Mudman Vol. 1

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Edición nacional/ España: Mayo 2012, Aleta Ediciones.
Edición original: Mudman Vol. 1, TPB, que incluye los números 1 al 5 de la colección homónima, Image Comics.
Guión y dibujo: Paul Grist.
Color: Bill Crabtree.
Formato: 144 páginas a color editadas en rústica.
Precio: 13,95 €.

 

Paul Grist parece vivir en otro tiempo. En uno particular, creado por él y para él. No porque sus obras estén desfasadas, ni mucho menos. Sino porque vive ajeno a modas o tendencias narrativas o estéticas. Su obra es tan personal, no por original o intrincada, sino por reconocible y particular. Sus tebeos bien pudieran compartir un mismo universo, ya no sólo por tono o forma, sino sencillamente por el trazo. Y esa seguridad de saber aproximadamente lo que vas a encontrar cuando abres un cómic de Grist es algo digno de agradecer. Lo que en otros sería defecto, en el autor de Kane se convierte en una virtud. Es como cuando adoras una marca, la dejas un tiempo, y cuando vuelves a ella, nada ha cambiado. Con Grist es algo similar. Tiempo hacía –desde Jack Staff– que no leía un tebeo con su rúbrica y ha sido abrirlo y reencontrarme con un viejo conocido.

Aparte del trazo, ¿qué hace tan particular a Grist? Pues aunque no lo parezca a primera vista, su eficacia para narrar historias sencillas. Salvo por Kane, donde existía un mayor grado de riesgo narrativo, Grist es un ejecutor de narraciones clásicas, de lugares comunes, si se me permite. Pero no por ello sus tebeos pierden efectividad. Grist no se dispone a descubrir la rueda con Mudman. Pero sí que persigue y logra entretener, concepto minusvalorado en un mercado que está más pendiente del gran espectáculo que en contar historias con una coherencia interna. ¿Cómo consigue esto este señor de Sheffield? Enfocando todo el interés sobre los personajes. Mudman no deja de ser una vuelta de tuerca al mito del superhéroe adolescente, del Peter Parker en proceso de maduración, y como tal, Grist sabe a ciencia cierta que el lector deambula por terreno conocido. Tanto es así, que el autor usa abiertamente símiles tebeísticos en boca de sus personajes, dando por sentado que tanto el lector como los personajes viven en un mundo donde la fantasía popular existe y es conocida por todos. Así, el mejor amigo del protagonista se reconoce, literalmente, como el Jimmy Olsen del propio Mudman, mientras define al matón del instituto como el Flash Thompson de turno. Estos antecedentes son los que permiten prestar mayor atención sobre las andanzas del joven Owen Craig, alter ego de nuestro héroe, ya que, una vez presentado el cliché, Grist empieza a jugar con las consignas del género, agregando y quitando, divergiendo o calcando, en un juego de despiste que genera interés y que nos hace preguntar hacía donde irá la trama.


¿De qué va Mudman entonces? Para el amante de superhéroes adolescentes, este tebeo debe ser un must: durante una noche de gamberradas y grafittis, Owen Craig y su mejor amigo irrumpen en la casa abandonada al pie de los barrizales del pueblo costero Burnbridge On Sea. Mientras Craig hace el descubrimiento de algo parecido a una batcueva en el ático de la mansión, con un extraño traje de superhéroe como trofeo expuesto en medio de la sala, unos cacos le dan encontronazo, lo que le fuerza a huir. Al despertar del día siguiente, Craig descubre que esos balazos contra su espalda, esos que parece haber soñado, fueron reales. Pero no sólo no ha muerto, sino que su cuerpo ha sido transformado en una amalgama de barro que puede manipular a voluntad. El origen de sus poderes y el uso de ese traje heredado girará en torno al pasado de esa mansión abandonada. Y hasta aquí puedo leer. ¿Convencional? Desde luego, pero Grist sabe insuflarle un toque tan personal como ameno.


Como comentaba en párrafos anteriores, bien es cierto que ese toque particular del autor le debe mucho a su trazo. Con una línea clara que recuerda más a los modos de la animación o de las tiras cómicas, Grist consolida su propio universo a través de figuras de diseño aparentemente simple, donde no hay ni una línea de más ni un elemento que sature de información, siendo así la antítesis del dibujo mainstream norteamericano. Aquí, donde menos es más, la lectura se convierte en algo fluido, gracias a figuras y paisajes pensados más para facilitar la narración que para epatar la vista. Aún así, Grist es consciente del género que toca y realiza su particular versión de splash pages o de secuencias de acción, con especial eficacia en aquellos momentos en los que héroes y villanos dan rienda suelta a sus poderes.

Y si el trazo es personal, no menos lo es la paleta de colores. Usando básicos primarios y evitando degradados de color, Bill Crabtree se acerca al pop y los reflejos de la antigua cuatricromía, características acordes con la anterior obra de Grist, Jack Staff. Pero el saber hacer respecto al uso del color –esto es, saber combinarlos de manera académica- no sólo no riñe con el espectáculo, sino que lo potencia. Y sin ser tan naif en la saturación como lo fue con Jack Staff, donde los primarios brillaban sobre otros matices, aquí en Mudman, los autores relajan la paleta, la diluyen, sin perder la personalidad del principal firmante del tebeo.

Mudman no intenta dar una vuelta de tuerca al género ni ladrar más alto que otros tebeos, pero bien es cierto que supone un refrescante entretenimiento. Y lograr entretener no es moco de pavo.

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Caeolos
Caeolos
Lector
24 abril, 2013 9:13

Pues sí, la reseña es una perfecta explicación de lo que sentí al leerlo.

El chasco llega cuando ves que además de los cinco que recopila este tomo, solo ha salido uno más porque parece que solo sale uno cada dos meses o más.

Pandora Nachios
Pandora Nachios
Lector
24 abril, 2013 10:54

Me a parecido un tebeo muy entretenido. Coincido en general con tu acertada reseña de MudMan.

Como dice Caeolos toca espera bastante tiempo hasta el siguiente número.

Lono
Lono
Lector
24 abril, 2013 13:09

Y eso si hay siguiente tomo, que Paul Grist acostumbra a dejar sus series inconclusas antes de saltar a la siguiente…

Porque creo que tanto Kane como Jack Staff no tuvieron un final cerrado, no?

Jordi T. Pardo
Autor
24 abril, 2013 16:17

Muy buena reseña.
Y coincido bastante: entretenimiento puro y duro que no es poco. Empecé a leerlo y cuando me dí cuenta me lo había terminado y me había dejado con ganas de más pese a la sencillez de su argumento y las ideas con la que juega. El prototipo perfecto para un cómic de superhéroes.

Jose Maria Vicente
Autor
24 abril, 2013 20:11

Buena reseña. Tengo mi tomito (firmado y con un pequeño boceto por parte de Grist, con quien pude intercambiar unas palabras en el Salón de Barcelona) pidiéndome a gritos que lo lea. Ay, quién pudiera tener tiempo para leer todo lo que tiene…

manolin
manolin
Lector
24 abril, 2013 21:17

Gracias por la reseña, aunque para mí llega algo tarde. Pues ayer, por San Jordi, decidí comprar algo fuera d mis series o autores habituales, siempre lo hago en estas fechas, y estuve entre el Spaceman de Azzarello y Risso, y esto, y como del primero tenía referencias y de esto no…
pues hala, que me compré el Spaceman, que era mas carillo pero daba para más lectura,y no es que no me gustará pero…¿alguién puede eexplicarme, en spoiler, que es lo que pasa con el personaje (o personajes ) de Bubba?

x-ternon
Lector
26 abril, 2013 10:52

Me encanta Grist, lo que no me gusta es que deje proyectos inacabados y yo creo que en parte es por su lentitud que le lleva a ir espaciando cada vez más sus entregas y me imagino que perdiendo el interés por las mismas.
Por lo poco que se ve aquí parece que ha optado por una mayor sencillez formal a la hora de estructurar la historia que como decís suelen ser bastante sencillas y muy cargadas de referentes, pero esa complejidad o elaboración, formal que les suele dar las hace muy divertidas de leer.

vader1273
vader1273
Lector
18 mayo, 2015 21:54

Tenía ganas de algo de Grist y la reseña invita a asomarse (y comprarlo) pero, después de leer otros comentarios, me entra la duda. ¿Este volumen te deja «tirado» o es un arco argumental completo? Gracias por las respuestas.