LA ESTANTERÍA SE LLENA

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La semana pasada ocurrió lo inimaginable hace años: Aquella estantería, llena de baldas y resistente como pocas, no permitía meter siquiera uno de esos finitos de 24 páginas.

Eso me hizo pensar en qué pasaría en cinco, diez, veinte años más. Veamos, si todos los meses sumo unos veinte cómics y algunos tomos, eso supone en un año doscientos cincuenta como mínimo. En diez años… ¡dos mil quinientos!. A eso hay que sumar aquellas compras en salones, regalos, números para completar colecciones. No es descabellado pensar que nos vayamos a tres mil.

Ahora quiero pensar que viviré muchos años y que durante esos años, tendré suficientes capacidades intelectuales y físicas para seguir leyendo. Eso supone que si vives ochenta años y compras desde los diez nos vamos a (un momento, que estoy calculando): 21000 ejemplares. Suficientes para llenar una planta entera.

Y es que, sea en casa de tus padres, con tus amigos, amigas, novia o mujer, llega un momento en el que el tema sale. Ellos no entienden que sigas comprando cómics a tu edad, pero no dicen nada, hasta que ocurre que no caben y empiezas a hacer hueco a costa de las películas de DVD, álbumes de fotos, sus recuerdos… Entonces, comprendes que la gente es egoísta: ¿Cómo vas a meter en una caja en número uno de la Patrulla? ¿Y el número donde muere Gwen?…

En ese momento, que espero que esté muy lejos para todos, te vuelves un Golum, y sólo repites: ¡Son míos!…¡Por qué quieres hacer daño al pobre Golum!…¡Mi tesssoorrro! Y te aferras a los cómics como si fueran lo único que tienes. De hecho, si se quemara tu casa, entrarías a buscar cuales puedes salvar.

Aquellos que vivan en un chalet, seguro que tienen una habitación destinada exclusivamente a cómics y figuritas. El resto, nos tenemos que conformar con buscar algún rinconcito clandestinamente. Luego cuando te preguntan: “¿Qué hace eso ahí?” Con decir: “¿Eso? Lleva años ahí, no te habías dado cuenta?”, ya lo tienes solucionado. Porque, una vez están colocados, no los mueve ni Dios de ahí. Y sino, se reparten: Casa de tus padres, casa del pueblo, tu casa…Y así vas dejando pasar el tiempo, hasta que vuelves a necesitar espacio.

Por ahora, he traspasado la barrera de los ¿cinco mil? Sin muchos problemas. Pero en pocos meses, necesitaré nuevos espacios.

¿Por qué tenemos la vajilla en una estantería sin usar? Creo que quedarían mejor algunos cómics.

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