Llegó la primavera

La historia de dos hombres ante el ocaso de sus vidas

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Edición original/ Japón: Haru ga kita, Futabasha 1976
Edición nacional/ España: Llegó la primavera, ECC Ediciones 2017
Guión: Kazuo Koike
Dibujo: Goseki Kojima
Formato: Rústica con sobrecubierta. 416 páginas B/N.
Precio: 14,95 €

 

Alejados de los típicos clichés del género, los personajes de Llegó la primavera –la última serie del tándem Kazuo KoikeGoseki Kojima publicada por ECC Ediciones– no son mercenarios ni ronin viajando en busca de venganza; nada más lejos de la realidad, los protagonistas de esta historia sólo quieren disfrutar de su existencia.

Habiendo dejado atrás la flor de la vida, en las páginas del manga nos encontraremos con Jirobê Sakura y Tarôbê Koi. El primero es un shinobi de cincuenta y siete años de edad que pierde su ocupación tras el fallecimiento de su ama, a la que ha servido durante treinta y ocho años. El segundo, de sesenta y un años de edad, es un dôshin (policía del estado) que después de muchos años de servicio en Edo (antigua Tokio) ha decidido retirarse. Dos hombres que han dedicado toda su vida a un leal propósito que ahora, en el ocaso de sus vidas y desprovistos de cualquier obligación, deberán aprender a vivir libres.

Un encuentro casual será el que una a estos dos personajes en las primeras páginas de Llegó la primavera. El camino del veterano ninja Jirobe, que vaga sin rumbo y con un gran vacío en su corazón, se cruza con el de Tarobe, algo más curtido en la vida, que le enseñará a dejar atrás su pasado para afrontar con la cabeza bien alta todo lo que le depare la vida a partir de ahora. Y es que Jirobe, durante sus treinta y ocho años de servicio como shinobi guardián, nunca se despegó de su señora; una concubina viuda del shogun cuyo estado civil no le permitía salir del templo en el que hacía voto de castidad. Por ello, y desde los diecinueve años, nuestro ninja ha vivido prácticamente alejado de toda vida y contacto humano.

Estos dos personajes son la gran baza del manga realizado por este genial dúo. Mientras que en la mayoría de historias son los acontecimientos los que suceden a los personajes, en Llegó la primavera son los personajes los que suceden a los acontecimientos. El nivel de protagonismo es máximo y el lector será testigo de la plena e íntima interacción de los veteranos no sólo sobre su entorno, sino sobre ellos mismos.

Pese a acercarse ya a la etapa final de sus vidas, Jirobe y Tarobe son dos niños viejos a los que aún les queda mucho por vivir y aprender. El servicio al que han estado atados durante tantos años les ha llevado a perder muchas de las experiencias que deberían haber vivido siendo más jóvenes. El ninja nunca ha yacido con una mujer y ahora se escandaliza como un púber ante la inmensidad de un cuerpo femenino mientras que el policía, pese a haber pateado mucho más la calle, nunca ha tenido tiempo de formar una familia o de disfrutar de los pequeños detalles que engrandecen la vida.

Como en la mayoría de historias encabezadas por un dúo protagonista, podemos pensar que uno de ellos funcionará como héroe absoluto y el otro como compinche. No obstante, más que ante un Don Quijote y Sancho Panza (aunque muchas veces la estética y la imprevisibilidad de ambos nos lleva a pensar que estamos ante la versión japonesa del loco de la mancha y su compañero), estamos ante una particular versión de La Extraña Pareja (G. Saks, 1968), con roles que van cambiando.

Koike nos relata con elegancia y humor la convivencia y el aprendizaje vital de estos dos niños viejos a través de una serie de capítulos, a modo de historias cortas, en los que el dúo protagonista hará frente a circunstancias tan cómicas y tristes como la pérdida de habilidades, el elevado precio de la supervivencia o la eyaculación precoz. Circunstancias todas ellas que giran en torno a los estragos de la vejez, pero que no privarán a nuestros protagonistas de la ilusión de vivir.

En este primer volumen no asistimos a grandes combates ni ajustes de cuentas, a excepción de algunos momentos. En cambio, seremos testigos de la curiosidad y el devaneo de dos personajes que intentarán hacer cosas de lo más mundanas, pero no por ello fáciles, como calmar los deseos sexuales. Y es que el libido bastante tardío de Jirobe estará presente a lo largo de todo el tomo y traerá más de una situación hilarante.

Algo presente en la mayoría de títulos acuñados por estos dos autores, y que pueden descuadrar al lector de hoy, son la crudeza y la realidad con la que se retratan algunos temas de la época. Si bien esto es una ventaja desde el punto de vista histórico -pues pocos mangas se pueden jactar de ser tan realistas en este sentido como los producidos por estos autores- habrá lectores que puedan ofenderse ante actitudes machistas o circunstancias políticamente incorrectas que a día de hoy pondrían a medio twitter en contra de cualquiera.

Si en la actualidad Japón sigue siendo uno de los países más criticados en cuanto a la incidencia del machismo, el país japonés de aquella época era absolutamente patriarcal y complaciente con el género masculino. Pero esto es algo que forma parte de una época pasada y no retratarlo como tal sería faltar a la verdad. Estaríamos ante un mal título de género histórico si sus personajes, dos hombres de más de cincuenta años del Japón de 1689, no pecaran de machistas aunque fuera en lo más mínimo. Con esto, ojo, no se pretende normalizar esta lacra, pero sí que es importante conocer de dónde venimos, aunque sea de un pasado desagradable, para mejorar nuestro presente.


Los retratos de estas circunstancias por parte de dos autores del pasado siglo llevan a que muchas veces sus historias, por la particularidad de ciertas situaciones, sean cómicas sin querer serlo. Tal es el caso de El hombre sediento, un manga adulto en el que la actitud algo machista y sobrada del protagonista ante cualquier situación llevaban a convertirlo en un personaje entre serio y ridículo. No obstante, la propuesta de Llegó la primavera es fundamentalmente cómica y algunas circunstancias rayarán lo absurdo de manera intencional para crear unas situaciones inocentes y planas, sin dejar de lado lo inteligente.

Además, la experiencia vital acumulada de ambos protagonistas es un torrente de enseñanzas y prácticas que no dejarán de sorprender al lector. Algo que nos proporcionará una lectura no sólo interesante desde el punto de vista vital e histórico, sino también desde el lado del aprendizaje.

Para cuando elaboraron esta historia en 1976, los autores ya se encontraban en plena madurez artística y eso es algo que el lector podrá advertir en cada página. A la narrativa ya maestra de un Koike que consigue crear niños viejos –o viejos niños– se suma el excelente dibujo de un Kojima que perfila cada expresión de nuestros protagonistas con gran exactitud cómica o dramática, según lo requiera el momento. El dinamismo de los movimientos y la belleza con la que el dibujante dibuja los cuerpos, especialmente los femeninos, es otro gran punto a tener en cuenta. Huelga decir, como en todas las obras de este genial dúo, que los escenarios narrativos y estéticos del manga son tremendamente realistas y consiguen transportar al lector al auténtico Japón de la época.

En definitiva, si bien el título que hoy tenemos entre manos no ha llegado a ser tan trascendente dentro de la producción de estos dos autores como El lobo solitario y su cachorro o Hanzo, que son dos series de cierta complejidad narrativa articuladas mediante la épica solemne de la venganza o la guerra, en Llegó la primavera encontramos otro tipo de épica igualmente interesante, aunque no tan grandilocuente. Jirobe y Tarobe se enfrentan a la vida misma, ante la gloria de lo mundano y de lo humano; algo de lo que ninguna circunstancia nunca podrá privar a nadie, aunque ya sea ante el ocaso de su existencia.

  Edición original/ Japón: Haru ga kita, Futabasha 1976 Edición nacional/ España: Llegó la primavera, ECC Ediciones 2017 Guión: Kazuo Koike Dibujo: Goseki Kojima Formato: Rústica con sobrecubierta. 416 páginas B/N. Precio: 14,95 €   Alejados de los típicos clichés del género, los personajes de Llegó la primavera –la última…
Guión - 8
Dibujo - 8.5
Interés - 8

8.2

Una lectura tremendamente humana, con unos protagonistas atípicos que se quedan para el recuerdo. Muy interesante desde el punto de vista vital.

Vosotros puntuáis: 9.28 ( 3 votos)
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