Seréis para siempre mi fuente de vida.
Han pasado 35 años desde que
Claude de Ribaupierre, conocido en el mundo del cómic como Derib, nació el 8 de agosto de 1944 en La Tour-de-Peilz, en Suiza, es un guionista y dibujante de historietas. Su obra más conocida es Buddy Longway, sin duda una de los mejores cómics de la historia. Ponent Mon lo ha recopilado en cinco tomos: Chinook para siempre, Kathleen y Jérémie, La estupidez humana, Lejos de casa y el este Juntos para siempre que cierra la historia de la única manera posible.
En los últimos integrales de Buddy Longway, la amenaza del hombre blanco sobre las tierras de los indios se ha ido haciendo cada vez más evidente, en este último integral todo estallará y veremos como llega a su fin el modo de vida de Buddy y su familia, al igual que la libertad de los indios.
En Buddy Longway, Derib nos ha mostrado en cada uno de sus álbumes varias constantes que se repiten en los que compenen este integral: lo bella y terrible que puede ser la naturaleza, una historia de amor y familia preciosa pero que en ningún momento cae en la tentación de ser empalagosa, el ansia de libertad o la capacidad de aceptar a la gente por muy diferente que sea una de otra. Valores todos ellos muy necesarios a día de hoy, presos como estamos en un mundo cada vez más deshumanizado. Sin embargo, también nos ha mostrado los grandes males de la humanidad como el odio, la venganza, el racismo, el capitalismo descontrolado, el desprecio por la naturaleza, etc… temas que siguen sin resolverse hoy, al igual que en la época de Buddy, ya que no dejan de representar modelos de comportamiento humano, capaces de los actos más generosos y los más abyectos. Esto hace que la serie sea igual de actual que cuando empezó en 1973, convirtiéndose en una lectura imprescindible si quieres leer algo que se aleje de la típica historia de héroes y villanos. Ninguno de sus protagonistas es un héroe, alguno actua como tal obligado por las circunstancias, pero todos son tremendamente humanos, sienten, padecen y se equivocan. Algo que también ocurre con los antagonistas, todos ello alejados de ser malos de opereta sin ningún matiz.
El integral está compuesto por 4 álbumes y un epílogo que finalizan la historia-rio que Derib nos ha contado desde 1973. Los álbumes de este integral fueron publicados en los años 2002, 2003, 2004 y 2006. El primer álbum del integral es El que mira sobre las nubes. Se trata de una historia en la que se entrecruzan varios de los temas centrales de la serie, como son la comunión con la naturaleza, la búsqueda de la libertad, la importancia de la generosidad y la familia, etc… todo ello se verá alterado por la llegada del hombre con sus necesidades egoístas que abocaran a nuestro protagonista al desastre. Le sigue La bala perdida donde los acontecimientos de los últimos álbumes, toda la tensión por la voracidad de los hombres blancos, estallarán produciendo un conflicto que cambiará la vida de los protagonistas de manera irreparable. Derib nos nuestra el racismo y el egoísmo del hombre con toda su crudeza, pero como en todas sus historias, Derib siempre deja un atisbo de esperanza. El tercero es Rebelión. En este álbum nos nuestra cómo el capitalismo del hombre blanco se aprovecha de los indios, destruyendo con su mezquidad todo lo que toca sin tener en cuenta las consecuencias de su egoísmo. También vemos cómo el modo de vida de los protagonistas y los indios va llegando a su inevitable final. La fuente es el último álbum de la serie, en el que Buddy y Chinook vuelven a las montañas en las que les vinos por primera vez para disfrutar de un poco de paz, pero como siempre, la violencia inherente al ser humano les alcanzará de nuevo. Derib da una clase maestra de como narrar dos historias en paralelo y en conseguir que nos emocionemos además de elegir qué escenas mostrar y cuales no. Queda por último, la historia corta Epílogo, tan bella y triste que hace imposible no soltar una lágrima al acabarla.
En el apartado gráfico vemos a Derib en plena forma y con un dibujo totalmente asentado. Partiendo desde su estilo deudor del gran Jijé, su evolución desde los primero álbumes se ha culminado y todo la experimentación en cuanto a composición de página y narrativa ha dado como resultado unos cómics preciosamente narrados, en particular el último La fuente que es prodigioso en ese aspecto, demostrando un dominio de los tiempos y las pausas realmente inigualable. No hay que olvidar que Derib fue junto a Moebius, Gotlib y Druillet uno de los primero autores en escapar de las composiciones de página tan rígidas que imponía la BD más tradicional. En Buddy la composición de la página está solo limitada por la imaginación de Derib, que la usa sobre todo para conseguir efectos dramáticos y mostrarnos la belleza de la naturaleza salvaje. La novedades más llamativa es que en Epílogo usa por primera vez en la serie las acuarelas con las que hacía las portadas dando un resultado maravilloso y que queda perfecto para cerrar la historia. Su capacidad para dibujar los animales y paisajes y en las escenas de acción está más que demostrada en los integrales anteriores y en este sigue en plena forma. La portada de este último integral es simplemente perfecta, bella y poética, no se me ocurre una mejor manera de homenajear y despedir a los personajes. El único posible defecto, que para mí no es tal, es que las historias se hacen muy cortas porque la mezcla de viñetas tan grandes y pocos diálogos hacen que si no te recreas en los fantásticos dibujos, las historias se leen en un suspiro. En definitiva todo ello contribuye de manera decisiva a hacer de Buddy Longway una Obra Maestra en todos los apartados.
La edición de Ponent Mon es muy buena, con la única pega de que los tres últimos integrales no traen los extras que acompañaban a la edición de Editions du Lombard. Algo a lo que hubo que renunciar por las bajas ventas, que hicieron que la serie estuviera al borde de la cancelación. Ojalá que se animen con alguna otra de las series inéditas en nuestro idioma de Derib, como Arnaud de Casteloup o Celui qui est né deux fois o sus álbumes unitarios Tu seras reine o Poulain mon ami.
Dice la contraportada de los integrales: Recorramos el sendero de la vida junto a ellos. ¡Menudo sendero! Qué envidia me da quién pueda leer esta maravilla por primera vez y disfrutar de tantas buenas historias, tantos momentos alegres y tristes, que componen una historia tan real como la vida misma. En Buddy Longway, Derib hace fácil algo tremendamente difícil, contarnos las vidas de Buddy, Chinook, Kathleen y Jérémie, mejorando en cada número y sin traicionarse en ningún momento. Es imposible hacer una serie más realista y que desborde bondad pero sin renunciar nunca a mostrarnos lo más bajo del ser humano y lo mejor. Cada uno de los integrales es una joya rebosante de amor, ternura y amistad que no debería faltar en ninguna biblioteca.
Guión - 10
Dibujo - 9
Interés - 10
9.7
Obra maestra
Derib nos ha regalado la vida de Buddy y su familia, alegrándonos y entristeciendonos con cada uno de sus álbumes. Sin ninguna duda uno de los grandes westerns de la BD junto a Bluberry y Comanche.