Portada de La última pieza de Raúl Balen y Pedro Segade

Edición original: La última pieza (Cartem Cómics, 2025)
Guion: Raúl Balen
Dibujo: Pedro Segade
Color: Pedro Segade
Revisión del texto: Elena Hernández
Director editorial: Daniel Díez
Formato: Cartoné. 106 páginas. 26,00€

Planes dentro de planes.

«Solo soy capaz de retener los últimos seis meses de mi vida.»

Dentro del género negro las historias de atracos son prácticamente un subgénero con una enorme cantidad de obras de calidad. Cuando pensamos en películas nos vienen a la mente cintas tan interesantes como Atraco a las tres, Tarde de Perros, Reservoir Dogs o Heat, por citar algunas destacadas y que abordan el tema desde puntos de vista diferentes. Sin embargo, en el mundo del cómic pese a haber varios ejemplos de calidad, no hay obras tan definitorias para el género como las que hemos citado. Así que es de agradecer encontrarnos con un cómic sobre atracos con regusto clásico como La última pieza del guionista barcelonés Raúl Balen y del dibujante gallego Pedro Segade que acaba de publicar Cartem dentro de su colección Spanish Bombs dedicada al cómic de producción propia en la que hace unas pocas semanas también hemos podido disfrutar de otra curiosa historia de género negro: A bocajarro de David Braña, Jordi Zapata y Adrián Monferrer.

La última pieza nos cuenta la historia de Hopkins, un hombre que tras un accidente es incapaz de recordar nada de lo que le ha sucedido hace seis meses. Aunque no puede recordarlo ni tiene ninguna prueba cree que fue un delincuente en ese pasado que está en una nebulosa en su cabeza. Pese a sus problemas de memoria tiene una vida feliz en compañía de su mujer, una antigua policía. Sin embargo, esa existencia apacible saltará por los aires cuando recibe un paquete con ocho piezas distintas de un juego para trabajar la memoria y un mensaje que le ordena ir a un banco a una determinada hora para cobrar un cheque. A partir ese momento la pacífica vida que llevaba junto a su mujer se comienza a desmoronar…

No se trata de la primera colaboración entre ambos autores puesto que ya se habían encargado de dos cómics históricos como Numancia. Hijos de las cenizas (Panini) y Covadonga (Cascaborra), pero sí que supone un cambio de registro ya que estamos ante una obra que se podría clasificar con un thriller de género negro repleto de acción, misterios, conspiraciones y traiciones que resulta una lectura entretenidísima. Para que una historia con tantos elementos de misterio funcione como un mecanismo bien engrasado es necesario que escritor los tenga todos cerrados de antemano y que no tengamos la sensación de estar ante un guion escrito por un trilero que nos escamotea información dejándonos al final de la lectura con la sensación de que nos han engañado. Por suerte, el guion de Balen es honesto y saber manejar muy bien la sensación de misterio y desconcierto tanto de los personajes como de los lectores. Tanto Hopkins como su mujer están realmente bien construidos y podemos conocerlos bastante bien, pese a que algunos de los misterios que encierran no se llegan a resolver en el cómic dejándonos a los lectores la posibilidad de unir algunas de las piezas que quedan sin resolver del todo. Sin embargo, el resto de los personajes que aparecen en el cómic no están tan definidos quedando demasiadas incógnitas sin resolver, algo que puede no agradar a un tipo de lectores que prefieren las historias con finales cerrados del todo. Pero no es un problema que impida disfrutar de la historia para cualquiera que se acerque a ella.

Narrativamente Segade hace un gran trabajo controlando perfectamente el tempo de la historia y brillando en las escenas de acción y en los escenarios. Aunque es cierto que la historia no está situada muy claramente en ningún lugar concreto lo que hace que resulte un poco impersonal como si quisiera forzar una universalidad que ya le otorga la propia trama llena de elementos de interés. Los personajes resultan bastante expresivos y dinámicos, pero en ocasiones resulta algo difícil diferenciarlos y también hay algunos momentos en que están desproporcionados con unas cabezas excesivamente grandes que no se corresponden con el tamaño del cuerpo, algo muy raro en un estilo que pretende ser realista. Pero pese a todo el resultado está muy conseguido.

Como es habitual la edición de Cartem es impecable con muy buena reproducción, extras muy interesantes sobre la creación del cómic y un gran tamaño que igual no le sienta del todo bien a un dibujo que quizás demandaba un tamaño más reducido para poder disfrutarlo mejor.

Con La última pieza Raúl Balen y Pedro Segade nos ofrecen una historiade atracos que trata de diferenciarse de lo habitual gracias a unos personajes protagonistas muy bien trabajados y una sensación de misterio creciente hasta una resolución no exenta de sorpresas. Unas cualidades que superan con mucho algunos problemas de guion y dibujo. Una solida pareja creativa para seguir con atención en el futuro.

Lo mejor

• El buen manejo de los diferentes misterios que envuelven la historia.
• Lo bien construidos que están Hopkins y su mujer.
• Las escenas de acción.

Lo peor

• El resto de los personajes están muy poco perfilados.
• A veces hay personajes que están desproporcionados.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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