Gerard Way: Young Animal

Gerard Way recupera un tipo de comic que creíamos perdido.

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Introduccion

Se ha convertido en un tópico, pero nunca está de más decirlo: vivimos en un constante revival ochentero. Quizá sea la nostalgia, quizá sean las campañas publicitarias y sus estrategias de promoción, pero el caso es que nadie (sobre todo si es cinéfilo) puede escapar de remakes, reboots, reivindicaciones y resurrecciones varias.

El mundo del cómic (y especialmente DC Comics) no es una excepción. Algunos de los guionistas más famosos de la actualidad son sosías de los grandes escritores de los años 80. ¿Ejemplos? Tom King y Alan Moore. China Mieville y Neil Gaiman. Gerard Way y Grant Morrison.

El jefe indiscutible del terreno de juego en los 80 en lo que a comic se refiere es DC Comics. Durante casi veinte años (durante los 60 y los 70), Marvel había ganado terreno a DC, a nivel de público y crítica. Unos jóvenes Alan Moore y Frank Miller cambiaron para siempre esa tendencia, seguidos por una oleada de jóvenes autores británicos.

Cómo en los últimos años Marvel se ha consolidado de nuevo como la primera potencia en cuanto a superhéroes se refiere gracias a la recaudación conseguida en la pantalla de cine, e Image es el nuevo rey del comic de creación propia, DC ha entendido que debe tomar una tercera vía: resucitar el comic alternativo que, en cierto modo, ayudó a crear en los 80, cuando los guionistas de la nueva ola adoptaron influencias del comic independiente y urderground, del álbum europeo y del manga. De todo lo que «molaba» y a la vez era socialmente, más o menos, respetado. El camino a seguir debía ser el comic de autor conectado con el público.

Young Animal resulta ser entonces un movimiento bastante arriesgado en esta época de corrección política, humor para toda la familia y recaudaciones millonarias. Supone dejar no solo una colección en manos de un autor digamos “extravagante”, sino ponerle al frente de todo un sello (pequeño) que persigue recuperar una actitud y un espirítu perdido e incomodo.

Tal y como se diseño, el sello se compondría incialmente de cuatro series regulares y una miniserie: Bug, Shade, the Changing Girl, Mother Panic, Cave Carson has a cibernetic eye y Doom Patrol. Gerard Way se encargaría de las labores de editor y del arte conceptual de las series, y escribiría las dos últimas.

Young Animal

Gerard Way

Quien haya leído Supergods, la genial autobiografía de Grant Morrison levemente disfrazada de crónica histórica del género superheroico, podrá comprobar la importante que ha sido la música en la vida del afable escoces. Este punto es solo uno más entre los muchos que permiten trazar una conexión entre su vida y su obra y la de Gerard Way.

Gerard Way (Nueva Jersey, 1977) es internacionalmente conocido por haber sido el vocalista de la banda My Chemical Romance. El grupo inició su andadura en 2001, impulsado por Way, entonces aún un joven veinteañero que buscaba desesperadamente un sentido a su vida (en sus propias palabras). My Chemical Romance (el nombre proviene de una novela de Irvine Welsh) se definía por una mezcla de rock, punk y glam con un punto de estética gótica.

La banda alcanzó un éxito internacional, hasta que finalmente decidieron separarse en 2013. Way volvía a encontrarse perdido, arrastrando una adicción al alcohol y la cocaína. Fue entonces cuando se retiró para dedicarse en cuerpo y alma a escribir comics. Sin embargo, Way ya había probado las mieles del éxito en este campo unos antes.

Gerard Way

The Umbrella Academy

La Academia del Paraguas está formada por siete hermanos. Spaceboy, un aventurero confinado en el cuerpo de un gorila. El Chico, un hombre de setenta años atrapado en el cuerpo de un niño. El Rumor, capaz de hacer realidad los rumores que escucha. El Horror, un muerto. The Seance, telequinetico drogadicto. El Kraken, que no tiene poderes. Vanya, que toca el violín. Al morir su padre adoptivo, El Monóculo, deben volver a reunirse y retomar el cometido para el que fueron criados: salvar al mundo.

Comentábamos más arriba que Morrison y Way tienen muchos puntos en común. Ambos son muy amigos, y el propio Morrison ha aparecido en algunos vídeoclips de My Chemical Romance, como en Na Na Na Na (nanananana) el primer video de Danger Days.

La influencia del primero sobre la obra del segundo es innegable. La premisa de The Umbrella Academy es muy parecida a la de los X-Men (sobre todo los de la bizarra y genial etapa de Morrison) o a la Doom Patrol (también del propio Morrison): un grupo de marginados unidos para superar su aislamiento y salvar un planeta que los odia y detesta (o que odian y detestan).

Antes de dedicarse a la música, Way trabajaba en Marvel como becario y soñaba con ser dibujante. La primera versión de The Umbrella Academy estaba dibujada por él. Pero después de presentar el proyecto a Dark Horse, Way supo que debía contar con un dibujante profesional.

El elegido fue Gabriel Ba, un artista brasileño que ya había publicado varias novelas gráficas y colaboraba con Matt Fraction en la serie Casanova. Gabriel tuvo que dejar este último trabajo. Su sustituto fue su hermano gemelo Fabio. Para las portadas se contó con la colaboración del gran James Jean, portadista de Fábulas.

The Umbrella Academy está formada por dos miniseries (Suite Apocalíptica y Dallas) y se convirtió en un pequeño gran éxito dentro del circuito del comic independiente moderno, que daba sus primeros pasos a finales de la primera década del s.XXI. Fue nominada a varios Eisner y, en la actualidad, Netflix prepara una adaptación con Ellen Page como protagonista.

The Umbrella Academy

En 2013, Way publicó The true lives of the fabulous Killjoys, con la colaboración de Becky Cloonan. El comic es una continuación del cuarto y último disco de My Chemical Romance: Danger Days.
La trama del disco y del comic se ambienta en un futuro post-apocalíptico. La población de la California del 2019 vive encerrada en si misma, atiborrada de pastillas. En el desierto, un grupo de forasteros, los Killjoys, deben luchar contra la corporación Better Living Industries, los auténticos dueños de la ciudad.

Tras este comic, Way no volvería a trabajar en los comics hasta 2017, con My Chemical Romance ya disuelto.

Las series del sello Young Animal


Shade, the changing girl

Shade, the Changing Man es una extravagante creación de Steve Dikto, aunque su “padre espiritual” sea en realidad Peter Milligan, otro de esos locos británicos que invadieron DC en los años 80. Milligan escribió sus aventuras a principios de los años 90.

Milligan aportó la cantidad justa de locura y excentricidad necesaria (es decir, mucha) para una historia que trata acerca de un visitante, Rac Shade, del planeta Meta que viste un chaleco que le permite cambiar la realidad. La trama principal de la serie se centró en la búsqueda (obsesiva, por supuesto) de El Grito Americano, una encarnación de la psicosis colectiva de finales del siglo XX.

El Grito Americano, asaltando la realidad.

La serie de Peter Milligan se convirtió en un clásico de culto, y su “padre” lo recuperó en otras colecciones como Hellblazer, pero el personaje quedó un tanto olvidado hasta que los encargados de la serie en el sello Young Animal, Cecil Castellucci (a los guiones) y Marley Zarcone (a los lápices), le insuflaron nueva vida al concepto.

La primera piedra de toque de la serie será redefinir que significa exactamente changing girl. El protagonista de la serie no es Rac Shade, sino una compatriota de su planeta: Loma Shade, quién se encarna en el cuerpo de una adolescente, Megan. El término changing se toma entonces de forma literal, puesto que no hay nada el mundo más variable y desequilibrado que un cóctel de hormonas adolescente a la búsqueda de una identidad estable.

Hablando de cócteles. Los adolescentes toman drogas. Una realidad tabú que los autores afrontan desde el primer número, en el que descubrimos que Megan había muerto de una sobredosis. Cuando Loma Shade la posee y Megan despierta, la realidad pierde los papeles. A partir de ahí le toca a cada uno descifrar el significado de una historia que navega entre la psicodelia sesentera, Daniel Clowes y el espirítu felliniano.

La serie duró doce números, para luego ser relanzada tras el evento Milk Wars (del que hablaremos luego) con el nombre de Shade, the changing woman. Tras los eventos de los números anteriores, Loma Shade se encuentra inmersa en un mundo conocido como La Locura, gobernado por el Shade original, Rac Shade. Por vicisitudes de la vida debe volver a encarnarse en el cuerpo de Megan, ahora una mujer en su primera juventud.

El eje alrededor del cual gira la serie sigue siendo la identidad, en este caso la de una mujer hecha y derecha. Más allá de eso, la serie sigue ofreciendo exactamente lo mismo: diversión, locura y calidad a raudales.

Mother Panic

Mother Panic es la serie menos atractiva de todo el sello Young Animal. Eso no quiere decir que su calidad no sea alta o altísima, pero tanto el estilo del guionista Jody Houser como el del dibujante Tommy Lee Edwards están muy alejados de la psicodelia, el desenfreno y la libertad que dominan el resto de títulos. Además, su trama resulta muy convencional.

La historia se desarrolla en la ciudad de Gotham City, donde una joven heroína, Violet Page, decide enfundarse un traje para luchar contra el crimen. El Hombre Murciélago y sus aliados se mantienen apartados, para dejar paso a la protagonista, pero aparecen ocasionalmente, quizá para dejar claro que esta serie es la mas cercana al Universo DC tradicional.

Y quizá fuera este el objetivo de esta serie: presentar a los lectores «convencionales» el universo Young Animal mediante una puerta de entrada accesible. El problema es que Mother Panic no cumple su objetivo. Como comic es anodino, y como presentación de Young Animal es insuficiente, puesto que a través de él no entrevemos ninguna de las maravillas que nos esperan en las otras colecciones.

En definitiva, si hay una serie de Young Animal que sea prescindible esa es Mother Panic.

Bug! The adventures of forager

Además de por sus méritos artísticos, Bug merece nuestra atención por dos motivos. Motivo número uno. Bug pone de relieve la conexión, evidente pero a menudo olvidada, entre los comics de Vértigo y Jack Kirby. Motivo número dos. Bug establece un puente entre la línea Young Animal y el actual portador de la antorcha de Kirby: Tom King, puesto que las aventuras de Forager son inmediatamente anteriores a su (breve) aparición en Mr.Milagro.

Bug es un miembro del panteón de Nuevos Dioses, concebido por Kirby como secundario de su magna epopeya. Sin embargo, su papel de Espartaco al frente de La Legión de Insectos (una suerte de soldados minúsculos a los que Orion, el líder de los Nuevos Dioses, desprecia) hizo que pronto se ganara un hueco en el corazón de muchos aficionados.

El encargado de levantar este pequeño (pero a la vez gran) comic de seis entragas es Michael Allred, acompañado de su mujer Laura y su hermano Lee. Allred es otro de esos maravillosos herederos de Kirby, un autor portentoso capaz de dibujar literalmente cualquier cosa y deleitarnos con una aventura que transcurre enteramente en el interior de una casa en miniatura.

CAVE CARSON HAVE A CIBERNETIC EYE

Cave Carson nació a raíz del relativo éxito de Los Investigadores de lo Desconocido de Jack Kirby. Al contrario que Rip Hunter, el otro héroe de ciencia ficción de la DC de la época, Cave Carson nunca consiguió una serie propia. Puede que fuera porque su concepto de base (un héroe espeleólogo) no era muy atractiva.

Pedro Pascual Paredes, en la reseña que hizo de esta serie, opina que el interior de la tierra quedó olvidado en los años 60 a favor de la exploración espacial. Decía también que para que el concepto de espeleología fuera interesante había que añadirle sal (como se había hecho con el espacio). La serie de Cave Carson en el sello Young Animal demuestra (una vez más) que no existen las malas ideas, solo escritores sin imaginación.

Tras la muerte de su esposa, Cave Carson empieza a sufrir extrañas alucinaciones provocadas por su ojo cibernético. Una extraña conspiración está cociéndose a sus espaldas. Para descubrir que está pasando, Cave Carson debe viajar hasta los reinos perdidos del centro de la tierra.

La «sal» de esta serie es el tratamiento tan divertido que se hace de la trama conspiranoica clásica (es decir, que la realidad oculta una verdad tremenda, a la que no podemos acceder por la crueldad o la compasión de un elemento externo a nosotros), un recurso y un tono que parece sacado de Philip K.Dick.

Cave Carson también es la serie que cuenta con el mejor apartado gráfico (sin contar a Bug), gracias a los lápices de Michael Avon Oeming, extraordinario narrador y dibujante, con un estilo cartoon muy adecuado para esta serie. La historia esta escrita a cuatro manos por Gerard Way y Jon Rivera, los cuáles realizan un gran trabajo.

La serie fue relanzada después de las Milk Wars, con el título de Cave Carson have an interstellar eye. La sinopsis es exactamente igual (igual de divertida) solo que ahora Cave debe viajar al espacio e intentar sacar adelante un podcast: Cave Carson has an educational podcast.

Doom Patrol

De entre todas las creaciones de Grant Morrison para Vertigo, Doom Patrol fue la más extraña.

La Doom Patrol original fue creada por Arnold Drake y Carmine Infantino en 1963, unos meses antes de La Patrulla-X de Lee y Kirby. Si estos últimos se inspiraron en Drake e Infantino sigue siendo motivo de polémica, puesto que ambos conceptos compartían muchas similitudes: un grupo de marginados que luchan por un mundo que los detesta.

De todos modos, entre las dos series existen muchas diferencias. La Patrulla Condenada es un grupo muy oscuro, lleno de personalidades torturadas que se enfrentan a amenazas extravagantes, ridículas o igualmente perturbadas, mientras que los jóvenes mutantes eran héroes que buscaban demostrar al mundo que lo único que los movía eran las buenas intenciones.

La fórmula de Lee y Kirby estaba hecha para triunfar (aunque Marvel tardará unos años en dar con la tecla) y el propio Drake se pasó a Marvel para escribir las aventuras de los mutantes (sin mucho éxito todo hay que decirlo, puesto que pronto fue sustituido por Roy Thomas). En cuanto a la Doom Patrol, dieron bandazos por el Universo DC hasta que llegó la ola renovadora de Vértigo y Grant Morrison se puso al frente de la colección.

La máxima de Morrison consistía en explorar los mundos interiores de los diferentes y los marginados. Esa búsqueda se tradujo en una plasmación en viñetas de universos surrealistas, oníricos, irracionales y dementes. Y ese es precisamente el espirítu que quiere recuperar Gerard Way con la serie que se ha convertido en la joya de la corona de Young Animal.

Algunas aportaciones de Morrison en Doom Patrol

La trama de la nueva Doom Patrol es una locura. Resulta literalmente imposible describirla con palabras. Puede que no exista. Lo único que necesita saber el temerario lector que se aventure en estas páginas es que contará con la presencia de la Doom Patrol de Morrison y con un nuevo personaje, Cassie, quién será nuestra guía por la psicodelia y la alienación.

Doom Patrol se convierte entonces en el máximo exponente del «comic Young Animal»: un relato que busca epatar, recuperar el sentido de la maravilla, acompañado de un dibujo (cortesía de Nick Derrington) sencillo, de líneas claras y con una paleta gráfica de colores muy vistosos.

Resulta complicado describir algo que no puede describirse. Se corre el peligro de no despertar el interés o, peor aún, devaluar o simplificar un mensaje demasiado amplio, que puede abarcar todo un mundo. Por tanto, solo cabe decir una cosa: no leer Doom Patrol es un error.

MILK WARS

Todas las series de Young Animal (salvo Bug) se extendieron durante doce números, fueron canceladas y luego relanzadas. Entre su primera y su segunda «temporada» tuvo lugar un evento conocido como Milk Wars.

Decir que Milk Wars es un comic extraño es quedarse bastante corto. Su propia configuración ya es extraña de por sí. Se compone de cinco números. El primero y él ultimo (dos cruces entre las colecciones de Doom Patrol y JLA) escritos por Way, el segundo (un cruce entre Mother Panic y Batman) escrito por Jody Huser, el tercero (un cruce entre Shade y Wonder Woman) escrito por Cecil Castellucci y el cuarto (un cruce entre Swamp Thing y Cave Carson) escrito por Joe Rivera.

Al igual que con Doom Patrol resulta bastante difícil escribir una sinopsis de una historia así, pero aquí podemos encontrar cierto hilo conductor para ayudarnos, al menos en un principio. Un corporación maligna llamada Retcoon pretende homogenizar la historia de los superhéroes (y el mundo, ya que estamos) y hacerla más “normal”. Para ello se sirve de un personaje llamado Milkman Man (El Lechero), encargado de distribuir la “leche de la normalidad”. La Doom Patrol acude a investigar un misterioso pueblo, un pueblo que es demasiado normal y rompe el equilibrio entrópico del universo. El pueblo, evidentemente, ha caído en manos de Retcoon.

El segundo número es totalmente diferente. Gotham City ha caído bajo el influjo de Milkman Man, y Batman se ha convertido en una figura mesiánica. Su símbolo no es el cáliz de vino, sino el vaso de leche. Será a Violet a quién le toque salvar la papeleta.

El tercer número de las Milk Wars vuelve a cambiar de tercio. Megan se encuentra atrapada en un mundo donde Wonder Woman es un ama de casa obsesionada por la leche y por servir a su marido.

En el cuarto número Swamp Thing sigue “las lágrimas de los soñadores” para encontrar a Cave Carson trabajando en una oficina.

Y entonces llega la conclusión. Y las cosas se ponen raras de verdad. Descubrimos que Retcoon quiere vender la realidad a un tal Mr.Nebula. Los superhéroes deben evitarlo. Y el caso es que no lo consiguen. Y Young Animal se reinicia.

¿Qué ha pasado aquí? Bien, es evidente que más allá de la excentricidad y las, perfectamente comprensibles, sacudidas incrédulas de cabeza, cada número de las Milk Wars pretendía criticar un aspecto de nuestra sociedad: la vida en los suburbios, la religión, el heteropatriarcado y la alienación laboral.

El último número de Milk Wars puede entender como una critica a las maniobras editoriales de las grandes compañias de comics, que hacen y deshacen a su antojo, buscando «normalizar» a sus creaciones y aumentar sus beneficios. En ese sentido, Milk Wars es una pelota que rueda perfectamente: ofrece una lección metatextual sobre el funcionamiento de los comics, destruyendo y creando su universo en el mismo momento en el que los comics donde «habitan» mueren y vuelven a nacer.

Pero de nuevo resulta imposible describir algo así con palabras. Es algo tan especial, tan único, que se convertirá en una experiencia diferente según como sea el lector que se acerque a Milk Wars.

Conclusiones

Tras las Milk Wars, la serie Eternity Girl (de Sonny Liew) se unió al sello Young Animal. Es una serie perteneciente, digamos, a una segunda hornada, y que nace de las historias de complemento del evento Milk Wars. A falta de contar con más números, es una serie totalmente recomendable.

Por otro lado, en España solo se han publicado Doom Patrol y Mother Panic. Es una decisión comprensible, puesto que son series diseñadas para llegar a un público muy concreto. Estos comics están muy alejados de lo que el lector «habitual» demanda. De todos modos ¿cómo podemos quejarnos de que esto sea así, si cuando aparecen este tipo de historias no las publicamos? La pescadilla que se muerde la cola.

Eternity Girl

Jordi T.Pardo utilizó una expresión que me encanta en su reseña del primer recopilatorio de Doom Patrol: «Doom Patrol es ese tipo de comic
Vertigo era ese tipo de comic. Young Animal es ese tipo de comic.

Un comic para lectores con inquietudes, que buscan algo más en lo que leen o en lo que ven en la pantalla. Un comic que no te adormece, o te atonta o te entretiene (este último un objetivo muy loable dicho sea de paso), sino un comic que te reta, te provoca, te hace saltar en el asiento, hace arder tus conexiones neuronales. Un comic que no te deja dormir y con el que es fácil obsesionarse.

Puede que Young Animal sea (junto con Image) el último reducto de un tipo de comic muy amado, y hoy casi perdido entre los restos del naufragio de una industria en la que yo no tiene sitio. Un tipo de comic que tiende sus redes hacía el sello Vértigo, y más atrás aún, hasta Metal Hurlant y 2000 A.D, y todavía mas atrás, hasta Richard Corben, Robert Crumb, el movimiento underground, la psicodelia y aquella Marvel de los 60, la editorial añorada que todavía no se había convertido en una multinacional.

Las vías del tren del comic (y de la novela y el cine) moderno se cortan peligrosamente, y reducen su número de manera alarmante. Hace años, una vía estaba flanqueaba por señales en las que podía leerse «ese tipo de comic«. El tren esta parado en la estación de Young Animal.

Por nuestro bien, esperemos que la voz monocorde del altavoz no anuncie que esta es la última parada.


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JuanCF
JuanCF
Lector
6 septiembre, 2018 10:21

Magnífico artículo.
Dan ganas de hacerse con todo Young Animal. Una verdadera pena que cierre. Cuando ECC sacó Mother Panic también pensé lo mismo. Si sacas una serie, que sea buena. No vas a acercar al lector de Batman «tradicional», me parecería mejor apuesta Bug por ejemplo. Estaremos a la espera de que ECC siga sacando más series de este universo y espero que Way y cía encuentren otros proyectos tan interesantes como los presentados.

Sardath
Sardath
Lector
6 septiembre, 2018 18:31

Doom Patrol, lo que he leído (creo que me quedé en el octavo número) es muy divertida. Su guion está muy cuidado y expande un universo de una forma muy adecuada, además el trabajo de dibujo es de darle un 10 directamente. Es una pena que no haya seguido adelante, pero creo recordar que Gerard Way prometió que en el verano habría noticias sobre la Patrulla Condenada… Con una serie en rodaje me extraña que la dejan otra vez congelada.

Pride
Pride
Lector
8 septiembre, 2018 22:53

Mencionar que el próximo mes si no recuerdo mal sale el 1º nº del 3º arco de The Umbrella Academy.
De Eternity Girl pones «A falta de contar con más números, es una serie totalmente recomendable.» A falta de más numeros?Si ya ha acabado xD
«Puede que Young Animal sea (junto con Image) el último reducto de un tipo de comic muy amado, y hoy casi perdido entre los restos del naufragio de una industria en la que yo no tiene sitio.» Boom, Black Mask, Aftershock, DarkHorse discrepan seguramente.