Gentleman Jim

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Edición original: Gentleman Jim (Jonathan Cape, 1980).
Edición nacional/ España: Gentleman Jim (Astiberri, 2009).
Guión, Dibujo y Color: Raymond Briggs.
Formato: Tomo cartoné 32 págs.
Precio: 12€.

 

Luego de obtener un gran éxito en 1978 con el cuento infantil The Snowman, adaptado al cine cuatro años después por la BBC, el caricaturista Raymond Briggs (1934) publicó en 1980 una sátira acerada y cruel sobre el prosaísmo contemporáneo y el precio de mantener las ilusiones infantiles -un poco pueriles- en la sociedad adulta convencional.

Gentleman Jim es la historia de Jim Bloggs, un limpiador de aseos que sueña con cambiar de vida, ponerse a prueba y dedicarse a un oficio más emocionante como soldado, artista, vaquero o dinámico ejecutivo de una multinacional. Animado por su esposa, también dispuesta a poner un poco de aventura en sus vidas, Jim se lanza a convertir sus sueños en realidad para descubrir que la vida es más complicada de lo que parece.” [Extracto de la contraportada]

Jim y Hilda, un matrimonio maduro, sin formación, que vive sencillamente, sin apenas contacto con vecinos y amigos, sonará a los lectores de Briggs. En efecto, se trata de los mismos protagonistas del demoledor alegato antinuclear Cuando el viento sopla, a quienes el autor reconoció posteriormente como un trasunto de sus propios padres. En este repaso previo de sus desventuras cotidianas, más próximas a la farsa que a la tragedia, vemos muchas de las constantes estilísticas de su obra maestra, sobre todo en la línea de su dibujo (me cito: “dos puntos por ojos, una raya por boca y un redondel por cabeza le sirven para desplegar el abanico de emociones humanas.”), así como en su buen oído para el lenguaje, con charlas y monólogos sabiamente construidos para proporcionar comicidad a la vez que revelan simpleza, honestidad y un cierto patetismo que despiertan nuestra empatía. Jim Bloggs, como el gris oficinista de Las puertitas del Sr. López, tiende a la ensoñación para resarcirse de su humilde mediocridad, pero, al contrario que en la estupenda obra de Trillo y Altuna, donde la fantasía quedaba confinada en su propia parcela, el gentil limpiador, con la complicidad de su esposa, se deja llevar, como un Quijote moderno, por desfasados derroteros románticos.

Riggs trasmite emociones profundas con diseños sencillos y simpáticas caricaturas
Riggs trasmite emociones profundas con diseños sencillos y simpáticas caricaturas

De narración menos abigarrada que su sucesora, donde se superaban las 20 viñetas por plancha, Gentleman Jim ronda la decena, meticulosamente recuadradas y ordenadas, excepto en los casos -como aquella- en que las peripecias fantásticas y distintas elucubraciones se abren camino, permitiendo la ruptura del marco, figuras a sangre, splash pages, etc. Los sueños gozan también de sus propios colores: el azul de la guerra, el naranja de la bohemia parisina, el rojo del Oeste americano o el verde del pillaje bandolero; siempre manteniéndose fiel a ese estilo que conjuga la tinta con los rallados y difuminados de un coloreado que parece hecho con lápices de colores. En contraste con la comprensión y simpatía que guarda para con los desatinos de los Bloggs, las figuras de la autoridad están retratadas con escarnio, desde el funcionario cuya cara es una sábana impávida de nariz y bigotito hitleriano al juez enloquecido que diríase un vampiro ansioso de sangre. Otros personajes -pienso en los vendedores que visita el protagonista en busca de los utensilios que precisa- representan, en su fugacidad y modestia, distintas actitudes humanas inmediatamente reconocibles: afabilidad, impaciencia, esnobismo, etc.

La indudable frescura de los trabajos de Briggs, que ofrecen comicidad, reflexión y bonhomía en un envoltorio de cuento engañosamente simple, no le han granjeado el favor del público español. La mayor parte de sus obras siguen inéditas en la lengua de Cervantes. Cuando el viento sopla lleva más de 20 años descatalogada y Gentleman Jim nos ha llegado con un retraso de casi 30 años. La edición de Astiberri, dentro de su sello Lecturas compulsivas, tampoco parece haber seducido a su público potencial. Doce euros por treinta páginas en un tomito de tamaño inferior a un comic book son prestaciones casi disuasorias. También cabe preguntarse por qué no se reúnen las andanzas del singular matrimonio Bloggs en un volumen más nutrido, con el concepto de “obra integral” que parece funcionar con varias temáticas y autores. Aquí lo dejo por si alguien quiere rescatar a un autor excepcional que merecería mejor suerte en nuestras librerías.

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lacuevalamacaca
Lector
28 abril, 2014 23:21

Pues 12 euros por 32 paginas no me extraña que no tuviera mucha repercusion. A ver si hacen una edicion con todo el material de este autor a un precio razonable, porque me parece muy interesante

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
28 abril, 2014 23:27

Yo tengo «por ahí», pendiente de lectura todavía el Cuando el Viento Sopla.