Howard Chaykin’s American Flagg, por Koldo Azpitarte

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Se cumplen diez años, diez, desde que nació Zona Negativa. ¡Como pasa el tiempo!. Por aquel entonces yo metía mil horas en Internet gracias a un puesto de trabajo relativamente ocioso y comencé a “colocar” artículos en Dreamers y Zona Negativa. Recuerdo con cariño entrevistas a Eduardo Risso o Ariel Olivetti que realicé por aquellas fechas, una época en la que aun no existían millones de blogs y la información caía con cuentagotas desde los escasos sitios de Internet activos… Y aquí estamos de nuevo respondiendo a la amable invitación de Raúl para escribir un artículo sobre lo que más me apetezca… Inicialmente iba a escribir sobre el Daredevil de Frank Miller, uno de mis tebeos favoritos de todos los tiempos, pero tras valorarlo detenidamente decidí optar por un camino algo menos transitado. ¿Por qué American Flagg? La respuesta a continuación…

El Thor de Simonson, El Daredevil de Miller, Los Cuatros Fantásticos de Byrne, American Flagg de Chaykin, Watchmen de Moore y Gibbons. Todos ellos aparecieron en la década de lso ochenta y marcaron un antes y un después en el cómic de superhéroes. Sin embargo, sólo uno permanece prácticamente inédito hasta el momento y es American Flagg.

Leer por primera vez una obra con 25 años de antigüedad y juzgarla bajo los cánones que rigen la historieta actual no sólo es injusto sino que difícilmente nos da la idea de lo que la obra supuso en su momento. Pese a ello, trataremos de realizar un pequeño estudio de la misma respondiendo a la gran duda que siempre ha planteado: ¿fue una obra tan buena como influyente?

HOWARD CHAYKIN, EL ETERNO ENFANT TERRIBLE

Howard Chaykin nació en 1950 en Newmark, Nueva Jersey. Comenzó su carrera en el mundo del cómic como ayudante de Gil Kane y Neal Adams. Comenzó a trabajar para DC a principios de los setenta, siendo el responsable de la adaptación de Fafhrd y el Ratonero Gris de Fritz Leiber en las páginas de Sword of Sorcery. Por esas fechas también creó a Ironwolf para la antología de historietas de ciencia ficción Weird Worlds (y en la que un novato Simonson haría sus primeros pinitos como rotulista y entintador).

En 1973 pasa a trabajar par Marvel, colaborando con Neal Adams en la primera historia de Killraven (Amazing Adventures # 18). En un negocio marcado por los superhéroes, Chaykin eludirá sistemáticamente el género, optando siempre que puede por la Ciencia Ficción o la Fantasía Heroica. Uno de sus trabajos más interesantes para Marvel en este primer periodo es sin duda Dominic Fortune, un personaje que tanto por ambientación (preguerra mundial) como por carácter, constituye un claro antecesor del cinematográfico Indiana Jones. Creado inicialmente para Atlas/Seaboard como The Scorpion, Chaykin lo retomó para las páginas de Marvel Premiere y quedó integrado dentro del Universo Marvel. Actualmente se está publicando una miniserie de cuatro números protagonizada por el personaje y escrita y dibujada por Chaykin: un trabajo entretenido e irreverente que rescata algunas de las mayores virtudes del autor.

Sin embargo, la más conocida y popular de sus colaboraciones con Marvel en los años setenta fue la adaptación al cómic de Star Wars. Chaykin sólo colaboró en los diez primeros números pero su contribución a los guiones en dichos números deja claro que se trataba de algo más que un trabajo de encargo. De hecho, durante estos primeros años de su carrera profesional, Chaykin tiene gran interés en la Ciencia Ficción, siendo responsable de algunas de las obras más notables del género en esa década, tales como Cody Starbuck (para las páginas de la antología Star Reach), las adaptaciones de clásicos del género como The Stars My Destination de Alfred Bester o Empire de Samuel R. Delany o la novela gráfica original escrita por Michael Moorcock: Swords in Heaven, Flowers of Hell.

Vistas hoy en día, las páginas de Chaykin para Cody Starbuck muestran composiciones interesantes y un uso algo excéntrico del color. La razón es simple: Chaykin es daltónico y en estas obras, pintadas en acrílicos y técnicas mixtas, dicho defecto en la discriminación de colores le lleva a combinaciones poco apropiadas de colores.

Su relación con Heavy Metal (editorial en la que publicó sus adaptaciones de novelas de Ciencia Ficción) le llevó a participar en la película de animación homónima, que reunía a diversas luminarias del momento como Bernie Wrightson o Richard Corben. Quizás por su asociación con esta revista, Chaykin fue considerado como un autor “respetable” por los adalides del entonces llamado cómic adulto y no como un mero dibujante de superhéroes, de modo que Cody Starbuck fue editada en España por Josep Toutain en la revista Comix Internacional y Zona 84 (en la que también sería publicada su siguiente obra, American Flagg).

¡LLEGA AMERICAN FLAGG!

Cuando la editorial First Comics comenzó su andadura allá por 1983, lo hizo de la mano de un grupo de brillantes autores (Mike Grell, Tim Truman, Howard Chaykin, Jim Starlin, Craig Russell …) que junto a jóvenes promesas como Mike Mignola o Steve Rude contribuyeron a lanzar una amplia variedad de títulos de gran calidad y que apoyados en la fantasía y la ciencia ficción, eludían cultivar el género estrella del cómic book: los superhéroes.

Se puede hablar de una pequeña maldición respecto a la edición española de American Flagg, ya que Toutain serializó en Zona 84 el material correspondiente al primer tomo recopilatorio o novela gráfica de la serie pero por algún motivo no continuó con la serie. Posteriormente sería Tebeos S.A. la que expresara su intención de editar la serie pero desistió ante la falta de ventas de la línea. Años más tarde, Planeta llegó a un acuerdo con First Comics para publicar diversos títulos entre los que se encontraba American Flagg pero justo cuando preparaba la edición española, First Comics quebró dejando todos sus títulos en un frustrante limbo legal del que tardarían muchos años en salir.

Por si eso fuera poco, el anuncio de la reedición de American Flagg por parte de Dynamic Forces hace ya cuatro años desató una pequeña batalla editorial por los derechos de la obra en español, edición que tardo cuatro años en llegar pero que no tuvo su inmediata versión española. ¿Por qué? Ni idea. Son los misterios de la planificación editorial…

De este modo, American Flagg ha ido transformándose en una suerte de obra legendaria que todo el mundo conoce y no tantos han tenido la oportunidad de leer. ¿Está la serie a la altura de las expectativas?

Sí y no. El caso es que la respuesta no es simple. American Flagg es una buena serie que ejemplifica como pocas las virtudes y defectos de su creador. Reuben Flagg es un actor metido a policía (The Plexus Rangers) que patrulla por The Plexmalls (una especie de ciudadelas fortificadas) y en concreto en una de ellas que se corresponde con lo que antes fue Chicago. Ambientada en un futuro no muy lejano (año 2031) en el que tras una guerra nuclear acaecida en 1996, el gobierno y las grandes corporaciones han huido a Marte y forman una supraentidad llamada The Plex. Chaykin introduce en la serie algunas de sus filias más notorias: el sexo, el jazz, las aventuras pulp y la estética de los años 30, la política… y las mezcla en un cóctel auténticamente explosivo.

American Flagg debutó en 1983, un año después del estreno de Blade Runner. Aunque Chaykin hace un retrato más colorido, ácido y políticamente incorrecto de ese futuro distópico que nos espera, comparte un cierto espíritu pesimista en torno a peso de las corporaciones en la organización política y en general a la capacidad de bienestar que el ser humano es capaz de generar con el (¿mal?) llamado progreso.

Entre las aportaciones originales de Chaykin, destaca su visionaria descripción de la televisión como elemento cada vez más alienante, glorificando el uso de la violencia mensajes subliminales incluidos. El uso de la pornografía en la televisión es algo tan común que ni si quiera llama nuestra atención, pero hace 25 años, sin duda debía ser tan sólo una hipótesis.

Quizá uno de los elementos más llamativamente ausentes es Internet, que a principios de los ochenta aun era tan sólo un experimento universitario y que hoy tiene todos los visos de acabar fusionándose y eliminando a la pantalla televisiva, carente de interactividad. No es extraño, ya que visionarios como Asimov tampoco fueron capaces de predecir su importancia.

Un gobierno que pretende esterilizar a su población para vender los Estados Unidos a los nuevos líderes mundiales (Brasil y otros países sudamericanos y africanos) antes de que la población sea lo suficientemente fuerte como para tomar las riendas de su destino. Un curioso enemigo muy en la línea de la actitud ácrata y hasta anarquista de Chaykin, quien pese a todo, hace de su personaje un funcionario de la justicia. Esta actitud dual, a la vez libertaria y antiestado pero patriota y defensora de un orden establecido es curiosamente común a otro compañero de generación, Miller, cuyos planteamientos fueron posteriormente tomando una deriva más radical.

El protagonista, Reuben Flagg, es el clásico personaje Chaykin: Guapo, varonil, cínico, sexual y violento aunque sin perder el control. Todos los personajes creados o remodelados por Chaykin (Dominic Fortune, La Sombra, Blackhawk, etc…) responden a un aspecto físico y una actitud vital similar, elemento este que uno comprende mejor cuando conoce al propio Chaykin: ironico, deslenguado, de mandíbula poderosa…aunque seguramente no tan apuesto como sus protagonistas.

Si Reuben Flagg es el alter ego del autor, uno se queda con ganas de conocer a las que serían sus modelos femeninos: mujeres sexualmente activas, con pleno control de sus vidas y de una belleza clásica y hasta algo anticuada. ¿Existen de veras o son simples idealizaciones masculinas?

Los doce primeros números, reeditados en tres novelas gráficas en su momento (tituladas Hard Times, Southern Comfort y State of the Union) son una obra de cuidada factura gráfica e interesantes ideas y tan certera en su visión de un futuro distópico que no ha envejecido casi nada en un cuarto de siglo. La narrativa resulta algo compleja porque Chaykin realiza una composición de página en la que los textos son fundamentales para la comprensión de lo dibujado, una característica que acompañará a Chaykin en más de una ocasión en el futuro pero no impide su disfrute al más alto nivel. Tan sólo hay que ralentizar el ritmo de lectura y olvidarse de mirar los “santos” para tener una idea global.

Inicialmente achaqué este problema al hecho de no estar leyendo en mi idioma materno pero tras ver que diversos críticos americanos apuntaban la densidad narrativa como un reto para el lector, deduje que era algo más que eso.

Se trataba de historias de densas 28 páginas mensuales en las que Chaykin ofrecía lo mejor de si mismo tanto en guión como en dibujo y quizá este hecho, el tratarse de una serie abierta más que de una serie limitada fue uno de sus elementos diferenciales más claros. Que la serie degenerara en manos de otros autores no es tan importante como el hecho de que pretendía redefinir el concepto de comic book mensual.

Chaykin siempre ha sido un dibujante limitado, evidenciado especialmente en los planos medios, herramienta casi ineludible en el cómic book de superhéroes. Su querencia por los bustos parlantes y las composiciones girando en torno a una figura que sitúa la acción hace que si bien el diseño de la página mantenga una sólida estructura, la narración es poco fluida.

De todos modos, el Chaykin de American Flagg es el más realista y esforzado de toda su carrera. Aun exhibiendo manierismos que luego han sido casi tics en su obra, se aprecia un mayor cuidado por la anatomía y un gran esfuerzo por iluminar y dotar de verismo a los rostros de sus personajes. Las tramas manuales no son demasiado precisas ni parece que hayan podido ser correctamente reconstruidas para la reedición (en la edición original, la escasa calidad del papel hacía dudar de si ese era el factor distorsionante) pero rotulación y color brillan con luz propia.

Los doce primeros números de American Flagg se leen hoy en día como una obra sólida, interesante y amena más allá del contexto en el que fue creada. Esa es la definición de un clásico, aunque no de una obra maestra.

Portada del primer volumen recopilatorio de la obra

Y es que probablemente American Flagg sea una obra maestra para quienes la leyeron en su momento, gente como Matt Fraction, quien la considera la obra que más le ha influido como escritor. No es un demerito, sino que nos alerta a cerca de su enorme importancia para el mercado americano de los años ochenta.

La aparición del mercado de venta directa propició un mayor ajuste en las tiradas y la posibilidad de dirigirse a un público diferente. Chaykin optó por dirigirse a un público adulto pero sin hacer de su propuesta un dogma. Chaykin consiguió hacer una propuesta sustancialmente diferente a la de otros coetaneos porque apostó sin ambages por el formato comic book y por la serie regular, siendo el referente para un tipo de producto que hoy en día copa gran parte del mercado.

Su influencia en obras posteriores es evidente pero sobre todo lo que hizo es abrir un camino, el de la maduración del comic book americano, junto a Miller y Moore, un camino que tuvo seguidores infames pero que ha seguido proporcionando lecturas apasionantes para un público que por primera vez tuvo ( tuvimos) la oportunidad de crecer a la vez que crecían nuestros amados comic books.

Miller con su formato prestige o Moore con su maxiserie prontamente recopilada en tomo tuvieron un apresencia mucho más regular en las librerías especializadas mientras que la debacle de First hizo que las tres novelas gráficas en las que se recopilaba el primer año de American Flagg permanecieran fuera del mercado durante dos décadas. Quizá por ello, la influencia de American Flagg se limita a un grupo de autores y lectores de una franja de edad concreta y tal vez por eso mismo, ha sido minusvalorada su influencia en el devenir de la historieta norteamericana.

¡Confiemos en que este error de percepción sea corregido con la actual reedición!

EPÍLOGO

Tras ese notable año inicial Chaykin comienza a dejar el dibujo de la serie en manos de otros artistas mientras completa varios encargos para DC Comics (The Shadow, Blackhawk). James Sherman, Pat Broderick, Larry Storman, Don Lomax fueron algunos de los dibujantes del segundo año de la serie además del propio Chaykin y el título se resintió del baile de dibujantes…

A la altura del número 21, Alan Moore se incorpora como guionista durante media docena de números dejando paso posteriormente a otros escritores como Steven Grant, J. M. DeMatteis o Mindy Newell que con mayor o menor fortuna nos ofrecerán su visión del mundo de American Flagg. En esta etapa, tendremos a autores como Mark Badger, Paul Smith o Mike Vosburg, limitándose Chaykin a dibujar la portada en la mayoría de los casos. El resultado es un cierto descontrol creativo, con diversas incoherencias propias de una escasa labor editora que obligan a Chaykin a retomar parcialmente las riendas de la serie y a relanzarla ejerciendo un control directo sobre el argumento.

La segunda serie, Howard Chaykin´s American Flagg! (1988), contó de nuevo con Chaykin a los guiones, ayudado esta vez por John Francis Moore, y con Mike Vosburg como dibujante. A pesar de que Vosburg dibujaba con un estilo tan similar al de Chaykin que rozaba el plagio, su narrativa era bastante más limitada y aburrida y el público no mostró demasiado interés por el relanzamiento, siendo cancelado el título un año después.

En total la serie duró algo más de sesenta números y generó en 1986 una especie de Spin off, Time2, presentada en el American Flagg Special y que consistió en un par de novelas gráficas tituladas The Epiphany y The Satisfaction of Black Mariah.. Chaykin tenía al menos una novela gráfica más en mente pero el escaso éxito de su nueva propuesta impidió que el proyecto siguiera adelante. Time2 es considerado por Chaykin como una de sus obras más personales y de las que más orgulloso se siente.

Su última contribución a la serie, al menos de momento, es una historia breve que cierra el tomo de Dinamic Forces / Image que reedita los primeros doce números. Alguien debería decirles a los productores de HBO que tiene a su disposición un excelente material con el que construir una brillante serie, a medio camino entre The Wire y Galáctica. Estoy convencido de que triunfaría. ¿Vosotros no?

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Pelegrin
Pelegrin
28 septiembre, 2009 12:47

Que poco me gusta Chaykin… como hubiera mejorado el arco de Punisher con otro dibujante. Pero bueno, pa gustos…

John Space
John Space
28 septiembre, 2009 12:58

No sé cómo lo hará, pero los guiones de Chaykin son tan pesados de leer… Este American Flagg no me gustaba nada cuando lo empecé a leer en Zona 84 (Cody Starbuck me gustaba más); Conexión Escorpio, tampoco, apenas pude pasar de la página 5.
El dibujo es un pelín feo, aunque se reconoce en seguida por el estilo.

Tildoras
Tildoras
28 septiembre, 2009 14:01

En este comic Chaykin significaba calidad.
Hoy en día es uno de los dibujantes más nefastos que tiene Marvel. Dibuja todo tremendamente feo, horroroso, vago y estropea todo comic que toca.

donniedarko
donniedarko
28 septiembre, 2009 14:07

Siento volver con la pregunta de siempre,….para cuando se podrá devolver el tomo defectuoso de 100 balas por el corregido??
Se oye de todo,pero aún no hay consenso de Planeta ni soluciones pragmáticas de hecho.
Aún no conozco a nadie que tenga ya su tomo corregido en las manos.
Por favor,a ver si solucionamos el dichoso tema éste ya de una vez,que ya estoy un poquito harto.
Saludos.

jorgenexo
jorgenexo
28 septiembre, 2009 14:15

Howard Chaykin es un autor muy personal, que en su momento álgido estuvo prácticamente al nivel de Miller o Byrne y otros autores completos (quizás más al de Mignola o Simonson) y al que siempre le he tenido entre mis preferidos, pese a que su dibujo no sea para todos los gustos. No por llevar la contraria a John Space, Conexión Scorpio me encanta, es un comic de corte clásico, en el que el dibujo de Chaykin se adapta perfectamente a los guiones del gran Archie Goodwing. Para mí, que apenas he leido algún fragmento suelto de American Flagg, Chaykin es dos miniseries, extremadamente entretenidas y en las que su dibujo quizás alvanzó sus mayores cotas de calidad: The Shadow y Black Kiss. También le tengo cierto aprecio a Agentes de la Noche, obra de la que ya prácticamente nadie se acuerda y que coincide con lo descrito por Azpitarte sobre sus personajes, ambientaciones y temáticas preferentes. Y lo último que he leído de él (incursión en la serie de Lobezno aparte) es un tomito futurista con ciudad perfecta dirigida por robots del que no recuerdo el título ahora mismo pero que no me disgustó (aunque en honor a la verdad el prota era el mismo personaje de siempre). ¿No hizo también una miniserie en prestigios de Blackawk? Me quiere sonar, pero apenas la recuerdo. En fin, quizás a Chaykin le faltó un Dark Nigth que consolidara las maneras que apuntaba, pero me encantaría poder acceder a una edición en castellano de American Flagg, quizás la única serie «mítica» de los 80 que aún nos queda por ver en condiciones por aquí. ¿Se anima Astiberri? Los Micronautas de Michael Golden y el American Flagg de Howard Chaykin en tomitos como los de Bone, «bocato di cardinale»…

Marc
Marc
Lector
28 septiembre, 2009 14:37

Yo recuerdo con mucho cariño el «Twilight» de Chaykin y Garcia Lopez como una de las obras fundamentales de mi etapa formativa como creador y lector de comics.

enric feliu
enric feliu
Lector
28 septiembre, 2009 15:33

Chaykin o gusta o no gusta, no hay término medio.Como dibujante el tío es limitado,pero lo disimula cantidad.Como guionista tiene obras muy buenas y otras que personalmente las encuentro de un farragoso que tumba, y querido Marc «Twilight» para mí es una de ellas.
Su American Flagg es de lo mejorcito suyo, aunque la tengo a medias así que aprovecho para pedir una edición completa de dicha obra a la editorial que corresponda.

Pep
Pep
28 septiembre, 2009 16:55

Supongo que para gustos…  como dibujante siempre más o menos limitado como bien comentais, pero cuando se ha puesto las pilas y ha sacado obras de lo más irónicas y con un punto de acidez politico/sexual… que….  buff!!. 
En Twilight, es sencillamente impresionante lo que hace con aquellos personajes clásicos de la CD, su Tommy Tomorrow es…  Su Shadow, su blackhawk, incluso con obras algo menores como Time2, o lo que hace con Batman Oscuras Lealtades, Quintacolumnistas… un Bruce Wayne intercambiando elógios con Adolf Hitler, un Adolf Hitler que le suelta al mismísimo Franklint D. Roosevelt que al ser un hombre de infanteria admira su medio de locomoción ( ¿se puede ser más hijoputilla escribiendo diálogos? jejeje.. ) mientras una ex-actriz porno ahora Catwoman…
Vengaaa…  no uno, cincuenta Chaykins necesitarian los U.S.A para perder algo de esa doble moral y puritarismo.  De todas formas, siempre que se curre un buen guión, una buena historia y más si acompañan un Jose Luis Garcia Lopez, un Mignola o similares, yo pasaré por la librería a fichar, pero su -Guy Gadner Daño Colateral-… personalmente, se lo puede introducir por via rectal.

Parábola Durden
Parábola Durden
28 septiembre, 2009 17:03

Gran artículo, y muy acertado eso de que es una obra que casi todos han oído hablar pero pocos leer. Yo pertenezco a ese bando, pero he de reconocer que mis ganas de leerla se han diluido a medida que crecían mis fobias a Chaykin. Y me temo que ahora mismo están en un punto en el que no podría tocar ni la portada de su célebre American Flagg, por muy bueno q sea. A la primera sonrisa forzada, histriónica y pastillera de una de esas mandíbulas desencajadas del tamaño de un columpio que presentan toooodos sus personajes, vomitaría sobre las páginas. Como si fuera un espía durmiente y respondiera ante un código subconsciente. Como si hubiera leído ‘croatoa’ en el plasma de algún programa del corazón. Igualito. Una de esas sonrisas y… arggghhh!!! 

Carlos
Carlos
Lector
28 septiembre, 2009 17:33

Como es que nunca ninguna editorial ha publicado esta gran obra en España? Se anima ya alguna de una vez o qué?Dolmen? Astiberri?Venga,quien sea, pero editarlo ya!!!!!

koldo
koldo
28 septiembre, 2009 17:55

Creo que los derechos los tiene una de las «grandes» (Planeta, Panini o Norma) y espero que en breve lo editen. Creo que el referente más claro para esta obra para quien aun no lo ha leido es que justo despues hizo The Shadow y Blackhawk. Si os gustaron esas, yo probaría con American Flagg…

Tony Ruiz
Tony Ruiz
28 septiembre, 2009 18:13

> Los guiones de Chaykin son tan pesados de leer… (..) Conexión Escorpio, tampoco, apenas pude pasar de la página 5.

Ey, que Conexión Escorpio tenía guion de Archie Goodwin… 😉 

Visperas
28 septiembre, 2009 18:23

Quién firma el artículo?

Visperas
28 septiembre, 2009 18:24

Vale, ya lo he leído en el título.
;-P

Tony Ruiz
Tony Ruiz
28 septiembre, 2009 18:36

Por cierto, que de American Flagg en USA por el momento solo se han podido reeditar los 14 primeros números con algunos extras en un tomo en tapa dura editado por Image y Dinamic Forces que ha costado Dios y ayuda sacar a la luz. Se tuvo que digitalizar todo el material de donde se pudo y recrear todos los colores para esta nueva edición (del 2004 que se anunció por primera vez su edición se tuvo que esperar hasta hace muy poco, julio creo, para que éste finalmente apareciera). Será imposible pues que podamos ver editada toda la obra completa en castellano mientras allí en los States no sigan sacando nuevos tomos recuperando el material… que se espera que sí, pero habrá que tener paciencia. 

P.D: ¡Estupendo artículo, Koldo! Tengo absoluta debilidad por Chaykin… Lástima que el hombre ya tenga una edad y esté trabajando a un ritmo frenético. A los jovenes lectores les está costando entender porque lo tenemos tan valorado los lectores de los ’80. 😀

John Space
John Space
28 septiembre, 2009 18:37

Entonces, Tony Ruiz, habrá sido el dibujo el culpable de ello.

jorgenexo
jorgenexo
28 septiembre, 2009 18:53

Ahí, ahí, siempre de pie, como los gaticos.

mariano
mariano
Lector
28 septiembre, 2009 19:21

¿6 números de Alan Moore? No tenía ni idea. A mi Chaykin me parece muy  buen dibujante (si no es por lo repetitivo podría estar entre mis favoritos), pero un narrador limitadito. Blackhawk me aburrió. Ironwolf me aburrió. Black kiss me encantó. Doctor, ¿tengo un problema?

Iván Martínez Hulin
28 septiembre, 2009 21:21

Magnífico artículo, Koldo.

Gracias por tu aportación y… ¡que no sea la última!

Un saludo.

Blade
Blade
28 septiembre, 2009 22:22

De hecho Chaykin dibujo una saga muy interesante de Blade que daba para un poquito mas, pero precisamente no le ayudo el dibujo. No es de mis autores favoritos, pero lo que hace se le da bien.

El hermano vudú
El hermano vudú
Lector
28 septiembre, 2009 23:10

– Micronautas de Michael Golden
– Dreadstar época First
– American Flagg
-Miracleman de Gaiman
Venid a mi!!!

Shuji
Shuji
Lector
29 septiembre, 2009 0:15

A mi me encantoTwilight con Jose luis Garcia Lopez que era un crack dibujando.
Y ya puestos a pedir le tengo ganas al Stray Toasters y a los Nuevos Mutantes de Bill Sienkiewicz 😉

dario
29 septiembre, 2009 11:48

Me he leido el primer vuelo del aguila fantasma y me ha gustado bastante, aunque si es cierto que algunas escenas son algo confusas. El dibujo es sólido y los personajes atractivos, esta bien.

x-ternon
x-ternon
29 septiembre, 2009 17:19

Pues con sus limitaciones para dibujar (esos personajes casi todos iguales), a mi me gusta su dibujo y su narrativa

Doc Thompson
6 agosto, 2010 23:18

My artile on Ironwolf

Allmanzor
Allmanzor
4 abril, 2011 13:55

Interesante reseña. Por desgracia mi contacto con la obra de Chaykin se limita casi exclusivamente a «Cody Starbuck». Ahora, ésta (Cody Starbuck) me parece de una calidad artistica sublime. Francamente, de lo mejor por lo que se han paseado mis ojos en toda la vida.