Biblioteca Grant Morrison – Kid Eternity

Kid Eternity regresa del infierno y quiere llevarnos a una misión de rescate muy diferente.

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Edición original: Kid Eternity: Deluxe Edition USA (Kid Eternity núms. 1 a 3 USA).
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: Grant Morrison.
Dibujo: Duncan Fegredo.
Color: Duncan Fegredo.
Formato: Cartoné. 168 págs. A color.
Precio: 19,95 euros.

El bien y el mal. El cielo y el infierno. La dualidad universal, con diferentes nombres a lo largo y ancho del mundo, ha sido foco de todo tipo de historias alrededor de este eterno e infructuoso enfrentamiento a fin de llenar las oscuras horas nocturnas con relatos en los que la línea que separa al bien del mal es mucho más fina de lo que parece.

Kid Eternity no es una invención de Grant Morrison y es necesario remontarse hasta la Edad de Oro, concretamente al año 1942, cuando de la mano de Otto Binder y Sheldon Moldoff, en la cabecera de la editorial Quality Comics, Hot Comics, apareció por primea vez el Chico de la Eternidad.

Su origen se centraba en su muerte, 75 años antes de lo previsto, cuando se ahogaba en el barco de su abuelo, hundido sin piedad por un submarino alemán de la II Guerra Mundial. Esa muerte prematura hizo que fuera devuelto de nuevo al mundo con una misión, la defender la justicia, ayudado por el enigmático Mr. Keeper. En su regreso también se le concedieron poderes, ciertas habilidades especiales, como la de poder convocar a cualquier figura histórica o mitológica y la posibilidad de aparecer y desaparecer a voluntad al grito de Eternity.

Como es bien sabido en 1956 la editorial Quality vendió todo su fondo editorial y derechos a DC Comics, que ignoró a muchas de las creaciones que existían entre las paginas de las publicaciones de la editorial que se había rendido a seguir pleiteando con DC por culpa del Capitán Marvel. Un olvido que acabaría en la década de los años 70, cuando DC fue introduciendo a estos personajes de forma progresiva en su propio universo, por lo que el bueno de Eternity pasó a vivir en Tierra S, se le bautizó con el nombre de Christopher Freeman, dónde fue adoptado por la Familia Marvel y corrió intensas aventuras. El futuro editorial del personaje parecía asegurado, pero entonces llegaron las Crisis en Tierras Infinitas y todo volvió a cambiar radicalmente.

Con Crisis el bueno de Kid Eternity se fue directamente al olvido editorial, al pozo sin fondo, al limbo gráfico y creativo, para ser abandonado por tiempo indefinido. Y así fue hasta que arrancó la década de los noventa, momento en el que la editorial estaba llevando a cabo un severo proceso de recuperación y relanzamiento de personajes olvidados, los perdidos entre las viñetas, en los que se encontraban algunos escritos por cierto escoces, de nombre Grant Morrison. Su trabajo con Animal Man era una clara muestra de cómo se podía rescatar algo que parecía ya no servir de mucho y escribir una serie que hoy en día es, para muchos, una obra de culto. Morrison, que acariciaba el éxito gracias a Arkham Asylum, recibió de Karen Berger, la misma que a corto plazo sería fundadora del sello Vertigo, un legajo de papeles llenos de información de Kid Eternity, con una nota que venia a decir que entre todos los personajes olvidados de la editorial había uno que era especialmente odiado por todos y retaba a Morrison a hacer algo con él. Por supuesto tal órdago no iba a ser ignorado y Morrison acepto de buen agrado.

El proceso mental que empezó aquel día es algo inescrutable para el resto de los mortales, pero en la febril mente de Morrison las ideas hervían de un lado a otro del cerebro fractal de los escoces. Lo primero que pensó fue en devolver al personaje a su esencia, a su origen inicial y empezar de cero… sin embargo dicha idea la desechó pronto ya que en los años noventa ese concepto no podía funcionar. La idea en sí misma era anacrónica y la desestimó.

La clave no era volver al origen inicial, sino adaptar ese origen a los años noventa, trasladando la idea a lo que en ese momento se consideraba culturalmente aceptable y para ello fijó la vista en lo que implicaba ser un adolescente en aquellos días, sin objetivos claros, nihilista y con cierta tendencia a la vagancia. Este punto de vista no agrada en la actualidad Morrison que no duda en decir que si volviera a tener que hacer este trabajo regresaría de cabeza al origen limpio, puro y brillante del original Kid Eternity.

Fegredo desatado gráfica y narrativamente.

La serie se escribió prácticamente sola y Duncan Fegredo, en el que era su primer gran trabajo, se encargó de pintar y dar forma a ese mundo oscuro y opresivo que Morrison se había sacado de la manga. La obra fue recibida con entusiasmo por la crítica y los lectores también la respaldaron lo suficiente como para que la maquinaria interna de DC llegara a plantear a Morrison hacer una serie regular, algo que ambos autores declinaron.

Pero que lo declinaran no significa que DC dejara caer la idea en el olvido y en 1993 la serie regular de Kid Eternity llegó a las tiendas de la mano de Ann Nocenti, que llegaba de Marvel buscado prados más verdes dónde poder escribir una serie con absoluta libertad creativa. El encargado de dibujarla fue Sean Philips. La escritora ignoró el trabajo de Morrison, volviendo a redefinir al personaje y esta vez los lectores le dieron la espalda y la serie no pasó de 1994. Algo que sin duda sirvió para mitificar el trabajo de Morrison y trasmutar este trabajo, que podría haber sido uno más en su carrera, como obra de culto.

Posteriormente, el personaje ha sido rehutilizado con resultados irregulaeres, sin acabar de encajar en sus nuevas encarnaciones.

Una obra que llega a España editada por tercera vez, siendo la primera edición la de Zinco en tres tomos prestigio, la segunda de la mano de Planeta en un solo tomo y la tercera es la edición de ECC, que recopila igualmente los tres números USA.

La trama de esta revisión del personaje original gira alrededor de Eternity regresando, o más bien escapando de su encierro de 30 años en el infierno, usando como receptáculo la mente de uno de los asistentes, un comediante de bajo perfil, que se verá envuelto en una misión de rescate en el infierno como acompañante de Kid, que quiere volver a rescatar a su amigo Mr. Keeper.

Kid Eternity es una obra llena de aristas, árida, dura, nada agradecida para el lector, que se fusiona sobre si misma con violencia extrema, dónde no es posible separar el apartado artístico y visual de Fegredo de la parte literaria de Morrison. Leer Kid Eternity no es algo placentero si se encara con el abrasivo ojo de la mente y no desde las entrañas. Kid Eternity se ha de dejar sentir dentro, en la parte blanda de nuestro cuerpo, dejando de lado el análisis mental de la misma, puesto que hacerlo de otra forma lleva irremediablemente a la desafección total y absoluta por la obra.

Y es que Morrison logra que su prosa, sus diálogos, su historia, se arrastre como una lombriz de tierra entre las neuronas del lector, horadando y profundizando de forma peligrosa en la psique que lucha por darle un significado global a lo que lee, dejándose en el camino detalles de asombrosa lucidez. Intentar dar sentido a este trabajo resulta un ejercicio fútil, siendo mejor estrategia la de asumir su grandeza aún sin ser capaz de entenderla de forma plena y clara.

Caos y orden. Bien y mal. Cielo e infierno. La dualidad divina es una constante en la obra y dibuja un escenario que va más allá del judeocristiano. Kid Eternity mira a su pasado para reinventarse de tal forma que no es reconocible para el lector que pueda recordar su primera encarnación apareciendo de manera abrupta en la historia, para cambiar de registro lo narrado hasta el momento y tomar el control de algo que resultaba conocido. A partir de aquí todo se retuerce y Fegredo ayuda a ello, cuando reinventa la composición de página, pasando a una narración vertical, para nada fortuita, en la que la página es rasgada de arriba abajo sin piedad alguna para el lector.

Este viaje iniciático que comienza con un chiste y más concretamente en uno donde la muerte es mencionada, da paso a una escena traumática y extrema que rasga el tejido cognitivo del lector que ve como la obertura se ve interrumpida por algo que para nada es lo que se puede esperar. Este doble juego se repetirá a lo largo de la obra, siendo la herramienta, el diapasón, que aporta el tiempo de ida y de vuelta que tiene la historia. Y todo se rompe a partir de aquí para crear tensión y sensación de incomodidad, hasta llegar al aburrimiento, que no es sino la forma en la que Morrison quiere posicionar al lector antes de hacerle merecedor de las perlas que esconde entre el espectáculo visual de las pinturas de Fegredo. Picasso, el Infierno de Dante, la Ruleta de la Fortuna del Tarot, los juegos de palabras, todo suma y todo esta ahí para quién lo pueda ver y despierte de la ensoñación paulatina en la que se puede caer si se continúa luchando contra la obra en vez de dejarse acariciar por ella.

Kid Eternity no es un trabajo que vaya a gustar a muchos, ni contente a otros. Se amará y odiara desde los puntos más extremos, puesto que su bruta propuesta tiene como efecto una exigencia enorme, monolítica, pulida obsidiana, a la que cuesta poder aferrarse por muchas referencias culturales que haya insertadas de forma elegante y para nada gratuitas. Kid Eternity es una obra maestra y al mismo tiempo un cómic de minorías. No se encaja en forma ni en fondo dentro de este paquete de regalo ideal que convence y gusta a la inmensa mayoría. Hablar de ella en otros términos no seria honesto y es necesario dejar claro que hay que acercase a la obra con la mente abierta, dispuesto a sudar, a esforzarse, porque Morrison y Fegredo no lo ponen nada fácil. El escoces ataca audazmente y su trama es compleja, sin contemplaciones, no apta para cualquier paladar, donde la ambición por ir más lejos se palpa en cada página. Páginas que son un directo al estómago, un puñetazo seco que deja sin aliento, por lo que hay que tener claro que se trata de una lectura dónde la transpiración esta asegurada.

Este trabajo busca, como otras muchas obras de Morrison, ser una oda al conocimiento, a la búsqueda de este, el mismo que da la luz y la quita, el mismo que aporta paz y empieza guerras, el mismo que salva a la humanidad y la condena. Y es que aquí esta todo, o casi todo, reflejado a través de la exploración de la realidad, la fantasía, las historias, la magia, la ciencia, la religión, la dualidad, el orden, el caos, la locura, lo cíclico, el inconsciente, el nihilismo, el trauma, el dolor, los sueños… ungidos, todos ellos, por lágrimas amargas que pueden ser de pura impotencia o de pura felicidad. Eso ya depende de cada uno.

Edición original: Kid Eternity: Deluxe Edition USA (Kid Eternity núms. 1 a 3 USA). Edición nacional/ España: ECC Ediciones. Guión: Grant Morrison. Dibujo: Duncan Fegredo. Color: Duncan Fegredo. Formato: Cartoné. 168 págs. A color. Precio: 19,95 euros. El bien y el mal. El cielo y el infierno. La dualidad universal,…

Con cuidado.

Guion - 9
Dibujo - 9
Interés - 6

8

Un trabajo al que hay que acercarse con cuidado, donde nadie cuestiona su calidad global, pero si su accesibilidad general como producto generalista. Agradara a muchos y decepcionara a otros tantos, de ahí que su interés quede mermado y supeditado al gusto personal por los autores y el nivel de riesgo que se desee asumir.

Vosotros puntuáis: 6.1 ( 18 votos)
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