Marvel Must-Have. Doctor Extraño. Principio y Fin

Reseñamos la revisión del origen del Doctor Extraño que a comienzos de la década de los 2000 nos trajeron J. Michael Straczynski Samm Barnes y Brandon Peterson.

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Portada de 47 cuerdas

Edición original: Strange 1-6 (Marvel Comics, 2005)
Edición nacional/España: Marvel Must Have. Doctor Extraño: Principio y Fin (Panini Cómics, 2023)
Guion: J. Michael Straczynski y Samm Barnes.
Dibujo: Brandon Peterson.
Entintado: Brandon Peterson.
Color: Justin Ponsor.
Formato: Tomo en tapa dura. 160 páginas. 20€

La vuelta a los primeros días del Doctor Extraño

«¿Tratas de llegar a la cima? ¿Antes de la noche? No lo intento. De hecho, lo voy a conseguir.»

A lo largo de la mayoría de mis reseñas sobre cómic superheroico suelo lanzar para adelante la misma idea: La de que los personajes protagonistas de cómic USA mainstream (pero por supuesto, no solo ellos) dada su dilatada vida en el medio, necesitan cada poco tiempo de una revisión, de una actualización de los conceptos que los hacen quienes son para poder seguir formando parte de la cultura popular.

En caso contrario, lo que nos encontramos es una afición que solo es apta para aquellos que ya llevan un tiempo dentro de ella y a la que no comparecen nuevos lectores, y por lo tanto, ante un medio en decadencia condenado a morir.

A principio del presente siglo, el mundo occidental vivía una especie de reinicio. Se nos había colado el bulo de que el apocalipsis tecnológico estaba a punto de llegar por el llamado “Efecto 2000” y sobre todo, la idea de la llegada de un nuevo siglo y un nuevo milenio, nos hacían pensar que el mundo estaba a punto de cambiar, y que, de algún modo, la modernidad iba a impregnar todos los aspectos de nuestra vida.

Lógicamente, esa sensación también llegó al ámbito cultural, y mientras que en el mundo del cine veíamos como los directores jugueteaban más que nunca con los efectos especiales creados por ordenador, en el cómic superheroico la modernización que vivieron estos con el uso de técnicas digitales de dibujo (hoy, por suerte, muy superadas) con un color muy saturado en muchos de los productos que veían la luz y con un deseo, como es lógico, de acercar los superhéroes a nuevos lectores tras la enorme crisis que el medio había vivido en la década anterior, y que en el caso de Marvel estuvo a punto de costarle a la Casa de las Ideas su total y absoluta caída.

Fruto de aquella era, propiciada por el nombramiento de Joe Quesada como Editor Jefe de la editorial, nacieron iniciativas como el Universo Ultimate, pero también como la obra que nos ocupa, protagonizada por el Doctor Extraño.

Stephen Strange se trataba de un personaje por supuesto, muy conocido dentro del enorme plantel que conforman los superhéroes de La Casa de las Ideas pero que, seamos serios, más allá de su etapa fundacional (la de Stan Lee y Steve Ditko), y de la genial etapa de Roger Stern a cargo del personaje, tampoco es que hubiera tenido un éxito reconocible en sus colecciones en solitario.

Lo que ocurre, es que Marvel en esa idea constante de dar la sensación al lector de que todo cuanto ocurre tiene efectos en otras colecciones y en el universo compartido marveliano, nunca se olvidaba del personaje, sacando a la palestra al Doctor Extraño en todos aquellos eventos, o sucesos en los que la magia, o los seres de otros mundos tuvieran importancia.

Pues bien, buscando revitalizar al Señor de las Artes Místicas, y tras su paso por la colección de Amazing Spiderman como invitado de oro, dentro de la etapa con la que precisamente, J. Michael Straczynski y John Romita Jr. habían devuelto el brillo al personaje para este nuevo siglo, Marvel Comics decidió confiar al guionista de la televisiva Babylon 5, los guiones de esta nueva serie del Doctor Extraño que serviría de punto de partida a las aventuras del mismo y a la par de reinicio del personaje.

Junto al escritor de Midnight Nation, se encontraba Samm Barnes, guionista de series de televisión como Jeremiah y por tanto persona conocida de aquel medio de Straczynski.

Al dibujo, teníamos a nada más y nada menos que Brandon Peterson (Magneto Rex, Ultimate X-Men), uno de esos ilustradores que quizás, no sea demasiado destacable, pero que tiene ese estilo tan impactante y propicio a la acción tan propio de los primeros 2000 que era inherente a la mayoría de las obras que eran publicadas en la época.

Pero ¿Qué nos cuenta Doctor Extraño: Principio y Fin? Pues, en esencia, la vida de Stephen Strange mucho antes de que fuera Hechicero Supremo, e incluso de que estudiara magia junto al Anciano. En este caso, la obra comienza con un futuro Doctor Extraño que ahora mismo está estudiando medicina y que siente la necesidad de ir al Tíbet a poner sus conocimientos médicos al servicio del voluntariado.

Allí, conocerá a un enfermo Wong, al que salva la vida y que le hace ver la enorme cantidad de ayuda que se necesita en esa parte del mundo, prometiendo Extraño que volverá algún día.
Sin embargo, los años pasan, y la meteórica carrera médica de Extraño hace que su promesa deba de incumplirse, si bien la magia entrará en su vida por la puerta grande cuando extraños acontecimientos comiencen a producirse en su entorno, debiendo de retornar al Tíbet, el lugar al que una vez prometió volver y que hacía años que no pisaba.

De este modo, el origen del Doctor Extraño se conecta no solo con el accidente que le destrozó las manos y le obligó a buscar ayuda más allá de la ciencia, aprendiendo magia en el proceso, sino con personajes y situaciones de ámbito místico que ya estaban presentes en su vida con anterioridad a dicho accidente, dando la sensación de que Extraño era una especie de elegido que debía de adoptar el manto de Hechicero Supremo más pronto que tarde.

Con esta premisa, el comienzo de la obra es bastante entretenido, con esa especie de viaje vital que nos convierte no en la persona que ya somos, sino en aquella que estamos destinados a ser.
El problema es que, precisamente a partir del salto temporal, la obra no termina de encontrarse a sí misma y parece que solo busca excusas para mostrarnos situaciones plagadas de acción y magia, con fuegos de artificio por doquier.

Esta es la clásica obra que a pesar de formar parte del Universo Marvel convencional, da la sensación de que habría encontrado un lugar más adecuado en el Universo Ultimate, el lugar al que precisamente iban todos esos cómics tan rabiosamente actuales que actualizaban los orígenes de los personajes con unos diseños y ambientes tan propios de Matrix.

Sin embargo, no deja de ser una obra que explora muy bien al Doctor Extraño y a su mundo actualizándolo para una nueva generación, lo que la hace especialmente recomendable para quienes hayan visto al personaje en el cine y quieran saber más de él sin hincarle el diente a obras más áridas.

Empero, hay obras que cumplen mejor esa función como El Juramento de Marcos Martín y Brian K. Vaugham.

A pesar de todo ello, una obra curiosa que supera el aprobado y que merece la pena tener en cuenta.

Lo mejor

• Lograr que un concepto tan pulp y propio de su época como el Doctor Extraño y su mundo se actualice a nuestro presente.

Lo peor

• La obra no pasa de convencional, lo que resulta un tanto decepcionante tratándose de J. Michael Straczynski.

Edición original: Strange 1-6 (Marvel Comics, 2005) Edición nacional/España: Marvel Must Have. Doctor Extraño: Principio y Fin (Panini Cómics, 2023) Guion: J. Michael Straczynski y Samm Barnes. Dibujo: Brandon Peterson. Entintado: Brandon Peterson. Color: Justin Ponsor. Formato: Tomo en tapa dura. 160 páginas. 20€ La vuelta a los primeros días…
Guión - 6
Dibujo - 6.5
Interés - 6

6.2

Entretenido

Reseñamos la revisión del origen del Doctor Extraño que a comienzos de la década de los 2000 nos trajeron J. Michael Straczynski Samm Barnes y Brandon Peterson.

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Henro
Lector
18 septiembre, 2024 0:15

Este lo leí en la colección Marvel Dark que vendió en su día Carrefour. Me costó terminarlo: se me hizo aburridísimo.No puedo recomendárselo a nadie (como casi toda la colección Marvel Dark).

Aprovecho para agradecerte que me hayas recordado aquella sensación generalizada de futuro y de nuevo siglo que lo impregnaba todo a finales de los 90 y principios de los 2000. Echo muchísimo de menos aquel optimismo, aquel meter la palabra «futuro» casi en cada frase, aquella sensación de que en el siglo XXI todo iba a ser nuevo, futurista y maravilloso.