La Patrulla-X de Chris Claremont. 5ª parte (y final)

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En 1991 los mutantes quedan huérfanos de la persona que más los quiso y mejor los entendió: Chris Claremont
En 1991 los mutantes quedan huérfanos de la persona que más los quiso y mejor los entendió: Chris Claremont

El sueño ha terminado. ¿Qué puedo decir?”, cantaba John Lennon en la melancólica God. Quienes seguimos las andanzas de los mutantes en tiempo real (en el tiempo real de 1991) sentimos esa particular desazón con la noticia del despido de Chris Claremont, primero camuflado como “año sabático” para reponer fuerzas (¿Os acordáis?) A toro pasado, con el cinismo de los años, sabemos que solo era cuestión de tiempo. La Patrulla-X no le pertenecía, solo fue su albacea durante un período fecundo, irrepetible. Y la vida sigue.

Tal vez fuera entonces cuando muchos tomamos conciencia de la ingratitud de la industria del cómic. Frank Miller lo expuso admirablemente en un discurso de 1994: “No me extraña que muchos de nosotros nos sorprendiéramos al descubrir que 17 años de leal servicio y ventas espectaculares no sirvieron para que Marvel Comics sintiera un ápice de lealtad hacia Chris Claremont”. También Fco. Pérez Navarro, traductor, articulista y responsable del correo de lectores de la edición española, reflexionó sobre la disyuntiva creativo-empresarial, en unos términos más pragmáticos pero que tampoco dejaban lugar a la duda: “Nos hemos quedado sin Claremont”.

La noticia tuvo verdadero impacto. Hoy día, cuando se anuncia el equipo creativo de una serie, una vocecita interior nos susurra: «¿Cuánto durará?» Las cosas no eran muy distintas en la década de los ’80. Los autores iban y venían, y lo mejor que podíamos esperar, igual que hoy, es que pudieran llevar a buen puerto sus propuestas. Con una excepción: Claremont y Patrulla-X eran dos conceptos indivisibles. ¿Y por qué no? A fin de cuentas, muchos de sus seguidores habían nacido después de que Claremont hubiera empezado a escribir Uncanny X-Men (UXM a partir de aquí). ¿No es esa la definición de eternidad?

Compartimos un trozo de su imaginación y todos cambiamos un poquito. Aquí acaba nuestro tributo al alma máter mutante.

Todo lo que tiene un principio tiene un final: Uncanny X-Men#256-280 y X-Men 1-3

EN UXM#248 (Patrulla-X vol.1 nº 93 Forum), Jim Lee hace su entrada en la Patrulla-X en un número que tendrá especial significación para la serie, aunque entonces pasara bastante desapercibido en la vorágine de la época australiana. El episodio supone la irrupción de Nanny y el Creahuérfanos, personajes diseñados por el matrimonio Simonson en X-Factor#30, y la recuperación de Los Cosechadores, con refuerzos como Dama Mortal, una letal ciborg que se había enfrentado a Lobezno en un recordado número dibujado por Barry W. Smith (UXM#205). El líder de los Cosechadores, Donald Pierce, ex alfil blanco del Club Fuego Infernal, ahora convertido en enloquecido cazador de mutantes, fue el primer enemigo de Los Nuevos Mutantes, y responsable indirecto de la creación del grupo (en The New Mutants Graphic Novel, de Claremont y McLeod). La venganza de los Cosechadores por haber sido desahuciados de su cuartel australiano se apoderará del final de la etapa Silvestri, como vimos, y seguirá dando coletazos incluso más allá de la marcha de Claremont, cuando en un par de números Whilce Portaccio y John Byrne desbaraten lo levantado por Claremont en más de una década.

UXM#248 es también el primer capítulo de un inesperado giro en la vida de Tormenta que, como en muchas grandes historias, empieza con su (aparente) muerte. Ororo es abatida por un rayo de plasma de Kaos cuando trataba de evitar su rapto por Nanny y el Creahuérfanos. En el número anterior (UXM#247) nos habíamos quedado sin Pícara y, en breve, el equipo entero acabaría disgregado tras su paso por el Lugar Peligroso, la joya dada por Roma en pago por la victoria frente al Adversario en UXM#227 y que, según se explicaba a menudo, borraba la memoria para conceder una segunda oportunidad. Sólo Lobezno quedaría atrás, enfrentando sus propios problemas con el auxilio de Júbilo, la adolescente que adoptaría los colores de Robin, el sidekick por antonomasia. Esta saga de disgregación y renacimiento despertaría controversia en su día, pues dio lugar a varios ejemplares mensuales “sin Patrulla-X”, o con solo alguno de sus miembros, y coincidió tal vez con los estertores de Silvestri, quien se veía sobrepasado: las sustituciones eran cada vez más frecuentes, sus lápices cada vez más esquemáticos y desganados.

Pacheco homenajeando a Miller en la cubierta de la edición española de Actos de Venganza
Pacheco homenajeando a Miller en la cubierta de la edición española de Actos de Venganza

En tales circunstancias llega Actos de Venganza, una de esas jugadas editoriales para involucrar a las cabeceras principales en un evento destinado exclusivamente a sanear las cuentas de la compañía. La idea partió de John Byrne, entonces responsable de la familia Vengadora, y consistía en enfrentar a cada héroe o grupo de tales con alguno de los villanos carismáticos de la casa con quien nunca se hubieran cruzado. Vamos, algo tan brillante y original que solo se llevaba haciendo desde la práctica creación del Universo Marvel y que, en la Patrulla, Claremont había explotado abundantemente (Dr. Muerte, D’yspair, Belasco, Fantasmas Espaciales, Kulan Gath, Loki, Mojo, etc.). Claremont eligió al Mandarín, el archienemigo de Iron Man, aunque, claro, hizo trampa, para alegría de sus seguidores. El Mandarín no era sino el comparsa de una trama dirigida por La Mano (exportada del Daredevil de Miller) y su nuevo jefe, Matsuo Tsurayaba, que, además, suponía el primer paso en la recuperación del grupo que había atravesado el Lugar Peligroso. El turno le tocó a Betsy Braddock, Mariposa Mental, a quien Claremont -muy influido por Miller– convierte en una Elektra de su cosecha.

La transfiguración fue tan categórica que podría haber despertado las iras del aficionado si no fuera por dos peculiaridades: La primera es que la Mariposa Mental original no era el personaje favorito de nadie. Claremont había sido su creador (junto a Herb Trimpe) en las páginas de Captain Britain#8 y apenas había tenido repercusión hasta su incorporación a las filas de la Patrulla-X durante la Masacre Mutante, tras un par de anuales de prueba (The New Mutants Annual#2 y Uncanny X-Men Anual#10). Sin embargo, Betsy quedaba muy lejos del carisma de Tormenta o Pícara, incluso de Dazzler que -si no otra cosa- explotaba a conciencia su lado sexy. Mariposa Mental cumplía una misión esencial en la dinámica Claremont. El escritor se había acomodado y necesitaba los poderes psíquicos para coordinar sus escenas de grupo con “enlaces telepáticos”. Esta era la función de Betsy Braddock como Jean Grey de segunda división.

Pero la trilogía Actos de Venganza es recordada, sobre todo, por la puesta de largo de la joven promesa Jim Lee. El coreano, que había entrado en Marvel realizando Alpha Flight y algunas historias de relleno (por ejemplo, en Classic X-Men), había llamado la atención del staff gracias a su entusiasta labor en El diario de guerra del Castigador, ilustrando guiones de Carl Potts. En su primer contacto con los mutantes (el citado UXM#248), Lee seguía los pasos de Silvestri, pero en los UXM#256 a 258 (Patrulla-X vol.1 nº 100 Forum) adelanta varias de las características propias que le propulsarán a la cúspide del amor del fan, gracias al ayuntamiento entre la espectacularidad propia del cómic USA (las posturitas tipo Byrne o Buscema, los largos paneles tipo Miller o Adams) y la cinética del manga (en particular, Akira de Katsuhiro Otomo). Lee sorprendió con un estilo fresco y rompedor cuando la serie parecía presa de la inercia.

En realidad, un examen menos complaciente descubre en Lee a un estupendo prestidigitador que enmascara un secreto inconfesable: pese a tanto fuego de artificio, su narrativa es bastante plana, poco sutil y hasta confusa en ocasiones. Abundaremos sobre ello más adelante, cuando el artista tome posesión de la serie.

Prueba X-Men
Logan demuestra haber visto el Batman de Tim Burton citando al Joker de Jack Nicholson

Claremont aprovecha la inmejorable coyuntura para avanzar los puntos fuertes de la colección durante el próximo año: la reunificación de la Patrulla-X y el combate contra el Rey Sombra. Sobre lo primero, una ensoñación de Mariposa Mental durante su readaptación a asesina de La Mano sitúa paraderos y actitudes de los mutantes desperdigados; nada más resolverse Actos de Venganza, se irán retomando estas líneas, como veremos. Respecto al Rey Sombra, antes conocido como Farouk (UXM#117), responsable de la posesión de Karma en el final de la etapa Sienkiewicz en Los Nuevos Mutantes, Claremont plantea una de sus sagas-río, muy al rebufo de lo que hizo con Proteo, el hijo de Moira McTaggert, en los lejanos UXM#125-128, hasta el punto de que la crisis también tiene su base en la Isla Muir y recupera secundarios desaprovechados como Madrox, creado por Claremont (con John Buscema) para el Giant Size Fantastic Four#4 (1975), o Polaris. El Rey Sombra es ahora una especie de virus psíquico que se replica incansablemente convirtiendo en esclavos a quienes halla alrededor. Aparentemente, la primera en caer es la genetista Moira McTaggert, pero pronto le seguirán la hechicera Amanda Sefton, novia de Rondador Nocturno (en Excalibur en la época junto a Kitty Pryde y al hermano de Betsy, el Capitán Britania), Valerie Cooper, responsable de asuntos mutantes de la administración USA, o Legión, el hijo del profesor Xavier con Gabrielle Haller.

Actos de Venganza termina con el encuentro de tres hombres-X (Lobezno, Júbilo y Mariposa Mental), pero también, subrepticiamente, desencadena la búsqueda de Forja y Banshee del resto del equipo. En UXM#259 encontramos a dos de ellos, Coloso y Dazzler, ambos sin memoria. Peter Rasputin se topa en Nueva York con varios magistrados de Genosha (una trama que desembocará en Proyecto Exterminio), mientras empieza una carrera como pintor de éxito, obsesionado con una belleza morena que retrata a todas horas… y que terminaremos descubriendo que no es otra que Calisto, la ex jefa de los Morlocks, su rostro restablecido por los extraños ardides de Máscara. Alison Blaire, por su parte, aparece en la propiedad de Lila Cheney, la rockera mutante emparejada con Bala de Cañón (presentada en The New Mutants Annual#1, de Claremont y McLeod), lo que le permite retomar con cierta facilidad su vida anterior como estrella de la música. Lo veremos en el número siguiente (UXM#260), donde Claremont aprovecha personajes y situaciones de la Novela Gráfica Dazzler: The Movie, escrita por Jim Shooter y dibujada por Frank Springer y Vince Colleta. Ambos números están ilustrados por un Silvestri en magnífica forma.

Las últimas páginas de Silvestri como dibujante regular de la colección que lo lanzó a la fama (quiero decir: durante la primera etapa Claremont) pertenecen al UXM#261, un número de transición donde el trío comandado por Lobezno vive una escaramuza sin importancia con unos mercenarios apodados “Duro y los Cazadores”, algunos de sus miembros ya presentados en la serie del mutante de las garras de adamantium. En este punto resultan más interesantes las pequeñas piezas que avanzan tramas futuras que la historia principal. Estas subtramas son: la vuelta de los Morlocks, bajo el mando de Máscara; el Rey Sombra, repartido en dos frentes, la Isla Muir y la persecución de la Tormenta niña; los Magistrados de Genosha actuando impunemente en suelo norteamericano; y los Cosechadores, haciendo de las suyas en Australia. En breve se añadirán las enigmáticas andanzas de Lila Cheney por el espacio, lo que desencadenará una de las mejores sagas de esta era final.

El asunto Morlock será el primero en abordarse entre los UXM#262 y 263, los cuales también arrojan luz sobre el pasado misterioso de Forja y reintroducen a Jean Grey, la anterior Chica Maravillosa (entonces integrante de Factor-X) en la disciplina Claremontiana. También tenemos a un Coloso amnésico, que sigue adelante con su vida de artista, ajeno a los acuciantes problemas mutantes. En UXM#264, Forja y Banshee solicitan la ayuda de Factor-X para vencer a los magistrados de Genosha. Perjudica muchísimo la valoración de estas historias el ineficaz apartado gráfico, en manos de dibujantes como Bill Jaaska o Mike Collins, sin las tablas necesarias para una serie de esta envergadura.

A partir de UXM#265 recuperamos a Tormenta. Tras una misteriosa introducción en el planeta de la raza de los P!ndyr (tardaremos unos números en saber de qué va esto), vemos como la Ororo niña, residente en una ciudad de Illinois llamada El Cairo, reemprende su carrera como ladrona de guante blanco. La vigilan los ojos no de uno sino de dos enemigos letales: Nanny y el Creahuérfanos, a la sazón responsables de su complexión infantil, y, por supuesto, el diabólico Rey Sombra que, como es norma en Claremont, está obsesionado con la jinete de los vientos.

Prueba X-Men
Gambito, el ladrón cajún, gozó del favor del público desde su primera aparición

Gambito se presenta en UXM#266, creación de Claremont y Lee (aunque su primera aparición esté dibujada por Mike Collins). Gambito es un mutante misterioso con gabardina por encima de la licra superheroica, de quien no sabemos gran cosa más allá de que carga objetos (normalmente naipes de una baraja) con energía cinética explosiva y que se queda prendado inmediatamente de la niña Ororo, a quien ayuda a escapar de las garras de sus perseguidores. Gambito obtuvo en seguida el favor de los lectores. Es probable que Claremont lo tuviera reservado para relevar a Lobezno, a quien estaba castigando duramente y a quien pretendía matar si las altas esferas daban el visto bueno (cosa que, por descontado, no sucedió). Al final de este capítulo, Valerie Cooper, su voluntad dominada por el Rey Sombra, acude a matar a Mística. Un disparo suena mientras vemos el exterior de la vivienda.

UXM#267, final (transitorio) de la aventura de Tormenta y Gambito contra Nanny y el Rey Sombra, está dibujado al alimón por Jim Lee y Whilce Portaccio, los dos colegas que regirán el destino mutante en unos meses, primero con Claremont y luego sin él. Las páginas ofrecen una curiosa amalgama del estilo de ambos, con bastantes de sus virtudes y pocos de sus defectos: el resultado no es tan limpio como Lee ni tan sucio y caricaturesco como Portaccio. Se explica por fin (el misterio llevaba casi un año) como es que Tormenta ha regresado a la infancia, y que esté viva, ya puestos, pero la elucubración es francamente peregrina. Lo único a su favor es que ni el más inocente creyó por un segundo que Tormenta hubiera muerto y que la nueva situación estaba llena de intrigantes posibilidades.

Jim Lee regresa definitivamente en UXM#268 en olor de multitudes. Este es, por cierto, uno de sus mejores números y un favorito de su guionista, que lo escogió como uno de sus trabajos predilectos en los mutantes. La portada, con Lobezno, la Viuda Negra y el Capitán América, se volvió pasto de imitadores de la noche a la mañana. No se puede negar que tiene fuerza, también todas las constantes del estilo de Lee, que supedita cualquier criterio al impacto de la ilustración. Es fácil observar su incomodidad al dibujar pies, y el fondo, entre neblinas sin ton ni son, carece de perspectiva. Las figuras, rígidas pero potentes, con el físico estereotipado de los superhéroes (tanto que muchas veces parecen muñecos), obnubilan la atención del lector.

Prueba X-Men
Aunque celoso de sus «niños», Claremont también los mezclaba, a veces, con otros personajes populares del universo Marvel

El número es un atractivo homenaje a la película Casablanca (M. Curtiz, 1942), narrado en dos tiempos distintos, con el primer encuentro de los tres personajes de la cubierta durante la II Guerra Mundial (Sí, se lo que estáis pensando: la edad de Natasha Romanov no cuadra mucho, ¿verdad? Quejaros al “tiempo Marvel”). Vale que la trama es, por demás, anecdótica, aunque reapareciese La Mano, esta vez en alianzas con los gemelos Strucker, que andan por ahí sin propósito evidente, pero todo está narrado con bastante pulso y encanto.

El esperado retorno de Pícara, la primera en desaparecer tras el Lugar Peligroso, se produce en UXM#269. La mutante sureña, espectacularmente embellecida por los lápices de Jim Lee, a duras penas escapa de Los Cosechadores a la Tierra Salvaje, gracias a las habilidades robadas a Pórtico. Los poderes obtenidos de Miss Marvel (vuelo, superfuerza, invulnerabilidad) han desaparecido. El paso por el portal de Roma ha separado, al fin, las psiques de Pícara y Miss Marvel en dos cuerpos autónomos. Pero, como es natural, la cosa no podía ser tan fácil, más en esta colección. Solo uno de los cuerpos puede sobrevivir por sí mismo. La psique de Carol Danvers es sometida por el Rey Sombra y enviada contra Pícara. En el combate decisivo, interviene Magneto. Lee, como antes Cockrum o Byrne, entrega una imagen icónica del Amo del Magnetismo, como validando con ello su ascenso al trono de ilustradores mutantes. La plancha es una de las preferidas del dibujante de su paso por la colección.

Lee imprime su marca en la tira, unos usos que serán copiados hasta la saciedad, tanto dentro como fuera del universo mutante, hasta provocar el empacho. La composición de página se vuelve arbitrariamente dinámica. Por ejemplo: en UXN#268 las viñetas de marco más grueso se reservaban para la aventura que transcurría en 1941. Una distinción visual rápida y efectiva para separar pasado y presente. Sin embargo, en UXM#269 el recurso destaca viñetas o grupos de viñetas sin razón aparente, más allá del gusto de hacerlo. Por ejemplo, una secuencia en la que Pícara salta a un río de la Tierra Salvaje para bañarse. No hay una categorización por significado, sino que se trata de un subrayado visual más o menos caprichoso. Eso mismo puede observarse respecto del tamaño de las viñetas, sin una discriminación clara de acciones, lo que vuelve la página un formulario de rostros en distintas fases de acercamiento. La cosa de complica por la práctica imposibilidad de Lee de diferenciar entre términos de proximidad o lejanía, lo que hace los fondos genéricos y casi inexistentes y consagra el predominio de la figura como elemento narrativo.

Y, no obstante lo dicho, tampoco se puede negar que estos números (y los siguientes) son la mar de entretenidos. Por un lado, Claremont empieza a atar cabos como loco, recogiendo los frutos de casi un año de historias que iban quedando abiertas, y cerrando el ciclo en curso desde la “muerte” de la Patrulla en Dallas (UXM#227), la que se ha dado en llamar la “etapa australiana”. Incluso los nuevos misterios, también con raíces antiguas (como el Rey Sombra o la aventura espacial en ciernes: en UXM#269 Lila Cheney escapa de unos perseguidores entre quienes se encuentran los derrotados P!ndyr de capítulos atrás) parecen nacer con vocación de “arreglar” (tal vez sería mejor decir: “cerrar el círculo”) que de liar más la madeja. El escritor había ido puliendo los textos en su colaboración con Silvestri, abrazando nuevos modos como el diálogo sincopado entre varios bocadillos o las reflexiones convertidas en sueños para aligerar los globos de pensamiento. Las historias seguían siendo densas pero menos “literarias”. Y, gracias a Lee, los personajes lucían como nuevos dentro de los límites concisos del patrón superheroico.

Pícara salta del Lugar Peligroso a un sitio aún más mortal: la Australia de los Cosechadores

Pero la serie arrastraba lacras irresolubles, bastantes de las cuales fueron analizadas por el compañero Julio César Iglesias en la cuarta parte de este monográfico. De nombre, Claremont seguía siendo el patrón del barco, el timonel de la serie más vendida del mercado USA. En la realidad, cada vez era una parte más pequeña del engranaje franquiciador: Lobezno, Excalibur, Nuevos Mutantes, Factor-X, un sinfín de series limitadas y especiales como Ángeles Caídos, caían fuera de su radio personal de acción, pese a que la amistad que le unía a Louise Simonson, quien mantenía el respeto por las líneas maestras del patriarca, fomentara una quebradiza ilusión de unidad. Pero no era lo mismo. Antaño Claremont cruzaba a sus criaturas con resultados tan deslumbrantes como Las Guerras Asgardianas, donde comparten aventura la Patrulla-X, Alpha Flight y los Nuevos Mutantes por los entornos recreados magníficamente por Walter Simonson en Thor. Ahora asistimos a refritos de sagas míticas como Días del Futuro Pasado, revisitada pobremente en los anuales de la época, y crossovers como Inferno o Proyecto Exterminio, que servían, sí, para resolver conflictos de las series involucradas, pero que daban la impresión de durar el triple de lo debido, además de un claro desequilibrio en el interés de las tramas. Si nos fijamos, resulta que la parte más interesante suele ser la que escribe Claremont.

Las alarmas, de todas formas, habían saltado ya con la infumable participación de los hombres-X en otro de los líos anuales heredados de la política Shooter: el crossover Atlantis Ataca. Este es el primer ejemplar de la strip sin participación de Chris Claremont desde que tomara las riendas de la colección en 1976. Es, además, tan prescindible como ilegible, con un anodino guion de Terry Austin, más conocido por sus labores de entintador (aunque más adelante escribiría también bastantes capítulos de Capa y Puñal, por desgracia a años luz del creador del dúo, Bill Mantlo), que incluso ponía a hablar al aborigen mudo Pórtico. Claremont regresa para el anual de 1991, integrado en el mencionado refrito en cuatro partes de la legendaria Días del Futuro Pasado, titulada -no se abochornen- Días del Futuro Presente. Síntoma de lo que vengo diciendo, tres de las cuatro entregas están en manos del matrimonio Simonson. Un Franklin Richards adulto, brevemente resucitado para sabe Dios qué propósito, se pasea a lo largo de las cabeceras implicadas (4 Fantásticos, Nuevos Mutantes, Factor-X y Patrulla-X) en lo que viene a ser una burla involuntaria de su dramático referente. Lo único reseñable -y tampoco demasiado- es el buen retrato que Claremont (con la complicidad de Arthur Adams) hace de Rachel Summers, la nueva Fénix, aparcada en Excalibur en aquellos días. El anual también aprovecha para reunir a varias de las facciones mutantes escindidas, con vistas a su participación en Proyecto Exterminio, la saga llamada a poner orden en el asunto pendiente de Genosha.

Proyecto Exterminio. UXM#270-272, New Mutants#95-97 y X-Factor#60-62

Prueba X-Men

El germen de Proyecto Exterminio habría que buscarlo en el debut de la nación ficticia de nombre Genosha ubicada en la costa este de África. Su primera aparición data de octubre de 1988 en el cómic Uncanny X-Men #235 dibujado por Rick Leonardi con tintas de P. Craig Rusell, y obviamente con guiones de Chris Claremont. Lo que se presentaba como una isla paradisiaca en la que los humanos vivían en paz y armonía escondía un oscuro secreto tras tanto bienestar. Como la Patrulla-X pronto descubrió, esta prosperidad estaba construida sobre las espaldas de esclavos mutantes, propiedad del gobierno y obligados a trabajos forzados de por vida. En cuanto un individuo cualquiera manifestaba el gen mutante, entraba en escena el Geningeniero, David Moreau, quien se encargaba de borrar sus recuerdos, su particularidad, y convertirlo en un mero número al servicio del Estado. Casi sin quererlo, Madelyne Prior, Pícara y el resto de miembros-X se vieron inmersos en una reyerta que les llevaría a tierras Genoshanas y a encontrarse de bruces con la realidad política de dicha nación.

Meses después, Chris Claremont iría retomando el concepto de Genosha en pequeñas dosis: un par de súbditos Genoshanos escapados del destino que les esperaba por sus genes mutantes y que terminarían siendo ayudados por una Patrulla-X encubierta serían la gota que colmaría el vaso del gobierno Genoshano, que veía en el grupo mutante no sólo un peligro capaz de hacerles frente y derrocarles, sino también una ofensa en que aquellos seres que consideraban inferiores fueran tratados en suelo americano como héroes.

El gobierno de Genosha, azuzado por una figura en la sombra, decide actuar en suelo americano con el objetivo de capturar a la Patrulla-X y llevarla consigo para someterla a juicio -y reconvertirlos en mutados para su causa-. Con esta irrupción arranca el evento titulado Proyecto Exterminio que se extenderá por nueve números de las series Patrulla-X, Los Nuevos Mutantes y Factor X.

Con la Patrulla-X de vuelta a la ‘vida’ (recordemos que hasta ese entonces todo el mundo – incluso compañeros de otros equipos – los consideraban muertos en el combate que mantuvieron con el Adversario), todo parecía indicar que las aguas volvían a su cauce. Ororo y Jean manteniendo una distendida conversación en un café mientras se ponían al día de los cambios sufridos; los Nuevos Mutantes tratando de acostumbrarse a no ser ya los únicos inquilinos de la mansión X, y como no, Cable, defendiendo el interés de sus pupilos. Sencillamente, la calma antes de la tempestad que tardaría pocas páginas en desencadenarse. Magistrados a lomos de carros de batalla -que perfectamente podrían haber sido diseñados por Masamune Shirow o Katsuhiro Otomo- irrumpen en escena para convertir los jardines alrededor de la mansión Xavier en una cruenta batalla que se saldará con la captura de Ororo, Bum Bum, Rictor, Warlock y Rahne al quedar atrapados en la superficie tras sellar Ororo la trampilla y separarles del resto de compañeros, en los subterráneos del complejo. ¿Por qué actúa así la joven mutante? Entre los magistrados se encuentra Alex Summers, Kaos, como un aliado más del gobierno Genoshano, y Ororo decide conocer los motivos de este extraño cambio de bando. Muy caro le costará la apuesta. Los magistrados los apresan y los teletransportan a Genosha para llevar a cabo su juicio por crímenes de guerra.

Prueba X-Men

Por desgracia, los lectores españoles nos enteramos demasiado pronto de quien estaba detrás del gobierno Genoshano, quien había impulsado la actuación en territorio americano y quien, por ende, se la tenía jurada a la Patrulla-X y en especial a Arcángel. Y es que en el correo que acompañaba al primer número nos destriparon que esa figura en la sombra era nada más y nada menos que el difunto -o eso creíamos- Cameron Hodge, quien había sobrevivido a la amputación de su cabeza implantándola en un cuerpo cibernético. Eran los noventa y este tipo de resurrecciones colaban sin chirriar en exceso. El caso es que desde su aparición en el segundo número sentimos que de nuevo los mutantes estaban ante una amenaza de la que no podrían salir indemnes.

Como no podía ser de otra forma, rápidamente se organiza un grupo de asalto con el fin de rescatar a sus colegas, conocedores de lo que les sucede a los mutados cuando su gen despierta. El reloj corre en su contra. Este grupo de rescate está formado por Cable, Bestia, Cíclope, Jean Grey, Forja, Mancha Solar, Gambito, Hombre de hielo, Banshee y Arcángel. Mientras tanto, Ororo y compañía se las tienen que ver con Hodge descubriendo que su nuevo cuerpo le otorga unos poderes que le vuelven casi invencible. A la postre, tendrán que sufrir la conversión a mutados de dos de ellos, perdiendo sus recuerdos y pasando a ser meros esclavos del gobierno de Genosha, y para hacerlo aun más dramático si cabe asistimos a la muerte de Warlock, quien decide sacrificar sus últimas dosis de energía en el desbloqueo de la cerradura de la celda en la que estaban cautivos. “Amigomí” ha muerto, y con él uno de los personajes más inocentes, y más queridos de Los nuevos mutantes. Con él se cierra un ciclo que aún se acentuará más cuando, meses después, cambie el nombre de la cabecera a X-Force.

Aun recuperándose de las heridas infligidas en Australia por los Cosechadores, un mermado Lobezno, acompañado de Mariposa mental y de Júbilo, hará acto de presencia en el conflicto. Su captura por los magistrados y la consiguiente paliza a manos de Cameron Hodge lo dejará al borde de la muerte. Confinado luego en un calabozo, salta la sorpresa: Jean Grey también ha sido capturada junto con otros integrantes de la expedición de rescate. Jean será quien deba darle los primeros auxilios, en una de las escenas más recordadas del evento, con Logan sabedor de que quizás no haya un mañana para él y ambos dejándose llevar por lo que realmente sienten. Pocas veces -o ninguna, ni anteriormente ni en los años posteriores- hemos visto a Logan y a Jean comportarse con tal sinceridad, mostrando de forma desnuda y elegante sus sentimientos. Curioso que esta historia permanezca más en la memoria del lector por momentos como este que por la trama en sí.

La acción recorre los nueve capítulos in crescendo hasta llegar al clímax final, con todos los mutantes luchando a brazo partido contra Hodge. Se suceden las sorpresas al más puro estilo Claremont, con la explicación -a medias, y también al estilo Claremont- de la situación de Alex, la batalla previa de hermano contra hermano, y ¡como no! el encuentro de Hodge con su odiado Arcángel. A estas alturas no hace falta explicar cómo termina la conflagración, aunque más importante que el destino de Hodge es, sin lugar a dudas, la situación en que queda Genosha a ojos del mundo, perdido su halo de país idílico al revelarse su largo historial de fechorías. Posteriormente veríamos como Alex o Rahne permanecerían una temporada para poner orden, o como más tarde volverían a ser de nuevo protagonistas en manos de Grant Morrison, aunque esa ya es historia para otro momento.

Prueba X-Men

Dado que el evento transcurre entre las tres colecciones mutantes, los equipos creativos fueron los encargados de dichas series. En La Patrulla-X teníamos a los guiones a Chris Claremont con dibujos de Jim Lee, en Factor-X a Louise Simonson a los guiones y Jon Bogdanove como dibujante y en Los nuevos mutantes de nuevo a Louise Simonson a los guiones con dibujos de Rob Liefeld.

Ni que decir tiene que el apartado artístico en la Patrulla-X estaba perfectamente cubierto con un Jim Lee que ya despuntaba como uno de los mejores autores de la editorial americana. Su trazo detallista, su inventiva a la hora de tratar la tecnología o la pasión que desprendían las secuencias de acción lo convertían en el autor perfecto para este evento. Por desgracia, si Jim Lee era la perfección a la hora de dibujar a los personajes, su antítesis era Rob Liefeld: figuras desproporcionadas -esos tobillos imposiblemente finos-, esas caras en perpetuo crujir de dientes, esos peinados imposibles… Sorprende a estas alturas las excelentes ventas que cosechaba el autor en todos los proyectos en que se implicaba. Rob gustaba, es algo innegable, pero analizando estos capítulos lo cierto es que resulta del todo incomprensible su éxito. El tercer autor en liza, Jon Bogdanove, podríamos decir que estaba a medio camino de ambos: lo mismo ofrecía una página magistral que otra en la que su trazo estaba a la par del peor Liefeld, algunas caras desproporcionadas, escenas confusas, y aun así, fue el encargado de crear una atmósfera única para la mencionada escena de Jean y Logan en prisión, algo para recordar.

Proyecto Exterminio es una historia bien hilvanada, en una época en la que el lector aún no había sufrido un empacho por tanto evento sin sentido, una historia que sirvió para definir el presente y el futuro no solo de los personajes, sino de una forma de entender el universo mutante, algo que poco a poco se fue corroborando con el paso de los meses y los autores que vendrían para coger el testigo de Claremont como responsables de las tramas. ¿Es un mal cómic? Ni mucho menos, es hijo de su tiempo, con sus excesos, sus extensos diálogos, con algunos personajes sobreactuando a causa del efecto “años noventa”, una pequeña montaña rusa con varios clímax que emocionaron a los lectores de entonces pero que hoy quizás se leerían con cierto rubor.

A mi entender, la saga en Genosha puede ser cuestionable (¿he dicho ya que odio los crossovers?). Su primer número (UXM#270), en cambio, que sirve de preludio a la zapatiesta, ofrece varios puntos clave para el devenir inmediatamente posterior. Claremont parece sentirse cada vez más cómodo con la resurrección de Jean Grey, que hasta hacía pocos meses había esquivado todo lo posible, y volvía a tontear con ella, restableciendo lazos rotos desde el mítico UXM#137. Una conversación con la Ororo niña da carta de naturaleza a la atracción entre Jean y Logan, establecida retroactivamente en los complementos de Classic X-Men. Como es natural, el escritor abomina del trato infligido a Cíclope, uno de sus mutantes favoritos, por guionistas mediocres que lo hicieron abandonar esposa e hijo, y toma partido por la facción más débil, la pelirroja a quien tantas decisiones erróneas han llevado a una situación insostenible. Como otras veces antes, Claremont suelta por boca de Tormenta sus propias reflexiones sobre el rumbo de Los Nuevos Mutantes (hablando de Cable dice que “quizá no nos guste su estilo” pero que hay que aceptarlo). Además, en un par de páginas se deshace del admirador de Dazzler que había descubierto su película y trae de vuelta a la Tierra a Lila Cheney, pidiendo la ayuda de los hombres-X. Estas páginas (aviso) fueron eliminadas del volumen recopilatorio de Proyecto Exterminio y sustituidas por un berrinche de Bum Bum y Rictor sobre el uso de la Sala de Peligro de ínfimo interés.

El fin de Proyecto Exterminio aporta una ventaja encomiable: la reunión de los héroes. En UXM#273, especie de epílogo de la saga (y que en su momento fue publicitado porque Byrne dibujaba unas planchas -muy mediocres, eso sí- después de diez años de ausencia), Claremont dedica una página doble para recapitular los asuntos pendientes: la nueva Mano en Asia; el Club Fuego Infernal y los Morlocks en Nueva York; los Cosechadores en Australia; Zaladane en la Tierra Salvaje; Genosha; y los gemelos Strucker, que llevan haciendo de las suyas sin un propósito claro desde los tiempos del juicio de Magneto (UXM#200). Naturalmente, es un señuelo que el avieso Claremont lanza al lector para demostrar que no se ha olvidado de todo eso, porque sus planes son muy otros: la expansión del Rey Sombra, el giro de Magneto a posturas más radicales y la vuelta del profesor Charles Xavier, desaparecido desde UXM#200 (con alguna breve intervención en Los Nuevos Mutantes) a la escuela que fundó. Xavier andaba, supuestamente, de la mano de la emperatriz Lilandra en el Imperio Shi’Ar. ¿Y a quién tenemos recién llegada de distancias siderales? Exacto. Lila Cheney aparece de pronto en la Mansión y teleporta a un grupo integrado por Tormenta, Lobezno, Forja, Banshee, Júbilo, Mariposa Mental y Gambito.

Prueba X-Men
Magneto, Pícara y Ka-Zar se alían para frustrar los planes de Zaladane en la Tierra Salvaje

UXM#274, de nuevo con Lee en plenitud y la incorporporación de Joe Rosas como colorista habitual, sustituyendo a la más dotada Glynis Oliver, trae de regreso a Magneto y Pícara en la Tierra Salvaje, acompañados -¿alguien lo dudaba?- por Ka-Zar y Zabú y por el mismísimo Nick Furia en misión oficial de SHIELD. Entre este número y el siguiente se resolverá la situación de Zaladane, quien -recordemos- rebosaba poderes magnéticos desde que se los sustrajo a Polaris algunos capítulos atrás. Magnus, desencantado del camino de Xavier, toma su vieja senda plantando a Pícara, con quien había mostrado buen feeling mientras la chica carecía de sus poderes de absorción. No será lo último que sepamos del Amo del Magnetismo y sus nuevos (¿o habría que decir “viejos”?) propósitos.

Mientras, la aventura espacial va viento en popa. En UXM#273, Lila Cheney se lleva a los mutantes en uno de sus saltos teleportadores. En UXM#274 la Patrulla-X aparece en las garras de Ave de Muerte, la hermanastra de Lilandra, quien los captura por mediación de un ser tentacular inmune a sus poderes para encargarles una misión: ¡que maten al profesor Xavier! En UXM#275, un especial de 40 páginas y portada triple, Ave de Muerte y la Guardia Imperial es derrotada y la Patrulla-X se reencuentra con Charles Xavier, ausente de la vida de sus pupilos en las 75 entregas anteriores, convertido en Señor de la Guerra de los Shi’Ar. El especial tiene una distribución curiosa, como si originalmente fueran dos números concebidos por separado, tesis que se sostiene, además, en la labor de los coloristas: Joe Rosas se encarga de la parte central, la de Magneto y Pícara en la Tierra Salvaje, mientras que Glynis Oliver, en su último trabajo para la serie, prefiere los bloques del espacio. Hay que señalar que ambas tramas disponen de 20 páginas cada una, divididas irregularmente. El tebeo empieza con 14 páginas de la Patrulla-X con el enfrentamiento contra Ave de Muerte y el reencuentro con el profesor, sigue el bloque de 20 páginas donde Magneto derrota a Zaladane, y concluye con 6 páginas de fiesta en el Imperio Shi’Ar, destapándose la perfidia de Xavier, preludiando que las cosas no son lo que parecen. Habremos de esperar al siguiente episodio para descubrir que una variante de los Skrulls está infiltrada en el gobierno del Imperio y ha suplantado al mismísimo profesor-X.

El electrizante desarrollo puede distraer nuestro sentido crítico. UXM#276 contiene varias planchas memorables (pensemos en el soliloquio de Forja en el planeta de los P!ndyr), pero también una narración a trompicones que obliga a los protagonistas a decir en voz alta lo que sucede (p.ej.: la explicación del ataque de Lobezno o la repentina desaparición de Lila Cheney y Ave de Muerte). Tampoco está de más observar que, pese a la fama de Lee como dibujante de acción, la mayoría de las escaramuzas de este periplo espacial quedan fuera de campo, bien por montaje, bien por individualización de uno de los protagonistas, en demérito de la coreografía general. El rescate concluirá en UXM#277 (último número de la cabecera dibujado por Lee), con todas las explicaciones necesarias y el deber de volver raudos a la Tierra a poner en su sitio al Rey Sombra, quien lleva casi dos años haciendo y deshaciendo a su antojo.

Prueba X-Men
Una nueva formación viaja al espacio en busca del profesor Xavier, ausente de la serie durante varios años

Para los lectores, la colección había recobrado impulso -algunos incluso hablaban de un segundo renacer-. De puertas adentro, la situación, por desgracia, era más tensa. Lee no escatimaba elogios hacia Claremont, a quien llamaba “el Stan Lee de mi generación”, pero el caso es que, al igual que en el pulso entre Liefeld y Simonson (que ganó el primero y se saldó con la marcha de la segunda), el coreano tenía de su parte al Editor Jefe, Bob Harras, con los ojos como símbolos del dólar por la espectacular facturación del nuevo talento. Claremont se sentía cada vez más solo. Sus quejas (por ejemplo: los Skrulls no eran mencionados en el plot del británico; fueron un añadido de Lee) caían en saco roto. A ojos de la dirección, Claremont había dejado de ser “la pieza imprescindible” en favor del niño bonito que encandilaba a los fans. Tanto era así que, al igual que McFarlane en Spider-Man, Lee había recibido luz verde para un nuevo lanzamiento mutante, llamado simplemente X-Men, donde Claremont se limitaría a escribir los diálogos. Fue la gota que colmó el vaso. El escritor decidió liar el petate y abandonar la editorial.

El inmediato damnificado fue el hasta entonces cuidadoso desarrollo de la saga del Rey Sombra, que había generado una expectación importante, y que queda en agua de borrajas en cuanto Claremont se desentiende. UXM#278 aún cuenta con guion suyo (y los dibujos de un Paul Smith muy bajo de forma, nada que ver con Desde las cenizas), pero en el siguiente solo argumenta. Fabian Nicieza, un hombre de la órbita Liefeld, termina el número y se encarga por completo del UXM#280, el final del choque, tras un alto en X-Factor#69, donde se descubre que Mística había adoptado la apariencia de Valerie Cooper para infiltrarse en la camarilla del Rey Sombra. Las ramificaciones -que implicarán la reunión de viejos y nuevos alumnos de Xavier bajo un mismo techo- se cierran en X-Factor#70, un epílogo escrito por un Peter David a medio gas, colocando los juguetes para su simpática andadura en la serie remozada. Episodios aburridos, mal escritos y peor dibujados (por un Andy Kubert mutado en un seudo-Lee), con los personajes convertidos en caricaturas de lo que debieran ser. Claremont se había desvinculado de sus niños para despedirse por todo lo alto en la nueva colección. Tras tanta elaboración y desvelos fue una pena concluir así, con la sensación de un mero movimiento de fichas que preparase el ansiado lanzamiento de la segunda cabecera del grupo.

Chris Claremont dio el canto del cisne en X-Men 1 a 3, en el que pretendía fuera el último capítulo en la vida de Magneto, una explosión de fuego y gloria a la altura de uno de sus personajes más queridos. Los lectores, ajenos a las tensiones que habían desterrado al escritor de la franquicia que le debía su misma existencia, asistíamos al estreno de alto copete con una mezcla de sentimientos agridulces: por un lado, sabíamos ya del abandono del patriarca, lo que nos entristecía (yo mismo dejé la serie en el preciso momento de su marcha; cuando -años después- recuperé alguno de los números de Portaccio y Lee, con diálogos de Byrne, me felicité aún más por mi decisión). Por otro, la primera entrega, un número especial de 40 páginas, portada cuádruple, más extras, que había pulverizado las listas de venta alimentando el furor especulativo de los aficionados, era un espectáculo blockbuster de primer orden, donde a lo mejor las cosas no tenían demasiado sentido, pero todo estaba concebido para molar. Un nuevo principio para enganchar a las generaciones que no habían estado ahí desde el principio. Solo que en vez de un principio era un final.

Las cuatro portadas del cómic que -dicen- superó los siete millones de unidades vendidas
Las cuatro portadas del cómic que -dicen- superó los siete millones de unidades vendidas

Leída hoy, la trilogía muestra claras debilidades, fruto del precepto de introducir el mayor número de personajes y escenarios posibles en el menor número de páginas: Magneto, Genosha, los acólitos, Nick Furia, (casi) todos los mutantes que alguna vez habían integrado la formación (faltaban Longshot, Dazzler, los de Excalibur –Kitty Pryde, Rachel Summers y Rondador Nocturno– y los del Factor-X refundado –Kaos y Polaris-), el profesor Xavier otra vez en silla de ruedas (por culpa del Rey Sombra), la sala de peligro, el asteroide M, el viejo submarino ruso hundido por Magnus en UXM#150… Un no parar. A lo que habría que añadir los extras: varias imágenes de los mutantes de ayer y de hoy (incluidos sus enemigos más acérrimos). El nuevo y flamante título estaba pensado para el equipo liderado por Cíclope, de nuevo al frente del cosmos mutante, pese a lo cual Tormenta y los suyos no cedían protagonismo. Claremont tampoco puede traicionar la riqueza de un universo levantado a pulso mes a mes, año tras año, y en su despedida evoca temas de su primera época con Cockrum: aquel Magneto infante al cuidado de Moira McTaggert antes de la intervención de Erik el Rojo (UXM#104).

Si el primer número es una inyección de adrenalina, donde las peripecias parecen sumarse una encima de otra, el segundo echa el freno, obligado a las explicaciones de rigor, mientras que el tercero resuelve de forma más o menos previsible los cabos sueltos, a lomos de ese sentido de la épica que Claremont sabía insuflar en sus momentos más inspirados. El británico no habría querido salir así, con tanto por hacer, ni en aquel instante, con sus criaturas en la cima de la popularidad. Años después, con los nuevos aires llegados a la compañía, se embarcó en una suerte de extenso What If llamado X-Men Forever, donde recuperaba muchos de los conceptos dejados en el tintero, incluida la muerte de Lobezno, una vuelta de tuerca sobre Tormenta, la incorporación de Dientes de Sable, el parentesco de Mística y Rondador Nocturno o el regreso (fugaz) de Magik. Muchos de estos argumentos fueron también incorporados a la continuidad oficial por los guionistas que le sucedieron en la franquicia, rara vez tan afortunados como él. De hecho, tal vez el revulsivo más importante para las series llegara de la mano del escocés Grant Morrison, quien -aunque parafraseó muchas de las aventuras del patriarca mutante- dejó su mejor legado en algo por completo ajeno a los pensamientos del inglés: la relación de Cíclope con la Reina Blanca.

Aunque parezca mentira, con la perspectiva actual, en 1991 hubo lectores que se alegraron de la despedida de Claremont, alegando que la espectacularidad estaba asegurada gracias a los lápices de Lee y Portaccio, y las tramas, el drama y el conocimiento de los personajes quedaban a buen recaudo con el regreso del añorado John Byrne, co-autor de la era dorada del título. Desgraciadamente, quienes así discernían pasaban por alto dos hechos fundamentales: Lee y Portaccio se habían hecho tan fuertes que imponían unilateralmente su visión y método de trabajo y Byrne, tampoco un escritor particularmente talentoso, estaba en franca decadencia desde su vuelta a Marvel tras revitalizar a Superman en DC. El resultado fue un inmediato desplome de calidad (que no de ventas) y la espantada de Byrne a los pocos meses, corriendo la especie de que daba igual quien figurase como escritor de los hombres-X, pues el trabajo se hacía desde los despachos editoriales.

Aunque lo pareciesen, estos no iban a ser los peores enemigos de la franquicia mutante en los ’90

Chris Claremont, exiliado de la obra de su vida, quiso empezar de cero levantando un nuevo imperio en la competencia. Para DC creó los Sovereign Seven, triste refrito con ínfulas de sus años mutantes. En Image, respaldado por Lee y Silvestri, presentó un nuevo personaje, Huntsman, en las coordenadas de dientes apretados y “soy el mejor en lo que hago” de la década de los ’90. Ninguno de estos intentos (al igual que otros como Alien vs. Predator: Deadly Species o Superman & Wonder Woman: A quien los dioses destruyen) estuvieron a la altura de su fama. De estos años de sequía y fracaso tan solo podemos rescatar el espléndido volumen de Star Trek: Deuda de Honor, un sentido homenaje a las criaturas de Gene Roddenberry, con majestuosos lápices de Adam Hughes.

Claremont volvería a Marvel y a los mutantes, incluso haciendo piña con su amigo Alan Davis. Pero, ya se sabe, no te puedes bañar dos veces en el mismo río. El tiempo le había dejado atrás y quien fuera una vez el escritor más avanzado de la Casa de las Ideas arrastraba ya el marchamo de “vieja gloria”. Sus logros, sin embargo, desafían el paso del tiempo. La patrulla-X, en cualquier medio, no puede concebirse sin su extensa y fascinante aportación.

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Cybercontroller
Cybercontroller
Lector
28 julio, 2014 14:13

Yo empecé a leer comics precisamente con Xmen 1 aunque ya havia leido los primeros 7 numeros de excalibur (la cual ha sido para mi la serie mutante por excelencia) años antes, para mí no hubo ninguna bajada de calidad, ya que todo era nuevo y disfrutava igual con la etapa clasica de Claremont/Byrne como con la «saga» de australia o la epoca de Paul Smith.

David For President
David For President
Lector
28 julio, 2014 14:16

Espectacular el repaso que habeis hecho, de verdad.

Ahora toca o bien esperar un PDF con todo o bien maquetarlo uno mismo, pero tengo claro que esta currada que os habeis pegado la quiero tener en formato físico para los restos.

Enhorabuena, que os habeis superado.

Raúl López
Admin
28 julio, 2014 14:38

David de momento no inviertas horas en esa maquetación. Y aprovecho para soltar un sonoro aplauso a mis compañeros por el curro que ha sido este serial de artículos y a Javier por su coordinación. Visto desde dentro aun es más inmenso el trabajo que han hecho y las muchas horas que han dedicado creedme.

Antoine
Antoine
Lector
28 julio, 2014 14:54

Impresionante, otro artículo de primera.

Lo cierto es que cada vez que revisitado estos tebeos, los he disfrutado menos. El caso es que, siendo un crío, no me enteraba ya mucho de que iban y el lío era morrocotudo.

molon labe
molon labe
Lector
28 julio, 2014 14:56

Aqui fue donde yo me despedi de la Patrulla-X, empece a coleccionarla en el 4 de Forum y la deje a la altura del 126 (numero de Romita Jr) me emocione con la etapa de Jim Lee pero no fue suficiente… malditos 90.

Antoine
Antoine
Lector
28 julio, 2014 15:18

Se le pueden poner pegas a esta etapa, muchas, pero lo cierto es que, incluso en los peores momentos (y hubo números firmados por Claremont ciertamente horribles) el bajón llegó, no a los pocos números, al número siguiente. En X men fue aquel de Rojo Omega donde se vio que Jim Lee estaba ya en su salsa sin nadie que le parara los pies.

El cambio a ninja de Mariposa me pareció una chorrada ya en su momento, el personaje no tenía hasta ese momento mucha enjundia, pero tampoco es que lo tuviera espués como japonesita, eso sí, se podían hacer ahora poses molonas por un tubo.

Lo de Cameron Hodge ciborg era exagerado y grotesco, un villano de opereta en una historia que reclama otros antagonistas.

Juan Luis Daza
Autor
28 julio, 2014 15:23

Qué maravilla de especial en cinco partes le habéis dedicado a Claremont, me quito el sombrero.

Pd: Arthur Adams, Jim Lee, Marc Silvestri los amo a todos, no puedo evitarlo.

David For President
David For President
Lector
28 julio, 2014 15:29

Yo soy poco objetivo con lo que hizo Claremont en La Patrulla-X, principalmente porque si leo tebeos es gracias a él, pero creo que incluso en sus peores momentos había algo cojonudo que salvar. De hecho, hay cosas que en su momento me horrorizaron (el cambio de Mariposa, la etapa australiana) y que a posteriori me han acabado pareciendo giros muy chulos para seguir manteniendo viva una colección que quizás de otra forma habría caido mucho antes en la repetición de conceptos o directamente en el «comomolismo» que hemos visto en autores posteriores.

Pd: Oido cocina, Raúl. Una muy buena noticia.

Dultyx
Dultyx
Lector
28 julio, 2014 15:42

Claremont tuvo etapas para mi con bajones considerables, arcos que directamente me aburrieron, pero en mi opinión siempre volvía a remontar y además siguió dando historias que me molaban, como el Proyecto Exterminio o la muerte en teoría final de Magneto. Además, me sumo a David, la etapa australiana fue un cambio con el que me llevé las manos a la cabeza, pero luego me di cuenta de que fue para mejor, y la disfruté a posteriori, porqué en verdad no me gustó porqué era un cambio muy drástico, pero no ilógico, creo que estuve inmerso en la paradoja del aficionado de cómic en que por un lado dice que quiere evolución pero luego no quiere que le cambien demasiado los personajes, y eso fue lo que hizo Claremont, sus personajes evolucionaban, y te podía gustar más o menos, pero lo hacían, y eso es algo a reconocerle. En definitiva, aunque hay historias malas y otras buenas, debo reconocer que todas las épocas de Claremont las disfruté, es decir, no noté que los últimos años fueran una mierda, al contrario, me gustaron, solo unos años perdidos enmedio de los ochenta

En mi opinión, los números posteriores a la salida de Claremont no eran malos, de hecho me gustaron. Comparados con la época dorada estaban muy por debajo del nivel, pero a mí las historias que contaron me gustaron bastante, aunque siempre he dicho que soy de los noventa y por lo tanto no soy un opinador objetivo por decirlo de algún modo. Sin emabrgo, Rojo Omega me parece un buen villano con poderes molones, lo mismo para Matsuo, el nuevo look de Mariposa (que ya vino de antes y me parece una reconversión de puta madre, el diseño es buenísimo desde mi punto de vista con aquella melena echada para un lado aunque sin pragmatismo alguno para el combate y aquel traje ninja de baño con tiras en piernas y brazos que se prolongaba hasta las manos juntándose entre uno de los nudillos, o los cuchillos psiónicos).

Los X-Men me rayaron a finales de milenio, tardé más en decir «Están echos polvo», aunque hay cosas rescatables como la saga de Los Doce con la fusión entre Cíclope y Apocalipsis, porqué pareció la auténtica batalla final entre Cable y Apocalipsis y el cumplimiento de la profecía y la misión de Nathan desde que lo revelara a principios de década, dio sensación de avance. Aunque por aquel entonces sentí que también andaban bastante perdidos sin rumbo fijo

mespinpe
mespinpe
Lector
28 julio, 2014 16:30

Totalmente de acuerdo con lo que se comenta de la etapa australiana. Lo fácil era haber seguido 15 años con el rolleta de la etapa Byrne, pero para que la serie mantuviese atractiva hizo bien en hacerla tan orgánica y sometida a cambios constantes y situaciones distintas.
Muchos palos se le han metido a Disolución y renacimiento, pero fue una etapa bien digna, lo que pasa es que fue de una irregularidad en los dibujos que ríete de la etapa Morrison.
Para mi cuando todo se empezó a ir al garete de verdad fue en Proyecto exterminio, en el que Claremont-Lee hicieron un buen papel, pero los episodios de una ya desauciada L Simonson (fueron sus últimos números en Marvel) fueron soporíferos y de un dibujo lamentable (ese Liefeld…esas «tintas» de Milgrom a Bogdanove). Por no hablar de Cameron Hodge y de las situaciones forzadas por un Liefeld para poder montarse el chiringuito X-Force a su gusto.
Luego coincido en lo espuesto en el artículo con el final del Rey sombre. Patéticos los episodios de Nicieza, con lo bien que lo estaba hilando Claremont. E incluso en las tramas salvables del grand finale (lo del espacio y lo de Magneto) releído con cuidado vemos como Claremont no daba a basto parcheando los desmanes de Lee.
Y, sobre el post-Claremont, que por ahí alguno lo defencía, vamos hombre, lo de Rojo Omega en X-men era un coñazo de cuidado. Y lo del hermano de Coloso en Uncanny otro de no te menees. Sólo el primer número de Byrne-Portaccio en Uncanny me la pegó un poco. Pero quemaron todos sus cartuchos en ese número y luego el vacío.

Spirit
Spirit
Lector
28 julio, 2014 16:56

Esta etapa es una mierda y la patrulla x se debería de haber dejado de publicar tras la marcha de Byrne.

dhaldon
dhaldon
Lector
28 julio, 2014 17:05

Plas Plas Plas, aplausos para Javier Agrajofo, Raúl López y demás por esta currada de artículos y espero que se puedan desgastar pronto en PDF. Para quitarse el sombrero vamos.

Sobre lo dicho, desde la etapa australiana la Patrulla estaba de capa caída, se que me lloverán las piedras pero esa etapa me pareció un despropósito entonces y sin más hoy día, salvando los lápices de Silvestri y un par de cosas chulas como la crucifixión de Lobezno no hay por donde cogerla. Dicho esto, ya se que ahora está de moda jugar al punching ball con Lee pero leer sus cómics en ese momento fue una experiencia que quienes no la vivieran por cuestión de edad no pueden entender. Era increíble. Y estamos de acuerdo en que los editores (Harras, vamos) le malcriaron, pero tú lees los tres primeros números de X Men y disfrutas como un enano, entonces y ahora, yo tengo el tomo remasterizado que sacaron en USA y cada vez que me cabreaba con los X Men de Bendis le echo un vistazo para quitarme el mal sabor de boca. Que lástima que no hubieran seguido juntos ClareMontse y Lee, que Cómics con mayúsculas nos hemos perdido.

Por lo demás unas apreciaciones, a Gambito lo diseñaron Claremont y Lee, aunque fue Collins el primero que lo dibujó,o al menos eso dice Clemente en su libro.

Decir que Byrne, un tipo que ha tenido la mejor etapa de los 4F (con permiso de Lee-Kirby) la mejor de Superman y cosas como Alpha Flight o Namor «tampoco un escritor particularmente talentoso

dhaldon
dhaldon
Lector
28 julio, 2014 17:09

Sigo «tampoco es un escritor particularmente talentoso» me parece una sobrada.

Y una última puntualización, sin querer que se moleste nadie, decir «en loor de multitudes» es incorrecto, la forma adecuada según la RAE es «en olor de multitudes»

Y nada más, felicidades por el artículo.

Igverni
Lector
28 julio, 2014 17:30

ENHORABUENA POR EL SUPERCURRADO TRABAJO!!

Gracias a todos los autores y resto de zoneros implicados, que pasada!!
Raúl es genial que lo vayais a recopilar, merece ser guardado y releido con tranquilidad.

Respecto a Claremont, con sus luces y sus sombras, lo veo como a la selección Española de Fútbol. Una vez pasada la decepción del mundial, solo nos queda guardar un agradecimiento eterno por lo que han conseguido. Pues con Claremont igual, el comic de superhéroe americano no se entiende sin su figura, y durante muuuuchos años realizó un trabajo de altísimo nivel que disfrutamos todos.

Ahora bien, eso no quita que como indicais a modo de conclusión, recordando la horrenda «Revolution» y todo lo que vino después, debería haber pasado página y no haber vuelto. Una vez la magia se apaga ya no es posible recuperarla, pienso yo.
Y Marvel, que supongo lo sabe también, debería haberle nombrado Asesor de Asuntos Creativos, p.ej. de modo vitalicio, y así no ser necesario darle todos los trabajos de perfil bajo que le han ido encargando estos últimos años. Que la Editorial ganó mucho gracias a él, y se merece un retiro tranquilo y asegurado.

Saludos!

marcbret87
marcbret87
Lector
28 julio, 2014 17:59

Muchisimas gracias por este ENORME resumen en todos los sentidos. Poder disfrutar de estos articulos es un placer.

Debo reconocer que no he podido leer el final de la etapa de Claremont en X-men y, pese a los altibajos, tengo ganas de hacerlo. El resumen que se puede hacer de todo esto es que el britanico cogio una franquicia desahuciada en 1975 y la convirtio en la franquicia mas popular de la editorial.

Respecto a Byrne, pues bueno, a mi sus Cuatro Fantasticos me parecen buenisimos, si bien los otros trabajos suyos como autor que he leido no me han acabado de convencer.

frankbanner71
frankbanner71
Lector
28 julio, 2014 18:59

me uno a las felicitaciones por la currada que os habeis pegado con estos articulos(y de paso a los que habeis cubierto la comic-con buscando que no nos falte ni gloria para comentar).de cum laude lo vuestro,de verdad.

y,al cesar lo que es del cesar(cuantas veces habré pronunciado esta frase…y las que me quedan¡)pero si bien abomino que da gusto de esta última etapa,joder,anda que no me hicieron disfrutar ese número 100,y el número con el capi y la viuda negra.que recuerdos.

honorio76
honorio76
28 julio, 2014 20:43

Bueno, en primer lugar, felicitaciones por el trabajo realizado para rastrear el recorrido de los mutis con Chris Claremont.

Y segundo, sigo sin entender qué diablos le vieron (y aún algunos le ven) a Gambito. No sé, personalmente siempre me pareció un personaje sin gracia y un refrito de clichés encorsetados dentro de uno.

Terrific Lines
Terrific Lines
Lector
28 julio, 2014 21:07

La marcha de Claremont fue el principio del fin de las mejores historias y los mejores personajes que hayamos leído en cómics de superheroes. Los hay buenos, pero no hay nada a este nivel.

Si el número del Uncanny X-Men #250 se estuviera publicando ahora, nos haría flipar ahora tanto como lo hizo entonces. Una etapa que marcó una era, incluyendo guión, dibujo y color (ese pedazo de Joe Rosas y esas páginas de colores tan vivos que casi podías leer con las luces apagadas).

Para mi la Patrulla-X terminó en el X-Men #3. El resto son historias mejores o peores, pero esos personajes ya habían desaparecido.

Luego volvieron, no tan buenos pero algo reconocibles, en la etapa de X-Men Forever, que para mi es la continuación no-oficial de la Patrulla-X de Claremont.

Y Jim Lee espectacular.

Por otro lado, yo me hice la colección de los Sovereign Seven de Claremont y no estuvieron nada mal. Los últimos episodios eran bastante más flojos, pero desde el #1 de la serie ya estabas enganchado con los personajes, muchos de ellos réplicas casi exactas a sus X-Men (Indigo como Nightcrawler, Cascade como Storm, y Finale como Psylocke, principalmente). Sus historias tenían una sensación rara, al estar prácticamente recluidos, con el paso a veces de otros personajes de la editorial (aunque generalmente de forma símbolica, como el Batmobile). También pasaron personajes de la otra editorial, como un tal Logan (aunque, si no recuerdo mal, sólo vemos las botas, el puro, el sombrero y un «Snikt!» suelto).

Felicidades de nuevo por estos artículos. Grandes, como el autor y los cómics comentados.

AD
AD
Lector
28 julio, 2014 21:51

Felicitaciones (y muchas gracias) a los implicados en todos estos artículos, vaya curradón os habéis pegado.
Y enhorabuena por la cobertura de la SDCC también.

Y aquí otro que no le ve la gracia a Gambito, como decía el prof. Loki, un Longshot de segunda.

Antoine
Antoine
Lector
28 julio, 2014 22:58

No recuerdo muy bien la verdad, pero lo lanzar cartas fue más tarde ¿no? al principio Gambito cargaba un palo o algo así.
No recuerdo donde leí que Gambito podía parecer muy molón, pero al final era un pobre hombre que, antes de dormir, se pasa media hora separando los ases de las veinte barajas.

A mí, desde que lo ha cogido David en Factor X, me empieza a caer mejor el Cajún.

Antoine
Antoine
Lector
28 julio, 2014 23:29

Exacto, supongo que la idea de las cartitas sería de Lee (por lo menos parece su tipo de idea «molona»), pero como la primera aparición la dibujó Mike Collins no tuvo en cuenta el detalle.

Daniel Gavilán
28 julio, 2014 23:45

¡Currazo! Me sumo en los halagos a los compañeros. Podría sumarme a soltar algún que otro chascarrillo también sobre el extraño devenir de Mariposa Mental, lo que hicieron con Hodge tras el magnífico final que tuvo X-Factor y otras movidas similares. Pero lo que no se puede negar es, como decís, que fue la última guinda para una de las etapas más grandes del cómic americano de superhéroes.

Solo viendo las dos imágenes finales de Jim Lee, queda constancia de todo el plantel de superhéroes y grandes villanos a los que habían dado forma los X-Men en aquellos veintitantos años desde su origen. Pocas franquicias pueden presumir de lo mismo

Alejandro Ugartondo
Autor
29 julio, 2014 0:07

Qué recuerdos!! Yo empecé con los mutantes con el X-Men número 1 y flipé en colores con él. El número 3, con la muerte de Magneto me pareció un colofón perfecto para el personaje y para el guionista. Inocente de mi, me molestó que a los pocos números recuperaran a Magneto para aquella saga: Atracciones fatales.

Me sumo a las felicitaciones para los responsables de esta serie de artículos por el excelente trabajo realizado repasando la larguísima trayectoria del guionista en los mutantes.

dhaldon
dhaldon
Lector
29 julio, 2014 1:15

Gambito molaba y mucho, lo que pasa es que después de irse su creador, Claremont que no se nos olvide, que lo diseño Lee pero sus poderes, actitud, personalidad y trasfondo lo estableció el patriarca mutante. El problema es que se largo y lo dejo en manos de Lobdell y los que siguieron que lo convirtieron en un cliché, si hubiera tenido

dhaldon
dhaldon
Lector
29 julio, 2014 1:18

Puto teclado, sigo:

El problema es que se largo y lo dejo en manos de Lobdell y los que siguieron que lo convirtieron en un cliché, si Claremont hubiera tenido tiempo de desarrollarlo, como los años que tuvo con Lobezno hoy la apreciación del personaje sería muy distinta.

Dultyx
Dultyx
Lector
29 julio, 2014 1:36

Bueno, Gámbito es un personaje que no sé qué profundidad han querido darle, pero que a mi personalmente me ha despertado las siguientes sensaciones. Aviso de que es largo de cojones XD

Gámbito tiene un sentimiento de culpabilidad constante que lo lleva a tener actitudes algo autodestructivas consigo mismo. Es alguien con sangre fría y calculador, por muy apasionado que sea, sin embargo, en ocasiones toma decisiones temerarias, sobretodo por lo visto en sus series regulares. Eso parece propio de alguien autodestructivo más que de alguien impulsivo cuando se ha visto que en más de una ocasión ha salvado el equipo, su vida o la de alguien por algo que había robado o preparado con antelación, es decir, podría hacer las cosas de formas más preparadas y calculadas, y sin embargo muchas veces se lanza al vacío.

En segundo lugar, tiene una debilidad con las mujeres, pero no creo que sea solo porqué es un mujeriego, ya que está debilidad no solo es desde un punto sexual, sino que también puede expresarse como una relación fraternal. Ororo cuando es convertida en niña adopta ese rol de hermana menor, y X-23 más o menos también, y hasta con Júbilo tiene unos momentos antes del X-Men #1. Es decir, que dentro suyo existe una faceta familiar que contrasta de lleno con su forma de ser despreocupada y sin ataduras, una contradicción más pero coherente, porqué los seres humanos no somos sino un cúmulo de contradicciones que nos hacen no irreales sino complejos. La razón podría ser más de una. Quizá la ausencia de un rol maternal, debido a que fue criado por su padre adoptivo solo, o quizá ver cadáveres de niños, padres y madres en las cloacas durante la Masacre Mutante, o quizá porqué él mismo es huérfano y aunque tuvo una familia se identifica de algún modo.

En tercer lugar, es una persona que en mi opinión usa tácticas de evitación. Cuando se casa con Belladonna y su cuñado lo reta a un duelo a muerte y gana, es obligado a exiliarse. Su reacción es buscarse la vida como ladrón viajando y seduciendo mujeres, como si no le importara. Yo lo entiendo como una forma de huir de lo sucedido, y de aceptar un tren de vida que te imposibilita pensar en lo que has hecho porqué ya suficiente tormento son las noches en las que no sale y no le queda más remedio que dormir, momento en el que no puede escapar de sus remordimientos. Esa decisión le trae más problemas, porqué la evitación conlleva que no analice bien lo que hizo mal o lo que podría haber hecho mejor, y sigue repitiendo errores a cada cual más grave, como la chica a la que enamora y usa para arrebatarle una pieza muy preciada y que Dientes de Sable mata, o cuando se ofrece como conejillo de indias por Mr. Siniestro para que lo ayude a controlar sus poderes, o cuando la Masacre Mutante, o cuando secuestra a la bebé mesías para salvar a Pícara, o cuando acepta ser un jinete de Apocalipsis para asegurarse de que no coge a un villano y no ponga resistencia alguna. Son acciones sin pensar, impulsivas y por supuesto horribles, algo que nuevamente contrasta con la personalidad calculadora y cínica de Gámbito.

En cuarto lugar, además de evitación usa tácticas de evasión. A mayor remordimiento, mayor el estímulo evasivo. Necesita de acciones, aficiones o gustos que le provoquen un entretenimiento y placer tan alto que le permita seguir adelante. Uno de ellos sería el sexo, que explicaría porqué cada dos por tres cambia de pareja, y el otro sería ser ladrón, el sentirse vivo después de cometer robos grandes y meritorios, puesto que él disfruta mucho robando. Es decir, que son dos cualidades que aunque siempre estuvieron de adolescente, podrían haber venido reforzadas a raíz de su sentimiento de culpabilidad.

En quinto lugar la actitud que tiene podría ser una coraza de cinismo que él mismo se ha construido porqué si se vuelve emocional todos los errores cometidos se le agolparán encima y lo destrozarán. Gámbito ha tenido momentos chulescos, arrogantes y fanfarrones, peor los ha combinados con otros sinceros y tiernos, no solo con Pícara sino también con Ororo o hasta Laura.

En sexto lugar, las dos mujeres que ha amado tuvieron relaciones complicadas. Se casó con Belladonna para sellar la paz a una guerra encarnizada de siglos entre Asesinos y Ladrones, para luego enamorarse de ella y terminar siendo exiliado por asesinar al cuñado de esta en una pelea justa, es decir, él mismo que debía ser la salvación, resultó ser la condena, y cuando logró enamorarse de ella, tuvo que separarse. Y cuando se reencontraron, ella murió trágicamente entre sus brazos. Pícara tenía el problema de sus poderes, que no podía tocarla de ninguna forma. Luego también lo exprimieron demasiado convirtiéndolo en algo cansino sus idas y vueltas, pese a que como pareja me gustaban mucho.

En séptimo lugar está su expiación inalcanzable. Gámbito sabe que ha destrozado muchas vidas, y el único momento en el que se siente libre, es cuando sirve como mártir para salvar el planeta, ansioso de morir finalmente por una causa honorable. Él desea morir si con ello salva a mucha gente, no quiere vivir longevamente, quiere morir por algo y por alguien, porqué cree que los demás merecen ser salvados, pero no él mismo, y además puede compensar la gente que ha muerto por su culpa, y así dejará de sentir dolor.

En octavo lugar, es una persona que se divierte con los juegos, no solo de cartas, sino aquellos que implican picardía, engaño y estrategia. En cierto modo, lo mantiene vivo, activo, es una persona con mucho pensamiento lateral. Sabe pelear y es diestro en combate cuerpo a cuerpo y a distancia, pero cuando disfruta de verdad es cuando “tima” al otro, como un pequeño placer culpable. Aquí guarda una diferencia primordial respecto Lobezno. A Logan le encanta pelearse con los puños, sin armas, a mano limpia, a lo Bud Spencer, a Gámbito no, él disfruta las peleas cuando implican ese punto de sorprender, de hecho, Gámbito a lo largo de los años ha usado una infinita variedad de objetos como arma arrojadiza, y muchas veces no era únicamente para herir a alguien sino para buscar una distracción o una vía de escape.

En noveno lugar es un solitario no solo por elección, que también, sino por creer no ser digno de formar parte de un grupo de personas que se juegan la vida día sí día también por un mundo que los teme y los odia, el acto más sincero de ayuda desinteresada. Es un aspecto en el que Lobezno también coincidiría.

Y en décimo lugar está la parte oscura, aquella que reúne todo lo que ha sufrido y toda la vergüenza que acumula por sus lamentables decisiones, y que la convierte no en agresividad pasiva contra si mismo sino en activa contra los demás. Gámbito ha matado más de una vez y podría volver a hacerlo si es que no lo ha hecho ya, además de sentir impulsos vengativos capaz de más aún, y después de ser jinete de Muerte de Apocalipsis, más aún.

En undécimo lugar, el hecho de que tenga tantos secretos ocultos más las mentiras que haya podido decir, que vuelve a mostrar más vergüenza que celosía a su intimidad, muestra que es un personaje que te puede salir con cualquier cosa, lo que le da un plus de misterio e imprevisibilidad, faceta característica suya, pues así es como juega, a ser más imprevisible que el contrincante.

En duodécimo lugar muestra un miedo al compromiso, no solo con atarse con cada persona con la que se ha acostado, sino porqué con Pícara ha tenido problemas para mantener su relación, y en algún determinado momento se lo ha saboteado él mismo, al no contarle la verdad y por lo tanto no confiar en ella ni darle la oportunidad de saber a quien estaba eligiendo, y alguna que otra ocasión más. Las razones podrían ser varias, que no quiere atarse, o que no se siente suficientemente digno de nadie, o que teme que sufran como toda la gente que ha estado con él prácticamente.

En treceavo y último lugar, frecuentemente deja a la Patrulla-X para cometer robos importantes por su cuenta, al parecer necesita de esos momentos. Puede ser que los X-Men sean algo demasiado grande para él y necesita volver a algo terrenal, o que tenga miedo de estar olvidando su pasado y quien fue, y que por eso sea superhéroe por las mañanas y ladrón por las noches, por mucho que robe solo museos o ricos. Tiene una mentalidad romántica sobre lo que hace, y por lo tanto también de su familia, por eso creo que en cierto modo los esté honrando cuando comete estos robos, aunque también puede ser que se traten de compulsiones controlables pero con extremado esfuerzo propios de una cleptomanía, además de una absoluta falta de consideración al sentido de integridad de la propiedad de su parte, característica frecuentemente rpesente entre atracadores, ladrones y anti-sociales. De hecho, es una de las áreas en las que se puntúa más alto en los tests de personalidad factoriales cuando se mide la antisociabilidad, el área del derecho a la propiedad y el reconocimiento de este. Gámbito constantemente trampea y roba, sea a modo de burla, sea provisionalmente para luego devolverlo o sea para quedárselo y venderlo, porqué esa es otra, lo que roba lo deja relativamente rápido, bien porqué lo vende, o bien porqué lo consume.

Me he enrollado mucho y repito que es posible que lo que he dicho nadie más lo vea y que ni siquiera los guionistas se lo hayan planteado, pero vuelvo a decir que el personaje me despertó todo eso en mí y otras muchas más que ahora a bote pronto no alcanzo a recordar, y para mí al fin y al cabo lo importante no es la intencionalidad con la que lo escriben sino lo que logran despertar subjetiva e individualmente en cada persona.

Dultyx
Dultyx
Lector
29 julio, 2014 1:39

Y se me olvidaba felicitar por el currazo tremendo, es increible los artículos que sacáis semana tras semana y día tras día, es un placer seguiros

PhoenixFive
PhoenixFive
Lector
29 julio, 2014 4:25

Alguien arriba definió muy bien lo que significa Claremont al comic, «Si a mi me gusta leer los tebeos es por Chris Claremont y sus mutantes», podrán decir que tal o cual etapa fue la mejor o peor, pero lo único que nunca se podra negar es que en sus 17 años había evolución en los personajes (algo que tanto se pide por los aficionados en esta web)

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
29 julio, 2014 6:27

Pues unirme a los que en loor u olor (tanto monta monta tanto) de multitudes os aclaman y felicitan.
No es para menos.

Respecto a mis lecturas de los X-Men o La Patrulla-X, debo decir que todo este último capitulo ya sobrepasa mis conocimientos. Yo me quedé en «La caida de los mutantes», etapa que años después pude recuperar en su totalidad ya que la 2ª Biblio Marvel de los Hombres-X llegó precisamente hasta el final de esta saga, el 228 usa.
A partir de ahí, alguna cosa más suelta, pero ya sin completar etapas y dejándolo todo inacabado por mi parte. Cosas de la vida que no traeremos aquí a colación. Por otro lado, tampoco me pareció demasiado bueno lo poco que leí de toda esta última etapa del Patriarca y el comienzo de Jim Lee como artista de la serie. Comparándolo con todo los años anteriores, Cockrum, Byrne, Paul Smith, Romita Jr., Barry W. Smith o Marc Silvestri, lo percibí más bien flojo en tramas o, por contra, ya todo demasiado liado y complicado para mi. Las comparaciones son odiosas, claro.
Pero repito que no estaba yo muy entonado entonces ni muy metido en el mundillo para poder dar ahora una opinión totalmente imparcial de aquellos comics, o de los pocos que llegue a leer. Ahora, de ahí a aseverar, como he leído más arriba, que:
«Esta etapa es una mierda y que todo se tenía que haber acabado con la marcha de Byrne de la serie»,
Hombre, me parece un poco heavy, no?
Y más teniendo en cuenta todos los nombres citados unas líneas más arriba que firmaron, junto a un Claremont a gran altura, etapas autenticamente maravillosas y ya clásicas de los mutantes. Vamos, digo yo…
Como tampoco me parece de recibo decir en el articulo, ay ay ay, que Byrne no es un escritor/guionista «particularmente talentoso» (esto último debo decir que me ha hecho pupa)
Hombre, hombre, por San Elvis Bendito…

Rockeros Saludos

flashpoint
flashpoint
Lector
29 julio, 2014 6:53

La etapa de Claremont y Lee fueron algo fuera de serie. Cambiaron al comic para siempre.
El guión vertiginoso, el dibujo hiperrealista, el color maravilloso.

x-ternon
Lector
29 julio, 2014 8:26

Enhorabuena por esta serie de artículos. En su momento esta etapa ya no la leí, no porque decidiera dejar de malgastar mi dinero sino porque ya no me llegaban los tebeos a los quioscos donde solía comprarlos, muy poco tiempo después descubrí las librerías especializadas pero ya me había desenganchado, de todos modos la serie me iba dando cada vez más pereza desde algún punto de la etapa de Romita jr, tal vez desde lo de Nimrod o la masacre mutante.
En cualquier caso creo que tiene mucho que ver con la edad y cuando empiezas a leer tebeos de supers, los de principios de los 80 aborrecemos esta etapa, en cambio para los de principios de los 90 es la leche aunque a mi no me van a convencer; parece que cada generación tenemos nuestros referentes.
A Gambito le tengo la misma manía que le tiene Jorgenexo, es la unión de lo peor del noventerismo con la decadencia de Claremont.

ParkerLewis
ParkerLewis
Lector
29 julio, 2014 11:00

Buenas,

Me ha encantado el artículo y estoy casi al cien por cien de acuerdo con lo expuesto en el artículo. Sólo quería hacer constar que me ha sorprendido negativamente la abundancia de faltas de ortografía en el artículo y en los comentarios de los lectores.

– «obnuvilan» en lugar de «obnubilar»
– «havia» en lugar de «había»
– «disfrutava» en lugar de «disfrutaba»
– «están echos polvo» en vez de «están hechos polvo»

Por favor, cuidad la ortografía del español, no es tan difícil.

Un saludo

dhaldon
dhaldon
Lector
29 julio, 2014 16:52

@Dultyx: Yo te le leído, tranquilo 🙂 vaya currada, a mi me gusta Gambito pero en mi vida me ha hecho plantearme tanto como te ha hecho a ti.

@Javier Agrafojo: A mandar!

Franz
Franz
Lector
29 julio, 2014 17:37

Nada de lo que posteriormente leí en Marvel por parte de C.Claremont alcanzó el nivel de sus Xmen de aquella época. La edad de Natasha fue un tema prohibido durante un tiempo, despues lo arreglaron diciendo simplemente que tenía alguna formula que retrasaba su envejecimiento (algo que no aprovecharon en la segunda pelicula del Capitan America y que bien pudieron hacerlo).
Por que en España le llaman Patrulla X a los Hombres X? Nunca lo comprendí…

frankbanner71
frankbanner71
Lector
29 julio, 2014 18:28

bueno,franz,aún puede ser peor.

a daredevil le llamaban dan defensor.por lo de aprovechar las dos d.

ya.lo sé.no preguntes.yo tampoco tengo respuesta.era una epoca algo extraña.

dhaldon
dhaldon
Lector
29 julio, 2014 18:55

Mi teoría es que en aquella época «X Men» sonaba a chino, que el conocimiento del ingles en esos años era nulo, y poner «Hombres X» en portada en un momento en que se daba la explosión de salas X y publicaciones porno en los quioscos podía hacer confundir al publico potencial, asiq ue tiraron por el camino de en medio 😛

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
29 julio, 2014 19:07

jorgenexo
29 julio, 2014 de 11:32
– «…calificar algunas de las obras que se ha cascado como autor completo (sus 4F, su Alpha Flight, su Hulka, sus Next Men, su Superman, incluso sus Hidden Years, su Namor, su Omac…) como procedentes de un guionista “correcto sin más” es quedarse un poco corto ¿no?
– «…sin el paso de Byrne por la colección (tanto dibujando como en sus aportaciones argumentales), dudo que hubiéramos llegado la 5ª parte (y final) de La Patrulla-X de Chris Claremont»

A las 11:30, cuando Jorgenexo respondió lo señalado más arriba a Mr.Agrafojo, el cual estaba contestando a un comment previo mio, un servidor estaba en brazos de Morfeo después de una dura noche apatrullando la city.
Y sin querer entrar de nuevo en discusiones ni disputas, que ya sabemos que el temita este es delicado en ZN,
como bien apunta Mr.Agrafojo, solo quisiera añadir que lo comentado por Jorge lo podía haber dicho yo más alto, pero no más claro.
Dicho lo cualo, me retiro a la cueva otra vez, a seguir preparándome el equipo para esta noche, reiterando, eso si, mis felicitaciones a todos los Masters de ZN que han hecho posibles esta serie de articulazos.

Rockeros Saludos

l rodriguez
l rodriguez
Lector
29 julio, 2014 20:27

«la primera entrega, que había pulverizado las listas de venta, era un espectáculo blockbuster de primer orden, donde a lo mejor las cosas no tenían demasiado sentido, pero todo estaba concebido para molar»

Vamos, lo que sigue haciendo Marvel actualmente tanto en comic como en cine y de los que muchos babean pero no admiten que el modelo es practicamente el mismo que se inventó en los 90 porque es guay criticar los 90 y a Jim Lee y Gambito

Dynamo
Dynamo
Lector
30 julio, 2014 9:00

Parece que llego tarde, por estar muy liado no he podido leer antes este extraordinario artículo que pone la guinda a los cuatro precios. Así que seré escueto.
1- enhorabuena a todos los que han hecho posible este repaso de la etapa Claremont. Extraordinario trabajo.
2- esta etapa apenas la llegue a leer, me estaba bajando del carro mutante.
3- Gambito a mi sí me gustaba, el que no me gustaba era Longshot.
4- gracias a Chris Claremont por hacer que mi hermano se iniciará en los comics y a través de ambos iniciarme yo.

Brian al que llaman Brian
Brian al que llaman Brian
Lector
30 julio, 2014 9:55

En primer lugar, enhorabuena por el articulazo, gente. Estupendo.

Sobre los X-men de Claremont, pues enganché en un kiosco del barrio hace muchos, muchos años el mítico Patrulla-X nº8 y desde aquel día sigo enganchado a este universo…

Yo despotriqué en su momento de la última época Claremont, después de la caída de los mutantes sólo me gustó la época de Australia, Genosha no me hizo gracia, y los números en que se recuperaba a la Patrulla no me terminaban de convencer. Pero Lee insufló vida (no es santo de mi devoción, que conste) y Claremont pareció venirse arriba y nos dejó los números de la Tierra Salvaje, la saga de los Shiar, el número de Lobezno, Viuda y Capi… incluso cuando la chispa parecía estar abandonándole nos obsequió con grandes historias.
En aquella época yo aún no tenía mucho criterio pero curiosamente dejé de comprar X-Men en el nº 10, es decir, sin asociarlo directamente a la marcha de Claremont algo en mi joven mente ya me hizo abandonar aquello que había dejado de ser lo que era.

Sobre Gambito, Claremont hizo que molase, tuvo sus momentos como cuando derrota a Lobezno en la sala de peligro con aquel famoso “Bang, estás muerto” mientras Júbilo lloraba en la cabina de la sala dibujado por Michael Golden. Aquello sonó a relevo generacional. Luego se pasaron intentando hacer híper molón al cajún.

Lee era espectacular pero junto a aquella camada Imaginera hizo mucho daño al comic. Eso sí, tiene números memorables pero para mi gusto siempre se le parece atribuir más mérito en estos que a Claremont.

En cuanto a Byrne, me cansa oír y leer que la mejor patrulla es la de Byrne, al igual que decía antes con Lee, se le quita mérito a Claremont y parece que todas las ideas buenas de su trabajo conjunto fueron de Byrne… ahora me lloverán palos pero a mí me gustaba más la Patrulla de Claremont y Cockrum, como dibujante siempre me gustó más. Cierto que con Byrne hubo sagas míticas pero de ahí a decir que Claremont vivió de las rentas… pues oigan, en las etapas de Paul Smith, Romita Jr., la segunda de Cockrum, etc. podemos encontrar historias estupendas, ¿o también usó argumentos de Byrne durante los años que éste no estuvo en la serie…? Una cosa es que acabasen como el rosario de la Aurora pero no se le puede negar el mérito.

Para mí el fin de los X-Men debería haber sido la caída de los mutantes… pocas veces he visto un cierre de historia tan redondo, tan épico… una vez le dije a un amigo que se quería enganchar a los mutantes que si sólo compraba hasta ahí tendría lo mejor y podría hacer como que no existía nada más después.

Ah, yo habría destacado más el número de la crucifixión de Lobezno homenajeando a la de Conan, ese número me parece brutal en todos los sentidos…

Si bien es cierto que no empecé a leer tebeos por Claremont como dicen por ahí arriba, sí es cierto que lo sigo haciendo en gran medida por él. Un GRANDE de la historia del comic.

Truvor
Truvor
Lector
30 julio, 2014 10:35

Claremont, con su manías, altibajos, famosos cabos sueltos, etc, es, para servidor, el responsable directo y principal de la mejor etapa jamás escrita dentro del género de los superhéroes.
Podemos debatir que si Byrne, que si Cockrum, que si Fenix Oscura, o la etapa australiana, o lo que queráis. Personalmente, me encanta la etapa de Silvestri, babeé con Jim Lee como el que más, y me gusta el cajún, el episodio de Lobezno crucificado es absolutamente mítico. Eso ya va en gustos, pero lo indiscutible es que Claremont era el arquitecto de todo ello y no existe dentro del género nada que se le pueda comparar. Para mí, vaya.

Gracias por estos artículos, me he sentido como un cochinaco en una charca. Y doble alegría al saber que tenéis planes para recopilarlos.

Brian al que llaman Brian
Brian al que llaman Brian
Lector
30 julio, 2014 11:03

Estimado jorgenexo, pisemos el freno porque:

1) ¿dónde has interpretado de mi comentario que te aludía?
2) No te aludía, por dejarlo claro.
3) Podría haberlo explicado mejor pero me refería en parte a declaraciones del propio Byrne a lo largo de los años en las que parecía atribuirse los méritos de lo de Claremont haciendo parecer que el otro se llevaba méritos que no le correspondían y que vivía de las rentas.

Espero quede aclarado.

Saludos

Dultyx
Dultyx
Lector
30 julio, 2014 11:54

Gracias Dhaldon XD A veces puede ser que le busque demasiado el trasfondo a los personajes, será desviación académica quizá XD Una de sus mejores cualidades fue la evolución de sus personajes como otros han remarcado. Ni Rondador, ni Logan, ni Ororo, ni Scott, ni Piotr ni Kitty fueron los mismos al inicio de la etapa que al final de la misma, sobretodo en el caso de Lobi, que su evolución es constante, pero también de Kurt, tras el paso del Todopoderoso y dudando de su fe, o Piotr cuando mata a Marea, su primer asesinato, o las inseguridades de Kitty más su relación difícil con Coloso debida su diferencia de edad, u Ororo los cambios que sufre, hay que recordar que al comienzo se creía una diosa , y a mediados de los ochenta su personalidad difiere mucho de la altanería que tuvo hasta entonces, o Scott, que con Claremont al mando tuvo muchas experiencias, viajes y modificaciones, aunque sutiles pero no por eso menos importantes, de su personalidad

Brian al que llaman Brian
Brian al que llaman Brian
Lector
30 julio, 2014 12:15

Toda la razón del mundo Dultyx, y además de la evolución de cada personaje una de las cosas que más me gustaban de Claremont era que cada uno tenía su voz propia, sus frases típicas, sus dejes y tics… ahora muchas veces lees un comic y si fuese posible no mirar los dibujos sería imposible saber quién «habla», con Claremont sabías quién decía cada frase en todo momento.

Dultyx
Dultyx
Lector
30 julio, 2014 13:16

Eso es muy cierto Brian, pienso que se ha perdido en bastantes ocasiones (que no siempre esa idiosincracia). Es cierto que podía asignarse un rol a cada personaje. Ororo la mujer fuerte, Logan el chico malo, Cïclope el líder, Rondador el bromista, Coloso el bonachón… pero no quedaban limitados a ello. Al margen del rol que desempañaban, Ororo era Ororo (su claustrofobia, su liderazgo, su voluntad de mujer férrea de fuertes convicciones, el preocuparse por los demás, su espiritualidad), Rondador era Rondador (sus bromas, sí, pero también sus dilemas internos, el saber que no era igual a los demás, el sentir ese rechazo más que los demás, el luego aceptarlo, el romanticismo de las pelis de piratas que le gustaban) y así con los demás. Como tú dices y ejemplificas, esa profundidad más allá de que uno tuviera un papel dentro del grupo, hacía que podías saber sin ver el dibujo que ese diálogo no pertenecía a Spiderman o la Bestia, sino a Rondador. Que ese diálogo, no pertenecía a la Cosa ni a Nick Fury, sino a Lobezno. Que ese diálogo no pertenecía al Capi o a Reed Richards, sino a Cíclope. Así que coincido mucho contigo

Brian al que llaman Brian
Brian al que llaman Brian
Lector
30 julio, 2014 14:46

jorgenexo, si estás siendo sarcástico muy bien. Si no, pues no es una forma muy elegante de evitar lo de «no me voy a meter en otra gilipollez de discusión»… por no mencionar el hecho de que juzgues la racionalidad de alguien en base a sus gustos personales, ¿te suena lo de «para gustos hay colores»? No a todos nos tiene que gustar lo mismo que a ti ni lo que te gusta a ti ha de sentar cátedra ni ser mejor que lo de los demás.
Te repito que mis comentarios no iban por ti, si tú te los quieres tomar como algo personal allá tú.
Aquí cada uno expresa sus opiniones y pensaba que se respetaban todas, ya veo que algunos no lo hacen.

Dultyx, suscribo punto por punto tu comentario, efectivamente, a pesar de ser personajes cliché con un rol definido como los que comentas, cada personaje tenía su voz propia, sus inquietudes, su vida propia… gracias a Claremont a muchos nos interesaba más lo que pasaba en la mansión o en sus vidas privadas que lo que pasaba cuando estaban dándose de tortas con los malos.

Brian al que llaman Brian
Brian al que llaman Brian
Lector
30 julio, 2014 19:34

jorgenexo, nada que disculpar, todo lo contrario, discúlpame tú a mí, después de lo de «¿Pero quién coño dice eso?»; » no me voy a meter en otra gilipollez de discusión»; «no me entendéis o leéis lo que os sale de los cojones.» debería haber sabido que estabas de vacile.
Insisto, disculpas.
Saludos.

Louontherocks
Louontherocks
Lector
31 julio, 2014 7:03

Y es que el secreto de los buenos tebeos de superheroes es que cuando no se estan zurrando pasen cosas, que tengan vidas como las personas normales, problemas personales vanes, como la gente normal, acercandolos mas al lector. Para mí este es el principal motivo de que muchas series estén perdiendo lectores, ya solo tenemos superheroe porque la identidad secreta ha dejado de serlo.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
31 julio, 2014 12:53

Lo primero es lo primero. Felicitar y dar la enhorabuena a los autores de estos cinco artículos por el tremendo repaso a los X-Men de Claremont. Y agradecer, como no podría ser de otra manera, el esfuerzo y el currazo que os habéis pegado para hacernos este regalazo.

Por lo demás… Para mí, los X-Men (o Patrulla X) son esto; esta larguísima etapa de Claremont. El resto, bueno, hay cosas que están mejor, otras peor, otras que tienen su punto y otras que son una puta mierda, pero nunca me han llegado tanto como lo hicieron en manos del Patriarca Mutante.

Y es que, más allá de picos y valles en la calidad de las historias o de si se entendía mejor con tal o cual dibujante, lo mejor de estos mutantes de Claremont es que (como ya habéis comentado algunos), al margen de las mallas, de los colorines, de la fantasía, de los superpoderes desbocados, el inglés nos contaba historias de personas. No era sólo la aventura lo que enganchaba, sino lo que le ocurría a los personajes. Y estos no dejaron de evolucionar en todo el tiempo que duró la estancia de Claremont en la serie, que no fue poco. No sé si habrá muchas etapas que puedan equipararsele (en cuanto a calidad/duración), se me viene a la cabeza el Hulk de PAD pero, ahora mismo, ninguna otra.

redarrow884
Lector
1 agosto, 2014 4:25

que recuerdos! Yo pude recien leer esta etapa alla por el 96 cuando pude viajar a los Estados Unidos y me volvi loco con las tiendas de comics del lugar. Compre tanto como pude pagar y entre esos comics estaba el Xmen #1.

Como me fascinaron los dibujos de Lee, el «trajecito» de Psylocke y sobretodo Magneto. Recuerdo que tuve el leve conocimiento de que estos eran los ultimos comics de Claremont, pero siendo sincero no senti su partida totalmente hasta despues de la saga de Omega Red y Wolverine (estoy seguro que Mr. Claremont tiene que haber dejado algun cimiento que luego recogieron Lee y Byrne)

Uncanny xmen era otra cosa. El comic era casi imposible de leer, odiaba los dibujos de Portacio (otro que nunca entendi como llego a ser considerado como estrella del comic en su momento) y sentia que el equipo de tormenta le faltaba algo mas. (mejoro cuando JR jr. ingreso com dibujante).

Nunca he leido un Magneto como el de Claremont, sobre todo esa etapa en Savage Land y luego en Xmen. Era el Magneto perfecto, ni heroe ni villano. (Lobdell intento copiar el exito de Claremont tratando de darnos un trato similar a Magneto con mediano exito)

Muchas gracias por todos estos articulos, pero en mi parecer falta que reseñen la segunda etapa de Claremont con los mutantes alla por el 2000 (uncanny, xmen y xtreme)

saludos.

redarrow884
Lector
1 agosto, 2014 4:28

Cierto, alguien mas quiere tanto como yo que compilen todas estas reseñas en un super documento como hicieron con superman??? Seria increible.

Saludos desde Ecuador.

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
1 agosto, 2014 4:37

redarrow884
1 agosto, 2014 de 4:28
-«Cierto, alguien mas quiere tanto como yo que compilen todas estas reseñas en un super documento como hicieron con superman??? Seria increible.

Saludos desde Ecuador»

+1!!! pero vamos, ya!!! 😉
Rockeros Saludos desde BCN, Catalunya

j1n0u
j1n0u
Lector
1 agosto, 2014 7:09

Preguntas para ustedes en ZN, Entonces, ¿Classic X-men es valido? ¿qué tan bueno puede ser un argumento si necesitas justificar tú historia en retrospectiva?

Daniel Gavilán
1 agosto, 2014 11:46

– Se cambia todo lo de Jean Grey para introducir lo de la fuerza Fénix en continuidad y justificar la fechoría de la resurrección PERVIRTIENDO completamente el significado de las historias originales.

En otras te puedo dar la razón, Javier, pero en esta para nada. De hecho, lo que hizo Claremont fue reconducir el tema del Fénix para que volviera a tener sentido después de tropelía que cometieron con ella en los Cuatro Fantásticos de Byrne. Y encima dando pie a relatos tan inspirados como el del primer encuentro entre la pelirroja y el Fénix o su partida a la Habitación del Blanco en Rojo

Arturo Porras
1 agosto, 2014 11:54

«Classic X-Men es una chapuza indefendible. Personalmente, desaconsejo huir de ella como de la peste. Por muchísimas razones. »
No puedo estar más de acuerdo. Para mí con el material original lo tienes todo
Enhorabuena por el genial artículo. Ha sido un trabajo brutal recopilar toda esta etapa de Claremont, de cinco estrellas

Daniel Gavilán
1 agosto, 2014 12:41

Es que me temo que te saltas un paso y el contexto, Javier:

1) Saga del Fénix Original: Jean es Jean, y el Fénix la evolución natural de sus poderes. Claremont se ve obligado a matarla en la Zona Azul de la Luna tras convertirla en una de las heroínas más grandes de todos los tiempos. Byrne a los lápices, Shooter da la orden para castigarla por la desfachatez de ser una mujer con poder y pasarse a la dieta de los espárragos con pollo Sh’iar.

2) Cuatro Fantásticos: John Byrne y Roger Stern confabulan con la ayuda de un joven Kurt Busiek para saltarse el edicto de Shooter y traer de vuelta a Jean Grey. ¿Su plan? Jean fue suplantada por un impostor malvado tras lo del proyecto Armagedon, la Jean verdadera permaneció oculta en el fondo de la Bahía de Jamaica y quien murió fue el «fantasma del espacio». ¿Conclusión? La superhéroina más grande de todos los tiempos se convierte en una farsa para recuperar a la Jean discreta de Roy Thomas.

3) Clasic X-Men + Inferno + Etc: A Chris Claremont se le hinchan dos o tres venas en la cabeza. Desde entonces, todo su empeño es dejar claro que Jean y el Fénix son la misma persona sorteando dos importantes problemas: a) Byrne la había recuperado dejando claro que Fénix era una impostora, y b) Jim Shooter mantenía lleno el cargador, y no quería ni oir hablar de que Jean y Fénix fueran la misma persona.

Lo que siguió fue un arduo encaje de bolillos en el que a Claremont le costó sudor y esfuerzo imponer su versión del asunto y dejar claro que Jean y Fénix eran la misma persona por mucho que hubieran ejercido como entidades separadas (marcándose una suerte de «santísima trinidad» en Inferno, en la que las «tres Jeans» quedaban unidas como una sola).

Si lees todos las historias contenidas en el Classic, se ve perfectamente que la intención de Chris era dejar bien claro que Fénix era tan Jean como la que estaba en el fondo de la Bahía de Jamaica, habiendo relatos tan explícitos como el que se ambienta en el pasado en la orfandad de Cíclope (con Jean sintiendo un flamígero destino en el horizonte) o en el que la pelirroja se reune con el constructor de mundos.

Lo que dices de dos entidades separadas no fuer cosa de Claremont, sino de Byrne. Y Chris ha estado batallando contra ello hasta el punto de que -en cuanto volvió a tomar las riendas de los mutantes- lo primero que hizo fue reunificar del todo a Jean y el Fénix sin discrecciones de ningún tipo, algo que puede verse tanto en su etapa a finales de los noventa como su trabajo recontando los planes originales que tenía antes de su marcha en X-Men Forever

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
1 agosto, 2014 12:57

Bueno; yo sigo a lo mío. Entre que lleva unas semanas con unos horarios de lo más errático y que estos días apenas puedo escaquearme lo suficiente en el curro para poder lerchear a gusto, casi tengo que hacer los comentarios a plazos.

Esta última etapa de Claremont no es de las mejores (evidentemente), pero a mí tampoco me desagrada. En realidad, podrá gustarme alguna más que otra pero desagradarme no me desagrada ninguna. Claro que, por otra parte, a mí me cuesta diferenciar por etapas toda esta primera estancia del inglés en el título. A ver. Soy capaz de hacerlo si lo pienso fríamente. Si la divido por dibujantes, por ejemplo. O de una forma similar a la que conforman estos cinco artículos. Pero, en realidad ( y para mí) es un todo; un único bloque. Sí; a veces el apartado gráfico varía mucho de una época a otra; a veces impera más un tipo de atmósfera o de temática, pero tampoco hay grandes rupturas ni elipsis, ni cambios drásticos de enfoque. La progresión de los personajes y de las tramas es tan… orgánica… es la palabra que se me ocurre; tan fluída, que supongo que le pega más el término ese de novela-río.

A lo que iba, que me pierdo… Tardé en empezar a leer a los mutantes. No sé por qué. No me llamaban la atención. Tampoco recuerdo cuál fue el primer tebeo de los muties que leí (además, tengo una memoria de mierda). Sé que fue en la biblioteca y que lo más seguro es que fuesen de la época australiana y algún que otro Classic X-Men. Lo que sí fueron estos números es ser parte de los primeros tebeos que me compraba. Y, la verdad, me gustaron y disfruté como un cochino. Luego, ya fui conociendo otras etapas anteriores (aunque nunca me la leí entera de un tirón hasta el coleccionable) y ya fui colocando cada cosa en su lugar.

Y si, tras la Saga de Fénix Oscura, Jean Grey debió permanecer muerta y bien muerta, lo mismo vale para Magneto tras el final de los tres primeros números de X-Men. Fue un momento de lo más digno y una muerte gloriosa (con tremendo monólogo incluído) para otro de los personajes que más había crecido y evolucionado en manos de Claremont.

En cuanto a lo de Classic X-Men. Yo, es que la primera vez que lei esas historias fue ahí. Y será que le tengo cariño pero el caso es que los cambios tampoco me parecen tan traumáticos. También es verdad que, una vez leidas las historias originales sin los añadidos, te preguntas ¿qué necesidad había de esto si ya estaba todo contado de puta madre?. A día de hoy prefiero leerlas sin los añadidos pero, vamos, tampoco me importa demasiado. Eso sí; lo que es una mierda es lo que hicieron en el coleccionable. O metes el material o no lo metes, pero ponerlo unas veces sí y otras no (y en ocasiones dejando escenas a medias, como lo de Moses Magnum, que te empiezan a meter el añadido del origen vinculado a Apocalipsis y al pasar la página, ¡paf! te dejan sin el resto).
Lo mejor de los Classic son las historias de complemento. Sobre todo las dibujadas por Bolton.

«La etapa de Claremont y Lee fueron algo fuera de serie. Cambiaron al comic para siempre.
El guión vertiginoso, el dibujo hiperrealista, el color maravilloso.»

Yo fui de los que, en su momento, flipó con Lee. Se venía, además, de unos números muy flojos de dibujo y la llegada del coreano fue increíble. Joder, anda que no aluciné con los números de Actos de Venganza. Lástima que lo que parecía que iba a ser un dibujante de la hostia enseguida se acomodara y se destapara como poco más que unos vistosos fuegos de artificio.
Pero, oye, para gustos colores.
Ahora, de ahí a decir que el dibujo de Lee es hiperrealista… Hiperrealista es, si acaso, el Segrelles de El Mercenario. Jim Lee es, en todo caso, detallista, si tomamos por detallismo el llenar todo de rayitas muy aparentes (y que dan una sensación estupenda de dibujo curradísimo) pero que no aportan nada.

j1n0u
j1n0u
Lector
2 agosto, 2014 7:00

Me interesaron los personajes por otro medio (series de televisión) y seguí con el impreso, y siempre, por recomendación, referencias y otros, hablaban maravillas de Claremont, y cuando lo leí me pareció, bueno no era lo que esperaba.
He podido leer casi toda la historia de los X (material original, reimpresiones, classic) en tres idiomas distintos hasta hoy en día, de hecho según aprendí ingles por el amplio catalogo que existe.
Pero Claremont, sólo, no puedo digerirlo. Otros escritores por lo menos sabes que son malos y entonces no esperas nada. No concibo como un autor pueda ser tan contradictorio de una década o otra.

Daniel Gavilán
2 agosto, 2014 10:54

Daniel, vale que Claremont -vía emanaciones y otras monsergas (como que Fénix actuó así porque Jean hubiera actuado así, etc)- trató de arreglar el asunto, pero -insisto- si no ves una diferencia sustancial entre que un personaje esté muerto o esté vivo

Hombre, diferencia hay

Pero también la haya entre encontrarse con un problema y ser responsable del mismo.

Y Chris, habiéndose encontrado un marrón de dos pares de narices, se las ingenió para crear una gran historia. Porque relatos como del que habla Jorge (en el que los pensamientos de Jean llenan el vacio y vamos viendo como una figura humana hecha de luz va cobrando forma, como un lienzo en planco que se va llenando viñeta a viñeta con sus propias ideas) debe estar entre lo mejor que haya escrito Claremont en toda su vida.

Así que tampoco veo como se puede considerar a los Classic una chapuza, cuando cogió una cosa que estaba mal y la devolvió a buen puerto.

Antes de Classic X-Men a Jean la habían castrado de la parte más importante de su historia. Con los Classics, la recuperaba, junto a su naturaleza como divinidad dadora de vida que perdió por culpa de Byrne. Así que -al menos en ese aspecto- si hay que hablar de chapuzas creo que donde hay que mirar es al número de los Cuatro Fantásticos, porque lo de Claremont fue un trabajo de chinos en toda regla, y no creo que se le pueda culpar por ponerse a arreglar el jarrón desde los pedazos que le habían dejado, en lugar de esconder los pedazos bajo la alfombra como si lo de Byrne nunca hubiera pasado.

Si uno prefiere ignorar por completo que a Jean la resucitaron en los Cuatro Fantásticos, quedarse con que que murió en la luna e ignorar todo lo que siguió en X-Factor, Inferno y demás, basta con quedarse con los números originales, puesto que los Classic tampoco tuvieron nunca el objetivo de invalidarlos como para culparles por ser consecuentes con una continuidad anterior a ellos, y de la que nunca fueron responsables

redarrow884
Lector
10 agosto, 2014 2:03

uno de los primeros comics que pude leer de xmen fue X-men: Lost Tales. Que no era otra cosa que una nueva edicion de classic X-men. Consegui 2 numeros en los cuales entre algunos, me gustaron y me siguen gustando una historia perdida de Sean Cassady y Black Tom, Tambien una historia que cuenta como fue que Mesmero capturo a los X-men antes de aquel numero de X-men #112. Tambien hay una historia muy emotiva entre Kurt y Logan en la que el ultimo reta a Kurt a pasearse por el pueblo sin usar su image inducer, y finalmente una hisoria muy buena que se centra en Colossus y como se enamora de una bailarina. Los dibujos los proporciono John Bolton. En esa epoca pensaba que estas mini historias se trataban de comics antiguos de xmen de los cuales no habia sabido hasta la fecha, seria varios años despues que descubriria que serian fill ins.

saludos.

Turbiales
Turbiales
Lector
4 septiembre, 2014 14:56

Reflejo de la epoca en que deje de comprar comics de manera «regular» (Alguna colección me hago, pero ni muchisimo menos como antes). Era un X-Zombie hasta que llegó esa epoca.. y teniendo en cuenta que era casi lo unico de marvel que me leia el batacazo de calidad, de argumentos que no casaban con lo anterior y hacia los propios personajes estaba a la orden del dia… Cuando Lee abandonó los X-Men ya habia llegado a la conclusión que no valia en absoluto la pena.