Nelson Mandela. El cómic autorizado

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Edición original: Nelson Mandela Foundation-Jonathan Ball Publishers-2008
Edición España: Ediciones Escalera – mayo 2012
Guión: Umlando Wezithombe
Dibujo: Umlando Wezithombe
Entintado: Umlando Wezithombe
Color: Umlando Wezithombe
Portada: Umlando Wezithombe
Precio: 25 euros (novela gráfica en tapa dura)

 

Pocos personajes de la Historia reciente alcanzan el nivel de popularidad del que goza Nelson Mandela. Su prolongada vida es también la historia de los cambios en un país que hasta hace apenas dieciocho años se regía según las reglas de un régimen basado en la segregación racial. Su rostro es uno de los más conocidos, su imagen una de las más populares y su nombre estará por siempre unido al de la lucha por la dignidad. Su biografía ha sido llevada a todo tipo de formatos y hace unos años llegó al tebeo en la forma de una novela gráfica de más de doscientas páginas firmada por el colectivo Umlando Wezithombe y bendecida por el propio Mandela. Hace unos meses Ediciones Escalera lanzó al mercado español una edición en castellano que supone la primera incursión en el mundo de la viñeta de esta joven empresa.

Umlando Wezithombe es el nombre que un colectivo de artistas se ha dado para convertir el cómic en una herramienta educativa. Su lema traducido viene a ser algo así como “la historia del tebeo” o “la historia a través del tebeo”. Esta biografía del líder africano es un ejemplo perfecto de sus intenciones. El cómic está dividido en ocho partes que se corresponden con las etapas de la vida de Mandela: su nacimiento y niñez en la Sudáfrica regida como dominio del Imperio Británico; su juventud y toma de conciencia de las diferencias establecidas entre razas; su progresiva implicación en el movimiento de liberación y primeras detenciones; su pase a la clandestinidad; su larga etapa como preso político; su papel como negociador para llevar la verdadera democracia al país austral; su posición como candidato a la presidencia del Estado y finalmente su mandato una vez en la misma, con un epílogo relativo a su legado.

No es necesario entrar en detalles sobre el relato que albergan las páginas de la novela. Mandela es, como reza al principio de la reseña, una de las personas más conocidas de la historia reciente de la humanidad y su nombre lleva mucho tiempo siendo sinónimo de la lucha por la dignidad humana por el respeto a unos valores y derechos que toda persona debería ostentar. El cómic permite comprender al lector que la biografía de este líder político es también la radiografía de la evolución de un país cuyo nombre estuvo asociado hasta no hace mucho a lo peor que puede institucionalizar la especie humana. Los tiempos de las personas son distintos a los de las estructuras de poder, pero a veces un individuo tiene las cualidades y las oportunidades suficientes como para convertirse en el motor del cambio de los engranajes del mando. La narración nos lleva a un país donde las tradiciones tribales conviven con la modernidad, al tiempo que una minoría blanca anglo-boer sienta las bases de un sistema de discriminación que permita mantener su posición de privilegio frente a la presión demográfica de una población mayoritariamente de color, principalmente negra pero también hindú. Asistiremos a la aparición del apartheid y a la sangrienta represión ejercida por sus defensores sobre cualquiera que osara cuestionar las medidas basadas en la filosofía de la diferencia de origen. Acontecimientos tan infames como la matanza de Soweto o el largo cautiverio al que fueron sometidos Mandela y sus compañeros de lucha nos retrotraen a unos tiempos no tan lejanos en los que don Nelson era uno de los presos políticos más conocidos y su liberación (de que hiciera carrera política mejor ni hablar) era un espejismo.

Han pasado dieciocho años desde que Sudáfrica viviera sus primeros comicios multirraciales, en virtud de los cuales Nelson Mandela fue el primer presidente de color de la república. Formalmente, el país ha borrado de su ordenamiento jurídico las normas segregacionistas pero social y psicológicamente las barreras construidas durante varias generaciones son aún tangibles. El tebeo recoge la frase lapidaria según la cual es más difícil defender las libertades que luchar por ellas. Quien la expone es alguien que por haber hecho la elección de pelear por los derechos de la mayoría desfavorecida sacrificó su libertad, arriesgó su salud y estuvo ausente durante una parte de la vida de su familia. Una buena lección en estos tiempos en los que libertades que creíamos seguras están desapareciendo por obra y gracia de los imperativos del fascismo económico.

En el apartado técnico hay que indicar que las doscientas páginas de la novela parecen insuficientes para abarcar la rica y azarosa vida de Nelson Mandela. Hay que agradecer a los autores que hayan tomado la tarea de presentar aspectos de la vida privada del estadista, pero el resultado final hace necesario que la aproximación al cómic se haga por medio de varias lecturas. No estamos ante una de esas obritas de usar y tirar que se fabrican como churros y si se pretende abordar el tebeo con esa filosofía en mente la persona que lo intente se verá absorbida por multitud de nombres, fechas y acontecimientos. En algunos pasajes da la sensación de que ha faltado espacio para contar todo lo que los autores pretendían, aunque comprobando cómo se pasa de puntillas por asuntos como el final del matrimonio entre el protagonista y su segunda cónyuge Winnie Madikizela no sería raro pensar que pasajes como el citado fueron conscientemente omitidos.

Pasando a la parte gráfica hay que advertir que es aquí donde hallaremos su punto débil, pues si bien queda patente el trabajo de documentación realizado para poder contar la historia en cuestión, la plasmación en dibujos de la misma resulta un tanto pobre. El empleo de fotografías para lograr una similitud aceptable en cuanto a los rostros contrasta con la inverosimilitud que presentan las figuras, los encuadres, las composiciones, los escorzos, etcétera. Una buena parte de las veces viñetas y páginas resultan forzadas. Además, hay que indicar que el color aplicado no era quizá el más adecuado por ser un tanto saturado.

Por lo que respecta a la edición española hay que indicar que Ediciones Escalera ha hecho un trabajo sobresaliente en el que la relación calidad (y cantidad) / precio es correcta. Publicaciones como ésta constituyen una indicación de que el cómic está perdiendo la percepción tradicional de producto infantil y ganando la más lógica de ser una herramienta para contar historias tan buena como cualquier otra. Nelson Mandela: el cómic autorizado trae a la memoria de los lectores veteranos aquellas versiones en viñeta que, de forma simplificada, narraban las vidas y milagros de otros personajes históricos. La única diferencia entre aquélla y éstas es que la primera no simplifica nada y por ello es un tebeo recomendado para cualquier que conocer o dar a conocer la biografía de uno de los individuos más fascinantes que ha dado la especie humana.

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Marcos Martín
20 agosto, 2012 18:35

No sé muy bien cómo funcionan los cómics biográficos, pero en el caso de Mandela puede ser interesante habida cuenta de que no abundan las adaptaciones (fílmicas o gráficas) que narren la vida de este señor.