DC Inédito – Superman Annual #10

Recuperamos esta sección con una obra que presenta un planteamiento interesante acerca de los límites del poder del Hombre de Acero.

2
3018
 

Edición original: DC Comics. Superman Annual #10, The Day the Cheering Stopped!
Edición nacional/ España: Inédito.
Guión: Elliot S. Maggin.
Dibujo: Curt Swan.
Entintado: Murphy Anderson.
Color: Gene D’Angelo.
Formato: Grapa, 40 páginas.
Precio: 1,25 dólares.

 

Las editoriales españolas que se han ocupado de la venta y distribución del catálogo de DC Comics en España nunca han podido traer todo el material que se publica en Estados Unidos, lógicamente. Ya sea por motivos legales, económicos, coyunturales, mercantiles o cualesquiera que sean. Lógicamente, es una pena porque siempre se quedan algunas joyitas sin llegar a nuestras manos. Pero para eso estamos nosotros, para acercarlas al conocimiento de todos los que disfrutáis sentandoos un rato para leer los artículos de esta interesante sección. Ojalá llegue a tener el poder que ha demostrado mi compañero Jordi Molinari, que las obras de sus dos últimas entregas han sido publicadas en España por primera vez tan solo unos meses después de que él les dedicara su espacio de esta sección. Le ocurrió con Las Crónicas de Atlantis y la mini serie de Tempest, que recientemente ha sido incluída por ECC en su recopilación de la obra de Peter David al frente de Aquaman.

Soy realista y sé que mi elección tiene nulas posibilidades de ver la luz por estos lares, pero de ilusiones se vive oigan. Y es que me he decantado por Superman Annual #10, The Day the Cheering Stopped!, un especial escrito por Elliot S. Maggin que fue publicado en 1984, tiempo en que Ediciones Zinco comenzaba a comerciar el material de DC en España. Este especial se quedó fuera de sus publicaciones y fue una pena, porque es una historia que explora los límites del poder de Superman. La portada, dibujada por Eduardo Barreto, es ya de por sí llamativa, con un Superman blandiendo una espada en una pose muy característica, que a muchos nos recuerda a He-Man. Su gesto es serio y sombrío. Detrás de él huye despavorida una muchedumbre que parece temer a su héroe. La imagen atrae e invita a abrir el cómic para descubrir qué está pasando y qué es esa espada.

En las primeras páginas asistimos a la creación del universo, intercalando viñetas que presentan a Superman, un héroe cuyo nombre es entendido en todos los idiomas de la galaxia y sus azañas son aplaudidas por seres de otros planetas. El lector se encuentra con una relación entre la materia originaria de la génesis universal y el nacimiento de Kal El, así como su viaje por las estrellas hasta llegar a nuestro mundo. Entre los fragmentos de meteoritos se formó, de manera milagrosa, una espada que contiene un poder que será desvelado más adelante. El objeto viaja por el cosmos y coincide con el viaje interestelar del pequeño kryptoniano, vinculando su formación.

Ya en la actualidad, vemos a Clark Kent entrar en la sede de la WGBS a la vez que su amigo Jimmy Olsen sale con prisas, pues tiene que acudir a una cita con el empresario Oswald Mandias, un importante billonario. Interpreta este hecho como una buena noticia para su colega, que así progresará profesionalmente. Pero Jimmy no regresa y desaparece unos días. Preocupado por él, Clark se embarca como Superman en su busca y lo encuentra preso en la bodega de una barco. La investigación de las acciones del villano le lleva a una lanzadera espacial cuyo proyecto guarda relación con el señor Mandias. Una vez en órbita, Superman descubre que Mandias está en una cápsula de hibernación por motivos que nadie conoce. Convive con los miembros de la tripulación, pues no puede despertarlo y, de manera imprevista, un halo de energía proveniente de lo más profundo del espacio colapsa contra la lanzadera, despertando al señor Mandias y transformándolo en King Kosmos.

Este villano, King Kosmos, quien tuvo su primera aparición en DC Comics Presents Annual #2, un año antes, tiene poderes mágicos que afectan a Superman por lo que puede controlarlo en un combate de tú a tú. Tras una breve refriega, deja flotando el cuerpo del kryptoniano en el espacio y se dirige a la Tierra. En ese momento, como si acudiera a una llamada de auxilio, aparece la espada misteriosa, que luce en el mango el emblema de la casa de El. Y se posa en la mano del Hombre de Acero, como si la buscara, como si tuviera vida propia. Enseguida insufla de energía al héroe y le devuelve a la Tierra. Desde el primer momento la espada ejerce una influencia en el cuerpo de Superman. Y, al parecer, en la gente a su alrededor, pues nada más poner un pie en el suelo de su ciudad, con la espada en la mano, todo el que le ve sale huyendo. Todos le temen.

En busca de respuestas, la propia espada guía a Superman hacia la biblioteca de Metrópolis para que lea acerca del mito artúrico de Excalibur. Así como Arturo obtuvo el derecho a reinar al sacar la espada de la piedra, Superman interpreta que la espada que ha caído en sus manos le dará poderes. No tiene tiempo para investigar, pues acude en busca de King Kosmos, quien usando el cuerpo de Oswald Mandias, aparece en televisión siendo entrevistado por Jimmy Olsen, quien no reconoce a su amigo de azul, mientras increpa al mundo entero a rechazar al alienígena que vive entre nosotros.

Ambos tienen un enfrentamiento en el que Superman vuelve a perder, al no ser capaz de contener el inmenso poder de su rival. Cae inconsciente y se despierta en medio del Metro Park, ante un numeroso grupo de personas y varios policías, asustados, que le observan como a un monstruo desconocido y temible. Este acontecimiento le lleva a apartarse del mundo y se marcha a la Luna, para reflexionar y ordenar sus ideas. Allí observa la espada. El material del que está hecha, el mango con su símbolo lo cual le hace recordar las palabras de un niño al que salvó en Regulus-4, quien dijo que había visto su símbolo en una espada. Es entonces cuando aprende la profunda relación del arma con él.

Finalmente, vuelve a enfrentar a King Kosmos, quien esta vez con la apariencia de Mandias, acude al Congreso para convencer al mundo de que hay que eliminar a Superman. Ayudado por el poder que le da la espada, él también llega y usa una nueva habilidad, con la que consigue influenciar en las mentes de quienes hasta ahora salían huyendo de él. Usando el poder de la palabra desenmascara públicamente al villano y vuelven a luchar. Esta vez, con el poder que le otorga la espada, consigue salir victorioso. El arma le da tanto poder, un poder proveniente del mismo Big Bang, que le hace sentirse como nunca antes. Y es que la espada puede imbuir a su portador con todo el poder del universo. Superman llega a sentir el poder, que emana poco a poco a través de sus manos, y finalmente rechaza ser el receptor de ese cósmico poder cuando, sorprendentemente, comienza a convertirse en una figura formada por cristales diminutos que empiezan a desquebrajarse. Tanto poder parece ser incapaz de ser contenido en un mismo cuerpo.

Es una historia original, que con más continuidad tal vez podría haber explorado con mayor detenimiento el poder de la espada. Tal vez en otras manos podría haber dado otro juego, con un enemigo capaz de controlarla. Sea como sea, Superman logra vencer a un enemigo que demuestra tener un inmenso poder con el que controla a Superman, por lo que deja en el aire la posibilidad de que estábamos ante un dios que podría haber causado mayores consecuencias. Por cierto, King Cosmos recientemente ha aparecido después de casi 35 años desde que se publicara esta historia. Ha sido este pasado mes de enero, en el DC Nuclear Winter Special #1, una interesante antología de relatos, combatiendo al Superman One Million.

Como digo, es esta una de esas lecturas de ritmo frenético, que hacen que el lector viva una montaña rusa de sensaciones, pero que en su conclusión deja un sabor bueno aunque escaso. Es el sino de las historias que se publican en los especiales anuales, que o pasan sin pena ni gloria contando una historia de relleno, o te impactan con unos conceptos que bien podrían haberse desarrollado en la serie regular. Tal vez por ello no fue publicada en España en su día, para dar preferencia a las entregas de las series del momento. O tal vez porque simplemente no podía abarcarse todo, pero el hecho es que nos quedamos sin leer un relato en el que Superman llega a tener en sus manos el poder del universo entero.

El que también demuestra tener un gran poder en estas páginas es el legendario Curt Swan, entintado por Murphy Anderson y coloreado por Gene D’Angelo con las técnicas de la época. Swan es uno de los mejores dibujantes de Superman en sus casi 81 años de historia. Probablemente el que más veces ha trabajado con el personaje, dato que algún día tengo que refrendar. Swan, que en aquel momento contaba ya con 64 años, plasmó su arte en cada página, con su particular estilo realista, expresivo, su narración dinámica con algunas splash page de gran impacto. Con el Superman de imagen clásica que ha servido de guía para tantos dibujantes que vinieron detrás de él. El guionista, Elliot S. Maggin, que entonces tenía solo 34 años, también es un autor que trabajó mucho con el Hombre de Acero, tanto en Action Comics como Superman, entre 1973 y 1986, llegando a publicar más de cien historias. Sin duda era una autor que amaba al personaje.

Subscribe
Notifícame
2 Comments
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
Goto Dengo
Goto Dengo
Lector
8 febrero, 2019 16:09

Gracias por estas entradas.
Que envidia de Marvel y Panini; estamos hablando de cómics de mediados de los 80 del personaje más famoso de la historia de los superhéroes y aún permanecen inéditos. No hablamos de segundones de los años 60.
¿Seguro que no hay mercado para publicar estás historias?

TheQuestion
TheQuestion
Lector
En respuesta a  Goto Dengo
8 febrero, 2019 23:13

Con la política editorial de ECC nunca veremos publicadas cosas como estas. Si por un casual publicaran el Annual 10, se saltarían el 9, o el 11, o… No quieren seguir la línea cronológica de ninguna serie cómo hace Panini. Picotean de allí y de allá. Con esa forma de editar, es imposible llegar a ningún sitio.