ZN Cine – Crítica de Divergente, de Neil Burger

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Dirección: Neil Burger
Guión: Evan Daugherty, Vanessa Taylor, Veronica Roth (novela)
Música: Junkie XL
Fotografía: Alwin H. Küchler
Reparto: Shailene Woodley, Theo James, Ashley Judd, Jai Courtney, Ray Stevenson, Zoë Kravitz, Miles Teller, Tony Goldwyn, Ansel Elgort, Maggie Q, Mekhi Phifer, Kate Winslet
Duración: ciento treinta y nueve minutos
Productora: Red Wagon Entertainment, Summit Entertainment / Lionsgate
País: Estados Unidos
Valoración:

 

Uno de los géneros recurrentes dentro del ámbito de la ciencia-ficción es el que plantea un mundo futuro –más lejano o más próximo- en el que la civilización, tal y como la conocemos, se ha ido al carajo. ¿Qué mundo surgiría de las cenizas del anterior? ¿Qué causas serían las responsables de la destrucción de la sociedad? En función de los temores colectivos de cada época el imputable de turno cambiaba. Así, durante los días de la guerra fría el origen del desastre era un conflicto nuclear entre superpotencias. En otras ocasiones, la crisis energética determinaba que el inicio de la decadencia estaría marcado por la desaparición de los combustibles fósiles. Las preocupaciones medioambientales apuntaban a un desastre ecológico (que podía provenir del agujero de la capa de ozono o de una brusca variación climática) y el anuncio de descubrimientos en materia genética aportaba también la posibilidad de un virus, bacteria o bicho pluricelular (intra, extra o meramente terrestre) que se salía de madre. Antihéroes solitarios, espadachines semibárbaros, búsquedas de un paraíso perdido… La lista de filmes “postapocalípticos” se extiende a lo largo y ancho de las series que van de la A á la Z. Algunos son clásicos del séptimo arte y otros engendros que se recuerdan con afecto al haber proporcionado una tarde diversión a la salida de clase (previo paso por el vídeo club del barrio) pero el género, con sus consabidas e inevitables actualizaciones, se ha mantenido en el candelero.

En los últimos tiempos se han estrenado en las salas de todo el mundo películas que, como comentaba en el párrafo anterior, actualizaban el estándar del género para adaptarlo a los nuevos temores. Así, por aquí se han comentado títulos como Elysium o Los juegos del hambre en los que, sin entrar en excesivos detalles sobre las causas del desastre, se presentaba una humanidad marcada por la existencia de un sistema de clases sociales separadas por un abismo más o menos insalvable. Por barrios o por castas, el nuevo orden se estructuraba claramente según los conceptos coquianos de arriba y abajo, constituyendo una parte fundamental de la trama la existencia de una persona que, bien por destino o bien por elección libre tomaba la determinación de enfrentarse a aquel nuevo mundo. En este último caso encontramos que, junto a la mentada saga de los juegos famélicos, aparece una nueva serie que, como aquélla, tiene su origen en una colección de novelas dirigidas a adolescentes o, como he encontrado en alguna reseña, a “adultos jóvenes” (lo que me recuerda al concepto de “personas diminutas” del filósofo greñudo Casimiro, pero me voy por la tangente). Veronica Roth y Suzanne Collins han aportado a la literatura contemporánea sendas trilogías en las que jóvenes féminas aguerridas se enfrentan al statu quo de la sociedad a la que pertenecen, poniendo el dedo en la llaga sobre sus injusticias inherentes al sistema. La conocida sensación de falta de encaje que experimenta la mayor parte de las personas al llegar a la adolescencia se mezcla con el hecho de que, a ojos del lector o del espectador, el mundo en el que no terminan de integrarse las protagonistas (y sus compañeros de fatiga) es definitivamente distópico.

La trilogía Divergente y esta primera película (ya veremos si se adaptan las continuaciones Insurgente y Leal, pero todo parece apuntar a que así será) llevan a la audiencia a pensar en Los juegos del hambre. Chica adolescente que debe afrontar decisiones cruciales en el marco de una sociedad rígidamente estructurada y nacida de las cenizas de un conflicto precedente. Afortunadamente, la historia presenta suficientes diferencias como para alcanzar entidad propia. El comienzo de la saga nos sitúa en la ciudad estadounidense de Chicago. Una valla protege la maltrecha urbe del exterior, donde los restos de buques varados indican que el lago Michigan ya no existe. Fuera de esta moderna muralla se mantienen campos de cultivo con los que alimentar a la población local. Oficialmente, el mundo más allá de esos dominios ha pasado a mejor vida, de modo que esta ciudad se ha convertido en una recreación de la polis griega o de la civitas romana. Puertas adentro la sociedad está estructurada en cinco facciones, ubicadas en otros tantos sectores y dedicadas a otros tantos aspectos de la organización social, representados a su vez por otras tantas virtudes. Así, la facción Abnegación tiene como principio rector el altruismo, encargándose del gobierno de la ciudad. Cordialidad se rige por la paz y la concordia, tomando a su cargo la producción alimenticia a través de la agricultura. Erudición tiene como piedra angular el conocimiento y la inteligencia, desarrollando sus actividades en el campo de las ciencias. Verdad hace honor a su nombre y trabajan las cuestiones normativas. Por último, Osadía hace gala de un valor rayano en la temeridad y constituye el ejército. A la edad de dieciséis años cada adolescente de la ciudad debe asumir a qué facción incorporarse, abandonando si es preciso el hogar familiar. Para ello es menester superar una prueba cuyo resultado determinará qué destino es aquél que espera al aspirante. Beatrice Prior y su hermano Caleb han alcanzado su décimo sexto cumpleaños y les ha llegado el momento de conocer su porvenir. Sus progenitores son destacados representantes de Abnegación, pero Beatrice tiene dudas acerca de su propio altruismo. Sometida al test habitual, sus resultados son inquietantemente inconcluyentes. Es una divergente, una persona que puede encajar (mas no plenamente) en más de una facción. Eso la convierte automáticamente en un peligro para la sociedad y le pinta una metafórica diana. Para sorpresa de sus atribulados padres, ni ella ni su hermano deciden mantenerse en la facción de aquéllos, escogiendo éste Erudición y aquélla Osadía.

Una vez colocadas las piezas relativas a la ciudad, su organización social y a los personajes protagonistas, la película entra en una fase en la que Beatrice, ahora simplemente Trish, se enfrenta a las consecuencia de su elección. Es una recluta no nacida en Osadía que debe afrontar un duro entrenamiento tanto físico como psicológico. En este punto, pensar en filmes como El sargento de hierro o Marchar o morir resulta casi inevitable. Un instructor duro-pero-sensible que intenta librar a los novatos del destino de aquéllos que no logran asentarse en la facción elegida, el abandono (una casta sin facción que recuerda a los intocables de la sociedad tradicional hindú), un instructor duro-pero-cabrón que machaca inmisericordemente. Camaradería entre recién llegados y un imbécil que se las da de listo. Como esto es el futuro tenemos unos toques de Origen y un poco de realidad virtual, mientras una sub-trama se desarrolla de forma soterrada y paralela a las aventuras y desventuras de Trish y de su panda. Abnegación está siendo sometida a una campaña de desprestigio que intenta justificar un cambio de gobierno. Esta línea argumental explotará al final de la cinta, abriendo la puerta a las continuaciones.

Divergente es una cinta entretenida que, como se ha indicado previamente, sigue la senda marcada por Los juegos del hambre, sin convertirse en una mera saga clónica. El reparto está compuesto principalmente por intérpretes jóvenes que, en la mayor parte de los casos, tiene en esta cinta su primer papel de peso. Shailene Woodley y Theo James responden correctamente y cumplen con sus respectivas tareas, en tanto que otros nombres más populares como Ashley Judd (en el papel de la determinada madre de Trish y Caleb) y Kate Winslet (que interpreta a una de las jefas de Erudición, sospechosamente interesada en la familia Prior)arropan a los jóvenes talentos. Una historia entretenida, efectos especiales que no resultan recargados y la promesa de una continuación en la que, de seguir fielmente las tramas de los libros, veremos que todo es más complicado que lo que podría ser el mensaje de esta primera parte. Después de dos horas de película falta un poco de desarrollo a las facciones. Hay que escarbar más para quitarse la idea de que los de Verdad son brutalmente sinceros, los de Abnegación borregos, los de Erudición resabiados, los de Osadía locos suicidas y los de Cordialidad… ¿salía alguno de por allí? Si no han hecho su aparición, no se preocupen, que hay dos libros más que adaptar (y una colección de historias cortas). Hasta la próxima distopía.

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Antoine
Antoine
Lector
5 mayo, 2014 9:51

Este tipo de Juegos del hambreexplotation parece surgir como setas ultimamente, y a la chavalada suelen encantarles, a mí no dejan de parecerme películas hechas con molde, bastante malas, y facuturadas expresamente para dar una falsa sensación de rebeldía juvenil desde el mismo centro del sistema. Por la crítica, no parece que esta Divergente sea distinta.

Young adult es un género literario de lo más consolidado sobre todo en EEUU, de hecho es el título de una peli (estupenda) con Charlize Theron en la que se dedica a escribir este tipo de novelas.

Ocioso
Ocioso
Lector
5 mayo, 2014 10:09

La chica tiene nombre de pija, cara de pija, y un rictus permanente de «Que asco, un pobre»  que me pone burro. El culo también ayuda. Luego veré la película y me dará otra impresión, pero de momento promete.

José Torralba
5 mayo, 2014 10:17

Sí, Antoine, pero ojo con meterlo todo en el mismo saco, que estas películas portan todas un claro mensaje y no es el mismo en todos los casos. Yo en Divergente he encontrado una película solapadamente ultracristiana en la que el gobierno es regido por una especie de culto religioso, benigno, «abnegado» y compasivo. Frente a él, a los «eruditos» intelectuales se les retrata como una grave amenaza por pensar que la ignorancia llevó a la guerra y que un gobierno de gente preparada sería mejor que uno llevado por esa especie de monjes. Y, ahí en medio, hay una tipa que se debate entre ser una mosquita muerta de los primeros o una «osada»; pero no «osada» en el sentido de mostrar valor cuando la cosa lo requiere, no, sino en el sentido de montarse y tirarse de un tren en marcha como niñatos carne de cañón de Callejeros. Por otra parte, la película retrata a gente capaz de actos de violencia bastante crudos pero incapaces de besarse… cuando los protagonistas llegan al terreno de la sexualidad, son tan puritanos como en Crepúsculo.

Suele decirse que la ciencia ficción –y más aún la distópica– usa el futuro para hablarnos de los peligros del presente. En este sentido, allí donde Los juegos del hambre nos presenta –más o menos acertadamente– una lucha de clases, una reflexión sobre la imagen pública y un alegato contra el pan y circo, el mensaje de esta película parece ser el de «cuidado con esos intelectuales, que no traen buenas intenciones». Secundariamente está el tema de la integración social y la autodefinición, pero la verdad es que, tal y como está planteado (solo falta el sombrero de Harry Potter.), carece de fuerza alguna. Así pues, lo que obtengo es la visión que el cristianismo radical tiene de lo que es una distopía: una cultura en la que la intelectualidad y la ciencia suponen una amenaza para el benigno y altruista gobierno de la fe. Me parece una película vomitiva.

Mr. X
Mr. X
Lector
5 mayo, 2014 10:18

Sobre la peli, de acuerdo plenamente con don Antoine, cuyo comentario también es aplicable a las igualmente lamentables harrypotterexplotation  o las ridículas imitaciones de la ya ridícucula Crepúsculo. Sobre la actriz, disiento respecto a la opinión de Mister Ocioso, porque me parece una tía de lo más feucha y carente de magnetismo. http://www.spidermancrawlspace.com/wordpress/wp-content/uploads/2013/02/shailene-woodley-mary-jane-spider-man-2.jpg

Alfeizar
Alfeizar
Lector
5 mayo, 2014 11:31

Querido y excelso Maestro Torralba, yo gran fan suyo y comunmente seguidor y admirador de sus post, me permito en esta ocasión cuestionarle una línea desde mi mas profunda ignorancia:

«la visión que el cristianismo radical tiene de lo que es una distopía: una cultura en la que la intelectualidad y la ciencia suponen una amenaza para el benigno y altruista gobierno de la fe»

Únicamente me atrevo a cuestionarle en forma de preguntas, oh maestro:

¿ Realmente se siente tan ilustrado en el tema del cristianismo radical como para saber lo que desde ahí se piensa que es una distopía?

¿Y realmente usted cree que en ese núcleo de pensamiento se desprecia la ciencia y la intelectualidad?¿O más bien se desprecia aquella ciencia o intelectualidad que aparentemente no se ajusta a sus preconcebidos planteamientos?

 

Más que nada, maestro, sin ánimo de ofenderle, se lo comento porque a lo largo de la historia numerosos intelectuales y científicos se han sentido cómodos con pensamientos cercanos a ese cristianismo radical.

 

Sinceramente suyo

 

Alfeizar

 

 

Igverni
Lector
5 mayo, 2014 11:53

Gracias por tu crítica Luis Javier.

Y en casos como este me siento muy mayor, ya que ésta es claramente una película que no es para mí. Me hizo gracia leer el otro día la crítica de Cinemanía, cuyo titular más o menos era «prohibida a MAYORES de 18 años»…

Esperemos que Snowpiercer la semana que viene calme mis ánsias cinéfilas de género fantástico.

Saludos!!

 

Jordi T. Pardo
Autor
5 mayo, 2014 12:39

Yo no he visto la película pero sí me he leído el primer libro, la ciencia ficción distópica me encanta y cualquier producto enmarcado en este subgérero –aunque sea de corte adolescentes- me suele llamar la atención.

La obra no es ninguna maravilla, creo que sobra decirlo, y responde a una nueva moda emergente derivada de Harry Potter y, principalmente, de Los Juegos del Hambre (y no logra superar sus referentes en ningún momento). Es excesivamente simple en algunos tramos y algo condescendiente pero tiene algunas ideas interesantes y un personaje femenino metido a heroína de acción que al menos no debe ser rescatada por el novio cada cinco minutos en la historia (aunque pueda ser muy cargante). Eso ya de por sí no me parece muy cristiano, al menos no de una forma radical como comenta José Torralba, pero aunque lo fuese, o por mucho que nos produzca rechazo, me parece una visión lícita como otra cualquiera (y que no necesariamente hemos de compartir).

Vale que siempre hay posibilidad de manipulación ideológica pero no creo que sea un caso comparable a Crepúsculo, hay una cierta «candidez» que reconozco desesperante en el tratamiento de las relaciones sentimentales y sexuales –muy shojo manga- pero me parece justificada en la historia -siempre hablo del libro- teniendo en cuenta que esto siempre se produce por parte de la protagonista que ha sido educada de una determinada manera y lucha por el condicionamiento al que ha sido sometida desde nacimiento (como otros personajes en otras facciones).

Esto no deja de ser un libro para adolescentes, pero a mí me molesta tanto lo mojigato del tratamiento del sexo y las relaciones en estas historias como lo contrario, la barra libre gratuita y el exhibicionismo de otras.

La interpretación cristiana puede ser válida pero, por ejemplo, la protagonista abandona esa «casta de monjes» porque quiere poder tomar sus propias decisiones y, al menos en los libros, esa corriente de abnegados no resulta idealizada, hay disidentes y hay personajes que sobrepasan los limites. La sociedad está dividida en facciones y todas tienen sus virtudes y defectos, la idea es la lucha de una de ellas sobre las otras pero lo que buscan los «divergentes», que al final son los protagonistas de la historia, es «no ser una sola cosa». Es decir, la caída del estado de castas, no el someterse a una de ellas sobre las otras.

Tan malo es un gobierno sostenido sobre «el gobierno de los justos» como el gobierno de esa aristocracia intelectual en el lado opuesto y esa idea puede al final estar tratada algo a la ligera pero está en la historia. El problema con la película puede ser que, como pasaba en 1984, y no estoy comparando la calidad de ambas, muchas ideas son sólo expresadas en los pensamientos del personaje protagonista y en la película seguramente que esto no está tan claro. Pero ya digo que no he visto la película, ni tampoco he leído los otros dos libros de la trilogía, así que sólo hablo de mis impresiones respecto a la lectura de la primera novela y lo mismo si veo el filme o leo las continuaciones acabaré viendo ese mismo mensaje cristiano radical (pero a priori no lo veo así, y si existe ni mucho menos es tan vomitivo como Crepúsculo).

José Torralba
5 mayo, 2014 13:03

¿Realmente se siente tan ilustrado en el tema del cristianismo radical como para saber lo que desde ahí se piensa que es una distopía? ¿Y realmente usted cree que en ese núcleo de pensamiento se desprecia la ciencia y la intelectualidad? ¿O más bien se desprecia aquella ciencia o intelectualidad que aparentemente no se ajusta a sus preconcebidos planteamientos?Más que nada, maestro, sin ánimo de ofenderle, se lo comento porque a lo largo de la historia numerosos intelectuales y científicos se han sentido cómodos con pensamientos cercanos a ese cristianismo radical.

Además de estudiar en un colegio católico (excelso, lleno de buena gente y de profesores muy abiertos y de todo tipo de calado ideológico, más allá de su fe), me interesa el tema y he leído bastantes libros sobre el cristianismo. El último de ellos, este. MacCulloch es profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad de Oxford, para más señas. Por lo demás, he tenido contactos personales con miembros del O. Dei y con los del C. Neocatecomunal. Y he visto cómo piensan, cómo actúan y cómo viven la ciencia aun hoy en día, cuando ya estamos muy lejos de Servet o el eppur si muove. Conste aquí que precisamente he apostillado la palabra «cristianismo» con el adjetivo «radical», porque mi experiencia con franciscanos, salesianos y, sobre todo, jesuitas, no puede ser mejor. De hecho, ahí están estos últimos, a la vanguardia de la observación astronómica con José Gabriel Funes a la cabeza. La segunda y tercera preguntas encierran una contradicción: el pensamiento científico se tiene o no se tiene… no es electivo. No se puede asumir cuando a uno le interesa el resultado y dejarlo aparcado cuando choca contra un prejuicio. En este sentido, históricamente, se ha dado respuesta desde la fe a infinidad de cuestiones que luego se han resuelto científicamente. Y de ahí tanto el «miedo» de ese cristianismo radical a la ciencia como la incapacidad para asumir –cosa que sí hacen algunos de esos intelectuales y científicos que menciona– que la fe no sirve para describir el mundo… únicamente sirve para lo que está más allá de él. Cuando ciencia y fe se mezclan, sale un brebaje extraño. Descartes, sin ir más lejos, establece un método científico admirable en su Discurso. Mejorable, naturalmente (sobre todo desde el punto de vista experimental), pero riguroso a su manera. Sin embargo, uno llega a la cuarta parte, asiste a cómo el buen hombre lo usa para «demostrar» la existencia de Dios y… bueno, baste con decir que la existencia de Dios no está demostrada para decir que cavó la propia tumba de su método. Pues eso.

José Torralba
5 mayo, 2014 13:49

Tiene […] un personaje femenino metido a heroína de acción que al menos no debe ser rescatada por el novio cada cinco minutos en la historia (aunque pueda ser muy cargante). Eso ya de por sí no me parece muy cristiano.

Los cristianos tienen heroínas guerreras que no necesitan de los hombres para protegerse. Y, de hecho, estas heroínas son muy empleadas en el postfeminismo cristiano contemporáneo. Solo tienes que ver a Judith de Betulia, Isabel de Conches o Sta. Juana de Arco. Y luego, fuera del heroísmo cristiano y en el terreno exclusivamente político, tienes a mujeres como Urraca I de León o Catalina Sforza. De hecho, los cristianos teníamos un término, derivado del italiano, para referirnos a mujeres guerreras similares a las amazonas griegas o las skjaldmö vikingas: las virago (más o menos, del latín, «igual que un hombre»). Eran raras, pero no las quemaban ni nada de eso… algunas son heroínas nacionales tan famosas como Agustina de Aragón. Eso sí, desenvueltas en la violencia pero piadosas todas, reacias al contacto carnal, como nuestra protagonista: violenta pero pía. Por lo demás, date cuenta que el dilema de la chica está entre pertenecer a Abnegación o a Osadía… y ese, de hecho, es un dilema que los cristianos siempre han tenido: poner la otra mejilla o pasar al ataque. Dependiendo de la época, ha prevalecido una u otra posición. Actualmente, de hecho, en el protestantismo estadounidense, el ala más conservadora apuesta por un papel más activo y agresivo a la hora de defender la propia fe en un mundo cada vez más secularizado.

Por mucho que nos produzca rechazo, me parece una visión lícita como otra cualquiera (y que no necesariamente hemos de compartir). Vale que siempre hay posibilidad de manipulación ideológica pero no creo que sea un caso comparable a Crepúsculo.

Yo creo que es tan manipuladora como Crepúsculo, solo que mientras esta última afectaba a la esfera privada y a la sexualidad, Divergente se ocupa de la esfera social y pública. Y respecto a esa visión… hombre, lícita es. Como todo. Pero simplifica mucho las cosas. Tienes a lo villanos «eruditos», a los «abnegados» que no pueden defenderse, y a una que iba para «abnegada» y que se metió a «osada» resolviendo la papeleta. Es una distopía totalmente cristiana que advierte contra la secularización social y las intenciones de la ciencia. Un «algo están tramando» salido de la sempiterna paranoia por la conspiración judeomasónica y atea (sic).

Ocioso
Ocioso
Lector
5 mayo, 2014 15:15

El Torralba ha matao el hilo.

Mr. X
Mr. X
Lector
5 mayo, 2014 15:28

«#11
Ocioso
5 mayo, 2014 de 15:15

El Torralba ha matao el hilo.»

¡Jodíos erúditos intelectuales, con lo a gusto que estaríamos disertando de culos!:)

emilio
emilio
Lector
5 mayo, 2014 19:10

el mensaje de esta película parece ser el de “cuidado con esos intelectuales, que no traen buenas intenciones”

Eso me recuerda el episodio de los Simpson: Salvaron el cerebro de Lisa. ¡MUERTE A MENSA!

Bortibort
Lector
5 mayo, 2014 20:54

Hay quien dice que la chica no valía para Mary Jane… http://goo.gl/67LLtE

Tronak el Karbaro
Tronak el Karbaro
Lector
5 mayo, 2014 21:03

Pues hombre, no es una chica fea, ni mucho menos, pero tampoco destaca mucho y se supone que Mary Jane es un pibonazo de caerte de culo al verla, así que para mí no, no vale (exactamente el mismo caso de la Dunst en la saga de Raimi)

Khonshu
Khonshu
Lector
5 mayo, 2014 21:27

A mi lo único que me queda claro es que Luis Capote y José Torrralba son un par de masoquistas, porque se tragan todas estas ciencias ficciones para adolescentes.

Menos mal que George Miller está haciendo una nueva de Mad Max para enseñarles a estos niñatos de hoy día cómo se hace un buen futuro catastrófico a lo bestia y con los huevos bien peludos.

Menos in times, juegos del hambre, corredores del laberinto y divergentes y más Humungus, Ayatolah del RocK & Roll!!!!

Ocioso
Ocioso
Lector
5 mayo, 2014 21:32

Mad Max sin Mel Gibson es como semen sin grumos.

Khonshu
Khonshu
Lector
5 mayo, 2014 21:43

«Mad Max sin Mel Gibson es como semen sin grumos.»

Es que Gibson ya está inmerso en otra saga:

«Mad Mel. El Borracho de la Carretera».

Va de un viejo racista, infiel y maltratador que se enfrenta a la ley profiriendo insultos antisemitas en estado de embriaguez. Es una especie de «Old Man Logan» pero sin la censura del lobby sionista de Hollywood.

Mr. X
Mr. X
Lector
5 mayo, 2014 23:17

«“Mad Mel. El Borracho de la Carretera”.

Va de un viejo racista, infiel y maltratador que se enfrenta a la ley profiriendo insultos antisemitas en estado de embriaguez. Es una especie de “Old Man Logan” pero sin la censura del lobby sionista de Hollywood.»

Mr. X se ha descojonado. Manita verde para el Sr Khonshu.

Antoine
Antoine
Lector
6 mayo, 2014 0:03

Khonshu: Menos mal que George Miller está haciendo una nueva de Mad Max para enseñarles a estos niñatos de hoy día cómo se hace un buen futuro catastrófico a lo bestia y con los huevos bien peludos.

 

Mucha confianza tiene usted en que le dejen a Miller hacer todo lo que hizo en aquellas pelis. Me huelo un Mad Max politicamente correcto.

Javié
Javié
Lector
6 mayo, 2014 1:02

No estoy de acuerdo con el primer comentario del señor X.

 

No creo ni de coña que crepusculo y Harry Potter jueguen en la misma liga, pero ni de lejos, no podemos confundir el hecho de que por ser franquicias de éxito ya estén al mismo nivel.

 

A mi personalmente no me apasionan ninguna de las dos,  Pero mientras que Crepusculo, (Novelas y peliculas), buscan acercarse a un publico pre- adolescente con todo tipo de clichés manidos sobre amores imposibles y la lucha que estos conllevan, Harry Potter me parece una serie de películas de aventura y magia para todos los públicos divertidisimas y muy disfrutables si lo que buscas es pasarlo bien un rato.

 

Hay cintas como Narnia o las terribles desdichas de… Que si que jugarían en la misma liga qu el mago, pero la comparación con Crepusculo la veo muy cogida con pinzas.

Alfeizar
Alfeizar
Lector
6 mayo, 2014 11:30

«Son héroes para la generación de Operación Triunfo, sin trayectoria meritoria, de uso y consumo rápido».

 

Mas bien, héroes para la generación de Gran Hermano…

José Torralba
6 mayo, 2014 14:29

Lo de liberal ya te he dicho muchas veces que me viene muy grande, Jorge. Yo a lo más que llego es a burgués afrancesado (por no decir ilustrado, que suena muy pedante). Y solo a partir de ahí salto al epicureísmo y, secundariamente, sí, al liberalismo (que no al capitalismo laissez-faire). Desde este punto de vista, esta película me parece que podría llevar perfectamente el subtítulo de Manifiesto de los persas 2. No me preocupa tanto que tenga un mensaje cristiano –joder, hasta Matrix tiene un sustrato cristiano– como a quien identifica como «el enemigo» o «el villano». Se aprende mucho viendo películas de acción… en los años ochenta, eran lo que me gusta llamar «comunistas nazis»; es decir, alemanes de la RDA como Hans Gruber y cía. capaces de ser comunistas y de gritar al mismo tiempo en alemán. Luego pasamos al terrorismo islámico en los alrededores del 11-S. Luego, a los franceses (por no apoyar la Guerra de Irak). Después hubo un brevísimo período de tiempo en el que se cuestionó la Guerra contra el Terror y pasamos a enemigos nacionales aupados a cargos políticos, en una clara equiparación de Bush Jr. con Nixon o el Gran Hermano (no ese del que habláis, sino el otro). Y, ahora, los malos vuelven a ser rusos. Puedes seguir la geopolítica de los últimos 50 o 60 años viendo películas de acción, y hay un claro sustrato aleccionador y propagandístico detrás. En este sentido, me preocupa que haya una película que haga de los intelectuales los villanos de la función; y que encima lo haga no porque entre ellos haya personas malvadas, sino porque (en general) su pensamiento los lleve a ello. El asunto es subjetivo hasta que te enteras que, en la edición original de los libros, la autora mete esto en los agradecimientos: «Thank you, God, for your Son and for blessing me beyond comprehension.» Y ojo, no me molesta tanto el mensaje como lo poco sutil que es, lo simplificado que está y lo mucho que te lo meten con calzador por todas partes. Paso de comentar los valores cinematográficos de la película porque… psche… es un mero vehículo que lo porta. Competente en todo, notable en nada.

Sobre True Detective… ¡me has malentendido totalmente!

Aviso de Spoiler

Cuando decía que «el existencialismo siempre me ha parecido un sarampión adolescente que se cura con la edad» me refería al tipo de existencialismo que exhibe Rust. Rust es un existencialista, sí, pero la forma en que introduce sus parlamentos –porque es lo que son– existencialistas en la serie me echó para atrás. No me resultaba orgánico, y tampoco me resultaba profundo. Leerse a Sartre o a Cioran es una cosa; empacharte malamente con sus conceptos, quedarte anonanado con ellos, digerirlos mal y vomitarlos a diestro y siniestro ahora sí, ahora también, es lo que hace un adolescente. Y, en este sentido, Rust me cargaba un poco. Solo a través de las distintas capas de lectura, solo cuando lo interpreto no como una salva de discursos gratuitos sino como indicaciones abstractas de un subtexto mayor, me empiezan a hacer gracia. De todas formas, ahora que leo el comentario que dejaste en el Especial True Detective, creo que aciertas en gran medida, pero que también eres algo cruel. No creo que la serie diga «Martin bien», «Rust mal». Creo que te indica que ambos están perdidos en su falibilidad como seres humanos: uno es un burgués cuya fachada es pura mentira y el otro es un existencialista que no puede tolerar más que la verdad. Y, a ambos, la vida les pega palos por ello. Es lo que tienen en común la hipocresía bienpensante y el existencialismo: ninguna de las dos componen un pensamiento «operativo». No son filosofías para vivir en el mundo, que dijera Rand. En muchas ocasiones, solo te paralizan. Otra cosa, claro, es que la de Rand sí lo fuera (que no creo).

Jordi Molinari
6 mayo, 2014 15:34

Como me metáis spoilers de True Detective – que aún no he visto, y creo que aún tengo margen para quejarme de ello – por vuestras «tontunas», os baneo a ambos.

Primer aviso ^^

José Torralba
6 mayo, 2014 16:03
Aviso de Spoiler

Yo es que a la resolución le doy un matiz distinto que el que le das tú. Como bien dices, en el nudo de la serie «Rust se ve abocado a salir de un Sistema en el que no tiene cabida y Marty se ve obligado a abandonar SU sistema: ambos fracasan en su intento de integrarse, uno por ser excesivamente fiel a su forma de ver el mundo, otro por exactamente todo lo contrario. Pero antes de volverse a juntar, ambos parecen estar en el lugar que les corresponde: fuera, uno de forma más o menos voluntaria, otro menos, pero ambos repudiados.» Hasta ahí, bien. Pero diferimos en lo que sigue. En el último capítulo, si me desprendo de la interpretación metatextual (gracias, por cierto, por tus parabienes… celebro que te lo pasaras bien con esa doble lectura) y voy a por la literal, Marty asume sus errores y se reconcilia con su familia. Ahora bien, no creo que obtenga la felicidad porque esta sea intrínseca a SU sistema, sino porque es intrínseca a la coherencia entre los valores un sistema cualquiera y a los de uno mismo. Rust, por su parte… sigue siendo un existencialista de tomo y lomo al final. Cuando se echa a llorar, le cuenta a Marty que quería morirse, bien porque sintiera que su hija estaba en el más allá, bien porque la oscuridad lo envolvía y no sentía preocupación alguna, bien porque al fin iba a poder dejar de pensar; se echa a llorar y suelta un «y entonces me desperté». Sigue con su misma filosofía. Solo que reconoce haber hecho «algo bien» cazando a ese asesino. Por eso comenta lo de que «la luz va ganando». No creo que se «redima» integrándose en el sistema, sino que simplemente alcanza un poco de solaz. Ya está. No me lo veo al día siguiente de salir de ese hospital siendo un «ciudadano modelo».

José Torralba
6 mayo, 2014 16:04

Joer Jordi… toda la razón. Ponme sin mirar la etiqueta de spoiler en todo el comentario anterior. O pídele a Jordi Pardo que lo haga. ¡Mis disculpas!

Truvor
Truvor
Lector
6 mayo, 2014 16:26

Ehhhhhhhhhhh! Que me quedan dos capítulos, no jodamos.
Los comentarios de True Detective a su hilo, please!

Khonshu
Khonshu
Lector
6 mayo, 2014 17:10

«Mucha confianza tiene usted en que le dejen a Miller hacer todo lo que hizo en aquellas pelis. Me huelo un Mad Max politicamente correcto.»

 

Confianza ya tenía.

Pero tras leer las primeras impresiones de los pases previos la confianza viene acompañada de un empalme que no veas:

http://www.lashorasperdidas.com/index.php/2014/05/01/primeras-impresiones-sobre-mad-max-fury-road/

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Lector
6 mayo, 2014 17:50

que buen rollo da ese enlace de khonshu.

ya habia visto algunos diseños de vehiculos y los «zumbaos» con los que se cruza max en la carretera hace un tiempo,y me gusto lo que vi.un material muy fiel al estilo de la saga.y a un buen artesano como george miller,yo si pienso darle un voto de confianza.lo unico que espero es que ruede accion fisica al viejo estilo,como el tambien solia hacerlo(sin que se le muera algun extra,pero,vamos,ya me entendeis)que no se quede solo stallone en recuperar esa forma de rodar accion tan en desuso(desgraciadamente)hoy en dia.

no me gusta,eso si,  la presencia de charlize theron.ya la pueden «ensuciar»,trasvestir,o camuflar como sea…que yo acabare viendo al mismo pivon de siempre,y eso acabara sacandome(un poco) de la peli.¿a quien me he imaginado siempre como parte de la saga?.a chrissie hinde.la lider de los pretenders.tambien me la imagine siempre como la calisto de los morlocks.seria perfecta.

y,justo despues,¡¡que le meta mano a una serie del juez dredd¡¡..

¿quien mejor que el para ejercer de showrunner de una serie con un estilo visual tan cercano al de la saga de mad max?.buff…como molaria.

Khonshu
Khonshu
Lector
6 mayo, 2014 18:23

Hace unos años te habria dado la razon con la theron, pero con los años esa mujer ha ganado en carisma una barbaridad. Creo que aqui puede dar la sorpresa. Casi que tengo mas dudas con Hardy, que la sombra de gibson es muy alargada.

Lo de la de pretenders como calisto habria sido sin duda una gran eleccion.

Y juez dredd dejalo en las manos en las que esta, que parece que la secuela de dredd igual sale adelante.

Y hablando de karl urban, me cago en la fox por no renovar almost human.

Ocioso
Ocioso
Lector
6 mayo, 2014 18:34

Lo siento, pero Max es Mel Gibson. Si no le pudieron convencer puede que el guión no sea lo bastante bueno.

Bajavoz
Bajavoz
Lector
6 mayo, 2014 18:39

Siguiendo con tu offtopic, Khonshu, a mi también me ha jodido dicha cancelación. Pero estaba cantado tras el desorden en los episodios y el trato dado a la serie desde el principio. Aún así tengo que decir que creo que le faltaba un «algo» (ese «algo» que tenía fringe) que es lo que ha hecho que no siguiera adelante.

Una pena, pues la química entre los dos principales era muy bestia y daba muy buen rollo.

Isabel López
8 mayo, 2014 13:23

Me he quedado un poco muerta con los comentarios. José Torralba llevaba más razón que un santo, pero uno de sus ejemplos… Yo que sé, que me llamen loca, pero Catherina Sforza ha sido vilipendiada tanto por la Iglesia como por los moralistas hasta la actualidad precisamente por saltarse la moral cristiana a su antojo y vivir como un hombre más, no la acabo de ver yo como ejemplo de heroína cristiana como si lo son el resto.

En cuando a la pelicula, me da MUCHA rabia ver como a toda película para adolescentes en la que salga un poco de romance la llaman Crepúsculo de manera automática, no la he visto, pero seguro que es menos ridícula.