La dupla que forman los hijos de Batman y Superman en manos de Tomasi/Gleason ya apuntaba maneras cuando se lanzó su serie en solitario, dejando claro que el rodaje de los personajes acabaría por encontrar su sitio dentro del catálogo de series de DC. Y así se confirma con la llegada de este cruce entre la serie de Superman y Superhijos (a la que se le une un número de los Teen Titans), para traernos de nuevo un concepto visto en Detective Comics, el Tim Drake viajero del tiempo obsesionado con cambiar nuestro presente y así salvar su futuro.
Superhijos es una colección centrada en dos cosas. La primera es en la relación entre Damian con su padre y Jon con sus padres. La segunda es la de explorar esa máxima de la vida en la que los polos opuestos se atraen y donde uno no ve posibilidad alguna, al final existe todo un equipo de alto rendimiento. El resto son los clásicos adornos inherentes al propio género superhéroico.
Para poner en marcha este cruce el guionista recurre a una idea que se ha podido ver recientemente en la colección Detective Comics con la aparición de nuevo del Tim Drake del futuro que, sabedor de sucesos venideros, emprende una loca carrera contra reloj por eliminar a los responsables del pasado. Una idea que ha sido explotada infinidad de veces (a todos nos viene a la cabeza Terminator) que en manos de Tomasi/Gleason funciona a la perfección, pues la excusa le sirve para poner en marcha una serie de acontecimientos que mantienen vivo el interés del lector a lo largo de todo el cruce entre las series de Superman y Superhijos. Y es que no todo en una historia gira inexorablemente alrededor de su originalidad, sino en la capacidad que tiene para poder explorar nuevos aspectos de los personajes a lo largo de la trama.
La relación de Jon y Damian es un tira y afloja constante en tanto que son dos muchachos de personalidades muy marcadas, con figuras paternas muy influyentes a las que quieren emular a la menor ocasión. Pero Tomasi/Gleason saben ir más lejos y centran su atención en como se construye una amistad que empieza en los extremos contrarios, en la que el tesón personal de Jon y Damian, su pasión por lo que hacen y su firme creencia en sí mismos, van fortaleciéndolos sin que ellos sean verdaderamente conscientes de ello. El equipo se robustece y al complementarse, ambos mejoran como héroes y personas.
Los guionistas conjugan la acción, el drama y la diversión de forma magistral, eligiendo el cuándo y el dónde con excelente gusto, de tal forma que la trama se compensa entre escenas para no caer el en tedio.
El Tim Drake del futuro, no se especifica de que futuro, aunque hay pistas muy interesantes al respecto, está más que dispuesto a eliminar a Jon para evitar la muerte de millones de personas. Un propósito que desencadenará una serie de conflictos internos entre los Jovenes Titanes, cobrándose un alto precio emocional que afectará tanto a Jon, como a Damian y a sus padres.
Lo que podría ser un mero trámite alimenticio, un cruce destinado a atraer lectores transversales entre series, es mucho más y llega cargado de épica, emoción y consecuencias, que se dejarán notar sin duda a lo largo de los siguientes números, tanto de Superman como en la propia serie de Superhijos y los Jóvenes Titanes. La relación de confianza entre todos ellos se ha visto comprometida y una vez que algo así ocurre es muy difícil de reconstruir como si de un espejo roto se tratara. Puedes unir los pedazos, pero la grietas seguirán viéndose.
La dupla Tomasi/Gleason sigue afianzando a Jon y Damian como personajes capaces de sobrevivir fuera de la sombra de sus padres, evitando su campo gravitacional, para correr sus propias aventuras e ir construyendo su propio universo de ficción. Tomasi/Gleason entienden a la perfección la relación entre los muchachos, llevando al extremo y la exageración esa amistad bipolar que ambos parecen disfrutar. Una amistad que se sigue cimentando en sus diferencias y que no es sino la representación de la relación que Superman y Batman tienen entre ellos.
En el aspecto gráfico tenemos implicados cinco dibujantes, Ed Benes, Jorge Jimenez, Doug Mahnke, Vicente Cifuentes y Sergio Dávila, que cumplen con creces, con la excepción de Ed Benes, cuyo estilo se queda muy desfasado respecto al que exhiben sus compañeros a lo largo de la historia. Benes se muestra rígido, carente de ritmo, muy obsoleto en su propuesta visual, mientras que Jimenez, Cifuentes, Manhke y Dávila hacen gala de un mayor registro gráfico que se traduce en una narrativa mucho más atractiva y espectacular. Su trabajo aporta la frescura que el cruce precisa y apuntala el trabajo de los guionistas a la hora de conjugar las distintas facetas de la historia.
Superhijos es pura diversión, puro drama juvenil, puro cómic de superhéroes, que entiende cuales son sus fortalezas y sus debilidades, donde la sencillez y la falta de pretensiones más elevadas, hacen de la propuesta de Tomasi y Gleason un cómic a descubrir y sobre todo a disfrutar.
La forja de la amistad.
Guion - 6.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.2
EL duo de escritores Tomasi 7 Gleason construyen una crossover entretenido, fundamentado en explotar la relación de sus protagonistas. Una aventura donde la confianza se pone aprueba y la amistad es determinante para entender como Jon y Damian se relacionan entre ellos.
Se insinúa que
este Tim Drake del futuro es de uno de los futuros que se presentaron en la serie de los Jovenes Titanes pre 52. Y desde luego, Bendis ha utilizado el tema de la profecía para su Superman…
Aunque las historias de «Superman» en este punto siguen siendo interesantes, debo decir que la colección paralela «Action Comics» estaba mucho mejor, haciendo honor a su nombre, con las historias de «El Efecto Oz» y la aventura conjunta de Superman y Booster Gold.