Sally Heathcote. Sufragista

 

Edición original: Sally Heathcote, Sufragette (Jonathan Cape, 2014).
Edición nacional/ España: Sally Heathcote. Sufragista (La Cúpula, 2015).
Guión: Mary M. Talbot (historia), Bryan Talbot (secuenciación).
Dibujo y Color: Kate Charlesworth.
Formato: Tomo rústica 194 págs.
Precio: 22’90€.

 

¿En qué momento creímos que bastaba solicitar con educación, razones y justicia el ejercicio de nuestros derechos para que estos fueran reconocidos y garantizados? ¿En qué momento fuimos engañados? Porque si la historia nos demuestra algo es que nadie da nada por nada y que el poder se acomoda pronto a los privilegios, sin importar demasiado su raíz o procedencia. La dignidad del ser humano se pelea día a día en los más variopintos terrenos y los logros que con sangre, sudor, lágrimas y años de batalla sin cuartel parecen consolidados pueden perderse en un descuido de la vigilancia. Así de frágil es todo. Así de triste y prosaico. Así lo cuenta, al cabo de la calle, Sally Heathcote. Sufragista, el excepcional trabajo de Mary M. Talbot, Kate Charlesworth y Bryan Talbot.

“Púrpura, blanco y verde. Tres colores representan a la National Women’s Social and Political Union, una liga de mujeres extraordinarias que lucharon por conquistar derechos humanos que en el contexto rígido y clasista de la Inglaterra eduardiana brillaban por su ausencia.
Sally Heathcote es una trabajadora doméstica al servicio de Emmeline Pankhurst, una de las fundadoras del movimiento. La proximidad de ese entorno comprometido y militante irá concienciando a la joven en la causa sufragista, que reclama el derecho al voto para las mujeres. La desobediencia civil, la estrategia política, el aprendizaje de la acción directa y la reivindicación a pie de calle van a dictar la trayectoria feminista de Sally, que no dudará en enfocar su vida como una carrera de obstáculos pero también de grandes logros para las generaciones futuras.”
[Extraído de la contraportada]

El vocablo “sufragista” (sufragette en el original) fue acuñado por el diario Daily Express (10 de marzo de 1906) para referirse despectivamente a las peticionarias del voto femenino. Muchas organizaciones, como la National Women’s Social and Political Union (WSPU), fundada en 1903, acabaron abrazando el término como propio.

Todo lo que se alabe este tebeo es poco. No hay esquina que flaquee. Formalmente: impecable. Las ilustraciones, hermosísimas, llevan la historia en volandas, sin desmayo, evocando a cada paso la sociedad coercitiva de principios del siglo XX y que -¡vaya por Dios!- tanto se parece al clasismo neoliberal que nos circunda en el siglo XXI. Variados tonos de grises donde, de súbito, refulge el pelo zanahoria de Sally, ocasionalmente algún símbolo (una bandera, una chapa, un vestido) adornados con el verde o el púrpura. La exactitud de los gestos, la narración de miradas, lenguaje corporal y acciones frisan la perfección. Es difícil encontrar un tebeo tan bien dibujado como este y, al mismo tiempo, tan discreto, sin alardes vacuos ni espectacularidad gratuita. Las agradecidas distribuciones simétricas de viñetas en base a la cuadrícula en 3×3 aportan la característica solidez de este tratamiento, aligerado de cuando en cuando con viñetas a sangre, y solo desestimado en ocasiones especiales como el segmento de la estancia en prisión de Sally, con una opresiva disposición de ocho cuadros verticales ordenados en dos filas y cuatro columnas sobre fondo negro, a imitación de los barrotes de una cárcel (págs. 92-101). El imaginativo y minimalista uso del color destaca elementos concretos, como la presencia de Sally, anunciada por su cabellera de fuego (idea de Bryan Talbot), o la de la Señora Pankhurst, con sus trajes violetas (idea de Kate Charlesworth), y refuerza situaciones y estados de ánimo, como el amarillo de la linterna durante el atentado contra la casa en construcción del político Floyd George (págs. 128-132).

Argumentalmente: cautivador. Atrapa la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres (singularmente concentrado en el sufragio femenino, pero no solo) de estas damas valientes y decididas vistas por los ojos de Sally, cada vez más comprometida con el movimiento. El texto, denso (no es infrecuente que una secuencia temporal abarque una o dos páginas, por ejemplo), documentado (los personajes reales están fidedignamente representados, así como los distintos accesorios y localizaciones), se lee, sin embargo, con avidez y asombro, pues nunca pierde de vista la humanidad de los personajes ni los recursos propios de la historieta.

De Bryan Talbot, quien ejerce un poco de “padrino”, ya hablé con motivo de la excepcional y necesaria Historia de una rata mala, alegato contra el abuso sexual infantil, y es también autor del clásico de la ciencia ficción Las aventuras de Luther Arkwright y su secuela, El corazón del Imperio. Todo lo que toca Talbot, uno de los mejores y más infravalorados autores de nuestros días, lo convierte en oro y este biopic ficticio de la ficticia Sally Heathcote no es la excepción; pero el peso de la obra recae en Mary M. Talbot, su esposa, académica de prestigio internacional que ha publicado varios libros (Language and Gender, Media Discourse: Representation and Interaction) y quien se había fogueado en el mundo del cómic con la autobiográfica La niña de sus ojos (Dotter’s of Her Father’s Eyes, 2012), ilustrada por su marido. Kate Charlesworth dibuja (y colorea) el que, si la memoria no me falla, es su primer trabajo que llega a España, aunque su experiencia abarque distintos trabajos para The Guardian o Knockabout Comics, así como la premiada Nelson.

Un tebeo imprescindible.