Mundo Independiente presenta… ¡Universo Webcómic!

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¡Bienvenidos a una nueva era de grandeza para Zona Negativa! Sí, ha sonado un poco grandilocuente pero es que esas cosas se lleva en los genes y, además, quizás no estemos siendo tan exagerados… Desde hace bastante tiempo, en Zona Negativa hemos estado discutiendo sobre el papel del webcómic en la actualidad y sobre cómo podríamos abordarlo en nuestra humilde morada. No es tarea fácil porque hay muchas cosas a tener en cuenta y cada redactor tiene unas apreciaciones diferentes sobre el tema. Llegamos a comentar de incluirlo directamente en la sección independiente… y claro, los webcómics españoles habrían quedado fuera de lugar, junto con los japoneses, coreanos y los de la Polinesia. Al final, tras darle muchas vueltas, decidimos probar con un nuevo formato – que no será el que veáis hoy -, uno que hemos bautizado como Universo Webcómic, un lugar para hablar propiamente de webcómics, cómic digital y sus variantes con todo tipo de contenidos. Pero, eso será más adelante, ahora toca hacer una pequeña introducción sobre el webcómic y el tebeo digital. El nuevo formato lo podréis disfrutar en la última semana de octubre (y a partir de ahí, cada última semana del mes) y, ya os aviso, es una cosa que no se ha visto hasta ahora en Zona Negativa (y en ninguna página que frecuentemos nosotros).

En nuestra introducción de hoy lo que vamos a hacer es clasificar los diferentes tipos de tebeo según formato. Y aquí hay que hacer algunas consideraciones. Primero, en papel nosotros tenemos un producto final con unas medidas predefinidas que se mantendrán inalteradas para siempre. Un tebeo digital o un webcómic tendrá unas medidas – e incluso texturas – diferentes dependiendo del aparato en el que lo vayamos a reproducir. No es lo mismo leer un tebeo de estas características en un móvil que en una televisión de 50″. Por lo tanto, cuando nosotros hablamos de formato no nos referimos exactamente al tamaño del tebeo. Tenemos en consideración diferentes matices que hace que una cosa se llame de una manera y no de otra. Y eso ya lo irés viendo a medida que avancéis en el artículo.

Una segunda consideración a tener en cuenta es que hoy no vamos a entrar en la eterna discusión de «¿qué es un webcómic y qué es un tebeo digital?», «¿en qué se diferencian?». Esas preguntas están llenas de matices y no las necesitamos para clasificar nada. Hoy simplemente os explicaremos muy por encima lo que es un webcómic y en otras entregas profundizaremos e incluso filosofaremos – y no solos – sobre el tema. Aun así, para los que os preocupe esto, como muestra de buena voluntad, os dejamos una pincelada.

Se podría decir que en la categoría de webcómic encontramos un tipo de obra publicada en internet, bien sea en páginas webs, blogs, tumblr o en las redes sociales, que en la actualidad tienen una gran repercusión, siendo pues este el origen de la misma propuesta independientemente de su procedencia, objetivos o el destino del mismo proyecto. Pero, dejando a un lado esta característica, el webcómic no deja de ser una definición peliaguda, un crisol de viñetas virtuales -y a veces ni siquiera eso- con mil y una formas distintas. En él podemos encontrar todo tipo de variedades temáticas, a nivel de recursos, más o menos cercanos, más o menos lejanos, al cómic tradicional, a nivel de autor o, sencillamente, en sus propias finalidades u enfoques. El webcómic puede ser una obra de autor, individual, los que más proliferan en internet, pero también puede ser una colaboración entre diferentes creadores, como El Vosque de Sergio Morán y Alicia Güemes o el thriller Rabia del sur de Marcos Antonio Cañada y Francisco Javier Villalba, e incluso antologías como El Estafador o El Heptágono de las Bermudas.

En muchos casos, el webcómic resulta el heredero del antiguo fanzine, en otros de la tira cómica o parodia, muy ligada en España a la escuela Bruguera y a autores como Francisco Ibánez o JAN, pero también resulta una plataforma para todo tipo de autores, nacidos en el webcómic o no, utilizada por estos para promocionar sus trabajos u obras -una práctica cada vez más utilizada también por las editoriales- o simplemente para jugar con el formato, con sus posibilidades y capacidad de experimentación. No todos los autores tienen la voluntad de explorar este potencial, los recursos propios del webcómic que no se pueden encontrar en una publicación en papel, bien porque prefieren limitarse a una propuesta más directa o conservar cierto espíritu en su trabajo, sea por limitaciones o «fobias tecnológicas» o por otras múltiples decisiones de su autor. No obstante, en el webcómic, como en el cómic digital de hoy en día, la tecnología cada vez tiene un peso mayor, siendo día a día más habituales la utilización de programas de dibujo -prescindiendo así de los simples escaneos y dibujos a mano- o aplicaciones ya diseñadas para este tipo de trabajos y finalidades.

Con el tebeo digital iremos más al grano. Un tebeo en papel es aquel que se edita en papel. Un tebeo digital es cualquier cómic que consumimos en una pantalla. La cuestión es que al incluir la palabra «tebeo» de esa manera tan contundente, el cómic digital crea una relación innegable entre papel y pantalla, de manera que parece que un tebeo digital tenga que haber sido impreso anteriormente – o lo será en un futuro – o, al menos, debe ser capaz de ser de reproducido en papel. Y aquí llegamos al juego de matices. Hay mucha gente que considera el término webcómic asociado al tebeo de autor y el resto lo llama tebeo digital. Otros consideran que no hay una diferencia tácita entre unos y otros porque tebeos digitales serían todos los que nosotros vemos en nuestros ordenadores. Hay gente que cree que el digital es simplemente un escaneado y al resto lo llama webcómic.

Son muchísimas las consideraciones a tener en cuenta, y probablemente todo el mundo tenga la razón porque no hay una Real Academia de la Lengua Española que haya fijado estos términos como debería. Por lo tanto, hoy, por lo que a nosotros respecta, todo es webcómic, y todo es digital. Y las palabras son nuestras aliadas porque si recurrimos a la terminología pura y dura: webcómic sería un tebeo que se lee vía web. Cómic digital, tebeo que se visiona en pantalla. Entonces, los webcómics son una categoría del tebeo digital. Y eso tampoco nos parece justo (aunque hoy nos venga bien) así que seguramente en el futuro nosotros haremos una diferenciación basada en la facilidad o, más bien imposibilidad, de ser reproducidos en papel…

Dicho esto, hablemos de formatos…

Tebeos y cómics digitales según formatos

1-. El formato tipo tira cómica, posiblemente el más común y extendido en internet por la libertad y comodidad que ofrece a todo tipo de autores (noveles, amateurs o profesionales del cómic o webcómic), consiste en una publicación de periodicidad regular pero indeterminada, con historias indistintamente independientes o serializadas. La designación de tira cómica responde a su formato por entregas, con una publicación «en planchas», pero sin un determinado o concreto número de viñetas. En el mundo del webcómic, las publicaciones de humor son legión, pero cuando hablamos aquí del formato tipo tira cómica no necesariamente hacemos referencia a una obra de corte humorístico, simplemente aludimos a su forma y presentación de cara al lector heredera de la tira de prensa o comic strip clásica. No obstante, el humor suele ser habitual en ellas, siendo un formato ya pensado en sus ráices para ello y explotado tal cual en internet. Otra ventaja de este formato es que suele emular los tamaños heredados de las tiras cómicas de los periódicos, y dadas esas reducidas dimensiones, es fácil de visionar en cualquier tipo de plataforma, ya sea en papel, tableta o pantalla. Para hacernos una idea podemos ver varios ejemplos al respecto:

Conejo Frustrado. En la web hablamos en su día de esta obra de Mike Bonales en una reseña que podéis encontrar aquí mismo. De ella rescatamos la sinopsis: «Conejo Frustrado es una serie de tiras cómicas protagonizadas Rodolfo Zanahorias, un conejo divorciado que intenta sobrellevar como buenamente puede su particular crisis de mediana edad mientras se encarga de educar y sobrevivir a su hijo Rodolfito, un niño con un coeficiente intelectual por debajo de la media aunque con cierto golpe de ingenio, y al abuelo de este, un anciano algo senil, gruñón y pervertido. Encontrar un momento de respiro, mientras lidia con los problemas cotidianos del día a día, será un trabajo mucho más duro del que podría haber imaginado Rodolfo Zanahorias y la frustración hará mella en él en más de una ocasión con humorísticos resultados».

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Tira cómica de Conejo Frustrado de Mike Bonales

Como podéis comprobar, el Conejo Frustrado de Mike Bonales -el cual se encuentra enfrascado en su salto a la animación- es una obra humorística, una comedia de situación, con tiras cómicas independientes, con una continuidad limita o inexistente entre ellas, y una forma deudora de la comentada comic strip o tira de prensa clásica.

Ménage à 3. Este webcómic en inglés sigue la historia de Gary, un friki empedernido de los cómics afincado en Montreal, en sus alocadas y absurdas desventuras amorosas y sexuales con sus compañeros de apartamento.

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Tira de Ménage à 3 de Giz y Dave Zero 1

En este caso, el formato tira cómica se sigue manteniendo, el humor sigue siendo el protagonista, pero Ménage à 3 de Giz y Dave Zero 1 resulta ser una historia serializada, con un relato que utiliza una continuidad propia y se sirve de ella haciéndose indispensable y nesesaria para poder disfrutar de este webcómic en toda su plenitud.

L´Impepinable. Esta es el espacio del historietista catalán Manel Fontdevila en el que podemos encontrar regularmente sus tiras cómicas, haciendo escarnio de la casta política del país y otros temas de calado social y político, publicadas en periódicos como Público o en revistas de humor como El Jueves.

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El humor de Manel Fontdevila

En el formato tipo tira cómica también podemos incluir el llamado humor gráfico originario y tradicional de las prensa periodística, normalmente de calado político-social (aunque no necesariamente), porque con la implantación de las nuevas tecnologías este sector también ha tenido el deber de actualizase a los nuevos tiempos y autores como J.R. Mora, Mauro Entrialgo o el mismo Manel Fontdevila han adquirido una nueva presencia en las redes sociales junto a otros creadores con propuestas muy parecidas nacidas expresamente para difundirse a través de la red.

2-. El formato cómic tradicional, lo conocemos tan bien que no es necesario hablar de él. Estamos ante obras que siguen las pautas de toda la vida, muchas veces con hojas dibujadas y escaneadas expresamente para su difusión por internet. Pero en este formato solo contaremos con los tebeos verticales y hechos expresamente para su difusión por web y que, por lo tanto, accedemos a ellos porque las páginas están colgadas, de una manera u otra en internet. Por ejemplo:

Last Blood. El cómic de terror de serie B del guionista Bobby Crosby y el dibujante Owen Gieni, sobre una plaga zombie que invade el mundo y a la que sólo podrán hacer frente los vampiros. Las páginas de la historia han sido tratadas por sus autores dándoles una factura envejecida homenaje a antologías como The House of Mystery, Creepy o Eerie. El webcómic comenzó a colgarse en internet en el año 2006 mientras, paralelamente, Bobby Crosby tenía la intención de adaptar esta misma historia en una producción cinematográfica independiente.

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Páginas de muestra de Last Blood de Bobby Crosby y Owen Gieni

En este caso, la publicación utiliza la página a imitación del comic book de toda la vida, lo cual puede facilitar su posterior edición en papel, aunque este no tiene porque ser un objetivo buscado por sus autores pudiendo optar por esta decisión por pura facilidad o asimilación del concepto de cómic tradicional. En esta categoría, como en las webcómics tipo tira cómica, también podemos encontrar obras publicadas previamente en otros formatos y colgadas en internet por los mismos autores con diferentes objetivos o finalidades. Las opciones y motivaciones son múltiples, casi infinitas y, como podemos ver, resulta casi imposible establecer líneas divisorias concretas en este sentido.

3-. El tercer formato toma el nombre de los archivos que lo caracterizan, y se llamaría formato cbr. En realidad el nombre más correcto sería «formato de archivos de tebeos», pero casi todo el mundo lo conoce con el nombre de su extensión más popular, la .cbr. La historia de estos archivos es bastante simple. Hace unos diez años, David Ayton diseñó un programa muy sencillo que dio a llamar CDisplay. Con él, sus usuarios pueden visionar las imágenes de los archivos comprimidos de winrar o winzip, entre otros, sin necesidad de abrirlos. Para ello, los usuarios necesitan renombrar el archivo original (.rar o .zip) con una extensión propia del programa (.cbr o .cbz)… y ya está. Cualquiera puede escanear un tebeo, comprimir los archivos resultantes y después modificar el nombre de su archivo de winrar. Lo único a tener en cuenta es que CDisplay lee las páginas usando criterios de ordenación numéricos y alfabéticos. CDisplay es apto para muchos tipos de archivos, pero los más utilizados son los .zip, .rar, .ace, .7z y .tar, que se transformarían en .cbz, .rar, .cba, .cb7 y .cbt.

Tal como dijimos en la introducción, mucha gente considera que éstos son los tebeos digitales puros, ya que suponen la digitalización de un cómic de formato papel. Actualmente ya ni siquiera es necesario el escaneo de las historietas de nuevo cuño ya que las editoriales trabajan con ordenadores y evidentemente pueden generar archivos de imagen del producto final, antes de enviar a imprimir. La cuestión es que el formato cbr en su génesis es esclavo del papel, ya que lo que hace es trasladarnos a pantalla cosas que de manera habitual nosotros leemos en otras fuentes. Y eso supone que si un tebeo tiene determinadas dimensiones, la traslación a pantalla o tablet puede ser muy buena, o muy mala. Nunca intentéis leer algo tamaño absolute en vuestro móvil. Por supuesto, olvidaos de las páginas desplegables cuando leáis en pantalla, o de acercar y alejar imágenes cuando uséis papel. Todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Este tipo de archivo ha evolucionado en muchos otros, como veremos a continuación, de manera que la acepción más extendida del archivo cbr corresponde al escaneado.

4-. El formato tipo apaisado es un ejemplo de «evolución» del concepto comic book, aplicado y adaptado para su visualización en pantallas y tabletas. De toda la vida, nosotros leemos el papel en formato vertical, pero las pantallas fijas (sobre todo desde que se popularizaron las panorámicas) se leen en un formato horizontal. Si queremos publicar en internet, o que nuestro tebeo sea accesible desde más de una plataforma, debemos pensar en girar la página o, lo que es lo mismo, si queremos que nuestro tebeo se publique en papel, dibujaremos con una hoja vertical. Si queremos difundir nuestra obra por internet, es mejor que dibujemos en horizontal. Las horizontales permiten que una persona pueda ver una hoja por pantalla, con las verticales suele quedar cortada la parte de abajo. También tenemos que darnos cuenta de que no existen unas medidas estándar preestablecidas, pero que es mejor hacer un tebeo apaisado y con pocas viñetas (porque ese se puede leer en un móvil) en vez de una composición de página extravagante que nos obligue a visionar nuestros dibujos en gran tamaño. Por eso, el formato apaisado es perfecto para narrar historias más ambiciosas, en las que el autor tiene la voluntad de contar un relato serializado jugando con la narrativa, con las temáticas o recursos propios la historieta (a los que se pueden suman los recursos del webcómic). Por otro lado, el uso de viñetas resulta opcional, muy extendido, pero no necesariamente ni vinculado e incluso prescindible por muchos autores. En este formato resulta más fácil encontrar una mayor variedad de propuestas, más allá de la publicación humorística, teniendo también habitualmente una mayor conciencia o voluntad del medio en el que se mueve pues interioriza los soportes de lectura como pantallas de ordenador y tablets a los que puede tener acceso su potencial público. Vamos directamente con una muestra de esta categoría:

Polar. En Zona Negativa somos fieles seguidores del trabajo realizado por Víctor Santos en este webcómic del que ya os hemos hablado anteriormente en alguna ocasión por aquí y también aquí mismo. Rescatamos algo de lo que entonces dijimos sobre esta obra: «El trabajo del español Víctor Santos en Polar ha sido una de las más que disfrutables sorpresas del pasado año en el campo del webcómic. El autor había publicado hace unos años la obra Black Kaiser como “tributo a Trevanian, el autor de Shibumi, una novela de espionaje de los 70″ y también como “una revisitación del trabajo de Jim Steranko“. Y esta última referencia, a nivel gráfico, se muestra objetivamente inapelable, consiguiendo unos resultados realmente espectaculares que van más allá del simple homenaje. En esta atípica secuela propuesta por Víctor Santos en forma webcómic mudo, o “cómic online de acción” como a él le gusta llamarlo, tiene una fuerza visual portentosa y tremendamente atractiva. Su creador concibe el proyecto como un “banco de pruebas”, una improvisación, y eso nos lleva a pensar en las ya demostradas posibilidades y talento de este sorprendente autor.»

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Página apaisada de Polar de Víctor Santos

El webcómic del español Víctor Santos es una buena muestra del formato apaisado, con ilustraciones o viñetas que cubren la amplitud de nuestra pantalla de ordenador, o soportes parecidos, presentándonos, en este caso, una historia de género negro que juega primordialmente con las sombras y sus matices.

5-. El quinto formato es el del motion comic o tebeo animado, y tiene diferentes categorías en sí mismo. Un tebeo animado, independientemente de su nivel de animación, consiste en un tebeo tradicional al que se le añaden elementos que le dan movimiento. A veces son efectos especiales, en otras ocasiones se añade música… Uno de los primeros tebeos de este tipo fue Broken Saints, una historieta escrita y dibujada por Brooke Burgess que se aprovechaba de la animación flash para ofrecernos una experiencia visual diferente… A partir de ahí, la cosa ha evolucionado mucho… Aun así, antes de entrar en la clasificación, nosotros os vamos a citar un tebeo que utiliza efectos para pasar de una viñeta a otra:

The Right Number. No podíamos dejar de hablar de alguna de las obras de Scott McCloud, el teórico e impulsor del webcómic más reconocido por los aficionados, un autor precursor que en su página web ha experimentado como nadie las posibilidades del medio introduciendo habitualmente el uso de scroll (véase el siguiente apartado), las animaciones y otro tipo de recursos en sus historias. Este es el caso, mencionamos The Right Number donde Scott McCloud introduce el uso del zoom, en una sucesión de viñetas «inmersivas» que se suceden al ritmo determinado y elegido por el lector, ideal para su lectura en soportes como móviles, tablets o pantallas de ordenador.

Y ahora, la clasificación:

Tebeos animados simples: En este caso nos encontramos con una evolución del archivo cbr, generalmente en formato apaisado. El programa CDisplay permite pasar página desde el teclado con mucha facilidad, y si la siguiente página es la misma que la anterior tendremos la sensación de que lo que vemos en pantalla no ha cambiado porque, efectivamente, la pantalla no habrá hecho nada. Sin embargo, ¿qué sucede si modificamos solo una porción del dibujo? ¿Por ejemplo, ponemos un personaje más a la derecha, pero mantenemos el fondo igual? Entonces, al pasar página, tendremos la sensación de movimiento. Es un truco muy sencillo que mucha gente aprovecha hoy en día, pero con mayor y menor fortuna. En el caso de Marvel, muchas veces pretenden hacer auténticos episodios de dibujos animados a partir de este sistema. Eso no es muy efectivo y, además, es malo para el lector porque por cada movimiento que queramos mostrar, debemos añadir una página. Igual para dar la sensación de que un personaje va de izquierda a derecha necesitamos 20 jpgs de modificaciones simples, lo cual significa multiplicar por veinte el espacio en el disco duro de algo que tradicionalmente se explicaría en una página. Un ejemplo de buen uso de este tipo de tebeos sería el del Insufferable de Mark Waid y Peter Krause. En él, los autores utilizan este sistema en determinados momentos, como en intercambios de mensajes en móvil o en diálogos en los que existen silencios, o en los que no se modifica la posición de los personajes. En esos casos, el movimiento es un añadido que mejora la experiencia lectora.

Tebeos animados complejos: aquí añadiríamos todos los que vayan más allá de lo establecido en el anterior punto… Más o menos. Nosotros no consideramos que un tebeo que tenga un efecto especial (y veremos algunos ejemplos dentro de muy poco) pase automáticamente a ser un tebeo animado. Si en su mayoría es una historieta propiamente dicha, pues será un tebeo del tipo que le corresponda. Sin embargo, a medida que se añaden más cosas o cuando el tebeo deja de leerse de una manera tradicional y lo puedes visionar como un video, entonces es cuando el tebeo pasa a ser animado. El problema de este tipo de productos es que nunca se sabe donde está la línea que no se debe cruzar. Hay un momento en que los creadores añaden tanta animación que los cómics dejan de serlo. Así que nos tienta hacer una clasificación dentro de esta categoría, para poder aclarar el tema. Desgraciadamente, es imposible hacerlo porque este tipo de mercado aún está en fase definitoria y cambia a paso de gigante, y a la par de los avances tecnológicos. Os dejamos como ejemplo el trailer de un tebeo animado hecho expresamente para móviles, y que se puede visionar a través de una aplicación llamada NARR8.

6-. En último lugar podemos mencionar los webcómics en formato tipo scroll o travelling, que nos muestran una narración continúa -teóricamente infinita- que sería denominada por el autor y teórico Scott McCloud como «infinite canvas». Este formato utiliza los recursos y posibilidades propias del medio, irreproducibles en la mayoría de casos en papel, porque están pensados e ideados primordialmente para ser leídos exclusivamente en internet. La teoría es muy simple. Nosotros cuando estamos mirando algo por internet (este artículo, por ejemplo), usamos las barras laterales para desplazarnos por la página (o el dedo en los aparatos táctiles). ¿Os acordáis cuando comentábamos que si nosotros cogemos una hoja en vertical, en una pantalla quedará cortada por abajo? ¿Y si en vez de una hoja usamos un rollo de papel de váter? Nosotros podremos ir visualizando solo una porción de ese rollo (de ahí el corte), pero la hoja será infinita, y un buen autor puede aprovechar ese recurso para sorprender al lector y narrar algo diferente.

Por supuesto, esto solo lo conseguiremos en internet, ya que la traslación al papel puede ser complicada (y la lectura más aún, y eso los sabemos todos los que hemos mirado en algún momento los acordeones de postales). En su configuración estas historias, normalmente, tienen una voluntad autoconclusiva condicionada por los recursos utilizados. Esto hace que se aparte del concepto de cómic tradicional no necesariamente adscribiéndose al uso de viñetas (o al menos como podríamos pensar en ellas en una publicación en papel).

Vago Lobo de Hamelin. Este es el proyecto del autor Stevan Živadinović, traducido al inglés, el francés y el español, una serie de cuentos autoconclusivos, con imágenes presentadas en scroll horizontal, al que se van añadiendo niveles y una profundidad a medida que la historia avanza -como los libros infantiles convertibles- prescindiendo de las viñetas clásicas, y utilizando en su desarrollo programas de edición y manipulación de imágenes como Photoshop CS3 & CS5, ImageAlpha e ImageOptim. Por supuesto, en este caso no podemos poner muestras de esta obra, ni las que seguirán, porque sería hacerle un flaco favor, por lo tanto, para poder disfrutarla en su máxima plenitud tendréis que trasladaros hasta la página web de Vago Lobo de Hamelin.

The Wormworld Saga. Esta es la obra de Daniel Lieske, La saga del Mundo Gusano, una historia fantástica que podéis encontrar traducida a veintiséis idiomas en la que su pequeño protagonista, Jonah, viajará a un mundo desconocido y lleno de maravillas viviendo allí un sinfín de divertidas y sorprendentes aventuras. En este caso, La saga del Mundo Gusano, utiliza un scroll vertical, una narración en la que se combinan las viñetas con los grandes espacios abiertos, atando ambos recursos de manera indivisible y favoreciendo una visión panorámica del relato. De esta manera, el lector se puede ver envuelto de forma fácil y natural en la misma historia y en el universo retratado por su autor. El resultado, simplemente, espectacular como podéis comprobar.

Por otro lado, en muchos casos, los autores de este tipo de webcómic, o cómics online, recurren a las animaciones –más o menos desarrolladas, totales o parciales, mediante flash, gifs u otro recursos- como podéis ver, por ejemplo, en este enlace, una historia en scroll vertical de autor desconocido. No obstante, este es un recurso que también podemos encontrar en el resto de categorías, como podéis comprobar en el webcómic animado de Moth de Kat Rush cuyo formato se sirve de un formato cómic tradicional.

En definitiva, estos son seis formatos, o tipologías, de las que puede partir un webcómic a la hora de presentarse a su público, pero como ya hemos dicho, la clasificación siempre contará con infinitas excepciones, podríamos hallar diferentes subcategorías e incluso casos en los que se entremezclen diversas modalidades de las comentadas. En este sentido, intentar acotar o encorsetar el webcómic, sería como intentar poner puertas al campo. Porque esa es una de las virtudes del webcómic, lo encontramos en un medio que favorece su mutabilidad, no tiene necesidad de adscribir o limitarse a la hora de plasmar sus historias y, además, como ya hemos dicho, cuenta con casi todas las posibilidades narrativas y formales heredadas del cómic tradicional.

Por ahora, esto es todo, pero os emplazamos a la primera entrega oficial de Universo Webcómic, a finales del mes del octubre, con vuestros sospechosos habituales – Jordi T. Pardo y Enrique Ríos – como maestros de ceremonias, con un montón de contenidos para ofreceros, multitud de temas a tratar y cantidad sorpresas pero, sobre todo, muchos webcómics. ¡No faltéis!

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Aarón Moreno
Aarón Moreno
Lector
24 septiembre, 2013 12:24

Clasificar webcómics es como clasificar cómics: tienes categorías para dar y tomar dependiendo de la forma, contenido, presentación, etc. Pero está bien intentarlo (y además ilustrarlo con ejemplos).
Me gusta que cada vez tengamos más fuerza los webcomiqueros, eso me da esperanzas ;P
Por cierto, ya que estamos, si queréis ver un webcómic del tipo tira cómica os invitar a pasaros por el webcómic de Diox-Men 😉

Igverni
Lector
24 septiembre, 2013 12:57

Gran idea para una sección semanal… y muy necesaria hoy en día, felicidades por decidir cubrir el cada vez más ámplio mundo de los web comics!!!
a ver si nos recomendais muchas lecturas variadas e interesantes, os seguiré sin duda!!!

manolin
manolin
Lector
24 septiembre, 2013 13:05

Recomiendo en Subcultura: Pequeños Tiranos.

José Torralba
24 septiembre, 2013 16:16

Me encanta la nueva sección, caballeros. Hacía falta algo así en Zona, y el formato propuesto me parece una manera idónea de abordar el tema. Aquí me tendréis siguiéndola con puntualidad. ¡Enhorabuena!

Sobre el artículo de hoy, muy acertado todo, aunque me temo que voy a bautizarme en los comentarios de la sección tocando un poco las narices. Y es que, en la clasificación propuesta, no entiendo bien por qué habéis incluido el .cbr como una tipología. Los ítems incluidos en dicha clasificación tienen todos un nexo común: siguen un criterio formal en función de la macroestructura narrativa empleada y sus dimensiones, bien entendamos por tal la «página» (según Rubén Varillas en La arquitectura de las viñetas, «la unidad comunicativa con entidad autónoma sobre la que debemos trabajar en el caso del cómic») o la «plana» (según Manuel Barrero Narrativa – Los entresijos de la historieta, aquella «estructura teórica ideal» compuesta por «la superficie sobre la cual el autor organiza el relato de historieta sin manipulación previa»). Bien es cierto que el cómic digital (o, para el caso, los webcómics) no tienen dimensiones… pero su superficie de lectura sí tiene proporciones. La tira cómica posee una forma rectangular apaisada y es de corta extensión, el «cómic tradicional» tiene una forma rectangular vertical (y, si atendemos al cómic americano, guardará unas proporciones aproximadas de ancho igual a «x» y alto igual a «1,529*x»), el cómic apaisado tiene una forma rectangular apaisada (y, si atendemos a la producción actual, guarda proporciones aproximadas de ancho igual a «x» y alto igual a «0,606*x») y el formato scroll no posee dimensiones o proporciones fijas precisamente porque no tiene superficie, sino que se extiende en el plano de modo potencialmente infinito. Nótese que estas categorías son excluyentes. Los motion comics son casos especiales… en ocasiones, el «motion» solo define la transición entre cada elemento. En otras, suponen un cambio en la sintaxis de los elementos historietísticos. Es el caso, por ejemplo, de las transiciones viñeta a viñeta de Koomic o Comixology, en las que la página pierde su valor macroestructural. Eso, o simplemente lo asumimos como un zoom preprogramado. Finalmente, en otras ocasiones añade algún tipo de movimiento. En cualquier caso, y aunque esta categoría ya entraría en algo más que proporciones o dimensiones, seguimos hablando de una característica formal.

Sin embargo, el .cbr no es ninguna característica formal inherente a la historieta. Define solo un un formato de archivo. A mí me sobra totalmente en esa clasificación. Esto pertenecería a otro tipo de clasificación basada en el tipo de archivo empleado para contener la historieta: .cbz, .cbr, .pdf, .epub, .html… Como muestra, dos ejemplos. El primero, The Private Eye: un cómic digital muy famoso que Brian K. Vaughan y Marcos Martin ponen a disposición de los lectores en tres formatos de archivo distintos (.pdf, .cbz, .cbr) pero que a todas luces tiene un formato apaisado. El segundo, los cómics de Marvel y DC… su formato es «tradicional», aunque ya empiecen a producirlos apaisados (los digital first). Sin embargo, podemos leerlos en papel, en formato .cbz/.cbr (la mayor parte de los escaneados), en formato .cmx (que es el formato propietario de Comixology), en formato .swf (si optamos por leerlos online en el navegador), etcétera.

En resumen, el resto de tipologías son excluyentes porque se basan en un criterio formal, mientras que la tipología .cbz participa de todas las anteriores por la sencilla razón de que es un ítem que pertenece a otra clasificación distinta de los cómics digitales (la basada en el tipo de archivo informático empleado). ¡Un saludo!

José Torralba
24 septiembre, 2013 16:20

PD. En general, la mayor parte de los cómics que se recogerían en el apartado dedicado a .cbr/.cbz irían al apartado 2 (cómic tradicional, que básicamente incluiría digitalizaciones y cómics digitales producidos en formatos cuyas dimensiones son proporcionales a formatos impresos rectangulares verticales) excepto cuando el formato original sea de por sí apaisado (por ejemplo, una versión digital de 300).

blumini
blumini
Lector
24 septiembre, 2013 16:59

Enhorabuena por la idea!!

Otra puerta más que se abre (al menos para mi), con la ventaja de que estas historias ocuparán menos espacio que los tebeos en papel.

Además, también serán más baratas, no? porque supongo que casi todas serán gratis (o cosas como lo de Vaughan y Marcos Martin)

Ocioso
Ocioso
Lector
24 septiembre, 2013 17:14

Enrique Rios ha comentado: José, obviamente no has entendido del todo el artículo.

Comentario de 7 megas in process…

José Torralba
24 septiembre, 2013 17:40

¡Hola Enrique!

José, obviamente no has entendido del todo el artículo.

¡Es muy posible! Pero bueno, ¡permíteme abusar en los comentarios!

Nosotros no nos ceñimos únicamente a las dimensiones que pueda tener o no un tebeo, lo cual sería absurdo cuando cada cual los lee en una pantalla diferente.

Cito de mi comentario: «Bien es cierto que el cómic digital (o, para el caso, los webcómics) no tienen dimensiones… pero su superficie de lectura sí tiene proporciones».

Ciertamente el uso que se da a lo archivos cbr no es el mismo que el que se da a una tira cómica, a un apaisado o a un motion.

La tira cómica o el apaisado pueden ir en contenedores .cbr. Lo dicho: The Private Eye es un cómic exclusivamente digital, en formato apaisado (según Marcos Martin en el Making of, «I really wasn’t thinking of doing double spreads as much as adapting to the 16:9 format of most computer monitors nowadays») y que va en .cbr («Our stories are available as PDF, CBR and CBZ files. No DRM, no encryption, just plain files optimised for on-screen viewing»). Es decir, no es que le des distinto uso a un apaisado que a un cbr, es que aquí tienes un apaisado en cbr. Lo de «cbr» no te está definiendo ninguna característica formal del cómic; lo de «apaisado» sí, de ahí que piense que pertenecen a una clasificación distinta.

Hay toda una teoría detrás de estas tipologías que hace que merezcan ser detalladas.

Naturalmente, pero hay teoría detrás de mi argumentación para debatirla.

Y en el cbr lo más excluyente en su forma de consumo es que no necesitas internet para hacer un visionado, mientras que el resto de categorías, tal cual las hemos definido, sí.

Tampoco lo veo. De nuevo, en el formato apaisado, no hay nada que indique en vuestra descripción que se necesite internet para el visionado (cosa distinta es la difusión). Igualmente, puedo guardar la tira cómica a disco y leerla offline.

Cada una de estas 6 categorías ofrecen una experiencia diferente.

Palabra que sigo sin verlo. El epígrafe correspondiente a la clasificación reza «Tebeos y cómics digitales según formato». Pero el .cbr no es ningún formato o, al menos, no ese tipo de formato… es un formato de archivo informático, como puedan ser .doc, .pdf o .avi en sus respectivos medios. Eso es lo más excluyente del formato .cbr, en mi modesta opinión.

Cualquier tebeo deriva del cómic tradicional, ergo sobra la clasificación.

Ya, pero yo no hablo de derivaciones.

Un tebeo puede estar en una, dos o incluso tres de estas categorías, como ya explicamos en el artículo.

La tira cómica viene formalmente caracterizada por la palabra «tira» y por ser heredera de la «comic strip». Según la clasificación, en el cómic tradicional «solo contaremos con los tebeos verticales». Eso excluye el formato apaisado y scroll. Etc. Es lo que comentaba: el sistema de clasificación que habéis seguido es formal, pero el formato .cbr no posee características formales.

Igual que en papel un tebeo se puede editar en tapa dura, blanda o en formato absolute

Tapa dura o tapa blanda alude a valores de producción de la edición en cuestión. Lo mismo podrías haber dicho papel offset, satinado o de mayor o menor gramaje. No tiene nada que ver con las características formales del tebeo. En cuanto al absolute… es una variación de tamaño sobre una proporción y una composición de página que se mantienen constantes. En una clasificación de tebeos por tamaño introducirías distintos ejemplos (el de los absolutes, el de los all star/marvel deluxe, el del comic book, el de los universo dc/extra superhéroes), pero en una clasificación de tebeos por formato de la página introducirías otros distintos. Es decir, no puedes hacer una versión de 300 en Absolute.

Ocioso
Ocioso
Lector
24 septiembre, 2013 17:41

Mira, no fué tan largo.

marcus
marcus
Lector
24 septiembre, 2013 17:56

Yo creo que ha sido sólo el prólogo.

Ocioso
Ocioso
Lector
24 septiembre, 2013 18:00

Está calentando dedos. Voy a hacer unas palomitas.

Tha ki_kua
Tha ki_kua
Lector
24 septiembre, 2013 19:44

Yo voy a preparar el word para guardarlo y leerlo con calma más tarde.

Spirit
Spirit
Lector
24 septiembre, 2013 21:36

Bueno, yo felicito por la idea y por el artículo. Creo que, efectivamente, el webcomic es lo que está sustituyendo a los antiguos fanzines, y una forma de darse a conocer y exponer la obra amateur, a veces con calidad asombrosa. Expectante estoy en ver nuevas entregas!

Y, por cierto, voy a hacer publicidad; los más viejos del lugar saben que tengo un blog de sado maso cuyo enlace he quitado en mi Nick por…er…por decoro, ya que sois unos carcas, (aunque nadie me ha dicho nada). En dicho blog, aparte de tochos al estilo de José Torralba sobre bondage y demás, realizo junto con un colega…un webcomic!

Así que espero y deseo que esté reseñado con todos los halagos en próximas entregas de esta sección o me veré obligado a dejar de ser contertulio en esta página y mis valiosas aportaciones irán a entrecomics o alguna otra web de verdad.

Para quien no lo sepa, el blog es soyunamierdadesumiso.blogspotl.com y las tiras se pueden leer del tirón pinchando en la etiqueta de BEDESEMENIADAS.

De nada.

Spirit
Spirit
Lector
24 septiembre, 2013 21:36

Perdón;

soyunamierdadesumiso.blogspot.com

Ahora sí.

Spirit
Spirit
Lector
24 septiembre, 2013 21:37
Spirit
Spirit
Lector
24 septiembre, 2013 22:06

Diamond; pues una mezcla de inclinaciones naturales, rareza adolescente, cabezonería pura y suerte en la vida. No es apta para todas las edades, pero la historia deviene más o menos resumida en un tocho de hace tiempo;

http://soyunamierdadesumiso.blogspot.com.es/2009/10/in-memoriam-el-chat-ozu-el-local-de.html?zx=2795e121032fbc3c

Ocioso
Ocioso
Lector
24 septiembre, 2013 22:34

Se dibuja en papel, se imprime y se vende en papel. El tebeo de toda la vida.

Ahora vamos a ver que entiende la gente por comic digital.

Caso 1: Un autor dibuja en tableta pero se vende como un tebeo impreso. ¿Es un comic digital?

Caso 2: Un autor dibuja en papel, lo escanea y lo vende en formato digital. ¿Es un comic digital?

Caso 3: Un autor dibuja en tableta y lo vende en formato digital. Mas tarde imprimen una tirada en papel. ¿Esto último es un comic digital?

Caso 4: Un autor dibuja en tableta, y se comercializa directamente en formato digital, pero con la mente puesta a que pueda ser editado en en papel. ¿Digital?

Para mí un tebeo digital es el que se realiza olvidándose del formato papel e intenta estrujar todas las posibilidades que ofrece el medio informático.

Para mí una tira diaria de tres o cuatro viñetas publicada en un blog no es un tebeo digital, es un apaño vagoncete por ser heredero del medio impreso.

Sí puede serlo un tebeo que haga uso intensivo del scroll, a ser posible en todas direcciones. Alguien dirá «Pero eso podría imprimirse en un papel gigante» Se podría, pero la experiencia sería distinta porque la pantalla solo te permite ver un trozo de cada vez, mientras que en papel entra en juego la visión periférica, el rabillo del ojo, el vistazo fugaz para curiosear.

Cuando escaneo mis fotos antiguas para que no se pierdan lo que obtengo no es una foto digital, sino una copia digitalizada.
Los tebeos mainstream que nos descargamos todos los miercoles (sí, que pasa) no son tebeos digitales sino tebeos digitalizados. Aunque se hayan dibujado en una tableta.

José Torralba
24 septiembre, 2013 22:52

Formato tira cómica tradicional: .jpg (por poner uno).
Formato tradicional: .jpg (por poner uno). Si lo agrupas, .cbr.
Formato apaisado: . jpg (por poner uno). Si lo agrupas, .cbr.
Formato motion: .swf (por poner uno).
Formato scroll: .swf (por poner uno).
Formato .cbr: formato .cbr.

La propia lista te lo indica. En los cinco primeros ítems, asocias un criterio formal a un tipo de formato de archivo. En el sexto, asocias de manera redundante un formato de archivo a un formato de archivo. No solo eso, sino que ese formato de archivo ni siquiera es privativo… también es el formato de archivo de otras categorías precedentes. Más aún, hay otros formatos de archivo que no se han mentado.

Respecto a la frase «The Private Eye no sería nunca cbr porque no cumple con nuestros matices» no tienen ningún sentido, por más que digas que el que no lo ve soy yo. Aquí mismo, en mi ordenador, comprado y descargado, tengo un archivo llamado «The Private Eye 001.cbr» (renombrado porque me gusta esta nomenclatura). Más allá del nombre, no he modificado el formato o la extensión original con el que es distribuido por los autores en su web oficial. No es cuestión de matices… es cuestión de que tu postura choca contra la realidad: básicamente, estás diciendo que un archivo .cbr no es un archivo .cbr. Esto último no creo que esté sujeto a debate, la verdad. Es algo totalmente objetivo: algo es un archivo .cbr (un .rar con la extensión modificada, descomprimible y con acceso a las imágenes individuales) o no lo es. No depende de tu postura o de como quieras llamarlo.

Y no creo que sea un problema con el nombre, sino con el criterio de clasificación… puedes seguir el criterio del formato del archivo (cbr), el criterio de la procedencia del material (escaneado) o el criterio formal (las dimensiones proporcionadas de la superficie de lectura), pero no mezclar ambos. De hecho, un escaneado puede proceder de un cómic apaisado perfectamente (véase, de nuevo, 300). Pero bueno, mejor zanjarlo sí, porque corremos el riesgo de enzarzarnos inútilmente. A estas alturas, los dos estamos absolutamente convencidos de que llevamos razón, y así es imposible hablar de nada. Un saludo y suerte con la sección. ¡Aquí estaremos al otro lado leyendo!

Spirit
Spirit
Lector
25 septiembre, 2013 8:08

Yo no me complicaría la vida y diría que cómic digital es todo lo que se puede encontrar en la web y a día de hoy no se encuentra en papel, y me quedaría tan ancho.

Enfrascarse en los formatos y demás especificaciones técnicas no sé si tiene mucho sentido. Cada webcomic es (y debe ser) diferente y no por ello menos válido; simplemente es un cómic que no se encuentra ni se ha encontrado en papel.

Por mi parte, espero que esta sección sirva para dar a conocer un montón de webcomics.

Y recordad que el mejor de todos ellos es BEDESEMENIADAS.

Jordi T. Pardo
Autor
25 septiembre, 2013 8:54

Gracias por los comentarios 😉

Veamos, la clasificación, como ya hemos comentado en la entrada no deja de ser imprecisa e injusta, como lo sería cualquier cosa, si después de un siglo se sigue debatiendo lo que es un cómic, una novela gráfica, ¿vamos a explicar ahora nosotros qué es un webcómic? No, porque, para empezar, partimos del hecho de qué son cómics. Lo que cambia en ellos es el medio.

Nuestra finalidad no es entrar en definiciones. Nosotros hablamos sólo de formatos, con un intento didáctico, para intentar explicar dónde y cómo se puede encontrar un lector este tipo de obras. El formato cbr. puede parecer discordante con los demás pero no lo es desde nuestro criterio -que no tiene porque ser compartido- basado en el hecho de esta es «la forma» en la cual muchos lectores acceden a los cómics en internet.

La futura sección tendrá poco que ver con esto -se sustenta en otro tipo de contenidos- pero queríamos intentar hacer una presentación para los más desconectados de este tipo de obras.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
27 septiembre, 2013 2:38

Spirit ha comentado: «En dicho blog, aparte de tochos al estilo de José Torralba sobre bondage y demás, realizo junto con un colega…un webcomic»

Coño, mira por dónde… Antes de que quitaras el enlace al blog (nunca entendí porqué lo hiciste pero, bueno, no es asunto mío) entré un par de veces por curiosidad. Hombre, la verdad es que miré así por encima y sin fijarme especialmente en nada; dado lo cual, y con mi memoria de pez, pues imagina. Pero ví la tira. Siempre me quedó la duda de si participabas en ella o no; ¿qué haces, guión o dibujo?

Spirit
Spirit
Lector
27 septiembre, 2013 8:22

Retranqueiro; yo hago los guiones, y los dibuja un colega…mi habilidad para dibujar quedó perdida en la noche de los tiempos!

El enlace no lo quité por nada especial. Simplemente llegó un momento que no lo consideré adecuado, ya que esta página va de otra cosa, pero nadie me dijo nada…