#ZNLibros STALKER, picnic extraterreste

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Edición nacional/España: Gigamesh
Autor: Arkadi y Boris Strugatski
Formato: Tapa blanda
Páginas: 180
Precio: 16 €

 

Vinieron…y dejaron su basura

El argumento de Stalker, picnic extraterrestre es tan estrambólico como imaginativo y cómico: los alienígenas vinieron a la Tierra, hicieron contacto, se asentaron en determinadas zonas del mundo (ahora rebautizadas como Zonas) y después se largaron. Pero hicieron algo muy propio de los humanos: dejaron atrás su basura. Imaginamos la escena como si fuera un día en el campo, descargamos el coche y extendemos la manta, sacamos la cesta con el tinto de verano y la comida y tras darnos el festín, tiramos los vasos de plástico y las migas de la comilona (cosa que espero que nadie que lea este artículo haga). Eso hicieron ellos. Ahora, las Zonas están muy vigiladas y los tesoros que pueden encontrarse en ellas pueden suponer un avance en la tecnología humana. Objetos cuya función real se desconoce y que han bautizado con variopintos nombres como vacío (una especie de cilindro doble unido por una misteriosa fuerza, se puede pasar la mano por en medio de ambas partes y no notar nada, y aún así estas permanecerán unidas); gelatina de bruja, graviconcentrados…. toda una serie de tecnología extraterrestre de la que los humanos poco o nada saben, pero cuyas propiedades son magníficas.

En este contexto, solo los Stalkers se arriesgan a sacar cosas de la Zona. Stalker es una profesión prohibida que aprovecha las incursiones de carácter militar para recuperar estos objetos y vendérselos a sus compradores en el mercado negro. De estos Stalkers, Red Schuhart es el más veterano, y por tanto el que más cabeza tiene y el que más sabe admirar y temer a la Zona por igual. Durante una arriesgada misión para buscar un vacío lleno, Red tendrá que afrontar lo temible de la Zona acompañado por dos novatos. Y esto no será más que el principio de sus problemas.

Escrita por los hermanos Strugatski en los setenta, esta obra refleja el estilo de ciencia ficción ruso que tanto adoramos los que adoramos la ciencia ficción más hardcore. Escrita con lenguaje desgarbado y jugando a confundir al lector con los tiempos verbales, presenta una serie de elementos fantásticos en un mundo que no difiera tanto de la época de la Unión Soviética que todos tenemos en mente; con esos personajes perdedores y perdidos que bien podrían estar sacados de una obra de Bukowski. La fuerza de la obra no reside, sin embargo, en lo que se presenta, en los elementos de ciencia ficción, sino en lo que sucede fuera de foco, con grandes saltos en la trama que dejan huecos que el lector deberá esforzarse por rellenar y acercarse así a la complejidad de una trama que puede parecer simple en principio. Sencilla tal vez, simple no. Stalker, picnic extraterrestre toca muchos temas y los toca de forma abrupta, tirando del realismo sucio, tirando de la ciencia ficción más llena de clavos oxidados.

No en vano, esta obra sirvió de referencia al videojuego S.T.A.L.K.E.R, desarrollado por GSC Game World, que tuvo tres partes y gozó de cierto éxito en PC, cambiando la Zona extraterrestre por Chernobyl y aportando a mutantes afectados por la radiación. Sin embargo, la influencia más poderosa que vemos es la que esta obra ha podido ejercer sobre la trilogía Southern Reach de Jeff VanderMeer, donde incluso se presenta una Zona muy similar a la descrita tres décadas antes por Arkadi y Boris Strugatski, donde lo alienígena se mezcla con lo cotidiano en una ruptura de la misma que actúa como catalizador de la trama, pero que no nos despista de los verdaderos temas: el miedo a lo desconocido, sea esto un picnic extraterrestre o la propia y dura vida en la época del Telón de Acero.

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Una novela que nos acerca un paso más a la ciencia ficción rusa, ese gran ejemplo de la evolución de un género y del perfeccionamiento de este. Una novela cargada de sentido y de calidad donde avanzando a base de golpes llegamos a adentrarnos en esa misma Zona que nos describe el Stalker, siendo sometidos a los caprichos alienígenas y retándonos a sobrevivir entre unas páginas que bien podrían venir de otro mundo.

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Sergio Aguirre
24 agosto, 2016 13:36

Una cosa: ¿esta novela no sirvió también de inspiración para el film de Andrei Tarkovsky de 1979 llamado Stalker? La premisa es muy parecida, aunque no sea exactamente igual y el desarrollo del filme vaya por otros lares que, por lo que comentas en la reseña, son muy distintos. Es un clásico rotundo del cine soviético y me ha sorprendido encontrar tantísimos puntos en común con este libro, cuya existencia desconocía.

Krokop
Krokop
Lector
En respuesta a  Sergio Aguirre
24 agosto, 2016 14:47

Sí que inspiró la peli. Los autores participaron en el guión, aunque la definieron como una historia dentro del mismo universo más que una adaptación.
También en Metro 2033, novela de Dimitry Glukhovsky, y serie de videojuegos, se llama ‘stalkers’ en homenaje a este libro a los que viajan fuera de la red de metro.

Los Strugatsky son unos auténticos clásicos que han inspirado a un montón de autores. Por ejemplo, ‘Valerian’ siempre ha tenido un aire a sus novelas del Universo Mediodía, que sin duda P. Christín conocía; posteriormente, Mezieres fue quien hizo los diseños de la adaptación de ‘Qué difícil es ser dios’, otra de sus obras maestras.
Fueron los inventores de muchas figuras propias del género, como por ejemplo los ‘Progresores’.
‘Picnic extraterrestre’ es lo mejor para empezar con ellos (yo la leí haace siglos y casi ni me acuerdo) , porque es corta y buena, aunque en la edición de Gilgamesh, a mi juicio, se han pasado con el precio. ver si la sacan también en bolsillo como hicieron con ‘La guerra de las salamandras’, otro clásico.
A cualquiera que le gusten Pratchett o Neil Gaiman, seguramente le mole también ‘El lunes comienza el sábado’, otro de los Strugatsky y uno de mis libros favoritos.