Zona Negativa entrevista a Carlos Portela

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El miércoles, 13 de noviembre de 2002, un petrolero con bandera de Bahamas ubicado a 50 km. de la costa de Fisterra, lanzó un mensaje de S.O.S., preludio de una catástrofe económica, sociológica y natural de proporciones mayúsculas. Apenas seis días más tarde, tras numerosos vertidos que afectaron de forma muy especial al litoral gallego, la tragedia se había consumado: tras partirse en dos, el petrolero se hundió a 260 km de las Islas Cíes. Hoy mismo se han cumplido seis años desde tan nefasto día, una triste onomástica que aprovecharemos para ofreceros la entrevista que tuvo a bien concedernos Carlos Portela durante la celebración de Viñetas desde o Atlántico, Festival Internacional del Tebeo de A Coruña.

En las líneas que siguen a continuación, Carlos nos comentará detalles acerca de la génesis y el desarrollo de La cuenta atrás, tebeo ilustrado por Sergi San Julián centrado en la catástrofe del Prestige. Además, la amena conversación derivó hacia otros aspectos de la obra de este veterano guionista curtido en el campo audiovisual, además de un interesante análisis del panorama editorial nacional, los proyectos que le esperan en el futuro más inmediato, y una interesantísima lista de recomendaciones que a buen seguro interesará a más de un lector de Zona Negativa. No sin antes agradecerle a Carlos la amabilidad mostrada en todo momento, y enunciar el deseo de que en la próxima edición de Viñetas desde o Atlántico se repita el encuentro, entremos en materia…

Entrevista a Carlos Portela


David Fernández.- En primer lugar, me gustaría que nos explicaras el momento exacto y las circunstancias en que surgió la idea de dedicarle un cómic a la catástrofe del Prestige, y las consecuencias derivadas.

Carlos Portela.- A mi me llamaron para participar en un proyecto que surgió a raíz de lo sucedido con el Prestige, que consistía en una película realizada a base de cortometrajes, organizada por la Plataforma contra a Burla Negra. Contactaron conmigo para ofrecerme la posibilidad de escribir uno de los segmentos, y dije que sí. A partir de ahí empecé a pensar en qué escribir, y es cuando me viene la idea de contarlo hacia atrás. Había pensado en diez momentos, cada uno de un minuto, y mientras me pongo a seleccionarlos, comienzo a darme cuenta de que lo que quiero es analizar las causas, etc… Por el camino, hay mil problemas para hacer la película, y claramente se ve que no se va a hacer. Pero la idea seguía rondando por mi cabeza, y al estar en la tele, vivirlo en primera persona, ver todo lo que estaba pasando, y hablar de ello con Sergi –San Julián– y otra gente, acerca de la esquizofrenia en la que vivíamos inmersos, que incluso hablabas con gente de aquí que se enteraba de lo que pasaba a través de la prensa o de la televisión, y decías, “pero bueno, tienes las playas ahí, a media hora, vete, y compruébalo por ti mismo”. Pero había gente que incluso negaba lo que estaba pasando, era una situación muy extraña. Dentro de la tele había miedo, y había de todo… Si te paras a pensarlo es lógico, porque al fin y al cabo era una situación muy dramática, nadie sabía qué hacer, los propios políticos tampoco sabían muy bien qué hacer… toda esta historia de los “hilillos”, de la desinformación, y tal… a partir de ahí fue el nacimiento de la idea. Luego, con la estructura de causas, lo cierto es que me metí en un jardín tremendo. Lo que se supone que me tenía que ocupar unos meses, me llevó dos años, prácticamente dos años.


El hundimiento del petrolero Prestige

David Fernández.- A ti te toco vivir la experiencia desde un punto de vista profesional, debido a tu trabajo en la Televisión de Galicia, de forma que tuviste la oportunidad de observar el tratamiento radicalmente diferente que distintos medios le daban a la misma noticia, que es un tema que también se trata en la obra.

Carlos Portela.- Sí, es que yo cruzaba un pasillo y podía observar cómo se trataba la noticia aquí, y cómo lo hacían corresponsales extranjeros de distintos países. ¡Cómo cambiaba de un sitio a otro! Evidentemente, lo sabes. Pero una cosa es saberlo, y otra verlo. Y verlo de una manera tan radical, y tan opuesta. Yo le pasé a Sergi telediarios grabados, de la época, y de verdad que valdría la pena que la gente hiciera un ejercicio de memoria, se fuera a las hemerotecas, y cogiese telediarios, y demás, porque de verdad que no parece el mismo país. Cuando se lo mandé a Sergi, junto al resto de material de documentación, para que comenzara a dibujar, me llamó por el tema de los telediarios. Es que es increíble, además del mismo día, a la misma hora, saltando de cadena, y grabando. Éste es un tema de los importantes, cómo cambió la línea en prensa en algunos sitios, todo lo que implicó. Y la diferencia, que yo creo que es importantísima, de quién hace la noticia y quién decide la línea editorial, que es algo que se sabe, pero de lo que muchas veces no se habla. Aquí en Galicia pasó por primera vez: los periodistas que estaban a pié de calle, no estaban de acuerdo con la información que después se publicaba, y sin embargo, tenían que enfrentarse a las iras de la gente, que también entendía y traducía, que ellos eran el vehículo que transmitía el mensaje. Es un poco lo que comentábamos antes, cuando te acercas al mostrador de una línea aérea, a quejarte al chico a la chica que atiende, que en realidad…

David Fernández.- …es quien menos culpa tiene.

Carlos Portela.- Exacto, en realidad es la que menos culpa tiene, pero bueno, tú tampoco tienes a quién ir. Pues esto pasó, lo viví desde dentro, vi quejas de los propios periodistas que no estaban conformes con cómo se estaba haciendo. Vi diferencias, un montón de situaciones que me recordaban también un poco a El Señor de las moscas, y otro tipo de relatos en que, en situaciones extremas, ves lo mejor y lo peor de las personas, eso fue lo que más me interesó. Evidentemente, el tema político y social en relación a la reivindicación que hubo en Galicia y el movimiento ciudadano, y de si eso sirvió para algo o no. Y luego la otra parte, que me parecía muchísimo más compleja de entender: cómo nos estábamos comportando todos al vivir situaciones absurdas y surrealistas. Recuerdo que había un tenderete en la entrada de la tele, en el hall, de los sindicatos, que recogían firmas en contra de la manipulación. Te parabas, firmabas, y luego gente diciéndote: “Oye, tío, ¡¿cómo firmas en contra de la manipulación?!”. Por miedo a que te echasen, porque hay mucha gente que no tenía contrato fijo –yo he estado 12 años como contratado, no como fijo–; y en estas situaciones te paras y dices “Pero vamos a ver… ¿Cómo no vas a firmar? Si no firmas estás en connivencia, absolutamente, con lo que se está diciendo”. Otro ejemplo sería lo sucedido durante la Semana Negra de Gijón: fuimos a una charla, precisamente en relación a lo del Prestige, y me preguntaron directamente si se estaba manipulando, a lo que respondí que sí, que era obvio que se estaba manipulando la información. ¡Pues no veas la que me montaron al llegar¡ Me pasaron a un despacho, me echaron una especia de bronca en plan “bueno, tu verás lo que haces…”. Bueno es que es…

David Fernández.- … negar la evidencia.

Carlos Portela.- Exacto, es que ya es cinismo. Una cosa es que los gobiernos traten de defenderse, pero hasta cierto punto. Es decir, los hechos son los hechos. Debería haberse informado acerca de lo que realmente había pasado, y primero solucionarlo. Después ya llegaría el momento de analizar quién tuvo la culpa, y asumir responsabilidades. Pero no mentir, y negar algo que claramente estaba sucediendo. A mí fue lo que realmente me sentó mal: con la evidencia encima de la mesa, seguir negándolo, manipular el lenguaje, etc… Aunque desgraciadamente, esto no era nada nuevo. Pues todo esto trato de reflejarlo… son más o menos doscientas páginas en total, y aunque no caben ocho meses de una sociedad, al menos sí tratar de reflejar el fresco de lo acontecido allí. Y de recordar, porque en España tenemos una tendencia a pasar página rapidísimo y a olvidar. Y recordar no es malo: al contrario, es necesario. Por ejemplo: retirar todas las estatuas relacionadas con Franco es un error. Creo que deberían mantener alguna, precisamente para recordar que hubo una dictadura, que padecimos durante cuarenta años, y durante la cual no se podía hablar libremente, ni hacer muchas otras cosas. Para que no volvamos a caer en ello. Estamos en democracia, fabuloso, pero venimos de esto. Y esperemos que no volvamos a caer, pero cuidado, ¿no?


Voluntarios, en el litoral gallego, lamentablemente teñido de negro

David Fernández.- Como comentas, uno de los puntos que más destacan del tebeo, es su vocación de recordatorio, pero curiosamente llegaron a sugerirte que quizás sería más conveniente dejar pasar un poco de tiempo…

Carlos Portela.- Sí, esto lo señala muy bien Sergi, precisamente en la entrevista que se recoge al final del libro, realizada por Álvaro Pons, cuando habla del carácter de los gallegos. En la tele hubo quien me dijo que tal vez era muy pronto para abordar el tema. ¿Cómo que muy pronto? ¡Si han pasado seis años! ¿En la época de Internet es muy pronto para hablar seis años después? No es pronto. Es más, es tarde. El problema es que hemos tardado mucho en hacerlo. Pero esto… no digo que inmediatamente, porque hay un tiempo que necesitas para la reflexión, pero la pena es que no haya cinco historietas como ésta. La pena es que hay miedo a hablar, sigue habiendo miedo a las represalias… Si molesta, hombre, yo he dicho durante estos días que a mi también hay muchas cosas que me molestan de los políticos, pues los ciudadanos también tenemos derecho a quejarnos y a decir que no nos gustan las cosas. Es que si caemos en eso, estamos muertos. Sé que estoy asumiendo un riesgo, y espero que no pase nada. Pero si pasa, pasó. Y entonces, no estaríamos ante una democracia tan democracia como pensamos. Es curioso, me ha sucedido con otros temas relacionados con lo audiovisual, que cada vez que tratas un tema de actualidad, o política, todo el mundo asustado. ¿Por qué? No lo entiendo, estarán de acuerdo o no, y si le faltas al honor a alguien, están a su disposición los tribunales, para dirimir estos problemas. Pero el que tu opines, o hagas una obra de ficción en torno a una realidad, ¿qué problema hay? Incluso se llegó a plantear la posibilidad de hacer un largometraje con esta historia… ¡y el guión se llevó a abogados, para evitar problemas legales! Pero bueno, ¿estamos locos o qué? Y mucha gente diciéndome “no lo hagas, no te metas en líos…”. Si no hablamos nosotros de lo que sucede a nuestro alrededor, ¿va a venir un autor norteamericano a hacerlo? A lo mejor lo hace fantástico, pero ¿va a explicarnos él nuestra realidad?

David Fernández.- Quién mejor que quien gente que lo vivió en primera persona para abordar el tema…

Carlos Portela.- Claro, esto es como si Paracuellos lo hace un autor francés. Vale, muy bien, pero a mí no se me ocurre nadie mejor que Carlos Giménez para hacerlo. Aquí conseguimos un punto bueno, porque yo lo viví desde dentro, absolutamente, y Sergi es una persona muy implicada y concienciada políticamente, que presta gran atención a lo que ocurre en la realidad, lo vio desde fuera. Pudimos aportar dos visiones complementarias.


Imagen de una de las numerosas manifestaciones organizadas con motivo de la catástrofe del Prestige

David Fernández.- Tal vez en una etapa inicial, el motor de la obra pudo ser la indignación por lo sucedido, pero ese periodo de reflexión al que hacías referencia puede dotar de cierta objetividad a la obra…

Carlos Portela.- Hombre, objetividad, desde el momento en que estás involucrado, no la hay. Yo he tratado de mantenerme al margen, mantener mi opinión al margen, más allá de la de decir que no hay blanco y negro…

David Fernández.- Precisamente a eso me refería, a que podría ser muy fácil centrarlo todo en el aspecto político de este acontecimiento, cargar las tintas sobre el partido político que en ese momento estaba en el poder. Sin embargo, reflejas los “grises” de lo sucedido. Como dices, no hay “blanco y negros”, sino que cada uno vivió y aceptó lo que sucedió de una forma diferente, condicionados por sus circunstancias.

Carlos Portela.- Claro, todos tenemos responsabilidad, por acción o por inacción. Yo el primero: si estás trabajando en una televisión pública que está lanzando ese mensaje, no deberías coger y decir: “me voy a mi casa, y no colaboro en esto”. A lo mejor en un mundo perfecto en el que la ética manda sobre todo, deberíamos haber hecho eso en bloque, salvo la gente que estaba de acuerdo con esa manera de tratar el tema. Pero al mismo tiempo, llegas a casa, y dices “yo tengo una niña, dos hipotecas, o a mi madre enferma… o cualquier cosa”. Vale, ¿cómo se come todo eso? Eso es lo que el tiempo de da a la hora de pensar, que detrás de cada movimiento hay una vida. Es como la frase de donde sale el título del fanzine Nosotros somos los muertos: “un muerto es una tragedia, un millón, una estadística”. Pues esto es igual “Oh, el Prestige. Bueno, sí, las playas y tal…”. No, perdona, aquí hay un montón de vidas tocadas alrededor de esto. Algunas han salido bien, otras no tanto. Pero que a todo el mundo, por lo menos aquí en Galicia, le quedó en la cabeza, es evidente. Y en relación al periodismo, y a la gente del mar, más que a nadie. De la gente del mar oías cosas tremendas: momentos realmente heroicos, que mucha gente conoce, pero quizás hubo otros que lo fueron menos, y que son menos conocidos, que he tenido la oportunidad de oír, e incluso tengo grabados. Gente diciendo: “a ver si el año que viene sucede lo mismo”. ¡Qué barbaridad!

David Fernández.- ¿Por las indemnizaciones recibidas?

Carlos Portela.- Claro, por el tema de las indemnizaciones. Supongo que es cortedad de miras, vivir el día a día, y no tener claro cuál es tu verdadero medio de vida. Pan para hoy y hambre para mañana… El pasaje de la cuenta atrás en el que se hace referencia a la compra del coche está basado en hechos reales. En varias zonas de Galicia, después del hundimiento del Prestige, cuando comenzaron a hacerse efectivas las subvenciones, hubo una venta masiva de coches de lujo. Es de locos: ¿cómo te estas gastando el dinero de comer en un coche? Pues la gente o hizo, porque somos así de descerebrados.

David Fernández.- También está el tema de la sospechosa rapidez con la que se hicieron efectivas esas subvenciones…

Carlos Portela.- Claro, pero por lo menos eso lo hicieron bien, tal vez con otras intenciones, pero bien. Es decir: si no lo hubieran hecho, los habríamos criticado por no hacerlo. Y si lo hacen, los criticamos por hacerlo con intencionalidad política. ¿Cuál es la solución? Yo intenté ver todas las posibilidades. Y claro, esto mismo que apuntas tú, podría haber salido perfectamente. Tampoco hay una salida fácil. El problema es que lo que sucedió es muy difícil de gestionar, pero lo que no se puede hacer es faltar a la verdad.

David Fernández.- La complejidad de la situación también se refleja en la secuencia en la que el periodista de un diario recibe la noticia de su director de que no se publicará el reportaje que ha preparado, por razones políticas-comerciales –partes interesadas ofrecen a cambio de silenciar la noticia invertir en un nuevo suplemente para el periódico–. El propio director argumenta que con esta inyección económica podrá salvar varios puestos de trabajo…

Carlos Portela.- Claro, estas cosas ocurren. ¿Qué haces ante esto? ¿Por encima de todo, que salga el reportaje, pese a que cinco compañeros –tú no– se vayan a la calle? Así es muy fácil ser coherente, sobre todo si las consecuencias las asume otra persona. Si es tu compañero con el que llevas años trabajando, ¿le dices “mira el reportaje va a publicarse, pero tú te vas a ir a la calle”? Las cosas no son tan sencillas, ni es blanco y negro… Todo es muchísimo más complicado, y a veces tienes que comerte muchos sapos. Cualquier persona se puede encontrar con situaciones similares, aunque tal vez menos dramáticas. En la segunda parte, la situación del periodista evoluciona, pero no lo vamos a anticipar…


Portada de La cuenta atrás

David Fernández.- Una de las características más peculiares de la obra es su estructura temporal –narración lineal, pero en sentido cronológico inverso–, sino inédita, al menos atípica dentro del mundo del cómic, plantea muchas dificultades en cuanto a mantener una coherencia interna, pero enriquece sobremanera la caracterización de los personajes principales. ¿Pensaste desde un primer momento que ésta era la estructura idónea para abordar este tema?

Carlos Portela.- Sí. Aún guardo la hoja en la que, cuando me llamaron para este proyecto, fui anotando los diez puntos que quería tratar, precisamente en orden descendente. Cuando comencé a prepararlo –funciono mucho por analogías–, quise informarme acerca de qué se había hecho con este tipo de estructura. A mí no me duelen prendas en reconocer que quise saber qué novelas, películas o historietas se han hecho de este modo, y estaba convencido de que habría al menos media docena de tebeos estructurados de este modo. Pero ya me sorprendió que no tuviera ninguno en mi poder, porque soy un auténtico acumulador de tebeos, y además soy “omnívoro”: leo superhéroes, cómics orientados a mujeres, manga, novela gráfica, gafapasta, lo que me pongan por delante… me encanta la historieta y no tengo ningún prejuicio. Hablando con Álvaro Pons, y con otra gente, no recordaban ninguna historieta así…

David Fernández.- Incluso dentro del mundo del cine, no suele ser habitual. Tal vez la que siga este esquema más a rajatabla sea Irrèversible…

Carlos Portela.- Sí, yo encontré cuatro, incluso consulté a críticos de cine: una de ellas es surcoreana, no demasiado conocida, Irreversible, Memento, y 5×2 de Françoise Ozon. Pero la cuestión es que ninguna de estas películas es coral. Mi principal problema era la coralidad, la necesidad de repasar, y comprobar que todo encajaba. No he hecho ni siquiera la prueba de leerlo de manera inversa, a mi me parecería absurdo. Sé que en el DVD de Memento hay una opción para ver la película en sentido cronológico, pero me parecería absurdo.

David Fernández.- Es precisamente lo que le confiere el toque especial a la película…

Carlos Portela.- Claro, no he hecho la prueba, no sé cómo funciona, pero me imagino que resultará raro, porque no está pensada para ser vista en ese orden. Todas esas piezas de guión que vas dejando, pequeñas minas, que de repente, cuando sigues avanzando en la historia –en realidad retrocediendo en los hechos– vas encontrando la justificación a determinados comportamientos y acontecimientos, puedes volver atrás y comprenderlos. Creo que en el primer libro está perfectamente ejemplificado con la pintada, que todo el mundo cree que tiene un motivo determinado, y al final se descubre que no tiene nada que ver con lo que el lector se imaginaba. Es un ejemplo perfecto de la caracterización de personajes. Ves eso en la calle, y parece normal, pero ¿qué hay detrás de eso?


Memento, 5×2 e Irrèversible, estructuras narrativas complejas

David Fernández.- Incluso en la rueda de prensa inicial, el rostro del periodista, una vez avanzas en la lectura, rememoras su expresión, y cobra un nuevo significado. En la colaboración con Sergi San Julián, teniendo en cuenta la complejidad de la estructura, y la necesidad de mantener una coherencia entre las diferentes partes del tebeo, ¿conocía todos los detalles argumentales de antemano?

Carlos Portela.- Si, antes de comenzar, Sergi leyó el guión entero, hablamos mucho y sobre todo en relación a las transiciones, que yo tenía muy claro cómo quería que fueran. Pero en la narración intermedia le dí libertad absoluta. Trabajamos a la inversa que en Gorka, donde yo hacía un boceto de página, que lo pasaba Fernando, y lo convertía en algo perfectamente publicable, y posteriormente Sergi dibujaba sobre eso. Aquí lo planteamos a la inversa, le dije “ya que el guión es así, monta tú como quieras, y a partir de un primer borrador de montaje, vamos a ir corrigiendo y afinando”. Así que de repente aparecieron escenas nuevas que no estaban en el guión –se desarrolló más al personaje de la presentadora en una escena inicial–, y la necesidad de que el periodista de prensa escrita hablara más en el momento en que está al borde del puerto. Esto me lo pidió Sergi. Y viéndolo, le dije que tenía toda la razón del mundo, de forma que escribí una historia suplementaria. Con el volumen dos, también estamos retocando cosas. En ese sentido es fantástico. Lo único que tenía claro es que era necesario que se entendieran las cosas: hay muchos personajes, y una referencia a la realidad directa que la gente tiene que reconocer. Si no lo reconoce, vamos a tener un problema. Él lo entendió perfectamente, y creo que ha hecho el mejor trabajo de su vida.

David Fernández.- Me comentabas ayer que desde Gorka, habíais tratado de colaborar en nuevos proyectos… ¿Desde un primer momento tuviste claro que Sergi era el dibujante más adecuado para esta historia?

Carlos Portela.- Pues la verdad es que no. En principio no sabía muy bien con quién, y se lo planteé a David Rubín. De hecho fue muy gracioso, porque entonces Sergi estaba aquí –en A Coruña– de visita, y le gustó mucho la historia, llegando a comentar que le gustaría ayudar de alguna manera, incluso preparando los bocetos, como había hecho Fernando en Gorka. Esto suele ser habitual, porque a menudo algunos colaboramos en proyectos de otros, sin que se sepa. Así, me ayudó a pasar a limpio los primeros bocetos, yo se los pasé a David y se puso a prepararla. Pero se encontró con que quizás no era la historia que encajaba con él. En ese punto se lo agradezco muchísimo, porque me comentó abiertamente que no creía que fuera una historia para él, además estaba con La tetería del oso malayo, y parecía que en ese momento no podía dedicarse a ambas cosas. Sale en los agradecimientos del libro, porque creyó en la historia desde el principio. En ese momento, me di cuenta de que la persona indicada era Sergi, lo que sucedió es que cuando me lo pidió, ya había hablado con Rubín, y me encantaba lo que hacía ya en fanzines, todavía no había salido El circo del desaliento… Luego hablé con Sergi, y ya fue un subidón, trabajar de nuevo con él, en un tebeo tan diferente a Gorka, y precisamente diez años después del Gorka de Planeta.

David Fernández.- Que además está muy cerca la reedición de Gorka, por parte de Dolmen…

Carlos Portela.- Sí, iba a salir para Viñetas, pero era un poco apresurada, y precisamente para cuidar el volumen, la recopilación, etc… preferimos no meter prisa. Me da un poco de cosa leer ahora Gorka, porque le veo algunos fallos, pero tampoco creo que ahora valga la pena reescribir la historia. Cometí algunos errores, pero yo era así en ese momento, escribía así, y las circunstancias fueron las que fueron. La verdad es que fue un parto dificilísimo. Nos reímos mucho, porque siempre nos pasan cosas de lo más extraño con los cómics, pero bueno, ahí están, y yo estoy contento con ellos.


Rueda de prensa de presentación de La cuenta atrás, en la Fnac de A Coruña

David Fernández.- En Viñetas desde o Atlántico se presentó la primera parte de dos de La cuenta atrás. El que se divida la obra en dos volúmenes, ¿obedece a motivos puramente editoriales, o crees que le sienta bien a la historia?

Carlos Portela.- Es una mezcla de las dos cosas. Por una parte, se trata de un trabajo arduo. Y creo que se queda corto el adjetivo. Nos ha supuesto hasta dificultades económicas a los dos, el sacar adelante el proyecto, a pesar de que realmente estamos encantados con Faktoría, no hay más que agradecimiento por la edición, que es preciosa, no me cansaré de decirlo. Pero las condiciones del mercado español son las que son, no voy a descubrirle ahora a nadie las tiradas. Entonces, bueno, el dinero, aunque ellos hagan todo el esfuerzo posible para facilitarnos las cosas, da hasta donde da. Y no da para hacer sólo esto y vivir de ello. Yo me gano la vida con la televisión, y me lo puedo permitir, lo he estado haciendo en paralelo a otras cosas. Sergi, si hace lo mismo, se tira cinco años para terminarlo. La única forma fue dividirlo en dos. También es cierto que encontramos un punto perfecto, tras las elecciones, que divide perfectamente la historia y da las claves de cómo era la estructura, y porqué funcionaba así. Todos los personajes están presentados y es posible intuir cosas que pasarán después –antes, en realidad–, que se apuntan en el primer volumen. Las cosas no son exactamente lo que parecen, ni siquiera lo que se pueda leer en esta primera parte, hay mucho más. Si algo yo no sería con esta historia es apriorístico.

David Fernández.- Aunque todo parece indicar que se trata del Prestige, que la acción se desarrolla en Galicia, que el pueblo pesquero es Muxía, ¿cuál es la razón por la que se omite la alusión directa a nombres?

Carlos Portela.- Hay varias razones, entre ellas que no quería que pareciera algo panfletario ni historicista. Evidentemente es Galicia, es Muxía y hablamos acerca de las consecuencias del desastre del Prestige. Sí es cierto que hay determinados personajes que son trasuntos o mezclas de varios, algunos tienen partes inventadas… Claro, está ficcionado, no es un documental evidentemente. Quería que tuviera ese tono de fábula que trasciende. Casablanca es una historia acerca de la II Guerra Mundial, pero es mucho más que eso –y no me quiero comparar con Casablanca, que ya me gustaría–, pero me refiero un poco a eso. Es como en Maus, que el hecho de que sean animales, te aleja un poco del impacto. Nosotros estábamos utilizando personajes realistas, humanos, entonces queríamos separarlo para dejar claro que también es ficción. Es ficción y realidad, un poco ese terreno intermedio que apunta a otras obras. Al no ser una obra directamente autobiográfica, ya que es una historia coral, de ahí que me pareciera absurdo hacer una especie de documental. Precisamente para eso ya están los documentales o las biografías, que ya cumplen esa función. Éste es un fresco, que trata de reflejar una sociedad determinada en un momento concreto.

David Fernández.- Durante estos días se ha presentado la obra. ¿Esperabas una atención de los medios como la recibida?

Carlos Portela.- Sinceramente no. Porque no nos engañemos, es una novela gráfica, o historieta, y en este país, aunque se diga que ahora está de moda, no es del todo cierto. La verdad es que ¿cuánto se vende? Salvo cosas muy contadas, estamos hablando de tiradas de 1.500 copias, 2.000 copias… Ésta tiene 2.000 en gallego y 2.000 en castellano, vamos a decir las cosas como son. A mi me ha sorprendido la atención recibida, sinceramente, porque a veces te tienes que parar a explicar directamente qué es una novela gráfica, o por qué en una historieta no sale gente con superpoderes, y tal… Existen muchas ideas preconcebidas, y ese batiburrillo de que todo es lo mismo… bueno, qué os voy a contar yo a vosotros…


Arrugas, Big in Japan, y María y yo, éxitos entre el gran público

David Fernández.- Temas como el del Prestige, u otras obras que también están recibiendo su atención en Viñetas, como María y yo, centrada en el autismo, o Arrugas, en el Alzheimer… temas que pueden resultar más cercanos para los lectores menos habituados a leer cómics, ¿crees que son puntos de partida ideales para captar la atención de dichos lectores, y a partir de ahí conocer nuevos géneros, nuevos tipos de historietas?

Carlos Portela.- Claro, evidentemente. Creo que sí. Es mucho más difícil convencer a alguien que normalmente no lee cómics de que se lea el Daredevil de Frank Miller, a pesar de que es un tebeazo, que atreverse con Maus, Persépolis, o algo como esto. Después le pasas Trazo de tiza, u otros títulos, y tal vez tras cinco tebeos puedes pasar perfectamente a Miller, y también sigue leyendo lo otro, por qué no. Pero sí que es cierto que, a priori, el cómic de superhéroes tiene que vencer dos barreras: el de la lectura de cómics, y el del género. Porque vayan disfrazados no quiere decir que no cuenten historias cojonudas. A veces cuentan historias buenísimas, y tan adultas como en cualquier otro medio. Es lo que pasa con el cómic francés, que no todo es para adultos: hay para niños, hay cómic de entretenimiento. No se pude categorizar tanto. Hay cómics gafapasta buenísimos, y otros para tirarlos a la basura directamente.

David Fernández.- Precisamente teniendo en cuenta la riqueza de aproximaciones, de estilos, de recursos, de géneros, del cómic. ¿Por qué crees que en ámbitos académicos y generalistas se suele menospreciar al tebeo como medio de expresión artística tan válido como cualquier otro? ¿Por su juventud, tal vez?

Carlos Portela.- Sí, pero mucha culpa la tenemos nosotros. Si tienes acceso a los grandes medios, la imagen que da la gente de la historieta, es la de la parte más folclórica, que está bien, y es muy divertida, la gente se queda con eso. Con el cosplay, con tipos que se disfrazan para ir al cine a ver Star Wars, o The Dark Knight….De acuerdo, hay gente que se disfraza, y me parece perfecto. Pero hay más. Es como pensar que toda la gente que lee libros tiene barba y fuma pipa. Es una reducción al absurdo, pero es eso. Hay una gran ignorancia, hay también un menosprecio, en España heredado del franquismo, con el tebeo, que sigue estando para una gran masa reducido al ámbito infantil o infantojuvenil. Ahora, a pesar de que hay gente que odia el término novela gráfica, a mí me parece perfecto: en los ochenta fue el término cómic, que ayudó a que mucha gente se comprase El Víbora, El Cairo, etc…, y perdiese el miedo a la historieta. En ese tiempo era más el tipo de dibujo, y los géneros: policiaco, ciencia-ficción más adulta, memoria histórica, … Ahora necesitábamos otro salto. Creo que de unos años hacia aquí se está dando lo que esperaba con ansia, como guionista y como enamorado de la historieta: la revolución de las historias. A ver, la revolución gráfica ya está hecha. Ya sabemos que cualquier grafismo vale para contar una historia. Pero nos faltaba la otra parte, que ha venido por varios factores: la mejora tecnológica en Europa que ha roto con el monopolio de las 48-64 páginas de la II Guerra Mundial, que era un absurdo, porque derivaba de la restricción de papel, que hoy ya no existe. Dos: el manga ha ayudado a la mayor extensión de los relatos, y a perderle el miedo a eso. Y el tercer factor ha sido la desaparición del kiosco, la aparición de librerías especializadas, y la posibilidad de entrar en librerías generalistas. En Europa, sobre todo, donde nos llega manga, tebeo americano, etc… de ese crisol derivan un montón de historias, narradas utilizando las herramientas propias de la historieta.

David Fernández.- ¿Crees que la desaparición del kiosco es realmente positiva?

Carlos Portela.- No, cuidado, creo que debería seguir existiendo cómic infantil, y el lugar indicado es el kiosco. Sería absurdo tratar de vender cosas como Trazo de tiza o Maus sólo en kiosco Aunque les funcionó de maravilla el tema del cartón a Planeta con Maus. Pero lo lógico es que lo puedas comprar en una librería de cómics, que tiene mucha variedad, debido a su carácter especializado, y en una librería normal.


Portadas de la revista El Jueves y Witch: ¿cómics stricto sensu?

David Fernández.- Pero también se puede observar que existen revistas de cómic destinadas al público infantil femenino, tipo Witch, o similares, que tienen un éxito considerable…

Carlos Portela.- Pero el problema es que los consumidores de ese tipo de productos no los leen como si fueran cómics. El Jueves es una revista de humor de cómics. Pero es una revista de humor. La Witch es una revista para niñas, hecha en un ochenta por ciento de cómics… mi hija la lee. Pero no es consciente de que está leyendo un cómic. Lee una revista de unos personajes que le gustan que trae regalos. Esa es la percepción que tiene. Son cómics, pero no los ve exactamente como tales.. Si quiere un cómic, se coge un álbum de los que hay por casa…

David Fernández.- ¿Y no crees que cabría la posibilidad de crear ese producto de transición que acercara a nuevas generaciones al mundo del cómic?

Carlos Portela.- Sí, hombre… yo una de las razones por las que me decidí a hacer Esther fue por eso, porque me parecía absurdo renunciar a las lectoras. Con quien más trabajo, y con quien más trato es con mujeres. Hay un montón de cosas que percibes: qué leen, qué les interesa, y a veces pensaba “¡es que somos idiotas! ¡Estamos despreciando a más de la mitad del público, que encima son las que más leen!”. Por eso a veces la culpa es nuestra. También parece que la gente de la historieta tenemos un problema con la promoción. “Huy ya lo he sacado, y no quiero tocarlo, no quiero promocionarlo…”. Es absurdo. A nadie le parece mal que se haga promoción de una película o de una novela. ¿Por qué nos va a parecer mal la promoción de la historieta si nos interesa que se difunda? Es una parte que los autores tenemos que asumir como normal. A mi me pareció fabuloso que dijo Gallardo cuando le preguntaron ¿qué vas a hacer después de María y yo? “Promocionarlo”. Me he tirado un año, dos años, preparando esto, tengo que lograr que se conozca. Pero parece que hay una mala conciencia implícita en el hecho de promocionar las cosas. Es otro de los problemas que tenemos.
También me paso con Esther, por el hecho de trabajar para lectoras. Para mí era una gozada: trabajar con Purita, trabajar en un tebeo clásico español con su autor… el subidón de mi vida. ¿Cuántos personajes hay en España de este calado? Mortadelo y Filemón, El Capitán Trueno… hay media docena de personajes así. Encima para mujeres y con la autora original. Además tuvimos una conexión muy buena: todo facilidades. La suya es una generación de dibujantes que pueden dibujarlo todo, plantees lo que plantees… eso no tiene precio. A mí quien me conoce sabe que me encantan los juegos narrativos, y demás, y ella, tras leer el segundo volumen, me dijo: ”¿tienes más ideas en este plan?”. Le dije que sí, y ella respondió: “adelante”. En ese sentido el tercer volumen es muy radical respecto a los anteriores. Pero es curioso, porque comentábamos que los lectores mayoritarios de Esther son mujeres de treinta y pico, aburridas de leer novelas de García-Márquez, estructuras de lo más complejo en literatura, en cine… todo. Son tan listas como yo, sino más, pues hay que usar toda la artillería. El miedo lo tenía con la primera historia, el miedo a pasar a la Historia como el tipo que se cargó a Esther (risas).


Portadas de Los Heresiarcas, BD Banda, y Las nuevas aventuras de Esther

David Fernández.- Pero una vez vista la aceptación, imagino que te animaría a continuar desarrollando nuevas ideas, y enfoques…

Carlos Portela.- Sí, es cierto, pero…

David Fernández.- ¿Mucha responsabilidad?

Carlos Portela.- Sí, como la frase de Spiderman: “todo gran poder conlleva una gran responsabilidad.” (risas) Además, trabajo con gente que la sigue, y te preguntan, y sobre todo ves la reacción en los salones de las lectoras, y es muy fuerte. A mí como lector me pasaba lo mismo: si algo me emocionaba y me tocaba la fibra, quería que me lo cuidaran… Hablábamos ayer de lo de Spiderman con Mefisto, y el cabreo que se ha agarrado todo el mundo…. ¡Normal! Pues imagínalo multiplicado por cien, ya que ha habido un parón de más de quince años. Como salga mal me crujen, además la culpa sería mía, porque lo que es la plasmación gráfica es excelente…

David Fernández.- Cambiando de tema, ¿Cómo tu experiencia como guionista de televisión, en numerosas producciones de la Televisión de Galicia, en cine, en cortometrajes, ha influido en tus obras? En el bagaje que te da para afrontar los guiones de tus tebeos…

Carlos Portela.- Sin duda, soy plenamente consciente de que puedes ser todo lo estupendo que te creas, haber leído muchísimo, haber leído sobre estructura narrativa en otros medios, y lo que quieras, pero hay que currar. Y hay una parte que es oficio, pero ya sabes esa frase de “creo en la inspiración, pero que te pille currando”. El hecho de haber hecho 300 episodios de televisión de una hora, la estructura, no sólo el hecho de dialogarlos, sino estructurarlos, escribir las escaletas, resolver un montón de problemas sobre la marcha, en plan “no es para hoy, es para ayer”. Pues son 15.000 situaciones que he tenido que resolver. Esto da un bagaje, un oficio, te ayuda a aprender, a estructurar la cabeza, a ser autocrítico…


La película El año de la garrapata, la TV movie Entre Bateas, y la serie de televisión Padre Casares, incursiones de Carlos Portela en el terreno audiovisual

David Fernández.- Partiendo de que se tratan de dos medios radicalmente diferentes, ¿también abordas tu trabajo como historietista y dentro del campo audiovisual de modos muy diferentes?

Carlos Portela.- Sin duda, no tiene nada que ver…

David Fernández.- ¿Varía mucho tu mecánica de trabajo?

Carlos Portela.- Sí, por supuesto. El afrontar la página y la pantalla de cine o televisión es totalmente diferente, hay herramientas que funcionan en un medio, pero no en otro, y viceversa. Por mucho que la gente diga que son medios parecidos, no tienen nada que ver, son totalmente diferentes, no tiene nada que ver con el cine, nada que ver. La gramática es radicalmente diferente. Es cierto que hay puntos concomitantes, pero más allá de ciertos valores de planos… la historieta es elíptica, hay representación de sonidos, pero no hay sonidos, en la tele hay interrupciones en forma de anuncios…

David Fernández.- Incluso en el cómic es necesaria un grado de implicación y atención del lector mucho mayor que en el cine o la televisión…

Carlos Portela.- Claro, la televisión la concibes pensando que la gente no va a estar absolutamente atenta. Aunque ahora exista el DVD y esté cambiando el modo de ver las series de televisión. En el cine, apagas las luces, y la gente se queda en la sala, el esquema tan americano de “giro a los 7 minutos…”, etc… es absurdo. Los espectadores no se van a ir de la sala, salvo que la película sea realmente espantosa. Y aún así no sueles irte. ¡Has pagado, no te vas! En la tele hay interrupciones. Estás comiendo, estás cenando, estás hablando, tiene que tener otra dinámica, hay cortes publicitarios… Incluso la tele y el cine no tienen nada que ver: los valores de plano son diferentes, porque aunque ahora las teles han crecido, las dimensiones son distintas. Y la historieta, es la más diferente de las tres. En mi opinión es el medio más rico de los tres. Y me encanta la tele, me flipa la tele, y me encanta el cine como consumidor, más que hacerlo. Hice El año de la garrapata porque Jorge Coira me lo pidió, y somos íntimos amigos. Soy un enamorado del cine como consumidor, pero no tengo la pulsión de hacer cine a toda costa. Me gusta y no tendría problema en hacer algo más, pero no me preocupa. Sí tengo esa necesidad de hacer historietas. Pero curiosamente me ha resultado más fácil ganarme la vida haciendo series de televisión que haciendo historietas. No me gano la vida haciendo historietas, a pesar de que Esther va como un tiro. No me daría para comer, salvo que hiciera dos o tres al año. Es un tema que comenté con Julio –Daspastoras– cuando hicimos Los Heresiarcas para Humanoides: no vale la pena comerme la cabeza, voy a hacer las historietas que quiera hacer y punto. Contar lo que quieres contar, y no estar pendiente ni de mercado ni de política de colecciones ni de historias…

David Fernández.- Por cierto, en relación a El año de la garrapata, uno de los personajes, Morgan, era un fanático del mundo del cómic. ¿Tal vez un trasunto de tus gusto?

Carlos Portela.- No, no necesariamente.

David Fernández.- ¿Will Eisner no es Dios? (risas)

Carlos Portela.- (risas) Bueno, si Eisner no es Dios, está sentado a la derecha de Dios. Pero yo soy más de “Harvey Kurtzman es Dios”, y de Fred de y de Mathieu…

David Fernández.- Además del éxito que estáis teniendo con Las nuevas aventuras de Esther, años atrás realizaste Los Heresiarcas, y en la actualidad, además de estar centrado en el segundo volumen de La cuenta atrás, estás preparando el tercero de Esther… ¿Tienes en mente algún otro proyecto, o de momento prefieres centrarte en esto?

Carlos Portela.- De La cuenta atrás, mi parte está prácticamente terminada, tan solo será necesario ajustar algunas escenas. Con Esther, estoy con los seis álbumes, y sí, tengo dos cosas con Fernando Iglesias: una es, no sé si recuerdas Comix 2000, donde hicimos una historieta llamada Explorer Smith , que era un personaje tipo Impresiones de la isla, y tenemos casi terminado un álbum de eso, faltan dos historias y tendríamos el álbum completo. Lo sacaría Paco Camarasa. Y luego lo de BD Banda. Tengo dos historias más pensadas, pero de momento no sé con quién las haré ni cómo.

Por cierto, lo que sí podemos decir son las cifras de ventas, que con las tiradas, parece que nunca se puede hablar del tema: de Las Aventuras de Esther, del primero tomo, llevamos vendidos unos 20.000 ejemplares en abril, que para mí fue alucinante. ¿Realmente es porque es Esther, porque es para mujeres…?

David Fernández.- El factor nostálgico…

Carlos Portela.- Pero claro, el factor nostálgico hasta cierto punto, porque a mi me dicen que las antiguas venden menos. Venden una barbaridad, pero menos. ¿O es un problema de que no estamos yendo al público que debemos ir? Nos estamos olvidando de muchos sectores. Es un tema que me da que pensar. Igual que estos días, por el interés suscitado en los medios por La cuenta atrás, me ha hecho reflexionar ¿qué pasa, que justo los tebeos que son menos para la gente del medio, son justo los que más funcionan? Algo estamos haciendo mal…

David Fernández.- Es como Big in Japan, el tebeo que publicaron con motivo de la victoria de la selección española de baloncesto en el Mundial, que ves que arrasa en ventas. Es precisamente lo que comentas, que parece que los tebeos menos valorados por los aficionados fieles al medio, son los que mejor funcionan en ámbitos generalistas… ¿quizás porque nosotros mismos somos muy cerrados, muy poco permeables, muy endogámicos?

Carlos Portela.- Pues posiblemente sí. La respuesta absoluta no la tengo, pero da para pensar… para un buen debate. Fíjate el exitazo de Paco Roca con Arrugas, y a priori no parece una historieta muy comercial. A lo mejor no estamos enfocando bien las cosas.

David Fernández.- Ese público parece estar ahí, pero esperando la historia más adecuada para captarlo…

Carlos Portela.- Claro, a mí si de repente Arrugas, María y yo, o Esther venden tanto… y piensa que en el caso de Esther, las lectoras hacen un esfuerzo encomiable por encontrar los tebeos, por acercarse a esas librerías especializadas. Creo que es necesario pararse a reflexionar si realmente hemos estado haciendo las cosas bien.


Four Gods, Mad Men y Kiki de Montparnasse, tres de las variadas recomendaciones de Carlos Portela

David Fernández.- Para ir finalizando, ¿podrías recomendar a los lectores de Zona Negativa algunos cómics, películas, series de televisión actuales que te estén llamando especialmente la atención?

Carlos Portela.- Hombre, series, me gustan Weeds, Mad Men… Me gustan las series surcoreanas: Four Gods o Dae Jang Geum… También Densha Otoko de las japonesas… En pelis, le recomendaría The Warlords, que es la adaptación del manga Bokko, que es fabulosa. Me ha encantado la brasileña Tropas de élite, he aborrecido Hancock (risas), y tengo mucha curiosidad por ver The Dark Knight, pero voy a esperar a verla en versión original. Y de historieta, recomendaría La memoria en los bolsillos, porque ha pasado bastante desapercibido, y tiene un guión de los de relojería, sencillamente maravilloso. Es una maravilla. No le voy a recomendar a nadie Puño de Hierro, y demás, porque seguro que ya lo habéis recomendado vosotros (risas)… Kiki de Montparnasse… pero sobre todo le diría a la gente que pierda el miedo, que no muerden, ni los superhéroes, ni el manga, ni los tebeos europeos… Hay mucha gente muy tapada que está haciendo cosas muy interesantes, y el caso de Brunschwig es revelador. En cuanto leí La memoria de los bolsillos le dije a Miguelanxo –Prado– “hay que traer a estos dos, menudo álbum han hecho, y no sé por qué ha pasado desapercibido”. Cualquier cosa que han hecho Trondheim y Sfar… “menuda maravilla”. Hay cosas que sí, pero otras que no estoy de acuerdo, que no son ninguna maravilla, pero están tapando otras obras realmente interesantes. Y creo que el de Brunschwig ha sido uno de los casos. No entendía cómo en el salón de Barcelona nadie me hablaba de este álbum. Y es un pedazo de guión… es una gozada descubrir gente que no conoces, pero que es realmente buena… a mi me maravilla.

Aparte de estas cosas, también últimamente he disfrutado con el ómnibus de Howard the duck, el Zot! De Scottt McCloud, que reivindico desde aquí que además de un gran divulgador es un gran historietista. Y me encantaría que se publicase American Flagg, y Breathtaker, que yo creo que le he dado la chapa a todos los editores españoles para que la publiquen… y de verdad, si alguien lo edita, me ofrezco a hacer el prólogo gratis y lo que haga falta (risas). Es uno de mis favoritos, y no sé por qué está inédito en España.

El tema es que si la gente que leemos historietas, que hacemos historietas, si ni nosotros mismos somos capaces de romper los ghettos, ¿cómo vamos a pretender que los demás lo hagan? A mí me encanta que Zona Negativa me haga esta entrevista, porque justo vosotros tratáis temas más relacionados con el mundo de los superhéroes. Y esto es exactamente lo que me encanta, que esta historieta pueda llegar a gente que a priori no le interesaría. Que luego les gustará o no, que eso es otra historia… Además, la historieta europea no sólo son tipos deprimidos porque les dejó su novia… (risas). Hay estructuras tan complejas como en cualquier otra parte.

David Fernández.- Llegados a este punto, tan sólo nos queda agradecerte el tiempo que nos has dedicado, y desearte la mejor de las suertes en proyectos presentes y futuros.

Carlos Portela.- Muchas gracias a vosotros. Ha sido una charla muy agradable y entretenida. Me ha encantado. A ver si cuando salga la segunda parte podemos volver a hablar.

Enlaces de interés

Ficha de Carlos Portela en AVG, o soportal do audiovisual galego.
Ficha de Carlos Portela en Banda deseñada, portal de banda deseñada galega.
Ficha de Carlos Portela en la web de la editorial Glénat.
Web de Faktoría K de Libros, editorial que publica La cuenta atrás.
Reseña de La cuenta atrás, publicada en Zona Negativa.
Reseña de La cuenta atrás, publicada en La Cárcel de Papel.
Entrevista a Carlos Portela, publicada en Entrecómics.

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José Torralba
19 noviembre, 2008 16:31

Vaya pedazo de entrevista… no sé con cuál me quedaría, si con ésta o con la de Víctor Santos. Tremenda. Interesantes también las reflexiones sobre la democracia y las dictaduras… en mi opinión, lo único bueno de las dictaduras –y esto lo digo por experiencia de familiares y por lecturas históricas– es que todo el mundo sabe a lo que atenerse: sabes que hay unas reglas, que no se pueden hacer ciertas cosas, que no se puede hablar de política, que ciertos enfoques están prohibidos. Trágica bondad, desde luego…

Pero, al mismo tiempo, una de las cosas malas de la democracia, casi diría que la peor, es que sigue habiendo reglas, siguen sin poder hacerse ciertas cosas (o conllevan un precio muy alto), sigue sin poderse hablar de política si los que tienes por encima tienen una orientación determinada y ciertos enfoques, no son prohibidos, pero sí satanizados por lo políticamente correcto en cada bando. Sólo que con una diferencia: al contrario que en las dictaduras, esta situación no se reconoce ni se intuye abiertamente; es más, se piensa que por el hecho de estar en democracia, no existe… y tampoco nadie quiere hablar de ella.

José Torralba
19 noviembre, 2008 20:26

Oh, no David… nada más lejos de mi intención decir que es mejor una dictadura (bwarf, bwarf, bwarf…). Lo que intentaba decir es que incluso en democracia hay varias dictaduras sumergidas de las que nunca se habla y cuyo secretismo podría hacer pensar que existe un grado de libertad de pensamiento total, cuando no es así. Sigue habiendo represalias, sigue habiendo temores por decir lo que uno piensa y sigue habiendo presiones…

Toni Boix
Autor
19 noviembre, 2008 22:34

Una entrevista la mar de interesante. Por un lado, da cierta medida de lo que supone para Portela haber hecho Cuenta atrás. Por otro, sirve para conocer mejor a una persona que destaca por su afabilidad y con quien, por lo que he visto hoy, coincidimos mucho en gustos.

Su reflexión sobre si la industria del cómic ha estado haciendo algo mal en vista de las buenas ventas de ciertos productos no comerciales creo que daría para un buen debate, como él dice, pero creo que parte del éxito de productos como Arrugas y Esther se debe a que son productos hoy por hoy selectos, es decir, no están tapados. Son cómics de gran calidad que llaman primeramente la atención por su temática. Si el mercado de tebeos estuviera lleno de trabajos sobre personajes femeninos y temas de trascendencia social, unos buenos y otros no tanto, resultaría más difícil que los buenos llamaran tanto la atención del público generalista… o tal vez lo que estoy diciendo es una soberana tontería, sigh.

Fran Miller
Lector
19 noviembre, 2008 23:14

Debo decir que este tio sembro en mi el germen del Frikismo.
Fue una grata sorpresa el entrar en la presenacion del tebeo y ver que el era el guionista, y no lo conocía por Calos Portela, si no por el Doutor TNT, seccion de un programa infantil de la TVG, Xabarin club, se llamaba, donde aparecia el enre serie y serie hablado de series, comics y auttores, acompañado porla de Killer Barbis.
Una entrevista muy buena, al igual que su obra.
Si me lee algun gallego de mi quinta, sabrá quien es de sobra.
Un saludo.

señor punch
20 noviembre, 2008 8:29

Conste que no soy el mayor defensor de La Cuenta Atrás, pero lo que es innegable es el trabajo técnico de Portela (por cierto, casi ni habláis de sus Impresiones de la Isla, buaa ). Hay bastantes cosas que me han gustado de esta entrevista, y todas se relacionan de algún modo con una idea: es necesaria la profesionalización, en todos los sentidos.
Carlos logra un guión que siendo una filigrna no da esa sensación, sino en todo caso una mesura inteligente y que destila ese quehacer profesional de años y años.  Otro tema, la promoción se trata como ESO necesario y que no existe a nivel editorial en España. Y el bagaje es lo que marca la diferencia entre lo profesional y lo que no lo es: el trabajo y más trabajo como una parte importante de la calidad de un trabajador es otra idea que parece no existir en nuestra historieta. Alguien que despunta en un fanzine y tiene dos álbumes (uno de trabajos repescados del fanzine al que añade tres historietas cortas nuevas) ya se saluda como el último genio. Portela demuestra en su guión una solidez, la que le dan muchos años currando guiones para diversas industrias y medios, y eso se nota. Luego acertará o fallará, pero será cosa, más bien, de enfoque (algo muy subjetivo pero indisociable del que algo nos guste o no) u otros factores.

Por cierto, hecho de menos al Portela crítico. Supongo que en algún lado dejará caer un artículo, pero no lo sé. Creo que fue el primer plumilla que se atrevió a poner puntos sobre las íes a Alan Moore (con una vehemencia algo exagerada, éramos todos más jóvenes)

PD David, ¿eres de aquí, meu filliño? anda, pañuelo mundo…

señor punch
20 noviembre, 2008 16:03

yo me crié en la Plaza roja… está todo dicho 😉

Fran Miller
Lector
20 noviembre, 2008 21:54

Yo de lavacolla, ¿No seras de ahí David X-D?

Octavio B. (señor punch)
22 noviembre, 2008 10:15

esto degenera en marujeo… jajaja!
es lo que tiene ser de una de las petit ciudades más bonitas del mundo 🙂

Senador Lombrith
25 noviembre, 2008 11:30

Sobre otros tebeos narrados en orden cronológico inverso, conozco el caso del número 43 de Simpsons Comics (junio 1999). Comienza con una splash con la conclusión y cada página siguiente sucede unos instantes antes (minutos, horas, años). La historia no es que fuera muy allá, pero la estructura llamaba la atención.