Código de Honor

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Edición original: Marvel Comics – enero – mayo – 1997
Edición España: Comics Forum – septiembre – diciembre – 1997
Guión: Chuck Dixon
Dibujo: Tristan Shane, Brad Parker
Entintado: Tristan Shane, Brad Parker
Color: Brad Parker
Portada: Brad Parker
Precio: 375 pesetas (serie limitada de cuatro números en grapa de cuarenta y ocho páginas)

 

El éxito de la serie limitada Marvels supuso a renglón seguido la elaboración de una serie de productos donde el denominador común preponderante parecía ser el hecho de que la parte gráfica se ejecutaba mediante ilustraciones pintadas. Así, la propia casa de las ideas homenajeó sus vetustas cabeceras con tomos prestigio dibujados de esta guisa como Strange Tales, Tales to Astonish o Tales of Suspense. Por su parte, DC lanzaría la memorable miniserie Kingdom Come –con Alex Ross llevando su talento a los súper-héroes arquetípicos-. El concepto, como puede comprobarse, sirvió para contener tebeos que iban de lo memorable a lo olvidable, e incluso hubo ocasión de albergar una versión oscura y retorcida del original en Ruinas, pero los títulos que parecían contar con mayor predicamento e interés eran los que presentaban el mundo de los pijamas desde el ángulo y la perspectiva de personas normales. El fotógrafo Phil Sheldon o el ministro religioso Norman McCay son los guías de la parroquia lectora permitían un acercamiento diferente a un género ampliamente desarrollado. Por tal razón, no sorprendió demasiado que, pocos años después de la publicación de Marvels, su editorial responsable anunciara una continuación de la misma. El resultado fue esta Código de Honor, que Forum trajo a España rápidamente desde su salida en Estados Unidos.

En honor a la verdad –valga la redundancia- hay que advertir que esta serie no es una secuela de Marvels –que llegaría bastantes años después, de nuevo con Sheldon y de la mano de Kurt Busiek y Jay Anacleto- sino un intento de continuar el concepto y el éxito de aquella. Un nuevo ciudadano de a pie sería el encargado de llevar a la audiencia de vuelta a un período de la historia del universo marveliano, continuando el relato allá donde Busiek y Ross lo habían dejado. Marvels abarcaba la edad dorada, el renacimiento de la era de plata y terminaba con la muerte de Gwen Stacy, cuando el género se hizo definitivamente «mayor». Código de Honor seguiría para centrarse en eventos como el advenimiento de Fénix Oscura, las Secret Wars o Inferno. También hay espacio para reflejar la progresiva importancia de los antihéroes como el Castigador en ese tiempo. Así pues, si el núcleo central de Marvels abarcaba las décadas de los sesenta y parte de los setenta, Código de Honor se encargaría. sobre todo. de los ochenta y parte de los noventa. El cicerone escogido sería Jeffrey Piper, un policía de la ciudad de Nueva York. Su historia personal será el hilo conductor de un relato en el que se cruzarán eventos bien conocidos como los ya citados, amén de otros de importancia menor.

El principio de la historia presenta a Piper como un joven oficial de policía neoyorquino que, prontamente, empezará a toparse con la presencia de lo que Sheldon denominaba «prodigios». Sin embargo, sus experiencias no estarán marcadas por la fascinación que Busiek y Ross imprimían al veterano fotógrafo de prensa, sino por el temor que le inspiran situaciones como la presencia de un hombre lobo –Jack Russell- o una invasión de dinosaurios –a la que Spider-Man y Pantera Negra combaten en Marvel Team Up-. La labor de proteger y servir resulta muy compleja cuando en el camino se cruzan seres súper-poderosos y eventos que no se comprenden. Pese a todos, Jeffrey se esfuerza por ser un buen policía y por vivir su vida. Conoce a Janet Ruiz, una joven con la que se casará y tendrá dos hijos. Su condición de matrimonio multirracial y multirreligioso no resultará fácil de aceptar para la madre de Piper, lo que generará un motivo de preocupación adicional a este. Conforme pasan los años, el agente sentirá que la singularidad de Nueva York –punto focal de la actividad súper-heroica- se convierte en un peso creciente. Siente que la urbe le cambia y no necesariamente para mejor. Se siente perdido y tiene ocasión de flaquear, lo que redundará negativamente en su vida personal.

El relato del cómic se desarrolla en tres niveles. En el primero, tenemos la narración de la vida de Piper en sus aspectos profesionales y personal: el primer encuentro con Janet, su noviazgo, su matrimonio, el nacimiento de sus hijos y la tensa relación entre su esposa y su madre; en el segundo, tenemos el reflejo de sus reacciones y reflexiones cuando topa con algún evento prodigioso: el encuentro con Capa y Puñal, la noticia de la desaparición y regreso de los héroes raptados por el Todopoderoso, el rastro del desencadenamiento de Fénix Oscura en la sede del Club Fuego Infernal o animación demoníaca de los objetos en Inferno; por último, tenemos el tercer nivel, que se posiciona a caballo entre los dos anteriores y supone una interacción más directa entre Piper y algunos héroes y villanos bien conocidos, como el Castigador o Kingpin. Serán el justiciero de la calavera y el cuasi-intocable señor del crimen los que se encuentren en varias ocasiones con el policía y marquen profundamente la existencia de este. Frente a Castle y frente a Fisk, Jeffrey sentirá lo que supone estar ante personas cuyo poder supera totalmente al suyo. La evolución de sus reacciones marcará a lo largo de la miniserie la de su propia personalidad.

El responsable literario de este proyecto fue el guionista Chuck Dixon, sobradamente conocido para esas fechas y con larga experiencia en Marvel y DC a la hora de trabajar con héroes y anti-héroes de corte urbano. Con un currículum que incluía laborar en la franquicia castigadora (en Marvel) y en la quiróptera (en DC) se convertía en una elección adecuada para contar una historia que iba a estar bastante pegada al pie de calle. Por su parte, la vertiente ilustradora corrió a cargo de dos caballeros –Tristan Shane y Brad Parker- que desarrollaron un trabajo notable, aunque muy alejado de cualquier posibilidad de hacer olvidar la magnífica labor de Ross. Juntos pechan con la siempre complicada tarea de meter en danza a un elevado número de personajes muy distintos entre sí. Algunos están más y mejor logrados que otros y, en ocasiones, queda demasiado patente la inspiración fotográfica, pero hay que reconocer que se desenvuelven bien en la labor. Como curiosidad, hay que destacar el hecho de que uno –Parker- se encargó siempre de las portadas de los números, en tanto que el otro –Shane- hizo lo propio con las contraportadas.

El resultado final fue un tebeo que cumplía su función, pero que en modo alguno ha tenido ni la popularidad ni el prestigio ni la influencia que tuvo Marvels. Eso no quita para que, veinte años después de su publicación, siga siendo legible y favorablemente disfrutable.

Postdata de curiosidades: Jeffrey Piper aparecía como el asustado policía que apuntaba al Castigador en los últimos compases del décimo quinto número anual de la colección Amazing Spider-Man, realizado por Dennis O’Neil y Frank Miller. Sobre esa viñeta se construyó al personaje que re-contó la historia ficticia de la Marvel desde el final de los años setenta hasta el principio de los años noventa del siglo pasado.

Jeffrey Piper se encuentra con Fénix Oscuro
Portada del número dos original de la miniserie

  Edición original: Marvel Comics – enero – mayo – 1997 Edición España: Comics Forum – septiembre – diciembre - 1997 Guión: Chuck Dixon Dibujo: Tristan Shane, Brad Parker Entintado: Tristan Shane, Brad Parker Color: Brad Parker Portada: Brad Parker Precio: 375 pesetas (serie limitada de cuatro números en grapa…
Guión - 8.1
Dibujo - 8
Interés - 7.7

7.9

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