Entrevista a Roy Thomas con motivo del Marvel Gold: Los Vengadores La Guerra Kree Skrull

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Edición original: Marvel Comics.
Edición nacional/ España: Panini Comics.
Guión: Roy Thomas.
Dibujo: John Buscema, Don Heck, George Tuska y Werner Roth.
Entintado: John Buscema.
Color: Sam Rosen.
Formato: Libro en tapa dura. 592 Páginas.
Precio: 39,95€.

 
 
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Edición original: Marvel Comics.
Edición nacional/ España: Panini Comics.
Guión: Roy Thomas.
Dibujo: John Buscema, Barry Smith, Sal Buscema
Entintado: Mike esposito.
Color: Sam Rosen.
Formato: Libro en tapa dura. 624 Páginas.
Precio: 39,95€.

 
 
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Edición original: Marvel Comics.
Edición nacional/ España: Panini Comics.
Guión: Roy Thomas, Steve Englehart.
Dibujo: Neal Adams, John Buscema, Barry Windsor-Smith.
Entintado: Mike Esposito.
Color: Sam Rosen.
Formato: Libro en tapa dura. 656 páginas.
Precio: 39,95€.

 

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Introducción

La Visión, Ultron, la boda de Chaqueta Amarilla y la Avispa, El Caballero Negro, El Gran Maestro, Hiperión y el Escuadrón Siniestro, Guardián Rojo, La Valquiria, Capitán Mar-Vell, John Buscema, Arkón y Polemachus, Hércules, Lobo Rojo, el primer crossover Marvel: Vengadores vs Patrulla-X, Ojo de Halcón como Goliat, los nuevos Amos del Mal, los Invasores, El Zodíaco, El Segador, La Legión Letal, Los Hijos de la Serpiente, Magneto, el romance Bruja Escarlata/Visión, Neal Adams, el origen de Pantera Negra, la Guerra Kree-Skrull…

Así enumerado concepto tras concepto puede parecer mucho. Porque lo es. Ese es el legado de Roy Thomas para los Vengadores. En él nos queda la mayor némesis del grupo: Ultron, el vengador por excelencia del grupo: La Visión y la mayor saga que se ha escrito de Los Vengadores en toda su historia: La Guerra Kree-Skrull. Demostró que personajes como Goliat, Ojo de Halcón y La Visión podían y pueden mantener la serie por si solos y que una mejor vida, igual de brillante, es posible sin la omnipresencia de la trinidad vengadora, algo impensable e impracticable hoy en día. Historias internacionales, cada vez más maduras, dentro de una enciclopédica continuidad de la que se sirve en un principio para recibir héroes y villanos de otras colecciones para, poco a poco, consolidarse y consagrarse como la serie troncal del Universo Marvel. Todo ello aderezado con el dibujo del maestro John Buscema y de escuderos de la talla de Neal Adams o Sal Buscema. Se trata, sin ningún género de duda, de los años dorados de Los Vengadores. Con la publicación del quinto Marvel Gold dedicado a los Héroes Más Poderosos de la Tierra se concluye la recopilación en este formato de las aventuras narradas para el grupo por Roy Thomas, las cuales comenzaron en el segundo tomo (donde cogía el testigo de Stan Lee) y concluyen en este quinto (donde cede el testigo a Steve Englehart). Para celebrar la publicación de este nuevo Omnigold, he querido entrevistar al propio Roy Thomas, quien ha accedido gustosamente a contestarme a algunas preguntas sobre su etapa al frente de la serie. Esta entrada se completa con otra entrevista a Steve Englehart, un exhaustivo repaso a la etapa de Roy Thomas y las biografías de algunos de los autores. Esperemos que sea de vuestro agrado, porque sin ninguna duda estamos ante una gran etapa digna de revindicar.

Entrevista a Roy Thomas

Pedro Monje: Uno de los personajes que introdujiste en los Vengadores durante sus horas más bajas (solo tres miembros: Clint, Hank y Janet) fue la Pantera Negra, quien ha sido importante en su historia. ¿Cuál es la historia detrás de ese fichaje?

Roy Thomas: Realmente esto fue idea de Stan Lee, que quería introducirle en el grupo. El mismo Stan no me dejaba utilizar al Capitán América o a Thor o a Iron Man fundadores porque tenían sus propias colecciones y pensaba que la gente se confundiría si salían en dos o más series. Hubo un momento en el que los Vengadores tan solo estaban compuestos por tres miembros: Ojo de Halcón, Hank y Janet. Así que el poder usar a T’Challa al menos fue una mejora respecto a las otras alternativas de la época, pero quitando eso y el hecho de que servía para equilibrar la balanza racial, tampoco fue una decisión muy pensada.

P.M.: ¿Cómo llevabas el no poder usar a la trinidad vengadora?

R.T.: Como te decía, Stan no me dejó usar desde el principio a Thor o a Iron Man de una forma regular y posteriormente pasó lo mismo con el Capitán América. Esta decisión me pareció fatal en un primer momento, porque perdía los atractivos más comerciales y los más poderosos en el grupo. De hecho, no me parecía justo porque el propio Stan nunca había escrito a los Vengadores durante su etapa sin que faltara más de uno de ellos. Hacía el final de mi etapa conseguí salirme con la mía y poder volver a usarlos, más que nada porque Stan dejó de prestar mucha atención a los cómics durante aquellos años.

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P.M.: Tras su fichaje el protagonismo de la serie se centró en Hank Pym, quien creó a Ultrón y este último a la Visión. Intuyo que había cierto interés creativo en los temas robóticos, ya que en tus primeros números empleaste a Dragon Man, el Super-Adaptoide, Ixar o Ultrana y sus Ultroides. ¿Qué parte de interés o de casualidad había en todo esto?

R.T.: Según leía tu pregunta no tenía ni idea de quienes eran Ultrana y sus Ultroides. Se me habían olvidado por completo. Fueron los villanos de mi primer año en la colección y todavía no tenía muy depurado el concepto. Además, la única conclusión que puedo sacar a todo esto es que me gustaba conjugar la palabra “Ultra”. Más allá de esto, no tenía ningún interés excesivo en robótica o androides, pero me parecían elementos muy interesantes para las historias. Y cuantas más vueltas le daba a la idea de crear un robot villano para el grupo, no podía dejar de pensar en las posibilidades que tendría que ese villano crease otro robot para encargarle los trabajos forzados y que luego se volviera contra él. Cómo iba a saber que aquello se convertiría en un éxito…

P.M.: ¿Cómo recuerdas la creación de Ultron y Visión?

R.T.: La creación de la Visión también fue en parte idea de Stan Lee. Un día vino a mi despacho y me dijo que había llegado el momento de crear un nuevo vengador para el grupo, completamente nuevo. Pero yo quería usar a la Visión que había creado Jack Kirby en su día (¿Y Joe Simon?). Stan me lo prohibió porque decía que el nuevo personaje tenía que ser un androide, por razones que nunca me explicó. Con esa premisa yo tenía que crear al personaje, así que mezclé un poco (sobre todo la parte física) de la creación de Kirby con detalles nuevos y de ahí salió.

P.M.: También con John Buscema “re-usaste” a un viejo concepto previo al Universo Marvel para crear a otro vengador, fruto también de vuestro predilección común por la Espada y Brujería. ¿Cómo recuerdas el momento de crear al Caballero Negro?

R.T.: Ay, el Caballero Negro. ¡Qué recuerdos! A mí me había gustado la versión antigua de Lee y (Joe) Maneely, de los años cincuenta porque la había leído cuando tenía diez años y también me encantaba la versión villana del Caballero Negro que habían creado Stan y Jack montando un caballero con alas. Impresionante. Así que las combiné en una misma añadiendo ideas propias y haciendo un guiño al Shining Knight de DC Comics. De todas formas, tanto las nueva versión de la Visión como del Caballero Negro que creé en Los Vengadores son resultado de no querer crear héroes desde cero siempre que pudiera evitarlo, porque sabía a ciencia cierta que no iba a ser creaciones mías sino de Marvel dado cómo funcionaba el sistema por aquellos años. Aunque, afortunadamente Marvel si que cuenta que son co-creaciones mías y me han pagado los royalities que me corresponden cuando La Visión se ha usado en las películas o en las series de animación, así que estoy contento con ello.

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P.M.: A mitad de tu etapa, tras redefinir a Hank Pym y crear a Ultrón/Visión, dedicaste algunos números a redefinir a Ojo de Halcón. ¿Cómo recuerdas al personaje y lo que significa para los Vengadores?

R.T.: Ojo de Halcón parecía el más débil de todos los integrantes de Los Vengadores. Pero lo que motivó en realidad este cambio es que él era de los pocos personajes con los que podía hacer algo de verdad sin tener que responder ante ningún otro guionista. En pocos números le dimos nuevos poderes, un hermano muerto, la reconciliación con su antiguo maestro y una némesis particular, haciéndole un personaje más maduro y poderoso. Años más tarde también trabajé con él durante mi etapa en Los Vengadores Costa Oeste y, curiosamente, ahí también recuperó durante unos números los poderes de crecimiento.

P.M.: En estos números previos a la Guerra Kree-Skrull hiciste una cosa que sería esencial para el desarrollo de Wanda. La separaste de su hermano por primera vez. ¿Cuáles fueron estas motivaciones y qué opinas del parentesco de la Bruja Escarlata y Magneto?

R.T.: No tardé mucho en darme cuenta de que la presencia continua de Pietro alrededor de Wanda no me dejaba desarrollarla como un personaje propio. Su sombra era demsiado larga. Pensé que podría ser buena idea separarlos un tiempo para ver qué pasaba. Con ellos ya había hecho un ejercicio de retro-continuidad haciéndoles los hijos del Zumbador y de Miss América. De todas formas, cuando hicieron que en realidad fuesen los hijos de Magneto no me pareció mal, ya que me pareció muy intrínseco a los personajes y les revivía de alguna manera.

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P.M.: Sobra decir que la Guerra Kree-Skrull tuvo una gran importancia en la mitología del grupo y del Universo Marvel. ¿Cómo recuerdas la génesis de esta historia y de utilizar en ella al Capitán Marvel y Rick Jones? ¿Cuánto cambió con la llegada de Neal Adams a la serie?

R.T.: Tomé la idea de un libro de los años cincuenta de Raymond Jones, titulado This Island Earth. Desde el principio no podía quitarme de la cabeza la idea de que las razas Kree y Skrulls estaban al final de su evolución… y de que Rick Jones manifestaría a través de sus poderes a antiguos personajes de cómics para luchar contra ellos. Ya planté mi idea en el último número de la serie antes de la llegada de Neal Adams. También usé con antelación al senador Craddock y siempre tuve claro que él iba a resulatr ser la cuarta vaca skrull del segundo número de los Cuatro Fantásticos. Eso es todo lo que le conté a Neal Adams cuando se subió a bordo de la serie. Y ahí, por supuesto, es donde Neal añadió un montón de cosas a la historia, no solo un gran dibujo. Por ejemplo, fue cosecha suya (aunque sin relación alguna con la guerra en sí) la secuencia en la que el Hombre Hormiga entra dentro de la Visión. Pero la guerra Kree-Skrull la habría contado igual si Sal Buscema hubiese seguido en la serie.

P.M.: Si, es que es bastante habitual afirmar que existieron varios problemas de colaboración entre tú y Neal durante esa saga, sobre todo hacia el final… ¿Cómo lo recuerdas?

R.T.: El dibujo de Neal y sus contribuciones consiguieron elevar la calidad de la saga, pero ni mucho menos fueron el 90% de la historia como se suele insinuar tanto…Nos llevábamos bien por aquel entonces. Fue más tarde cuando algunos problemas surgieron. Suele suceder con las colaboraciones. Pero en aquel momento no hubo ni un problema.

P.M.: No queríamos dejar pasar la oportunidad para preguntarte por otro grupo que creaste durante tus últimos días en los Vengadores. Hablamos de los Defensores, con personajes que habían perdido su serie poco antes por distintos motivos. ¿No te planteaste incorporar al Doctor Extraño o Estela Plateada a Los Vengadores? Hubieran sido grandes fichajes (de hecho, Estela es el único gran personaje de los sesenta que todavía no ha sido vengador).

R.T.: Pues la verdad es que sí quería a Estela Plateada, pero siempre pensé en él como miembro de este nuevo grupo de los Defensores. Pero como me pasó con los Vengadores en su día, Stan Lee no me dejó usar a Estela de forma regular en la serie porque él estaba escribiendo la suya en solitario, así que me sugirió al Doctor Extraño. Una vez más su sugerencia fue un acierto, porque creo que funcionó muy bien, aunque visto con perspectiva me hubiera gustado contar con los cuatro miembros desde el principio. Pero no pensé en usarles en Los Vengadores.

P.M.: Hablando de perspectiva. Si tuvieras que elegir tu número favorito de la serie o tu momento o personaje, ¿Cuáles serían?

R.T.: Es difícil contestar a eso. Me quedaría con la Guerra Kree-Skrull, pero también con la creación de los Escuadrones Siniestro y Supremo. La idea de traer de vuelta a la Antorcha Humana, Namor y el Capitán América en la continuidad a través del juego de ajedrez del Gran Maestro me gustó mucho. Tiene en común con la Guerra mi amor por los personajes de la Edad de Oro. Pero había más cosas, como todas las historias con John Buscema y por supuesto la creación de Ultrón y la nueva Visión.

P.M.: Última pregunta. Como un seguidor (¡placer culpable!) de tu etapa en los Vengadores Costa Oeste, ¿cómo recuerdas esa etapa?

R.T.: Siendo modesto, creo que es una etapa infravalorada. Incluso por la misma gente que valoran en alta estima mi etapa en Los Vengadores en los sesenta y setenta. Yo creo que mis números en Vengadores Costa Oeste tenían la misma energía, aunque el hecho de que no editase yo mismo la serie hacen que fuera un poco distinta por momentos. Trabajar en ella con Paul Ryan y Dave Ross en particular fue maravilloso y Dann contribuyó con muchas buenas ideas en aquellos números. Me sentó muy mal cuando supe que AWC iba a ser reemplazada por una nueva serie titulada Force Works que además Dave y yo no íbamos a poder escribir y dibujar. No me da vergüenza admitir que fui feliz cuando supe que tuvo que cerrar tan rápido. Supongo que soy humano en el fondo, aunque los rumores digan lo contrario [Risas].

Entrevista a Steve Englehart

Aprovechamos la ocasión, ya que este tercer Marvel Gold contiene el comienzo de la etapa de Steve Englehart en el título, para recuperar la entrevista que mantuvimos con el guionista de la serie hace pocos meses, seleccionando las preguntas que nos contestó relacionadas con la serie vengativa.

P.M.: Hablemos un poco de tu etapa en Los Vengadores, fuiste el tercer guionista tras Stan Lee y Roy Thomas en escribir la serie. Allí creaste a Mantis, un personaje con el que quedarías asociado para siempre. ¿Qué ideas te llevaron a su creación? ¿Cómo recuerdas esta etapa?

S.E.: Mantis fue un personaje fundamental para mi carrera, porque me enseñó que era más divertido dejar a los personajes hacer lo que quieren que hacerles hacer lo que se espera de ellos. Naturalmente, tenía que tener algún control sobre el producto completo y hacer a los personajes ser lo que son, pero mi trabajo posterior a trabajar con Mantis siempre se basó en dejar a los personajes respirar libremente. Y no, no había pensado en centrar en ella una historia de tantos números, pero ella me lo pedía. En lo que respecta a su creación, todo ocurrió porque estaba tratando de introducir algo de drama en la caracterización de los vengadores del grupo por aquel entonces. Iba a ser una femme fatale que pondría a todos los miembros del grupo en contra unos de otros. En un principio no había pensado en hacer el “cuadrángulo” amoroso Mantis-Visión-Wanda-Espadachín que acabé haciendo. Pero tan pronto como la usé, se me ocurrió otra idea: hacer la guerra entre los Vengadores y los Defensores (“Avengers/Defenders Clash”) y para ello necesitaba que ella fuera una buena compañera de los Vengadores. Tras esa saga, ya no podía verla con los mismos ojos de “zorra” que había pensado para ella. Se convirtió en una mejor persona y eso me llevó a otra cosa, lo que me llevaba a otra cosa y así todo el rato. Cada nueva faceta suya me abría nuevas puertas de su personalidad.

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P.M.: De hecho, en tus sucesivas etapas en otras series Marvel (desde Estela Plateada a los Cuatro Fantásticos) usaste a Mantis repetidamente. ¿Qué dirías que significa ella para ti?

S.E.: Me gustan (casi) todos mis personajes. Especialmente, aquellos que he creado. Pero ella es especial para mí porque llegó muy pronto en mi carrera y me enseñó muchas cosas. Aparte de eso, ella se acabó convirtiendo en la Madona Celestial, así que incluso años después estaba interesado en explorar qué significaba eso. Creo que encajó muy bien con Estela Plateada porque él era tan estoico y ella tan llena de vida… Y ello le hizo una buena adversaria para Thanos y su amor por Muerte. Ella acabó representando del todo la “Vida” y yo estaba muy contento con su hijo (al que introduje en ‘Scorpio Rose’, cuando ella se estaba haciendo su propio camino fuera de los títulos no-vengativos) llevando más allá el alcance de la Vida y haciendo que él se aparee con Raptra. Humanos + vegetación + reptiles… Su impulso era unir al universo. Creo que está bastante bien para lo que empezó como una puta de Saigon.

P.M.: Me gustaría hablar un poco sobre la Guerra Defensores/Vengadores, una de las sagas más de culto entre los aficionados de nuestro país y un crossover muy bien valorado por los aficionados. ¿Cómo lo recuerdas?

S.E.: Cuando era un aficionado, disfrutaba de los veranos con Marvel porque ponían un número extra, el doble de grande (un anual) todos los años. Pero ese año, mi primer año como guionista, decidieron no hacerlo por alguna razón. Así que decidí por mi cuenta que daría a los lectores mi propia versión de dosis especial veraniega. Propuse mi idea a Roy Thomas, por antes el Editor Jefe de Marvel, porque juntar a dos series regulares durante todo el verano era algo que necesitaba aprobación. Me dio luz verde y me puse con ello. Luego me lo pasé en grande imaginándome cómo podría ser la historia y los diversos capítulos y enfrentamientos. El hecho de que muchísima gente se lo pasara bien con los resultados de esas peleas fue otro paso en mi educación como guionista: mis instintos eran bastante bueno.

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P.M.: En lo que respecta al gran cambio de alineación a mitad de etapa… ¿Qué era lo que te atraía de usar a la Bestia y a Hellcat como vengadores? ¿Cuáles eran las razones que te llevaron a traer de la muerte a Wonder Man?

S.E.: La mayor parte de mi etapa hasta esa altura había estado relacionada con Mantis, así que cuando ella dejó la serie y llegó la hora de hacer el clásico “nueva alineación de Los Vengadores”, quería ir en una dirección no-cósmica. La Bestia había sido la estrella de mi primera serie, donde había introducido también a Patsy Walker, pero no fui capaz (ni La Bestia tampoco) de hacer la serie lo suficientemente importante como para que siguiera vendiendo. Acabé la serie con un misterio allí, donde Patsy le había dicho a la Bestia que algún día ella querría algo de él, y pensé que era el momento de continuar esa trama. Él me gustaba ya de por sí, pero ella me intrigaba porque (según avanzaba la serie) había demostrado que tenía un inesperado par de cojones. Ella era más dura de lo que parecía, pero todo el mundo la escribía como una adolescente modelo de moda. Yo quería jugar con todo eso. Respecto a la Bestia, como decía antes, yo era el único que usaba a la gente-X tan a menudo como podía como invitados especiales en los muchos títulos que escribía. Dicho lo cual, la Bestia no era nadie especial ni un gran atractivo en ventas, pero pensé que podía hacer grandes historias con él.

Mi idea detrás de querer usar a Wonder Man, dado que había sido asesinado hacía mucho tiempo en los primeros pasos de la Era Marvel, es que quería explorar lo que la vida significaría si vuelves de la muerte. Vi a este personaje como muy oscuro, muy sepulcral, con lo que sería sin duda una visión muy única de la vida. Como con todos los personajes, quería ponerle en el grupo y ver a qué me llevaba eso. Desafortunadamente, tal pronto como le introduje, dejé la serie y nunca más tuve la oportunidad de continuar lo que tenía previsto. Para cuando le heredé como miembro de los Vengadores Costa Oeste, se había convertido en alguien muy blando, puramente un hombre-musculo sin nada de oscuridad. No lo encontré muy interesante, pero ese era el personaje que tenía y creo que lo honesto es trabajar con los personajes como son cuando te los encuentras y no cambiarles a conveniencia así que intenté hacerlo lo mejor posible. Pero como se vio en una de las historias que hice en Vengadores, podríamos haber tenido zombies mucho tiempo antes que en Walking Dead. Un héroe zombie.

P.M.:¿Hubo algún personaje que te hubiera gustado incluir en los Vengadores y que no pudieras?

S.E.: Para cuando me echaron de los Vengadores Costa Oeste, yo había introducido varios personajes, así que diría que no me quedó nadie por usar que no pudiera. Había algunos otros personajes que me gustaban y si hubiera estado más tiempo por allí los habría usado, pero solo lo de tener un personaje y no poder desarrollar sus planes solo me pasó con Wonder Man. Para el grupo en sí si tenía planes. Quería enfrentar a los vengadores en dos grupos en torno a la discusión de si “los vengadores tienen principios”. Por un lado Ojo de Halcón y “los vengadores hacen lo correcto” y por otro lado Pájaro Burlón y sus acciones recientes. Lamento haber perdido la oportunidad de haber explorado eso, pero era algo más relacionado con tramas y no personajes.

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P.M.: Tu primera salida de Los Vengadores fue casi cincuenta números después de que empezaras. ¿Qué ocurrió con Gerry Conway en tu salida?

S.E.: Gerry fue nombrado Editor Jefe siendo muy joven y decidió que, ya que él tenía el poder, podía hacer lo que quisiera, lo que significó que me quitó Los Vengadores y quitó Los Defensores a Steve Gerber, para quedárselos él. Unos cuantos de nosotros protestamos. Yo acabé saliendo de allí.

P.M.: ¿Podrías contarnos qué planes tenías para Dragón Lunar, Thor y Hellcat? Años más tarde, en la serie, Jim Shooter hizo una historia en la que Dragón Lunar controlaba a Thor mentalmente. ¿Eso estaba basado en tus ideas?

S.E.: Para mí todo era exploración. Quería ver qué ocurriría si Dragón Lunar convenciera a Thor de que era demasiado poderoso para estar en Los Vengadores y que debía estar con ella. No sé cómo habría acabado aquello. También quería ver a Hellcat/Patsy sufrir por todo lo que significaba ser una verdadera vengadora. No sé cómo habría acabado aquello tampoco. Eso sí, no tenía planes de hacer que Dragón Lunar controlara a Thor.

Análisis

El relevo del testigo se produjo en Avengers #35 (Diciembre 1966), donde ambos autores, maestro y tutor, compartían los créditos en una historia puramente intranscendente. Curiosamente, a pesar del innegable bajón de calidad de los números previos de Stan Lee, la saga de despedida centrada en los Hijos de la Serpiente aun hoy es un excelente ejemplo de las razones del éxito de Marvel, mezclando detalles de la actualidad política y cultural de la sociedad y una excelente caracterización de personajes. Pero faltaba algo. Y ese algo tenía nombres y apellidos: John Buscema. Aprovechando una sustitución para que Don Heck se encargara de un anual, Buscema le “robo” la titularidad de los dibujos de la serie a Don Heck. De esta forma, dos astros quedaban reunidos para siempre: Roy Thomas y John Buscema, una de las parejas más influyentes e importantes de la historia del noveno arte, comenzaron su etapa en la serie, a la que devolverían a una segunda juventud, en Avengers #41. En estos primeros números, Roy Thomas se esfuerza por mimetizar el estilo de Stan Lee (sus clásicos diálogos cursis y recargados, las eternas discusiones forzadas entre compañeros de equipo, aventuras con nefasto comienzo y salvación in-extremis sobre la campana, viajes internacionales a la mínima oportunidad…). De hecho, los enemigos elegidos y creados para estos números no eran precisamente el culmen de la originalidad. En estas páginas podíamos encontrar a Laser Viviente (Avengers #35), Ixas El Planeta Viviente y sus androides de curiosos nombre (Avengers #36-37), El Pensador Loco (Avengers #39) o Namor (Avengers #40). La disminución del poder del grupo ante la ausencia de Thor e Iron Man (una de las condiciones impuestas por Stan Lee al joven Thomas era seguir con la cláusula “nada de miembros originales”) condicionaban en exceso el nivel de las amenazas. Para solucionar este inconveniente, algo incomprensible en una colección a la que se la reconoce como “Los Héroes Más Poderosos de la Tierra”, Roy Thomas da el primer giro de tuerca magistral, incorporando a Hércules al grupo en “¡Un inmortal entre nosotros!” (“In our midst… an immortal!”, Avengers #38, Marzo 1967), en el que es sin duda el hecho más destacable de estos números (aparte de ver a la Viuda Negra ir por ahí amenazando de muerte a sus enemigos, un hecho que marcó a más de uno.

La entrada en la serie de John Buscema iba a ampliar el potencial de la serie en todos los aspectos, tanto dentro como fuera de las viñetas. Ambos autores, compenetrados desde el comienzo, se atrevieron a cambiar muchos aspectos rígidos e inamovibles hasta entonces. Todo aquel que leyera comics por aquel entonces sabia que el formato de los comics era algo fijo y estable. Aventuras exclusivamente autoconclusivas, de un solo capitulo, con un exceso de exposición narrativa y con unas páginas cargadas de viñetas, donde tan solo en las páginas 2 y 3 podían permitirse una doble splash-page. Roy y John, dignos herederos de Stan y Jack, iban a cambiar las reglas poco a poco. Perdieron el miedo a presentar sagas más largas con sus respectivos cliffhangers, subtramas entre números, una menor cantidad de diálogos interiores auto-definitorios, splash-pages sorpresa en mitad del numero (ese Hércules contra Tizón…). Todo ello, aunque imperceptible en tiempo real, contribuyó a refrescar el medio y mantener la jovialidad en los comics.

De hecho, si analizamos la historia de La Casa de las Ideas, podemos comprobar como la historia se repite en numerosas ocasiones y como cada pocos años, una pareja de autores destacan y revolucionan el medio, dejando sus respectivos nombres grabados en la memoria colectiva y ganándose el respeto y el recuerdo de todos los aficionados. Si tuviéramos que hacer un recuento de los mejores tandems creativos de la historia de Marvel, el de Roy Thomas/John Buscema tiene reservado un sitio privilegiado. Es cierto que el primer puesto en este pódium divino de equipos creativos está reservado para Stan Lee y Jack Kirby. Y no menos cierto es que Chris Claremont y John Byrne (Uncanny X-Men, Marvel Team-Up, Iron Fist) tienen garantizada la presencia en esta clasificación particular. Con permiso de las “parejas” más jovenes, Brian Michael Bendis/Mark Bagley y Mark Millar/Bryan Hitch, el tercer equipo creativo más importante e influyente de la editorial podríamos afirmar que es el de Roy Thomas/John Buscema.

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La primera de las sagas incluidas (Avengers 41-42), Los Vengadores se enfrentan a Diablo y Dragon Man, una historia entretenida de dos partes con un final un tanto Deus Ex Machina (¿cuál no lo era por aquel entonces?) con la aparición del Capitán América en el último momento para salvar el día. Como curiosidad, en esta debemos destacar el creciente interés por parte de Hank Pym en los androides y robots. Tras la saga previa centrada en Ixas El Planeta Viviente y sus androides y una aventura posterior con el Superadaptoide de villano, en la presente saga vemos a Goliat muy interesado en el tema, lo cual no es sino una extensión de la predilección de Roy Thomas por este tipo de genero robótico. Este hecho no es para nada anecdótico sino todo lo contrario, ya que ese pueden interpretar como las primeras pistas de lo que todo sabemos que estaba por llegar: la creación de Ultron y La Visión.

Y sin cortarse ni un pelo, de una historia puramente robótica pasamos a una delicadamente política. En capítulos anteriores (léase con voz en off de Lost), habíamos visto como Roy Thomas dedicaba no pocas páginas al sub-argumento de La Viuda Negra (a pesar de que esta, oficialmente, no era todavía vengadora… ¡¡y no lo sería hasta ocho años después!!). La espía rosa, y doble agente, estaba infiltrada en el conclave de la alianza ruso-china (a la que el eufemismo político del momento se refería por Telón de Bambú). Como toda damisela en apuros de aquellos años, precisaba ser rescatada por los valerosos y afeitados héroes de turno. Este caso no iba a ser menos, pero al menos la historia merecía la pena ya que en ella se nos presentaba al Guardián Rojo, revelado como el antiguo marido de la Viuda Negra. Un nuevo personaje con un inmenso potencial que queda truncado por su inesperada muerte al final de la saga (recordemos que en estos años setenta no era muy normal que los personajes murieran así como así, por aquello de ahorrar ciertos traumas a los más pequeños). Final de infarto y las aventuras cogían velocidad de crucero por momentos.

Como curiosidad de esta saga, conviene destacar que en ella Clint Barton (no Burton, joder, que he visto hasta a editores escribirlo mal en sus artículos) le pide matrimonio a Nathasha cuando esta decide abandonar su identidad superheroica. Pero lo curioso no es eso, sino que esta “subtrama” queda extrañamente aparcada y no somos testigos ni de una respuesta positiva o negativa. Vamos, que Clint sigue esperando… Quizás cuando Joss Whedon decida enrollarles en la gran pantalla (porque pasará antes o después) veamos algo similar en las viñetas… El motivo del “olvido” de esa línea argumental radica en que a partir de ese momento y por obra y gracia de Roy Thomas, La Viuda Negra pasó a asociarse con S.H.I.E.L.D., el que a la postre sería un giro clave para entender la identidad del personaje. La Viuda (un personaje que al fin y al cabo por aquel entonces iba dando tumbos de un lado para otro con aquel disfraz que tenía) quedaría asociada a la gran agencia de espionaje Marvel gracias a la buena visión de Roy Thomas.

Pero algo estaba cambiando también en la forma de narrar. A pesar de muchas aventuras trágicas y giros argumentales sorpresa que incluyeran las historias, todas ellas siempre quedaban estructuradas siguiendo el manual del cómic para niños. Paso 1: el malo llega. Paso 2: el malo vence a todos los héroes… menos uno. Paso 3: el héroe que queda libre es el que gana el día (alternándose el protagonismo en cada aventura). Y así volver a empezar. En las próximas historias este manido recurso infantiloide iba a ser puesto a prueba como cuando, por fin, todos los Vengadores en unión se enfrentan al Superadaptoide (Avengers#45, Octubre 1967) como un verdadero equipo. Y todo ello salteado con pequeñas gotas de costumbrismo, tridimensionalización y humanización de nuestros héroes, dejando de lado sus maniqueas personalidades y continuos clichés. Así pues, era habitual ver al Capitán América leyendo libros de Tolkien (recordamos que esto se ambienta a finales de los años sesenta… y la obra maestra del autor británico no llevaba ni diez años publicada), Hércules afeitándose su barba (¡Hola Sanson!), Janet van Dyne gastando compulsivamente su recientemente recibida multimillonaria herencia (otro de los rasgos del personaje que ha permanecido inmutables hasta hoy) o de forma recurrente a Mercurio presentándose cada vez más irracional en lo referido a las relaciones humano/mutantes, algo muy premonitorio. Por aquellos números también encontramos un nuevo enfrentamiento entre los Pym y Torbellino, y aunque hay que reconocer que ese cara a cara está muy manido hoy en día, por aquel entonces había sido su segundo enfrentamiento, tras decidir Roy Thomas recuperar a un personaje de un uso creado en Tales to Astonish cuatro años antes. En este episodio, Hank Pym consigue compaginar por primera vez los poderes de Hombre Gigante y Hombre Hormiga.

En definitiva, nos encontramos con que con el paso de los números, Thomas va distanciándose sin complejos cada vez más de su maestro Lee y encontrando su propio estilo. Sin olvidar, eso sí, la premisa básica de la colección que desde entonces iba a ser santo y seña: el cambio constante de alineación. De la noche a la mañana, el grupo iba a sufrir varias alteraciones creándose una de las alineaciones más interesantes de su historia. A la salida del Capitán América, en una de sus primeras (de las muchas que estaban por llegar) pérdidas de fe en el patriotismo americano (Avengers 47, Diciembre 67) se le iba a unir la marcha de Hércules tras reconciliarse con su padre, Zeus, al salvar al Olimpo de la amenaza de Tifón (Avengers 50, Marzo 68) y el secuestro-reclutamiento de Mercurio y La Bruja Escarlata a manos de Magneto (muchos años antes de que, en uno de los más vergonzosos pero efectivos casos de retro-continuidad, se revelase que él era su padre). Y es que, efectivamente, por primera vez de su historia Los Vengadores se enfrentaban al Señor del Magnetismo. Exiliado por El Extraño (X-Men Vol. 1 18, Marzo 66), es devuelto a la Tierra por obra y desgracia de Dane Whitman, el sobrino (americano, que no se nos olvide) del Caballero Negro original (fallecido en Tales of Suspense Vol. 1 73, Enero 66). Para compensar sus errores que tanto le atormentaban (y lo que te rondaré, moreno) Dane decide porque sí tomar el legado y el nombre clave de su tio (AV 48, I 68) y lavar su nombre (ay, que inocente. Así da gusto). El pobre hombre empezó mal en su camino del bien, trayendo de vuelta a la Tierra al siempre bipolar Magneto, manipulador nato que consigue llevarse a su bando a Wanda y Pietro (eclosionando así las subtramas argumentales donde se le oía al bueno de Pietro rajar de los humanos cada dos por tres). Así pues y tras tanta salida, la alineación de los Vengadores quedaba reducida a tan solo tres miembros (Ojo de Halcón, Goliat y La Avispa). Sin duda, podríamos considerar esta como la alineación más poco poderosa de la historia de los Vengadores (comparable solo con la alineación post-Onslaught… que más o menos consistía en la Viuda Negra, cuatro paredes y cinco calabazas).

Antes de dar la bienvenida al nuevo miembro, el truco que empleó Roy Thomas para sacar al grupo del atolladero en fuerza y número tampoco fue el colmo de la originalidad. Con el crédito ganado a costa de ganarse la confianza personal y profesional de Stan Lee, pudo traer de vuelta a Iron Man y a Thor por un número para enfrentarlos a Benicio del Toro digoooo… El Coleccionista (Avengers#51, Abril 1968). Un número relativamente intranscendente pero la antesala de uno de los números más importantes de la historia del grupo. En “La muerte llama a los héroes” (“Death Calls for the Arch-Heroes!”, Avengers 52, Mayo 1968), Roy Thomas se desmelena (y teniendo en cuenta las pintas hippies del autor y editor por aquel entonces esto son palabras mayores) y en un mismo número presenta por primera vez a El Segador y decide incorporar a Pantera Negra al grupo, elegido personalmente por el Capitán América como su sustituto. No en vano y como no podía ser de otra forma, su oportuna llegada (en manos de un John Buscema on fire) sirve para salvar el día de las manos (o mano y guadaña en este caso) de El Segador. Como los adelantados lectores sabrán, este villano no es otro que el hermano de Simon Williams, El Hombre Maravilla quien por aquel entonces estaba muerto, todo ello antes de resucitar, morir otra vez, volver a resucitar, meterse en el cuerpo de Wanda (en todos los sentidos), morir (creo) y varias cosas más hasta que a Rick Remender le ha dado por putearle aún más metiéndole en el cuerpo del otro personaje más puteado por excelencia de Marvel (Pícara). El Segador busca venganza al considerar al grupo como responsable directo de la muerte de su hermano (algo que le acompañará toda su carrera). Inciso: personalmente (y a falta de cómo abordan todo el tema de los Pyms) me gustaría que Simon y Eric Williams fueran los protagonistas de la tercera película de Los Vengadores. Sin duda sería algo digno de verse en pantalla.

Avengers 52 John Buscema

Tras este número autoconclusivo (para que ocurra algo semejante hoy en 1día tendríamos que leer sagas de seis números), le llega el turno al primer crossover de la historia de Marvel. Así, en mayúsculas. El primer crossover entre dos series Marvel. El primer cruce entre La Patrulla-X y Los Vengadores (Uncanny X-Men Vol. 1 #45 y Avengers#53, Junio 1968). Y eso, aquí y ahora a menos de una semana de un nuevo crossover (AXIS), no es moco de pavo. El enemigo en este caso sería Magneto, retomando subtramas anteriores.

Tras esta saga, el ritmo no para y la montaña rusa creativa y emocional va a desembocar en la creación de un nuevo villano para los Vengadores. Un villano al que muchos consideramos la némesis por excelencia del grupo y un villano al que millones de personas quedarán expuestas a partir del próximo mes de Mayo. Estamos hablando, por si quedaba alguna duda, de Ultrón. Por ello, lo que empieza siendo un nuevo enfrentamiento con segunda formación de Los Amos del Mal y que comienza como una batalla más acaba convirtiéndose en una de las historias más importantes de la serie (Avengers #54-55, Julio-Agosto 1968). En ella se produce el debut de Capucha Carmesí, misterioso líder del grupo que en esta ocasión también está conformado por secundarios como Klaw, El Fundidor, Torbellino, El Hombre Radiactivo y un infiltrado Caballero Negro. Tras una engañosa revelación (en un primer momento tras la máscara se encontraba un mentalmente controlado Jarvis), resulta ser Ultron-5, en su primera aparición Marvel: un todopoderoso androide destinado a convertirse en la mayor némesis del grupo. Sobran las palabras en torno a lo que representa Ultrón en la trayectoria del grupo. Un hurra por Roy Thomas. Pero no os dejéis la voz al gritar que lo mejor todavía está por llegar.

Avengers 54

Tras esta mini-saga nos encontramos con un capítulo autoconclusivo (Avengers 56, Noviembre 1968) en el que los Vengadores acompañan al Capitán América en un viaje por el tiempo al momento de la muerte de su compañero Bucky. Teniendo en cuenta la situación actual del personaje (“No estaba muerto, estaba de parranda”) a pocos días de haber estrenado una nueva serie regular propia, pues da un poco de risa. Así que pasemos esto por alto, aunque se agradece la intención por parte de Roy, siempre atento a hacer cualquier guiño a la Edad de Oro del cómic a la mínima oportunidad. No en vano, ese es un factor que influenció en su próxima creación.

No lo alarguemos más. “He aquí la Visión”. Ese mismo es el título («Behold… The Vision!«, Avengers #57, Octubre 1968) un nuevo personaje se unía al grupo, pero este era distinto a todos los demás. Curiosamente, la génesis de la creación del vengador por excelencia recae sobre los hombros de Stan Lee. “Siempre le insistía a Stan Lee en que quería traer de vuelta al Capitán América, Thor e Iron Man, pero Stan no me dejaba. Finalmente, decidió que necesitábamos un nuevo Vengador, y por razones que todavía sigo sin entender, decretó que debía ser un androide”, afirmaba Roy Thomas. Una vez más, la visión comercial de Stan Lee dio en el clavo. Si a eso le sumas la pasión que tenía Roy Thomas por la Edad de Oro del Cómic, tenemos un resultado redondo. Roy Thomas llevaba tiempo queriendo usar un personaje creado por Joe Simon y Jack Kirby a comienzos de los años cuarenta durante su estancia en Timely Comics llamado, oh sorpresa, Visión. Con un cambio de color facial a rojo (no hay que olvidar Marvel ya tenía sus propias pieles verdes y azules) y con el toque final de John Buscema (la joya solar de la frente, por ejemplo) debutaba La Visión. Una vez más, sobran las palabras. Su cuerpo sintético escondía las pautas cerebrales tomadas, en una vuelta de tuerca maestra de Roy Thomas, del entonces difunto Wonder Man (con todo el juego que esto daría con el paso de los años). En esta misma saga descubrimos que Hank Pym (a quien, analizando los números previos, ya le habíamos visto interesado en otros androides como Dragón Man o el Superadaptoide) había sido el creador del malvado Ultron, en una encubierta analogía religiosa (lo suficientemente sutil para pasar la censura del omnipresente Comics Code) en la que Pym jugaba a ser Dios y crear vida. Un experimento fallido, al estilo del clásico Frankenstein, en el que el hijo toma vida y se rebela contra su creador. Quien le iba a decir al hijo de Ultron (y al propio Ultron) que el nieto de Hank Pym iba a convertirse en uno de los principales pilares de Los Vengadores. Y protagonista de la segunda película. Una vez más: “Ole Roy, Ole John”.

Avengers 57

Como si esto fuera poco, el ritmo no paraba. Y llegaba la hora de Hank Pym. Porque con la distancia que pueda darnos el tiempo (y la lectura, claro), puede llegar a pensarse que Los Vengadores son sinónimos de El Capitán América, Iron Man y Thor y poco más. Y sí, es cierto que los tres pesos pesados Marvel (más ahora con las superproducciones cinematográficas) son la piedra angular sobre la que se han construido la mayoría de las historias, pero si analizamos mínimamente los cien primeros números de Los Vengadores nos encontramos con que de todos los personajes fundadores el más importante para el grupo fue Hank Pym. Lider espiritual y táctico del grupo, derrochando carisma y propenso a repartir un par de buenos guantazos, Hank Pym iba a brillar con luz propia en la nueva saga en la que asumiría la identidad de Chaqueta Amarilla. Es que alejado de la épica que se pueda esperar de una colección bautizada como Los Héroes Más Poderosos de la Tierra, Hank Pym encarna como nadie el exponente que marca la línea del drama y dramatismo propio de Marvel, costumbrista y deconstructivista y de finales llenos de personajes que nunca ganan realmente (y eso sin hablar de la enorme losa que supuso la agresión que 150 números después le iba a propinar al amor de su vida). Como consecuencia de un fallido experimento químico (ay cuantos orígenes de superhéroes han salido de esta misma idea…) y bajo una personalidad desinhibida, atrevida y picaresca de sí mismo, Pym adopta nuevo traje y nuevos poderes con el nombre de Chaqueta Amarilla. Y puede parecer que no, pero Hank Pym iba a portar esta identidad de forma continuada durante los siguientes quince años. Nada más y nada menos que quince años. La identidad más continuada que ha adoptado el personaje y mucho más lejos de la visión de Doctor Who moderno y macroinventor en busca de la redención eterna que intentan vendernos actualmente (Dan Slott, te estoy mirando a ti). “Goliat no quiere casarse con Janet Van Dyne, ¿eh? ¡Pues Goliat dejará de existir! Solo existirá el llamado… ¡Chaqueta Amarilla!”. Así pues… ¡¡¡campanas de boda!!! Había llegado la hora de, ocho años después de crearse el Universo Marvel, celebrar la segunda (si la memoria no me falla) boda de la Era Marvel (la primera, sobra decirlo, fue el enlace entre Reed Richards y Sue Storm). Obviamente, y continuando con la tradición de enlaces accidentados, los “desafortunados invitados” en este caso fueron El Circo del Crimen del Jefe de Pista. Pobres.

Avengers 59

El excelente (con todas sus letras) estado de salud de la serie iba a hacer pasar casi de forma inadvertida la marcha de John Buscema. No era una buena noticia. Sin embargo, iba a firmar un par de últimos números (primeras páginas impresionantes incluidas) contando el regreso del Caballero Negro en un enfrentamiento con los gigantes de fuego y hielo con la ayuda del Doctor Extraño (ay, qué oportunidad perdida para haberlo hecho miembro a esas alturas…) y en trasladar a los Vengadores a Wakanda de vacaciones para acabar enfrentándose a M’Baku, sustituto de T’Challa bajo la identidad de El Hombre Mono. Con estos números despedimos a John Buscema y dábamos la bienvenida a tres maestros del noveno arte: Gene Colan, Barry Windsor-Smith y Sal Buscema. Casi nada. Y además, Roy Thomas optó por organizar las sagas en capítulos de tres números, permitiendo a sus nuevos dibujantes explayarse con más splash-pages, algo casi impensable por aquel entonces (y casi inevitable hoy en día). Vamos, lo que viene siendo el decompressive storytelling hoy en día (algo que muchos le atribuyen a Chris Claremont). Con esta técnica, Roy Thomas conseguía ahorrar al lector la habitual sensación de un cierre brusco, donde las aventuras se resolvían de forma bastante forzadas en las penúltimas páginas. Un verdadero sople de aire fresco.

¿La primera de estas sagas? Pues si antes hacíamos referencias a La Visión primero y a Hank Pym segundo (quienes son para mí los dos vengadores más importantes para lo que el grupo se refiere), a Roy Thomas le dio a continuación por remodelar a Ojo de Halcón de pies a cabeza. ¡Y menudos pies, señores! Porque nunca mejor dicho. A raíz del abandono de identidad y poderes por parte de Hank Pym y envuelto por las muchas dudas sobre la verdadera utilidad de su arco y flechas, la urgencia de querer rescatar a “su chica” de las manos de la alianza de el Amo de las Marionetas, El Pensador y Cabeza de Huevo (el peor enemigo recurrente de la historia del grupo), Clint Barton se convierte en el all-new all-amazing Goliat (Avengers #63, Abril 1969). Y sin tiempo para más (Avengers #64, Mayo 1969), se presenta en la puerta de la Mansión Barney Barton para morir en los ojos de su hermano. Curioso hecho, teniendo en cuenta que está vivito y coleando. Y por si ello fuera poco (nuevos poderes, hermano muerto), llega el momento de reencontrarse con su antiguo maestro y tutor: El Espadachín, con quien hace las paces. Una mini-trilogía de capítulos de la que Clint sale muy reforzado, dejando de atrás sus clásicos e incontrolables cambios de humor (aunque no tardarían en volver, como ha pasado con tantos personajes con Johnny Storm a la cabeza). Un no parar.

Avengers 63 Gene Colan

La creativa mente de Roy Thomas seguía dándolo todo y compaginaba historias pasadas con nuevas creaciones. Porque… pregunta de test. ¿Alguien sabe dónde se creó el adamiantum? Pues sí, señores. A pesar de que en un futuro (diez años, casi nada) este material iba a quedar asociado eternamente al mutante canadiense más conocido del universo Marvel, su creación se dio en la cabecera de los Vengadores (Avengers #66-68, Julio-Septiembre 1969). El adamiantum iba a ser el material que Ultrón eligió para su nueva iteración (la sexta… aunque no olvidemos que nosotros le conocimos por primera vez en su versión 5.0). Y claro, para dar aún más trascendencia al combo Ultrón+Adamiantum, Roy Thomas consigue traer para la ocasión a Thor e Iron Man. Teniendo en cuenta que habían trascurrido muchos números desde su última aparición (exceptuando los anuales), se trata de un logro personal que da buena cuenta de la autoridad y el poder creciente que obstentaba Thomas dentro de Marvel en el cambio de década (meses antes de ser elegido como el Editor en Jefe como sucesor de Stan Lee). Curiosamente y aunque es posible que pocos hayan recaido en ello, desde esta aparición de Ultrón hasta la siguiente iban a pasar la friolera de sesenta números. Quizás ni el propio Thomas era consciente de la popularidad que iba a alcanzar su creación. O, quizás más acercado a la realidad, resultaba que el guionista prefería jugar con algunos de los otros personajes tradicionales del grupo.

Avengers 67

Como por ejemplo, Kang el Conquistador. Si antes decíamos que Ultrón es posiblemente la némesis por excelencia del grupo, en un segundo puesto del pódium nos encontramos con Kang (reservando el tercer lugar al Barón Zemo, si me pedís mi opinión). De una historia robóticamente épica, pasamos sin respiro a una partida de ajedrez de magnitudes cósmicas entre Kang El Conquistador y el Gran Maestro, quién hace su primera aparición en “Que empiece el juego” (“Let The Game Begin”, Avengers #69, Octubre 1969), con el destino de la Tierra en juego. Otra nueva creación de Roy Thomas para la mitología Marvel (aunque quizás sea la menos asociada al grupo de aquí en adelante, salvo un par de excepciones bastante dignas), que aumentaba mes a mes su lista de aportaciones a la editorial, si bien era completamente consciente de que no iba a tener ni un solo royality o porcentaje de sus creaciones. Aunque este es un tema completamente diferente y daría para muchas más líneas de las que aquí no disponemos. Como reflexión, es curioso anotar que muchas de las creaciones de Roy Thomas a lo largo de su carrera en Marvel no eran creaciones por sí mismo, sino que podríamos catalogarlas como “recreaciones”, siendo la Visión el caso más evidente.

Avengers 70

Al grano. Se ve que para Thomas no era suficiente con crear al Gran Maestro, así que ni corto ni perezoso se saca de la manga al Escuadrón Siniestro. Formado por Hiperión, Halcón Nocturno, el Dr. Espectro y el Zumador era un claro homenaje al principal grupo de la Distinguida Competencia, algo solo entendible teniendo en cuenta la excelente relación que por aquel entonces mantenían los trabajadores de ambos sellos No en vano, y como nota al margen que no mucha gente recuerda, la anécdota es mayor porque estamos ante el primer crossover (no-oficial, eso sí) de la historia entre Marvel y DC. Ese mismo mes que debutaba el Escuadrón Siniestro, en la serie regular de la JLA (guionizada por el amigo personal de Thomas, Mike Friedrich), los héroes deceitas se enfrentaban a un grupo muy evocador de los Vengadores: Los Campeones de Angor, formado por unos personajes muy similares a Thor, Chaqueta Amarilla, Mercurio y la Bruja Escarlata. Y es que aunque es posible que las editoriales no supieran de los planes de sus rivales, dos amigos guionistas como Roy Thomas y Mike Friedrich sabían muy bien lo que hacían. Y nosotros que salíamos ganando. Y aunque los Campeones de Angor no se quedaron en el Universo DC, el Escuadrón Siniestro (o más bien el Supremo, pero eso lo veremos más adelante) había llegado para quedarse, luciendo particularmente en las manos del añorado Mark Gruwnwald (emulando incluso a Alan Moore y su Watchmen) o el tándem JMS/Gary Frank (antes de discutir y dejar la serie colgada). Encima, como colofón a la historia, teníamos la aparición de Los Invasores de la Segunda Guerra Mundial sacados de su tiempo (Capitán América, Namor, Antorcha Humana), dándose el primer encuentro entre La Visión y Jim Hammond, mucho antes de que se supiera que el cuerpo en el que basó Ultron el diseño de La Visión fuera el de la Antorcha Humana original. Qué cosas… Retrocontinuidad, se llama. Por último, en esta saga de tres números (si, habéis leído bien, solo tres números), el Caballero Negro arregla el día e ingresa en los Vengadores. Este no es un dato que deba pasarse por alto, ya que aunque parezca increíble, durante los primeros treinta años de historia (hasta los prolíficos años noventa) tan solo cinco personajes habían ingresado en el grupo tras haber sido creados en la colección. Este honor lo compartía Dane Whitman con el fugaz Espadachín, Mantis, Wonder Man y la propia Visión. Ojo al dato.

A la hora de hablar de miembros (o no miembros), el siguiente episodio iba a estar protagonizado por el personaje Marvel que más extraño resulta que nunca fuera nombrado vengador. Al menos, en vida. Si, hablamos del Capitán Marvel. Y de su insiparable Rick Jones, por supuesto. Thomas, que guionizaba también la cabecera de Mar-Vell con poco éxito en ventas a pesar de sus innumerables (y radicales) intentos por hacerla sobrevivir, les hizo cruzarse en este número con Escorpio, uno de los enemigos de Nick Furia creados por Jim Steranko en su breve pero recordada etapa en Nick Furia: Agente de S.H.I.E.L.D. Sin embargo, dada la naturaleza misteriosa y crítptica de ese gran escapista que es Steranko, la identidad de Escorpio no había sido desvelada, algo que generaba dolores de cabeza entre los aficionados. Thomas, antiguo fanboy, odiaba los cabos sueltos. Y usó al personaje integrándolo como un componente más de una organización criminal de carácter internacional conocida como Zodiaco (nueva creación, y sigue y suma), cuyos miembros poseen los poderes de los signos astrológicos. Y no solo eso, porque en un juego de espías dobles, infiltraciones y falsas muertes, reveló que Escorpio era en realidad Nick Furia, en un giro de tuerca que nunca sabremos cómo le sentó a Jim Steranko. Los Vengadores apenas participaban en esta aventura, quedando patente que en realidad la serie era la piedra angular del Universo Marvel, tomando el relevo a unos Cuatro Fantásticos que ya no eran lo que fueron durante toda la década de los sesenta. Los siguientes “invitados” fueron Los Hijos de la Serpiente, imitadores del Ku Klux Klan que suplantan la identidad de Pantera Negra (no olvidemos, primer superhéroe negro de la historia Marvel). Eso sí, para evitar mojarse (algo que había aprendido de su mentor Stan Lee), la trama se resolvía con la revelación de que los culpables de toda esta discordia social eran un negro y un blanco. Todos contentos.

Cuarenta números después de su entrada como guionista de la serie y casi treinta después de la desaparición de los hermanos Maximoff, Thomas recupera a la Bruja Escarlata y a Mercurio (sustituyendo a su traje verde por uno azul mucho más asociado al personaje hoy en día) cuando son secuestrados por el nuevo ¿villano? Arkon el Magnifico (Avengers #75, Abril de 1970). Primer encuentro entre Bruja y androide y todo ello dibujado por John Buscema en su vuelta a la serie. Y al ver a Buscema dibujar al emperador de Polemachus, estoy bastante seguro de que Roy Thomas se empezó a imaginar lo que sería ver a Conan dibujado por el mayor de los Buscema. A partir de aquí se aprecia un pequeño bajón en la calidad de la serie, como se puede comprobar en la siguiente aventura protagonizada por Cornelius Van Lunt, un pseudo-Lex Luthor para el grupo que acabaría teniendo más importancia de la que se intuía en un principio. Empresario corporativo millonario y manipulador, años más tarde se desvelaría como uno de los miembros de El Zodiaco: Tauro (Avengers #120, Febrero 1974), aunque no porque Roy Thomas lo tuviera pensado así. En esta intrascendente aventura, Los Vengadores aceptan un trabajo de demolición que les ayudará a pagar la pensión en la mansión Stark, en una de las primeras y ya tradicionales crisis económicas de Tony Stark. Olvidable pero no sintomático. El Hombre Mono y su Legión Letal (que duró dos telediarios), Lobo Rojo, el regreso del Zodiaco y un cameo de Daredevil son la antesala de la primera aparición de La Valquiria (aunque en realidad era la Encantadora) para reunir a un grupete de superchicas formado por La Avispa, Bruja Escarlata, Medusa y la Viuda Negra (quien lucía el traje recientemente adoptado en Amazing Spiderman Vol. 1 #86, Julio 1970). Esta saga fue todo un hito en pleno movimiento de liberación de las mujeres y llegó a acaparar titulares y portadas mediáticas. Y mientras, de tapadillo (o no tan de tapadillo), nos encontramos con el filtreo cada vez más evidente en cierto androide y cierta mutante escarlata, para enfado del rapidillo de su hermano. ¿Se atrevería Thomas? Oh, yeah. No sé que le pasaría por la cabeza para pensar que eso era buen idea (que lo era), pero todavía tendría que consultarlo un poco más con la almohada. O esperar a las respuestas de los lectores más avispados a ver por dónde iban los tiros (que bien podrían haber sido literales).

Avengers 75

Como decíamos antes, el Escuadrón Supremo iba a dar guerra a los Vengadores tomando el relevo del Escuadrón Siniestro (para confusión eterna de los despistados lectores). En la nueva y apocalíptica saga (Avengers #85-86, Febrero-Marzo 1971), Los Vengadores viajan a una dimensión alternativa donde se encuentran con el Escuadrón Supremo con nuevos miembros: Lady Alondra (Canario Negro), Águila Americana (Hawkman), Pulgarcito (Atom) y otro Ojo de Halcón (Green Arrow) (¿no había más nombres?). Tras la pelea de rigor, ambos grupos hacen equipo para vencer a Niño Cerebro (¿Quién?) pero a partir de entonces se establecería una tradición de enfrentamientos donde en cada nuevo encuentro el Escuadrón incorporaba a nuevos miembros homenaje a la JLA (con la excepción de Alambre, una incongruencia que nunca llegué a entender y que Kurt Busiek supo corregir a tiempo). En los siguientes números, Roy Thomas está on fire y se permite la licencia de narrar el postergado origen de Pantera Negra (algo que parecía que estaba reservado a la cabecera del cuarteto fantástico) y por último, en el último episodio antes de la Guerra Kree-Skrull, tenemos un nuevo e intrascendente crossover con The Incredible Hulk #140 (Junio 1971), guionizado al completo por Harlan Ellison, cuyo única aportación es la primera aparición de Jarella, un personaje muy importante para el futuro del Coloso Esmeralda, y la marcha del grupo de Pantera Negra.

Tras estas pocas aventuras un tanto intrascendentes, parecía que Roy había perdido el ritmo y el fuelle. ¿Volvería a alcanzar las cotas de calidad previas? Sin duda. Y más, mucho más. Tres palabras: Guerra Kree Skrull. Nuff Said. En realidad la génesis de la Guerra Kree-Skrull tiene lugar en la serie del Capitán Marvel. Como habíamos dicho, Roy Thomas había intentado salvar la serie con medidas y contramedidas significativas: nuevo traje, nuevos poderes, su conexión con Rick Jones a través de las nega-bandas… todo eso era material Thomas, señores. No estaría mal empezar a reconocerle todos sus méritos y no considerarle un guionista más del montón. Sin embargo, pese a sus intentos, no había tenido éxito y la serie tuvo que ser cancelada. Era un personaje que, como en el caso de Stan Lee y Estela Plateada no había manera de mantenerle en una serie regular propia. Por cierto, inciso: la ironía de que Stan Lee haya admitido en numerosas entrevistas que Estela Plateada es su personaje favorito es brutal, teniendo en cuenta que es el que menos input tuvo en su creación. But I digress… Thomas se resistía a la idea de dejar en el olvido al personaje que portaba el nombre de la editorial, por lo cual planteó esta nueva saga, en la que además iba a dar respuesta a una de las preguntas que Stan Lee había dejado sin contestar. De nuevo, nuestro protagonista era incapaz de dejar un cabo suelto sin atar. Para situarnos, nos encontramos con que a estas alturas (antes de que cada nuevo guionista Marvel descubriera una nueva), las dos razas alienígenas de la mitología de la editorial, Los Kree y Los Skrull, ¿eran aliados o enemigos? ¿De verdad nadie se lo había planteado hasta entonces? Pues Roy sí. Esta última opción era mucho más jugosa y la premisa del final de la guerra fría entre las razas verdes y azules Marvel tenía mucho más potencial, como así quedó demostrado.

Avengers 89

En la antesala de la Guerra Kree-Skrull (Avengers #89-91, Junio-Julio 1971), Roy Thomas, con dibujos de Sal Buscema, situaría todas las fichas del ajedrez en el tablero cósmico: Rick Jones y el Capitán Marvel consiguen separar la unión que les mantenía juntos, el kree Ronan el Acusador experimenta en el Circulo Ártico su plan para desevolucionar a toda la humanidad y los Skrull declaran, en el otro extremo de la galaxia, la guerra definitiva a los Kree. Es conveniente señalar que en la mentalidad colectiva de los aficionados de la generación fórum, estos números no se consideran parte de la Guerra Kree-Skrull debido a que no estaban incluidos en el tomo de Obras Maestras. Sin embargo, para un servidor estos dos episodios son tan importantes como el resto. En fin. Al grano. No tarda en hacerse público la existencia de razas alienígenas en la Tierra con el objetivo de la conquista o destrucción de nuestro planeta y el senador H. Warren Craddock (apunte: el mismísimo Thomas admitió que Cradock estaba inspirado en el senador anti-comunista Josep McCartiy, famoso durante la década de los cincuenta por su caza de brujas comunista, por si alguien quiere buscarlo en la wikipedia) al frente de la Comisión para las Actividades Alienígenas, promete desenmascarar a todos los espías alienígenas, empezando por el Capitán Marvel. Para defender a su amigo, Los Vengadores deben acudir a un juicio, ganándose la enemistad de los ciudadanos. Cuando todo parecía que no podía ir peor, el Capitán América, Thor e Iron Man se presentan ante ellos, avergonzados por el deshonor al nombre de Los Vengadores, y apelando a sus estatutos, disuelven el grupo en una legendaria última página. Pero que no cunda el pánico, esos no eran los verdaderos Vengadores y más tarde se descubrirían como skrulls impostores. En cualquier caso, esta trilogía había adquirido unas dimensiones inusitadas y las apuestas eran muy elevadas. Daba por tanto, comienzo, a la Guerra Kree-Skrull, con un invitado de excepción: Neal Adams. Interrumpimos la transmisión para incluir una biografía del bueno de Neal Adams.

Avengers 92

Todo tiene un final” (“All Things Must End!”). Así rezaba el título que abría el primer capítulo Guerra Kree-Skrull (Avengers #92-97, IX 71-III 72). Curiosamente, y como es de sobra conocido, en su momento este no fue el nombre de la saga (pocas sagas tenían nombre) y tan solo unos meses después fue bautizada con ese nombre ya legendario a raíz de una consulta por parte de un lector en el correo de la serie. En cualquier caso, estamos ante el canto del cisne de Roy Thomas al frente de Los Vengadores, a quienes iban a acompañar en su momento de gloria un excelente Neal Adams y el entintador Tom Palmer. Adams, además de despliegue de recursos gráficos, aporta un torrente de energía y excelentes nuevas ideas en el apartado argumental. Sin duda alguna, el mejor ejemplo de todo ello (Avengers #93, Noviembre 71) ocurre en un momento ya clásico del grupo y mil veces homenajeado: la llegada a la mansión de una dañada Visión, ante la atónita mirada del Capitán América, Thor e Iron Man. Este momento iba a ser una de las secuencias de ciencia ficción más recordadas de la historia del comic. El Hombre Hormiga (acompañado de sus tres hormigas bautizadas con nombre de los integrantes de un famoso grupo musical de la época: Crosby, Stills y Nash) es el encargado de salvar a La Visión, internándose en un fascinante viaje al centro del androide en unas páginas excepcionalmente dibujadas por Neal Adams. Como decía, estas escenas han sido homenajeadas desde entonces en multitud de ocasiones: La Visón cambiando papeles y entrando en el cuerpo de Hank Pym, Scott Lang internándose en La Antorcha Humana original o, incluso, en tiempos más recientes en una aventura de la Distinguida Competencia. Tras recuperarse, La Visión recuerda el mencionado enfrentamiento con los traicioneros skrulls al visitar al refugiado Capitán Marvel, resultando prisioneros La Bruja Escarlata y Mercurio y llevados a los confines de la Galaxia Skrull, ante la presencia del Emperador Dorrek y su hija Annelle, que estaba enamorada en secreto de Mar-Vell (y con quien, como bien sabemos en la actualidad, tuvo un hijo destinado a convertirse en el joven vengador Hulkling, con un conveniente crecimiento acelerado de por medio). Además, en un guiño a la historia de la casa, los tres falsos skrulls a los que se enfrentan Los Vengadores son tres de los cuatro skrulls que originalmente suplantaron a Los Cuatro Fantásticos y luego fueron transformados en vacas (Fantastic Four #2, Enero 1962)… ¡nueve años antes! Este último detalle es un ejemplo más de la necesidad imperiosa de Roy Thomas de atar cualquier cabo suelto. Aunque solo él fuera capaz de verlos. Y por guiños como estos, es por los cuales su etapa sigue siendo una de las mejores de la etapa Marvel.

Avengers 93

Pero los Kree y los Skrull no iban a ser los únicos invitados a esta gran aventura, que iba a convertirse un punto de reunión de las cuatro esquinas del Universo Marvel por aquel entonces. Por estas páginas también iban a desfilar Los Inhumanos (a tiempo de su liberación en manos de Rayo Negro), Nick Furia, S.H.I.E.L.D. y sus Mandroides o el mismísimo Annihilus, logrando como nunca un sentido de continuidad y cohesión en Marvel, donde todo es posible, para disfrute del lector. No en vano, y como en algunos antiguos capítulos de su etapa, por momentos podía parecer que los Vengadores eran los menos protagonistas de su propia serie regular. Pero que nos quiten lo bailao De Attilan al espacio exterior, el viaje de Los Vengadores no estuvo exento de problemas, teniendo que hacer frente con tan solo cinco miembros (Thor, Iron Man, Capitán America, Visión y un Goliat con poco suero de crecimiento en la cartera) a toda la flota invasora skrull.

Hasta este punto todo iba como la seda y estoy seguro de que ambos autores eran conscientes de que estaban haciendo historia, dando lo mejor de sí. Sin embargo, en ese punto llegaron los problemas que, muy a su pesar, iban a hacer aumentar la calidad del final de la saga y añadir un punto de polémica justo para ayudar a elevar todavía más el carácter de mito de la Guerra Kree Skrull. Para el último número, Neal Adams tenía pensado dar un salto en el tiempo y narrar desde el futuro los sucesos del pasado y el final de la Guerra Kree Skrull. Es decir, algo similar a lo que está proponiendo ahora mismo Jonathan Hickman en Time Runs Out y el salto temporal de ocho meses hacia adelante. Además, Adams si quería dar mayor relevancia a los Vengadores. Roy Thomas estaba dispuesto en un primer momento a aceptar las ideas de su compañero creativo… pero en cuanto Neal Adams se fue retrasando en las fechas de entrega (sí, era Neal Adams. ¿Qué esperabais?) no perdió el tiempo en llamar a John Buscema y volver a su plan original para poner punto y final a la epopeya cósmica más importante de Marvel. Porque el final de esta saga es puro Roy Thomas, ya que en el fondo no es más que un homenaje a su añorada Edad de Oro de Timely. Como decíamos, el plan inicial de Thomas era que el protagonista absoluto de la saga acabaría siendo Rick Jones. El joven (que 97 números antes había reunido por primera vez a Los Vengadores, no lo ovlidemos), era en este caso ayudado/manipulado por la Inteligencia Suprema kree para reclamar la herencia cósmica latente de los terrestres (algo que luego sería recuperado por Kurt Busiek en Siempre Vengadores), primero convocando a los héroes de los comics de su juventud (Capitán América, Antorcha Humana, Cráneo Ardiente, Patriota, Namor, Aleta… y la Visión original) y luego deteniendo en seco a todos los Kree y Skrull presentes, acabando de inmediato con tal demostración de poder la Guerra Kree-Skrull y acojonando a toda la galaxia muchos años antes de que Jean Grey se los pusiera por corbata a Sh’iars y compañia. Así que los “puny humans” mandaban un mensaje claro de que los terrestres son una raza con un potencial evolutivo sin límite muy a tener en cuenta, en contra de los ya estancados evolutivamente krees y skrulls. El esfuerzo deja a Rick Jones al borde de la muerte, por lo que Mar-Vell debe fundirse una vez más con su socio para salvarle la vida y atormentarle para siempre. Por último, se desvelaba que el senador Craddock era el cuarto skrull perdido (Fantastic Four #2)(buen guiño) y solo quedaba un cabo suelto por atar, una subtrama que se resolvería en los siguientes números.

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Pero antes de continuar con el destino de Ojo de Halcón y compañía, debemos detenernos en este punto un momento (a tres números del centenario de la serie) para hacer una pequeña reflexión. La Guerra Kree-Skrull marcó un antes y un después en Los Vengadores pero también en el Universo Marvel en general y sobre todo en la forma en la que se percibiría a partir de ahora a Los Vengadores por editores, guionistas y lectores por iguales. Los Héroes Más Poderosos de La Tierra (ahora ya con Thor, Capitán América e Iron Man en sus filas, y para quedarse para siempre, salvo excepciones puntuales pero nunca por clausula editorial) estaban destinados a participar en los grandes acontecimientos de la editorial y hacer honor a su nombre. Muestra de ello son todas las grandes sagas cósmicas vividas desde entonces, donde han sido protagonistas imprescincibles. Desde Thanos y la trilogía del Infinito, Korvac, Madonna Celestial, Kang, Tormenta Galáctica o Siempre Vengadores, siendo estas dos últimas descendientes directas y dignas herederas de la Guerra Kree-Skrull (no en vano en la propia Tormenta Galáctica Roy Thomas estuvo bastante involucrado, junto a Fabian Nicieza y Bob Harras).

La Guerra Kree-Skrull dejó exhausto a Roy Thomas. Eso y su trabajo como Editor en Jefe de Marvel. No en vano, parecía que a Roy le estaba pasando lo mismo que a Stan Lee cuando le cedió a él el testigo hacía sesenta números vengativos. En realidad, Roy ya había hecho su trabajo, pero aún le quedan algunas historias por contar. No en vano había que celebrar el aniversario de la serie (Avengers #98-100, Abril-Junio 1972). Para la ocasión, todos los Vengadores (Hulk incluido, por primera vez en muchísimos años) se reunían para acudir al Olimpo a rescatar a su antiguo amigo Hércules y detener a Ares, Dios de la Guerra y sus Halcones de la Guerra. Este es buen momento para incidir en un par de guiños en el que quizás no todo el mundo haya caído. Y es que esta trilogía hace dos referencias al primer número de los Vengadores. Por un lado, tenemos al radioaficionado Rick Jones convocando una vez más a los Vengadores mientras que por el otro lado, en esta ocasión el malo de la saga es también un dios malvado y a su vez hermano de un vengador (cambiando a Loki por Ares). Y es que no hay que olvidar que pese a no ser considerados unos enemigos muy habituales de los Vengadores, el panteón griego ha tenido su relevancia cada cien números más o menos. Incluso Brian Michael Bendis, de quien sigo dudando que se haya leído ni siquiera veinte números de vengadores en su historia (todavía sigue pensando que Carol Danvers participó en la Guerra Kree-Skrull, cuando todos sabemos que en realidad no era ella sino una Skrull), utilizó a Ares (y descuartizó) durante su olvidable etapa. En cualquier caso, esta saga sirve para cerrar algunos cabos sueltos de los últimos números, como el destino de Clint Barton al final de la Guerra Kree-Skrull. Recobrando el arco, las flechas y el nombre de Ojo de Halcón (no recuperaría su identidad de Goliat hasta 250 números después durante Operación Tormenta Galáctica, en todo un guiño nostálgico), Clint había conseguido regresar a la Tierra, concretamente aterrizando al lado de un circo ambulante en mitad de europa Europa, del que, casualmente (por esas leyes no escritas del cómic que mejor no analizamos muy en profundidad) formaba parte un amnésico Hércules. ¡Qué cosas!

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Pero aunque esta saga no sea la más recordada de la historia vengativa, si que sirve para ejecutar su giro argumental maestro, no sin antes habérselo pensado mucho. Y quizá hasta consultarlo con Stan Lee, aunque dudo que este último supiera quién era La Visión. Hablamos, por supuesto, de la atracción mutua entre La Bruja Escarlata y La Visión. El (enésimo) rechazo de la primera a su compañero Ojo de Halcón y los ánimos al segundo por parte del siempre fiel Jarvis son el detonante final, junto a una pérdida de papeles del calculador y frio Visión en un momento en el que Wanda resulta herida. La sutilidad argumental había quedado atrás y el amor había llegado para quedarse (veinte números después se casarían…). No cabe duda, que como con tantos otros conceptos desarrollados por Thomas, que el amor entre estos dos personajes ha sido parte fundamental de su desarrollo e historia desde entonces hasta hoy en día.

Quedaban cuatro números todavía para cerrar etapa, en los que sería ayudado en los argumentos por Harlan Ellison primero y por un jovencísimo Chris Claremont segundo. Uatu, El Segador (y la primera insinuación de que Simon no estaba muerto sino en coma) y el regreso de los Centinelas fueron los protagonistas de estas historias a medio gas. Sin embargo, Thomas acaba su estancia en la serie (literalmente) con una decisión final que podría ser considerada como un último regalo a la serie (Avengers #104, Octubre 1972). Este pequeño visionario tomaría la decisión (a la postre determinante) de separar los caminos de la Bruja Escarlata y Mercurio. Este último abandona el grupo enfadado (y ya van…), quitando cualquier barrera y permitiendo la evolución en solitario de la Bruja Escarlata sin el pesado sobreprotector de su hermano a su lado robándole protagonista. Al menos a este último le esperaba la inhumana Crystal para ahogar sus penas….

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Y así se acabó lo bueno. Seis sólidos años primando la continuidad (ese arte perdido…), dando suelta a su imaginación, tridimensionalizando a los personajes (héroes y villanos por igual) y eelvando las apuestas de lo doméstico a lo cósmico, eclosionando en la ya legendaria Guerra Kree-Skrull, revitalizando y consolidando una colección que languidecía cuando él llego. Setenta números (a la que años más tarde sumaría otros cuarenta en la rama oeste vengativa) que lo convierte en el guionista que más tiempo ha estado al frente de los Vengadores, sólo superado recientemente por la suma conjunta de los números de Brian Michael Bendis. Quizá la etapa de Roy Thomas y John Buscema no será nunca considerada como una de las grandes obras maestras del noveno arte o de la historia Marvel a la altura de los X-Men de Claremont, 4F de Byrne, Daredevil de Millar o Thor de Walter Simonson, pero es innegable la influencia de estos setenta números han tenido en la historia del grupo en general, y en particular en las posteriores etapas de Kurt Busiek, Roger Stern o Bob Harras, inclusive la parte final de Los Vengadores de Brian Michael Bendis.

Biografías
Roy Thomas (Missouri, 22 de Noviembre de 1940) es una leyenda viviente del comic-book norteamericano y ha cumplido todo un ciclo en la industria digno de elogio. Desde sus primeros pasos como aficionado (de hecho, podemos encontrar algunas de sus cartas publicadas en números como Fantastic Four #5 o Flash #160) y creador del fanzine Alter Ego (revista que, mucho más profesional, continua hoy en día), llegó a consolidarse como guionista primero y luego como editor de comics para Marvel y DC durante más de treinta años con una impresionante hoja de servicios al alcance de muy pocos.

Roy Thomas

Su carrera empezó como ayudante de editor en DC Comics, pero tan solo duró ocho días, ya que le llegó una oferta de trabajo para Marvel Comics gracias a una carta de admiración que le escribió a Stan Lee. Tras pasar el ya clásico “test de guionista” del propio Lee (que consistía en poner diálogos a cuatro páginas de Jack Kirby del segundo anual de Los Cuatro Fantasticos). A Stan Lee le gustó el resultado y le contrató como “chico para todo” y ayudante de redacción. Dado su gran conocimiento de la continuidad del Universo Marvel, no eran pocas las veces que Stan Lee o Sol Brodsky (jefe de producción) acudían a él a preguntarle cosas sobre los números más antiguos. Es de sobra conocido que la memoria de Stan Lee nunca fue una de sus características más destacadas, pero su buen ojo para el talento le sirvió para darse cuenta de que estaba ante algo más que un simple “ayudante de redacción” y acabó proponiéndole guionizar sus propios comics. Sus primeros pasos fueron una sencilla historia romántica para Modeling with Millie #44 (Diciembre 1965) o una historia corta de Iron Man en Tales of Suspense #73 (Enero 1996), en la que Stan Lee acabó reescibiendo la mitad de la historia. Colaboraciones en Patsy and Hedy #104-105 (Febrero-Abril 1996) o en Strange Tales #143-144 (Abril-Mayo 1996) precedieron a sus primeras series regulares. Estas fueron Sgt. Fury and his Howling Commandos (entre los números 29 y 41), Uncanny X-Men (Mayo 1996 – Abril 1998) y, finalmente, Avengers desde el número #35 (Diciembre 1996), una serie en la que permanecería seis años.

Ya consolidado, también dejó su huella en colecciones como Fantastic Four, Incredible Hulk, Amazing Spider-Man y creó personajes como La Visión, Warlock Ms. Marvel o Ultron. En 1972, con el paso de Stan Lee a tareas mayores como la supervisión de las múltiples adaptaciones de los superhéroes Marvel a otros medios, Roy Thomas se convirtió en el segundo editor en jefe de la compañía. La elección era muy obvia. Se trataba de un hombre de la casa, estaba enamorado de los personajes y tenía un extenso y enciclopédico conocimiento de la continuidad del Universo Marvel. Es cierto que su etapa como editor Marvel no fue muy prolongada, ya que tan solo permaneció en el puesto durante dos años. También es cierto que los años setenta fueron un auténtico lio en La Casa de las Ideas (una auténtica locura, más bien) y que hubo hasta siete personas distintas sentadas en el sillón del Editor Jefe durante esa época. Bajo su mandato, Roy Thomas ayudó a lanzar títulos como Iron Fist (en la cresta de la ola por la fiebre por las artes marciales de los setenta), Borther Voodoo, el Motorista Fantasma de Gary Friedich o el relanzamiento de La Patrulla-X (le dolía en el alma la cancelación que había sufrido el título unos años antes) en manos de Len Wein y un jovencísimo Chris Claremont. En 1975, y gracias a una de sus últimas decisiones como editor, se encargó de organizar y guionizar la adaptación al comic de la película de Star Wars, siendo este un proyecto clave para el futuro de una Marvel en capa caída y al que Jim Shooter, años más tarde, se referiría como “el producto que salvó Marvel Comics”. Como curiosidad, también guionizó el primer crossover entre Marvel Comics y DC Comics en 1975. Se trataba, en contra de la creencia popular, de un adaptación de la película El Mago de Oz (no un crossover editorial en sí, pero si de un trabajo conjunto) con dibujos de John Buscema.

A raíz de una disputa con Jim Shooter (Y es que, ¿con quién no discutió Shooter en su día?) y un tanto relegado por los nuevos talentos del cambio de década, Roy Thomas acabó dejando Marvel en 1981 en dirección a DC Comics, donde guionizó distintas etapas de Green lantern, Batman, DC Comics Presents, Legion de Super-Heroes y proyectos varios como Captain Carrot and His Amazing Zoo Crew! o los guiones del primer intento de crossover JLA/Vengadores. Sin embargo, el título con el que más estuvo asociado en esta etapa editorial en DC fue con la Sociedad de la Justicia de América, desempolvando caracteres no usados desde hace mucho tiempo, arreglando la continuidad del título lo que pudo y creando la serie All-Star Squadron primero e Infinity Inc. con Jerry Ordway después (1983), siendo esta última una de las mejores series guionizadas por Roy Thomas.

Poco después volvería a Marvel Comics donde se encargó de proyectos menores del Nuevo Universo, alguna etapa breve en Thor, Doctor Extraño o una nueva etapa vengadora que todavía se recuerda con nostalgia: Los Nuevos Vengadores. Sin embargo, Roy había perdido la chispa y ya no estaba tan de moda. Su progresiva desaparición de los terrenos de juego fue apenas comentada por los aficionados.

John Buscema (11 Diciembre 1927 – 10 Enero 2002) dibujante americano de comics y todoterreno artístico con una carrera dedicada en cuerpo y alma a Marvel. Maestro de los maestros y genio sobre el que se han inspirado infinidad de artistas actuales. Tras asistir durante su juventud al High School of Art and Desing con la intención de dedicarse profesionalmente al medio que tanto le gustaba, fue contratado en 1948 por un joven editor llamado Stan Lee para trabajar en Timely Comics. Su debut como profesional fue una historia de siete páginas titulada “The Had Robbed Lincoln’s Grave”. Tras probar y sobresalir en varios géneros, el maestro dejó los comics durante unos años para centrarse en el campo de la publicidad, más rentable por aquellos tiempos, hasta que en 1966 Stan Lee le volvió a llamar para trabajar en la editorial que ahora se llamaba Marvel, donde encontró excelencia en el género superheroico y se convirtió en uno de los más grandes dibujantes de la historia del comic.

Bajo su intachable hoja de servicios en la que llegó a dibujar algún número de prácticamente toda la línea editorial, se encuentran etapas en títulos como Thor o Los Cuatro Fantásticos (en ambas fue el sustituto, con sobresaliente nota, de Jack Kirby cuando este último se fue de Marvel). Aunque las colecciones por las que Buscema trascendió a la categoría de leyenda fue por su trabajo en Estela Plateada, Los Vengadores y Conan El Bárbaro. En la primera, con guiones de Stan Lee, Buscema demostró con crees porque le llamaban el Michelangelo del comic. Gracias a su gran capacidad para la narrativa gráfica, su trazo elegante y dinámico y sus figuras humanas, Buscema firmó en la colección del surfista cósmico algunas de las mejores planchas que se hayan visto en Marvel en toda su historia. En Los Vengadores, junto a su compañero Roy Thomas, John Buscema revitalizó la colección creando nuevos personajes como Ultron, La Visión o El Segador. Pero sin duda alguna, si en una serie el talento de John Buscema se estilizó al máximo fue en las colecciones de Conan El Bárbaro, personaje que el propio Buscema define como su favorito, junto a Thor y Estela Plateada. Los más de doscientos números de las dos colecciones dedicadas a Conan y el mundo de espada y brujería (Conan the Barbarian y Savage Sword of Conan) suponen un hito del noveno arte donde aparecen su nombre y apellido en letras de oro. Su prolífica producción no le quitaba tiempo para además impartir clases o ilustrar libros didácticos durante los años setenta. En los años ochenta Buscema demostró una vez más su categoría en una segunda y gloriosa etapa junto a Roger Stern en Los Vengadores, además de atreverse con éxito con nuevos personajes como Lobezno y Punisher. En 1996 John Buscema anunció su retirada, a pesar de dibujar algún que otro proyecto esporádico, reuniéndose una vez más con Stan Lee, como regalo de despedida.

Neal Adams (15 Junio 1941) es un dibujante americano de comics y un gran defensor de los derechos de autor de los profesionales del medio. Tras iniciarse como ayudante en tiras de prensa (Ben Casey) o de hacer alguna muestra de Archie o La Mosca, llegó a DC Comics en la segunda mitad de los sesenta, explotando inmediatamente y llamando la atención de editores y seguidores por igual, aumentando su estrella exponencialmente hasta convertirse en el dibujante de comics definitivo durante los setenta. Su estilo realista y varonil, sus recursos visuales, sus innovadoras composiciones de páginas, sus experimentos narrativos, sus diseños de uniforme y las espectaculares portadas le consagraron en tiempo record como el mejor dibujante del medio. De hecho, su versión de Batman (junto con el guionista Dennis O`Neil) es aún a día de hoy para muchos aficionados la versión definitiva del Hombre Murciélago. Su hegemonía en el medio se consolidó con su trabajo en Green Lantern/Green Arrow. En la misma editorial, firmó otros trabajos en series como Flash, Spectre, Teen Titans, Aquaman, Brave and The Bold o House of Mystery. De hecho, su figura y legado se recuerda con gran cariño en La Casa de Las Ideas a pesar de que su producción en la editorial no fuera excesivamente prolífica, donde exceptuando una decena de episodios puntuales son dos las etapas en las que trabajó, en ambas con Roy Thomas: La Patrulla-X y Los Vengadores, donde firmó la magnífica Guerra Kree-Skrull. Durante los próximos treinta años se apartó de las grandes compañías, donde tan solo hizo un parón para dibujar la sublime novela gráfica Superman vs. Muhammad Ali, obra favorita del dibujante. Fundó y se centró en su propia compañía, Continuity, junto a Dick Giordano, hecho que ha impedido que su legado apenas se incremente hasta 2010, cuando regresó a DC Comics para guionzar y dibujar una serie del murciélago, Batman: Odyssey. Más recientemente ha dibujado un número de Nuevos Vengadores, junto a Brian Michael Bendis, y reuniéndose cuarenta años después con el entintador Tom Palmer. También ha realizado varias portadas para variados relanzamientos de Marvel (Defensores, Punisher,…). Pero es que además una de las facetas más importantes de Neal Adams es su carácter luchador y defensor de los derechos para los creadores de comics, siendo la cara visible más insistente en conseguir una pensión y el reconocimiento que se merecen Jerry Siegel y Joe Schuster, creadores de Superman, aunque para ello se haya ganado varias enemistades dentro del mundo editorial.
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Jack
Jack
Lector
3 octubre, 2016 9:48

Vaya currada de artículo, genial. Lo leeré tranquilo, muchas gracias al autor

frankbanner49
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Lector
3 octubre, 2016 11:53

enorme trabajo pedro.
la leeré atentamente,sin duda. un gran articulo-entrevista.
bravo. :-O
je,jé,es cierto,TODO dios escribe burton,no barton. de hecho,sino te hubiera leído esto,seguiría en el error durante los próximos 30 años más,como mínimo.
y me gusta saber que englenhart recibe royalties por su trabajo.¿son signos de los nuevos tiempos?.¿una nueva política editorial,ó algo que se practica desde hace ya tiempo?.
ya he visto el material que trae este tomo.muy jugoso,por cierto.
pero aún no tengo claro algo: la saga del asalto a la mansión de los amos del mal no forma parte en este,verdad?.

Tronak el Karbaro
Tronak el Karbaro
Lector
3 octubre, 2016 16:58

Que en la biografía de Roy Thomas no hayáis nombrado a Conan (que para mí es su mejor trabajo) no tiene perdón de Crom. Por lo demás, muy interesante todo.

Dultyx
Dultyx
Lector
3 octubre, 2016 19:48

Grandísima entrevista! Hay que admitir que comprar una entrevista a un futbolista profesional y a un escritor o dibujante de cómics no tiene color en absoluto, se nota que se dejan ir y cuentan lo que desean como quieren, y es de agredecer.