De un tiempo a esta parte

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Edición nacional/ España: De un tiempo a esta parte (Ediciones de la Torre, 1991).
Autor: El Roto (Andrés Rábago).
Color: B/N.
Formato: Tomo.
Precio: 10€.

 

Que levante la mano quien no haya lamentado alguna vez la falta de consideración del público general y de la crítica seria al medio que tanto amamos. Sí, se han hecho avances. Hasta el Ministerio de Cultura instituyó un galardón a propósito. Pero aún tenemos clavada esa espinita, ¿verdad? Y, sin embargo, el universo de la viñeta cuenta también con autores de prestigio en ese mundo hostil de la literatura y el periodismo: los representantes del humor gráfico. Esos tipos que desde los diarios de más tirada y los semanarios más reputados retuercen la actualidad buscando la clarividencia que sólo la risa es capaz de proporcionar.

Andrés Rábago, más conocido como El Roto, es uno de los más lúcidos y combativos de estos raros especímenes. Nacido en Madrid en 1947, debutó en 1968, publicando en revistas como Hermano Lobo, La estafeta literaria, Totem o La Codorniz. Su poliédrica personalidad le llevó a desdoblarse, como un Giraud/Moebius cualquiera, en varios seudónimos: Ops, Jonás y -quizá el más conocido- El Roto. Este “soñador militante”, como él mismo se define, sacude con su trazo hosco y preciso las conciencias. Brutal, sardónico, airado contra instituciones, hegemonías y dominios, contra los poderosos sin escrúpulos despliega su más lacerante artillería, no exenta de estereotipos ideológicos reconocibles y, no obstante, por esas carambolas del humor, sospechosamente auténticos. Algo de piedad guarda para los desfavorecidos (los pobres, los inmigrantes, los pensadores libres), una ternura que nace casi del abismo de la desesperación. “Estamos ante lo que más puede parecerse a un genio, un especialista en desperdicios, ajeno al idealismo, porque ha aprendido de Nietzsche que todo idealismo es falsedad frente a lo necesario”, alega el escritor Raúl del Pozo. “Es un ser perfecto, tan perfecto que está totalmente loco”, apostilla el novelista Manuel Vicent (ya hemos dicho que los humoristas gráficos pueden presumir de notables padrinos literarios).

Si yo fuera un tipo culto citaría las pinturas negras de Goya, la tradición del esperpento y los apuntes carpetovetónicos de Cela, también al Buñuel más expresionista, como influencias rastreables, pero como soy un tío corriente diré que los descarnados claroscuros recuerdan al Breccia más iconoclasta. En la dicotomía feroz entre la ilustración, de trazo expresionista pero de composición ligeramente surrealista, donde abundan los gestos desconcertados y espantados de los ciudadanos comunes y la obscena satisfacción de gobernantes y empresarios, y el texto, vitriólicas reflexiones que conservan su eficacia incluso extirpadas del dibujo (consúltese, por ejemplo, la viñeta donde un niño le dice a otro: Yo de mayor voy a ser “presunto” como mi padre.), radica gran parte de la originalidad y eficacia de su propuesta. La parte más importante, empero, es la que corresponde a su genialidad y esa, por desgracia, es inasible. Es imposible explicar la razón alquímica por la que El Roto acierta, casi siempre, a pulsar la tecla precisa de la indignación ante el agravio cotidiano. Sólo puede uno maravillarse de que, una y otra vez, lo logre.



Aunque los iconos representativos obedezcan a los propios de la izquierda tradicional (entendida como más próxima a Marx que a la socialdemocracia), el punto fuerte de El Roto es, paradójicamente, la conexión con los problemas reales, pasados, presentes y futuros, de la humanidad, con epicentro en la relación entre opresores y oprimidos. Del surrealismo (que practica activamente bajo el apodo Ops, con marcadas influencias de Topor) aprende la importancia del símbolo: el perro, el buitre, la tumba, etc. Sus imágenes, aún las más positivas, retienen un deje amargo de alucinación y pesadilla. El Roto, al contrario que su compañero Forges, camina por el lado terrible de la realidad. Nada hay amable o complaciente en sus palabras o en su trazo. Sus reflexiones son, con frecuencia, demoledoras; sus personajes, de rostros crispados, no invitan a la identificación. Pero sus viñetas transpiran una verdad clarificadora.

El Roto publica su ácida viñeta diaria en las páginas de El País. Con la que está cayendo, se puede decir que su lectura es más necesaria que nunca. En cuanto a esta recopilación que me sirve de pretexto ha sido escogida por un doble motivo. De un lado, me parece un compendio representativo y magnífico del autor, extraído de sus últimas colaboraciones con el diario El Independiente; de otro lado, demuestra que el Sr. Rábago ha sido siempre denunciante de la crueldad del poder y la indefensión del ciudadano y estos relatos de una página recogidos en 1991 son hoy, más de 20 años después, de rigurosa actualidad, crisis (¿expolio?) incluida. Además, contiene mi chiste favorito del autor:

Aviso de Spoiler



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Tiegel
Tiegel
Lector
4 marzo, 2013 10:51

 10 pavos menos en mi cartera. El Roto y Brieva son mis autores preferidos en este tipo de humor

Tiegel
Tiegel
Lector
4 marzo, 2013 11:18

 Joooooooodeeeeeeer pensaba que era una reseña de algo que iba a salir ahora! Empieza bien el lunes

Reverend Dust
Lector
4 marzo, 2013 11:26

Tiegel, Javier es famoso por jugar con las ilusiones de las personas de esta web. Él es la forma que tiene ZN de castigarnos por nuestros offtopics y salidas de tono. La miel en los labios hecha crítico.

P.D. Y una semana más, otra obra inalcanzablemente atractiva a la que no se pué tener acceso…

Tiegel
Tiegel
Lector
4 marzo, 2013 11:44

 Asaltemos la casa de Javier Agrafojo y tomemos sus comics por la fuerza. Yo lo dejo ahí…

Pd: Ty??? xdd

Spirit
Spirit
Lector
4 marzo, 2013 15:01

Este libro no sólo es fácil de localizar si no que, si no recuerdo mal, hace poco salió otro similar (no me pidáis más datos, me suena haberlo visto hace un mes o por ahí en el corte inglés). Es más; ignoro por qué, pero es el típico cómic que te encuentras en la mayoría de las bibliotecas públicas.

En todo caso, sea éste ejemplar, otra recopilación similar, sea comprado, sea de segunda mano, sea de biblioteca, a por él. El roto es uno de los mejores y más lúcidos humoristas y es bueno en estos tiempos convulsos tener a alguien que nos de un zas en toda la boca con esa finura y lógica aplastante.

Aprovecho para decir si alguien se anima a una recopilación similar de otros humoristas como EL PERICH.

Tiegel
Tiegel
Lector
5 marzo, 2013 9:12

 Jorge, «xdd» eran risillas. Disgusto lo suelo expresar como «cagüentusmuertos!»