención, Mort Weisinger, el que sería el editor de la revista durante la Edad de Plata, y Mort Meskin), Congo Bill (el cual nació en otra revista; More Fun Comics #56, pero se hizo un clásico de Action, donde se transformó en Congorilla, gracias a Robert Bernstein y Howard Sherman) o Tommy Tomorrow (algo parecido, creado en Real Fact Comics #6 pero “modernizado” por Otto Binder y Jim Mooney para nuestra revista estrella).

    Por mucho que se empeñaran, desde los 50 la estrella absoluta de la cabecera era Supes, y en los 70 (época de Murray Boltinoff a los mandos) era el único al que se dedicaba el tebeo, si no fuera por las “back-up stories”, que no es lo mismo que compartir colección. Por estas pasaron Aquaman, Metamorfo, la Legión de Superhéroes, Green Arrow y Canario Negro, Blanco Humano, Atom y hasta Ambush Bug.

    Durante aquella época (hablamos ya de la Edad de Bronce de los cómics), el omnipresente Schwartz acabaría editando la revista, con autores como Cary Bates o Martin Pasko. Justo para darle el broche de oro antes de la llegada a Crisis en Tierras Infinitas nos llegaría una historia para el recuerdo: el final de “¿Qué fue del hombre del mañana?» de Alan Moore y Curt Swan.

    Campeón de los estreñidos

    Con el relanzamiento de El Hombre de Acero por parte de John Byrne, la cabecera sufre su primer parón (de tres meses) en toda su vida. A la vuelta, se convierte en un team-up, haciendo cierta deferencia a su inicio coral. El artista se toma un respiro mucho más ligero acompañando a la estrella con personajes como Demon, Hawkman y Hawkwoman, el Green Lantern John Steward, los Metal Men, Big Barda y Mister Miracle (en un episodio un poco vergonzoso, todo sea dicho), Booster Gold, Checkmate (en su primera aparición), y ¡hasta Superboy! en una especie de homenaje/explicación/patada a la continuidad (elegir la opción que más convenga) de Byrne.

    Portadaquer

    Y en la primavera del 88 llega el cambio más significativo, el título se hace semanal y se convierte en un verdadero contenedor de otros personajes. Superman abandona el protagonismo de la cabecera (prácticamente, a manos de Stern) y se lo cede principalmente a Green Lantern (por Priest primero y después Waid, ¡nada menos!), que había perdido la suya, pero también a un buen montón de experimentos con muy buenos resultados.

    Por ejemplo, la primera mini de Canario Negro por Sharon Wright y Randy DuBurke, que tuvo mucho éxito y hasta una segunda parte. Igualmente pasó con la Catwoman de Mindy Newell y Barry Kitson, que daría pie a su primera miniserie poco después. También tuvo su primera oportunidad en solitario Nightwing, por su creador Marv Wolfman. O la creación de los inusuales Wild Dog de Max Allan Collins y Terry Beatty, un violento justiciero sin poderes, y Hero Hotline por Bob Rozakis y Stephen DeStefano, unos desmadrados héroes de alquiler. O el Deadman de Baron, los Secret Six y el Blackhawk de Pasko, el Fantasma Errante de Kupperberg

    Atención que el final de esta etapa le tocaba hacerlo a Neil Gaiman con los dos personajes más famosos, Supes y Lantern, pero como metió una gamba con el canon de Superman (suponer que ambos héroes se conocían en el pasado) no lo permitieron. ¡Así se cuidaba la continuidad postcrisis, señores! Por suerte la pudimos ver publicada un tiempo después.

    Pero lo dicho, después del experimento, la cabecera la coge George Pérez para integrarla en la historia río, multi-series y pluri-autoral de Superman que cuidaba el editor Mike Gold como oro en paño. Terminaría siendo substituido en poco tiempo por Rogern Stern, y el resto es historia. El erradicador, la revelación de la identidad a Lois, la Muerte de Superman (por cierto, segundo parón, también de 3 meses, de su historia), el reinado de los Superhombres…

    Campeón de los postureos

    Después de muchos cambios de autor y experimentos audiovisuales durante los 2000, llega reinicio con los Nuevos 52. El encargado de este nuevo número 1 sería Grant Morrison, junto con Rags Morales. El experimento no funcionaría como esperado y con DC Rebirth se vuelve a la numeración original y una apetecible mezcla del sabor añejo con Jurgens a los mandos y la novedad del hijo de Lois y Clark, John Kent.

    Por fin llegaríamos al celebrado número mil, la segunda revista de comics en hacerlo después de Four Color (veterana publicación infantil de Dell que lo consiguió por mantenerse ininterrumpida desde los años 30 a los 60). A partir de ahí la polémica etapa de Bendis y tras su marcha ahí sigue la maravillosa cabecera, imbatible… ¡Campeona de los Deceítas!

    Creer saber no es saber. Puede parecer una perogrullada, pero en realidad encierra una enorme sabiduría decir algo así cuando se trata de conceptos de personajes tan arraigados en el acervo cultural como son El Quijote, Sherlock Holmes, Mickey Mouse, Drácula, Tarzán… y por supuesto Superman. Todos creemos saber mucho sobre el personaje, sus poderes, sus colores, su origen, conocemos a Lois Lane, lex Luthor y la Kryptonita… creemos saberlo todo y en realidad no equivocamos de manera catastrófica al hacer tal afirmación. Y para confirmarlo solo hay que leer el libro de David Hernando, que hoy recomendamos en el Magazine DC de junio.

    El libro se puso a la venta por primera vez en 2013, en junio para ser exactos, cuando el personaje de Superman celebraba su 75 aniversario de la mano de Timun Mas. Posteriormente recibió una nueva edición en 2022, esta vez de la mano de Minotauro, perteneciente a Planeta, pudiéndose adquirir también en formato electrónico al increíble precio de 2,99 euros. Y es que es un libro imprescindible para todo aquel que disfrute con la intrahistoria que hay detrás de la creación de Superman.

    Este libro viene a responder preguntas, pero sobre todo una destaca sobre todas las demás: ¿Crees que sabes todo sobre Superman? Y para responderla se centra en la figura de sus dos creadores y su odisea personal como artistas y creadores, a través de su eterno conflicto con la industria, DC en particular, con un desgarrador relato lleno de drama, desilusiones, derrotas y victorias, trabajando a fondo el contexto histórico y a las personas que hubo alrededor de la creación de Superman más allá del propio Siegel y Shuster.

    El libro no deja nada fuera en sus casi 300 páginas, en un ejercicios de concreción narrativa, que roza la novelización, para hablar de las tiras de prensa, los seriales de animación, las películas, sin dejar nada fuera en esa transición que tuvo Superman de personaje de tebeo a icono cultural.

    David Hernando es el autor que está detrás de otros dos libros fundamentales, Batman: El resto es Silencio y Batman Serenata Nocturna, dos pilares de los ensayos sobre cómic en nuestro país que conforman una trilogía de consulta imprescindible para todo aficionado con este de Superman.

    Pero el libro no es solo un libro de historia sobre Superman y sus creación y vida editorial. No. Hernando no se conforma con eso. Porque, y esto es lo fundamental, el libro tiene una planificación, más allá de la sucesión cronológica; un objetivo, más allá de la hagiografía convencional; una visión, más allá de alabar su dimensión pionera, semilla de todo un género. Alienta en sus páginas una reivindicación justísima, la de restituir los méritos de Jerry Siegel y Joe Shuster, aplastados por la maquinaria insensible de una industria usurpadora. El lector olvida que lee un ensayo para participar de los pormenores como si se tratase de una novela de intriga. Desgraciadamente, la realidad rara vez consuela como la ficción. Superman se pierde en los cielos, dejando tras de sí millones de dólares y una industria floreciente; a ras de tierra, Siegel y Shuster deben seguir con sus vidas, apartados de los honores.

    Décadas de historietas y conquistas de otros medios dan para mucho. Superman arrasó como un tornado en cómic, radio, cine, teatro y tv; también en lo que ahora conocemos como merchandising. Hernando repasa los hitos puntuales, sin perder de vista la intrahistoria en un trabajo de excelente factura que no dejará indiferente a nadie y que hace honor al la frase de Superman: la verdad, la justicia y un mañana mejor.

    Junio

    THE BRAVE AND THE BOLD

    Entre la anunciada película de James Gunn y la nueva serie que comenzó este mayo en USA, The Brave and the Bold vuelve a estar en boca de todos. Lo cual nos viene que ni pintado como excusa para dedicarle esta sección de clásicos. Y es que puede que no haya mejor serie para tal calificativo.

    Magazine DC

    Porque la serie nace en 1955, como una cabecera de aventureros clásicos. Y no en el sentido que normalmente le damos en esta página, sino clásicos de verdad. Hablamos del Gladiador Dorado, el Príncipe Vikingo, el Caballero Silencioso y Robin Hood, que compartieron números (que no aventuras) hasta el 24. Historias contadas por clasicazos (ahora sí) como Bill Finger, Russ Heath, Robert Kanigher, Joe Kubert o Irv Novick.

    A partir del 25 se convierte en laboratorio de prueba de potenciales colecciones (al modo de Showcase, tal como os explicamos). Con acierto desde ese número, donde apareció por primera vez el Escuadrón Suicida de Kanigher y Ross Andru. Pero siguiendo con maravillas como Cave Carson de Ed Herron y Bruno Premiani, el Gustavo Higuero Metamorpho de Bob Haney y Ramona Fradon y la recuperación para la Edad de Plata de Hawkman y Hawkgirl de Gardner Fox y Kubert (tal como nos ha contado hace nada nuestro compañero Pablo).

    Me suena esta portada…

    Ah si, y un par de grupejos sin importancia como una tal Liga de la Justicia de América y Los Nuevos Titanes. Efectivamente, The Brave and the Bold puede presumir de haber sido la lanzadera del GRUPO de DC. Fue en el 28, gracias a Gardner Fox y Mike Sekowsky y el resto es historia. Y para colmo, en el 54 se reúnen Kid Flash, Aqualad y Robin por vez primera, y en el 60 se crea a Wonder Girl y el cuarteto se bautiza como corresponde, todo cortesía de Haney y Premiani.

    Si, de lo que le han dado a Wonder Girl, póngame dos

    Antes de dedicarse a los team-ups por la que es conocida, la revista pasaría por 5 rarísimos números. Con el subtítulo de Strange Sport Stories, Fox, John Broome y Carmine Infantino (que desarrollaría una nueva técnica para hacer la lectura más dinámica) trataron de cumplir una petición del mismísimo jefazo Irwin Donenfeld, que quería una serie de deportes. Pero la mezcla con ciencia ficción, el deseo del editor Schwartz, la hicieron demasiado bizarra para gustar a los amantes de ninguno de los dos géneros.

    Bizarraca

    Y a partir del 50, ya por fin, ¡duetos a go-go! Que si Green Arrow con el Detective Marciano, que si el Sargento Rock con el Tanque Encantado, los Metal Men con el Átomo, Starman y Canario Negro (en un fallido intento de aupar a los héroes de la Edad de Oro), Batman con Linterna Verde, Supergirl con Wondy, Batman con Eclipso, Batman con Flash, Batman con…

    Efectivamente, la cosa deriva a una serie de team-up del Murciélago y sus amigos, ya a saco a partir del 67, con pocas excepciones, e incluso en el título desde el 74. Es verdad que las ventas acompañaban, especialmente desde el estreno de la serie camp por excelencia de Batman. Es la época en la que Bob Haney se afianza como escritor de la serie, cargo que mantendría nada menos que durante dos décadas.

    También sería cuando se le atribuye la primera vez que Neal Adams dibujaría al Señor de la Noche (aunque realmente fue en World Finest, como os contamos el mes pasado). Lo que si es cierto es que fue la cabecera donde el maestro le dio un lavado de cara a Flecha Verde, lo que lo haría candidato perfecto para el Green Lantern/Green Arrow que revolucionaría DC y casi el mundo del cómic mainstream.

    Pero si hay un dibujante clave de la cabecera, ese es el gran Jim Aparo. Aparecería en el 98 para una alianza entre Batman y el Fantasma Errante y se quedaría hasta el final (102 números después) salvo contadísimas excepciones. Incluso Haney se despediría a finales de 1979, pero mientras que Aparo daría paso a otros artistas en 1980, el dibujante volvería para quedarse en 1981. Y en el número 190 se incorpora para quedarse hasta el último el guionista Mike W. Barr.

    Cálmate Batman, que te va a dar algo!

    Entre esa barbaridad de números cabe destacar un par de back-up stories mezclando el género negro con el más aventurero, que acompañaron la serie durante sendos largos periodos; Una dedicada a Blanco Humano por Len Wein y Dick Giordano, y otra en la que Cary Burkett y Dan Spiegle crearían al personaje Némesis.

    Nombrábamos antes al equipo de Barr y Aparo, porque en el número 200 (1983), tras una primera parte con team-up entre los Batmans de Tierras 1 y 2, serían los que despedirían la serie presentando a los substitutos de la misma; Batman y los Outsiders. Efectivamente, la mítica serie que nos cautivó a muchos en la juventud era la heredera no oficial de la cabecera que nos ocupa.

    Y ahí se podía haber quedado, porque los intentos posteriores no estuvieron muy finos, que digamos. Especialmente el volumen 2, publicado entre 1991 y 1992, y protagonizado por Green Arrow, Question, y Butcher. Aunque el guion a dos manos de Mike Grell y Mike Baron no estaba mal, el dibujo de Shea Anton Pensa era un poco horroroso.

    La siguiente (si nos saltamos ese descojone de 1995 que es Lobo/Deadman: The Brave and the Bald por Alan Grant y Martin Emond) es la miniserie Flash & Green Lantern: The Brave & The Bold, entre 1999 y 2000, guionizada por Mark Waid y Tom Peyer, y dibujada por Barry Kitson. Bastante mejor que la anterior, aunque nada del otro mundo, tal como nos comentaba en detalle David Fernández hace ya mucho tiempo.

    El caso es que Waid le cogió el gustillo y lo intentó más en serio en 2007 con el tercer volumen de la cabecera, nada menos que con George Pérez a su lado. Comenzó con un estilo más de serie, con una saga llamada Los Señores de la Suerte, y luego volvió al formato clásico de team-up independientes. Tras la marcha del equipo inaugural en el 12, seguiría un baile de autores hasta que J. Michael Straczynski cogiera los mandos, acompañado de Jesús Saíz, desde el 27 hasta el final en el 35. Tendremos que darle un repaso un día de estos porque hay bastantes emparejamientos e ideas interesantes en este volumen.

    Y aún habría un nuevo intento de relanzar la cabecera tras los Nuevos 52. Un empeño de Liam Sharp como autor completo que, aunque no decepcionó al dibujo, sí que se quedó corto al guion, tal como nos contó Metamorpho Gustavo Higuero (si queréis saber de qué va esta broma, mirad al final de esta entrada).

    Como habréis comprobado, una de las cabeceras con sabor más clásico de DC, desde sus orígenes hasta que nos dejó en el 1983. Algo que se ha intentado imitar después y veremos a qué dará lugar en su nueva serie mensual. Aquí estaremos para contároslo.

    DESTACADO DEL MES

    SUPERMAN LA ERA ESPACIAL
    (G): Mark Russell.
    (D): Mike y Laura Allred.

    Si una cosa tiene DC, es un enorme abanico de posibilidades y alternativas diversas para explicar historias. Mundos alternativos, dimensiones paralelas, ciudades, personajes, super-familias, legados, matices, detalles…

    Viendo la escasa diversidad de publicaciones parece que solo haya Batman pero en el fondo de armario de la editorial hay una infinidad de versiones, diversiones y subversiones con las que nos podríamos entretener durante décadas.

    La lógica capitalista, la del beneficio rápido, la de alargar la dinámica ganadora margina esa cantidad infinita y multiversal de posibilidades del universo DC. Se apuesta por lo que funciona. Esto es así para la casa madre, DC pero también para ECC que reedita los cómics que se venden con más facilidad y asume menos riesgo con propuestas inexploradas. Hay que pagar nóminas, gastos. La luz y el papel están muy caros.

    Y ya que hablamos de capitalismo, topamos con Mark Russell. El guionista se caracteriza por una cómics luminosos y divertidos, aunque bastante críticos (por su contexto) con el sistema económico imperante. La hipocresía, el hedonismo, el egoísmo y la vacuidad de la sociedad queda expuesta y destripada en algunas de las obras del autor.

    Billonaire Island, Las crónicas Leon Melquiades y One Star Squadron en la misma DC son ejemplos de obras críticas con la economía de consumo.

    Sin embargo, Superman Era Espacial es algo más sutil. Dentro de las, literalmente, infinitas posibilidades que ofrece DC, Russell decide explicarnos el final de uno de los mundos que desapareció durante la Crisis en Tierras Infinitas. La eterna crisis referencial de DC que vuelve a estar de moda a causa de su secuela presente Dark Crisis, sirve aquí como marco de un mundo sin futuro.

    Esto permite a los autores explicar historias que no tendrán consecuencias y manosear a los personajes como quieran. Como ese Jonathan Kent, destruido por los remordimientos de su participación en la guerra, lo que le permite crecer como persona y ser el padre que fue (en esa tierra para Superman) o el mismo Kal-Clark que debe asumir que no puede salvar a un mundo que está sentenciado.

    Russell no desaprovecha la oportunidad para establecer una analogía entre el fin del mundo y las profecías ominosas que asolan nuestra realidad. No deja de recordarnos que un consumismo sin sentido va directamente ligado a los peores pronósticos sobre la viabilidad de una tierra habitable.

    La obra tiene un tono omiso, crepuscular y amenazante con referencias a la Guerra Fría y al peligro nuclear.

    Los Allred le dan un toque dulce a la obra, con su dibujo alegre, colorido, agradable y bello. Nadie dibuja a la gente tan guapa como Mike Allred, pocos personajes encajan mejor con el aire bondadoso y carismático que le da el autor de Madman como Superman.

    El fundador de las coloridas aventuras superhéroicas se adapta como un guante al trazo de Allred. Sin embargo, la historia aquí es trágica. Nos incomoda este Superman consciente de su inanidad ante el fin del mundo, impotente ve cómo ser el ser más poderoso del mundo no es suficiente para detener el apocalipsis, debe mirar al mundo y a su familia a los ojos y decirles que es inútil hacer nada.

    Por otro lado está la horrible tragedia y culpa que asola la conciencia de su padre, Jonathan. Casi respiramos de alivio al pensar que este mundo tiene un final, un hecho tan horroroso sería inaceptable e inaguantable en la continuidad oficial de DC.

    Pocas veces ambos autores gozaran de la libertad que les brinda explicar el final de esta tierra invisible, de este mundo condenado, y no desaprovechan la oportunidad para ofrecernos una de las mejores historias de Superman de los últimos años desde All Star.

    Una gozada no os la perdáis.

    DESTACADO DE… TRISTAN CARDONA

    The Warlord
    (G): MIke Grell
    (D): Mike Grell

    Supongo que como a todas y a todos los que nos ofrecen participar en esta sección, estuve un buen rato pensando por donde me gustaría encaminar este texto. Tendría que ser algo que conociera bien y que, además, aportara un enfoque propio y original a un magazín que desgrana con absoluto rigor casi todos los aspectos del universo de la editorial DC, de su país de origen y de aquí.

    De la Catwoman de Ed Brubaker ya había hablado en Zona Negativa y lo demás o me parecía demasiado trillado o demasiado complicado para mi nivel. Por lo que opté por lo más fácil, por lo que nunca falla… ¿Qué me gustaría leer de DC que no está publicado o no está bien publicado en castellano? Aquí lo tengo muy claro; mi sueño es que se edite algún día un recopilatorio en condiciones de The Warlord de Mike Grell; por lo menos los cincuenta primeros números, con sus correspondientes anuales y con el prólogo publicado en el First Issue Special.

    Soy muy amante de estas obras casi prehistóricas, aparecidas en los comic books de los años setenta del siglo pasado que se publicaban en capítulos de 18 páginas, o incluso menos, y que ofrecían entre sus viñetas una auténtica lección de cómic popular y de calidad. En DC tenían muchas series de este tipo. Junto a The Warlord, podíamos encontrar a The Shadow de O’Neil y Kaluta, a Manhunter de Godwin y Simonson, el primer Jonah Hex de Albano y De Zuñiga, Carson of Venus de Wein y Kaluta, otra vez, o el espléndido Enemy Ace de Kanigher y Kubert.

    ¿Qué tiene de especial The Warlord? En primer lugar mucha intensidad y luego una rara longevidad. Mike Grell no ha sido nunca un fino estilista del dibujo, pero nadie puede negarle su convicción y su implicación a la hora de confeccionar un relato atractivo gráficamente y apasionante en el aspecto argumental. Pero, sobre todo estamos ante una saga adictiva que nace de los mejores relatos populares, que se fija en los clásicos del comic strip de aventuras y que entronca con lo más emocionante del género fantástico de la época.

    Enciclopédicamente hablando, The Warlord debutó en la revista First Issue Special #08 de agosto del año 1975, aunque llevara la fecha de noviembre 1975… En la portada ya aparecía el personaje perfectamente definido, pero sin embargo en el interior vemos a un esforzado piloto de las fuerzas aéreas norteamericanas que recibe el ataque de unos misiles rusos y que, con el avión averiado, aterriza en un continente subterráneo desconocido llamado Skartaris. Allí descubrirá un universo poblado de tribus belicosas, animales prehistóricos, brujos dictatoriales y mujeres valientes y hermosas, como Tara de Shamballah que le ayudará a sobrevivir en este territorio salvaje.

    La serie regular inicia su andadura en octubre de 1975 y se cancela en el segundo número, vuelve a aparecer en julio de 1976, con el número 3, para prolongarse durante doce años más hasta septiembre de 1988, llegando hasta los 133 números. Su creador se encargará de la colección de manera completa hasta el número 59 y solo de los guiones hasta el 71, dejando paulatinamente estas tareas a varios escritores y dibujantes como Cary Burkett, Dan Jurgens, Rich Buckler, Ron Randall y otros.

    Es evidente que la serie tiene varias encarnaciones más, pero nada vuelve a ser lo mismo. Tras los primeros cincuenta o sesenta números, la magia de la saga se esfuma… Seguramente persiguiendo a Mike Grell, su creador.

    Durante estos más de cincuenta números iniciales, asistimos atónitos a toda una serie de batallas entre civilizaciones arcaicas, gobernadas por brujos y reyes esclavistas entre las que nuestro piloto, Travis Morgan, ejerce de liberador bajo el apelativo de The Warlord, el amo de la guerra, secundado por la princesa Tara y otros compañeros como Shakira, Machiste o Mariah.

    El arte de Grell combina la espectacularidad – son muy famosas sus double splash pages situadas en la segunda y tercera página de cada episodio – con el lirismo. Nos ofrece, además, un entorno fantástico perfectamente diseñado donde las selvas tropicales, la fauna prehistórica y las ciudades exóticas se despliegan con una generosa periodicidad y donde la eterna lucha por sobrevivir convive con la necesaria reflexión filosófica sobre la condición del ser humano y su paso por este planeta.

    Tras un primer arco argumental en el que la leyenda del guerrero venido de mundo exterior toma forma y donde la pareja protagonista formada por la princesa Tara de Shamballah y Travis Morgan consiguen liberar la tierra salvaje de Skartaris del yugo del sacerdote Deimos, rey de Thera, se produce un descubrimiento asombroso y Morgan regresa accidentalmente a la superficie. En su regreso a Skartaris descubre que ha perdido a su compañera y emprende una búsqueda frenética acompañado por la rusa Mariah y el manco Machiste.

    Mike Grell da rienda suelta en este comic book a todas sus influencias; desde el Prince Valiant de Hal Foster – incluyendo una escena en un puente donde Travis se encarga de retrasar a los enemigos para que Tara pueda huir – al Tarzán de Burne Hogarth; desde las novelas de Julio Verne como Viaje al centro de la Tierra hasta velados homenajes – y alguna puyita – al Conan the Barbarian que publicaba la competencia.

    La exuberancia gráfica de Grell, ayudado en las tintas por Vince Colleta desde el número 16, consigue que nos sumemos entusiasmados a tan manido argumento y sigamos fielmente las aventuras del coronel Morgan al menos hasta el medio centenar de episodios. Además de Colleta, el artista de Washington cuenta con el apoyo de los coloristas Carl Gafford, Elizabeth Safian o Adrienne Roy y de rotulistas tan míticos como Ben Oda y Todd Klein, entre otros.

    Por todo esto, y por otras cosas más que no me caben en este espacio, creo que esta saga se merece de una vez por todas de un buen recopilatorio. La verdad es que no sé a qué están esperando.

    Y LA ENCUESTA FINAL…

    ¿Pensáis que Barry Allen debería haber seguido muerto?

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    Nos vemos en 30 días.

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Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
7 junio, 2023 2:10

Byrne representa los 70? Los 80 querras decir…los 70 para mi es Neal Adams. Y si, los 90 puede ser Lee junto con Mc Farlane, para bien o para mal.

Enrique Doblas
En respuesta a  Dr Kadok
7 junio, 2023 7:49

Perdónanos Dr Kadok, se nos ha vuelto a escapar el… becariooooo!!! Castigado 4 días sin comprar tebeos!!

Pablo Menendez
En respuesta a  Enrique Doblas
7 junio, 2023 12:09

¡4 días es mucho! Puse que era de los 70 porque su etapa en la Patrulla es de esa época. Os compro lo de Neal Adams.

¡Levantadme el castigo plis! 🙂

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
En respuesta a  Pablo Menendez
7 junio, 2023 12:28

Nada! A los 4 días a leer Skate Man de Adams y Spiderman Año Uno de Byrne para completar el castigo y arrancarse los ojos.

Enrique Doblas
En respuesta a  Dr Kadok
7 junio, 2023 14:16

Tampoco hay q ser tan cruel 🙁

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
7 junio, 2023 3:59

Gracias por tanto Flushman!!

Enrique Doblas
En respuesta a  Dr Kadok
7 junio, 2023 7:50

Eso se lo debes a nuestro amado líder y flashníaco Metamorpho Gustavo 😉

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
7 junio, 2023 16:36

Sigo leyendo de a poco, excelentes las revisiones de clásicos e inéditos, mis favoritos del magazine. Que cosas locas en Brave & Bold y Warlord

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
En respuesta a  Dr Kadok
7 junio, 2023 18:13

Y Action Comics

Enrique Doblas
En respuesta a  Dr Kadok
7 junio, 2023 19:33

Muchas gracias!!

Jaime Sirvent
Jaime Sirvent
Lector
11 junio, 2023 23:51

Como siempre gran labor divulgativa del catálogo DC la que hacéis en el magazine.

Una pena que ecc no sea capaz de seguiros el ritmo y editar el Warlord de Mike Grell. No creo que sea algo que vayamos a ver aquí lamentablemente.

Lo dicho, gran sección. Saludos.

Mick Lor Van
Mick Lor Van
Lector
En respuesta a  Jaime Sirvent
12 junio, 2023 2:20

Totalmente de acuerdo en lo que a la incapacidad de ecc para editar clásicos se refiere pero en el caso específico de Warlord no está disponible ni en USA. Solo sacaron un tpb showcase, lo que supone b/n, hace la tira de años y nunca más se supo.

Si sacaran su Green arrow que sí esta en USA podríamos darnos con un canto en los dientes. Pero tirarían por el truco que tanto les está pirrando del crowdfunding.

Jaime Sirvent
Jaime Sirvent
Lector
En respuesta a  Mick Lor Van
12 junio, 2023 8:36

Ojalá sacasen ese Green Arrow,sería una gran noticia. Es una asignatura pendiente de la edición de DC en España.

Desconocía que Warlord no estuviese disponible tampoco en usa. Ahí evidentemente las posibilidades son nulas.

Drury Walker
Drury Walker
Lector
24 junio, 2023 19:59

Shadow de O’Neil… No lo verán mis ojos!