Mr. Meta, de Carlos Martín, Germán Torres y Leisha San

La historia de las cryptomonedas.

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Portada Mr. Meta

Edición original:Dibbuks
Guion:Carlos Martín
Dibujo:Germán Torres
Color:Leisha San
Formato:Cartoné, 96 Páginas
Precio:15€

Mr. Meta es un cómic que tiene un objetivo claro: enseñar lo que son las criptomonedas y la tecnología blockchain. Y la verdad es que no se puede decir que no sea didáctico, ya que sirve para aprender mucho sobre ambos temas. Sin embargo, leyéndolo es imposible no tener la sensación de estar ante un publirreportaje corporativo con el fin de conseguir inversores, porque muchas veces da una información sesgada y edulcorada que solo nos muestra las bondades de las criptomonedas. La divulgación siempre debería tratar de ser objetiva y dar una visión global de cualquier tema y, en esta ocasión, falta una visión más crítica de la tecnología y sobran algunas afirmaciones como comparar esa tecnología con la labor que realizan la ONG´s o revestir las criptomonedas de un presunto carácter democratizador, algo que es, cuanto menos dudoso, ya que solo pueden acceder a ellas una pequeña parte de la población, el resto tiene su acceso real vedado por limitaciones tecnológicas y económicas.

Los autores del cómic son Carlos Martín, en su primer guion para un cómic, Germán Torres, que había dibujado previamente cómics para Marvel, Dynamite o IDW Publishing, y la colorista Leisha San. La edición corre a cargo de Dibbuks.

Para tratar de explicar qué son las criptomonedas y la trayectoria que han tenido desde que surgieron en 2010, los autores crean un personaje llamado Mr. Meta que sirve para ejercer de introductor. Algo que no es necesario en absoluto. Sin duda, es fruto de la influencia de los trabajos teóricos de Scott McCloud sobre el lenguaje del cómic, cuya influencia vemos por todas las páginas de la novela gráfica. Pero desde sus trabajos el medio ha evolucionado y, hoy en día, no es necesario vestir un cómic con una historia de ficción para poder tratar un tema más técnico.

El personaje de Mr. Meta está directamente relacionado con todo el movimiento desde su origen, y su historia personal sirve de hilo conductor para trata de conseguir que los momentos más densos y repletos de explicaciones técnicas sean amenos. Sin embargo, no termina de conseguirlo, sobre todo porque a su historia le falta originalidad, profundidad, brío y tensión. Es contradictorio ver como en una obra, que trata temas muy complejos, tenga una parte de ficción sumamente simplona. En ningún momento consiguen que el lector empatice con el personaje y lo que le sucede porque todo resulta artificioso e impostado, nada de lo que le pasa, ni la gente con la que se cruza resultan creíbles. Los personajes que aparecen están simplemente esbozados y todo lo que hacen resulta muy previsible. Su historia está llena de blancos y negros cuando trata de introducirnos en un mundo sumamente gris, quizás, todo obedece a un intento de blanquear lo relacionado con las criptomonedas. Esto provoca que tras leer el cómic sientas la impresión de que los autores no tenían del todo claro a quién iba dirigido ya que mientras la parte técnica es muy exigente con el lector, la que nos narra la vida de Mr. Meta es bastante sencilla y trillada como si estuviera pensada para niños.

Como ya hemos dicho la parte más interesante de esta obra es la técnica, que sirve de entrada a un mundo fascinante. Esa parte es, sin duda, la mejor resuelta, aunque tenga las pegas que ya hemos comentado al principio de la reseña. Aunque trate temas densos, el resultado es muy accesible gracias a la correcta combinación entre imágenes y texto que aprovecha todas las herramientas del lenguaje del cómic, lo que evita que la lectura pueda resultar árida por momentos, aunque no es una obra para leer de un tirón.

Gráficamente es un trabajo con un estilo que bebe del cartoon y del mencionado McCloud, con un trazo limpio y muy claro. Las explicaciones técnicas están muy bien resueltas, pero no sucede los mismo con las escenas de acción que no acaban de funcionar del todo.

La edición es buena al igual que el diseño del libro, como es habitual en Dibbuks. Además del cómic el tomo contiene una lista bibliográfica para quienes quieran seguir indagando sobre el tema y como curiosidad hay que mencionar que el cómic tiene un premio en el interior, ya que dentro de sus páginas hay un cripto puzle, el primero que lo resuelva será el ganador de 0,1 Bitcoin.

La novela gráfica Mr. Meta tiene dos objetivos, por un lado, explicarnos las criptomonedas y por el otro contarnos una historia entretenida. En el primer objetivo cumple a la perfección y cualquiera que se lo lea podrá aprender muchísimo, aunque debe hace una lectura crítica, sin embargo, en el segundo objetivo el resultado no ha sido del todo bueno, puesto que la historia no termina de funcionar por ser demasiado simple y poco creíble.

Edición original:Dibbuks Guion:Carlos Martín Dibujo:Germán Torres Color:Leisha San Formato:Cartoné, 96 Páginas Precio:15€ Mr. Meta es un cómic que tiene un objetivo claro: enseñar lo que son las criptomonedas y la tecnología blockchain. Y la verdad es que no se puede decir que no sea didáctico, ya que sirve para aprender…
Guión - 6
Dibujo - 7
Interés - 6

6.3

Irregular

Una obra que cumple con la función didáctica, pero que naufraga a la hora de construir una historia sólida.

Vosotros puntuáis: 7.96 ( 6 votos)
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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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