El corazón de hojalata 1 Ruyna, Cyrano y yo, de BeKa y José Luis Munuera

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Portada de El corazón de hojalata 1 Ruyna, Cyrano y yo, de BeKa y José Luis Munuera

Edición original: Les cœurs de ferraille 1 Debry, Cyrano et moi FRA (Dupuis, 2022)
Edición nacional/España: El corazón de hojalata 1 Ruyna, Cyrano y yo (Nuevo Nueve, 2022)
Guion: BeKa y José Luis Munuera
Dibujo: José Luis Munuera
Color: Seydas
Traducción: Lorenzo F. Díaz
Maquetación: Mercedes Martín de Miguel
Formato: Cartoné. 72 páginas. 20€

El amor no entiende de materiales.

«Cuando se está triste, hay que devolver algo de belleza al mundo…»

En su dos últimas series como autor completo (Los Campbell y Zorglub) José Luis Munuera (1972, Lorca) ya había dejado ver sus preocupaciones sobre la paternidad a través de la relación entre sus protagonistas principales y sus hijas, así que no nos llama la atención que esta temática sea la principal, aunque en este caso incidiendo en la maternidad, en Ruyna, Cyrano y yo, el primer álbum de la serie El corazón de hojalata que coguioniza junto a BeKa, seudónimo de los guionistas Caroline Roque (1975, Perpignan) y Bertrand Escaich (1973, St-Girons), y dibuja con color de su colaborador habitual Seydas (1976, Barakaldo). Un arranque espectacular que conjuga el sentido de la aventura tan característico del cómic francobelga con una gran sensibilidad a la hora de mostrarnos como se forjan las relaciones materno-filiales que ha valido para que esta primera entrega esté nominada al Prix Jeunesse de la Critique de la asociación francesa de la crítica de cómics (ACBD).

Ruyna, Cyrano y yo nos cuenta la historia de Iséa, una preadolescente que vive en un extraño mundo retrofuturista en que los seres humanos viven rodeados de robots que realizan todas las tareas, entre las que también está la crianza de los niños. En su caso la encargada de cuidarla desde la niñez ha sido Ruyna, su niñera robot que ha ejercido el rol de madre convirtiéndose en su único apoyo junto a Tal, una amiga que no conoce en persona ya que todas sus interacciones las realizan a través de las pantallas. Sin embargo, su pequeño mundo está a punto de desmoronarse ya que su distante madre biológica ha decido que es hora de que Iséa madure y decide prescindir de Ruyna. Algo que provocará que nuestra protagonista emprenda un viaje iniciático por un mundo que apenas conoce y que le servirá para entender las diferencias que existen entre los afectos sanguíneos impuestos y los construidos desde el tiempo y el cariño.

Aunque se trata de la primera entrega de una serie pensada para lectores de casi cualquier edad, el tomo nos presenta una historia cerrada, algo cada vez menos habitual en las obras que provienen del mercado francófono. Sin embargo, hay varias incógnitas alrededor del mundo donde se desarrolla la historia que suponemos se exploraran en las siguientes entregas, ya que es un escenario realmente atractivo. Gracias a los maravillosos diseños de Munuera descubrimos un mundo misterioso y extraño de una estética que nos recuerda a la de los estados sureños esclavistas de Estados Unidos, aunque la principal diferencia es que los esclavos han sido sustituidos por robots. Ellos y la tecnología que permite comunicarse son los grandes progresos que vemos con respecto a la tecnología imperante en aquella época, ya que junto a ellos conviven colts, arados de tiro, trenes a vapor, molinos de viento, y un largo etc… Un mundo que tiene una cantidad enorme de ingredientes y dosis de misterio para servir como escenario de grandes historias en el futuro.

La trama de aventuras de la historia está muy bien construida y deja entrever ecos de las obras de Twain, aunque con unos protagonistas con actitudes bastante más modernas. Algo que nos permite ver una crítica sutil a las condiciones de vida que tenían los esclavos de la época, ya que vemos que los robots comparten los mismos sueños de libertad que ellos. Pero por encima de esa visión de la época hay un evidente interés en reflejar otros problemas de la sociedad actual que afectan de lleno a los niños y adolescentes como los peligros de las nuevas formas de comunicación ejemplificados en la relación a través de medios digitales que tienen Iséa y Tal, en la que no hay ninguna certeza sobre la identidad de la otra persona, puesto que no se conocen en persona lo que dificulta la manera de expresar algunos sentimientos. Algo que cada vez es más habitual en el mundo en el que vivimos y que explica las constantes referencias durante el cómic a Cyrano de Bergerac.

Pero como ya hemos dicho al principio de la reseña el tema central de la obra son las diferentes relaciones que se forjan entre los padres y los hijos y como es posible sentir mucho más amor por alguien que con el no tienes ningún vínculo genético, pero siempre ha estado ayudándote y cuidándote cuando lo necesitabas. También nos propone una reflexión sobre la naturaleza de las causas que nos llevan a sentir ese amor. La madre biológica de Iséa, que es quien realmente tiene el corazón de hojalata al que hace referencia el título de la serie, es una prueba palpable de como una relación puede ser tremendamente tóxica y egoísta nos demuestra lo necesario que es hacer que ese tipo de personas desaparezca de nuestra vida. Por eso el giro de guion final que tiene el personaje termina por restarle potencia al mensaje principal del cómic, lastrándolo e infantilizándolo, ya que sus actos tienen una explicación que deja de lado la posibilidad de que se comporte como lo hace simplemente porque es su forma de ser.

Hace años que Munuera es una absoluta garantía a la hora de trasladar cualquier tipo de guion a viñetas, gracias una extraordinaria habilidad como narrador, que mezclada con el dinamismo y la expresividad de los que es capaz de dotar a todos sus personajes hacen que sus cómics se lean sin ningún tipo de problemas, pero siempre tengan la frescura necesaria para no ser considerados como un trabajo simplemente correcto. En esta obra brilla particularmente en el diseño de los robots y el mundo en el que trascurre la trama consiguiendo que no estemos permanentemente pensando en los anacronismos sin explicación que vemos a lo largo de las páginas. También hay que destacar el gran trabajo en el color que hace Seydas que dota a la obra de una iluminación muy particular que reflejada la tecnología que tiene el mundo donde se desarrolla la historia.

Como es habitual Nuevo Nueve hace una edición de una calidad similar a la original en la que se puede ver el cariño que sienten por editar cómics.

Entre la multitud de propuestas cada vez más estandarizadas que nos llegan desde el mercado francobelga, el estadounidense y el manga ver obras como esta en la que se puede observar la personalidad y el toque de los autores nos reconcilia con la industria. Aunque sepamos que es una especie de oasis en medio del desierto. Pero nos consigue recordar la magia que siempre han tenido los cómics cuando los autores no tienen que lidiar con injerencia e imposiciones editoriales. Un cómic que, pese a no ser perfecto, nos presente una historia con varias capas de lectura y sirve como puerta de entrada a un universo plagado de posibilidades.

Lo mejor

• La reflexión sobre la manera en que se construyen las relaciones interpersonales.
• Los paralelismos con nuestro mundo.
• El mundo que nos presenta la obra y la forma de representarlo de Munuera.

Lo peor

• El giro final relacionado con la madre de Iséa resulta muy forzado y resta valor al mensaje de la obra.

Edición original: Les cœurs de ferraille 1 Debry, Cyrano et moi FRA (Dupuis, 2022) Edición nacional/España: El corazón de hojalata 1 Ruyna, Cyrano y yo (Nuevo Nueve, 2022) Guion: BeKa y José Luis Munuera Dibujo: José Luis Munuera Color: Seydas Traducción: Lorenzo F. Díaz Maquetación: Mercedes Martín de Miguel Formato:…
Guión - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5

8.2

Amor materno.

Beka y Munuera nos proponen una obra con varios niveles de lectura en la que el amor materno y filial sirve como motor de la historia. Un soplo de aire fresco en la BD más comercial.

Vosotros puntuáis: 7.7 ( 9 votos)
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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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