Jim Starlin’s Dreadstar

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Edición original: Malibú Comics / Bravura – abril 1994 – enero 1995
Edición España: Norma Editorial – 1994, 1995
Guión: Peter David
Dibujo: Enrie Colon
Entintado: Enrie Colon
Color: Ian Laughlin
Portada: Jim Starlin, Ernie Colon
Precio: 250 pesetas (serie limitada de seis números de treinta y seis páginas en grapa)

 

Quienes lleven ya algunos años visitando con regularidad esta página, sabrán que quien estas líneas escribe tiene ciertas querencias y debilidades, hondamente unidas a sus inicios como lector de tebeos. En este catálogo se encuentran las series protagonizadas por una de las creaciones más personales de Jim Starlin: Dreadstar.

Para quienes no estén al tanto de la trayectoria del personaje en cuestión, hay que decir que el señor Muerte concibió a Vanth Dreadstar como una suerte de «otro yo» ficticio, destinado a vivir una sucesión de epopeyas de corte cósmico. Así, cuando Marvel dio rienda suelta al comic de autor a través del sello Epic, Starlin presentó La odisea de la metamorfosis, un conflicto bélico de dimensiones galácticas en las que Dreadstar ejercía el papel consciente de guerrero guardaespaldas y el involuntario de verdugo estelar. Don Jim contó en la revista antológica Epic Illustrated una historia con espadas mágicas, naves estelares y artefactos del juicio final, pero en las antípodas de esa saga cinematográfica que todos tenemos en mente. Sin embargo, aquí Dreadstar no era más que un secundario destacado; más que un peón, pero menos que un rey en un juego de guerra entre las dos civilizaciones más antiguas y poderosas de la vía láctea. Al final de la historia, Starlin dejaba a su personaje física y anímicamente maltrecho, pero listo para un nuevo desafío.

Dos novelas gráficas y una historia corta prepararon el camino para el regreso del Dreadstar guerrero. En esta ocasión, él sería el protagonista principal, en tanto que líder de una banda de forajidos llamada a poner fin a otro conflicto galáctico de larga duración. Espoleado por el aciago destino de su galaxia natal, Vanth intentará poner fin a una guerra con la que su creador evoca los conflictos medievales entre Imperio y Papado. La Monarquía y la Iglesia de la Instrumentalidad serán los poderosos adversarios a los que media docena de locos idealistas se opondrán. Todo esto se narrará en la serie regular publicada nuevamente bajo el sello Epic Comics (Starlin había publicado una de las novelas gráficas citadas en otra editorial ilustre entre las independientes, Eclipse). Durante sus primeros números, Dreadstar (o Dreadstar y Compañía, como se la conoció en alguna reedición) se presenta como una ópera espacial contenida, con importante contenido relacionado con la estrategia militar o la intriga política. Sin embargo, prontamente las cosas empezarán a derivar a un terreno de corte más súper-heroico que redundaría negativamente en la originalidad del producto. Vanth se convierte en una suerte de Capitán Mar-Vell y el juego estratégico cósmico dejará paso a un relato de persecuciones implacables que avanzará hasta la climática conclusión del duelo entre las superpotencias y la banda de Dreadstar.

Hablando de la banda, al espadachín rubiales acompañaba una variopinta pandilla de aliados. En primer lugar, Syzygy Darklock, un mago tan poderoso de espíritu y voluntad como débil de cuerpo físico; Oedi, el último hombre gato, miembro de un pueblo granjero masacrado durante el conflicto entre potencias; Sauce 327, una telépata con capacidad para controlar las máquinas y gran habilidad con las pistolas. A ellos se unirían más adelante otros personajes como el contrabandista sinvergüenza Skeevo Phlatus o el médico Delphi. Un grupo donde cada pieza cumple una función específica que aporta épica, misterio, suspense, drama, tragedia y humor. El balance final de la compañía será tan perfecto que Starlin no se resistirá a introducir la hipótesis de la traición en el grupo.

En España, la publicación de estos tebeos resultó ser bastante azarosa. Así, allá por 1982 Distrinovel editaba la versión patria de los primeros números de la revista antológica Epic Illustrated. Allí se encontraban los capítulos iniciales de La Odisea de la Metamorfosis. Sin embargo, el experimento no llegó muy lejos y el relato quedó inconcluso. Un par de años después, Dreadstar era escogida por Comics Forum para tentar a la parroquia local con un título del sello más adulto y personal de Marvel. Por en medio quedaban en el camino las novelas gráficas El precio y Dreadstar, así como la también mentada historia corta. Esta primera versión española llegaría hasta su décimo octava entrega. Habría que esperar a 1991 para que se volviera a jugar con la suerte: Dreadstar volvió junto a varias colecciones «épicas» más y esta vez la afición pudo disfrutar de las aventuras hasta el número vigésimo sexto, con el añadido final de la novela gráfica que presentaba por primera vez a Syzygy Darklock. A partir del vigésimo séptimo número yanqui, la colección había pasado de Epic a First, donde permanecería durante algunos años más. La situación de esta segunda editorial –desaparecida en 1992- hacía inviable cualquier negociación relativa a sus publicaciones. Así pues, en enero de 1994 la audiencia hispánica de Vanth Dreadstar quedaba colgada en medio del arco argumental que ponía fin al duelo Monarquía / Instrumentalidad y justo antes de que se pudiera revelar la identidad del traidor del grupo. Como premio de consolación, quedaba un artículo que contaba lo que venía después y la lejana, vaga y vana esperanza de que quizá algún día podría leerlo por mí mismo.

Así las cosas, nueve meses después –en octubre de 1994- me encontraba para mi total sorpresa con un tebeo titulado Jim Starlin’s Dreadstar, publicado por Norma Editorial. Me lancé ávidamente a su posesión y posterior lectura, para comprobar que había un profundo vacío entre lo último que había podido ver del personaje y lo que presentaban aquellas páginas. Para empezar, lo primero que me llamó la atención fue el hecho de que el único personaje conocido que se paseaba por allí era el Alto Señor Papal, la antigua cabeza visible de la Iglesia de la Instrumentalidad. Quien fuera el temido líder de una de las dos superpotencias en batalla –y una versión de Thanos albina y con alzacuellos, hay que añadir- aparecía aquí como habitante de un planeta no muy importante, ejerciendo de vicario y protector de un misterioso elegido. Este último no es otro que una atractiva joven cuya apariencia y, sobre todo, cuya tenencia de cierta espada, enlaza de forma intrigante con el guerrero ausente. Kalla es el nombre de la mujer, y es la hija de Dreadstar. El desencadenamiento de sus poderes durante una razzia a la localidad en la que vive bajo un estatus especial obligará a su tutor a emprender la búsqueda del progenitor de su pupila y de los integrantes de su antigua banda. Poco a poco, viejos conocidos se irán asomando a las viñetas de la miniserie hasta alcanzar una conclusión que servía como punto de partida para un nuevo inicio… que aún está por producirse.

La miniserie fue publicada en un sello de efímera vida, Bravura Comics, que venía a ser la escudería para tebeos de autor de Malibú Comics. Entre 1994 y 1995 lanzarían media docena de títulos en forma de series limitadas, algunas de las cuales quedaron en suspenso tras su cierre y hasta la obtención de un nuevo editor. Lo primero que hay que indicar es que, pese a que el nombre de Jim Starlin forma parte del título, el señor Muerte solamente se encargó de las portadas de los dos primeros números. Su intención inicial era hacer lo propio con la media docena, pero en aquellos días el caballero aún desarrollaba –si bien en sus fases finales- un amplio trabajo en el sector cósmico de la casa de las ideas. En ocasiones había que soltar lastre y le tocó a esta serie. Así pues, una vez aclarado que el padre de la criatura no daría por aquí otra cosa que sus bendiciones, hay que indicar que los bártulos literarios correspondieron a Peter David. Este buen señor –que en aquellos días maravillaba a propios y extraños con sus trabajos dedicados a la Masa, Factor-X o Spider-Man 2099- había sido el guionista que había tomado el relevo de Starlin cuando este se había cansado de contar historias de sus personajes (el dibujo lo había abandonado un poco antes). Así pues, el escritor de los últimos números de la colección original iba a serlo de este retorno ambientado varios años más tarde. Por su parte, el apartado gráfico correría a cargo del portorriqueño Ernie Colon, un veterano ilustrador con una larga y variada trayectoria en MArvel, DC e independientes. Remataría la alineación el colorista Ian Laughlin.

El resultado final fue una miniserie que, en muchos sentidos, supo a poco. A poco desde la perspectiva de la ambientación, pues sustituía las tradicionales epopeyas galácticas por una labor de investigación y pesquisa en las que el Alto Señor Papal –y con él, nosotros- debía averiguar qué había pasado con Dreadstar y Compañía. Esta idea hubiera podido servir para el desarrollo de una historia notable, pero no se hace. Quizá –hay que reconocerlo- se deba al hecho de que los personajes en su versión más memorable ya tenían poco o nada que ver con sus evoluciones posteriores. Algo fallaba cuando en tiempos tan cortos se jugaba con la idea del retorno a los orígenes. El desenlace del misterio valía como cerramiento de tramas de una colección anterior y como limpieza del tablero para volver a colocar las piezas, pero el cómic no tenía al final un valor intrínseco. Por otra parte, el dibujo de Colon, tosco y sucio, resultaba muy bueno en el juego de las expresiones faciales, pero torpe en las múltiples escenas de acción. Paradójicamente, en esos años don Ernie brindaría a la afición marveliana un par de números sueltos de Doctor Muerte 2099 donde daría buena cuenta de su valía como autor completo. El misterioso ciberespacio era más cómodo al dibujante que el inexistente espacio real de esta miniserie. El color de Laughlin complementa bien los lápices y las tintas de Colon, pero es muy probable que el papel empleado para la edición española no sirviera especialmente a la causa de realzarlo.

Veinticinco años después de esta miniserie, entre reediciones en tapa dura y anuncios no confirmados de versiones televisivas y / o cinematográficas de las aventuras de Dreadstar, la afición al personaje y su mundo sigue esperando una continuación a las aventuras de Vanth o, al menos, una historia final de la mano de su creador. Starlin ha hablado de ello en alguna ocasión ¿llegaremos a verlo?

Ilustración de Ernie Colon

  Edición original: Malibú Comics / Bravura – abril 1994 – enero 1995 Edición España: Norma Editorial – 1994, 1995 Guión: Peter David Dibujo: Enrie Colon Entintado: Enrie Colon Color: Ian Laughlin Portada: Jim Starlin, Ernie Colon Precio: 250 pesetas (serie limitada de seis números de treinta y seis páginas…
Guión - 7
Dibujo - 6.2
Interés - 5.8

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Juan Ignacio Gusmar
Juan Ignacio Gusmar
Lector
14 marzo, 2017 22:25

Cabe destacar que posterior a Bravura, Planeta de Agostini saco la Odisea y la Metamorfosis en un cartone, y los 12 primeros numeros de Dreadstar, dejando colgados a los lectores al abandonar el sello «dynamite». Es una pena, y si en España sacaron esos 26 nros, imaginense que poco llego a Argentina. De mas esta decir que si Panini todavia conserva la franquicia del sello Dynamite no seria mala idea pedir la publicacion integral de esta saga.

Miki
Miki
En respuesta a  Juan Ignacio Gusmar
15 marzo, 2017 9:22

Ahí no le puedes echar la culpa a Planeta, es que Dynamite no ha reeditado más volúmenes. Si algo hace Planeta es permanecer fiel a la edición que le licencian y ni Panini ni nadie puede sacar más que lo que hay en este momento. De todas maneras, las reediciones de Dreadstar nunca han tenido buena suerte, ni la de SLG ni la de Dinamic Forces pasaron del inicio de la colección y si quieres leer más allá del 12 hay que recurrir a la edición original de Epic o a la de First para lo que va más allá del 26 y que conectaría con esta miniserie de Malibú.

https://www.mycomicshop.com/search?q=dreadstar&pubid=&PubRng=

Por si te sirve de ayuda yo los compré por aquí, aunque los gastos de envío pueden ser bastante fuertes para pedidos pequeños.

batlander
batlander
Lector
En respuesta a  Juan Ignacio Gusmar
15 marzo, 2017 12:22

Parece que los de Dynamite lo van a sacar por fin este año:

https://www.amazon.com/Dreadstar-Omnibus-2-Jim-Starlin/dp/1606905155/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1489576850&sr=8-2&keywords=dreadstar

Si es asi igual tenemos tercer tomo de Planeta para Navidades.

David For President
David For President
Lector
En respuesta a  batlander
15 marzo, 2017 15:49

No sé: ese tomo lleva en Amazon ya años anunciado y le van cambiando la fecha a medida que se va acercando. De hecho, ya estaba anunciado en Amazon cuando Planeta lo incluyó en su lista de material a publicar durante… ¿2014? Que ojalá, pero yo hasta que no se publique de verdad en USA no me haría demasiadas ilusiones.

(Y de todos modos, ese segundo Omnibus incluye hasta donde se quedó Planeta en su momento. Lo de First a saber si se puede sacar)

batlander
batlander
Lector
En respuesta a  David For President
15 marzo, 2017 17:21

Pues vaya, que lastima. Yo que me habia ilusionado y todo…. He mirado un poco mas y en teoria iba a salir en 2015, asi que nah.
Tambien me pasa con 3 series de Image, que no han continuado la serie en tomos y se ve que no tienen intencion de hacerlo.

Parménides
Parménides
Lector
16 marzo, 2017 18:58

Dreadstar es una puta maravilla que me fascinó de adolescente y que era capaz de epatar (siempre he querido utilizar esta palabreja) en cada número como pocas series han podido (ese episodio con la explosión nuclear todavía retumba en mi cabeza).

Hace un par de años lo releí todo de un tirón y aguanta bastante bien la relectura… hasta que empieza el declive. En mi humilde opinión, lo imprescindible de la serie es la parte de Epic y las novelas gráficas (por lo tanto, casi la mitad de lo que reeditó Planeta). Los últimos coletazos de Epic (prácticamente desde el rediseño de poderes y traje del personaje) y todo el periplo de First y Bravura son una cuesta abajo sin frenos. Me pareció una pena desde el punto de vista argumental (cómo perdió el rumbo el bueno de Starlin… y posteriormente, qué lástima de Peter David, que no pasaba de entretenido en el mejor de los casos) y gráfico (ufffff Luke McDonnell! y como dice la reseña, Ernie Colon… están a años luz del Starlin de los primeros años).

Por eso, esta miniserie es sólo para completistas absolutos que suspiren con nostalgia por lo que la serie fue y nunca más volvió.