Capitán Marvel: Legado

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Edición original: Marvel Comics – diciembre 1995 – marzo 1996
Edición España: Comics Forum – noviembre 1996
Guión: Fabian Nicieza
Dibujo: Ed Benes
Entintado: Mike Sellers, Jose Pimentel
Color: Marie Javins
Portada: Ed Benes, Mike Sellers
Precio: 895 pesetas (tomo en tapa blanda de 102 páginas)

 

El negocio de los tebeos de superhéroes cuenta, como toda creación humana, con su propia dosis de contradicciones. De todas ellas, la que más me llama la atención es aquella según la cual todo debe cambiar para que todo continúe como estaba. Cada cierto tiempo hay un relanzamiento, reseteo o vuelta a los orígenes que recupera las esencias de personajes, colecciones y universos para captar nueva clientela o intentar domar –infructuosamente, me temo- al monstruo expansivo de la continuidad. Hay que buscar nuevos yacimientos de lectura y para ello hay que enganchar a unas nuevas generaciones que tienen muchos otros medios de entretenimiento. Viejas marcas y nuevos personajes; personajes que no envejecen y franquicias que tienen que adaptarse; ruedas que giran sin moverse del sitio al que llegaron hace más o menos tiempo; versiones de otros ámbitos que influyen en el original de cómic… todo vale para que el espectáculo pueda continuar.

En la búsqueda del dorado del éxito de ventas, hay una estrategia –más bien una consecuencia de su historia- en la que DC lleva muchísima ventaja a Marvel: el concepto de legado. En honor a la verdad, casi habría que decir “llevaba” porque los eventos derivados de Flashpoint y Nuevos 52 han dejado fuera de juego la larga y rica historia de la editorial, pero esta es discusión para otro momento. Dejemos pues la cuestión en el punto en el que, hasta no hace mucho, no era raro ver en DC a varias generaciones de personajes portando el mismo manto. En Marvel, sin embargo, la nota predominante suele ser la sustitución puntual y el inevitable retorno del jugador titular, después de una participación más o menos notable por parte del suplente. No ha habido personaje de importancia en la casa de las ideas que no haya pasado por unas vacaciones más o menos forzosas y no haya sido sustituido por una versión más acorde con los tiempos. El Capitán América ha tenido al USAgente, al Soldado de Invierno y al Halcón; el Hombre de Hierro a Máquina de Guerra; Thor a Thunderstrike, Bill Rayos Beta y la versión femenina actual; Spider-Man a la Araña Escarlata… Más tarde o más pronto, los muertos resucitan, los incapacitados se recuperan y todo vuelve a la normalidad, hasta el siguiente remeneo. Ni siquiera muertos ilustres como Gwen Stacy, Ben Parker o el que nos ocupa hoy, el Capitán Marvel, se libran de tener sus versiones alternativas. En honor a la verdad, hay que destacar el detalle de que en estos casos su presencia no haya sido permanente y / o haya sido prontamente olvidada. Solo en el caso del hijo rebelde del Imperio Kree hemos tenido ocasión de comprobar que su manto ha sido vestido durante largo tiempo por distintos personajes.

La primera ocupante del puesto fue creada por Roger Stern y John Romita JR durante su estancia en la colección principal dedicada a Spider-Man. Pronto, la oficial de guardacostas Mónica Rambeau pasaría a los Vengadores, donde desarrollaría una meteórica carrera mientras su creador literario timoneaba la nave vengativa. La recluta novata se convirtió en presidenta del equipo, pero la llegada de Walter Simonson truncó su estrella ascendente y la relegó al ámbito de la membresía inactiva. Después perdería el nombre en beneficio del personaje cuya miniserie se reseña hoy aquí y ha pasado por noms-de-guerre con tan poco carisma y recorrido como Fotón o Púlsar. Puntualmente, autores como Warren Ellis han sabido explotar este pronunciado y prolongado ocaso para presentar a una Mónica amargada por lo que tuvo y no retuvo, pero esa es otra historia.

En la actualidad, es Carol Danvers –vieja conocida de Mar-Vell- la que luce el nombre de Capitana Marvel, después de haber sido Ms. Marvel (título que ahora ostenta otra superheroína de nuevo cuño) y Pájaro de Guerra (nombre con el que Busiek la recuperara para los Vengadores). El personaje tiene historia, tiene carisma y es más que probable que prontamente tenga su propia película, pero para quienes leíamos tebeos en los ochenta no hay más Capitana Marvel que la señora Rambeau.

Sin embargo, entre una y otra hubo un caballero que llegó a contar con serie propia y a protagonizar en ella memorables aventuras, gracias al trabajo del siempre eficaz Peter David y de dibujantes como Chris Cross. Hubo un Capitán Marvel que lucía los colores del original (aunque no los colores originales del original) y que suponía un raro pero interesante caso de legado al estilo DC en la casa de las ideas. “Legado” fue precisamente el nombre con el que le conocimos cuando asomó el hocico en el anual de 1993 de la colección protagonizada por Estela Plateada.

Pongámonos en situación: en el año 1993 Marvel decidió que en los números anuales de las colecciones bendecidas con tal privilegio se presentaría a un nuevo héroe o villano. Con ello, se rompía la tradición iniciada en 1990 de juntarlos por familias, similitudes o cajones desastre (que a su vez había sustituido a la experiencia de finales de los ochenta de contar una gran historia con todos ellos). La mayor parte de los mismos no tuvo más recorrido que el de su presentación; otros fueron puntualmente rescatados para alguna aparición, pero en honor a la verdad ¿quién se acuerda de Llama, el elfo que se enfrentaba a Thor? ¿o de Kyllian, el nuevo discípulo del Doctor Extraño? ¿O del pajarraco gigante que se dio de tortas con Ultrón en el especial protagonizado por los Vengadores Costa Oeste? Sin embargo, esta regla de olvido tiene una excepción que la pone a prueba: Genis-Vell, el hijo póstumo de Mar-Vell.

Ron Marz -que había heredado los bártulos literarios de la colección de Norrin Radd de manos de Jim Starlin- decidió contar una historia en la que Elysius, la viuda del Capitán Marvel, trasteaba con la tecnología genética de Titán y combinaba su material genético con el de su difunta pareja. El resultado era un churumbel al que se hacía crecer aceleradamente (y se programaba el cerebro con recuerdos falsos) para evitar que un recién nacido o niño pequeño fuera blanco de los enemigos del viejo protector del universo. Un recurso tan socorrido como patatero, pero efectivo. A su debido tiempo (esto es, en el propio tebeo de presentación) Genis recibió unas negabandas como las de papá y se lanzó a reivindicar el legado de este. “Legado” fue precisamente el nombre que decidió adoptar y se convirtió en uno de tantos secundarios que poblaban la división cósmica de Marvel.

El joven Legado tiene el pelo plateado –como papi en sus orígenes-, luce negabandas –como papi en toda su trayectoria- y viste un atuendo de colores rojo, azul y amarillo –como papi cuando tuvo su uniforme arquetípico- pero ahí se acaban las semejanzas: Genis es juerguista, borrachín, un poco pendenciero y de repente, se convierte en el blanco y destino de todo aquel que tuvo algo que ver con su ilustre progenitor. Después de algunas aventuras sueltas, sería en esta miniserie en la que el joven asumiría definitivamente su condición de “hijo de” para pasar a llamarse Capitán Marvel.

La historia se desarrolla entre Hala –planeta de origen de la especie kree- y la Tierra –donde Mar Vell encontró su camino de Damasco-. Genis intenta descubrir algo más sobre sí mismo por medio del socorrido recurso de saber más sobre el padre al que no conoció. En su periplo terrestre visitará el lugar en el que el enfrentamiento con Nitro condenó al buen Capitán a una muerte lenta y conocerá a su antiguo compañero, Rick Jones. Este último se encuentra en ese momento conduciendo un espacio de entrevistas junto a su esposa Marlo Chandler e intenta aprovechar la visita de Genis para arrimar el ascua a su sardina. En su vagabundeo estelar, chocará con el imperio Shi’ar –a la sazón dominador en ese momento de la galaxia kree- y renovará la enemistad entre su linaje y el del antiguo superior de su padre, Yon Rogg.

El responsable literario de la miniserie es el otrora ubicuo y eficaz Fabian Nicieza. Habituados a verle en esos días en la franquicia mutante, resulta un cambio agradable verle merodear por otros derroteros, aunque la cabra tirara al monte y trajera a colación un par de conceptos de la escudería-X como Adam-X (alias X-Tremo, en esos días candidato a la relación fraternal con Scott y Alex Summers y creación de Nicieza para el anual de 1993 de X-Force) o Erik el Rojo. Por el lado gráfico, la labor de dibujar corrió de la mano de Ed Benes, uno de tantos ilustradores cuyo estilo intentaba arrimarse al sol que más calentaba y que a día de hoy suele ser más despreciado que alabado.

El final de la historia dejaba a un Genis Vell un poco –no mucho- más maduro y responsable, pero en honor a la verdad, durante los años posteriores poco se hizo con él, más allá de alguna aparición puntual. Sería el final de Siempre Vengadores el que lanzaría al nuevo Capitán Marvel a su propia colección y a una nueva versión de la simbiótica relación que el antiguo tuviera con Rick Jones, pero esa ya es otra historia.

Recordando a papi, por Ed Benes
Diseño de portada de uno de los números de la miniserie

  Edición original: Marvel Comics – diciembre 1995 – marzo 1996 Edición España: Comics Forum – noviembre 1996 Guión: Fabian Nicieza Dibujo: Ed Benes Entintado: Mike Sellers, Jose Pimentel Color: Marie Javins Portada: Ed Benes, Mike Sellers Precio: 895 pesetas (tomo en tapa blanda de 102 páginas)   El negocio…
Guión - 7.1
Dibujo - 6.9
Interés - 5.6

6.5

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sombrazul
sombrazul
Lector
29 marzo, 2016 21:04

el genuino capi marvell es el de starlin…que recuerdo imborrable me dejo warlock..y pip el troll era un crack

flashpoint
flashpoint
Lector
30 marzo, 2016 12:01

Lo que hizo Starlin con el personaje es inigualable y cuando lo mato lo convirtió en leyenda. En cambio este Comic es malo es muy de su época casi irrelevante.
Entretiene? Si obvio. Pero siempre vamos a hacer odiosas comparaciones.