Los dilemas de los Wayne
«No es excusa»
La etapa de Ram V en Detective Comics que levantó tanta ilusión y expectativa, conformó un gigantesco mosaico sobre Gotham y su historia arcaica y fundacional. Ram no se dejó nada y se vació en 28 números densos, barrocos, complejos y con aires orientales, con un aroma a especias, violencia y ritos ancestrales.
La parte final de esta antológica etapa está inédita en castellano a causa de la caída de ECC. Panini ni la continua ni la reedita, por ahora. Pero tiene pinta de que la podremos ver en un tomazo, ya que los 28 números (más el anual) conforman un solo arco gigantesco y bestial, como la propia Gotham que pretende homenajear.
A partir del hito editorial que supone el evento Poder Absoluto y el replanteamiento de las colecciones con reinicios editoriales o nuevos equipos creativos. En el caso de series longevas, los cambios buscan renovar la trama con nuevos enfoques y, por tanto, con autores que contrasten con lo visto anteriormente. Esto ayuda a dar una sensación de cierre de la etapa recién finalizada y a darle un valor homogéneo.
Por otra parte, supone un estímulo por el cambio de estilo. Está demostrado cognitivamente que los cambios suponen un aumento de la atención. Esto, en la sociedad de consumo, se traduce en mayores ventas.
Lo dicho, pasado el evento Poder Absoluto, pasamos de la etapa de Ram a la de Tom Taylor. Pasamos de una batería de dibujantes recargados, barrocos e intensos, a la claridad, transparencia y armonía de Mikel Janín.
Taylor es un enorme contraste con Ram. Ambos autores provienen de dos de las más significativas colonias británicas. La India y Australia. Sus estilos no pueden ser más diferentes. Ram detalla, recrudece, complica y adorna sus historias y sus tramas, mientras que Taylor es el campeón de la síntesis, de la claridad y la fluidez.
Ambos autores abrazan los subtextos políticos y con contexto social que supongan una feroz critica a la sociedad, el autoritarismo y el capitalismo, sin ninguna duda. Pero optan por caminos diferentes.
Taylor suele plantear dilemas que permitan desarrollar la trama superherorica con un poco más de enjundia de lo que se le supone al género. El ejemplo paradigmático es su etapa en Injustice con la dicotomía libertad-seguridad que venía afectada por la onda expansiva del 11-S y el nefasto afán vengativo de Estados Unidos.
También sus etapas en NW y sobre todo en Superman, suscitaron debates sin que el autor eludiera su responsabilidad como guionista. Corrupción política, violencia policial, homofobia, racismo, xenofobia… fueron algunos de los temas tratados en esas colecciones generando mucha inquietud en el fandom más rancio.
En Detective, Taylor plantea una trama algo más inocente pero que trata de lleno un aspecto de eterno debate, sobre todo, en Estados Unidos. Nos habla de la pena de muerte, pero principalmente desde el derecho que tenemos los demás, la sociedad, sobre la vida de otros.
Y es que Taylor y Janin se lanzan a la historia iconográfica de Batman y buscan (o se inventan) una grieta en la que meter su trama. Joe Chill el asesino de los padres de Bruce. El “creador” de Batman, se encuentra entre la vida y la muerte. A pesar de las reticencias, a pesar de las peticiones… Thomas Wayne, médico, decide salvarle la vida apelando a su deber y al juramento hipocrático.
Es un debate para los lectores porque nosotros conocemos las causas de esta sanación. ¿Qué harías tu? Nos pregunta Taylor.
Thoma Wayne lo va a salvar, es un ser condenado a hacer lo que hace, y a acabar como acaba, por su sentido del deber. Eso también lo sabemos desde el primer minuto.
Curiosamente Ram V, el predecesor de Taylor en Detective, cuyas diferencias estilísticas ya hemos comentado, plantea un dilema parecido en su recién estrenada New Gods. ¿Consecuencias de la era Trump? ¿De vivir en un mundo con Netanyahu, Putin o Abascal? ¿Cómo podemos evitar llegar a donde hemos llegado? ¿Qué podíamos haber hecho?
Se trata de un debate eterno, planteado mil veces en novelas de ciencia ficción (Robert Silverberg lo ha tratado en numerosas ocasiones) y comics (Byrne lo planteó en los 4F y Peter David en Hulk). Si surge ahora, será porque vivimos circunstancias circulares que se repiten en bucle.
Taylor plantea los temas con su claridad y facilidad características, no exenta de contundencia y relevancia. Despojando el guion de adornos y florituras, yendo al grano, a la esencia. Su habilidad para clavar líneas de diálogo, de frases perfectas, llenas de significado, se muestra en todo su esplendor.
El apartado gráfico es de un soberbio Mikel Janín, un autor con un estilo maduro, polivalente, bello, expresivo y significativo. Ya no se trata, tan solo, de plasmar la historia ideada por Taylor si no llevarla más lejos, aportando relevancia en la expresión, en la caracterización de los personajes, en el diseño de escenarios, en el planteamiento narrativo… es un lujo contar con dibujantes como el navarro para aportar significancia y calidad al cómic de superhéroes, dignificar un género denostado injustamente (al menos en este caso) como simple producto de consumo. Ojo a su trabajo con el color, lleva su dibujo a otro nivel.
En conclusión, se trata de un estreno estimulante, entretenido, interesante, llevado a la práctica por dos autores que no tienen ninguna prisa, ninguna ansia para demostrar de lo que son capaces, porque ya los sabemos.
Ahora se trata de sentarse, esperar que vayan saliendo más grapas y disfrutar.
Lo mejor
• Tener una etapa con esto autores.
• Tener esta cabecera en nuestras tiendas.
Lo peor
• Que quede inédita una parte de la colección previa a esta etapa.
Buen primer número, deja con ganas de más. El dibujo de Janin le va como anillo al dedo.
Pues prepárate, porque ei dibujo de Janín va a más
Llevo cinco números y me está gustando la etapa. Taylor siempre entretiene y Janín se sale.
No puedo estar más deacuerdo con la reseña me ha parecido maravilloso, en cuanto a la etapa anterior que ha quedado colgada estoy interesado y no la seguía porque no me gustaba el formato de ECC espero que no quede inédita por aquí me apunto a uno o dos tomos con las 28 grapas.