Moonlight Mile, de Yasuo Ootagaki

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Moonlight Mile de Yasuo Ootagaki
Goro y Lostman
Sinopsis: Dos alpinistas profesionales deciden dar un paso más allá cuando las montañas se les quedan pequeñas. Están en el punto más alto del mundo. En ese momento se dan cuenta que han tocado techo, pero aspiran a más. Y deciden que el próximo paso es el espacio, donde no hay límites. Estas aspiraciones coinciden con el inicio del proyecto Nexus, impulsado por los EEUU, que tiene previsto usar un gas radioactivo que se posa en la Luna en grandes cantidades como el nuevo petróleo de la nueva era. Este proyecto se desarrollará durante muchos años, cumpliendo varias etapas, donde Goro, experto en trabajar en sitios altos y peligrosos, con una complexión natural fuerte, irá progresando en sus sitios de trabajo, hasta llegar a jugarse quién será el primero en pisar nuestro satélite. Pero al igual que la Luna tiene 2 caras, el proyecto Nexus esconde un aspecto oculto a los civiles muy importante: siendo el presidente de los EEUU su máximo impulsor en la sombra, el verdadero objetivo del interés de ese país en el espacio no está en la construcción y gestión comuna y amigable entre países de estructuras lunares y la explotación del Helio, sino en la cruda y fría carrera militar. El espacio es el próximo campo de batalla. Y aquí es donde se enrola Lostman, frío y calculador, líder nato y experto en todo tipo de naves. Pero esto no acaba aquí, no todo el mundo está de acuerdo con el proyecto Nexus. Un gran poder asiático emergerá para ponerle difíciles las cosas a los EEUU. Un cóctel que puede encender la mecha de una nueva Guerra Fría, y de paso, una 3ª Guerra Mundial.

Entre líneas: Esta es una historia de ciencia-ficción donde el espacio negro, silencioso, espectacular a la vez que peligroso toma forma como un protagonista más. Es la historia de un par de muy buenos amigos y de su ascensión a la fama y reconocimiento por distintas vías. Pero también es la estela e impronta que dejan en la gente que conocen. Y sobretodo, es la historia de cómo el hombre conquista el espacio, su última frontera. Y en ese objetivo se reúnen personas de muy distintas características, razas, países y creencias, aunando esfuerzos para hacer realidad los sueños de mucha gente que mira al cielo con esperanza. Aunque por desgracia detrás de este bonito telón hay bastantes intereses ocultos.

Debo confesar que este es uno de los mangas que más me han impactado en los últimos meses. Si ya de por sí me releí bastantes veces estos cuatro primeros tomos en los que basaré esta reseña (desgraciadamente el resto es posible que los reciba pronto, pero me es imposible leérmelos, asimilarlos e incorporarlos en el texto, aunque si veo cosas que realmente valgan la pena reseñar haré un anexo a esta reseña), para la confección de este texto me los he vuelto a leer, agudizando el ojo para encontrar cosas que no había visto en anteriores lecturas, y así ha sido.

Podríamos empezar diciendo que el relato se divide en dos partes, en una Goro es el protagonista y en la otra es su amigo Lostman el que recibe la máxima atención. Pese a todo, en estos primeros volúmenes es Goro el que se lleva la palma (es también un personaje más rico en matices). Vemos como poco a poco va subiendo en la responsabilidad de sus trabajos en varias empresas, superando candidatos en teoría más preparados (tranquilos, dicho así parece que el manga sea una simple reiteración de pruebas donde Goro siempre gana, al estilo de Son Goku o Oliver y Ben ji, para nada es así, está planteado con una naturalidad asombrosa). Sus cualidades como obrero, junto con una resistencia física asombrosa y una adaptación a sitios altos y peligrosos hacen que progrese muy rápidamente. Pero Goro tiene un carácter muy especial, bastante difícil de describir aquí. Es absolutamente carismático, se gana a todo el mundo a pesar de que a veces, en situaciones muy difíciles, no enseñe sus sentimientos. Y se gana todas las mujeres que conoce. Pero aunque esta historia se base en los dos amigos, aparecen durante el relato mucha gente, algunos de ellos sólo durante unas pocas páginas o cortos arcos argumentales para enfatizar así su carácter de nómada, de no querer echar raíces en ningún sitio. Todos los arcos argumentales dedicados a Goro destilan un ambiente de colaboracionismo internacional, con un sentimiento de hacer algo útil para la sociedad entre todos y para todos, como una orquestra que necesita armonía para que ningún elemento desafine o entorpezca el objetivo común. También hay escenas con alto contenido humano, como el caso en que Goro encuentra un debris (basura espacial) que resulta ser el cadáver del padre de una aparentemente fría alta comandante de la agencia espacial rusa, planteándoles un reto de ética con un tiempo mínimo de reacción. Pero estas escenas que sitúan a Goro en varias localizaciones (peligrosos rescates de personas colgadas en rascacielos en construcción, o pruebas submarinas de un robot gigantesco caminando por el fondo de un mar especialmente difícil, o ya en la ISS montando y desmontando piezas en el vacío gracias a su fuerza) no tienen por qué ser apacibles, lentas o de simple comparsa para las protagonizadas por Lostman. Nada más lejos de la realidad. Aparte de unos conatos de pique entre los integrantes que no se acaba de desarrollar en la narración, hay unas cuantas escenas dignas de formar parte de una película, o ser ellas mismas un film hollywoodiense. Concretamente, en el tomo 2, el arco argumental que abre el mismo es de Armageddon para arriba. Ciencia ficción y cine de catástrofes pero en arte secuencial. Como para coger palomitas y disfrutar del espectáculo, que encima está dibujado de forma soberbia. Eso sí, sin el patriotismo de este tipo de films, eso se lo deja a Lostman y sus militares.


Aunque tenemos pocas ocasiones de verlo en movimiento, Lostman y su misión dan un toque totalmente distinto a la narración. Cuando él toma el protagonismo, y por ende el ejército de los EEUU con su presidente a la cabeza, se respira en el ambiente ese tono épico de batallas y de grandes ocasiones, como el cine nos ha recordado tantas veces (y machacado en tantas otras) con pelis como Pearl Harbor o Top Gun. Es ese ambiente de tensión a flor de piel, amor a la patria, lealtad al superior, amistad entre compañeros y despedidas de los/as novios/as. Contrasta mucho con el tono impreso en las partes de Goro, marcando aún más las distintas formas de alcanzar el éxito de los dos protagonistas, aunque uno sea más público (le hacen entrevistas por la TV a Goro, le aclaman, etc), mientras que por la naturaleza del trabajo de Lostman cualquier civil que ose enterarse de lo que se cuece ahí es inmediatamente liquidado, como podréis comprobar en una de las historias.

Pero no todo acaba en el espacio: el autor también sabe moverse con facilidad cuando la acción transcurre en nuestro planeta. Intereses económicos, fama, heroicidad, politiqueo y un choque entre las culturas japonesa y americana sacuden la vida de uno de los pocos secundarios que tendrá proyección en los siguientes volúmenes.

Otros pequeños detalles que la excelente narración nos brinda son cómo se describe el ascenso de un simple obrero (con cara de paleto a veces, con lo que el autor explota su vena humorística con cuentagotas) a su máxima aspiración (entrar en el proyecto Nexus), y como sutilmente Ikeuchi, una guapa mujer con alta responsabilidad en el proyecto deja a su novio para seguir a Goro, que la seduce de forma natural con los tonos del móvil o su auténtica pericia en momentos peligrosos. Aunque quizá también sea porque folla (si, no voy a ser políticamente correcto) como los ángeles, a tenor de lo contentas que quedan sus chicas.

Esto nos sirve para introducir otro tema: como habréis comprobado, hemos dejado caer por la reseña cierta información que puede hacer llegar a pensar que este es un manga erótico (el género se llama hentai). Bien, no se puede decir que este cómic sea indicado para niños. Solo abrir el primer volumen nos encontramos con una fuerte, violenta y nada amorosa escena de sexo conjunto. Efectivamente, repartidos por el relato podemos encontrar como sobretodo Goro pero también Lostman se repasan literalmente a todo bicho viviente del sexo femenino. Insisto que las escenas no son precisamente bucólicas y que pueden herir la sensibilidad de alguien, sobretodo chicas. De hecho ya hemos leído ciertas polémicas sobre si esas escenas no son más que “fan service” (no sé si en mundillos que no son manga conocen este término, que no viene más que a decir que las escenas son gratuitas para uso y disfrute del personal, sin que vengan a cuento). Bien, nosotros no encontramos que haya para tanto. Es más, estas escenas de sexo ayudan a perfilar el carácter de los protagonistas. Y aunque uno se sorprenda y babee la primera vez que abre el primer tomo, pronto se da cuenta que no es más que un recurso al servicio de la narración y construcción de personajes. Eso no quita que sean fuertes, aunque tampoco hay tantas ni tampoco es el objetivo del cómic. Como que ahí fuera hay gente de todo tipo, hemos considerado oportuno avisar, quizá montamos todo un párrafo y después la gente no se escandaliza. Aunque yo creo que sí habrá gente que no le gustará ver a un personaje femenino con todo el miembro viril de Goro en su boca, o como el antiguo y cobarde novio de Ikeuchi le hace un lavado de bajos a su novia. Ignoramos como ha tratado este tema a partir del quinto volumen, al no poseerlo, ya que la narración parece que vaya hacia un afianzamiento en la relación Goro-Ikeuchi. En el spoiler tenéis un ejemplo soft de las escenas de sexo, hemos preferido ocultarla para no herir sensibilidades

Aviso de Spoiler

Goro disfrutando de lo lindo

Ya hemos dejado claro que narrativamente este cómic es una maravilla. En cuanto a dibujo, no desmerece en absoluto. Es un dibujo muy técnico pero a la vez muy humano. En ciertos momentos, borrachos de tecnología, se podría decir que el dibujo es frío (un poco como cuando se criticó de lo mismo a GANTZ, un manga publicado por Glenat realizado íntegramente por ordenador). Pero el autor sabe llevar las situaciones extraordinariamente a su antojo y transmite calor y humanidad cuando es necesario. Ootagaki demuestra un conocimiento bastante importante de modelos aeronáuticos, naves espaciales, barcos, aviones, fotografía, música clásica, etc Todos están reflejados con un detalle, veracidad y pulcritud máximos. Tanto las estancias de las naves espaciales, como sus exteriores, tecnología armamentística, complejos militares y sus varios departamentos, así como en general el nivel del dibujo es especialmente alto, muy realista. Hasta se atreve a solucionar un problema dramático en el espacio con una jugada de béisbol, se queda con todos los lectores. Pero no solo veremos objetos inanimados excelentemente representados, las expresiones faciales y la anatomía de los protagonistas están muy conseguidas. En esta línea, destacar que al ser una obra semi-coral, o como mínimo con muchos secundarios, el autor consigue reflejar en sus rostros su procedencia. Así pues, veremos una chica rusa y lo sabremos sin que nos lo diga (lo confirma más adelante), o un americano, o ingleses, árabes u orientales. Es un dibujo muy trabajado, con tramas bien puestas y un estudio previo al dibujo final que se nota planificado junto con un guión milimétrico. Juega de forma hábil con las composiciones de página, se pueden intuir situaciones con solo una viñeta, y usa splash pages cuando es necesario, pero sin abusar. Pero el manga no transmite solo que el autor sabe dibujar maquinaria, sino que conoce entresijos (o se los inventa muy bien) de los ejércitos, secretos de Area-51, rangos militares, etc Parece que este hombre sabe de lo que habla. También transmite una sensación de velocidad cuando hace falta o de ingravidez en los momentos oportunos que nos hace pensar que estamos asistiendo a una película con actores reales. Para finalizar con este asunto, recalcar que el autor combina el dibujo puro y duro con inclusión de fotografías, algunas clásicas como lanzamiento de cohetes, complejos como aeropuertos o estancias militares o la Casa Blanca, o fotografías de la época tomadas en las agencias espaciales. Están tratadas de una forma que casan muy bien con el dibujo, y algunas también se ven modificadas por la mano del autor para adecuarlas a lo que nos quiere contar. En ningún caso chirrían, consiguiendo una adaptación al 2D que ya quisieran muchas películas u otros cómics con procedimientos similares.


Para ir finalizando, señalaremos que la edición de la editorial IVREA es francamente buena. La reproducción es clara sin que haya manchas de negro ocultando cosas, el papel es suficientemente blanco, y se ha seguido exactamente la edición japonesa. Curiosamente, todos los tomos contienen unas últimas palabras en voz en off, creando un cliffhanger épico resumiendo globalmente la situación y preparándola para el siguiente tomo. Lo mejor son las ya habituales en esta editorial aclaraciones de traducción. Normalmente estas aclaraciones irían de perlas para la gente que no conoce mucho el mundo del manga y sus peculiaridades y/o términos, pero en este caso también nos sirve a todos para conocer una serie de aspectos que no vivimos en el día a día. Estas aclaraciones se reúnen todas al final de cada tomo, a pesar que esparcidos en el relato podemos encontrar pies de viñetas explicando pequeños detalles. La contraportada nos ofrece un resumen gráfico de todos los arcos que contiene el volumen, pero sin llegar a desvelar nada importante. El sentido de lectura es oriental, tan polémico, y al que hay gente que no se acostumbra nunca (aunque creemos que es por pura vagancia de probarlo seriamente). En el propio manga hay indicaciones de cómo leerlo, y si queréis practicar, siempre he recomendado coger una lectura editada en oriental pero que no demande en exceso tu atención para comprenderla. Es el caso de la humorística Dr Slump, publicada hace unos años por PlanetadeAgostini.

Nos hubiera encantado incluir información sobre el autor, intentar averiguar que formación ha tenido para hacer un manga así, o que obras más ha hecho. Pero ni tan solo en la pagina oficial de Ivrea tienen una biografía del autor. Solo gracias a esta página podemos saber que Moonlight Mile (que dentro del propio manga podríamos traducir por “Carrera espacial”) es su obra más larga, y que las otras dos obras que ha hecho son de 1993 y 2004. Tampoco indica si el último tomo de MM, publicado a finales de 2005, es el que finaliza la historia.

Concusión: Si os gusta la ciencia ficción, este manga es imprescindible. Un guión sólido junto con un dibujo preciosista, un conocimiento de lo que se habla y unos personajes con mucho carisma son sus mejores bazas y hacen de él una compra obligada (además de ser probablemente la apuesta más arriesgada de la editorial, más especializada en mangas más juveniles o series para adultos de éxito contrastado como Vagabond). Esta reseña se ha hecho a partir de los primeros cuatro volúmenes, aunque todo lleva a indicar que el resto publicados en España (hay publicados como mínimo 2 tomos más, de los 11 de los que consta por ahora la obra). Señalar lo mejor de la obra sería repetir lo que ya se ha dicho, y si tiene algo de malo es que a veces te descoloca un poco, no sabes si estás en la ISS, en el Orión etc, aunque no entorpece la narración. De 0 a 10, le pondríamos un 8. En definitiva, un manga de altos vuelos.

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milagros
22 marzo, 2007 23:10

quiero saber que solución hay para el problema de la basura

milagros
22 marzo, 2007 23:11

quiero saber que solución hay para el problema de la basura espacial