Estamos todas bien

El heroismo cotidiano de las abuelas.

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Edición original:Salamandra Graphic
Guión:Ana Penyas
Dibujo:Ana Penyas
Color:Ana Penyas
Formato:Cartoné, 112 Páginas
Precio:17€

 

Es que historias de amor hay muchas pero de abuelas no.

A pesar de todos los premios que ha recibido durante el año 2018, he ido aplazando la lectura de Estamos todas bien de Ana Penyas ya que sabía que era una historia que me iba a remover un montón de recuerdos de mi abuela, pero al final al igual que le sucede a Peynas al hacerlo, el mejor homenaje que le puedo hacer es leerlo, y acordarme de ella. Fue la obra ganadora del X Premio Fnac-Salamandra Graphic, lo cual permitió su edición por parte de Salamandra Graphic. Además es la última ganadora del Premio Nacional del cómic y le sirvió a Ana Penyas para ganar el premio a la autora revelación del Salón del comic de Barcelona.

Ana Penyas es una ilustradora e historiestista nacida en el año 1987 en Valencia. Estamos todas bien ha sido su debut en el cómic de formato largo tras colaborar en el fanzine Arròs negre. Además de como historietista tiene una carrera en paralelo como ilustradora. Su trabajo en este campo se ha podido ver en Barlin Libros, Libros del Zorro Rojo, Mil razones, Libros del K.O., la web cultural MipetitMadrid, elHype, la revista Bostezo y en la revista Pikara Magazine, entre otros. Su último trabajo en este campo es En Transición (Barlin Libros) en el que ha ilustrado textos de Alberto Haller. Por su trabajo como ilustradora ganó en 2106 el premio de ilustración de Catálogo Iberoamérica.

Maruja y Herminia son las abuelas de Ana Peynas. Creó Estamos todas bien para contar la historia de sus vidas y para mostrarnos la realidad de su día a día, con sus achaques y la soledad a la que les aboca una sociedad que no tiene ni tiempo, ni ganas de estar con ellas.

Esta novela gráfica es el homenaje que Ana Penyas les dedica a sus dos abuelas. No es una historia épica más grande que la vida, es algo mucho mejor, es la historia real de dos vidas marcadas por las duras condiciones que les tocó vivir. Pero ellas nunca se rindieron ni permitieron que los que provocaron esas condiciones las derrotaran, no conviene olvidar que con la dictadura se produjo un retroceso de décadas en los derechos de las mujeres en nuestro país. Sus historias son el reflejo de la represiva y machista realidad con la que todas las mujeres tuvieron que vivir y de todas las batallas que tuvieron que librar para conseguir unos derechos que a día de hoy siguen siendo mal vistos por las partes más rancias de nuestra sociedad. Al nacer mujeres y al ser parte de familias sin grandes recursos económicos estaban abocadas a una vida de servidumbre como amas de casa, quedando su mundo reducido y nunca se les permitió aspirar a nada más, teniendo que adaptarse a lo que les tocó vivir. Mujeres como ellas son la memoria histórica de nuestra sociedad y su visión nunca debe ser olvidada.

Pero Penyas no solo nos cuenta la realidad que vivieron, también nos cuenta cómo trascurre su día a día que, a pesar de ser dos mujeres muy diferentes en cuanto a orígenes y carácter, es muy similar. Vemos cómo ellas fueron capaces de sacar a sus familias adelante, pero sus hijos no tienen ni un minuto para ellas. Su rutina está marcada por sus problemas físicos y la soledad que las envuelve, convirtiéndose en presas en sus propias casa siendo su única ventana la TV, algo que limita su visión tanto como la mentalidad dominante durante la dictadura, devolviéndolas en cierta manera a la casilla de salida.

Estamos todas bien no tiene una narración muy estructurada, la historia se construye mediante flash-backs que nos van contando anécdotas de la vida de sus abuelas, sin emitir juicios de valor, ya que esto nos corresponde hacerlo a nosotros como lectores. Los silencios adquieren una importancia capital, no solo como reflejo de la soledad sino también de la injusticia y la incomprensión de una época.

Pero no solo hay un alegato a las abuelas, también lo hay hacia los barrios de las grandes ciudades, con su similitud a un pueblo por la cercanía de las tiendas y los bares, algo que se ha ido perdiendo por la progresiva gentrificación que los ha deshumanizado, obligando a sus habitantes a cambiar de zona.

El estilo gráfico de Penyas está muy alejado de lo habitual en este tipo de historias, que tienden a tener un trazo más amable. Un estilo que bebe mucho de la ilustración pero que funciona muy bien en cómic. Nada es perfecto y vemos la visión cruda y sin cocinar de las cosas, con muchas imágenes que parecen un collage y sin ninguna perspectiva. Todos esos recursos sirven para impregnar de realidad toda la obra y hacen que cada línea y trazo sirva para transmitir un mensaje. Es una obra que casi se podría considerar bitono ya que todos los colores que aparecen son rojos u ocres.

Salamandra Graphic hace una gran edición con buen papel y reproducción además de un gran diseño. Poco a poco van llenando el enorme agujero que nos dejó la desaparición de Edicions De Ponent a la hora de editar cómics que se alejen de lo habitual.

Estamos todas bien es una obra que es imposible leer sin emocionarse, de esas que se te quedan grabadas en el corazón y te hacen cuestionarte a ti mismo y esta sociedad de la que formamos parte. Es la intrahistoria de nuestras abuelas que perdieron la voz y los derechos durante la dictadura, pero cuyas vivencias no debemos olvidar si queremos construir una sociedad más justa. Tras leerla es imposible no querer a Maruja y Herminia que son la voz de todas la abuelas y mujeres, nuestras verdaderas heroínas y a las que tanto les debemos.

  Edición original:Salamandra Graphic Guión:Ana Penyas Dibujo:Ana Penyas Color:Ana Penyas Formato:Cartoné, 112 Páginas Precio:17€   Es que historias de amor hay muchas pero de abuelas no. A pesar de todos los premios que ha recibido durante el año 2018, he ido aplazando la lectura de Estamos todas bien de Ana…
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 8.5

8.2

Abuelas

Un sentido homenaje a todas la mujeres que lucharon para sacar adelante a sus familias.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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Abraham
Abraham
Lector
2 enero, 2019 22:15

Otro tomo que parece imprescindible,a este paso va a ser una ruina…