Alma, de Fideu/Cifuentes/Casquero

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Edición España: oct. 2009, Planeta DeAgostini.
Guión: José Antonio Fideu.
Dibujo: Vicente Cifuentes
Color: Antonio Casquero.
Formato: Álbum 48 páginas (Cartoné).
Precio: 9,95 €

 

Este mes de octubre se ha puesto a la venta Alma, de nuestros queridos José Antonio Fideu y Vicente Cifuentes (más Antonio Casquero en el color), conocidos por los habituales del blog gracias a esa magnífica serie de relatos que supone El Capitán Meteoro. La trama del álbum, de 48 páginas, podéis leerla en la propia web de Planeta y, de hecho, recomendamos que así lo hagáis, ya que mejor no saber más de lo que nos cuenta la sinopsis antes de enfrentarnos al tebeo. Ahí va directamente desde su ficha: Kurtuan, el Apóstol negro, el señor de los vampiros, ha construido una ciudad subterránea donde sus hijos se esconden de los hombres… Sabe que existe una enorme amenaza sobre los de su estirpe y por ello convoca a los otros once apóstoles para pedirles ayuda. Sus propias leyendas hablan de una era de oscuridad en la que él y los suyos reinarán para siempre… sin embargo, otras, apenas susurradas, vaticinan la llegada de un ángel a la Tierra que, encarnado en hombre, podría poner en peligro todo su reinado… Ese ángel traería una nueva era de perfección al universo… A partir de su triunfo no existirán el dolor, ni el pecado, ni la muerte… ni, claro está, las criaturas de la noche…

¿Que nos ofrece Alma? Pues una eficaz y entretenida historia de vampiros, con una sabia conjunción de elementos clásicos y modernos, que hará las delicias de los seguidores de juegos como La Mascarada, videojuegos como Legacy of Kain y sus secuelas, o sagas como Underworld. Nuestro Fideu se empeña en crear una suerte de cosmogonía, de universo propio y de estructura social para sus criaturas de la noche y lo consigue aliñando tanto hallazgos de su cosecha como motivos clásicos (se podría reprochar que alguno quizás esté algo manido, como es el caso de la trama romántica). Así, a las consabidas reminiscencias hermético-medievales se unen figuras de la angeleología judeocristiana, cabalísticas y una suerte de misticismo arcano que resulta refrescante ante la proliferación de las aproximaciones científicas tan de moda de un tiempo a esta parte (vía infecciones víricas o enfermedades congénitas). Igualmente, los vampiros que imagina Fideu son seres sabios y hermosos, pero también sanguinarios, lascivos y con un punto de libertad salvaje. Todo ello demuestra de nuevo el buen gusto de Fideu a la hora de aproximarse al tema, pues huye de afectaciones y conflictos existenciales forzados para aceptar a los vampiros como lo que siempre han sido: aristócratas amorales, inmortales y sanguinarios con apego a un joie de vivre de connotaciones nietzschenianas y con pasión por romper los tabúes de la sociedad imperante. Villanos descarnados, en definitiva, con una inteligencia sibilina que los separa de la bestialidad de los hombres lobo (más enfocados a explorar lo atávico y animal de la naturaleza humana) y un individualismo impenitente, jovial y con tendencia a lo dandi que marca la línea frente a los zombies (versión terrorífica de nuestras necesidades gregarias). Siempre he pensado que si el hombre lobo era el paradigma del anarquismo y los zombies el reflejo deformado del comunismo, los vampiros en su decadencia, su nihilismo y su hedonismo cirenaico suponían lo peor –y paradójicamente, lo más morbosamente atractivo– del capitalismo.

Acompañando a Fideu en el apartado gráfico de esta aventura tenemos a un espectacular Vicente Cifuentes secundado en el color por Antonio Casquero… dos profesionales como la copa de un pino que se compenetran bastante bien y que consiguen reflejar con esmero todos los pequeños detalles del universo propuesto por el guionista. El acabado es bastante bonito aunque quizás peque de estático, muy probablemente deslucido por una composición de página poco dada al riesgo y que, por excesivamente estructurada, parece encorsetada y ahogada. Además, todo hay que decirlo, la Alma del título es excesivamente referencial en cuanto a diseño, con esa cara angulosa, ese pelo corto y esos dos mechones blancos a ambos lados de una raya en medio que separa su cabello (inevitable acordarse de Risa Del Toro). Aunque eso sí: da igual… está tan bellamente dibujada que nos da igual.


Dos páginas de Alma

¿Pegas? Pues una, vital, enorme y excesivamente limitante: espacio. Alma está bien, pero propone mucho más de lo que desarrolla y es una auténtica lástima. Fideu se muestra ambicioso con su historia y su contexto, con ese mundo que crea, pero cuarenta y ocho páginas sin serialización ulterior no son suficientes para tal empresa. Cuarenta y ocho páginas dan para una historia corta y resultona, para una de esas historias que, como las pequeñas grandes novelas –pienso en El Duelo de Joseph Conrad– realizan una presentación sucinta y ejemplar, plantean el contexto con simplicidad pasmosa y van directamente a atacar el nudo y, con él, al lector. Para formatos así, las historias deben a mi parecer apostar por el minimalismo expositivo y la contundencia conceptual (un buen ejemplo sería El marqués de Anaón).

Sin embargo, José Antonio aquí intenta realizar la quíntuple pirueta mortal: pretender meter su propia Canción de hielo y fuego en un formato mínimo. No se le puede reprochar, claro… una editorial patria apuesta por una joven promesa y le edita un álbum. Como las ignotas ventas no aseguran la serialización «a la francesa» el contenido debe ajustarse a una historia más o menos cerrada. Y ahí entran los problemas, y más para personas como Fideu: escritores más que notables cuando tratan sus motivos conceptuales con suficiente holgura pero constreñidos cuando no tienen suficiente espacio. Porque además, si algo nos enseña El Capitán Meteoro, es que su autor tiene una dote especial para la prosa, a la que es capaz de imprimir a un tiempo capacidad de reflexión, sentido de la aventura y complejidades argumentales (su saga actual, Tunguska, Las Vegas, es una auténtica maravilla).

En resumen… Alma es entretenimiento eficaz. Pero podría haber sido mucho más de lo que es, quiere ser mucho más de lo que es y se nota que si no lo ha conseguido no es por falta de talento de los implicados (que talento tienen de sobra). Simplemente al contar demasiado acaba contándonos muy poco. Recuerdo una sensación parecida cuando leí el álbum de Núbilus; una sensación agridulce que sólo pude explicar cuando leí la novela homónima este verano y disfruté como un enano de un Fideu libre de ataduras. Esperemos que con el tiempo también campe a sus anchas en este gran medio que es el cómic. Y acompañado del estupendo Cifuentes, si puede ser.

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dario
22 octubre, 2009 16:22

Buena selección de paginas 😀

Fideu
Fideu
22 octubre, 2009 16:43

Hola José:

Una vez más no me queda otra más que felicitarte por tu comentario. Eres muy gneroso conmigo y un lector atento…

Verás, escribí Alma hace casi diez años. Por aquel entonces Vicente estaba empezando y para mí lo de publicar una página era algo parecido a una quimera imposible… Creo, de todas maneras que, a pesar delo difícil que resulta acerca a un tema del que hay tanto escrito, Alma tiene algunas buenas ideas, y por eso nunca renegaré del guión… Creo haber aprendido unas cuantas cosas desde entonces, pero la historia sigue siendo curiosa, deivertida y atrayente…

Lo cierto es que cuando Vicente me propuso hacer un tebeo de vampiros yo, ingenuo de mí, desconocedor del mercado y de cómo estaba esto del cómic en España, pensé en hacer algo tipo la «Casta de los Metabarones», una série de ¡¡¡DOCE!!! números, cada uno de los cuales profundizaría en dos direcciones: por un lado la historia de los protagonistas y por otro la historia de los Apóstoles Negros… Esa locura se concretó en dos capítulos (Alma y Kurtuan, ya escritos) y en el deseo de continuar la serie…

Por desgracia, para vender el álbum, hubo que disfrazarlo de historia autoconclusiva, porque de haber hablado de serie, quizás hoy no estaría publicado, pero lo cierto es que, como digo, existe una segunda parte que formaría parte de una serie de tres o cuatro álbumes (El ciclo de los apóstoles negros…). Espero que Alma venda bien y algún día podamos continuar la serie, sin prisas y tratando de contar bien todo lo que falta que es mucho…

Por lo pronto, nuestro sueño de juventud se ha cumplido en parte… Sed magnánimos, creed en Alma, y gracias por dejaros llevar a nuestro mundo de oscuridad y sombras… Ojalá haya más y podamos calmar vuestra sed.

Goku_Junior
Lector
22 octubre, 2009 17:31

48 paginas para el escritor que nos fascina cada semana con el capitán meteoro me parecen pocas. Es una pena no haber podido tener más libertad para hacer la saga que Fideu quería crear pero supongo que nunca es tarde, si este volumen tiene exito tal vez pueda venir otro u otros ¿no?

Espero que tenga suerte y que el publico español le apoye como se lo merece (hay que apoyar al producto patrio! hombre ya!).

Némesis
Némesis
26 octubre, 2009 9:43

Estoy de acuerdo con Goku, 48 páginas para los autores de Capitán Meteoro se hacen muy, muy cortas. Alma apunta muchas buenas ideas que deberían ser desarrolladas con mayor profundidad. Fideu y Cifuentes son dos grandísimos artistas que esperemos sigan dándolo todo como hasta ahora con obras como Meteoro y Alma.