#ZNSeries – CSI: Caso cerrado

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Dirección: Louis Shaw Milito
Guión: Anthony E. Zuiker
Música: John M. Keane
Fotografía: Cort Fey
Reparto: Ted Danson, Jorja Fox, Eric Szmanda, Robert David Hall, Wallace Langham, David Berman, Elisabeth Harnois, Jon Wellner, William Petersen, Marg Helgenberger
Duración: 97 minutos
Productora: Jerry Bruckheimer / CBS Television Studios
País: Estados Unidos

 

El pasado jueves, 17 de noviembre de 2016, Cuatro emitía en abierto el último caso de las aventuras del equipo criminalístico nocturno de la ciudad de Las Vegas. Con él –y con la cancelación de la penosa CSI: Cyber- se cierra la historia de una exitosa franquicia que ha cambiado para siempre la concepción de las series televisivas de corte policiaco. A día de hoy, los procedimentales se han extendido por los canales de la pequeña pantalla como la mala hierba, pero a principios de siglo, las aventuras de las personas que integraban un laboratorio de Criminalística en la ciudad estadounidense del pecado supusieron una agradable novedad tanto en la forma como en el fondo en la que se presentaban.

En España, sería Mediaset a través de Telecinco la que daría a CSI la oportunidad en una parrilla dominada en aquellos días por las series de producción propia. Para que se hagan una idea, cuentan las crónicas que en la transición del milenio la ficción extranjera más popular para la audiencia hispánica era Walker Texas Ranger. Productos de culto como Expediente-X languidecían sin que sus temporadas finales se emitieran en abierto, mientras productoras como Globomedia copaban el mercado con series de y para todo tipo de públicos. En ese escenario, no fue extraño que CSI se asomara a los televisores del país durante la poco agradecida temporada veraniega del año 2002. Dos años había tardado el producto a la televisión en abierto, pero solo tardaría un año en convertirse en la sensación de la temporada y arrastrar consigo a su serie hermana, CSI: Miami. Durante varios años, las series de la factoría Bruckheimer –que compartían además un universo propio- pulularon por las cadenas españolas con relativa buena fortuna, pero lo cierto es que ninguna superaba el interés ni el éxito de las que contaban cómo se resolvían los crímenes en los laboratorios criminalísticos de Las Vegas, Miami y Nueva York. Cuentan las crónicas que don Jerry planteó a Mediaset la posibilidad de tener su propia serie de la franquicia, pero que los costes de la misma determinaron que el intento de tener un CSI a la española se concretaran en la olvidable R. I. S. Científica, a partir de una producción italiana.

Los años pasaron y junto a las tres series de CSI encontramos NCIS o Navy: Investigacion criminal (cuya longevidad casi nos hace olvidar que es la derivación de una cabecera dedicada a la justicia militar estadounidense, JAG: Alerta roja) además de sus dos hermanas ambientadas en Los Ángeles y Nueva Orleans. También peina ya canas la no menos veterana Bones y, saltando del ámbito biológico al psicológico, tenemos Mentes criminales (que ya ha contado con tres productos en su escudería). Tres lustros de crímenes, investigaciones y resoluciones han acabado cansando a una parte de la audiencia que, poco a poco, se ha ido retirando del sofá a la búsqueda de nuevas sensaciones. Por tal razón, no es extraño que Mediaset acabara «relegando» a la más longeva de las series de la franquicia a Cuatro, una cadena que después de once años no termina de encontrar su propia personalidad. Aún valía para un horario de máxima audiencia, pero no para la cadena principal, de la misma forma que las reemisiones constantes de sus capítulos –y de las cabeceras dedicadas a los otros laboratorios criminalísticos, amén de Caso abierto- rellenan horas y horas de los canales pseudotemáticos de una TDT que nació muerta. Es en la heredera del fenecido Canal Plus que pudimos ver en abierto la resolución del último crimen abordado por el equipo nocturno del laboratorio de Criminalística de Las Vegas.

Caso cerrado se presenta como un episodio de hora y media de duración –el doble que uno normal, descontada la publicidad- en el que, con el fin de contentar a la afición, vuelven dos de los personajes más populares de la serie. Gill Grissom (William Petersen) que se había despedido de la misma al principio de la novena temporada y Catherine Willows (Marge Helgenberger) que había hecho lo propio tres años más tarde. El hecho de que varios personajes del equipo original hubieran dicho adiós y que la serie hubiera seguido adelante, da buena muestra de su solidez. Gary Dourdan (el problemático Warrick Brown) había abandonado la serie de forma definitiva, en tanto que Jorja Fox (Sara Sidle) lo había hecho temporalmente. La cabecera sobrevivió a la marcha del popular Grissom y de la carismática Willows, pero año tras año, el agotamiento se iba haciendo evidente. Las nuevas incorporaciones tenían «vida propia» y no eran sosias de las bajas producidas; los secundarios del laboratorio adquirieron protagonismo y la serie fue creciendo en su naturaleza coral, pero todo tiene un fin y en este caso, un caso de cierre.

La historia comienza cuando un caballero entra en el casino que pertenece por herencia a Willows y se inmola, causando varias muertes y múltiples destrozos. La implicación personal de Catherine provoca que esta retorne a Las Vegas para colaborar en las investigaciones. Las pesquisas –y un nuevo caso de inmolación, esta vez en un colegio- llevan al equipo a seguir la pista de una vieja conocida de sus integrantes y de la audiencia, la enigmática Lady Heather (Melinda Clarke). La antigua dominátrix y terapeuta sexual se ha cruzado en varias ocasiones en el camino de Grissom, por lo que este es convocado para ayudar a averiguar qué es lo que ha pasado y si su antigua ¿amiga? ¿amor? es la responsable de esos crímenes.

La historia presentada no deja de ser una versión extendida de un episodio cualquiera de la serie, y no precisamente de uno de los mejores. Al contrario de lo sucedido en el telefilme dirigido por Quentin Tarantino para cerrar la quinta temporada; al contrario de las elaboradas tramas para cerrar argumentos secundarios presentados en las temporadas centrales de la serie, Caso cerrado es un relato cuyo valor no es tanto intrínseco –que poco tiene- como de implicación en el hecho de que la historia final. Hay más interés en ver un nuevo capítulo del triángulo Sara-Grissom-Lady Heather que en la sucesión de bombarderos suicidas; hay más preocupación en ver cómo se despiden personajes que han estado en la caja tonta durante quince años que en volver a ver por enésima vez una trama que ha sido repetida hasta la saciedad, dentro y fuera de esta cabecera. Los personajes que retornan se hacen nuevamente con el control, dejando a los titulares finales un tanto relegados. Vuelve el antiguo capitán Jim Brass (Paul Guifoyle) que se había pasado a la seguridad privada; vuelve Lindsay, la hija de Willlows, que se paseaba por el laboratorio siendo niña y que ahora se presenta como una adulta en el inicio de su carrera profesional. D. B. Russell (Ted Danson) partirá hacia CSI: Cyber, dando un poco más de vida a su personaje; el doctor Al Robbins (Robert David Hall), Greg Sanders (Eric Szmanda), David Hodges (Wallace Langham), Morgan Brody (Elisabeth Harnois) o Henry Andrews (Jon Wellner) tienen el espacio justo para saludar. Igualmente, queda cerrada la transición de Conard Ecklie (Marc Vann) de capullo integral a elemento más o menos decente; quizá el hecho de haber alcanzado el ansiado puesto de poder haya apaciguado al trepa sin escrúpulos que se presentaba en las primeras temporadas. Quedan fuera Warrick Brown (asesinado), Julie «Finn» Finlay (Elisabeth Shue, cuyo personaje se da por fallecido) y Nick Stokes (George Eads, que abandonó la serie tras un altercado con uno de los guionistas). Un episodio doble no ha sido suficiente para cerrar todos esos pequeños cabos sueltos que quedaban pendientes.

La sensación final que deja tras de sí Caso cerrado es la de lo que pudo haber sido y no fue. Una serie con la historia de CSI merecía quizá un esfuerzo mayor para darle broche de oro, pero no deja de ser cierto que el agotamiento de las tramas quizá no daba para más. La última aventura ha sido más una concesión a la audiencia respecto al destino de los personajes que un relato policiaco. Con ella se cierra una exitosa franquicia (no, CSI: Cyber no cuenta y tampoco sabemos dónde está Alesia) hasta que algún ejecutivo avispado de esta era de los productores no especializados decida que hay que intentar reinventar y re-exprimir esta gallina de los huevos de oro.

  Dirección: Louis Shaw Milito Guión: Anthony E. Zuiker Música: John M. Keane Fotografía: Cort Fey Reparto: Ted Danson, Jorja Fox, Eric Szmanda, Robert David Hall, Wallace Langham, David Berman, Elisabeth Harnois, Jon Wellner, William Petersen, Marg Helgenberger Duración: 97 minutos Productora: Jerry Bruckheimer / CBS Television Studios País: Estados…
Guión - 6
Dirección - 7
Interpretación - 7.8
Interés - 6.9

6.9

Vosotros puntuáis: 8.7 ( 1 votos)
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Gusgus
Gusgus
Lector
21 noviembre, 2016 20:28

Esta, y sus congéneres de variopintas ciudades, fueron esas series que siempre me llamaron la atención pero nunca lo suficiente como para engancharme en ver un solo capitulo, creo que mi ración de crímenes se completa con Bones, La ley y el Orden y ahora con Conviction. Así que dejare que CSI duerma el sueño de los justos sin haber logrado nunca que terminara de ver un capitulo entero, y eso que lo intente…